jueves, febrero 11, 2021

REFLEXIÓN 568. EL LIBRO DEL PROFETA DANIEL (I. SECCIÓN HISTÓRICA) LIBERACIÓN DE LOS AMIGOS DE DANIEL DEL HORNO DE FUEGO ARDIENTE (DANIEL 3).

Daniel 3. Es la escena del horno de fuego… donde son lanzados vivos los 3 amigos de Daniel, por negarse a adorar la estatua de oro del rey. Pero son protegidos y salvados por Dios.

Luego del sueño del rey, en la cual se le presenta como parte del gobierno mundial que existe y que existirían. Siendo Babilonia el reino predecesor de futuros imperios mundiales. No acepta el designio divino y manda hacer una estatua semejante a lo que vio en su sueño; pero esta vez todo de oro. No dividido con otros metales…  para eso, reúne a todos sus servidores públicos y pueblos… en el campo de dura. Y así comienza la historia de hoy. Una prueba de valor y fe para los 3 jóvenes hebreos; pero para la gran mayoría de judíos, una muestra de lo que son y fueron siempre, idolatras. Porque no fue problema para ellos, postrarse y adorar a la estatua de oro.

*Esta escena se volverá a cumplir en el futuro. Cuando la gran mayoría adore a la bestia y a su imagen; y un minúsculo grupo adore al verdadero Dios. (Apoc. 13; 12:17; 14:12).

Pero Leamos El Capítulo De Hoy: versículos (1-7). Nabucodonosor erige una imagen de oro en el campo de Dura y ordena su adoración. (8-18) Sadrac, Mesac y Abed-nego son acusados por no adorar la imagen. Los tres hebreos fieles se niegan a adorarla. Son amenazados y confiesan a Dios. (19-25) La Liberación del horno por intervención divina. (26-30) Viendo el milagro, Nabucodonosor bendice a Dios. y da un decreto arbitrario que atenta contra los derechos de conciencia; los hebreos son promovidos.

1 EL REY Nabucodonosor hizo una estatua de oro cuya altura era de sesenta codos, y su anchura de seis codos; la levantó en el campo de Dura, en la provincia de Babilonia. 2 Y envió el rey Nabucodonosor a que se reuniesen los sátrapas, los magistrados y   capitanes, oidores, tesoreros, consejeros, jueces, y todos los gobernadores de las provincias, para que viniesen a la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado. 3 Fueron, pues, reunidos los sátrapas, magistrados, capitanes, oidores, tesoreros, consejeros, jueces, y todos los gobernadores de las provincias, a la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado; y estaban en pie delante de la estatua que había levantado el rey Nabucodonosor.

4 Y el pregonero anunciaba en alta voz: Mándase a vosotros, oh pueblos, naciones y lenguas, 5 que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha levantado; 6 y cualquiera que no se postre y adore, inmediatamente será echado dentro de un horno de fuego ardiendo. 7 Por lo cual, al oír todos los pueblos el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, todos los pueblos, naciones y lenguas se postraron y adoraron la estatua de oro que el rey Nabucodonosor había levantado.

8 Por esto en aquel tiempo algunos varones caldeos vinieron y acusaron maliciosamente a los judíos9 Hablaron y dijeron al rey Nabucodonosor: Rey, para siempre vive. 10 Tú, oh rey, has dado una ley que todo hombre, al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, se postre y adore la estatua de oro; 11 y el que no se postre y adore, sea echado dentro de un horno de fuego ardiendo.

12 Hay unos varones judíos, los cuales pusiste sobre los negocios de la provincia de Babilonia: Sadrac, Mesac y Abed-nego; estos varones, oh rey, no te han respetado; no adoran tus dioses, ni adoran la estatua de oro que has levantado. 13 Entonces Nabucodonosor dijo con ira y con enojo que trajesen a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Al instante fueron traídos estos varones delante del rey. 14 Habló Nabucodonosor y les dijo: ¿Es verdad, Sadrac, Mesac y Abed-nego, que vosotros no honráis a mi dios, ni adoráis la estatua de oro que he levantado? 

15 Ahora, pues, ¿estáis dispuestos para que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la adorarais, en la misma hora seréis echados en medio de un horno de fuego ardiendo; ¿y qué dios será aquel que os libre de mis manos?

16 Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto. 17 He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. 18 Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado.

