Oseas
1. Dios para enseñar una lección practica a su pueblo apostata. Le pide al profeta
que se case con una mujer de dudosa reputación, y los hijos que tengan, serian símbolos
de los juicios divinos.
Este capítulo
se divide así: A). ÉPOCA Del Ministerio Del Profeta Oseas. (Versículo 1).
Óseas debe haber empezado su ministerio mucho antes
de 753 a. C., y tuvo que haber continuado en actividad hasta algún tiempo
después de 729 a. C. Aprox. Su
ministerio profético, junto con el de MIQUEAS (última mitad del siglo Vlll a.
C), y quizá también la influencia indirecta de OSEAS en el reino del norte,
contribuyeron a las reformas de Ezequías.
El Ministerio de Oseas también es paralelo al
ministerio del profeta ISAÍAS. (1:1),
Aprox. 750-739 A.C.).
B). Versículos (2-9). LA INFIDELIDAD De
Israel Simbolizada Por La Familia Del Profeta: (2-3) Casamiento de Óseas. (4-5)
Nacimiento de Jezreel: "Dios sembrará" o "Dios esparcirá". (6-7) Nacimiento de Lo-ruhama: "no compadecida". (8-9) Nacimiento de Lo-ammi: "no pueblo mío".
C). LA PROMESA de que Dios aceptaría a Israel en el futuro. La restauración de Judá e Israel (10-11).
1 PALABRA de
Jehová que vino a Óseas hijo de Beeri, en días de Uzías, Jotam, Acaz y
Ezequías, reyes de Judá, y en días de Jeroboam hijo de Joás, rey de Israel.
2 El principio de la palabra de Jehová por medio de Óseas. Dijo Jehová a Óseas: Ve, tómate una mujer fornicaria, e hijos de fornicación; porque la tierra fornica apartándose de Jehová. 3 Fue, pues, y tomó a Gomer hija de Diblaim, la cual concibió y le dio a luz un hijo.
4 Y le dijo Jehová: Ponle por nombre Jezreel; porque de aquí a poco yo castigaré a la casa de Jehú por causa de la sangre de Jezreel, y haré cesar el reino de la casa de Israel. 5 Y en aquel día quebraré yo el arco de Israel en el valle de Jezreel.
6 Concibió ella otra vez, y dio a luz una hija. Y le dijo Dios: Ponle por nombre Lo-ruhama, porque no me compadeceré más de la casa de Israel, sino que los quitaré del todo. 7 Más de la casa de Judá tendré misericordia, y los salvaré por Jehová su Dios; y no los salvaré con arco, ni con espada, ni con batalla, ni con caballos ni jinetes.
8 Después de haber destetado a Lo-ruhama, concibió y dio a luz un hijo. 9 Y dijo Dios: Ponle por nombre Lo-ammi, porque Vosotros No Sois mi pueblo, Ni Yo Seré vuestro Dios.
10 Con todo, será el número de los hijos de Israel como la arena del mar, que no se puede medir ni contar. Y en el lugar en donde les fue dicho: Vosotros no sois pueblo mío, les será dicho: Sois hijos del Dios viviente. 11 Y se congregarán los hijos de Judá y de Israel y nombrarán un solo jefe, y subirán de la tierra; porque el día de Jezreel será grande. (Oseas 1)
1. Palabra de Jehová. Ver com. Jer. 46: 1. Óseas declara en forma muy
directa, característica de los profetas, que el mensaje que presenta no es de
invención humana sino que procede de la inspiración divina (cf. 2 Tim. 3: 16; 2
Ped. 1: 20-21).
2. Tómate una mujer. Acerca de los sucesos que aquí se describen, se han
sostenido tres puntos de vista:
a. Que
representa únicamente un sueño o una visión, y por lo tanto no sucedieron en
realidad en la vida de Óseas.
b. Que el
relato es sólo una parábola o alegoría.
c. Que lo que
se describe es un resumen biográfico literal de la vida personal y familiar de
Óseas.
