domingo, mayo 31, 2020

REFLEXIÓN 253. EL SALMO DE LA LEY DE DIOS (Salmo 119).


El Salmo 119, es el salmo de la ley de Dios, expresados indistintamente, como Ley, Mandamientos, Testimonios…etc. Expresan a veces todo el pentateuco o simplemente la ley de los diez mandamientos. (La ley es el Evangelio sintetizado, y el Evangelio es la ley desarrollada. La ley es la raíz, el Evangelio su fragante flor y fruto”. “De estos dos…depende toda la ley y profetas” Mt. 22:40. EGWPVGM 99).
Con emociones entremezclados. Desde alegría triunfal, hasta tristeza por las pruebas, pero satisfacción por ser fiel y el compromiso de permanecer así por siempre. E nuestro deber conocer y obedecer. Solo hay gozo real y permanente en vivir obedeciendo la voluntad de Dios. Amen.

ALEF
1 BIENAVENTURADOS los perfectos de camino, Los que andan en la ley de Jehová.
2 Bienaventurados los que guardan sus testimonios, Y con todo el corazón le buscan;
3 Pues no hacen iniquidad los que andan en sus caminos.
4 Tú encargaste Que sean muy guardados tus mandamientos.
5 ¡Ojalá fuesen ordenados mis caminos para guardar tus estatutos!
6 Entonces no sería yo avergonzado, Cuando atendiese a todos tus mandamientos.
7 Te alabaré con rectitud de corazón Cuando atendiese a todos tus mandamientos.
8 Tus estatutos guardaré; No me dejes enteramente.

BET
9 ¿Con qué limpiará el joven su camino?
Con guardar tu palabra.
10 Con todo mi corazón te he buscado; No me dejes desviarme de tus mandamientos.
11 En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti.
12 Bendito tú, oh Jehová; Enséñame tus estatutos.
13 Con mis labios he contado Todos los juicios de tu boca.
14 Me he gozado en el camino de tus testimonios Más que de toda riqueza.
15 En tus mandamientos meditaré; Consideraré tus caminos.
16 Me regocijaré en tus estatutos; No me olvidaré de tus palabras.

GUIMEL
17 Haz bien a tu siervo; que viva, Y guarde tu palabra.
18 Abre mis ojos, y miraré Las maravillas de tu ley.
19 Forastero soy yo en la tierra; No encubras de mí tus mandamientos.
20 Quebrantada está mi alma de desear Tus juicios en todo tiempo.
21 Reprendiste a los soberbios, los malditos, Que se desvían de tus mandamientos.
22 Aparta de mí el oprobio y el menosprecio, Porque tus testimonios he guardado.
23 Príncipes también se sentaron y hablaron contra mí; Mas tu siervo meditaba en tus estatutos,
24 Pues tus testimonios son mis delicias Y mis consejeros.

DALET
25 Abatida hasta el polvo está mi alma; Vivifícame según tu palabra.
26 Te he manifestado mis caminos, y me has respondido; Enséñame tus estatutos.
27 Hazme entender el camino de tus mandamientos, Para que medite en tus maravillas.
28 Se deshace mi alma de ansiedad; Susténtame según tu palabra.
29 Aparta de mí el camino de la mentira, Y en tu misericordia concédeme tu ley.
30 Escogí el camino de la verdad; He puesto tus juicios delante de mí.
31 Me he apegado a tus testimonios; Oh Jehová, no me avergüences.
32 Por el camino de tus mandamientos correré, Cuando ensanches mi corazón.

HE
33 Enséñame, oh Jehová, el camino de tus estatutos, Y lo guardaré hasta el fin.
34 Dame entendimiento, y guardaré tu ley, Y la cumpliré de todo corazón.
35 Guíame por la senda de tus mandamientos, Porque en ella tengo mi voluntad.
36 Inclina mi corazón a tus testimonios, Y no a la avaricia.
37 Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; Avívame en tu camino.
38 Confirma tu palabra a tu siervo, Que te teme.
39 Quita de mí el oprobio que he temido, Porque buenos son tus juicios.
40 He aquí yo he anhelado tus mandamientos; Vivifícame en tu justicia.

VAU
41 Venga a mí tu misericordia, oh Jehová; Tu salvación, conforme a tu dicho.
42 Y daré por respuesta a mi avergonzador, Que en tu Palabra he confiado.
43 No quites de mi boca en ningún tiempo la palabra de verdad, Porque en tus juicios espero.
44 Guardaré tu ley siempre, Para siempre y eternamente.
45 Y andaré en libertad, Porque busqué tus mandamientos.
46 Hablaré de tus testimonios delante de los reyes, Y no me avergonzaré;
47 Y me regocijaré en tus mandamientos, Los cuales he amado.
48 Alzaré asimismo mis manos a tus mandamientos que amé, Y meditaré en tus estatutos.

ZAIN
49 Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, En la cual me has hecho esperar.
50 Ella es mi consuelo en mi aflicción, Porque tu dicho me ha vivificado.
51 Los soberbios se burlaron mucho de mí, Mas no me he apartado de tu ley.
52 Me acordé, oh Jehová, de tus juicios antiguos, Y me consolé.
53 Horror se apoderó de mí a causa de los inicuos Que dejan tu ley.
54 Cánticos fueron para mí tus estatutos En la casa en donde fui extranjero.
55 Me acordé en la noche de tu nombre, oh Jehová, Y guardé tu ley.
56 Estas bendiciones tuve Porque guardé tus mandamientos. 905

CHET
57 Mi porción es Jehová; He dicho que guardaré tus palabras.
58 Tu presencia supliqué de todo corazón; Ten misericordia de mí según tu palabra.
59 Consideré mis caminos, Y volví mis pies a tus testimonios.
60 Me apresuré y no me retardé En guardar tus mandamientos.
61 Compañías de impíos me han rodeado, Mas no me he olvidado de tu ley.
62 A medianoche me levanto para alabarte Por tus justos juicios.
63 Compañero soy yo de todos los que te temen Y guardan tus mandamientos.
64 De tu misericordia, oh Jehová, está llena la tierra; Enséñame tus estatutos.

TET
65 Bien has hecho con tu siervo, Oh Jehová, conforme a tu palabra.
66 Enséñame buen sentido y sabiduría, Porque tus mandamientos he creído.
67Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba; Mas ahora guardo tu palabra. 
68 Bueno eres tú, y bienhechor; Enséñame tus estatutos.
69 Contra mí forjaron mentira los soberbios, Mas yo guardaré de todo corazón tus mandamientos.
70 Se engrosó el corazón de ellos como sebo, Mas yo en tu ley me he regocijado.
71 Bueno me es haber sido humillado, Para que aprenda tus estatutos.
72 Mejor me es la ley de tu boca Que millares de oro y plata.

YOD
73 Tus manos me hicieron y me formaron; Hazme entender, y aprenderé tus mandamientos.
74 Los que te temen me verán, y se alegrarán, Porque en tu palabra he esperado.
75 Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos, Y que conforme a tu fidelidad me afligiste.
76 Sea ahora tu misericordia para consolarme, Conforme a lo que has dicho a tu siervo.
77 Vengan a mí tus misericordias, para que viva, Porque tu ley es mi delicia.
78 Sean avergonzados los soberbios, porque sin causa me han calumniado; 
Pero yo meditaré en tus mandamientos.
79 Vuélvanse a mí los que te temen Y conocen tus testimonios.
80 Sea mi corazón íntegro en tus estatutos, Para que no sea yo avergonzado.

CAF
81 Desfallece mi alma por tu salvación, Mas espero en tu palabra.
82 Desfallecieron mis ojos por tu palabra, Diciendo: ¿Cuándo me consolarás?
83 Porque estoy como el odre al humo; Pero no he olvidado tus estatutos.
84 ¿Cuántos son los días de tu siervo? ¿Cuándo harás juicio contra los que me persiguen?
85 Los soberbios me han cavado hoyos; Mas no proceden según tu ley.
86 Todos tus mandamientos son verdad; Sin causa me persiguen; ayúdame.
87 Casi me han echado por tierra, Pero no he dejado tus mandamientos.
88 Vivifícame conforme a tu misericordia, Y guardaré los testimonios de tu boca.

