¿CONFESAREMOS O NEGAREMOS A CRISTO? En nuestro trato con la sociedad, en la familia, o en cualesquiera relaciones que trabemos en la vida, sean ellas limitadas o extensas, hay muchas maneras por las cuales podemos reconocer a nuestro Señor, y muchas maneras por las cuales le podemos negar... Nadie puede confesar verdaderamente a Cristo delante del mundo, a menos que viva en él la mente y el espíritu de Cristo. Es imposible comunicar lo que no poseemos y amamos... 1JT 339
martes, abril 23, 2019
REFLEXIÓN 103. LOS ENGAÑOS DE SATANÁS
domingo, abril 21, 2019
REFLEXIÓN 102. CUANDO LLEGAN LAS ENFERMEDADES DEBEMOS TENER PRESENTE. MHP
*La Oración no cambiará en la mayoría de los casos,
MAS LA MEDICINA PREVENTIVA
Ministerio Hno. Pio
REFLEXIÓN 101. ACTITUD ANTE LA MUERTE Y EL JUICIO. MHP
5 Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. 6 También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol... 10 Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría. Eclesiastés 9:5-10.
*Cuando la muerte se acerca si no has vivido en paz con la gente y con Dios. El terror se apoderará de tu ser. Por eso arregla tus cuentas hoy, mientras tienes fuerzas y claridad mental.
* La muerte no ofrece una perspectiva agradable, pero si llega cuando el espíritu de la persona está en íntima comunión con el Espíritu de Dios, no hay temor. Aunque uno deba morir en la soledad, lejos de toda ayuda y compasión humanas, si puede morir en la presencia de Dios, ése es un fin agradable, lleno de esperanza. CBA
LA REALIDAD DEL JUICIO.
En aquel día; Dios te juzgará de acuerdo a la luz que te dio.
Más ni menos.
Si lees Mateo 25:31-46.
Podrás darte cuenta que la gente es juzgado
en relación con su prójimo.
¡PERO ESO NO ES TODA LA HISTORIA!
En Mateo. 19:16,17.
Jesús le dice al joven rico.
si quiere ser salvo y tener vida eterna.
Tiene que guardar los 10 mandamientos.
En Romanos 2:14.16.
Pablo habla de ser juzgado en aquel día
por la ley escrito en la conciencia.
*Como podemos ver, no todos son juzgados de la misma forma. Sino conforme a la luz que tuvieron y vivieron fieles a esa luz.
*Los gentiles o naciones que nunca tuvieron contacto con la cristiandad o el Israel antiguo. Serán juzgados por su relación con su prójimo de cómo lo trataron.
Ósea por la media tabla de la ley.
*TODOS EN MAYOR O MENOR GRADO SERÁN JUZGADOS POR LA LEY MORAL.
• Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad... Y andaré en LIBERTAD, Porque busqué tus mandamientos. Santiago 2:12; Salmos 119:45.
• El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala. Eclesiastés 12:13,14. MHP
miércoles, abril 17, 2019
12. UNA MEJOR MANERA DE VIVIR (NEW) CON ROBERT COSTA/DEVOCIONAL. “Comienza Tu Día Con Un Mensaje De Paz”
jueves, abril 11, 2019
CAPÍTULO 26. APOLOS EN CORINTO.
Basado en Hechos 18:18-28.
DESPUÉS de dejar Corinto, el próximo escenario de la
labor de Pablo fue Éfeso. Estaba en camino a Jerusalén, para asistir a una
fiesta próxima; y su estada en Éfeso fue necesariamente breve. Razonó en la
sinagoga con los judíos, quienes fueron impresionados tan favorablemente que le
rogaron que continuara sus labores entre ellos. Su plan de visitar a
Jerusalén le impidió detenerse entonces, mas prometió volver a visitarles,
"queriendo Dios."
AQUILA Y PRISCILA LE HABÍAN ACOMPAÑADO A
ÉFESO, y los dejó allí para que continuaran la obra que había
comenzado.
SUCEDIÓ QUE "LLEGÓ ENTONCES A
ÉFESO UN JUDÍO, LLAMADO APOLOS, natural de Alejandría, varón elocuente, poderoso en
las Escrituras."