19 Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado. 20 Y mandó a hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiendo. 21 Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo. 22 Y como la orden del rey era apremiante, y lo habían calentado mucho, la llama del fuego mató a aquellos que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego. 23 Y estos tres varones, Sadrac, Mesac y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo. 24 Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey. 25 Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses.

26 Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiendo, y dijo: Sadrac, Mesac y Abed-nego, siervos del Dios Altísimo, salid y venid. Entonces Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del fuego. 27 Y se juntaron los sátrapas, los gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey, para mirar a estos varones, cómo el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego tenían. 

28 Entonces Nabucodonosor dijo: Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed- nego, que envió su ángel y libró a sus siervos que confiaron en él, y que no cumplieron el edicto del rey, y entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su Dios. 29 Por lo tanto, decreto que todo pueblo, nación o lengua que dijere blasfemia contra el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego, sea descuartizado, y su casa convertida en muladar; por cuanto no hay dios que pueda librar como éste. 30 Entonces el rey engrandeció a Sadrac, Mesac y Abed-nego en la provincia de Babilonia. (Daniel 3).

1. Nabucodonosor. No se da ninguna fecha para los acontecimientos registrados en este capítulo. El nombre del rey es la única indicación del tiempo en que esto ocurrió. La LXX y la traducción griega de Teodoción ubican estos acontecimientos en el 18.° año de Nabucodonosor. Algunos eruditos consideran que esto es una interpelación. Razonan que los traductores creían que la colosal estatua fue erigida para conmemorar la captura final de Jerusalén. Sin embargo, aquella ciudad no fue destruida en el 18.° año de Nabucodonosor, sino en el 19.° (2 Rey. 25: 8-10). La fecha 580 a. C. presentada durante mucho tiempo en el margen de la versión KJV, se deriva de la cronología de Ussher (ver t. I, pp. 195, 205) y no tiene una base histórica suficiente. Algunos comentadores ubican esta narración en el período que sigue a la locura de Nabucodonosor descrita en el cap. 4, pero esto no puede aceptarse, como hemos de mostrar.

Estamos seguros de que los acontecimientos narrados en este capítulo ocurrieron más tarde que los del cap. 2, porque el pasaje del cap. 3: 12, 30 se refiere al cap. 2: 49. Además, una comparación de los discursos de alabanza de Nabucodonosor en el cap. 3: 28-29 y cap. 4: 34-37 indica que la locura del rey fue un acontecimiento posterior. La historia secular no nos ayuda para encontrar la fecha del acontecimiento ya que los registros ajenos a la Biblia no mencionan en absoluto este suceso. Sin embargo, sin almanaque de la corte escrito en el año 570/569 a. C. elimina ese año como fecha posible y hace que sea poco probable que el acontecimiento hubiese ocurrido hacía poco tiempo. Ese almanaque da una lista de todos los funcionarios más importantes del gobierno que ejercieron cargos durante ese año, y no menciona a Daniel ni a sus tres amigos. Ya que el acontecimiento descrito en Dan. 3 dio por resultado el ascenso de los tres hebreos, y ya que no es probable que hubieran sido destituidos poco tiempo después de su promoción -por lo menos no los tres de una vez- pudo haber transcurrido un tiempo considerable entre lo narrado en el cap. 3 y la fecha del almanaque de la corte.

La influencia del sueño del cap. 2 sobre los acontecimientos del cap. 3 (ver PR 369-371) demuestra que los acontecimientos del cap. 3 no pueden ubicarse en la última parte del reinado de Nabucodonosor. Algunos han sugerido la posibilidad de que hubiese ocurrido en el año 594/593 por las siguientes razones: Esta fecha coincide con el 4°. año de Sedequías, quien en ese año hizo un viaje a Babilonia (Jer. 51: 59). Es posible que ese viaje hubiera sido emprendido en respuesta a la convocatoria de Nabucodonosor para que todos los magistrados y vasallos "gobernadores de las provincias" (Dan. 3: 2) se presentasen en Babilonia para rendir homenaje a la imagen que el rey había erigido. No se podría esperar que Sedequías, persona de carácter débil y vacilante, tuviese los mismos escrúpulos religiosos que impidieron que Sadrac, Mesac y Abed-nego obedeciesen el mandato del rey. Sin embargo, es tan sólo una posibilidad el suponer que la fecha de este acontecimiento hubiera coincidido con la visita de Sedequías. Ver The Sanctified Life, p. 27.