LAMED
89 Para siempre, oh Jehová, Permanece tu palabra en los cielos.
90 De generación en generación es tu fidelidad; Tú afirmaste la tierra, y subsiste.
91 Por tu ordenación subsisten todas las cosas hasta hoy, Pues todas ellas te sirven. 
92 Si tu ley no hubiese sido mi delicia, Ya en mi aflicción hubiera perecido.
93 Nunca jamás me olvidaré de tus mandamientos, Porque con ellos me has vivificado.
94 Tuyo soy yo, sálvame, Porque he buscado tus mandamientos.
95 Los impíos me han aguardado para destruirme; Mas yo consideraré tus testimonios.
96 A toda perfección he visto fin; Amplio sobremanera es tu mandamiento.

MEM
97 ¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación.
98 Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos, Porque siempre están conmigo.
99 Más que todos mis enseñadores he entendido, Porque tus testimonios son mi meditación.
100 Más que los viejos he entendido, Porque he guardado tus mandamientos;
101 De todo mal camino contuve mis pies, Para guardar tu palabra.
102 No me aparté de tus juicios, Porque tú me enseñaste.
103 ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.
104 De tus mandamientos he adquirido inteligencia; Por tanto, he aborrecido todo camino de mentira.

NUN
105 Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.
106 Juré y ratifiqué Que guardaré tus justos juicios.
107 Afligido estoy en gran manera; Vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra.
108 Te ruego, oh Jehová, que te sean agradables los sacrificios voluntarios de mi boca, 
Y me enseñes tus juicios.
109 Mi vida está de continuo en peligro, Mas no me he olvidado de tu ley.
110 Me pusieron lazo los impíos, Pero yo no me desvié de tus mandamientos.
111 Por heredad he tomado tus testimonios para siempre, Porque son el gozo de mi corazón.
112 Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos De continuo, hasta el fin.

SAMEC
113 Aborrezco a los hombres hipócritas; Mas amo tu ley.
114 Mi escondedero y mi escudo eres tú; En tu palabra he esperado.
115 Apartaos de mí, malignos, Pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios.
116 Susténtame conforme a tu palabra, y viviré; Y no quede yo avergonzado de mi esperanza.
117 Sosténme, y seré salvo, Y me regocijaré siempre en tus estatutos.
118 Hollaste a todos los que se desvían de tus estatutos, Porque su astucia es falsedad.
119 Como escorias hiciste consumir a todos los impíos de la tierra; 
Por tanto, yo he amado tus testimonios.
120 Mi carne se ha estremecido por temor de ti, Y de tus juicios tengo miedo.

AYIN
121 Juicio y justicia he hecho; No me abandones a mis opresores.
122 Afianza a tu siervo para bien; No permitas que los soberbios me opriman.
123 Mis ojos desfallecieron por tu salvación, Y por la palabra de tu justicia.
124 Haz con tu siervo según tu misericordia, Y enséñame tus estatutos.
125 Tu siervo soy yo, dame entendimiento Para conocer tus testimonios.
126 Tiempo es de actuar, oh Jehová, Porque han invalidado tu ley.
127 Por eso he amado tus mandamientos Más que el oro, y más que oro muy puro.
128 Por eso estimé rectos todos tus mandamientos sobre todas las cosas, 
Y aborrecí todo camino de mentira.

PE
129 Maravillosos son tus testimonios; Por tanto, los ha guardado mi alma.
130 La exposición de tus palabras alumbra; Hace entender a los simples.
131 Mi boca abrí y suspiré, Porque deseaba tus mandamientos.
132 Mírame, y ten misericordia de mí, Como acostumbras con los que aman tu nombre.
133 Ordena mis pasos con tu palabra, Y ninguna iniquidad se enseñoree de mí.
134 Líbrame de la violencia de los hombres, Y guardaré tus mandamientos.
135 Haz que tu rostro resplandezca sobre tu siervo, Y enséñame tus estatutos.
136 Ríos de agua descendieron de mis ojos, Porque no guardaban tu ley.

TSADE
137 Justo eres tú, oh Jehová, Y rectos tus juicios.
138 Tus testimonios, que has recomendado. Son rectos y muy fieles.
139 Mi celo me ha consumido, Porque mis enemigos se olvidaron de tus palabras.
140 Sumamente pura es tu palabra, la ama tu siervo.
141 Pequeño soy yo, y desechado, Mas no me he olvidado de tus mandamientos.
142 Tu justicia es justicia eterna, Y tu ley la verdad.
143 Aflicción y angustia se han apoderado de mí, Mas tus mandamientos fueron mi delicia.
144 Justicia eterna son tus testimonios; Dame entendimiento, y viviré.

COF
145 Clamé con todo mi corazón; respóndeme, Jehová, Y guardaré tus estatutos.
146 A ti clamé; sálvame, Y guardaré tus testimonios.
147 Me anticipé al alba, y clamé; Esperé en tu palabra.
148 Se anticiparon mis ojos a las vigilia de la noche, Para meditar en tus mandatos.
149 Oye mi voz conforme a tu misericordia;
Oh Jehová, vivifícame conforme a tu juicio.
150 Se acercaron a la maldad los que me persiguen; Se alejaron de tu ley.
151 Cercano estás tú, oh Jehová, Y todos tus mandamientos son verdad.
152 Hace ya mucho que he entendido tus testimonios, Que para siempre los has establecido.

RESH
153 Mira mi aflicción, y líbrame, Porque de tu ley no me he olvidado
154 Defiende mi causa, y redímeme; Vivifícame con tu palabra.
155 Lejos está de los impíos la salvación, Porque no buscan tus estatutos.
156 Muchas son tus misericordias, oh Jehová; Vivifícame conforme a tus juicios.
157 Muchos son mis perseguidores y mis enemigos, Mas de tus testimonios no me he apartado.
158 Veía a los prevaricadores, y me disgustaba, Porque no guardaban tus palabras.
159 Mira, oh Jehová, que amo tus mandamientos; Vivifícame conforme a tu misericordia. 
160 La suma de tu palabra es verdad, Y eterno es todo juicio de tu justicia.

SIN
161 Príncipes me han perseguido sin causa, Pero mi corazón tuvo temor de tus palabras.
162 Me regocijo en tu palabra Como el que halla muchos despojos.
163 La mentira aborrezco y abomino; Tu ley amo.
164 Siete veces al día te alabo A causa de tus justos juicios.
165 Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo.
166 Tu salvación he esperado, oh Jehová, Y tus mandamientos he puesto por obra.
167 Mi alma ha guardado tus testimonios, Y los he amado en gran manera.
168 He guardado tus mandamientos y tus testimonios, Porque todos mis caminos están delante de ti.

TAU
169 Llegue mi clamor delante de ti, oh Jehová; Dame entendimiento conforme a tu palabra.
170 Llegue mi oración delante de ti; Líbrame conforme a tu dicho.
171 Mis labios rebosarán alabanza Cuando me enseñes tus estatutos.
172 Hablará mi lengua tus dichos, Porque todos tus mandamientos son justicia.
173 Esté tu mano pronta para socorrerme, Porque tus mandamientos he escogido.
174 He deseado tu salvación, oh Jehová, Y tu ley es mi delicia.
175 Viva mi alma y te alabe, Y tus juicios me ayuden.
176 Yo anduve errante como oveja extraviada; busca a tu siervo, Porque no me he olvidado de tus mandamientos. (Salmo 119).

*EL Sal. 119 expone la alegría y el gozo que experimenta el que sigue la ley de Dios como su guía.
Este es un salmo acróstico compuesto de 22 partes, cada una de las cuales consta de 8 versículos. Las 22 partes corresponden a las 22 letras del alfabeto hebreo (ver pág. 15). En hebreo todos los versículos de la primera sección comienzan con 'álef , primera letra del alfabeto hebreo. Todos los versículos de la segunda sección con bet, segunda letra de ese alfabeto, etc.
En cuanto a que David sea el autor del Sal. 119. ver DTG 364; OE 270; 3TS 386; 4T 534. El primer versículo presenta el tema en torno del cual gira todo el salmo.  Salvo el vers. 122, todos los demás contienen alguna referencia inequívoca a la revelación de Dios a la humanidad.
En la primera sección del salmo, aparecen las siguientes palabras: "ley", "testimonios", "caminos", "mandamientos", "estatutos" y "juicios", las cuales indican los diferentes aspectos de la revelación divina (ver com.  Sal. 19: 7). El uso de estos diferentes vocablos embellece el salmo y evita la monótona repetición de una misma palabra.