HABÍA OÍDO La Predicación De
Juan El Bautista, había recibido el bautismo del arrepentimiento, y era un
testigo viviente de que el trabajo del profeta no había sido inútil. El informe
de la Escritura respecto a Apolos es que "era instruido en el camino del
Señor; y ferviente de espíritu, hablaba y enseñaba diligentemente las cosas que
son del Señor, enseñado solamente en el bautismo de Juan."
Mientras estaba en Éfeso, Apolos "comenzó a
hablar confiadamente en la sinagoga." Entre los oyentes estaban Aquila y
Priscila, quienes, percibiendo que no había recibido todavía toda la luz del
Evangelio, "le tomaron, y le declararon más particularmente el camino de
Dios."
POR SU ENSEÑANZA adquirió una comprensión más clara
de las Escrituras, y llegó a ser uno de los abogados más capaces de la fe
cristiana.
APOLOS DESEABA IR A ACAYA, y los hermanos de Éfeso "escribieron 219 a los discípulos que le recibiesen" como a un maestro en plena armonía con la iglesia de Cristo. Fue a Corinto, donde, en trabajo público y de casa en casa, "con gran vehemencia convencía . . . a los Judíos, mostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo." Pablo había sembrado la semilla de la verdad; Apolos ahora la regaba.
EL ÉXITO QUE TUVO APOLOS en la predicación del Evangelio indujo a algunos creyentes a exaltar sus labores por encima de las de Pablo. Esta comparación de un hombre con otro produjo en la iglesia un espíritu partidista que amenazaba impedir grandemente el progreso del Evangelio.
DURANTE EL AÑO Y MEDIO QUE PABLO HABÍA
PASADO EN CORINTO, había presentado
intencionalmente el Evangelio en su sencillez. No "con altivez de palabra,
o de sabiduría," había ido a los corintios, sino con temor y temblor,
y "con demostración del Espíritu y de poder," había declarado
"el testimonio de Cristo," para que su fe no estuviese "fundada
en sabiduría de hombres, más en poder de Dios." (1 Cor. 2:1,4,5).
PABLO HABÍA ADAPTADO necesariamente su método de enseñanza a la
condición de la iglesia. "Yo, hermanos, no pude hablaros como a
espirituales les explicó más tarde,- sino como a carnales, como a niños en
Cristo. Os dí a beber leche, y no vianda: porque aún no podíais, ni aun podéis
ahora." (1 Cor. 3:1,2). Muchos de los creyentes corintios habían sido
lentos para aprender las lecciones que él se había esforzado por enseñarles. Su
progreso en el conocimiento espiritual no había estado en proporción con sus
privilegios y oportunidades.
Cuando hubieran tenido que estar muy adelantados en la vida cristiana, y
hubieran debido ser capaces de comprender y practicar las verdades más
profundas de la Palabra, estaban donde se hallaban los discípulos cuando Cristo
les dijo: "Aun tengo muchas cosas que deciros, mas ahora no las podéis
llevar." (Juan 16:12.)
LOS CELOS, las malas sospechas y la acusación habían cerrado el corazón de
muchos de los creyentes corintios a la obra plena del Espíritu Santo, el cual
"todo lo escudriña, 220 aun lo profundo de Dios." (1 Cor. 2:10.) Por sabios
que pudieran ser en el conocimiento mundano, no eran sino niños en el
conocimiento de Cristo.
HABÍA SIDO LA OBRA DE PABLO instruir a los conversos corintios en los
rudimentos, el alfabeto mismo, de la fe cristiana. Se había visto obligado
a instruirlos como a quienes ignoraban las operaciones del poder divino en el
corazón. En aquel tiempo eran incapaces de comprender los misterios de la
salvación; porque "el hombre animal no percibe las cosas que son del
Espíritu de Dios, porque le son locura; y no las puede entender, porque se han
de examinar espiritualmente." (1 Cor. 2:14.).