Se desconoce la razón por la cual no se menciona a Daniel en este relato. No podemos saber si estaba enfermo o ausente en cumplimiento de una misión importante. Algunos han supuesto que, avergonzado por haber rechazado el mensaje del sueño, el rey podría haber  hecho arreglos a fin de que Daniel tuviera que ausentarse para atender importantes asuntos de la corona. Con todo, de una cosa podemos estar seguros: si la prueba lo hubiese sobrecogido, Daniel se habría mantenido tan leal como sus tres compañeros.

Estatua de oro. La imagen del cap. 2 representaba al reino de Nabucodonosor con la cabeza de oro (vers. 38). No satisfecho con ese símbolo, el rey ideó una estatua hecha de oro desde la cabeza hasta los pies, con la cual deseaba simbolizar la gloria perpetua y universal de su imperio, un reino que no sería seguido por otro de calidad inferior.

Sesenta codos. Las cifras que dan las medidas de la imagen atestiguan del uso del sistema sexagesimal (sistema que depende del número 60) en Babilonia, uso del que también atestiguan los documentos cuneiformes. El sistema sexagesimal fue inventado por los babilonios. Dicho sistema tiene ciertas ventajas sobre el sistema decimal. Por ejemplo, 60 es divisible por 12 factores, mientras que 100 es divisible sólo por 9 factores. El sistema se usa aún para ciertas medidas, tales como segundos, minutos y horas. Por lo tanto, era natural que los babilonios construyesen esa imagen de acuerdo con medidas del sistema sexagesimal. La mención de este detalle da verdadero colorido babilónico al relato.

Los críticos han señalado las proporciones de la estatua, 60 x 6 codos, más o menos 26,7 m x 2,7 m (ver t. I, p. 174), como una evidencia del carácter legendario del relato porque las proporciones de la figura humana son inferiores en la proporción de 5 a 1. Sin embargo, no conocemos la apariencia de la imagen. Es muy posible que la parte humana en sí midiera menos que la mitad de la altura total y hubiera estado sobre un pedestal de 30 codos, o más, de manera que toda la estructura, pedestal e imagen, midiera 60 codos. La moderna estatua de la libertad tiene un total de 92 m de altura, pero más de la mitad de ésta corresponde al pedestal; la figura humana sólo mide 33 m desde el talón hasta la parte superior de la cabeza. J. A. Montgomery observa que la palabra aramea tsélem, que aquí se traduce por estatua, se usa en una inscripción del siglo VII a. C. hallada en Nerab, cerca del Alepo, para describir una estela que está esculpida sólo en parte. Sólo la parte superior está adornada con el relieve del busto de un cuerpo humano. De ahí que tsélem, "estatua", no se limite a la descripción de una figura humana o de otra representación, sino que puede también incluir al pedestal.

¡Fácilmente encontramos en la historia obras semejantes a esta enorme estatua. Pausanias describe al Apolo Amicleano como una columna delgada, de forma humana, con cabeza, brazos y pies. Los así llamados Colosos de Memnón de la antigua Tebas, en el Alto Egipto, estaban construidos de piedra y eran en realidad representaciones del rey Amenofis III. Quedan las ruinas de ambos, uno de los cuales alcanza a unos 20 m. La mejor obra antigua de esta naturaleza es quizá el Coloso de Rodas, que representaba al dios Helios. Fue construido con el material de guerra que Demetrio Poliorcetes abandonó cuando levantó su infructuoso asedio de la isla en el año 305 a. C. Se necesitaron 12 años para construir el Coloso. Estaba hecho de planchas de metal que recubrían una armazón, y alcanzaba una altura de 70 codos, o sea 10 codos más que la estatua de Nabucodonosor. Alrededor del año 225 d. C. un terremoto destruyó el Coloso, después de lo cual yació en ruinas durante casi 900 años, hasta que los sarracenos lo vendieron como chatarra.

Campo de Dura. El nombre de esta llanura sobrevive en el nombre de un tributario del Eufrates llamado Río Dura, que desemboca en el Eufrates unos 8 km. más abajo de Hilla. Algunos cerros vecinos también llevan el nombre de Dura. Según una tradición muy difundida hoy entre los habitantes de Irak, los acontecimientos descritos en el cap. 3 sucedieron en Kirkuk, que es ahora centro de los yacimientos petrolíferos iraqueses. La tradición puede haberse originado porque antes había gases en ignición que escapaban por las fisuras del terreno en varios lugares de la zona, y también porque allí había grandes cantidades de materiales combustibles, como petróleo y asfalto. Lógicamente la tradición debe ser descartada. El incidente ocurrió cerca de Babilonia. Dura estaba en la "provincia de Babilonia".