La principal
objeción que se presenta contra la interpretación literal, es que la orden de
que tomara "una mujer fornicaria, e hijos de fornicación" no parece
concordar con el carácter de Dios.
Sin embargo,
como no hay ninguna declaración directa o indicio alguno de que el pasaje sea
alegórico o que describa una visión o un sueño, la forma más natural de
entenderlo es considerándolo como un relato literal. Muchos comentadores están
a favor del punto de vista literal, aunque difieren mucho en su comprensión de
los detalles. Algunos han procurado justificar la orden de Dios a Óseas,
argumentando que cualquier cosa que Dios ordene es, por lo tanto, correcta.
Otros observan que el relato no establece, de ninguna manera, que el carácter
de Gomer fuera dudoso cuando Óseas se casó con ella, pues la frase "hijos
de fornicación" puede describir sencillamente a sus antepasados y no
necesariamente su carácter personal, o que quizá presente anticipadamente la
condición a la cual llegaría la mujer. Es
evidente que más tarde ella fue infiel (cap. 3: 1-3); sin embargo, no se
indica con claridad el tiempo preciso de su caída. Nacieron tres hijos, pero
sólo del primero, de Jezreel, se dice que "Gomer... le dio... un
hijo" a Óseas.
Si Gomer
tenía buena conducta cuando Óseas la tomó por esposa, no puede haber duda en
cuanto a la orden de Dios para que se casara con ella. Quizá fue un permiso
(cf. Núm. 13: 1-2; Deut. 1: 22; PP 407) para que se casara con alguien a quien
ya amaba.
La narración
tiene la forma de un relato estrictamente histórico, y como no hay ninguna
prueba verdadera de lo contrario, es preferible considerarlo así.
La tierra fornica. El caso personal de la familia de Óseas se convirtió
en la base de una importante instrucción y exhortación religiosa.
3. Gomer. Quizá signifique "terminación" o "consumación". No se ha dado
ninguna explicación satisfactoria en cuanto al significado de este nombre. Esto
añade peso a la creencia de que Gomer fue el nombre histórico de un personaje
literal. Lo mismo puede decirse acerca del nombre Diblaim.
4. Jezreel. El significado de este nombre es "Dios
sembrará" o "Dios esparcirá". Algunos han destacado el juego de
ideas que hay en el nombre hebreo. Antiguamente la semilla se esparcía en el
proceso de la siembra, y la palabra "esparcir" llegó a tener el
significado de "sembrar" o "plantar". El primer significado
del nombre Jezreel se aplicó al tiempo de la infidelidad de Gomer, debido a la
cual Óseas la "apartó", o le puso trabas, es decir la puso a buen
recaudo limitándole sus privilegios. Posteriormente, cuando ella se arrepintió,
Óseas la "plantó", es decir, le restituyó su condición anterior y sus
prerrogativas (ver com. cap. 2: 22). También hay un típico juego de palabras en
hebreo que contrasta las palabras Jezreel e Israel. La segunda se refiere a
prevalecer con Dios para salvación (ver com. Gén. 32: 28); la primera, tal como
se usa aquí, se refiere a ser esparcido por Dios para destrucción. Son
significativos los nombres de los tres hijos del profeta, pues señalan el
castigo de Dios sobre su pueblo debido a sus pecados.
Casa de Jehú. El hijo de Jehú (Joacaz), su nieto (Joás) y su
bisnieto (Jeroboam II) fueron sus sucesores en el trono de Israel. Después
Salum mató a Zacarías, hijo de Jeroboam II, con lo que terminó ese linaje real
(2 Rey. 15: 8-12). Así se cumplieron tanto la profecía de Oseas como el mensaje
previo del Señor a Jehú (ver com. 2 Rey. 10: 30).