1. Bienaventurados. Heb. 'ashre (ver com. Sal. 1: 1).  El salmo comienza con una bendición para los que obedecen la ley del Señor.
Perfectos. Heb. temimim, plural de tamim, "completo", "sin culpa", "intachable"; se traduce también como "perfecto" (Gén. 6: 9).
Que andan. Una vida santa equivale a vivir de acuerdo a la ley.
Ley.  Heb. torah, "enseñanza" o "instrucción" (ver com.  Deut. 31: 9; Sal. 19: 7; Prov. 3: 1).
2. Testimonios. Ver com.  Sal. 19: 7.
Todo el corazón. No se puede servir al Señor con el corazón dividido (Deut. 6: 5; Mat. 6:24; 12: 30; Luc. 16: 13).
3. No hacen iniquidad. O sea que su único propósito es estar en armonía con la voluntad de Dios.
4. Mandamientos. Heb. piqqudim, "órdenes", "preceptos", es decir, mandatos específicos que expresan nuestro deber para con Dios (ver com.  Sal. 19: 8).  Los mandamientos de Dios requieren cuidadosa obediencia y las personas o naciones no pueden quebrantarlos sin que sufran resultados desastrosos.909
5. Estatutos. Heb. joq, "lo prescrito", del verbo jaqaq, "grabar" o "inscribir".
6. Mandamientos. Heb. mitswah, "orden", "mandato" (ver com.  Sal.19: 8).
7. Aprendiere. El salmista se presenta a sí mismo como alumno de la escuela de la ley.
Juicios. Heb. mishpat, "decisión" o 'juicio" (ver com. Sal. 19: 9).  Mishpa.t también puede referirse a los "actos judiciales de Dios".
8. No me dejes. Cuando las personas o las naciones persisten en abandonar la ley de Dios, éste permite que sigan sus inclinaciones (cf.  Ose. 4: 17); pero nunca abandona a los que guardan su ley.

9. Tu palabra. Los que emplean eficazmente la "espada del Espíritu, que es la palabra de Dios" (Efe. 6: 17), vencerán las tentaciones.  El Maestro hizo frente a las tentaciones más sutiles de Satanás con un "escrito está" (Mat. 4: 4, 7, 10).  Hoy debemos utilizar las mismas armas espirituales. La mente siempre debe nutrirse con la Palabra; de Io contrario se debilitarán las defensas del alma y Satanás saldrá victorioso.  El descuido del estudio de la Palabra y de la meditación en ella, aun por un día, 
resulta en una grave pérdida.
10. No me dejes desviarme.
Aunque debemos ejercitar todas las facultades del alma en el conflicto contra el pecado, continuamos necesitando la ayuda del Señor.  Sólo se puede resistir y vencer el pecado mediante la poderosa ayuda de la tercera persona de la Divinidad (DTG 625); pero Dios no hace nada a favor de nosotros sin nuestro consentimiento y cooperación (DTG 621).  Somos muy propensos a desviarnos.  Cuán a menudo nos descarriamos como ovejas en las laderas de un monte (ver Isa. 53: 6).
11. He guardado. Este versículo encierra el secreto de la verdadera vida cristiana.  El solo conocimiento de la Palabra no nos preservará del pecado; pero cuando se atesora la Palabra de Dios en el corazón, se tienen las armas para hacer frente y derrotar al astuto enemigo.
 (ver Job 23: 12; Prov. 2: 1, 9; Jer. 31: 33).
12. Bendito tú. Te bendeciré. Heb. barak.  Tiene varias acepciones.  Cuando Dios bendice a tina persona, se entiende que le concede dones, o declara que tal persona ha recibido esos dones.  Cuando alguien bendice a Dios, significa que lo reconoce como quien otorga los dones.  En el AT se habla con frecuencia de personas que bendicen a Dios (Sal. 63: 4; 103: 1, 2, 20-22; 145: 2; etc.). Cuando una persona bendice a otra, expresa el deseo de que reciba dones para su bien.  Por lo general, la LXX traduce barak como eulogéÇ, "hablar bien de alguien".  En algunos pocos casos se emplea barak en sentido opuesto: "maldecir" (ver com. Job 1: 5).
Enséñame. Todos necesitamos ser alumnos de la escuela de Dios.  Gran privilegio es poder solicitar que se nos envíe el divino Instructor, y luego recibirlo (ver Juan 14: 26; 16: 13).
13. He contado. Todo discípulo fiel contará a otros el gran gozo que siente en la Palabra de Dios y los invitará a compartir con él esa bendita experiencia (ver Deut. 6: 7; cf.  Mat. 12: 35).
14. Más que de toda riqueza. El que cree en la Palabra, aunque sea rey como David, halla mayor satisfacción en sus tesoros que en las riquezas terrenales.  Los tesoros de la Palabra de Dios son de mucho más valor que el oro o las piedras preciosas.  Las riquezas desaparecen, pero los tesoros celestiales perduran eternamente (ver Mat. 6: 19-21).
15. Meditaré. Cuando el alma medita en las verdades de la Palabra de Dios, ellas llegan a ser parte de la vida.  La lectura rápida, sin reflexión, aprovecha poco.  La meditación tranquila permite que el Espíritu Santo aplique debidamente los principios generales a la experiencia individual.  "Una razón por la cual no hay más piedad sincera y fervor religioso, es porque la mente está ocupada con cosas sin importancia y no hay tiempo para meditar, escudriñar las Escrituras u orar" (CW 125).
La meditación es una ayuda contra la tentación.  La mente que está llena de los preceptos de Dios no tiene lugar para pensamientos frívolos o degradantes.  La persona cuya mente está saturada de esos preceptos, andará por un camino puro.
16. Me regocijaré. Es natural que el regocijo siga a la meditación, pues es el fruto de ella.  La ley deja de ser una carga y se transforma en la fuente del mayor gozo y deleite.  Los que viven en armonía con Dios hallan gran placer en leer su Palabra.  La verdadera religión no inhibe nuestras facultades, sino que las desarrolla mucho más.

17. Haz bien. Cf.  Sal. 13:3, 6. La vida y la obediencia tienen una estrecha relación (Luc. 10: 28).
18. Abre. Heb. galah, "descubrir", "revelar".  El salmista ruega que se quite todo lo que pueda cubrirle los ojos.  No podemos penetrar en lo profundo de la Divinidad, pues "el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios" (1 Cor. 2: 14).  Necesitamos que el Señor nos cure la ceguera del alma y nos conceda el Espíritu Santo, pues sólo éste puede revelarnos las cosas de Dios (1 Cor. 2: 10).
19. Forastero. Heb. ger, "transeúnte". forastero que no tiene derechos cívicos completos. 
Nuestra permanencia en la tierra sólo es 910 temporal. Nuestro hogar está en el cielo (Heb. 11: 13, 14).
No encubras. Como el salmista está en un país extraño, necesita un mapa para guiarse; y lo encuentra en los mandamientos de Dios.
20. Quebrantada está mi alma. David estaba poseído de un intenso anhelo de comprender mejor los juicios de Dios. El Señor se deleita en satisfacer ese deseo (Mat. 5: 6).
21. Reprendiste a los soberbios. Los orgullosos son autosuficientes y se niegan a andar en el camino de los mandamientos de Dios.  Los humildes saben que "el hombre no es señor de su camino" 
(Jer. 10:23), y reconocen su necesidad del auxilio divino para no descarriarse.
22 Aparta de mí el oprobio y el menosprecio, Porque tus testimonios he guardado.
Guardar los mandamientos de Dios, tiene muchos beneficios. Beneficios en la salud, en la vida familiar, en la vida religiosa…etc. Bendiciones temporales y en la eternidad. Isa. 48:18; 66:22,23; Apoc. 22:14.
23. Príncipes. dignatarios reales.
24. Consejeros. En vez de seguir los consejos de los "príncipes" (vers. 23) que hablaban contra él, el salmista prefirió dejarse guiar por las normas de la voluntad revelada de Dios.