2. Sátrapas. La palabra aramea 'ajashdarpan, "príncipe", o "sátrapa", se consideraba antes como de origen persa. Ahora se ha abandonado esta opinión porque los escritos cuneiformes muestran que la palabra había sido usada desde el tiempo de Sargón II (722-705 a. C.) pero en la forma de  satarpanu. Ahora se sugiere que la palabra es de origen horeo. Los persas evidentemente tomaron este título oficial del Occidente, de ahí que su uso en tiempos de Nabucodonosor no esté fuera de lugar. Ver com. Est. 3: 12.

En el período de los persas este título de signaba a funcionarios que regían las satrapías, las mayores divisiones del imperio.

Magistrados. "Prefectos" (BJ). La palabra aramea segan se traduce correctamente "magistrados", pero puede también significar "prefectos". Viene del acadio  shaknu, que tiene el mismo significado. Estos funcionarios administraban las provincias, que eran las secciones en las cuales estaban divididas las satrapías.

Capitanes. Arameo pejah, un sinónimo de seqan (ver com. anterior bajo "magistrados").

Oidores. "Consejeros" (BJ). La palabra aramea 'adargazar, "juez", sólo se ha  encontrado hasta ahora en la forma persa del período medio, como andarzaghar, que significa "consejero". El que esta palabra no hubiera aparecido en textos anteriores no prueba que no existiera antes del período persa, puesto que casi todo descubrimiento de una nueva inscripción revela que palabras antes desconocidas habían existido desde antiguo.

Tesoreros. El origen de la palabra aramea gedabar no ha sido aún determinado.

Consejeros. "Juristas" (BJ). La palabra aramea dethabar significa literalmente "legislador", y por ende "juez". Este vocablo se encuentra en documentos cuneiformes en la forma similar databari.

Jueces. Arameo, tiftay, "alguacil mayor" u "oficial de policía". La palabra se encuentra en la misma forma y con el mismo significado en los papiros arameos de Elefantina (en cuanto a esos papiros, ver t. III, pp. 81-85).

Gobernadores. "Autoridades provinciales" (BJ). La palabra aramea shilton, "autoridad", "oficial", de la cual se deriva el título de Sultán. Es el término que designa a todos los funcionarios subalternos de alguna importancia.

3. Fueron, pues, reunidos los sátrapas. La repetición de todos los títulos, tan característica de la retórica, como la cuádruple enumeración de la lista de los instrumentos musicales que sigue (vers. 5, 7, 10, 15), no se encuentra en la LXX (MS quisiano), quizá porque tales repeticiones no estaban a tono con el estilo de la época. Sin embargo, la traducción posterior griega de Teodoción preserva la repetición.

4. Pregonero. Arameo karoz, palabra que generalmente se considera de origen griego (cf. Gr. kérux). Hace años los críticos usaban esta palabra para argumentar que el origen del libro de Daniel era posterior a los hechos en él narrados. Sin embargo, H. H. Schaeder ha demostrado que la palabra es de origen iranio (Iranische Beiträge I [Halle, 1930], p. 56).

5. Bocina. "Cuerno" (BJ). Véase una descripción general de los instrumentos musicales hebreos en el t. III, pp. 31-44. Sin embargo, aquí se describe una orquesta babilónico en la cual varios instrumentos difieren de los que usaban los antiguos judíos.

Flauta. Arameo mashroqi, que designa la flauta o el pífano, al igual que la misma palabra en siríaco y mandeo (o mandeano).

Arpa.  "Cítara" (BJ). Arameo qithros, "arpa". Se considera generalmente que qithros viene del griego kítharis, o kíthara, "cítara". Hasta ahora no se conoce ninguna prueba de que las inscripciones indiquen una etimología acadia o irania. Sin embargo, no sería extraño encontrar ciertas palabras tomadas del griego en un libro escrito en Babilonia. Sabemos por los textos cuneiformes del tiempo de Nabucodonosor, que entre los constructores de edificaciones reales había muchos extranjeros, entre ellos, lidios y jonios. Estos carpinteros y artesanos pueden haber introducido en Babilonia ciertos instrumentos musicales que no se conocían antes allí. Sería natural que los babilonios aceptaran tanto el nombre griego como el instrumento. En esta forma la existencia de nombres griegos para ciertos instrumentos musicales podría ser fácilmente explicada.