PABLO se había esforzado
por sembrar la semilla, y otros debían regarla. Los que le siguieran
debían llevar adelante la obra desde el punto donde él la había dejado, dando
luz y conocimiento espirituales al debido tiempo, cuando la iglesia fuera capaz
de recibirlos.
Cuando el apóstol emprendió su trabajo en Corinto,
comprendió que debía presentar de la manera más cuidadosa las grandes verdades
que deseaba enseñar.
SABÍA que
entre sus oyentes habría orgullosos creyentes en las teorías humanas y
exponentes de los falsos sistemas de culto, que estaban palpando a ciegas,
esperando encontrar en el libro de la naturaleza teorías que contradijeran la
realidad de la vida espiritual e inmortal revelada en las Escrituras.
SABÍA también
que habría críticos que se esforzarían por refutar la interpretación cristiana
de la palabra revelada, y que los escépticos tratarían al Evangelio de Cristo
con escarnio y burla.
MIENTRAS se esforzaba por conducir almas al pie de la cruz, Pablo no se atrevió a reprender directamente a los licenciosos, y a mostrar cuán horrible era su pecado a la vista de un Dios Santo. Más bien les presentó el verdadero objeto de la vida, y trató de inculcarles las lecciones del Maestro divino, que, si eran recibidas, los elevarían de la mundanalidad y el pecado a la pureza y la justicia.
SE EXPLAYÓ ESPECIALMENTE en
la piedad práctica y en la santidad que deben tener aquellos que serán 221
considerados dignos de un lugar en el reino de Dios. Anhelaba ver penetrar
la luz del Evangelio de Cristo en las tinieblas de su mente, para que pudieran
ver cuán ofensivas a la vista de Dios eran sus prácticas inmorales. Por lo
tanto, la nota tónica de su enseñanza entre ellos era Cristo y él crucificado.
TRATÓ DE
MOSTRARLES que su más ferviente estudio y su mayor gozo
debía ser la maravillosa verdad de la salvación por el arrepentimiento para con
Dios y la fe en el Señor Jesucristo.
EL FILÓSOFO se aparta de la luz de la
salvación, porque ella cubre de vergüenza sus orgullosas teorías;
EL MUNDANO rehúsa recibirla porque ella lo separaría de sus ídolos terrenales.
PABLO vio que el carácter de Cristo debía ser entendido antes que los hombres pudieran amarle, o ver la cruz con los ojos de la fe. Aquí debe comenzar ese estudio que será la ciencia y el canto de los redimidos por toda la eternidad.
Solamente
a la luz de la cruz puede estimarse el valor del alma humana.
LA INFLUENCIA REFINADORA DE
LA GRACIA DE DIOS CAMBIA EL TEMPERAMENTO NATURAL DEL HOMBRE. El cielo no
sería deseable para las personas de ánimo carnal; sus corazones naturales y
profanos no serían atraídos por aquel lugar puro y santo; y si se les
permitiera entrar, no hallarían allí cosa alguna que les agradase. Las
propensiones que dominan el corazón natural deben ser subyugadas por la gracia
de Cristo, antes que el hombre caído sea apto para entrar en el cielo y gozar
del compañerismo de los ángeles puros y santos. Cuando el hombre muere al
pecado y despierta a una nueva vida en Cristo, el amor divino llena su corazón;
su entendimiento se santifica; bebe en una fuente inagotable de gozo y
conocimiento; y la luz de un día eterno brilla en su senda, porque con él está
continuamente la Luz de la vida.
PABLO HABÍA TRATADO DE IMPRESIONAR en la mente de los hermanos corintios el hecho de
que él y los ministros que estaban asociados con él no eran sino hombres
comisionados por Dios para enseñar la verdad; que todos estaban ocupados en la
misma obra; y que dependían igualmente de Dios para tener 222 éxito en sus labores.