Sangre de Jezreel. Jehú exterminó, por orden de Dios, toda la casa de
Acab en la ciudad de Jezreel (2 Rey. 9: 6-7; 10: 17). ¿Por qué, pues, debía ser
castigado lo que hizo Jehú? Muy posiblemente porque fue pecaminoso el motivo
que tuvo al destruir la dinastía de Acab. La
destrucción de la casa de Acab concordaba con el deseo egoísta de Jehú de
obtener el reino. El
propósito de Dios al exterminar la casa de Acab era el de hacer desaparecer
completamente la idolatría tan difundida por Acab y Jezabel. Jehú puso fin al culto de Baal, pero permitió que
continuara el culto a los becerros de Jeroboam (2 Rey. 10: 21-31).
Ese cumplimiento a medias de la orden divina revelaba un corazón dividido, lo cual
trajo a Jehú una condenación mayor por haber invalidado el designio del cielo.
Antepuso sus propósitos a los de Dios, y por eso se pronunció sobre él la
sentencia: "Castigaré". Un hombre puede ser utilizado por Dios para cumplir un
propósito divino, y, sin embargo, ser rechazado si su corazón no es recto.
Haré cesar. Esto se cumplió porque con el acontecimiento que
terminó la casa de Jehú, o sea el asesinato de Zacarías, comenzó el período de confusión política que rápidamente ocasionó la
caída del reino del norte (ver t. II, pp. 86-87). La notable
prosperidad material de la nación en el tiempo de Jeroboam II no fue una
demostración del favor divino. El resultado final de la
desobediencia es siempre el mismo, entonces como ahora: La Destrucción.
5. En aquel día. Cuando el reino del norte fuera destruido. Quebraré yo el arco. Es decir, destruiré la fuerza militar de Israel.
Valle de Jezreel. Se describe el castigo de la nación como si se
efectuara en la misma región donde Jehú mató a la familia de Acab (2 Rey. 9:
15-37). En cuanto al significado de la palabra "Jezreel", ver com.
Ose. 1: 4.
6. Dio a luz una hija. A algunos les parece importante que el registro no
diga, que "le" dio a luz una hija a Óseas, como se dijo en el caso de
Jezreel (vers. 3). Esto ha hecho que se deduzca que Lo-ruhama no era hija de
Óseas, sino que nació como fruto de un adulterio de Gomer. Esta opinión adquiere
más peso si se acepta que el cap. 2 relata lo que realmente le aconteció al
profeta con su esposa Gomer (ver com. cap. 2: 4).
Lo-ruhama. Heb. Lo ,rujamah, "no compadecida". Pablo
se refiere a la profecía de Óseas, y es evidente que interpreta la frase con el
significado de "no amada" (Rom. 9: 25); y Pedro, sin duda
refiriéndose al mismo pasaje, habla de un pueblo que no había "alcanzado
misericordia" (1 Ped. 2: 10). La nación de Israel había llegado al punto
en que el Dios de amor no podía compadecerse más de ella (cf. Gén. 6: 3).
Los quitaré del todo. La LXX traduce: "Ciertamente me dispondré en
orden de batalla contra ellos". Indudablemente se hace referencia a la
próxima cautividad a manos de los asirios.
7. Tendré misericordia. La condición espiritual del reino del sur, o sea "la casa de Judá", era mucho mejor que la del reino del norte. Aunque en Judá había una declinación espiritual, la nación en términos generales aún se aferraba, en cierta medida, al culto a Dios, a la ley, a los servicios del templo y a los sacrificios que prefiguraban al "Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Juan 1: 29). Esto merecía la compasión divina para el reino del sur, lo cual contrastaba duramente con la misericordia que se negaba al reino de Israel.
Los salvaré. Dios libró a Judá de la suerte que sufrió Samaria en 723/722 a. C.
Más tarde, la salvó de Senaquerib matando a 185.000 en el campamento asirio (2 Rey. 19:35-36; Isa. 37:36-37).