Tamboril. "Sambuca" (BJ). Arameo, Ñabbeka'. Un instrumento triangular con cuatro cuerdas y tono brillante. Aunque el nombre aparece en griego como sambuk' y en latín como sambuca, no es de origen occidental. Los griegos y romanos tomaron el nombre, junto con el instrumento, de los fenicios, hecho que atestigua Estrabón quien dice (Geografía x. 3. 17) que la palabra es de origen "bárbaro".

Salterio. Arameo, pesanterin, que en la LXX se traduce por psaltérion. La palabra "salterio" deriva del griego, a través del latín. El salterio era un instrumento de cuerdas de forma triangular y tenía diapasón por encima de las cuerdas.

Zampoña. Del arameo sumponeyah. La palabra aparece en griego (sumfÇnía) como un término musical y como el nombre de un instrumento musical, una gaita. La primera referencia a este instrumento en literatura fuera de Daniel, se halla en Polibio (xxvi. 10; xxxi. 4), que describe la sumfÇnía como un instrumento que figuraba en anécdotas del rey Antíoco IV. Sin embargo, el instrumento ya está representado en un relieve hitita de Eyuk, pueblo que está a unos 32 km. al norte de Bogazköy, en la Anatolia central, de mediados del segundo milenio a. C. El relieve parece indicar que, como en tiempos posteriores, la gaita estaba hecha de piel de un perro.

Adoréis la estatua de oro. Hasta aquí el relato no ha dicho nada de que se demandaría la adoración de la imagen. La invitación enviada a todos los principales magistrados del reino de Nabucodonosor para que se congregasen en la llanura de Dura, según el registro, sólo hablaba de la dedicación de la imagen (vers. 2), aunque la gente acostumbrada a las prácticas idolátricas de ese tiempo puede no haber tenido dudas en cuanto a la razón por la cual fue erigida la imagen. El rendir homenaje a la estatua daría evidencia de sumisión al poder del rey, y al mismo tiempo demostraría reconocer que los dioses de Babilonia -los dioses del imperio- eran superiores a todos los otros dioses locales.

6. Cualquiera que no se postre. El rey y sus consejeros, que indudablemente esperaban que algunos no obedecerían, amenazaron con un castigo crudelísimo a cualquiera que se negara a obedecer la orden. Con la excepción de los judíos, cuyas convicciones religiosas les prohibían postrarse ante cualquier imagen (Exo. 20: 5), los pueblos de la antigüedad no tenían objeciones a la adoración de ídolos. Por esto, el rehusar postrarse ante la imagen del rey se consideraría como una prueba de hostilidad hacia Nabucodonosor y su gobierno. No sabemos si el rey había anticipado la difícil situación en que había puesto a sus leales siervos judíos. Puede ser que hiciera viajar a Daniel para ahorrarle tal situación embarazosa (ver com. vers. 1). Por su relación con Daniel, el rey debe haber sabido que un judío fiel rehusaría adorar la imagen, y que tal negativa no podría interpretarse como una señal de deslealtad.

Horno de fuego ardiendo. Aunque no se registran muchos ejemplos antiguos de esta clase de pena de muerte, existen algunos. Uno proviene del segundo milenio a. C. y en él se amenaza con este castigo a algunos siervos. Es digno de notar que la misma palabra que Daniel usó para nombrar al horno ('attun) se encuentra también en el texto cuneiforme babilónico (utunum). El segundo ejemplo proviene del yerno de Nabucodonosor, Nergal-sar-usur. En una de sus inscripciones reales dice haber "quemado hasta morir a adversarios desobedientes". Compárese con Jer. 29: 22.

El horno de fuego quizá era un horno de ladrillos. Puesto que todos los edificios estaban construidos de ladrillos, muchos de ellos de ladrillos cocidos, había numerosos hornos cerca de la antigua Babilonia. Las excavaciones muestran que los antiguos hornos de ladrillos eran semejantes a los modernos hornos, que se encuentran en gran número en esa zona. Estos hornos son generalmente construcciones cónicas hechas de ladrillos. Se llena el interior con los ladrillos que van a cocerse. Una abertura en un lado de la pared permite que el combustible sea echado al interior. El combustible consiste en una mezcla de aceite crudo y tamo. Así se produce un terrible calor y por la abertura, el observador puede ver los ladrillos calentados al blanco.

