sábado, octubre 31, 2009

13. " UN SIGNO DE GRANDEZA" (PALABRAS DE VIDA DEL GRAN MAESTRO) EGW

(Éste Capítulo Está Basado En San Lucas 18:9-14).

CRISTO dirigió la parábola del fariseo y del publicano a "unos que confiaban de sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros".

EL FARISEO SUBE AL TEMPLO A ADORAR, no porque sienta que es un pecador que necesita perdón, sino porque se cree justo, y espera ganar alabanzas. Considera su culto como un acto de mérito que lo recomendará a Dios.

AL MISMO TIEMPO, su culto dará a la gente un alto concepto de su piedad. Espera asegurarse el favor de Dios y del hombre. Su culto es impulsado por el interés propio.

Y ESTÁ LLENO DE ALABANZA PROPIA. Lo denota en su apariencia, en su forma de andar y en su forma de orar.

APARTÁNDOSE DE LOS DEMÁS, como para decir: "No te llegues a mí, que soy más santo que tú", Isaías 65:5.

SE PONE EN PIE Y ORA "CONSIGO". Con una completa satisfacción propia, piensa que Dios y los hombres lo consideran con la misma complacencia.

"DIOS, te doy gracias -dice-, que no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano". Juzga su carácter, comparándolo, no con el santo carácter de Dios, sino con el de otros hombres. Su mente se vuelve de Dios a la humanidad. Este es el secreto de su satisfacción propia.

SIGUE REPASANDO SUS BUENAS OBRAS: "Ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que poseo". La religión del fariseo no alcanza al alma. No está buscando la semejanza del carácter divino, un corazón lleno de amor 117 y misericordia. Está satisfecho con una religión que tiene que ver solamente con la vida externa. Su justicia es la suya propia, el fruto de sus propias obras, y juzgada por una norma humana.

CUALQUIERA QUE CONFÍE EN QUE ES JUSTO, Despreciará A Los Demás. Así como el fariseo se juzga comparándose con los demás hombres, juzga a otros comparándolos consigo. Su justicia es valorada por la de ellos, y cuanto peores sean, tanto más justo aparecerá él por contraste. Su justicia propia lo induce a acusar.

CONDENA A "LOS OTROS HOMBRES" como transgresores de la ley de Dios. Así está manifestando el mismo espíritu de Satanás, el acusador de los hermanos. Con este espíritu le es imposible ponerse en comunión con Dios. Vuelve a su casa desprovisto de la bendición divina.

EL PUBLICANO HABÍA IDO AL TEMPLO CON OTROS ADORADORES, pero pronto se apartó de ellos, sintiéndose indigno de unirse en sus devociones. Estando en pie lejos, "no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que hería su pecho" con amarga angustia y aborrecimiento propio. Sentía que había obrado contra Dios; que era pecador y sucio. No podía esperar misericordia, ni aun de los que lo rodeaban, porque lo miraban con desprecio.

SABÍA que no tenía ningún mérito que lo recomendara a Dios, y con una total desesperación clamaba: "Dios, sé propicio a mí pecador". No se comparaba con los otros. Abrumado por un sentimiento de culpa, estaba como si fuera solo en la presencia de Dios.

Su Único Deseo era el perdón y la paz, su único argumento era la misericordia de Dios.

Y Fue Bendecido. "Os digo -dice Cristo- que éste descendió a su casa justificado antes que el otro".

EL FARISEO Y EL PUBLICANO Representan Las Dos Grandes Clases En Que Se Dividen Los Que Adoran A Dios. Sus dos primeros representantes son los dos primeros niños que nacieron en el mundo.

CAÍN se creía justo, y sólo presentó a Dios una ofrenda de agradecimiento. No hizo ninguna confesión de pecado, y no reconoció ninguna necesidad de misericordia. 118

ABEL, en cambio, se presentó con la sangre que simbolizaba al Cordero de Dios. Lo hizo en calidad de pecador, confesando que estaba perdido; su única esperanza era el amor inmerecido de Dios.

Dios apreció la ofrenda de Abel, pero no tomó en cuenta a Caín ni a la suya.

LA SENSACIÓN de la necesidad, el reconocimiento de nuestra pobreza y pecado, es la primera condición para que Dios nos acepte. "Bienaventurados los pobres en espíritu: porque de ellos es el reino de los cielos". Mateo 5:3.

EN LA HISTORIA DEL APÓSTOL PEDRO hay una lección para cada una de las clases representadas por el fariseo y el publicano. Pedro se conceptuaba fuerte al comienzo de su discipulado. Como el fariseo, en su propia estima no era "como los otros hombres". Cuando Cristo, la víspera de ser traicionado, amonestó de antemano a sus discípulos: "Todos seréis escandalizados en mí esta noche", Pedro le dijo confiadamente: "Aunque todos sean escandalizados, mas no yo". Marcos 14:27,29.

Pedro no conocía el peligro que corría, y lo descarrió la confianza propia. Se creyó capaz de resistir la tentación; pero pocas horas después le vino la prueba, y con maldiciones y juramentos negó a su Señor.

Cuando el canto del gallo le hizo recordar las palabras de Cristo, sorprendido y emocionado por lo que acababa de hacer, se volvió y miró a su Maestro. En ese momento Cristo miró a Pedro, y éste se comprendió a sí mismo ante la triste mirada, en la que se mezclaban la compasión y el amor hacia él. Salió y lloró amargamente, pues aquella mirada de Cristo quebrantó su corazón. Pedro había llegado al punto de la conversión, y amargamente se arrepintió de su pecado. Fue semejante al publicano en su contrición y arrepentimiento, y como éste, también alcanzó misericordia. La mirada de Cristo le dio la seguridad del perdón.

ENTONCES DESAPARECIÓ SU CONFIANZA PROPIA. Nunca más se repitieron sus antiguas aseveraciones jactanciosas.