25. Abatida hasta el polvo. Figura que representa una angustia profunda (ver Sal. 22: 29; 44: 25).
Vivifícame. "Hazme vivir" (BJ) o, hazme revivir.
26. Te he manifestado. El salmista había presentado ante Dios los secretos de su vida.
27. Entender. David anhelaba comprender más profundamente los preceptos de Dios para no obedecerlos a ciegas.  Quería captar inteligentemente el amplio alcance de sus requisitos.
28. Se deshace. Heb. dalaf, verbo que aparece sólo tres veces en el AT.  En Ecl. 10: 18 se traduce "llueve"; en Job 16: 20, "derramaré mis lágrimas".  La LXX y la Vulgata traducen "adormecer".  "Adormecióse mi alma de hastío" (Scio de San Miguel, París, 1847).
Es mejor deshacerse de pena que endurecerse por la terquedad.  El Señor se deleita en sanar las heridas del alma quebrantada.  La oración es una bendición maravillosa en momentos de tristeza.
29. Camino de la mentira. El que verdaderamente ha nacido de Dios se aparta de toda mentira y "habla verdad en su corazón" (Sal. 15: 2).
30. Escogí. El salmista escogió el camino de la fidelidad y de la verdad en vez del "camino de la mentira" (vers. 29).  Hay sólo dos caminos: el de la vida y el de la muerte.  Cada Individuo debe hacer su propia elección, y de esta depende su destino eterno.
31. Me he apegado. Heb. dabaq, "adherirse", "juntarse".  David no era inconstante en su elección; tenía la firme determinación de permanecer fiel.
32. Cuando ensanches mi corazón. Quizá en el sentido de quitar las restricciones impuestas por la preocupación y los temores depresivos.  Los que son víctimas de la duda y ansiedad no pueden gozar plenamente de las bendiciones del cielo.

33. Enséñame. Heb. yarah, "instruir", "enseñar".  El sustantivo torah (ley) deriva de este verbo (ver com. vers. 1).  No hay otro maestro como Dios (ver Job 36: 22).
Lo guardaré. Un voto de constancia en la experiencia religiosa (cf.  Mat. 24: 13; Fil. 1: 6).
34. Dame entendimiento. La Ciencia Y El Entendimiento constituyen la base de la sabiduría.  Practicar la sabiduría es una función de la inteligencia.  La verdadera ciencia o el verdadero conocimiento no garantiza un proceder correcto; pero éste va acompañado de un conocimiento de lo que es correcto, y depende de ese conocimiento.  La relación entre los dos conceptos se presenta con claridad en la siguiente declaración: 
"Las verdades de la Palabra de Dios son enunciadas por el Altísimo.  El que incorpora en su vida esas verdades se convierte, en todo sentido, en una nueva criatura.  No se le dan nuevas facultades mentales, pero desaparece la oscuridad con que la ignorancia y el pecado habían nublado su entendimiento.  Las palabras 'os daré un corazón nuevo', significan 'os daré una nueva mente'.  Un cambio de corazón siempre va acompañado por una clara convicción del deber cristiano, una comprensión de la verdad.  El que estudia las Escrituras con ahínco y oración, obtendrá una clara comprensión y un sano juicio, como si al volverse a Dios hubiera alcanzado un plano más elevado de inteligencia" (EGW, RH 18-12-1913).
De todo corazón. Ver com. vers. 2.
35. Tengo mi voluntad. "Mi complacencia tengo en ella" (BJ).  Ver com.  Sal. 40: 8.
36. Avaricia. Heb. betsa', "ganancia" Juec. (5:19); "provecho" (Job 22: 3); "codicia" (Prov. 1: 19; etc.). La obediencia a los mandamientos de Dios impide que el creyente caiga presa del deseo exagerado de obtener ganancias (ver Col. 3: 5).
37. Que no vean la vanidad. Difícilmente puede uno codiciar lo que no ve.
38. Confirma tu palabra. Esto es, haz tu Palabra segura para mí y que yo confíe en ella. Cuanto más se estudia la Palabra de Dios, tanto más se está seguro de su veracidad y permanencia.
 (Sal. 19:9; Prov. 1: 7).
Te teme. Cuando la Palabra de Dios se arraiga en el corazón, se manifiesta en la vida reverencia hacia Dios. Los que tienen el temor de Dios se libran de otros temores.
39. El oprobio. Posiblemente ésta sea una referencia al ridículo al cual el salmista, según creía, sería sometido si no vivía a la altura de su profesión.  También podría referirse al desagrado de Dios por su descarrío.  Sin embargo, el verbo "temer" (Heb. yagar) de este versículo es muy diferente del temor piadoso (Heb. yir'ah, "santa reverencia") a que se refiere el salmista en el vers. 38.
Buenos. Los juicios o decretos de Dios son buenos, y no debieran desacreditarse por causa de los extravíos de quienes pretenden regirse por dichos juicios. 911
40. Vivifícame. El salmista necesitaba un renovado poder para hacer frente a nuevas emergencias, por lo que pedía una fuerza vivificadora (vers. 37).
En tu justicia. Los que están revestidos con la justicia de Cristo están aliados con el cielo.  Constantemente se les conferirá poder físico y mental (DTG 767).

41. Misericordia. Heb. jésed, "amor divino" La suprema evidencia de que Dios nos ama se encuentra en la entrega de su Hijo para la salvación de la raza humana (1 Juan 4: 9, 10).  Si no fuera por el misericordioso amor de Dios, nadie podría salvarse.
Conforme a tu dicho. En la Palabra de Dios se presenta tan claramente el camino de la salvación, que no hay razón para confundirse.  "Dios ha hablado en un lenguaje  sencillísimo en cuanto a todos los temas que atañen a la salvación del alma" (EGW RH, 5-2-1901).  Desde el Génesis hasta el Apocalipsis, las Escrituras constituyen un comentario de la forma en que actúan el amor y la misericordia de Dios para conducir a los pecadores a la salvación.
42. Daré por respuesta. Cf. 1 Ped. 3: 15.  Un cristiano victorioso es el mejor argumento en favor de la verdadera piedad (ver OE 128).
43. No quites. Este versículo parece relacionarse con el vers. 42.  Si se entiende así, el salmista ruega que al hablar en defensa de su fe pueda hacerlo con libertad y de una manera que concuerde con su elevada profesión.
44. Guardaré tu ley siempre, Para siempre y eternamente.
Una expresión muy emotiva del salmista. Pero si vamos al fondo, vemos que la ley de Dios, será observado también en la tierra nueva, por la eternidad. Isa. 66:22,23.
45. En libertad. Literalmente, "en un lugar amplio".  En la obediencia de la ley de Dios no hay restricción ni estrechez.  Con razón se ha dicho que la obediencia a la ley es libertad.  No hay esclavitud en la verdadera santidad (ver com.  Prov. 3: 1); pero para el inconverso, la presencia de Dios aparece como un constante freno, y el carácter de Dios como una expresión restrictiva del Decálogo.
46. Delante de los reyes. El que vive en compañía del Rey de reyes no necesita temer la presencia de un rey terrenal.  Compárese con las vicisitudes de Daniel (Dan. 5: 17), Nehemías (Neh. 2: 1-7)
 y Pablo (Hech. 26: 27).
47. Me regocijaré. Ver com.  Sal. 40: 8. Muchas veces la gente piensa que las órdenes son enemigas de la dicha; pero no ocurre así con los mandamientos de Dios, quien, por medio de ellos, nos hace saber qué conviene para nuestro bien supremo.
48. Alzaré. PosibIemente una referencia a la acción de levantar las manos en oración (ver Sal. 28: 2).

49. Me has hecho esperar. Las palabras de Dios son un cimiento firme sobre el cual uno puede sobreedificar su esperanza (ver Mat. 7: 24-27).  El Señor no sólo nos ha dado su bendita Palabra; también ha infundido fe en ella.
50. Porque tu dicho me ha vivificado. La Palabra de Dios es motivo de consuelo en todo momento de prueba.  En ella hallarán recursos inagotables los que necesitan consolación; y aunque el consuelo divino no quite la aflicción, el alma se remontará por encima de su angustia.
51. Los soberbios. Heb. zed, "presuntuosos", "arrogantes".  Esos incrédulos ridiculizaban la fe del salmista, pero éste rehusó desviarse de su obediencia a la ley de Dios.  Los impíos se deleitan en burlarse de los justos; pero la burla, lejos de desanimar a éstos, debería fortalecer su resolución de obedecer los mandamientos de Dios.
52. Antiguos. Heb.  "desde lo antiguo". 'Olam, voz que indica un tiempo largo pero no necesariamente perpetuidad (ver com.  Exo. 12: 14; 21: 6).
Me consolé. El recuerdo del trato de Dios con sus santos en tiempos pasados es fuente de inagotable solaz y de constante consuelo.  Es apropiado que de vez en cuando repasemos la forma providencial en que el Señor nos ha guiado.  Esto nos infundirá ánimo para el presente y esperanza para el futuro.
53. Horror. Heb. zal'afah, "indignación", "furor". El salmista se indignaba al pensar en los impíos que no observaban la ley de Dios.  Se maravillaba de que otros pudieran ser tan descuidados e indiferentes.  No parecía causarle tanta preocupación o alarma el hecho de que los impíos se burlaran de él, como que abandonaran la ley de Dios, pues esto último acabaría por destruirlos.
54. Fui extranjero. Los cantos del peregrino animan al solitario viajero (ver Ed 162, 163).  El salmista había compuesto muchos de esos himnos y se deleitaba en cantarlos.  Somos peregrinos en este mundo.  Nuestro verdadero hogar está en el cielo, y desde ahora podemos cantar los cánticos de ese hermoso reino.  El tema de nuestros cánticos debiera 912 ser el del salmista: el maravilloso carácter de Dios, tal como se revela en su ley.
55. En la noche. Las horas de insomnio pueden ser de provecho si se las dedica a la meditación de Dios y en su ley.  En cuanto a la importancia de la meditación, ver com. vers. 15.
56. Estas bendiciones tuve. Heb.  "esto fue para mí", o sea, "esto me vino", "esto me aconteció".  
El salmista había recibido consuelo, ánimo, poder para cantar y esperanza porque obedecía los preceptos divinos.  Todas estas bendiciones son fruto de la obediencia.