8. Algunos varones caldeos. Evidentemente eran miembros de la casta de los magos-científicos y astrólogos-astrónomos y no miembros de la nación caldea, en contraste con ciudadanos de la nación judía (ver com. cap. 1: 4). No se trataba tanto de antagonismo racial o nacional como de envidia y celo profesional. Los acusadores eran miembros de la misma casta a la cual pertenecían los tres fieles judíos.

Acusaron. Arameo 'akalu qartsehon, una expresión pintoresca que se traduce en forma prosaica como "acusaron". Una traducción literal sería "comieron los pedazos de ellos", y de allí, figuradamente "los calumniaron" o "los acusaron". Esta expresión aramea se encuentra también con significado similar en acadio, ugarítico y otros idiomas semíticos.

9. Rey, para siempre vive. Ver com. cap. 2: 4.

12. Pusiste. Una clara referencia al ascenso que se registra al fin del capítulo anterior (cap. 2: 49). La mención de la excelsa categoría de esos judíos tenía el propósito de recalcar el peligro que acarreaba la desobediencia de tales hombres, así como llamar la atención a la gravedad de su ingratitud para con su benefactor real. Por otra parte, el hecho de que los caldeos dieran preeminencia al puesto oficial al cual habían sido elevados esos judíos por el rey, sugiere que su acusación fue fruto de celos. Sus palabras también contenían insinuaciones ocultas contra el rey, y virtualmente lo acusaban de imprevisión política al nombrar para altos cargos administrativos a prisioneros de guerra extranjeros, de los cuales naturalmente no se podía esperar lealtad para el rey de Babilonia y sus dioses. El rey debía haber previsto esto, insinuaban.

14. Vosotros no honráis. La primera pregunta de Nabucodonosor estaba basada en la primera parte de la acusación de los caldeos. Debe haber sido del dominio público que esos funcionarios no adoraban los ídolos babilónicos. Pero, por haber reconocido el rey mismo al Dios a quien ellos servían como "Dios de dioses, y Señor de los reyes" (cap. 2: 47), no había hasta entonces ninguna razón válida para acusar a esos hombres de actos subversivos. Sin embargo, ahora una orden directa no había sido cumplida, y más aún había sido despreciada, y la osada negativa de cumplir la orden real de adorar la estatua fue probablemente interpretada como si la tolerancia del rey para con esos no conformistas despertaba oposición obstinada y rebelión. Esto explicaría la ira y la furia de Nabucodonosor.

15. ¿Y qué dios será aquel? Esto no necesita considerarse como una blasfemia directa contra el Dios de los judíos. Sin embargo, era un desafío dirigido a Jehová con espíritu insolente y con un altivo sentido de superioridad. Algunos han comparado estas palabras con las dichas por el rey asirio Senaquerib: "No te engañe tu Dios en quien tú confías" (Isa. 37: 10). Pero el caso de Nabucodonosor era un tanto diferente. Senaquerib ensalzó a sus dioses por encima de Jehová, el Dios de los judíos, pero Nabucodonosor sólo declaró que la liberación del horno de fuego era algo que ningún dios podría realizar. Al hacer esa afirmación sólo comparó indirectamente al Dios de los judíos con sus propios dioses, cuya impotencia en tales asuntos conocía bien.

16. No es necesario. Del arameo jashaj, "tener necesidad de". Algunos han interpretado esta respuesta como sumamente arrogante y han hecho notar que ha habido mártires que reaccionaron en forma similar ante sus perseguidores. Sin embargo, J. A. Montgomery ha demostrado que el término "responder" debe interpretarse en un sentido legal. En idiomas similares y en otros diferentes se encuentran analogías que muestran que el sentido es "presentar una defensa", o "apología". Ya que los acusados no negaban la verdad de la acusación, no veían la necesidad de defenderse. Su caso estaba en manos de su Dios (vers. 17), y dieron su respuesta sometiéndose completamente a la voluntad divina, cualquiera fuese el resultado de su prueba. Sus declaraciones posteriores (vers. 18) muestran que no estaban seguros de salir de ese trance con vida. Si hubiesen estado seguros de que serían librados, su respuesta podría interpretarse como una muestra de arrogancia espiritual. Como estaba el asunto, su actitud mostraba su firme convicción de que su proceder era el único factible y que no necesitaba defensa, ni más explicaciones.