DESPUÉS DE SU RESURRECCIÓN, Cristo probó tres veces a 119 Pedro. "Simón, hijo de Jonás -le dijo-, ¿me amas más que éstos?" Pedro no se ensalzó entonces por encima de sus hermanos, sino que apeló a Aquel que podía leer su corazón. "Señor -dijo-, tú sabes todas las cosas; tú sabes que te amo". Juan 21:15,17.

ENTONCES RECIBIÓ SU COMISIÓN. Le fue designada una obra más amplia y delicada de la que le había tocado antes. Cristo le ordenó apacentar las ovejas y los corderos. Al confiar así a su mayordomía las almas por las cuales el Salvador había depuesto su propia vida, Cristo dio a Pedro la mayor prueba de confianza en su rehabilitación.

El Discípulo Que Una Vez Fuera Inquieto, Jactancioso, lleno de confianza propia, se había vuelto sumiso y contrito. Desde entonces siguió a su Señor con abnegación y sacrificio propio. Participó de los sufrimientos de Cristo; y cuando Cristo se siente en el trono de su gloria, Pedro participará de su gloria.

HOY DÍA El Mal Que Provocó La Caída De Pedro Y Que Apartó Al Fariseo De La Comunión Con Dios, Está Ocasionando La Ruina De Millares. 

No Hay Nada Que Ofenda Tanto A Dios, O Que Sea Tan Peligroso Para El Alma Humana, Como El Orgullo Y La Suficiencia Propia. De Todos Los Pecados Es El Más Desesperado, El Más Incurable.

LA CAÍDA DE PEDRO No Fue Instantánea, Sino Gradual. La Confianza Propia Lo Indujo A Creer Que Estaba Salvado, Y Dio Paso Tras Paso En El Camino Descendente Hasta Que Pudo Negar A Su Maestro.

NUNCA podemos con seguridad poner la confianza en el yo, ni tampoco, estando, como nos hallamos, fuera del cielo, hemos de sentir que nos encontramos seguros contra la tentación.

NUNCA Debe Enseñarse A Los Que Aceptan Al Salvador, Aunque Sean Sinceros En Su Conversión, A Decir O Sentir Que Están Salvados. Eso Es Engañoso.

DEBE ENSEÑARSE a todos a acariciar la esperanza y la fe; pero aun cuando nos entregamos a Cristo y sabemos que él nos acepta, no estamos fuera del alcance 120 de la tentación.

LA PALABRA DE DIOS DECLARA: "Muchos serán limpios, y emblanquecidos, y purificados". Daniel 12:10. Sólo el que soporte la prueba, "recibirá la corona de vida". Santiago 1:12.

LOS QUE ACEPTAN A CRISTO y dicen en su primera fe: "Soy salvo", están en peligro de confiar en sí mismos. Pierden de vista su propia debilidad y constante necesidad de la fortaleza divina. No están preparados para resistir los ardides de Satanás, y cuando son tentados, muchos, como Pedro, caen en las profundidades del pecado. Se nos amonesta: "El que piensa estar firme, mire no caiga". 1 Cor. 10:12.

NUESTRA ÚNICA SEGURIDAD está en desconfiar constantemente de nosotros mismos y confiar en Cristo.

FUE NECESARIO que Pedro conociera sus propios defectos de carácter, y su necesidad del poder y la gracia de Cristo. El Señor no podía librarlo de la prueba, pero sí podía salvarlo de la derrota.

SI PEDRO hubiese estado dispuesto a recibir la amonestación de Cristo, hubiera velado en oración. Habría caminado con temor y temblor para que sus pies no tropezaran, y habría recibido la ayuda divina para que Satanás no venciera.

PEDRO CAYÓ DEBIDO A SU SUFICIENCIA PROPIA; y fue restablecido de nuevo debido a su arrepentimiento y humillación.

TODO PECADOR ARREPENTIDO puede encontrar estímulo en el relato de este caso. Pedro no fue abandonado, aunque había pecado gravemente. Sobre su alma se habían grabado las palabras de Cristo: "Yo he rogado por ti que tu fe no falte". Lucas 22:32.

En la amarga agonía de su remordimiento le dieron esperanza esa oración y el recuerdo de la mirada de amor y piedad de Cristo. Cristo se acordó de Pedro después de su resurrección y le dio al ángel el mensaje para las mujeres: "Id, decid a sus discípulos y a Pedro, que él va antes que vosotros a Galilea: allí le veréis". Marcos 16:7.

EL ARREPENTIMIENTO DE PEDRO fue aceptado por el Salvador que perdona los pecados. Y la misma compasión que se prodigó para rescatar a 121 Pedro, se extiende a cada alma que ha caído bajo la tentación.

LA TRETA ESPECIAL DE SATANÁS es inducir al hombre a pecar, y luego abandonarlo impotente y temblando, temeroso de buscar el perdón. Pero, ¿por qué hemos de temer, cuando Dios ha dicho: "Echen mano esos enemigos de mi fortaleza, y hagan paz conmigo. ¡Sí, que hagan paz conmigo!"? Isaías 27:5.

Se Ha Hecho Toda La Provisión Posible Para Nuestras Debilidades; Se Ofrece Todo Estímulo A Los Que Van A Cristo.

CRISTO OFRECIÓ SU CUERPO QUEBRANTADO para comprar de nuevo la herencia de Dios, a fin de dar al hombre otra oportunidad. "Por lo cual puede también salvar eternamente a los que por él se allegan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos". Hebreos 7:25.

CRISTO Intercede Por La Raza Perdida Mediante Su Vida Inmaculada, su obediencia y su muerte en la cruz del Calvario. Y ahora, no como un mero suplicante, intercede por nosotros el Capitán de nuestra salvación, sino como un Conquistador que reclama su victoria.

