jueves, noviembre 03, 2011

199. “La Recompensa Del Justo”‏


Entonces dirá el hombre: Ciertamente hay galardón para el justo; ciertamente hay Dios que juzga en la tierra. Salmos 58:11.

Hay una pregunta que siempre ha perturbado a la humanidad: "¿Por qué ves a los menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo que él?". *
 Parece que el profeta Habacuc sintetizó en pocas palabras el clamor de mucha gente ante las aparentes injusticias de esta vida. Si tú eres honesto, es probable que tu futuro sea pobreza, limitaciones y hasta la cárcel. Pero si tú observas a tu alrededor, verás personas sin escrúpulos que crecen, progresan y consiguen lo que quieren. La cultura de la injusticia, tan corriente en este mundo, lleva a veces a las personas a cuestionar si vale la pena ser honesto, puntual, puro, verdadero y abnegado.

El tema central del Salmo 58 es el abuso del poder judicial. Algunos estudiosos creen que este salmo lo escribió David cuando dejó de ser rey, se mezcló con el pueblo y se dio cuenta de la administración errada de la justicia en Israel. Eso rebeló su espíritu. Personas que habían sido colocadas en lugares estratégicos para hacer justicia al pueblo, estaban promoviendo la opresión, vendiendo conciencias y dejando que la corrupción se apoderase de la corte. Era insoportable. No hay frustración mayor que apelar a un juez por justicia y ante todas las pruebas a favor de su inocencia, ser declarado culpable; o ver que un hombre público se apodera de una gran fortuna, y aprovecha su posición para ser declarado inocente.

David comienza el salmo de hoy, preguntando: "¿Pronunciáis en verdad justicia? ¿Juzgáis rectamente, hijos de los hombres?" Todo el salmo está lleno de indignación, pero en el versículo de hoy el salmista expresa la certeza de que, finalmente, Dios obrará dando la recompensa al justo. Esta no es una justicia que sucederá en la vida eterna o cuando Jesús regrese. No. Es una promesa para esta tierra; Dios es un Dios justo y vigilante. No hay nada que sea oculto ante sus ojos. Cuando él no interviene es simplemente porque está aguardando el momento más oportuno para recompensarte. Guarda esta promesa en tu corazón. No permitas que la decepción se apodere de ti ni que el veneno del odio destruya tu alma. Más pronto de lo que te imaginas "dirá el hombre: Ciertamente hay galardón para el justo; ciertamente hay Dios que juzga en la tierra".

* Habacuc 1:13 úp.
Pr. Alejandro Bullón

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