No los salvaré con arco. Aunque Judá se había contaminado con la idolatría,
en gran medida mantenía su consagración a Dios y su confianza en él, y no en la
fuerza militar como lo hacía Israel. La mención detallada que aquí se hace de
fuerzas armadas destaca, en forma sorprendente, la verdad de que cuando Dios
libera a su pueblo no necesita ni de arco ni de espada, de caballos ni de
jinetes para ganar la victoria, y que cuando éstos se usan sin el Señor, no
pueden salvar (Sal. 20:7; Isa. 31:1).
8. Dio a luz un hijo. Tampoco se indica explícitamente aquí que el profeta
fuera el padre de este hijo (ver com. vers. 6).
9. Lo-ammi. Heb. Loammi, "no pueblo mío". Algunos ven
en este nombre la comprobación de que Oseas finalmente reconoció el adulterio
de Gomer; es decir, el profeta afirma que el niño no es de su familia. Sea como
fuere, el nombre que se le dio al niño simbolizaba la relación de Dios con
Israel, el reino del norte.
No sois mi pueblo. Con este tono fuerte Dios indica su rechazo de la
nación de Israel debido a sus pecados, la ruptura del pacto que tenía con
ellos.
10. Con todo, será el número. La profecía del quebrantamiento del reino de Israel
(vers. 4) está mezclada con la promesa de restauración. Nótese aquí la
semejanza con la promesa dada a Abrahán (Gén. 22: 17) y la que fue dada a Jacob
(Gén. 32: 12). La restauración prometida no sería para las diez tribus nada
más, sino para Israel y para Judá juntos (ver com. vers. 11); sin embargo, los
hijos de Israel no vivieron a la altura del glorioso destino que el Señor había
trazado para ellos (ver pp. 30-32). El apóstol Pablo muestra cómo se cumplirá
esta profecía en los gentiles (Rom. 9: 25-26; ver pp. 37-38).
Hijos del Dios viviente. Esta promesa halla ahora su cumplimiento en la
iglesia cristiana. Mediante la aceptación por fe del Evangelio, nosotros,
seamos judíos o gentiles, somos adoptados como individuos en la familia de Dios
(Rom. 9: 24-26), y así nos convertimos en herederos de la vida eterna (Juan 1:11-12; Roma. 8:14-17; Gál. 3:26, 29; Apoc. 21:7; compárese con la
ilustración de Pablo del injerto en el buen olivo del verdadero Israel, Rom.11).
Dios
reconoció a Israel como su "pueblo" basándose en la relación del
pacto. Por lo tanto, el nombre Lo& #ammi implicaba la anulación del pacto,
y la declaración "sois hijos del Dios viviente", su restauración.
11. Hijos de Judá. Se habla de Judá e Israel juntos para indicar que el
plan de Dios para su pueblo escogido era que estuviera unido en una sola
nación. Profetas posteriores destacaron esta misma verdad (Jer. 3: 18; 50: 4-5,
33; Eze. 37: 16-22; etc.). Representantes de las tribus de Israel estaban entre
los repatriados que volvieron después del cautiverio de Judá (ver com. Esd. 6:
17).
Subirán de la tierra. Evidentemente una referencia a los que volverían de
los cautiverios asirio y babilónico.
Jezreel. En el vers. 4 Óseas usa el nombre
"Jezreel" para representar el esparcimiento del pueblo; pero aquí
(como en cap. 2: 22-23) el profeta emplea "Jezreel" para expresar la
siembra del amor y de la misericordia de Dios para con su pueblo.
Este capítulo
da énfasis a la verdad de que "Dios no puede ser burlado" (Gál. 6:
7). Si le desobedecemos, no podemos esperar que escaparemos del castigo de
nuestras transgresiones. Los tres hijos de Óseas, que representan a los
apóstatas hijos de Israel, proclaman con sus nombres los castigos cada vez más
severos debidos a esta apostasía. Sin embargo, aquí se presenta tan
intensamente la misericordia divina como el castigo divino. Dios es un Dios de
justicia y amor (cf. