domingo, febrero 28, 2021

REFLEXIÓN 587. (LA CONDICIÓN DE IMPIEDAD DE ISRAEL Y LA CERTEZA DEL CASTIGO) El castigo sobre la nación: La trágica cosecha de depender neciamente de Asiria (OSEAS 8).

Oseas 8. El castigo sobre la nación: La trágica cosecha de depender neciamente de Asiria. Oseas proclama aquí con tonos apremiantes que los castigos descenderían rápidamente sobre el pueblo de Dios… Se amenaza al pueblo con su destrucción por su impiedad e idolatría.

1 Pon a tu boca trompeta. Como águila viene contra la casa de Jehová, porque traspasaron mi pacto, y se rebelaron contra mi ley. 2 A mí clamará Israel: Dios mío, te hemos conocido. 3 Israel desechó el bien; enemigo lo perseguirá. 4 Ellos establecieron reyes, pero no escogidos por mí; constituyeron príncipes, mas yo no lo supe; de su plata y de su oro hicieron ídolos para sí, para ser ellos mismos destruidos.

5 Tu becerro, oh Samaria, te hizo alejarte; se encendió mi enojo contra ellos, hasta que no pudieron alcanzar purificación. 6 Porque de Israel es también éste, y artífice lo hizo; no es Dios; por lo que será deshecho en pedazos el becerro de Samaria. 7 Porque sembraron viento, y torbellino segarán; no tendrán mies, ni su espiga hará harina; y si la hiciere, extraños la comerán. 8 Devorado será Israel; pronto será entre las naciones como vasija que no se estima. 9 Porque ellos subieron a Asiria, como asno montés para sí solo; Efraín con salario alquiló amantes.

10 Aunque alquilen entre las naciones, ahora las juntaré, y serán afligidos un poco de tiempo por la carga del rey y de los príncipes. 11 Porque multiplicó Efraín altares para pecar, tuvo altares para pecar. 

12 Le escribí las grandezas de mi ley, y fueron tenidas por cosa extraña. 13 En los sacrificios de mis ofrendas sacrificaron carne, y comieron; no los quiso Jehová; ahora se acordará de su iniquidad, y castigará su pecado; ellos volverán a Egipto. 14 Olvidó, pues, Israel a su Hacedor, y edificó templos, y Judá multiplicó ciudades fortificadas; mas yo meteré fuego en sus ciudades, el cual consumirá sus palacios. (Oseas 8).

1. Pon a tu boca trompeta. Como fiel atalaya (cf. Eze. 33: 1-3; Amós 3: 6), Oseas proclama aquí con tonos apremiantes que los castigos descenderían rápidamente sobre el pueblo de Dios. La trompeta debe dar la voz de alarma y avisar que viene la invasión.

Como águila viene. Se refiere a Salmanasar V, rey de Asiria, que pronto invadiría Siria y Palestina (2 Rey. 18: 9) viniendo desde el norte con la rapidez de un águila que se precipita sobre su presa (ver Deut. 28: 49).

Contra la casa. No se refiere a un templo en el reino del norte, pues un templo tal no podría haberse llamado con justicia "casa de Jehová" debido a la idolatría reinante. Tampoco se refiere al templo de Jerusalén, pues esta profecía tiene que ver con el reino del norte, el de Israel. Por lo tanto, probablemente alude al pueblo de Israel debido al pacto que tenía con el Señor (ver com. Núm. 12: 7).  Sin embargo, queda la posibilidad de que la "casa de Jehová" de la cual habla aquí fuera un equivalente de "casa de Dios" o Betel, que era uno de los centros del culto de los becerros de Israel (ver com. 1 Rey. 12: 29).

2. Dios mío, te hemos conocido. Ante la desobediencia al pacto de Dios y a su ley, el pueblo recurre con fervor al Señor en procura de socorro, invocando, como argumento, que conoce a Dios. Sin embargo, trágicamente es un conocimiento muerto que no puede ofrecer una liberación (cf.  Mat. 25: 11-12).

3. Desechó. Dios contesta para dar la razón por la cual no puede hacer nada a favor de Israel. Este ha rechazado el bien, a su buen Dios, su buena ley y el pacto: todo lo bueno que Dios da a los que le obedecen. A Israel sólo le queda el ser repudiado por Dios y ser entregado en manos de sus enemigos. Este es siempre el proceder del Señor con todos los que sólo lo buscan para pedirle salvación, pero no cumplen la voluntad de Dios ni las cosas que él requiere para la salvación (Mat. 7: 21-23; 15: 7-8).

4. Establecieron reyes. Se refiere a los usurpadores impíos que asesinaron a sus predecesores reales para poder apoderarse del trono (ver com. cap. 7: 7).

No escogidos por mí. Es decir, su conducta no fue guiada por la dirección divina.  Fueron desobedientes y por eso no tenían la aprobación de Dios.

Hicieron ídolos para sí. El pueblo apóstata había usado su plata y oro para hacer ídolos y para sostener el culto idolátrico (1 Rey. 12: 26-28; Isa. 40: 19; Jer. 10: 1-4).

