Ezequiel
47:1-12. Es el clímax de lo que significan el Templo y sus ritos. Por medio del
agua que sale del santuario. A medida que el profeta entraba al agua, poco a
poco fue creciendo, al final era un rio que no podía cruzar sino nadando. Por donde
cruzaba el rio llevaba sanidad espiritual y bendiciones materiales.
Primeramente,
hablando en el tiempo que se da esta visión profética, era lo que significaban
los ritos en el pacto antiguo. Eran tan sagrados, por la cual podían alcanzar Israel
la bendición completa; y ser de bendición al mundo. En vista del incumplimiento
del Israel literal. (Jer. 2:13; Isa. 49:6). Dios cumpliría sus propósitos por medio de su
Iglesia, fundada por Jesús. Porque él, es el agua viva. (Juan 4:14;
7:37,38).
*Los ritos del Templo tenían sentido y valor, porque
simbolizaban al Mesías que vendría. Y como el vino y lo rechazaron. Todo esto
perdió valor. Ahora las bendiciones a todos, serian por medio de su Iglesia, en
su nombre. (Juan 1:11-14; 19:15; Mateo 27:51; Hechos 1:8; Hebreos 8; Apocalipsis
14:6-13; 12:17).
Y como ultima aplicación, las aguas que salían del Templo, tendría su cumplimiento final en la tierra nueva. por eso Juan el revelador emplea las figuras de estos capítulos y explica qué partes de ellas se cumplirán en la tierra nueva (ver por ejemplo Eze. 47: 12; cf. Apoc. 22: 2). Las medidas que se dan en los vers. 3-6 muestran gráficamente el enorme aumento de las aguas. La aplicación secundaria de esta predicción se cumplirá con el árbol de vida en medio del nuevo Edén de Dios. (Apoc. 22: 1-3). 1 Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. 2 En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.3 Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, 4 y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. Amen.
Pero por
ahora volvamos a nuestra realidad y leamos el pasaje de este capítulo 47. Vers.
(1-5) Visión de las aguas santas. (6-12) Virtud de éstas.
1 ME HIZO volver luego a la entrada de la casa; y he aquí aguas que salían de debajo del umbral de la casa hacia el oriente; porque la fachada de la casa estaba al oriente, y las aguas descendían de debajo, hacia el lado derecho de la casa, al sur del altar. 2 Y me sacó por el camino de la puerta del norte, y me hizo dar la vuelta por el camino exterior, fuera de la puerta, al camino de la que mira al oriente; y vi que las aguas salían del lado derecho. 3 Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su mano; y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos. 4 Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos. 5 Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado.
6 Y me dijo: ¿Has visto, hijo de hombre? Después me llevó, y me hizo volver por la ribera del río. 7 Y volviendo yo, vi que en la ribera del río había muchísimos árboles a uno y otro lado. 8 Y me dijo: Estas aguas salen a la región del oriente, y descenderán al Arabá, y entrarán en el mar; y entradas en el mar, recibirán sanidad las aguas.
9 Y toda alma viviente que nadare por dondequiera que entraren estos dos ríos, vivirá; y habrá muchísimos peces por haber entrado allá estas aguas, y recibirán sanidad; y vivirá todo lo que entrare en este río.
10 Y junto a él estarán los pescadores, y desde En-gadi hasta En-eglaim será su tendedero de redes; y por sus especies serán los peces tan numerosos como los peces del Mar Grande. 11 Sus pantanos y sus lagunas no se sanearán; quedarán para salinas. 12 Y junto al río, en la ribera, a uno y otro lado, crecerá toda clase de árboles frutales; sus hojas nunca caerán, ni faltará su fruto. A su tiempo madurará, porque sus aguas salen del santuario; y su fruto será para comer, y su hoja para medicina. (Ezequiel 47).
1. La entrada de la casa. Es decir, la puerta del templo mismo.
Aguas que salían. Debería tenerse en cuenta lo que ya se ha dicho en
cuanto a la interpretación de la visión del templo (ver com. cap. 40: 1). La
visión era una profecía gráfica que describía un sistema religioso literal. La
presentación muestra las cosas como podrían haber sido, y parece haber poco
motivo para apartarse del lenguaje literal. Ezequiel no dice si las aguas nacían
de un manantial milagroso o si venían de otras corrientes de agua. Su
responsabilidad era simplemente la de describir lo que veía. Su intención debe
haber sido razonablemente clara para los israelitas. La abundancia de agua, tal
como se la representaba aquí, era el símbolo de precipitaciones adecuadas, con
la consiguiente prosperidad. Estas bendiciones fueron destacadas además por la
mención de árboles frutales y abundante vida en las aguas (vers. 7-12).
Puesto
que estas predicciones nunca se cumplieron en su intención original, se
cumplirán en cierta medida en la iglesia cristiana. Juan el revelador emplea
las figuras de estos capítulos y explica qué partes de ellas se cumplirán en la
tierra nueva (Ejemplo Eze. 47:12; cf. Apoc. 22:2).
Muchas
veces las cosas físicas tienen el propósito de enseñar lecciones espirituales. Aquí
el arroyo, que había comenzado muy pequeño, iba aumentando a medida que corría
hacia el desierto. De la misma manera, las bendiciones del pacto, que
recibieron primero los israelitas, debían fluir, siempre aumentando, hasta que
abarcaran a todo el mundo. Podría emplearse la misma figura para ilustrar la
obra del Movimiento Adventista (ver 7T 171- 172).
Si la
corriente de agua tuviera un origen milagroso y fuera aumentando de modo
inexplicable, quedaría como una evidencia perpetua del poder de un Dios
omnipresente que opera en favor de su pueblo. Tal demostración sería similar a
la de la presencia de la columna de fuego y la nube que acompañó a los
israelitas en su peregrinación por el desierto (Exo. 13: 21-22) y a la
milagrosa provisión de agua potable (Exo. 17: 1-7; etc.).
2. La puerta del norte. Quizá porque la puerta interior del lado oriental
estaba reservada para el príncipe (cap. 46:1-8) y la puerta exterior del lado
oriental estaba cerrada (44: 1-2).
3. Por las aguas. Las medidas que se dan en los vers. 3-6 muestran
gráficamente el enorme aumento de las aguas. A una distancia de aproximadamente
2.000 m el manantial se había convertido en un caudaloso río que no se podía
vadear (vers. 5).
7. Muchísimos árboles. Compárese con Apoc. 22: 2; ver com. Eze. 47: 1.
8. Arabá. La depresión del río jordán, el mar Muerto, y el valle que se extiende desde el mar Muerto hasta el golfo de Akaba. Hoy se emplea la palabra Arabá para designar sólo el valle al sur del mar Muerto. El mar. La descripción que se presenta aquí confirma que esto incluía el mar Muerto.
9. Vivirá. Debido al elevado contenido de minerales, los peces
no pueden vivir en el mar Muerto. Sin duda esta situación ya existía en tiempos
de Ezequiel.
10. En-gadi. Literalmente, "fuente del cabrito". Este lugar se halla sobre la costa occidental del mar Muerto, más o menos a mitad de ella (ver com. 1 Sam. 24: 1). Actualmente se conoce el lugar por el nombre de Engedí. En-eglaim. Este nombre sólo aparece aquí y el sitio no ha sido identificado.
11. Salinas. Ciertas aguas no serían saneadas, probablemente a
fin de asegurar la existencia de suficiente sal.
12. Fruto será para comer. La aplicación secundaria de esta predicción se
cumplirá con el árbol de vida en medio del nuevo Edén de Dios (Apoc. 22: 2).
4CBA/Ministerio Hno. Pio
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