LA DISCUSIÓN que
se había levantado en la iglesia en cuanto a los méritos relativos de los
diferentes ministros, no estaba de acuerdo con la voluntad de Dios, sino que
era el resultado de abrigar los atributos del corazón natural. "Porque
diciendo el uno: Yo cierto soy de Pablo: y el otro: yo de Apolos; ¿no sois
carnales? ¿Qué pues es Pablo? ¿y qué es Apolos? Ministros por los cuales habéis
creído; y eso según que a cada uno ha concedido el Señor. Yo planté, Apolos
regó; mas Dios ha dado el crecimiento. Así que, ni el que planta es algo, ni el
que riega; sino Dios, que da el crecimiento." (1 Cor. 3:4-7).
PABLO fue quien predicó primero el Evangelio en Corinto y quien había organizado la iglesia allí. Esta era la obra que el Señor le había asignado. Más tarde, por la dirección de Dios, otros obreros fueron enviados allí, para que ocuparan su debido lugar. La semilla sembrada debía regarse, y esto debía hacerlo Apolos. Siguió a Pablo en su obra, para dar instrucción adicional y ayudar al crecimiento de la semilla sembrada. Conquistó los corazones del pueblo, pero era Dios el que daba el crecimiento.
NO es el poder humano, SINO el divino, el que obra la transformación del carácter.
LOS QUE PLANTAN y los que riegan, no hacen crecer la semilla; trabajan
bajo la dirección de Dios, como sus agentes señalados, y cooperan con él en su
obra. Al Artífice
maestro pertenecen el honor y la gloria del éxito.
Los siervos de Dios no poseen todos los mismos dones, pero son todos obreros suyos. Cada uno debe aprender del gran Maestro, y comunicar entonces lo que ha aprendido. Dios ha dado a cada uno de sus mensajeros un trabajo individual. Hay diversidad de dones, pero todos los obreros deben estar unidos armoniosamente, dominados por la influencia santificadora del Espíritu Santo. A medida que den a conocer el Evangelio de la salvación, muchos serán convencidos y convertidos por el poder de Dios. El instrumento humano se esconde con Cristo en Dios, y Cristo aparece como el principal entre diez mil, y todo él codiciable. 223 "Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor. Porque nosotros, coadjutores somos de Dios; y vosotros labranza de Dios sois, edificio de Dios sois." (1 Cor. 3:8,9).
EN ESTE PASAJE EL APÓSTOL
COMPARA LA IGLESIA A UN CAMPO CULTIVADO, en el cual trabajan los viñedos, cuidando de
la viña del plantío del Señor; y también con un edificio, que debe crecer para
convertirse en un templo santo para el Señor. Dios es el Obrero maestro, y él
ha señalado a cada uno su obra.
Todos han de
trabajar bajo su supervisión, permitiéndole obrar en favor de sus siervos y por
medio de ellos. Les da tacto y habilidad, y si prestan oído a su
instrucción, corona de éxito sus esfuerzos.
LOS SIERVOS DE DIOS HAN DE TRABAJAR JUNTOS, fusionando sus personalidades en una forma bondadosa y cortés, previniéndose con honra los unos a los otros. (Rom. 12:10). No debe haber crítica, falta de bondad; no debe hacerse trizas el trabajo de otros, ni ha de haber distintos partidos. Cada hombre a quien el Señor ha encomendado su mensaje tiene su trabajo específico. Cada uno tiene su propia individualidad que no debe fundirse en la de ningún otro. Sin embargo, cada uno debe trabajar en armonía con sus hermanos.
EN SU SERVICIO, LOS OBREROS DE DIOS HAN DE SER ESENCIALMENTE UNO. Ninguno ha de erigirse en modelo ni debe hablar despectivamente de sus
colaboradores o tratarlos como inferiores. Bajo Dios, cada uno ha de hacer
su trabajo señalado, respetado, amado y animado por los otros
obreros. Juntos han de llevar adelante la obra hasta completarla.
Estos principios se exponen extensamente en la primera epístola de Pablo a la iglesia de Corinto.
EL APÓSTOL SE REFIERE A LOS
"MINISTROS DE CRISTO" como "dispensadores de los misterios
de Dios;" y de su trabajo declara: "Se requiere en los dispensadores,
que cada uno sea hallado fiel. Yo en muy poco tengo el ser juzgado de vosotros,
o de juicio humano; y ni aun yo me juzgo. Porque aunque de nada tengo mala
conciencia, no por eso soy justificado; mas el que me juzga, el Señor es. 224 Así que, no juzguéis nada antes de
tiempo, hasta que venga el Señor, el cual también aclarará lo oculto de las
tinieblas, y manifestará los intentos de los corazones: y entonces cada uno
tendrá de Dios la alabanza." (1 Cor. 4:1-5).