57. Mi porción. Cf.  Sal. 16: 5; 73: 26.  Dios es la mejor posesión del cristiano.
58. Tu presencia supliqué. Cf.  Sal. 45: 12.
59. Consideré mis caminos. El autoexamen es esencial para el crecimiento cristiano.  La formación de un carácter cristiano noble no es fácil.  Debemos criticarnos detenidamente, sin permitir que un solo rasgo desfavorable quede sin corregir (ver PVGM 266).  La razón por la cual muchos caen tan fácilmente en la tentación es porque no se preocupan ni se lamentan por sus pecados.
60. Me apresuré. En vista de su pasado, el salmista (vers. 59) se apresuró a dejar su propio camino errado para andar por el camino de justicia. Cuando la convicción se apodera de nosotros, hacemos bien en obedecer prontamente.  La demora es peligrosa.  La postergación nos roba no sólo el tiempo sino también la eternidad.
61. Me han rodeado. Los impíos estaban confabulados contra el salmista, y lo habían rodeado, de modo que no parecía haber escape posible.  Sin embargo, no podían separarlo de Dios ni apartar a éste de él.  Su seguridad de que había sido fiel a la ley le inspiraba ánimo a pesar de sus enemigos.
62. A medianoche. Mientras otros dormían y todo estaba en quietud, dedicaba las horas de la noche a la alabanza y la devoción (ver com. vers. 55).
63. Compañero. Los que aman a Dios encuentran sus amigos más queridos en el pueblo de Dios.  
Lo que es similar se atrae, y se conoce a la gente por sus amistades.
64. Está llena la tierra. No hay lugar alguno donde no se encuentre la misericordia de Dios.  Podemos estar desterrados, pero ningún poder es capaz de alejarnos del amante cuidado de Dios.

65. Bien has hecho. Mientras repasa su vida, el salmista reconoce que Dios ha sido bueno con él.  Aunque ha pasado por algunas vicisitudes, el Señor siempre ha estado a su lado.
66. Buen sentido. David deseaba poseer discernimiento moral agudo y buen gusto en todas las cosas.  Estas cualidades son dones del Espíritu que se conceden a los que procuran vivir en armonía con la voluntad revelada de Dios.
67. Humillado. Muchas de nuestras mejores lecciones espirituales y más preciosas experiencias se encuentran en el valle de la aflicción.
Descarriado andaba. El sufrimiento del salmista lo había llevado de nuevo al camino recto.
68. Bueno. Aun en la aflicción se puede discernir la bondad de Dios. Las quejas impacientes son pecaminosas e irrazonables (ver 5T 313, 314).
69. Forjaron. Heb. "ensuciar", "difamar", "pintar".
70. Se engrosó el corazón. Quizá sirva esta descripción para afirmar que los impíos son insensibles ante los elevados aspectos de la vida espiritual.  Mientras que otros se complacían en placeres sensuales, el salmista hallaba su deleite en meditar en la ley.
71. Bueno me es haber sido humillado. Muchas veces la aflicción se origina en los impíos, pero Dios la encauza para bien (ver com.  Sal. 38: 3).  Aunque parezca difícil sobrellevar la tristeza y el sufrimiento, las lecciones que tales experiencias nos enseñan son invalorables para el desarrollo del carácter cristiano.
72. Oro y plata. El valor del dinero no puede compararse con el de la verdad.  Las posesiones terrenales muchas veces desaparecen, pero nadie puede privarnos de las bendiciones que proporciona la obediencia a la ley de Dios.

73. Me formaron. "Me establecieron" (cf.  Deut. 32: 6).  Así como Dios le había dado el cuerpo, David pedía que también le perfeccionara el entendimiento espiritual.
74. Se alegrarán. Los justos se regocijarían cuando vieran la maravillosa transformación que Dios había realizado en el salmista.  Los que irradian esperanza son fuente de gozo para otros.
75. Justos. Todas las leyes de Dios 913 concuerdan perfectamente con la norma de justicia.
Fidelidad. Dios es fiel. El canaliza la aflicción para sus propósitos de misericordia (ver Lam. 3: 33). Nunca nos pide que soportemos más de lo que podemos llevar (ver 1 Cor. 10: 13).
76. Consolarme. Ver com. vers. 50.
77. Viva. Ver Hech. 17: 28.
78. Soberbios. Heb. zed (ver com. vers. 5 1).
79. Vuélvanse a mí los que te temen Y conocen tus testimonios.
Siempre es buen momento para unirse con los hermanos para alabar a Dios; si nos alejamos, es tiempo de volver y obedecer. Nadie ama a quien no conoce; solo se ama a quien se conoce. ¿Y cómo conocemos a Dios?  los conocemos por su carácter.  Por medio de su ley; una ley de amor. (Éxodo 34:4-7; Juan 14:15; 1Juan 2:5,6).
80. Integro. Heb. tamim, "completo", "sin tacha" (ver com. vers. 1).  Un corazón intachable es más importante que la alta estima de los amigos.  Una experiencia "completa" sólo se consigue mediante la unión con Cristo, quien proporciona el poder que nos capacita para la obediencia (Rom. 8: 1-4).  Sólo las personas cuyo corazón haya sido purificado podrán estar en pie en las pruebas de los últimos días (ver CS 677).  La apariencia externa de fe de nada valdrá sin la presencia del Espíritu de Cristo.

81. Desfallece. Heb. kalah, "acabarse".  Cuando se emplea este verbo con el vocablo "alma", 
la expresión significa "consumirse de deseo".
82. Desfallecieron. Heb. kalah (ver com. vers. 81).  Los ojos también se consumen de deseo, 
pues la tan anhelada esperanza no se cumple.
83. Odre. David se compara con una vasija de cuero, reseca por el calor y ahumada.
84. ¿Cuántos? Cf.  Sal. 90: 10, 12.
85. Hoyos. Una figura. Se refiere a los hoyos que cavaban los cazadores para atrapar su presa.  
El enemigo trataba por todos los medios posibles de aprisionar a David (ver Jer.  18: 20, 22).
86. Verdad. El hebreo emplea el mismo vocablo que se traduce "fidelidad" en el vers. 75. 
Los mandamientos de Dios son un reflejo de su carácter (ver com. vers. 75).
87. Casi me han echado por tierra. El salmista decidió que nada que los demás pudieran hacerle lo apartaría de su propósito de obedecer los santos preceptos de Dios.  El Altísimo honra a quien está dispuesto a morir antes que a desviarse del buen camino.
88. Vivifícame conforme a tu misericordia, Y guardaré los testimonios de tu boca.
Solo es posible guardar los mandamientos de Dios, si el Espíritu está en nuestra vida. Hebreos 10:15-17.