SU OFRENDA ES COMPLETA, y como Intercesor nuestro ejecuta la obra que él mismo se señaló, sosteniendo delante de Dios el incensario que contiene sus méritos inmaculados y las oraciones, las confesiones y las ofrendas de agradecimiento de su pueblo. Ellas, perfumadas con la fragancia de la justicia de Cristo, ascienden hasta Dios en olor suave. La ofrenda se hace completamente aceptable, y el perdón cubre toda transgresión.

CRISTO SE ENTREGÓ A Sí Mismo Para Ser Nuestro Sustituto Y Nuestra Seguridad, Y No Descuida A Nadie. Él no podría ver a los seres humanos expuestos a la ruina eterna sin derramar su alma hasta la muerte en favor de ellos, y considerará con piedad y compasión a toda alma que comprenda que no puede salvarse a sí misma.

NO MIRARÁ A NINGÚN SUPLICANTE TEMBLOROSO SIN LEVANTARLO. El que mediante su propia expiación proveyó para el hombre un caudal infinito de poder moral, no dejará de emplear ese poder en nuestro 122 favor. Podemos llevar nuestros pecados y tristezas a sus pies, pues él nos ama. Cada una de sus miradas y palabras estimulan nuestra confianza. El conformará y modelará nuestro carácter de acuerdo con su propia voluntad.

TODAS las fuerzas satánicas no tienen poder para vencer a un alma que con fe sencilla se apoya en Cristo. "El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas". Isaías 40:29.

"Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad". 1 Juan 1:9;

EL SEÑOR DICE: "Conoce empero tu maldad, porque contra Jehová tu Dios has prevaricado". "Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiado de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos, os limpiaré".  Jeremías 3:13; Ezequiel 36:25.

PERO DEBEMOS TENER UN CONOCIMIENTO DE NOSOTROS MISMOS, un conocimiento que nos lleve a la contrición, antes de que podamos encontrar perdón y paz. El fariseo no sentía ninguna convicción de pecado. El Espíritu Santo no podía obrar en él. Su alma estaba revestida de una armadura de justicia propia que no podía ser atravesada por los aguzados y bien dirigidos dardos de Dios arrojados por manos angélicas.

CRISTO Puede Salvar Únicamente Al Que Reconoce Que Es Pecador. El vino "para sanar a los quebrantados de corazón; para pregonar a los cautivos libertad, y a los ciegos vista; para poner en libertad a los quebrantados". Pero "los que están sanos no necesitan médico". Lucas 4:18; 5:31.

DEBEMOS conocer nuestra verdadera condición, pues de lo contrario no sentiremos nuestra necesidad de la ayuda de Cristo.

DEBEMOS comprender nuestro peligro, pues si no lo hacemos, no huiremos al refugio.

DEBEMOS sentir el dolor de nuestras heridas, o no desearemos curación.

El Señor dice: "Porque tú dices: Yo soy rico, y estoy enriquecido y no tengo necesidad de ninguna cosa; y no conoces que tú eres un cuitado y miserable y pobre y ciego y desnudo; yo te amonesto que de mí compres oro afinado 123 en fuego, para que seas hecho rico, y seas vestido de vestiduras blancas, para que no se descubra la vergüenza de tu desnudez, y unge tus ojos con colirio, para que veas". Apoc. 3:17,18.

EL ORO afinado en el fuego es la fe que obra por el amor. Sólo esto puede ponernos en armonía con Dios. Podemos ser activos, podemos hacer mucha obra; pero sin amor, un amor tal como el que moraba en el corazón de Cristo, nunca podremos ser contados en la familia del cielo.

NINGÚN HOMBRE por sí mismo puede comprender sus errores. "Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?" Jeremías 17:9.

QUIZÁ LOS LABIOS expresen una pobreza de alma que no reconoce el corazón. Mientras se habla a Dios de pobreza de espíritu, el corazón quizá está henchido con la presunción de su humildad superior y justicia exaltada.

HAY Una Sola Forma en que podemos obtener un verdadero conocimiento del yo.

DEBEMOS contemplar a Cristo. La ignorancia de su vida y su carácter induce a los hombres a exaltarse en su justicia propia.

CUANDO Contemplemos Su Pureza Y Excelencia, veremos nuestra propia debilidad, nuestra pobreza y nuestros defectos tales cuales son. Nos veremos perdidos y sin esperanza, vestidos con la ropa de la justicia propia, como cualquier otro pecador.

VEREMOS que si alguna vez nos salvamos, no será por nuestra propia bondad, sino por la gracia infinita de Dios.

LA ORACIÓN del publicano fue oída porque mostraba una dependencia que se esforzaba por asirse del Omnipotente.

EL YO no era sino vergüenza para el publicano.

Así también debe ser para todos los que buscan a Dios. Por fe, la fe que renuncia a toda confianza propia, el necesitado suplicante ha de aferrarse del poder infinito.

NINGUNA ceremonia exterior puede reemplazar a la fe sencilla y a la entera renuncia al yo.

PERO NINGÚN HOMBRE puede despojarse del yo por sí mismo. Sólo podemos consentir que Cristo haga esta obra.

ENTONCES el lenguaje del 124 alma será: Señor, toma mi corazón; porque yo no puedo dártelo. Es tuyo, manténlo puro, porque yo no puedo mantenerlo por ti. Sálvame a pesar de mi yo, mi yo débil y desemejante a Cristo.  Modélame, fórmame, elévame a una atmósfera pura y santa, donde la rica corriente de tu amor pueda fluir por mi alma.

NO SÓLO al comienzo de la vida cristiana ha de hacerse esta renuncia al yo. Ha de renovársela a cada paso que se dé hacia el cielo.

TODAS nuestras buenas obras dependen de un poder que está fuera de nosotros. Por lo tanto, debe haber un continuo anhelo del corazón en pos de Dios, y una continua y ferviente confesión de los pecados que quebrante el corazón y humille el alma delante de él. Únicamente podemos caminar con seguridad mediante una constante renuncia al yo y dependencia de Cristo.