17. He aquí. En el arameo, este versículo comienza con la conjunción hen, "si" (condicional). Esto ha dado lugar a debates en cuanto a la interpretación del versículo. Predominan dos interpretaciones: (1) la de las versiones RVR, BJ, VM, BC, Straubinger y otras que reflejan el significado: "He aquí nuestro Dios... puede librarnos... y si no", etc.; y (2) la de quienes insisten en una interpretación literal: "Si nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo y de tu mano, oh rey, él (nos) salvará; pero si no", etc. La segunda interpretación no está a tono con la fe de los tres acusados judíos que se revela en otras partes. La primera interpretación parece reflejar más fielmente la firme fe de los tres hebreos en la omnipotencia de su Dios y de su sabiduría inescrutable. Dios podría salvarlos si eso fuese lo mejor para ellos y para la gloria de su nombre y de su causa. Sus palabras no expresan ninguna duda acerca del poder de Dios, sino incertidumbre en cuanto a si era la voluntad divina salvarlos o no.

La LXX no tiene palabra que exprese duda, y toda su declaración (vers. 16-18) es positiva: "Oh rey, no tenemos necesidad de contestarte en cuanto a esta orden. Porque Dios en los cielos es nuestro único Señor, a quien tememos, y quien puede librarnos del horno de fuego; y de tus manos, oh rey, él nos librará; y entonces te será manifiesto que no serviremos a tu ídolo, ni adoraremos tu estatua de oro".

19. Siete veces más. El arameo jad-shib'ah, que literalmente significa "uno siete", en el sentido de "siete veces", es una construcción extraña, pero la misma forma se usa también en una carta aramea de Elefantina del siglo V a. C. Algunos dramáticos han pensado que es una abreviatura de una expresión idiomática aramea común, mientras que otros, como Montgomery, piensan que puede "provenir de las reminiscencias de la recitación de las tablas de multiplicación". El aumento de calor en el horno quizá fue producido por una cantidad extraordinaria de tamo y petróleo crudo. El petróleo podía conseguirse de los muchos pozos abiertos de Mesopotamia que, desde tiempos antiguos, han proporcionado abundantemente este producto que hoy se usa en los hornos de ladrillo de la zona (ver com. vers. 6). El propósito de esta orden extraordinaria quizá no fuera aumentar el castigo. Un aumento de calor en el horno no hubiera aumentado la tortura de las víctimas. El rey tenía el propósito de imposibilitar cualquier posible intervención (ver EGW, Material Suplementario, sobre este versículo).

20. Hombres muy vigorosos. Mejor: "Algunos hombres fuertes", o "los hombres más fuertes de su ejército" (BJ). El hecho de que se eligiera a militares de fuerza extraordinaria quizá era otra medida para eliminar la posibilidad de intervención de parte de los dioses.

21. Mantos. Las palabras arameas que describen los "mantos" y las "calzas" ("pantalones", BJ) no se entienden plenamente. Los lexicógrafos están de acuerdo en que la traducción que ofrece la RVR es aproximadamente correcta.

Turbantes. Arameo karbelah, palabra de origen acadio, como lo muestran los textos cuneiformes, en los cuales aparece como karballatu, "gorra". En la inscripción de Darío I en Naqsh-i-rustam este término designa el casco, pero en textos babilónicos posteriores significa "sombreros". La mención de los distintos artículos de vestir, que eran de material fácilmente inflamable, sin duda se hace para referirse al milagro que siguió (vers. 27).

23. Horno de fuego ardiendo. A continuación del vers. 23, los manuscritos de las más antiguas traducciones de Daniel, la LXX y Teodoción, contienen un largo agregado apócrifo de 68 versículos, llamados "El canto de los tres jóvenes santos". El canto contiene tres partes: (1) Oración de Azarías (Abednego), compuesta tanto de una confesión como de una súplica (vers. 24-45); (2) un interludio en prosa, que describe el calentamiento del horno y el descenso del ángel del Señor para enfriar las llamas (vers. 46-50); (3) el cántico de los tres (vers. 51-91). Aunque Jerónimo reconoció que es espuria, esta adición apócrifa ha sido recibida en las versiones católicas como parte del canon. Los eruditos debaten si el origen del canto es judío o cristiano. Varios de ellos creen que esta obra fue creada alrededor del año 100 a. C. ver p. 772.