Ningún ser humano ha sido autorizado para juzgar a los diferentes
siervos de Dios. Sólo el Señor es el juez de la obra del hombre, y él dará
a cada uno su justa recompensa.
EL APÓSTOL, CONTINUANDO, Se Refirió
Directamente A Las Comparaciones que se
habían hecho entre sus labores y las de Apolos: "Esto empero, hermanos, he
pasado por ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros; para que en nosotros
aprendáis a no saber más de lo que está escrito, hinchándoos por causa de otro
el uno contra el otro. Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas
recibido? Y si lo recibiste, ¿de qué te glorías como sino hubieras
recibido?" (1 Cor. 4:6,7).
PABLO EXPUSO CLARAMENTE A LA IGLESIA los peligros y las penurias que él y sus asociados
habían soportado pacientemente en su servicio por Cristo. "Hasta esta hora
declaró él, hambreamos, y tenemos sed, y estamos desnudos, y somos heridos de
golpes, y andamos vagabundos; y trabajamos, obrando con nuestras manos: nos
maldicen, y bendecimos: padecemos persecución, y sufrimos: somos blasfemados, y
rogamos: hemos venido a ser como la hez del mundo, el desecho de todos hasta
ahora. No escribo esto para avergonzaros: mas amonéstoos como a mis hijos
amados. Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos
padres; que en Cristo Jesús yo os engendré por el evangelio." (1 Cor. 4:11-15).
EL QUE ENVÍA A LOS OBREROS EVANGÉLICOS como embajadores suyos es deshonrado cuando se manifiesta entre los oidores una fuerte adhesión hacia algunos pastores favoritos, al punto de haber mala voluntad para aceptar las labores de otros maestros. El Señor envía ayuda a sus hijos, no siempre de acuerdo con el agrado de ellos, sino según la necesitan; porque los hombres tienen una visión limitada y no pueden discernir lo que es para 225 su más alto bien.
ES MUY RARO QUE UN MINISTRO POSEA TODAS LAS CUALIDADES necesarias para perfeccionar una iglesia según todos los requerimientos del cristianismo; por lo tanto, Dios a menudo le envía otros pastores, cada uno de los cuales posee algunas cualidades de que carecían los otros. La iglesia ha de aceptar con agradecimiento a estos siervos de Cristo, tal como aceptaría al Maestro mismo. Ha de tratar de sacar todos los beneficios posibles de la instrucción que de la Palabra de Dios le dé cada ministro.
LAS VERDADES Que Los Siervos De Dios Presenten
Han De Ser Aceptadas Y Apreciadas Con La Mansedumbre Propia De La Humildad,
Pero Ningún Ministro Ha De Ser Idolatrado.
POR LA GRACIA DE CRISTO, los ministros de Dios son hechos mensajeros de luz y bendición. Cuando por oración ferviente y perseverante sean dotados por el Espíritu Santo y avancen cargados con la preocupación de la salvación de las almas, con sus corazones llenos de celo por extender los triunfos de la cruz, verán el fruto de sus labores.
REHUSANDO RESUELTAMENTE desplegar sabiduría humana o exaltarse a sí mismos,
realizarán una obra que soportará los asaltos de Satanás. Muchas almas se
volverán de las tinieblas a la luz, y se establecerán muchas iglesias. Los
hombres se convertirán, no al instrumento humano, sino a Cristo. El yo se
mantendrá oculto; sólo Jesús, el Hombre del Calvario, aparecerá.
AQUELLOS QUE TRABAJAN POR CRISTO hoy día pueden revelar las mismas
excelencias distintivas reveladas por los que en el tiempo apostólico
proclamaron el Evangelio.