MIENTRAS MÁS NOS ACERQUEMOS A JESÚS, y más claramente apreciemos la pureza de su carácter, más claramente discerniremos la excesiva pecaminosidad del pecado, y menos nos sentiremos inclinados a ensalzarnos a nosotros mismos.

Aquellos A Quienes El Cielo Reconoce Como Santos Son Los Últimos En Alardear De Su Bondad.

EL APÓSTOL PEDRO llegó a ser fiel ministro de Cristo, y fue grandemente honrado con la luz y el poder divinos; tuvo una parte activa en la formación de la iglesia de Cristo; pero Pedro nunca olvidó la terrible vicisitud de su humillación; su pecado fue perdonado; y sin embargo, él bien sabía que para la debilidad de carácter que había ocasionado su caída sólo podía valer la gracia de Cristo. No encontraba en sí mismo nada de que gloriarse.

Ninguno De Los Apóstoles O Profetas Pretendió Jamás Estar Sin Pecado.

LOS HOMBRES QUE HAN VIVIDO MÁS CERCA DE DIOS, que han estado dispuestos a sacrificar la vida misma antes que cometer a sabiendas una acción mala, los hombres a los cuales Dios había honrado con luz y poder divinos, han confesado la pecaminosidad de su propia 125 naturaleza.

NO HAN PUESTO SU CONFIANZA EN LA CARNE, no han pretendido tener ninguna justicia propia, sino que han confiado plenamente en la justicia de Cristo. Así harán todos los que contemplen a Cristo.

EN CADA PASO QUE DEMOS EN LA VIDA CRISTIANA, se ahondará nuestro arrepentimiento. A aquellos a quienes el Señor ha perdonado y a quienes reconoce como su pueblo, él les dice: "Os acordaréis de vuestros malos caminos, y de vuestras obras que no fueron buenas; y os avergonzaréis de vosotros mismos por vuestras iniquidades". Ezequiel 36:31.

Otra Vez Él Dice: "Confirmaré mi pacto contigo, y sabrás que yo soy Jehová; para que te acuerdes, y te avergüences, y nunca más abras la boca a causa de tu vergüenza, cuando me aplacare para contigo de todo lo que hiciste, dice el Señor Jehová". Ezequiel 16:62,63. 

ENTONCES NUESTROS LABIOS NO SE ABRIRÁN EN GLORIFICACIÓN PROPIA. Sabremos que únicamente Cristo es nuestra suficiencia. Haremos nuestra la confesión del apóstol: "Yo sé que en mí (es a saber, en mi carne) no mora el bien". "Lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo." Rom. 7:18; Gal. 6:14.

EN ARMONÍA CON ESTO SE DA LA ORDEN: "Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor; porque Dios es el que en vosotros obra así el querer como el hacer, por su buena voluntad". Filipenses 2:12,13. Dios no os manda temer que él dejará de cumplir sus promesas, que se cansará su paciencia, o que llegará a faltar su compasión.

TEMED que vuestra voluntad no sea mantenida sujeta a la de Cristo, que nuestros rasgos de carácter hereditarios y cultivados rijan vuestra vida. "Dios es el que en vosotros obra así el querer como el hacer, por su buena voluntad".

TEMED que el yo se interponga entre vuestra alma y el gran Artífice.

TEMED que la voluntad propia malogre el elevado propósito que Dios desea alcanzar mediante vosotros.

TEMED confiar en vuestra propia fuerza, temed retirar vuestra mano de la mano de Cristo, 126 e intentar recorrer el camino de la vida sin su presencia constante.

DEBEMOS EVITAR TODO LO QUE ESTIMULE EL ORGULLO Y LA SUFICIENCIA PROPIA; por lo tanto, debemos estar apercibidos para no dar ni recibir lisonjas o alabanzas.

LA ADULACIÓN ES OBRA DE SATANÁS. Él se ocupa tanto en adular como en acusar y condenar, y así procura la ruina del alma.

LOS QUE ALABAN A LOS HOMBRES son usados como agentes por Satanás. Alejen de sí las palabras de alabanza los obreros de Cristo. Sea ocultado el yo.

SÓLO CRISTO DEBE SER EXALTADO. Diríjase todo ojo, y ascienda alabanza de todo corazón "al que nos amó, y nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre". Apoc. 1:5.

LA VIDA que abriga el temor de Jehová no será una vida de tristeza y oscuridad. La ausencia de Cristo es la que entristece el semblante y hace de la vida una peregrinación de suspiros.

Los Que Están Llenos De Estima Y Amor Propios No Sienten La Necesidad De Una Unión Viviente Y Personal Con Cristo.

EL CORAZÓN Que No Ha Caído Sobre La Roca Está Orgulloso De Estar Entero.

LOS HOMBRES DESEAN UNA RELIGIÓN DIGNIFICADA. Desean seguir por un camino suficientemente ancho como para llevar por él sus propios atributos. Su amor propio, su amor a la popularidad y a la alabanza excluyen al Salvador de su corazón, y sin él hay oscuridad y tristeza. Pero Cristo al morar en el alma es una fuente de gozo. Para todos los que lo reciben, la nota tónica de la Palabra de Dios es el regocijo.

"Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados". Isaías 57:15.

FUE cuando estuvo oculto en la hendidura de la roca cuando Moisés contempló la gloria de Dios. Cuando nos ocultemos en la Roca hendida, será cuando Cristo nos 127 cubrirá con su mano traspasada, y oiremos lo que el Señor dice a sus siervos. A nosotros, como a Moisés, Dios se revelará como "misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en benignidad y verdad; que guarda la misericordia en millares, que perdona la iniquidad, la rebelión, y el pecado". Éxodo 34:6,7.

LA OBRA DE LA REDENCIÓN implica consecuencias de las cuales es difícil que el hombre tenga concepto alguno. "Cosas que ojo no vio, ni oreja oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que ha Dios preparado para aquellos que le aman". 1 Cor. 2:9.

