domingo, junio 06, 2010

19. “Escápate como gacela de la mano del cazador, y como ave de la mano del que arma lazos.”


Lo mejor que puedes hacer es empezar el día meditando en Prov. 6:5. “Escápate como gacela de la mano del cazador, y como ave de la mano del que arma lazos.”

Si la presa supiera que el cazador quiere atraparla, nunca sería cazada. Si el pajarito intuyese que aquel muchacho quiere enjaularlo, huiría lejos. Pero el arma del cazador es la astucia. Con sutileza se aproxima. Llega cerca astutamente, y cuando la víctima se da cuenta del peligro, ya es tarde. La libertad acabó, muchas veces, hasta la vida.

¡Escápate! ¡Líbrate! Hay muchos cazadores de pajaritos espiando tu vida. Son los pequeños hábitos que se transforman en vicios, pensamientos negativos que se transforman en acciones, sentimientos enfermizos que se traducen en actos y que acaban destruyendo los valores, los ideales, y los sueños. Si tú pudieses identificarlos a primera vista, ciertamente huirías. Pero se acercan inadvertidamente. Tú no los ves como una amenaza. Llegan, ocupan un lugar en tu mente, se acomodan en tu corazón, se pegan a tu cuerpo y van chupando lentamente lo más precioso que hay en ti. Cuando tú te das cuenta, ya es tarde y todo está destruido. Perdiste la libertad. Ya no eres dueño de tu propia vida. Eres un esclavo de los sentimientos, las circunstancias y las situaciones irreversibles.

¿Cómo llega una persona a ser esclava de las drogas? ¿Cómo llega una pareja al divorcio? ¿Cómo se endeuda una persona? La respuesta es: Lentamente, paso a paso, día tras día.

Ninguna empresa quiebra de la noche a la mañana, ningún matrimonio se destruye en el lapso de una semana, ningún cáncer aparece en pocos días. Tú no ves los tumores, pero percibes los síntomas. Son detalles diarios que se van acumulando. Palabras, gestos aparentemente inocentes, que tú ignoras, a propósito o no.

Hoy tienes la oportunidad de revisar tus intenciones, palabras, pensamientos y sentimientos. Hoy todavía hay tiempo de pedir perdón, tiempo para reconocer que erraste, para decir "te amo". Hoy, todavía no perdiste la libertad. Puedes decidir para el bien o para el mal. ¿Por qué no escoger el camino del bien, de la humildad, de la renuncia, del amor? Mañana puede ser demasiado tarde. Por eso, no salgas a los desafíos de la vida, sin recordar el consejo divino: "Escápate como gacela de la mano del cazador, y como ave de la mano del que arma lazos".

Alejandro Bullón

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