Ministerio De Oseas
El Libro del Profeta OSEAS
INTRODUCCIÓN
1. Título.- El libro de Oseas se denomina así por el nombre del
profeta que lo escribió. Óseas es el
primero de los doce profetas menores. Se
llaman "menores" no porque sean de menor importancia que los profetas
mayores, sino porque sus libros son más cortos.
Muchos escritores antiguos hebreos y cristianos consideraban los
escritos de los profetas menores como un solo libro. En vista de que la época abarcada por estos
profetas se parece a la nuestra en su espíritu materialista y comercial, y por
sus males sociales, estos libros tienen un mensaje definido e importante para
nosotros hoy.
El nombre Óseas (Heb. Hoshea') es una forma abreviada del Heb. Hosha'eyah (Jer 42: 1; 43: 2), que significa
"Yahweh ha salvado".
2. Paternidad literaria.- No se sabe nada más de la historia de la familia de
Óseas que lo que se dice en los versículos con que comienza su profecía. El nombre del padre del profeta, Beeri
(Heb. Be'eri, "mi pozo"), no
revela la tribu a la cual pertenecía Óseas.
No sabemos nada de los acontecimientos de los últimos días de Óseas, ni
del lugar ni el tiempo de su muerte. Sin
embargo, la evidencia interna aclara que Óseas pertenecía al reino del norte,
Israel, y que allí ejerció su ministerio.
3. Marco histórico.- Los reinados durante los cuales Óseas profetizó
están ubicados, según la cronología de este Comentario (presentada en t. II,
pp. 79, 134-166), como sigue (los años son a. C.): Uzías (790- 739), Jotam
(750-731), Acaz (735-715) y Ezequías (729-686), reyes de Judá; y Jeroboam II
(793-753), rey de Israel. Óseas debe
haber empezado su ministerio mucho antes de 753 a. C., y tuvo que haber
continuado en actividad hasta algún tiempo después de 729 a. C.
Vivió en el período más tenebroso
de la historia del reino de Israel, precisamente antes de que la nación fuera
llevada al cautiverio por Asiria. Como
el libro de Óseas no hace mención ninguna de este acontecimiento, es probable
que fuera escrito antes de la ruina final del reino del norte. En los días de Jeroboam II, Israel prosperó
materialmente y progresó más que en cualquier otro tiempo desde los reinados de
David y Salomón (ver com. Ose. 2:
8). Sus límites por el norte eran casi
tan extensos como los que existieron en los días de aquellos reyes (2 Rey. 14:
25, 28).
Sin embargo, esta gloria externa
sólo hacía destacar más la decadencia moral interior y la declinación
espiritual del pueblo. La anarquía
política y la falta de gobierno caracterizaron esos tiempos. Hubo reyes que ascendieron al trono después
de matar a sus predecesores, y a su vez ellos fueron asesinados. Salum asesinó a Zacarías, y Manahem asesinó a
Salum, Peka asesinó a Pekaía, hijo de Manahem; y Óseas, el último rey de
Israel, asesinó a Peka. Posiblemente por
esta anarquía vergonzosa que se produjo después de Jeroboam II, éste solo es
mencionado por Óseas, y sus sucesores son omitidos (Ose. 1: 1; ver com. cap. 7:
5; 8: 4); o posiblemente el profeta se fue al sur, a Judá, después del reinado
de Jeroboam.
Oseas se refiere varias veces al
culto idolátrico al becerro levantado por Jeroboam I (1 Rey. 12), como causa
principal de la impiedad de Israel. Este
culto al becerro quizá preparó el camino más tarde para un culto más cruento y
más inhumano que se ofrecía en honor de Baal y Astoret: la espantosa
abominación del sacrificio de niños y la inexplicable degradación de una
desenfrenada sensualidad.
Oseas vivió en el tiempo de la
cosecha de esta mala siembra. La
adoración a la criatura desplazó la adoración al Creador. Ningún mandamiento del verdadero Dios era
obedecido. Prevalecían la falta de
honradez, la desconfianza mutua y la falsedad frente a Dios y al hombre. En los prósperos días de Jeroboam II se
derramaba sangre en abundancia, y se estimulaba el lujo en todas sus
formas. Por regla general, se pervertía
injusticia y se oprimía a los pobres. El
adulterio era una práctica religiosa.