Cuando el pecador, atraído por el poder de Cristo, se acerca a la cruz levantada y se postra delante de ella, se realiza una nueva creación. Se le da un nuevo corazón; llega a ser una nueva criatura en Cristo Jesús. La santidad encuentra que no hay nada más que requerir. Dios mismo es "el que justifica al que es de la fe de Jesús". Y "a los que justificó, a éstos también glorificó". Rom. 3:26; 8:30.

Si bien es cierto que son grandes la vergüenza y la degradación producidas por el pecado, aún mayores serán el honor y la exaltación mediante el amor redentor. A los seres humanos que se esfuerzan por estar en conformidad con la imagen divina, se les imparte algo del tesoro celestial, una excelencia de poder que los colocará aun por encima de los ángeles que nunca han caído.

"Así ha dicho Jehová, Redentor de Israel, el Santo suyo, al menospreciado de alma, al abominado de las gentes... Verán reyes, y levantaránse príncipes, y adorarán por Jehová; porque fiel es el Santo de Israel, el cual te escogió". Isaías 49:7. "Porque cualquiera que se ensalza, será humillado; y el que se humilla, será ensalzado".  129


12. " CÓMO AUMENTAR LA FE Y LA CONFIANZA" (PALABRAS DE VIDA DEL GRAN MAESTRO)

(Éste Capítulo Está Basado En San Lucas 11:1-13).

CRISTO estaba continuamente recibiendo del Padre a fin de poder impartírnoslo. "La palabra que habéis oído -dijo él-, no es mía, sino del Padre que me envió". "El Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir." Juan 14:24; Mateo 20:28.

ÉL VIVIÓ, PENSÓ Y ORÓ, NO PARA SÍ MISMO, SINO PARA LOS DEMÁS. De las horas pasadas en comunión con Dios él volvía mañana tras mañana, para traer la luz del cielo a los hombres.

DIARIAMENTE recibía un nuevo bautismo del Espíritu Santo. En las primeras horas del nuevo día, Dios lo despertaba de su sueño, y su alma y sus labios eran ungidos con gracia para que pudiese impartir a los demás.

SUS PALABRAS le eran dadas frescas de las cortes del cielo para que las hablase en sazón al cansado y oprimido. Él dice: "El Señor Jehová me dio lengua de sabios, para saber hablar en sazón palabra al cansado; despertará de mañana, despertaráme de mañana oído, para que oiga como los sabios". Isaías 50:4.

LOS DISCÍPULOS DE CRISTO ESTABAN MUY IMPRESIONADOS POR SUS ORACIONES Y POR SU HÁBITO DE COMUNICACIÓN CON DIOS. Un día, tras una corta ausencia del lado de su Señor, lo encontraron absorto en una súplica. Al parecer inconsciente de su presencia, él siguió orando en voz alta.  Los corazones de los discípulos quedaron profundamente conmovidos.

CUANDO TERMINÓ DE ORAR, exclamaron: "Señor, enséñanos a orar". 106 En respuesta repitió el Padrenuestro, como lo había dado en el Sermón de la Montaña. Y luego, en una parábola, ilustró la lección que deseaba enseñarles.

"¿QUIÉN de vosotros -les dijo- tendrá un amigo, e irá a él a media noche, y le dirá: Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha venido a mí de camino, y no tengo qué ponerle delante; y el de dentro respondiendo dijere: No me seas molesto; la puerta está ya cerrada, y mis niños están conmigo en cama; no puedo levantarme, y darte?  Os digo, que aunque no se levante a darle por ser su amigo, cierto por su importunidad se levantará, y le dará todo lo que habrá menester".

AQUÍ CRISTO PRESENTA AL POSTULANTE PIDIENDO PARA PODER DAR DE NUEVO. Debía obtener pan, o no podría suplir las necesidades del viajero que llegaba cansado, en tardías horas de la noche. Aunque su vecino no esté dispuesto a ser molestado, no desistirá de pedir; su amigo debe ser aliviado; y por fin su importunidad es recompensada; sus necesidades son suplidas.

DE LA MISMA MANERA, los discípulos habían de buscar las bendiciones de Dios. Mediante la alimentación de la multitud y el sermón sobre el pan del cielo, Cristo les había revelado la obra que harían como representantes suyos. Habían de dar el pan de vida a la gente. Aquel que había señalado su obra, vio cuán a menudo su fe sería probada. Con frecuencia se verían en situaciones inesperadas, y se darían cuenta de su humana insuficiencia.

LAS ALMAS que estuvieran hambrientas del pan de vida vendrían a ellos, y ellos se sentirían destituidos y sin ayuda. Debían recibir alimento espiritual, o no tendrían nada para impartir. Pero no habían de permitir que ningún alma volviese sin ser alimentada.

CRISTO LES DIRIGE A LA FUENTE DE ABASTECIMIENTO. El Hombre Cuyo Amigo Vino Pidiéndole Hospedaje, aun a la hora inoportuna de la medianoche, no lo hizo volver. No tenía nada para poner delante de él, pero se dirigió a 107 uno que tenía alimento, y presentó con instancias su pedido, hasta que el vecino suplió su necesidad.

Y DIOS, que ha enviado a sus siervos a alimentar a los hambrientos, ¿no suplirá sus necesidades para su propia obra?

Pero El Vecino Egoísta de la parábola no representa el carácter de Dios.

LA LECCIÓN Se Deduce, No Por Comparación, Sino Por Contraste. Un hombre egoísta concederá un pedido urgente, a fin de librarse de quien perturba su descanso. Pero Dios se deleita en dar. Está lleno de misericordia, y anhela conceder los pedidos de aquellos que vienen a él con fe. Nos da para que podamos ministrar a los demás, y así llegar a ser como él.

CRISTO DECLARA: "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y os será abierto. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se abre".