Ser ellos mismos destruidos. El resultado de esa idolatría fue que esas mismas imágenes serían destruidas con la ruina del reino.

5. Tu becerro. Si es premeditado el uso del singular, "becerro", quizá se haga referencia al becerro de Bet-el, pues esta ciudad parece que fue el centro principal del culto que Samaria rendía al becerro (ver com. Amós 7: 13).

Te hizo alejarte. "¡Tu becerro repele, Samaria!" (BJ). "Tu becerro, oh Samaria, me es una abominación" (VM). Literalmente, "ha rechazado". El hebreo no es claro y por eso se han añadido varios pronombres para el verbo: "te" (RVR), "me" (VM. Este pronombre en cursiva indica que es añadido). En otros casos (BJ) no hay un complemento directo de la acción verbal. Cada traducción ha expresado su propio matiz de significado. Sin embargo, el pensamiento de todo el pasaje (vers. 5- 7) es suficientemente claro, pues muestra que la nación pronto cosecharía los frutos del culto al becerro instituido por Jeroboam I (1 Rey. 12: 28). La LXX traduce: "Rechaza tu becerro, oh Samaria". De ese modo se convierte en una exhortación a Samaria y a todo el país, para que ponga a un lado el culto al becerro que ha hecho que les sobrevenga la ira de Dios.

Se encendió mi enojo. La ira del Señor contra los apóstatas está plenamente justificada. Dios pregunta cuánto tiempo se necesitará para que se purifiquen de semejante iniquidad. La traducción de la BJ es muy similar a la de la LXX: "¿Hasta cuándo no podrán purificarse los hijos de Israel?"

6. Porque de Israel es también éste. Oseas muestra aquí la necedad del comportamiento de Israel. Esta declaración inicial indica el origen de este culto idólatra particular, el de la imagen del becerro de oro. Comenzó en el reino del norte en los días de Jeroboam I (1 Rey. 12: 26-33) y continuó en los días de sus sucesores.  Ciertamente "no es Dios". Esta forma especial de culto de un becerro no vino de un país extranjero, como el culto a Baal y Astoret de los sidonios, Quemos de los moabitas y Moloc.

Artífice lo hizo. La insensatez máxima es considerar que un objeto que ha sido ideado y hecho por nosotros sea superior a nosotros. La idolatría hace que los hombres vayan en contra de un principio básico de la razón. Hacen el ídolo y, sin embargo, lo consideran como su dios, y al mismo tiempo abandonan a Dios que los creó y los sostiene. La esencia de la verdadera religión es el culto a nuestro Creador. La insensatez de la idolatría radica en el culto a lo que ha sido hecho por nuestras propias manos (vers. 14).

7. Sembraron viento. La cosecha es siempre el resultado seguro de la siembra (Gál. 6: 7-8). La idolatría de Israel sólo podía tener un resultado: el castigo divino. El viento simboliza lo inútil y vano de la conducta idólatra de Israel, el torbellino de la segura destrucción. Cualquier cosa que se convierta en nuestro ídolo, todo lo que quite a Dios del lugar a que tiene derecho en el corazón, con toda seguridad nos dará una cosecha de remordimiento y angustia.  Recibiremos el pago con la dura moneda de nuestro propio cuño moral y espiritual (Isa. 2: 17-21; Eze. 14: 1-5).

No tendrán mies. Continuando con el símbolo del viento, cuando la semilla sembrada es viento, el profeta señala que la cosecha será fracaso, inutilidad y hasta destrucción, porque la semilla que se siembra no dará "mies" ni la "espiga" producirá "harina".

Y si la hiciere. Si por ventura se cosechara algo de grano, con toda seguridad lo devoraría la invasión de voraces extranjeros. 

De esta manera y con lenguaje bien definido, el profeta muestra que el azote divino cae inevitablemente sobre todos los actos de impiedad (Prov. 14: 11-12).

8. Devorado será Israel. Esto incluye no sólo los productos del campo, sino el pueblo mismo.

Como vasija. Como resultado de la humillante derrota de Israel, su reputación sufrió tanto que llegó a ser despreciado y deshonrado como un utensilio inútil que se puede desechar como completamente inservible para uso alguno (ver com. Jer. 22: 28).

9. Asno montés. Efraín es comparado con este animal caprichoso e ingobernable, con el propósito de describir su comportamiento y su tendencia a volverse hacia Asiria y participar en prácticas paganas e idólatras.

Alquiló amantes. Se trata de los asirios con quienes Israel, como desenfrenada prostituta, tuvo relaciones ilícitas y a quienes desvergonzadamente dio regalos: el pago de tributos.

10. Afligidos un poco de tiempo. Muy pronto Israel sentiría los dolorosos efectos de haber acudido a Asiria.

La carga. Una referencia a la opresión y a las extorsiones impuestas a Israel por los crueles y voraces asirios.

11. Multiplicó Efraín altares. Ver com. cap. 10: 1. En vez de un lugar con el altar que Dios había establecido (Deut. 12: 1-14), Israel multiplicó sus altares contra la expresa orden de Dios. Fueron para el culto a los ídolos como los becerros, los Baales (ver com. Ose. 2: 17) y otras estatuas paganas. Se los colocó en cada monte elevado y en cada lugar del agrado de la gente (ver com. cap. 4: 13).

12. Las grandezas. "Aunque yo escriba para él mis leyes a millares" (BJ). Israel había sido favorecido como ningún otro pueblo con la revelación de, la voluntad de Dios en forma de la ley escrita, por lo tanto no había excusa para su apostasía. Las instrucciones divinas eran demasiado numerosas, demasiado detalladas, demasiado claras y demasiado abarcantes como para que la apostasía de Israel pudiera tener excusas.

Fueron tenidas por cosa extraña. Aunque las órdenes e instrucciones de Dios fueron completas y adecuadas, llegaron a ser desconocidas para las inclinaciones del pueblo escogido, y las enseñanzas de Dios fueron desobedecidas.

En vista del libre acceso que todos tenemos ahora a la Palabra de Dios, en todos los países y en todos los idiomas, los que vivimos en un mundo más necesitado, más perturbado y más hostil que el de los días de Israel, encontraremos que no tenemos excusa si descuidamos las Sagradas Escrituras y su mensaje (cf.  Heb. 2: 1-3).

13. Comieron. Los sacrificios que Israel presentaba a Dios no eran aceptables delante de él, porque no eran presentados con el debido espíritu de consagración (ver com. Isa. 66: 3).

Volverán a Egipto. La paciencia de Dios había llegado a su máximo límite debido a la completa maldad de Israel. El tiempo de su castigo estaba a las puertas. El Dios que había liberado a sus padres del yugo de Egipto ahora haría que sus hijos padecieran una suerte similar o peor que la que sufrieron en aquel país. Esto no quiere decir que habría un regreso literal a Egipto. "Egipto" se usa sólo como un símbolo de cautiverio.

14. Olvidó, pues, Israel. Oseas rastrea la pecaminosidad de Israel y sus funestas consecuencias hasta su misma fuente: se habían olvidado de Dios. Este olvido para con el Señor los llevó a la idolatría y a la construcción de templos paganos. 

Meteré fuego. Esta predicción se cumplió cuando Senaquerib tomó las ciudades fortificadas de Judá (2 Rey. 18: 13), y también más tarde cuando Nabucodonosor conquistó Jerusalén y la incendió (2 Rey. 25: 8-9; 2 Crón. 36: 19; Sal. 74: 3-8; Jer. 17: 27). 4CBA

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Ministerio Hno. Pio


sábado, febrero 27, 2021

REFLEXIÓN 586. (LA CONDICIÓN DE IMPIEDAD DE ISRAEL Y LA CERTEZA DEL CASTIGO) La acusación de perversidad: Perversidad de la casa real (OSEAS 7).

Oseas 7. Perversidad de la casa real. Tan general había llegado a ser la corrupción moral y la impiedad de Israel, que el mal se había difundido por todas las clases sociales, desde las más humildes hasta las más encumbradas. La situación se agravó debido al proceder degradante del rey y de sus príncipes, quienes se complacían con la impiedad y aprobaban esa conducta. Como el rey, así es el pueblo (Prov. 29: 12; Rom. 1: 32). Los israelitas declaraban que eran adoradores de Jehová, pero estaban entregados a las idolatrías de los paganos.

Vers. (1-10) Reproche por diversos pecados. (11-16) Ira de Dios contra los hipócritas.

1 MIENTRAS curaba yo a Israel, se descubrió la iniquidad de Efraín, y las maldades de Samaria; porque hicieron engaño; y entra el ladrón, y el salteador despoja por fuera. 2 Y no consideran en su corazón que tengo en memoria toda su maldad; ahora les rodearán sus obras; delante de mí están. 3 Con su maldad alegran al rey, y a los príncipes con sus mentiras. 4 Todos ellos son adúlteros; son como horno encendido por el hornero, que cesa de avivar el fuego después que está hecha la masa, hasta que se haya leudado. 5 En el día de nuestro rey los príncipes lo hicieron enfermar con copas de vino; extendió su mano con los escarnecedores.

6 Aplicaron su corazón, semejante a un horno, a sus artificios; toda la noche duerme su hornero; a la mañana está encendido como llama de fuego. 7 Todos ellos arden como un horno, y devoraron a sus jueces; cayeron todos sus reyes; no hay entre ellos quien a mí clame. 8 Efraín se ha mezclado con los demás pueblos; Efraín fue torta no volteada. 9 Devoraron extraños su fuerza, y él no lo supo; y aun canas le han cubierto, y él no lo supo. 10 Y la soberbia de Israel testificará contra él en su cara; y no se volvieron a Jehová su Dios, ni lo buscaron con todo esto.

