miércoles, junio 16, 2010

35. “El que camina en integridad anda confiado; mas el que pervierte sus caminos será quebrantado.”


Lo mejor que puedes hacer es empezar el día meditando en Prov. 10:9. “El que camina en integridad anda confiado; mas el que pervierte sus caminos será quebrantado.”

Vivimos en días de inseguridad. Hay violencia por todos lados. Tú sales de casa por la mañana y no estás seguro de volver a la anoche. Las empresas privadas de seguridad han crecido mucho en los últimos años. ¿Quién no desea protegerse?

En el versículo de hoy encontramos la receta divina para andar seguro. "El que camina en integridad -afirma el escritor bíblico- anda confiado". Integridad en hebreo tiene el significado de "estar completo". Si las flechas envenenadas estuviesen hiriendo a todo el mundo, tú estarás seguro si tu cuerpo está protegido en el refugio. No puede quedar nada de ti afuera. Ni la cabeza, ni los brazos, ni los pies. El refugio es tu seguridad.

Esta es la recomendación divina: Anda en los caminos del Señor con todo tu ser, de forma completa, con tu mente, con tu cuerpo y con tu alma. No te dividas, no te desintegres. Eso puede ser fatal. Lo contrario de la integridad, en la opinión de Salomón, es la perversidad. El diccionario define la perversión como corrupción o deterioro. Cuando una persona muere, su cuerpo entra en descomposición. Es un proceso lento. Segundo a segundo. Minuto a minuto. Día tras día, hasta que queda completamente podrido y con el tiempo, se transforma en polvo.

Ese es el futuro para el que no sigue con integridad los consejos divinos. El peligro que corremos no es lo que los hombres nos puedan hacer. No son las amenazas de la noche o del día, ni los flagelos o cataclismos de la naturaleza. El gran peligro es quedar con un pie dentro del refugio y otro afuera.

Pretender servir a dos señores es cruel. Ningún ser dividido tiene paz. Vive, pero está muerto. Desintegrándose. Deteriorándose en un proceso lento, doloroso e irreversible. ¿Hay esperanza para quien se auto infligió heridas psicológicas y emocionales, tratando de vivir una vida doble? Cuando Jesús estuvo en esta tierra encontró personas destruidas, como la samaritana, María Magdalena y Zaqueo, y los reconstruyó por dentro. Los hizo de nuevo. Los curó.

Hoy Jesús continúa dispuesto a hacer maravillas. Todo lo que hay que hacer es ir a él, y decirle: ¡Aquí estoy, Señor! Toma mi vida en tus manos. Lo hago de todo corazón, porque "el que camina en la integridad anda confiado; mas el que pervierte sus caminos será quebrantado".

Alejandro Bullón

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