El Salvador continúa: "¿Y cuál padre de vosotros, si su hijo le pidiere pan, le dará una piedra? o, si pescado, ¿en lugar de pescado le dará una serpiente? O, si le pidiere un huevo, ¿le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que lo pidieren de él?"

PARA FORTALECER NUESTRA CONFIANZA EN DIOS, Cristo nos enseña a dirigirnos a él con un nuevo nombre, un nombre entretejido con las asociaciones más caras del corazón humano.

NOS CONCEDE EL PRIVILEGIO DE LLAMAR AL DIOS INFINITO NUESTRO PADRE. Este nombre, pronunciado cuando le hablamos a él y cuando hablamos de él, es una señal de nuestro amor y confianza hacia él, y una prenda de la forma en que él nos considera y se relaciona con nosotros. Pronunciado cuando pedimos un favor o una bendición, es una música en sus oídos. A fin de que no consideráramos una presunción el llamarlo por este nombre, lo repitió en renovadas ocasiones. El desea que lleguemos a familiarizarnos con este apelativo. 108

DIOS NOS CONSIDERA SUS HIJOS. Nos ha redimido del mundo abandonado, y nos ha escogido para que lleguemos a ser miembros de la familia real, hijos e hijas del Rey del cielo. Nos invita a confiar en él con una confianza más profunda y más fuerte que aquella que un hijo deposita en un padre terrenal. Los padres aman a sus hijos, pero el amor de Dios es más grande, más amplio, más profundo de lo que al amor humano le es posible ser. Es inconmensurable.

LUEGO, si los padres terrenales saben dar buenas dádivas a sus hijos, ¿cuánto más nuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?

Las lecciones de Cristo con respecto a la oración deben ser cuidadosamente consideradas.

HAY una ciencia divina en la oración, y la ilustración de Cristo presenta un principio que todos necesitamos comprender.

DEMUESTRA lo que es el verdadero espíritu de oración, enseña la necesidad de la perseverancia al presentar a Dios nuestras peticiones, y nos asegura que él está dispuesto a escucharnos y a contestar la oración.

NUESTRAS ORACIONES no han de consistir en peticiones egoístas, meramente para nuestro propio beneficio. Hemos de pedir para poder dar. El principio de la vida de Cristo debe ser el principio de nuestra vida. "Por ellos -dijo Cristo, refiriéndose a sus discípulos- yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en verdad." Juan 17:19.

LA MISMA DEVOCIÓN, la misma abnegación, la misma sujeción a las declaraciones de la Palabra de Dios que se manifestaron en Cristo, deben verse en sus siervos.

“NUESTRA Misión En El Mundo No Es Servirnos O Agradarnos A Nosotros Mismos”. Hemos de glorificar a Dios cooperando con él para salvar a los pecadores. Debemos pedir bendiciones a Dios para poder comunicarlas a los demás. La capacidad de recibir es preservada únicamente impartiendo. No podemos continuar recibiendo tesoros celestiales sin comunicarlos a aquellos que nos rodean. 109

EN LA PARÁBOLA, el postulante fue rechazado repetidas veces, pero no desistió de su propósito. Así nuestras oraciones no siempre parecen recibir una inmediata respuesta; pero Cristo enseña que no debemos dejar de orar.

LA ORACIÓN NO TIENE POR OBJETO OBRAR ALGÚN CAMBIO EN DIOS, sino ponernos en armonía con Dios. Cuando le pedimos algo, tal vez vea que necesitamos investigar nuestros corazones y arrepentirnos del pecado. Por lo tanto, nos hace pasar por una prueba, nos hace pasar por la humillación, a fin de que veamos lo que impide la obra de su Santo Espíritu por medio de nosotros.

EL CUMPLIMIENTO DE LAS PROMESAS DE DIOS ES CONDICIONAL, y la oración no ocupará nunca el lugar del deber. "Si me amáis -dice Cristo-, guardad mis mandamientos". "El que tiene mis mandamientos, y los guarda, aquel es el que me ama; y el que me ama, será amado de mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él". Juan 14:15,21.

AQUELLOS QUE PRESENTAN SUS PETICIONES ANTE DIOS, Invocando Su Promesa, Mientras No Cumplen Con Las Condiciones, insultan a Jehová. Invocan el nombre de Cristo como su autoridad para el cumplimiento de la promesa, pero no hacen las cosas que demostrarían fe en Cristo y amor por él.

MUCHOS NO ESTÁN CUMPLIENDO LAS CONDICIONES DE ACEPTACIÓN POR EL PADRE. Necesitamos examinar detenidamente las disposiciones que se han hecho para aproximarnos a Dios. Si somos desobedientes, traemos al Señor un pagaré para que él lo haga efectivo cuando no hemos cumplido las condiciones que lo harían pagadero a nosotros.

PRESENTAMOS A DIOS SUS PROMESAS y le pedimos que las cumpla, cuando, al hacerlo, él deshonraría su propio nombre.

LA PROMESA ES: "Si estuvierais en mí, y mis palabras estuvieron en vosotros, pedid todo lo que quisierais, y os será hecho". Juan 15:7.

Y JUAN DECLARA: "Y en esto sabemos que nosotros le hemos conocido, si guardamos sus mandamientos. El que dice, yo le he conocido, y no guarda sus 110 mandamientos, el tal es mentiroso, y no hay verdad en él, más el que guarda su palabra, la caridad de Dios está verdaderamente perfecta en él". 1 Juan 2:3-5.

UNO DE LOS ÚLTIMOS MANDAMIENTOS QUE CRISTO DIERA A SUS DISCÍPULOS FUE: "Que os améis los unos a los otros: como os he amado". Juan 13:34. ¿Estamos obedeciendo este mandato, o estamos condescendiendo con rasgos de carácter hirientes y no cristianos? Si de alguna forma hemos agraviado o herido a otros, es nuestro deber confesar nuestra falta y buscar la reconciliación. Esta es una condición esencial para que podamos presentarnos a Dios con fe y pedir su bendición.