11 Efraín fue como paloma incauta, sin entendimiento; llamarán a Egipto, acudirán a Asiria. 12 Cuando fueren, tenderé sobre ellos mi red; les haré caer como aves del cielo; les castigaré conforme a lo que se ha anunciado en sus congregaciones. 13 ¡Ay de ellos! porque se apartaron de mí; destrucción vendrá sobre ellos, porque contra mí se rebelaron; yo los redimí, y ellos hablaron mentiras contra mí. 14 Y no clamaron a mí con su corazón cuando gritaban sobre sus camas; para el trigo y el mosto se congregaron, se rebelaron contra mí. 15 Y aunque yo los enseñé y fortalecí sus brazos, contra mí pensaron mal. 16 Volvieron, pero no al Altísimo; fueron como arco engañoso; cayeron sus príncipes a espada por la soberbia de su lengua; esto será su escarnio en la tierra de Egipto. (Oseas 7).

1. Curaba yo. Algunos sostienen que la curación mencionada se refiere a las admoniciones y los reproches proféticos con los cuales Dios procuró curar las apostasías de su pueblo. Otros afirman que la curación se refiere a la restauración parcial de la prosperidad de la nación durante el reinado de Jeroboam II (2 Rey. 14: 25-27; Ose. 2: 8). Sin embargo, la enfermedad moral y espiritual de Israel había sido tan obstinada y difícil, que superó al remedio que Dios podría haberle aplicado. El remedio tan sólo pareció agravar la enfermedad y revelar su malignidad.

Descubrió. O, "reveló". El salteador. Pandillas de bandoleros que, sin duda, asolaban los caminos asaltando a los viajeros. Se diferencian de los "ladrones" que son descritos como haciendo su obra en el interior de los hogares.

2. No consideran. Tan absorto estaba Israel en sus crímenes y transgresiones, que no escuchaba más el "silbo apacible y delicado" (1 Rey. 19: 12) de la conciencia. 

Dejó de reconocer que algún día tendría que presentarse ante el tribunal de Dios (Ecl. 12:14; 2 Cor. 5: 10). Se había olvidado de que todos sus actos siempre estaban bajo la observación del Señor (Sal. 33: 13-15; 90: 8; Jer. 16: 17; Heb. 4: 13).

Sus obras. Sus propias obras los asediaban simbólicamente, como si hubieran sido los enemigos de sus almas. Pronto caerían completamente derrotadas las fortalezas de la conciencia y de los deseos correctos (cf. Prov. 5: 22). 

3. Alegran al rey. Tan general había llegado a ser la corrupción moral y la impiedad de Israel, que el mal se había difundido por todas las clases sociales, desde las más humildes hasta las más encumbradas. La situación se agravó debido al proceder degradante del rey y de sus príncipes, quienes se complacían con la impiedad y aprobaban esa conducta. Como el rey, así es el pueblo (Prov. 29: 12; Rom. 1: 32).

Algunos prefieren una interpretación diferente de este versículo, basada en otra posible traducción: "En su maldad al rey alegran"; es decir, el pueblo, en su maldad, tenía el maligno plan de asesinar a la familia real. Con ese fin hacían que el rey se alegrara con vino para que pudiera convertirse en una víctima fácil y desprevenida. La frecuencia de los asesinatos de los reyes de Israel durante los últimos años de la historia de la nación apoya en cierta medida esta interpretación (ver com. vers. 7).

4. Todos ellos son adúlteros. "Todos" incluye al rey, a los príncipes y al pueblo.

Como horno. Con esta comparación puede entenderse que el horno representa el corazón (ver com. vers. 6); el fuego, los deseos no santificados, los apetitos, las pasiones del hombre; la masa, los malos propósitos o planes inventados por los complotadores inicuos.

Que cesa de avivar el fuego. Evidentemente se representa aquí el lapso comprendido entre el comienzo y la terminación de su mal propósito. El panadero enciende el fuego en el horno, y lo deja que continúe ardiendo, sin atizarlo, hasta que la masa se haya levantado bien. Así sucedió en el caso de Israel: se dio un tiempo para que hiciera su obra la levadura de impiedad.

5. Día de nuestro rey. El hecho de que Oseas hable de "nuestro rey" lo identifica con el reino del norte. Ese "día" puede significar un día cuando se efectuaba una celebración en honor del rey. Sea como fuere, era un día de excesos, cuando la ebriedad, neutralizando el poder del dominio propio, hacía aflorar en los hombres el mal que había en ellos. En este versículo hay una advertencia implícita contra el consumo de bebidas alcohólicas debido a sus efectos dañinos sobre hombres y mujeres (Prov. 23: 29-32; 31: 4-5; Hab. 2: 15).

Escarnecedores. Se deriva del verbo hebreo lits, "ser grandilocuente" o "jactarse" (ver com. Prov. 20: 1). En vez de apoyar a las personas correctas de su reino, el rey "extendió su mano", es decir, se unió con aquellos que eran los escarnecedores de lo bueno y verdadero.

6. Aplicaron su corazón. Esto muestra por qué el pueblo era tan abiertamente impío. Su corazón, como un horno, se había ido calentando más y más mediante la acumulación de los fuegos de sus malas inclinaciones y malos deseos.

Toda la noche. El panadero duerme mientras la masa se está leudando, es decir, mientras se elabora el proyecto diabólico. Cuando todo está listo, o sea "a la mañana", el panadero atiza el fuego, el horno se calienta lo suficiente y comienza la cocción; o sea que se cumple el mal propósito. Puede pensarse que el panadero representa al caudillo del complot.