89. Permanece. La Palabra de Dios es permanente, inmutable. Está muy por encima de los accidentes de la casualidad y permanece tanto en el cielo como en la tierra. Lo que el hombre enseña respecto a la Palabra podrá cambiar, pero la Palabra misma permanece inconmovible.
90. Subsiste. La constancia de la naturaleza puede ser considerada como una garantía de la fidelidad de Dios en su trato con sus hijos.  Dios es fiel a sus promesas en todo tiempo y en todo lugar.
91. Ordenación. Heb. mishpat "juicio", "decisión" (ver com. vers. 7).  El cielo y la tierra obedecen los decretos de su Creador.  Desde el animal más poderoso hasta el más diminuto insecto, desde la estrella más gigantesca hasta el pequeñísimo átomo, todos obedecen al Dios omnipotente (3JT 259, 260).
92. Hubiera perecido. Cuando Dios se reveló a David éste recibió nueva esperanza y renovado ánimo que vivificaron su espíritu desfalleciente.  La misma palabra que preserva los cielos y la tierra también conservará y sustentará al pueblo de Dios en el tiempo de su mayor prueba y más profunda angustia.
93. Nunca jamás me olvidaré. Una vez que experimentamos el poder vivificador de la Palabra de Dios, nunca debiéramos retroceder en nuestra experiencia.  El olvido de las providencias divinas nos desanima, y desagrada a Dios.  "No tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada" 
(NB 216).
94. Tuyo soy. Cf. 1 Juan 3: 1.
95. Consideraré. El poder de la Palabra capacitaba al salmista para salir victorioso de todas las trampas de sus enemigos.  Si Satanás no puede distraernos ni hacer que dejemos de pensar y meditar en las Sagradas Escrituras, no tendrá éxito en su guerra contra nosotros.
96. Perfección. Heb. tiklah.  Voz que sólo aparece aquí, y por lo tanto su sentido exacto es difícil de captar.  Deriva del verbo kalah, "acabar", "completar", "terminar", por lo cual podría significar "límite".  
La LXX dice péras, que significa exactamente esto.  Sin duda el salmista veía que todo lo humano tiene límites, y por contraste, la revelación de Dios aparecía como insondable.
Amplio sobremanera. Los tesoros que pueden encontrarse en la contemplación de las grandes verdades contenidas en la ley de Dios son inagotables.  Son como una fuente perenne.  
El mandamiento es una perfecta representación de la santidad divina, y nos 914 lleva a admitir nuestra imperfección cuando nos juzgamos conforme a sus excelsas normas.

97. ¡Cuánto amo! Podemos leer la ley de Dios, oírla, hablar de ella y hasta predicarla; pero si no amamos sus preceptos, de nada nos aprovechará. La ley y el amor están íntimamente relacionados.  "El cumplimiento de la ley es amor" (Rom. 13: 10).  La ley de Dios sólo puede ser verdaderamente reverenciada y obedecida por un corazón donde mora el amor.
98. Más sabio. Es verdaderamente sabio el que dirige su vida de acuerdo con los preceptos divinos.  
El que aprende de Dios tiene una sabiduría práctica con la cual no podrá competir ningún enemigo de la verdad (ver Ed 120; CW 175).
99. Más que todos mis enseñadores he entendido, Porque tus testimonios son mi meditación.
Cuando comprendemos por nosotros mismos, el valor de la ley de Dios o en este caso todo el pentateuco o La Torá. será una delicia meditar. Sacaremos cosas nuevas cada día e instante. Amen.
“Ningún hombre puede presentar correctamente la ley de Dios sin el Evangelio, ni el Evangelio sin la ley. La ley es el Evangelio sintetizado, y el Evangelio es la ley desarrollada. La ley es la raíz, el Evangelio su fragante flor y fruto”. “De estos dos…depende toda la ley y profetas” Mt. 22:40. EGW/PVGM 99.
100. Los viejos. Los que se dedican con diligencia al estudio de la Palabra de Dios tienen más verdadero conocimiento que el anciano filósofo que no se ha inclinado para beber de la fuente de la verdadera sabiduría (ver com. vers. 98).
101. Contuve mis pies. David procuraba evitar todo lo que estorbara su progreso espiritual.  Las sendas del pecado pueden ser suaves y floridas, pero los que se engañan con su atracción abandonan la Palabra de Dios.
102. No me aparté de tus juicios, Porque tú me enseñaste.
El temor es el ancla para no desviarnos del camino de Dios. El temor saludable conlleva a la obediencia.
Hoy la sociedad se forma sin temor o escrúpulos. Y por ende la maldad abunda.
Mi Madre me decía: porque me gustaba subirme a al árbol de lima dulces del vecino. Si nos demandan ¿cómo pagaremos? ¡Entonces me materia alejado de las ricas limas dulces! El temor tiene bendiciones cuando se lo usa correctamente. El salmista no se olvidó, lo que le enseñó el Señor; porque temía al Señor. Amen.
103. Dulces. El salmista no sólo había escuchado las palabras de Dios; también se había alimentado de ellas.  Le eran más dulces que la miel (ver Sal. 19: 10).
104. Inteligencia. La persona que es de veras inteligente, detesta el pecado y la falsedad, y ama la justicia y la verdad.

105. Lámpara. La Palabra de Dios ilumina el camino para que los creyentes puedan caminar seguros en las tinieblas espirituales de este mundo.  El que tiene esta luz para que lo guíe, no tiene razón para tropezar, aunque esté acosado por el mal (ver 2 Pedro 1: 19)
106. Guardaré. El salmista prometió obedecer la ley y manifestó cuidadoso esmero en el cumplimiento de esta promesa.  Del mismo modo, deberíamos hacer todo lo posible para cooperar con Dios y cumplir toda buena resolución que hagamos.
107. Afligido. El servir a Dios no garantiza ausencia de dificultades o sufrimiento (Fil. 1: 29).  
Las pruebas ayudan a desarrollar caracteres nobles.
108. De mi boca. Sin duda se refiere a ofrendas de gratitud y a la oración.  El autor pide al Señor que acepte estas ofrendas que voluntariamente le ofrece.  El Señor se deleita en las ofrendas voluntarias.
109. En peligro. El hebreo dice "Mi vida está continuamente en mis manos", figura que representa peligro (ver 1 Sam. 19: 5).  El salmista expresa su resolución de no desviarse para buscar seguridad en el pecado y así olvidar la ley.  Arriesgaría su vida si fuera necesario, por causa de la ley.
110. Me pusieron lazo los impíos, Pero yo no me desvié de tus mandamientos.
Siempre es importante rodearse de amistades que nos acerquen y no que nos alejen de Dios y sus principios.
111. Por heredad he tomado tus testimonios para siempre, Porque son el gozo de mi corazón.
El mayor legado que podemos tener para nuestro bienestar personal y familiar; 
es vivir conformes a la regla de Dios.
112. Mi escondedero. Cuando nos acosa la tentación podemos hallar nuestro refugio en Dios.  Cada vez que el enemigo nos lance sus dardos, podremos detenerlos con el "escudo de la fe" (Efe. 6: 16).  Cuando nos aflijan la tristeza y el desánimo, siempre podremos encontrar esperanza en la Palabra de Dios.

113 Aborrezco a los hombres hipócritas; Mas amo tu ley.
La duplicidad mental o tibieza es muy dañino para la fe. En apocalipsis, el testigo fiel. Da el ultimátum para definirse; Antes de ser desechados. 3:14-22.
114 Mi escondedero y mi escudo eres tú; En tu palabra he esperado.
Nuestro escudo, protector es Dios. Que haríamos sin Dios. el enemigo acabaría con todos sus hijos fieles.  
Pero gracias Señor, por ser nuestro protector.
115. Apartaos de mí. Ver 1 Cor. 5: 9; 2 Tes. 3:14. David anhelaba apartarse de los impíos, porque la compañía de ellos impediría su crecimiento espiritual.  Es bueno cultivar la amistad de personas cuya influencia nos eleva a un más alto nivel espiritual.
116. Viviré. El salmista sentía que dependía de tal modo del poder sustentador de Dios, que no podría vivir sin él.
No quede yo avergonzado. Nunca debemos avergonzarnos de nuestra esperanza, porque descansa sobre el firme cimiento de la Palabra de Dios (Rom. 5: 5; Fil. 1: 20; 1 Juan 2: 28).
117. Siempre. La capacidad de perseverar hasta el fin procede del poder divino (Judas 24).
118. Hollaste. O, "rechazaste", "tiraste a un lado".  Los impíos se autodestruyen por su elección (ver 5T 120; cf.  Ose. 13: 9).  No tienen ningún deseo de caminar con Dios, y éste no tiene más alternativa que destruirlos.
119. Como escorias. La escoria está ahora junto con el metal precioso, pero pronto vendrá el día de la separación, cuando el Refinador realizará su obra de purificación (Mal. 3: 3; cf.  Mat. 13: 30).
120. Tengo miedo. Temor. Heb. yir'ah, "temor", "temieron" (Jon. 1: 10), o "reverencia", "santo temor" (Sal. 2: 11; 5: 7). El uso técnico de yir'ah casi equivale a "servicio", "adoración". Hay quienes abandonan "el temor del Omnipotente" (Job 6: 14). "El temor de Jehová" puede enseñarse (Sal. 34: 11). Es "enseñanza de sabiduría" (Prov. 15: 33).  Los que temen a Dios también respetarán y observarán sus preceptos.