HAY OTRO ASUNTO DEMASIADO A MENUDO DESCUIDADO POR LOS QUE BUSCAN AL SEÑOR EN ORACIÓN. ¿Habéis sido honrados con Dios? El Señor declara mediante el profeta Malaquías: "Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis.  Tornaos a mí, y yo me tornaré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de tornar? ¿Robará el hombre a Dios?  Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado?  Los diezmos y las primicias". Malaquías 3:7,8.

COMO DADOR DE TODAS LAS BENDICIONES, Dios reclama una porción determinada de todo lo que poseemos. Esta es la provisión que él ha hecho para sostener la predicación del Evangelio. Y debemos demostrar nuestro aprecio por sus dones devolviendo esto a Dios. Pero si retenemos lo que le pertenece a él, ¿cómo podemos pretender sus bendiciones? Si somos mayordomos infieles en las cosas terrenales, ¿cómo podemos esperar que él nos confíe las celestiales?

Puede Ser Que Aquí Se Encuentre El Secreto De La Oración No Contestada.

PERO EL SEÑOR, EN SU GRAN MISERICORDIA, está listo para perdonar, y dice: "Traed todos los diezmos al alfolí, y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto... si no os abriré las ventanas de los cielos, y vaciaré sobre vosotros 111 bendición hasta que sobreabunde. Increparé también por vosotros al devorador, y no os corromperá el fruto de la tierra; ni vuestra vid en el campo abortará...Y todas las gentes os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos". Malaquías 3:10-12.

TAL OCURRE CON TODOS LOS DEMÁS REQUERIMIENTOS DE DIOS. Todos sus dones son prometidos a condición de la obediencia. Dios tiene un cielo lleno de bendiciones para los que cooperen con él. Todos los que le obedezcan pueden con confianza reclamar el cumplimiento de sus promesas.

Pero debemos mostrar una confianza firme y sin rodeos en Dios. A menudo él tarda en contestarnos para probar nuestra fe o la sinceridad de nuestro deseo. Al pedir de acuerdo con su Palabra, debemos creer su promesa y presentar nuestras peticiones con una determinación que no será denegada.

DIOS NO DICE: PEDID UNA VEZ Y RECIBIRÉIS. Él nos ordena que pidamos. Persistid incansablemente en la oración. El pedir con persistencia hace más ferviente la actitud del postulante, y le imparte un deseo mayor de recibir las cosas que pide. Cristo le dijo a Marta junto a la tumba de Lázaro: "Si creyeres, verás la gloria de Dios". Juan 11:40.

Pero muchos no tienen una fe viva. Esta es la razón por la cual no ven más del poder de Dios. Su debilidad es el resultado de su incredulidad. Tienen más fe en su propio obrar que en el obrar de Dios en favor de ellos.

Ellos se encargan de cuidarse a sí mismos. Hacen planes y proyectos, pero oran poco, y tienen poca confianza verdadera en Dios. Piensan que tienen fe, pero es sólo el impulso del momento. Dejan de comprender su propia necesidad, y lo dispuesto que está Dios a dar; no perseveran en mantener sus pedidos ante el Señor.

NUESTRAS ORACIONES han de ser tan fervorosas y persistentes como lo fue la del amigo necesitado que pidió pan a media noche. Cuanto más fervorosa y constantemente 112 oremos, tanto más íntima será nuestra unión espiritual con Cristo. Recibiremos bendiciones acrecentadas, porque tenemos una fe acrecentada.

NUESTRA PARTE CONSISTE EN ORAR Y CREER. Velad en oración. Velad, y cooperad con el Dios que oye la oración. Recordad que "coadjutores somos de Dios". 1 Cor. 3:9.

HABLAD Y OBRAD DE ACUERDO CON VUESTRAS ORACIONES. Significará para vosotros una infinita diferencia el que la prueba demuestre que vuestra fe es genuina, o revele que vuestras oraciones son sólo una forma.

CUANDO SE SUSCITAN PERPLEJIDADES Y SURGEN DIFICULTADES, no busquéis ayuda en la humanidad. Confiadlo todo a Dios.

LA PRÁCTICA DE HABLAR DE NUESTRAS DIFICULTADES A OTROS, únicamente nos debilita, y no les reporta a los demás ninguna fuerza. Ello hace que la carga de nuestras flaquezas espirituales descanse sobre ellos, y éstas son cosas que ellos no pueden aliviar. Buscamos la fuerza del hombre errante y finito, cuando podríamos tener la fuerza del Dios infalible e infinito.

No necesitáis ir hasta los confines de la tierra para buscar sabiduría, pues Dios está cerca.

No son las capacidades que poseéis hoy, o las que tendréis en lo futuro, las que os darán éxito. Es lo que el Señor puede hacer por vosotros.

NECESITAMOS Tener Una Confianza Mucho Menor En Lo Que El Hombre Puede Hacer, Y Una Confianza Mucho Mayor En Lo Que Dios Puede Hacer Por Cada Alma Que Cree.

EL ANHELA Que Extendáis Hacia Él La Mano De La Fe.

ANHELA que esperéis grandes cosas de él.

ANHELA daros inteligencia así en las cosas materiales como en las espirituales. Él puede aguzar el intelecto. Puede impartir tacto y habilidad.

EMPLEAD vuestros talentos en el trabajo; pedid a Dios sabiduría, y os será dada.

HACED De La Palabra De Cristo Vuestra Seguridad. ¿No os ha invitado a ir a él?

NUNCA OS PERMITÁIS HABLAR de una manera descorazonada y desesperada. Si lo hacéis perderéis mucho.

MIRANDO LAS APARIENCIAS, Y QUEJÁNDOOS cuando 113 vienen las dificultades y premuras, revelaréis una fe enferma y débil.