Todos los niveles sociales se habían corrompido y la blasfemia y el
escepticismo caracterizaban a la corte real.
Los sacerdotes, entregados enteramente a la idolatría, se unían con el
pueblo en su pecaminosidad, y aumentaban la corrupción que imperaba en el país.
Oseas fue llamado por Dios para
que se opusiera a esa inundación de maldad del reino del norte, y para que
levantara diques de reprensión, condenación y súplica: de súplica basada en el
eterno amor de Dios por sus hijos descarriados.
Pero los ruegos de Óseas no fueron escuchados por un pueblo
apóstata. La impía nación impenitente e
inconversa, se aferró a su rebelde conducta, y fue llevada al cruel cautiverio
del yugo asirio. Óseas dio el último
mensaje de Dios al reino del norte antes de su caída en 723/722 a. C.
4. Tema.- El tema
predominante del libro de Óseas es el amor de Dios para con su pueblo
extraviado. Las experiencias por las cuales pasó el
profeta en su vida familiar y los sentimientos de su propio corazón para con su
esposa infiel, le dieron una idea de las profundidades insondables del amor del
Padre para su pueblo.
La terrible maldad del reino del norte aparece aún
más tenebrosa a la luz de ese amor divino, y Óseas de ninguna manera disculpa al pueblo por su
conducta. El profeta también describe
con tonos lóbregos los terribles castigos que caerían sobre Jerusalén si
persistía en su impiedad. Estas amonestaciones no son amenazas, sino
declaraciones de hechos que muestran que el castigo sigue ineludiblemente al
pecado. Sin
embargo, en todo lo que escribe Óseas expresa el tierno amor de Dios para con
su pueblo descarriado. El
libro está lleno de exhortaciones al arrepentimiento y mensajes de esperanza
para los que quisieran volver a su Padre amante.
5. Bosquejo.-
I. Sobrescrito,
1: 1.
II. La Relación De Dios Con Israel Simbolizada Por
La Relación De Óseas Con Su Propia Familia, 1: 2 a 3: 5.
A. La infidelidad de
Israel simbolizada por la familia del profeta, 1: 2-9.
1.
Casamiento de Óseas, 1:2-3.
2.
Nacimiento de Jezreel, 1:4-5.
3. Nacimiento de Lo-ruhama, 1:6-7.
4.
Nacimiento de Lo-ammi, 1:8-9.
B. Promesa de que
Dios aceptaría a Israel en el futuro, 1: 10 a 2: 1.
C. La idolatría de
Israel comparada con la infidelidad de Gomer, 2:2-13.
D.
El amor de Óseas por Gomer, y el amor de Dios para con Israel, 2:14-23.
E.
El regreso de Gomer a Óseas, y el regreso de Israel a Dios, 3:1-5.
III. La condición de impiedad de Israel y la certeza
del castigo, 4: 1 a 10: 15.
A. La acusación de
perversidad, 4: 1 a 7: 16
1.
Impiedad del pueblo en conjunto, 4: 1-19.
2.
Impiedad de sacerdotes y gobernantes, 5:1-15.
3.
Exhortación al arrepentimiento, 6: 1 - 11.
4.
Perversidad de la casa real, 7: 1-16.
B. El castigo sobre
la nación, 8: 1 a 10: 15.
1.
La trágica cosecha de depender neciamente de Asiria, 8: 1-14.
2.
Exilio a Asiria y disminución de la población, 9: 1-17.
3.
El lugar de culto devastado y el reino destruido, 10: 1-15.
IV. Resumen del trato de Dios con Israel, 11: 1 a
14: 9.
A. La misericordia
de Dios y su amor para Israel, 11: 1-11
B.
La ingratitud e impiedad de Efraín contrastadas/caso de Jacob, 11:12 a
12:14.
C.
El castigo divino sobre Efraín, 13: 1-16.
D.
La súplica para regresar y la promesa de plena redención, 14: 1-9.
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