121. Juicio y justicia. David tenía la conciencia limpia respecto a las supuestas faltas de que se lo acusaba.  Se había esforzado por ser justo en su trato con sus prójimos; había hecho lo mejor posible, y esperaba confiado que el Señor contestaría su oración.  Recurría al gran juez para que lo liberara de la injusticia 915 de sus opresores.
122. Afianza. Cf.  Gén. 43: 9.
123. La palabra de tu justicia. El salmista anhelaba escuchar el justo juicio de Dios acerca de su caso.  Sus enemigos lo habían calumniado y difamado, pero sabía que Dios daría un justo fallo en cuanto a él.
124. Haz con tu siervo según tu misericordia, Y enséñame tus estatutos.
Cada día necesitamos aprender. Por eso vamos en busca de Dios, cada día. Al orar, al estudiar su palabra, y meditar en su grande amor por sus hijos, aun en las pruebas; nos enseña su voluntad. Aprendemos a cada paso. Amen.
125. Tu siervo. El salmista se deleitaba en llamarse "siervo" de Dios (Sal. 19: 11, 13; 27: 9; 69: 17; etc.).
126. De actuar. Los impíos se han sumido de tal modo en la desobediencia, que David piensa que el Señor debe intervenir sin demora para castigarlos.  Sin embargo, Dios es paciente y lento para destruir.  Anhela que todos se arrepientan y se aparten de sus malos caminos (Eze. 33: 11; 2 Ped. 3: 9).
*Pero llegará un día, el día de ajuste de cuentas. Ecles. 12:13,14. No callará por siempre. Isa. 42:14.
127. Más que el oro. Las más preciadas posesiones terrenales no pueden compararse con los tesoros de la Palabra de Dios.
128. Todo camino de mentira. El amor a la verdad va acompañado del odio a la mentira. La verdad y la mentira se excluyen mutuamente.  El mismo hecho de que amemos la verdad nos obliga a odiar el error.  "Cuando estamos revestidos con la justicia de Cristo no sentimos ninguna inclinación al pecado" (EGW RH 18- 3-1890).

129. Maravillosos. Heb. pela'oth. Se emplea con frecuencia para describir la revelación del poder divino en obras milagrosas (Exo. 15: 11; Sal. 77: 11, 14).  Las palabras de Dios están estrechamente ligadas con sus actos.
130. Los simples. Ver com.  Sal. 19: 7. Los que necesitan instrucción y perciben su carencia de ella, reciben discernimiento mediante el estudio de la Palabra (ver com.  Prov. 1: 4).
131. Mi boca abrí y suspiré, Porque deseaba tus mandamientos.
¿Quién podría llegar a éste estado? Solo el que tiene a Dios, en su corazón plenamente. Por ello, desea seguir aprendiendo. Es fiel en todo sentido de la palabra.
132. Como acostumbras. Heb.  "de acuerdo al [buen] juicio", posiblemente para significar: "de acuerdo con el derecho de [los que aman tu nombre]".  Los que aman el nombre de Dios tienen derecho de hacerle pedidos.  El Señor se complace cuando le presentamos nuestras peticiones y nos aferramos a sus promesas.
133. Ordena mis pasos con tu palabra, Y ninguna iniquidad se enseñoree de mí.
La ley es como un espejo, que nos hace ver, como estamos en nuestra vida.
Un cristiano fiel, es alguien ordenado, en todas las áreas de su vida.
Iniquidad, es transgredir la ley de Dios o vivir de espaldas a sus requerimientos. Gen. 49:5; Ex. 34:7; Job 31:11.
En el nuevo testamento no es diferente la palabra iniquidad o Inicuo. Gr. ho ánomos, literalmente "el sin ley", por lo tanto, "el violador de la ley", "el desobediente"; o el "impío" (BJ, BC).
134. Violencia. David sabía por experiencia propia lo que eran la violencia y la opresión.  Durante su juventud había experimentado muchas pruebas y dificultades.  Pedía ser liberado de todo lo que le impidiera observar los preceptos de Dios.
135. Que tu rostro resplandezca. Ver com. Núm. 6: 25.  El que posea la bendición de vislumbrar la gloria del rostro de Dios, será elevado por encima de la oscuridad y tristeza terrenales (ver 2 Cor. 3: 18).
136. Ríos de agua. Una hipérbole para indicar abundante llanto.  La indignación de David (vers. 118, 119) a causa de los pecados de los impíos se trocó en lástima y conmiseración por ellos a causa de la ceguera que les impedía ver su condición.

137. Justo eres tú, oh Jehová, Y rectos tus juicios.
Dios es la fuente de la verdad y justicia, y de los valores reales.
138. Has recomendado. Una autoridad divina ha redactado los testimonios, y éstos llevan el sello de su Autor.  El ser humano no tiene derecho a poner en duda estos mandamientos regios.  Son rectos y fieles como el Señor los proclamó.
139. Mi celo me ha consumido. Ver com. Sal. 69:9.
140. Sumamente pura. Literalmente, "refinada en gran manera". No hay mezcla alguna de error en la Palabra de Dios.
141. Pequeño. David estaba dispuesto a subestimarse.  Los grandes hombres nunca son grandes ante sus propios ojos.
142. Verdad. La ley de Dios no sólo es verdadera: es la verdad misma; no sólo contiene la verdad, sino que en esencia, es la verdad.  Los que obedecen esta ley andan en la verdad, pero los que la desobedecen viven en el error y la falsedad.
143. Mi delicia. El gozo del salmista no dependía de las circunstancias externas, sino de la paz interior que deriva del estudio de la Palabra de Dios.
144. Eterna. Los legisladores humanos mudan sus leyes para adaptarse a las exigencias de turno; pero la ley de Dios es inmutable.
Dame entendimiento. Sólo cuando una persona vive en armonía con la ley divina podrá comprender verdaderamente el propósito de su propia existencia (ver Juan 7: 17).

145. Todo mi corazón. La ferviente plegaria de David emanaba de un anhelo que consumía todo su ser (ver 4T 534).  Las oraciones que provienen del corazón llegan al cielo, mientras que el servicio de labios de nada vale.
146. A ti clamé; sálvame, Y guardaré tus testimonios.
Si me amáis, guardad mis mandamientos.  (Juan 14:15). 
El amor es la base para guardar la ley de Dios. Rom. 13:10.
Solo los salvados, pueden guardar sus mandamientos. Juan 15:10; Apoc. 14:12.
147. Me anticipé al alba. Antes del amanecer el salmista dirigía a Dios su ruego en procura de socorro (cf.  Mar. 1: 35).
148. Las vigilias. La noche se dividía en tres vigilias (Lam. 2: 19; ver com. Juec. 7: 19; 1 Sam. 11: 11).  El salmista se comparaba con 916 un centinela que cumplía las vigilias.  Al despertar, antes de la hora de iniciar su labor, meditaba en la Palabra de Dios.
149. Conforme a. Deberíamos pedir que Dios responda nuestras oraciones conforme a su omnisapiente providencia y no según nuestros deseos.
150. Se acercaron a la maldad los que me persiguen; Se alejaron de tu ley.
El amor no hace mal al prójimo. Rom. 13:9,10.
151. Cercano. Una antítesis: los impíos se acercaron sus tentaciones (vers. 150).  
Dios también se acerca, pero para socorrer.
152. Hace ya mucho que he entendido tus testimonios, Que para siempre los has estableció.
La ley de Dios es eterna y lo que se puso en el arca del testimonio, era una copia. 
Éxodo 25:40,16; 40:20; Heb. 9:4; Apoc. 11:19.
Los que la guardan vivirán eternamente con su autor. Amen.