24. Se levantó apresuradamente. Evidentemente el rey había ido al lugar de la ejecución, sin duda para asegurarse de que su orden se ejecutaría debidamente. Quizá estaba sentado para poder observar a las víctimas cuando eran echadas al fuego.

25. Semejante a hijo de los dioses. El texto dice: "semejante a hijo de 'elahin". La palabra aramea 'elahin es la forma plural de 'elah, "dios", y se emplea para designar a dioses paganos (Dan. 2: 11, 47; 5: 4, 23). El equivalente hebreo de 'elahin es 'elohim, que, a pesar de estar en plural, se usa regularmente para designar al único Dios verdadero (ver t. I, pp. 179-182). Por lo tanto es lógico que el vocablo arameo 'elahin también pueda representar al Dios de los judíos. Es correcto, entonces, traducir en dos formas, dependiendo de la comprensión teológico de quien emplea la palabra: "hijo de dioses", o "hijo de Dios".

Si pensamos que Nabucodonosor reconoció en ese momento al Dios de los tres hebreos como único Dios, bien pudo haber exclamado: "Es semejante a hijo de Dios". Indudablemente en este episodio Nabucodonosor admitió la superioridad del Dios Altísimo (cap. 3: 26, 28-29). Por otra parte, bien pudo haber usado la expresión "hijo de dioses" para indicar que la persona que veía en el horno no era un mero ser humano.

Los autores judíos siempre han identificado al cuarto personaje como un ángel. La LXX lo identifica como "ángel de Dios". Muchos intérpretes cristianos, entre ellos Hipólito, Crisóstomo y Elena de White, han visto en este personaje a la segunda persona de la deidad (ver PR 373-374; Problems in Bible Translation, pp. 170-173). La mayor parte de los cristianos conservadores mantienen la misma posición. Algunos eruditos modernos niegan que este pasaje pueda referirse a Cristo. La mayoría de las traducciones modernas ponen "semejante a hijo de dioses" no porque no crean que el cuarto personaje pudiera haber sido Cristo, sino por el deseo de ser estrictamente fieles al texto arameo.

26. Dios Altísimo. El reconocimiento de Nabucodonosor de que el Dios de los tres hebreos era el "Altísimo" no implica necesariamente que el rey hubiera abandonado sus conceptos politeístas. Para él, el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego no era el único Dios verdadero, sino simplemente el Dios más alto, el principal de todos los dioses, de la misma forma en que los griegos llamaban a Zeus ho hupsistós theós, "el dios más alto". El término se usó en este sentido en Fenicia, y más tarde en las inscripciones de Palmira.

27. Los sátrapas. En cuanto a los funcionarios que se enumeran aquí, ver com. vers. 2.

Ropas. Ver com. vers. 21.

28. Bendito sea el Dios. La milagrosa liberación de los tres hombres impresionó profundamente al rey y cambió su anterior opinión (vers. 15) en cuanto al Dios de los hebreos. Nabucodonosor ahora alababa el poder de ese Dios, anunciando públicamente que ese Dios había salvado a sus adoradores, y decretando que cualquiera que deshonrase a ese Dios sería castigado con la muerte (vers. 29). Su reconocimiento revelaba un progreso en su concepto de Dios (ver cap. 2: 47; p. 779).

29. Por lo tanto decreto. En esta forma insólita mucha gente que de otra manera nunca habría oído del Dios de los hebreos llegó a conocerlo. Sin embargo, Nabucodonosor se excedió en sus prerrogativas cuando procuró obligar por la fuerza que los hombres honraran al Dios de los hebreos (PR 375).

Descuartizado. En cuanto a los castigos con que aquí se amenaza, ver com. cap. 2: 5.

30. Engrandeció. La forma verbal que se traduce de esta manera significa principalmente "hacer prosperar", y en un sentido más amplio "promover". No se dice cómo se efectuó esa promoción. Quizá los tres hebreos recibieron dinero, o se les dio más influencia y poder en la administración de la provincia, o títulos de mayor categoría. Por su fidelidad ante la muerte, los tres hebreos habían demostrado cualidades de carácter que manifestaban que se les podían encomendar aun mayores responsabilidades que las que anteriormente habían desempeñado. (4CBA) Ministerio Hno. Pio


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