Duerme. El tiempo de la espera es el período cuando no hay ninguna demostración manifiesta y activa del mal. Pero aunque el fuego de la iniquidad a veces parece estar estancado en el corazón humano, y por lo tanto en un estado de pasividad, aún es el fuego de la iniquidad, listo para estallar con el calor intensificado del pecado premeditado.

7. Todos ellos arden como un horno. Estas palabras denotan, sin duda, la intensidad de su pasión y el fiero y terrible poder de destrucción. Habían ido tan lejos en su iniquidad, que el intenso calor de la misma, preparado para destruir a otros, ocasionó su propia destrucción (cf. Dan. 3: 19-22). Las intrigas y los planes satánicos recaen, tarde o temprano, sobre sus instigadores. Los reyes de Israel habían influido sobre su pueblo para mal. Lo habían inflamado con los fuegos del pecado hasta que todos, reyes y súbditos, cayeron en las llamas de una destrucción común.

Sus jueces. Sus magistrados y otros funcionarios.

Todos sus reyes. Durante los últimos años de la historia de Israel, cuatro de cinco reyes fueron muertos en un lapso de 20 años. Las víctimas fueron Zacarías, Salum, Pekaía y Peka. En los comienzos del reino del norte varios otros reyes fueron muertos por sus sucesores, o perecieron violenta o misteriosamente. De los 20 reyes de Israel, sólo Jeroboam I, Baasa, Omri, Ocozías, Jehú, Joacaz, Joás, Jeroboam II y Manahem, murieron por causas naturales.

8. Se ha mezclado con los demás pueblos. Es decir, con las otras naciones (cf. Est. 3:12). Una de las principales razones de la apostasía de Israel fue que se mezcló con los paganos y se unió en matrimonio con ellos (Exo. 34:12-16; Sal. 106: 33-41).

Torta. Heb. 'ugah, un pan, delgado y redondo, que se cocinaba rápidamente sobre cenizas o piedras calentadas (1 Rey. 19: 6). No tenía ningún parecido con una torta dulce moderna; más bien se asemejaba a una tortilla o panqueque.  La 'ugah debía voltearse con rapidez, pues de lo contrario se quemaba por un lado y quedaba húmeda del otro, arruinada por el calor, pues éste no había penetrado en ella. Esta es una gráfica descripción de inconsecuencia e inconstancia espirituales. Los israelitas declaraban que eran adoradores de Jehová, pero estaban entregados a las idolatrías de los paganos.

El Señor eligió a Abrahán y a sus descendientes para que fueran una nación santa para él, para que le pertenecieran. Por eso ordenó que debían vivir tal como lo profetizó Balaam: como "un pueblo que habitará confiado ['solo', RVR' nota]" (Núm. 23: 9; cf.  Exo. 19: 4-6; Deut. 14: 2; 26: 16-19; Sal. 135: 4). Israel no quiso obedecer la orden divina y se mezcló con los pueblos circunvecinos, y por eso su religión se convirtió en una religión híbrida.

9. Devoraron extraños. Esta mezcla de Israel con los paganos (vers. 8) no podía traer más que dificultades. Las naciones idólatras devoraron la fuerza de Efraín. 

Siria humilló y redujo el ejército de Joacaz a un número insignificante (2 Rey. 13:3-7). Manahem tuvo que pagar tributo a Asiria (2 Rey. 15:17-20). Durante el reinado de Peka, Tiglat-pileser, rey asirio, conquistó territorio israelita y llevó sus habitantes cautivos a Asiria (2 Rey. 15:29; 1 Crón. 5:26). Todo esto sucedió antes de que el reino terminara con la caída de Samaria (2 Rey. 17:5-18).

Canas. Representación simbólica de la declinación de la fuerza nacional de Israel y la decadencia de su importancia nacional.

Y él no lo supo. Esto no significa necesariamente que Israel no supiera que estaba decayendo. Lo que sucedía dentro y fuera de la nación era demasiado evidente. Lo que no discernían era que esa decadencia se debía a su apostasía. A Israel le faltaba el conocimiento esencial que debería haber tenido (ver com. cap. 4: 6).

10. La soberbia de Israel. Ver com. cap. 5: 5. Con todo esto. Estas palabras destacan la contumacia del reino del norte al no buscar la ayuda del Señor. Por el contrario, hicieron alianzas y tratados con naciones extranjeras.

11. Como paloma incauta. Antiguamente parece haberse difundido la opinión de que la paloma es un ave sencilla que es fácilmente engañada. La inocencia de esta ave es el tema de un proverbio árabe muy antiguo. La completa ingenuidad con que una paloma vuela mientras es atrapada en la red de un cazador, sin advertirla ni observarla (Prov. 7: 23), se usa muy bien como una ilustración gráfica de la necedad de Efraín. Israel pidió la ayuda de Egipto y Asiria, y no comprendió que estaba estimulando la codicia de esas potencias imperialistas que querían más territorios y procuraban dominar a Palestina. Así Israel perdió su independencia y soberanía (ver pp. 32-34).