Dios Está Tan Dispuesto A Dar El Poder A Sus Siervos Hoy Como Estaba
Dispuesto A Darlo A Pablo Y Apolos, A Silas, A Timoteo, A Pedro, A Santiago
Y Juan.
EN EL TIEMPO DE LOS APÓSTOLES había algunas mal inspiradas almas que
pretendían creer en Cristo, pero rehusaban manifestar respeto a sus
embajadores. Declaraban que no seguían al maestro humano, sino que eran
enseñadas directamente por Cristo, sin la ayuda de los ministros del
Evangelio. Eran 226 independientes de espíritu, y no estaban dispuestos a
someterse a la voz de la iglesia. Tales hombres estaban en grave peligro de ser
engañados.
DIOS HA PUESTO EN LA IGLESIA, como sus ayudadores señalados, hombres de diversos talentos, para que por la sabiduría combinada de muchos, pueda cumplirse la voluntad del Espíritu. Los hombres que proceden de acuerdo con sus propios rasgos fuertes de carácter, y rehúsan llevar el yugo con otros que han tenido larga experiencia en la obra de Dios, llegarán a cegarse por la confianza propia y a incapacitarse para discernir entre lo falso y lo verdadero.
NO ES SEGURO ELEGIR A LOS TALES como
dirigentes de la iglesia; porque seguirían su propio juicio y plan, sin
importarles el juicio de sus hermanos. Es fácil para el enemigo trabajar
por medio de aquellos que, necesitando consejo ellos mismos a cada paso, asumen
el cuidado de las almas por su propia fuerza, sin haber aprendido la humildad
de Cristo.
LAS IMPRESIONES SOLAS NO SON UNA GUÍA SEGURA DEL DEBER. A menudo el
enemigo induce a los hombres a creer que es Dios quien los guía, cuando en
realidad están siguiendo sólo el impulso humano. Pero si vigilamos
cuidadosamente, si consultamos a nuestros hermanos, se hará comprender la
voluntad del Señor; porque la promesa es: "Encaminará a los humildes por
el juicio, y enseñará a los mansos su carrera." (Sal. 25:9).
EN LA IGLESIA CRISTIANA PRIMITIVA HABÍA ALGUNOS QUE REHUSABAN RECONOCER
A PABLO Y A APOLOS, y sostenían que Pedro era su jefe. Afirmaban que Pedro había sostenido la más
estrecha relación con Cristo cuando el Señor estuvo en la tierra, mientras que
Pablo había perseguido a los creyentes. Las opiniones y los sentimientos
de los tales estaban dominados por el prejuicio. No manifestaban la
liberalidad, la generosidad, la ternura, que revelan que Cristo habita en el
corazón.
HABÍA PELIGRO de que este ESPÍRITU PARTIDISTA produjera un
gran mal en la iglesia cristiana; y el Señor le indicó a Pablo que pronunciara palabras de ferviente
amonestación y solemne 227 protesta. A aquellos que decían: "Yo cierto soy de Pablo, pues yo de Apolos; y yo de
Cefas, y yo de Cristo," el apóstol preguntó: "¿Está dividido Cristo?
¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿o habéis sido bautizados en el nombre de
Pablo?" "Así que, ninguno se gloríe en los hombres suplicó; porque
todo es vuestro; sea Pablo, sea Apolos, sea Cefas, sea el mundo, sea la vida,
sea la muerte, sea lo presente, sea lo por venir; todo es vuestro; y vosotros
de Cristo; y Cristo de Dios." (1Cor. 1:12,13; 3:21-23).
PABLO Y APOLOS ESTABAN EN PERFECTO ACUERDO. El último estaba chasqueado y apenado por la
disensión existente en la iglesia de Corinto; no se aprovechó de la preferencia
que se le mostraba, ni la estimuló, sino que abandonó rápidamente el campo de
lucha. Cuando
Pablo, más tarde, le instó a visitar a Corinto, rehusó hacerlo, y no trabajó de
nuevo allí hasta mucho tiempo después, cuando la iglesia había alcanzado una condición
espiritual mejor. 228
Los Hechos De Los Apóstoles
En La Proclamación
Del Evangelio De
Jesucristo. (EGW). MHP