153. Mira mi aflicción. David estaba pasando por pruebas difíciles y pedía socorro a Dios.  Ningún afligido que clame al Señor es defraudado.  Posiblemente Dios no conceda la liberación según se pide, porque tal vez no es lo más conveniente; pero proporcionará ánimo
 y fe para soportar la prueba (ver 2 Cor. 12: 7-9).
154. Defiende mi causa. El salmista y sus enemigos, como litigantes, se representan frente a un tribunal.  David pide a Dios que sea su abogado y lo defienda.
155. Lejos está de los impíos. Cada paso que el pecador da por el camino del mal lo aleja más de la gracia salvadora de Dios.  Si no cambia su curso, finalmente llega al punto en donde ya no lo alcanza la misericordia (ver 5T 119,120).
156. Misericordias. O, "compasiones".
157. Muchos son mis perseguidores y mis enemigos, Mas de tus testimonios no me he apartado.
El apóstol Pablo inspirado, dice en 2 Timoteo 3:12. 
Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución.
En el gran conflicto de los siglos, es, éste; la causa. Vivir de acuerdo a la ley de Dios versus la ley del archí-engañador y sus seguidores. Es una pugna permanente. La lucha entre lo espiritual y lo carnal. Gal. 5:16-25. ¡Pero venceremos! Porque más, es los que están con nosotros que con ellos. (2 Reyes 6:16). Porque somos hijos de Dios. Rom. 8. Y porque Jesús, venció, y nos da su poder. Amen.
158. Me disgustaba. Heb. qut, "sentir repugnancia".  Al observar la conducta de los impíos, el salmista sentía repulsión por el proceder de ellos.
159. Mira, oh Jehová, que amo tus mandamientos; Vivifícame conforme a tu misericordia.
Por qué lo amamos guardamos su ley. Y Jesús nos da su Espíritu Santo. Nada tenemos que sea nuestro. Todo viene de Dios. el amor es de Dios. Juan 14:15-21; 1 Juan 4:7,8; Rom. 13:10.
160. La suma. Heb. ro'sh, literalmente significa "cabeza", pero también tiene la acepción de "suma", "conjunto" (ver Sal. 139: 17).

161. Príncipes. Cf. vers. 23.  Las personas que deberían haber simpatizado con David se encontraban entre sus más acérrimos opositores.  Se nombraba a esos dignatarios reales para vindicar a los oprimidos y proteger a los desvalidos; pero, en vez de cumplir su misión, se dedicaban a vejar a los justos.
162. Muchos despojos.  Cf.  Isa. 9: 3.
163. La mentira aborrezco y abomino; Tu ley amo.
No hay armonía entre la verdad y la mentira. Son irreconciliables. 
Dios es verdad y el maligno es mentira. 2 Cor. 6:14-18.
164. Siete veces. El número siete es símbolo de perfección, plenitud. La alabanza ofrecida a Dios por el salmista no dependía de sus sentimientos ni de las circunstancias.  Tanto en la prueba y la tristeza como en el gozo, su voz se elevaba en himnos de alabanza.
165. Mucha paz. Aunque en derredor haya lucha y tumulto, el que ama la ley de Dios tiene paz en el corazón. No hay para ellos tropiezo.  Los que aman la ley no tienen ocasión de tropezar. Caminan con paso firme y constante por el sendero recto de la ley de Dios, y no se desvían por las sendas del pecado.
166. He esperado. David depositaba su esperanza en Dios.  Sólo en él buscaba salvación.  
Hacía esfuerzos intensos para obedecer los mandamientos.
167. Mi alma ha guardado tus testimonios, Y los he amado en gran manera.
Solo hay una obediencia real, cuando el temor de Dios, está en nuestro ser. Ya que el Espíritu ilumina; lo que grabó en nuestra conciencia. Amen. Rom. 2:14-16; Heb. 10:15,16.
Como José, ante la tentación, puso a Dios, como barrera contra el mal;
 y dijo: … ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?… Gen. 39:9.
168. Delante de ti. No hay nada oculto a la vista de Dios (Heb. 4: 13; Ecle. 12: 14).  Es gran fuente de consuelo tener la certeza de que, aunque no nos comprendan nuestros semejantes, Dios conoce nuestros caminos.

169. Llegue mi clamor delante de ti, oh Jehová; Dame entendimiento conforme a tu palabra.
Sin Dios nada podemos hacer; menos obedecerle. Solo por su gracia podemos entender lo que nos dice por medio de su palabra. Y luego poner por obra, lo que guardamos en nuestra mente. Deut. 5:1. 
La clave del aprendizaje es: Oír, aprender, guardar y obrar.
Jesús dijo en la parábola del sembrador, con respecto a la buena tierra: 
éste el que oye, entiende y da fruto.  Mat. 13:23.
170. Oración. Heb. tejinnah, "pedido de un favor".
171. Rebosarán. Heb. naba', "bullir", "borbotear", "rebosar".  El salmista desea que de su vida y de sus labios siempre emanen cánticos de grata alabanza.
172. Justicia. Los mandamientos no sólo son justos, sino que son la esencia misma de la justicia.  
La ley "es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno" (Rom. 7: 12).  Esta ley es una transcripción del carácter santo y justo de Dios.  Debiéramos amoldar nuestra vida de acuerdo con sus instrucciones.
173. He escogido. La humanidad ha recibido de Dios libre albedrío (ver Deut. 30: 19).  Felices los que, como David, adoptan voluntariamente los preceptos de Dios como su guía.
174. He deseado tu salvación, oh Jehová, Y tu ley es mi delicia.
La salvación y la ley, son simbióticos. Si dices que eres salvo, debes guardar sus mandamientos. 
Juan 14:15; Apoc. 22:14; 14:12; Rom. 2:11-16.
175. Te alabe. David ruega a Dios que le dé una larga vida, no para satisfacer deseos egoístas, sino para dar testimonio del amor de Dios.
176. Oveja extraviada. Cf.  Isa. 53: 6. Cuando una oveja se extravía del redil, rara vez puede regresar sin ayuda.  Como todos nosotros, el salmista había vagado por caminos prohibidos;
 pero el Señor lo buscó y lo trajo de regreso.
Busca a tu siervo. El buen pastor no regresa de su búsqueda con las manos vacías. El camino puede ser largo y difícil, el sendero áspero y espinoso; pero el pastor persevera hasta encontrar su oveja perdida (Mat. 18: 12-14; Luc. 15: 4-7). 3CBA

LA SIMBIOSIS DE LO VIEJO Y NUEVO.
En cada época hay un nuevo desarrollo de la verdad, un mensaje de Dios al pueblo de esa generación. Las viejas verdades son todas esenciales; la nueva verdad no es independiente de la vieja, sino un desarrollo de ella. Es únicamente comprendiendo las viejas verdades como podemos entender las nuevas. Cuando Cristo deseó revelar a sus discípulos la verdad de su resurrección, comenzó “desde Moisés, y de todos los profetas”, y “declarábales en todas las Escrituras lo que de él decían”. Pero es la luz que brilla en el nuevo desarrollo de la verdad la que glorifica lo viejo. Aquel que rechaza o descuida lo nuevo no posee realmente lo viejo. Para él la verdad pierde su poder vital y llega a ser solamente una forma muerta.

Existen personas que profesan creer y enseñar las verdades del Antiguo Testamento mientras rechazan el Nuevo. Pero al rehusar recibir las enseñanzas de Cristo, demuestran no creer lo que dijeron los patriarcas y profetas. “Si vosotros creyeseis a Moisés—dijo Cristo—, creeríais a mí; porque de mí escribió él”. Por ende, no hay verdadero poder en sus enseñanzas, ni aun del Antiguo Testamento.

La Ley Y El Evangelio.
Muchos de los que pretenden creer y enseñar el Evangelio caen en un error similar. Ponen a un lado las escrituras del Antiguo Testamento, de las cuales Cristo declaró: “Ellas son las que dan testimonio de mí”. Juan 5:39.

Al rechazar el Antiguo Testamento, prácticamente rechazan el Nuevo; pues ambos son partes de un todo inseparable.

Ningún hombre puede presentar correctamente la ley de Dios sin el Evangelio, ni el Evangelio sin la ley. La ley es el Evangelio sintetizado, y el Evangelio es la ley desarrollada. La ley es la raíz, 
el Evangelio su fragante flor y fruto.

El Antiguo Testamento arroja luz sobre el Nuevo, y el Nuevo sobre el Viejo. Cada uno de ellos es una revelación de la gloria de Dios en Cristo. Ambos presentan verdades que revelarán continuamente nuevas profundidades de significado para el estudiante fervoroso.
La verdad en Cristo y por medio de Cristo es inconmensurable. 
El que estudia las Escrituras, mira, por así decirlo, dentro de una fuente que se profundiza y se amplía a medida que más se contemplan sus profundidades. PVGM 98-99.
Ministerio Hno. Pio