A Egipto... a Asiria. La posición geográfica de Palestina la exponía a ser invadida por esos dos antiguos imperios. Las dos naciones hebreas estaban en el camino que separaba a esos dos grandes poderes. Ese camino, que unía las fértiles cuencas del Nilo y el Eufrates, era un botín muy codiciado por el cual luchaban esos dos poderosos imperios. Los reinos de Israel y de Judá fueron atrapados en esa rivalidad internacional, y quedaron agobiados por los dos rivales. Israel no tenía confianza espiritual en su Dios y cayó en la desesperación, y recurrió neciamente, primero a uno y después a otro, en busca de una ayuda que sólo podía convertirse en una trampa para su propia seguridad nacional.

12. Cuando fueren. A Egipto y Asiria en busca de ayuda (ver com. vers. 11). 

Mi red. La red del castigo de Dios (cf. Job 19: 6; Sal. 66: 11; Eze. 12: 13; 32: 3). 

Les haré caer. El profeta continúa usando la figura de las aves y su captura. No importa cuán alto o rápido fuera su vuelo, el pueblo no podría escapar de Dios. Sería humillado hasta el polvo.

En sus congregaciones. Oseas informa a Efraín que los castigos, tan frecuentemente anunciados por los profetas a la congregación de los hijos de Israel, caerían severamente sobre los apóstatas.

13. ¡Ay de ellos! El pueblo se había apartado de Dios, su única fuente de salvación (Sal. 3:8; 46:1; 91: 1-3; Jon. 2: 8-9). Los redimí. Sin duda una referencia al éxodo de Egipto.

Hablaron mentiras contra mí. El profeta no acusa aquí al pueblo de que hubiera dicho mentiras sólo contra hombres (vers. 3), sino de algo que es más grave: de mentir contra el Señor o en cuanto a él. Entre tales mentiras podría incluirse la negación de la deidad esencial como atributo exclusivo de Dios, y también la negación de su poder o voluntad ya fuera para proteger o para castigar. 0 quizá el profeta quería decir que esas mentiras consistían en aproximarse hipócritamente a Dios con los labios, mientras que el corazón estaba muy lejos de él (cf.  Isa. 29: 13).

14. Con su corazón. La falsedad del pueblo se manifestaba tanto en sus obras como en sus palabras, pues si en realidad recurrían a Dios pidiéndole ayuda lo hacían con insinceridad. El clamor de Israel ante Dios no emanaba del corazón.

Gritaban. Heb. yalal, "aullar". Esta palabra imita el sonido de la desesperación como lo hace la palabra castellana "ulular". Esos aullidos se debían al sufrimiento del pueblo y no a un verdadero arrepentimiento o a tener fe en el Señor (ver com. Sal. 18: 41). 

El verdadero arrepentimiento es motivado no por el temor al castigo del pecado, sino por el deseo de liberación de su gran pecaminosidad (ver com. Job. 42: 6).

Se congregaron. El cuadro es el de un grupo de haraganes que holgazanean juntos mientras su interés principal se concentra en comer y beber. Se han sugerido varias explicaciones para el propósito de esas reuniones. Algunos creen que se celebraban para dar la apariencia de realizar algún rito adicional del culto a Jehová. Otros han sugerido que eran fiestas en templos de ídolos, celebradas para aplacar a los dioses mediante ofrendas de alimentos. O también esas reuniones pueden haber consistido sencillamente en la reunión de gente cerca de las puertas de la ciudad, sólo para comentar los últimos rumores y chismes, y quizá para tratar en cuanto a la triste condición de los asuntos nacionales.  Sea como fuere, la principal preocupación de esas personas era tener abundante provisión de trigo y de vino para satisfacer sus necesidades corporales. "Por el trigo y el mosto se hacen incisiones" (BJ). Esta traducción concuerda con la LXX. Esto significa que se cortaban fanáticamente durante su culto ante las imágenes. tal era una práctica pagana corriente (ver com. 1 Rey. 18: 28).

15. Yo los enseñé. Literalmente, "yo discipliné", "yo castigué", o "yo instruí". Este pasaje es otra referencia a la bondad de Dios y a la subsecuente ingratitud de Israel. A cambio de la bondad de Dios para su pueblo, éste ideó males contra el Señor. Obstinadamente persistió en sus malos caminos.

Este versículo revela, de paso, el poder de la voluntad humana y cuán libre es ella. La voluntad puede resistir la influencia de Dios y hacer que resulte para mal lo que él quiere que sea para bien, porque la voluntad es moral y espiritualmente soberana e independiente.

Sus brazos. O, "antebrazos". Los brazos son un símbolo de fuerza (Sal. 18: 34; 144: 1). De esta manera el Señor enseñó a su pueblo cuál es la fuente de la fortaleza y el secreto para adquirirla. A pesar de esto, el pueblo se rebeló contra él.

Pensaron mal. La construcción sintáctica hebrea expresa el siguiente énfasis: "Contra mí conciben males, ¡contra Mí, su Dios!" Contra el Señor que había hecho tanto por ellos y para cuya gloria habían sido creados. Le dieron la espalda para seguir a los ídolos, para dar gloria a esas vanidades (cf. Isa. 42: 8).

16. Como arco engañoso. Mejor, "arco flojo". Es decir, un arco flojo o suelto. La rebelión de Israel contra su Dios aquí se representa simbólicamente como un arco flojo que falla en arrojar la saeta contra el blanco. 

La progresiva decadencia espiritual de Israel, que le impidió alcanzar su elevado destino, se parecía mucho a un arco que, perdida su elasticidad, ya no podía disparar la saeta hacia la meta a la cual apuntaba (cf.  Sal. 78: 55-57).

La soberbia de su lengua. Las palabras de los gobernantes, que enseñaban al pueblo a confiar en Egipto antes que en Dios, que conducían al pueblo a la idolatría y a la impiedad, perforarían como una espada su propio pecho cuando su reino fuera destruido y su pueblo llevado cautivo a un país extranjero.

Su escarnio. Como sucedió en el caso de Egipto (ver com. Isa. 30: 3, 5), así también sucederá con el mundo: éste se burla y se mofa de los que vanamente confían en él y le rinden culto antes que a Dios (4CBA)

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Ministerio Hno. Pio


viernes, febrero 26, 2021

REFLEXIÓN 585. (LA CONDICIÓN DE IMPIEDAD DE ISRAEL Y LA CERTEZA DEL CASTIGO) La acusación de perversidad: Exhortación al arrepentimiento (OSEAS 6).

Oseas 6. Exhortación al arrepentimiento. Vers. (1-3) Exhortación al arrepentimiento. (4-11) Lamento por su obstinación e iniquidad.

1 VENID y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará. 2 Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él. 3 Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra.

4 ¿Qué haré a ti, Efraín? ¿Qué haré a ti, oh Judá? La piedad vuestra es como nube de la mañana, y como el rocío de la madrugada, que se desvanece. 5 Por esta causa los corté por medio de los profetas, con las palabras de mi boca los maté; y tus Juicios serán como luz que sale. 6 Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos.

7 Mas ellos, cual Adán, traspasaron el pacto; allí prevaricaron contra mí. 8 Galaad, ciudad de hacedores de iniquidad, manchada de sangre. 9 Y como ladrones que esperan a algún hombre, así una compañía de sacerdotes mata en el camino hacia Siquem; así cometieron abominación. 10 En la casa de Israel he visto inmundicia; allí fornicó Efraín, y se contaminó Israel. 11 Para ti también, oh Judá, está preparada una siega, cuando yo haga volver el cautiverio de mi pueblo. (Oseas 6).

1. Venid. Los vers. 1-3 están más íntimamente relacionados en pensamiento con el vers. 15 del capítulo anterior, que con los otros versículos del cap. 6.

El arrebató. El amor que Dios nos tiene hace que cuando nos castiga haga una "extraña obra" (Isa. 28: 21); una obra que está poco dispuesto a realizar. El propósito esencial de la disciplina que emplea es causar una reforma de la vida (Sal. 119: 75; Lam. 3: 31-33; Heb. 12: 5-11). Nos curará. El verdadero Médico es el Señor, y no el "Jareb" asirio (ver com. cap. 5: 13) ni ningún otro ser humano (Deut. 32: 39).

2. Después de dos días. La expresión "después de dos días; en el tercer día" parece ser un recurso literario para denotar un tiempo indefinido (cf. 2 Rey. 9: 32; Amós 4: 8). Óseas había predicho que el Señor curaría (cap. 6: 1). Ahora añade que el período de la curación sería en un tiempo situado en un futuro indefinido, aunque quizá no lejano. No hay ninguna prueba específica de que este pasaje es una predicción mesiánica de la resurrección de Cristo, aunque esa creencia ha sido generalmente aceptada.

Viviremos delante de él. Vivir a la vista de Dios es estar en plena armonía y amante comunión con él (Núm. 6: 25-26; Sal. 11: 7; 17: 15; 27: 8-9; 51: 11; 67: 1; 119: 135).

3. Conoceremos ... a Jehová. Ver com. cap. 4: 6. Como el alba. Nuestro Redentor, el Señor Jesucristo es, apropiadamente, el alba o la Aurora que proviene de lo alto (Luc. 1:78). Así como el alba matinal aparece queda y suavemente sobre la tierra, despejando las sombras de la noche y despertando el mundo a una nueva vida y actividad, así también "nacerá el Sol de justicias y en sus alas traerá salvación" (Mal. 4: 2). Cristo no vino con un despliegue externo de gloria para deslumbrar los sentidos humanos; más bien dio a los hombres la medida precisa de luz necesaria para la salvación de su alma. Su salida. El adjetivo "su" claramente corresponde con "Jehová". El pasaje adecuadamente describe la obra del Mesías venidero (PR 507).