HABLAD Y OBRAD COMO SI VUESTRA FE FUERA INVENCIBLE. El Señor es rico en recursos: el mundo le pertenece. Mirad al cielo con fe. Mirad a Aquel que posee luz, poder y eficiencia.

HAY EN LA FE GENUINA UN BIENESTAR, una firmeza de principios y una invariabilidad de propósito que ni el tiempo ni las pruebas pueden debilitar. "Los mancebos se fatigan y se cansan, los mozos flaquean y caen: más los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán las alas como águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán". Isaías 40:30,31. RV 1909

HAY MUCHOS QUE ANHELAN AYUDAR A OTROS, pero sienten que no tienen fuerza o luz espiritual que impartir.

PRESENTEN Ellos Sus Peticiones Ante El Trono De La Gracia.

ROGAD POR EL ESPÍRITU SANTO. Dios respalda cada promesa que ha hecho. Con vuestra Biblia en la mano, decid: Yo he hecho como tú has dicho. Presento tu promesa: "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y os será abierto".

No solamente debemos orar en el nombre de Cristo, sino por la inspiración del Espíritu Santo. Esto explica lo que significa el pasaje que dice que "el mismo Espíritu pide por nosotros con gemidos indecibles". Romanos 8:26.

DIOS SE DELEITA EN CONTESTAR TAL ORACIÓN. Cuando con fervor e intensidad expresamos una oración en el nombre de Cristo, hay en esa misma intensidad una prenda de Dios que nos asegura que él está por contestar nuestra oración "mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos". Efesios 3:20.

CRISTO DIJO: "Todo lo que orando pidiereis, creed que lo recibiréis, y os vendrá". "Todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, esto haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo". Marcos 11:24; Juan 14:13.

Y EL AMADO JUAN, por la inspiración del Espíritu Santo, dice con gran claridad y certeza: "Si demandáremos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que demandáremos, 114 sabemos que tenemos las peticiones que le hubiéremos demandado". 1Juan 5:14,15.

Presentad, Pues, Vuestra Petición Ante El Padre En El Nombre De Jesús. Dios Honrará Tal Nombre.

EL ARCO IRIS rodea el trono como una seguridad de que Dios es verdadero, que en él no hay mudanza ni sombra de variación. Hemos pecado contra él, y somos indignos de su favor; sin embargo, él mismo ha puesto en nuestros labios la más maravillosa de las súplicas: "Por amor de tu nombre no nos deseches, ni trastornes el trono de tu gloria: acuérdate, no invalides tu pacto con nosotros". Jeremías 14:21.

CUANDO VENIMOS a él confesando nuestra indignidad y pecado, él se ha comprometido a atender nuestro clamor. Él honor de su trono está empeñado en el cumplimiento de la palabra que nos ha dado.

A Semejanza De Aarón, que simbolizaba a Cristo, nuestro Salvador lleva los nombres de todos sus hijos sobre su corazón en el lugar santo.  Nuestro gran sumo sacerdote recuerda todas las palabras por medio de las cuales nos ha animado a confiar.

Nunca Olvida Su Pacto. Todo el que pida recibirá. A todo el que llame se le abrirá.

NO SE PRESENTARÁ LA EXCUSA: No me seas molesto; la puerta está ya cerrada; no quiero abrirla. A nadie se le dirá jamás: No puedo ayudarte. Aquellos que pidan pan a media noche para alimentar a las almas hambrientas, tendrán éxito. En la parábola aquel que pedía para el forastero recibió todo lo que había menester.

¿Y En Qué Medida Nos Concederá Dios A Fin De Que Podamos Impartir A Los Demás? "Conforme A La Medida Del Don De Cristo". Efesios 4:7.

LOS ÁNGELES OBSERVAN Con Intenso Interés Para Ver Cómo Trata El Hombre A Sus Semejantes. Cuando ven que alguien manifiesta la simpatía de Cristo por el errante, se apresuran a ir a su lado, y traen a su memoria las palabras que debe hablar y que serán como pan de vida para el alma. Así "Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en 115 gloria en Cristo Jesús". Filipenses 4:19.

EL HARÁ QUE VUESTRO TESTIMONIO, con su sinceridad y su verdad, sea poderoso con el poder de la vida venidera. La Palabra del Señor será en vuestros labios cual verdad y justicia.

EL ESFUERZO PERSONAL POR OTROS debe ser precedido de mucha oración secreta; pues requiere gran sabiduría el comprender la ciencia de salvar almas.

Antes De Comunicaros Con Los Hombres, comunicaos con Cristo. Ante el trono de la gracia celestial, obtened una preparación para ministrar a la gente.

QUEBRÁNTESE vuestro corazón por el anhelo que tenga de Dios, del Dios vivo.

LA VIDA DE CRISTO ha mostrado lo que la humanidad puede hacer participando de la naturaleza divina.

TODO LO QUE CRISTO RECIBIÓ DE DIOS, podemos recibirlo también nosotros.

PEDID, PUES, Y RECIBIRÉIS. Con la fe perseverante de Jacob, con la persistencia inflexible de Elías, pedid para vosotros todo lo que Dios ha prometido.

DOMINEN VUESTRA MENTE LAS GLORIOSAS CONCEPCIONES DE DIOS. Enlácese vuestra vida con la de Cristo mediante recónditos eslabones. Aquel que ordenó que la luz brillara en las tinieblas, desea brillar en nuestro corazón, para daros la luz del conocimiento de la gloria de Dios en el rostro de Jesucristo. 2 Cor. 4:6.

EL ESPÍRITU SANTO TOMARÁ LAS COSAS DE DIOS Y OS LAS MOSTRARÁ, transfiriéndolas al corazón obediente cual vivo poder. Cristo os conducirá al umbral del Infinito. Podréis contemplar la gloria que refulge allende el velo, y revelar a los hombres la suficiencia de Aquel que siempre vive para interceder por nosotros. 116 PVGM/EGW