Lluvia tardía y temprana. La lluvia temprana, que venía después del verano y caía desde fines de octubre hasta comienzos de diciembre (ver Deut. 11: 14; Joel 2: 23), permitía la siembra en el otoño cuando comenzaba el año civil y agrícola Judío. La lluvia tardía en marzo y abril, que precedía y favorecía la cosecha, concluía la época de las lluvias (ver t. II, pp. 111-112). Con este lenguaje figurado y muy expresivo, Oseas aseguró a su pueblo las bendiciones de Dios, las cuales revitalizarían y nutrirían su vida espiritual.

4. ¿Qué haré? Dios había tratado de diversas maneras de persuadir a Israel y a Judá para que se arrepintieran; pero llegó a la conclusión de que sus esfuerzos eran infructuosos, y por eso preguntó con dolor qué más podía hacer antes de desatar el castigo (ver com. Isa. 5: 4). Rocío de la madrugada. Las preguntas divinas fueron motivadas por la fugaz piedad del pueblo. La historia de la nación elegida por Dios ilustra ampliamente su piedad efímera y contradictoria. Todos necesitamos aprender esta misma lección, pues el bien es de poco valor real a menos que se convierta en algo permanente en la vida.

5. Los corté. El hebreo se refiere a cortar piedras para edificar, símbolo adecuado de la forma en que el Escultor divino talla el alma humana "a la semejanza de Dios" (Sant. 3:9). Tus juicios. La LXX y las versiones siríacas traducen: "Mis juicios". De todas maneras, la referencia es una clara alusión al castigo divino.

6. No sacrificio. Ver com. cap. 5: 6. 

Conocimiento. La misericordia es la religión puesta en práctica. El conocimiento guía a una conducta adecuada. Sin estos dos elementos básicos, la religión tiende a ser una mera forma vacía, y causa el desagrado divino (1 Sam. 15:22; Prov. 21:3; Isa. 1:11-17; 2 Tim. 3:1-5).

7. Ellos, cual Adán, traspasaron. El amor supremo de Dios por sus hijos hizo que colocara a Adán en el jardín del Edén, para que fuera su representante en la tierra y para que la dominara (Gén. 1: 26); pero nuestro primer padre violó la orden de Dios de que no comiera del árbol del conocimiento del bien y del mal (Gén. 3: 6, 22-24; Isa. 59: 1-2). Israel y Judá, como Adán, habían recibido de Dios un lugar para que vivieran; pero, a semejanza de Adán y debido a su iniquidad, habían quebrantado el pacto de Dios con ellos; y como Adán, serían arrojados de la tierra prometida.

Israel "prevaricó" al transgredir el pacto, por lo que no fue más pueblo de Dios, lo que estaba explícito en el nombre Lo-ammi (ver com. cap. 1: 9; 2: 23). La prevaricación de Israel se ilustra de diversas formas (cap. 6: 4; 7: 8, 11, 16).

8. Galaad, ciudad. O, "Galaad, lugar". Galaad es el nombre de toda la tierra al este del jordán, entre los ríos Yarmuk y Jaboc (ver com. Gén. 31: 47). Aquí se describe a los galaaditas como asesinos natos (cf. 2 Rey. 15: 25), por lo que no es extraño encontrarlos entre los primeros del reino del norte que fueron llevados cautivos por Asiria (2 Rey. 15: 29).

9. Como ladrones. Una terrible descripción de la impiedad de los sacerdotes de los lugares altos (ver com. cap. 4: 13).

11. Para ti... está preparada una siega. Puede entenderse en el buen sentido de una recompensa, o en el mal sentido de un castigo. Muchos eruditos prefieren la última interpretación, ya que Judá apostató como Israel, lo cual daría una cosecha de sufrimiento en el cautiverio (cf. 2 Crón. 36: 1-21). 4CBA

COMENTARIOS DE EGW

https://elaguila3008.blogspot.com/2009/12/pr-capitulo-23-el-cautiverio-asirio.html

*Los fariseos procuraban distinguirse por su ceremonial escrupuloso y la ostentación de su culto y caridad. Mostraban su celo por la religión haciendo de ella un tema de discusión. Las disputas entre las sectas opuestas eran vivas y largas, y era frecuente oír en las calles voces de controversia airada entre sabios doctores de la ley. La vida de Jesús ofrecía un marcado contraste con todo esto. En ella no había disputas ruidosas, ni cultos ostensivos, ni acto alguno realizado para obtener aplausos. Cristo se ocultaba en Dios, y Dios era revelado en el carácter de su Hijo. A esta revelación deseaba Jesús que fuese atraída la atención de la gente, y tributado su homenaje. El Sol de justicia no apareció sobre el mundo en su esplendor, para deslumbrar los sentidos con su gloria. Escrito está de Cristo: "Como el alba está aparejada su salida." * (Oseas 6:3). Tranquila y suavemente la luz del día amanece sobre la tierra, despejando las sombras de las tinieblas y despertando el mundo a la vida. Así salió el Sol de justicia "trayendo salud eterna en sus alas."* (Malaquías 4:2). DTG 226.

Lecciones De La Vida.

https://laeducacionmhp.blogspot.com/2018/08/04b-lecciones-de-la-vida-la-educacion.html

Ministerio Hno. Pio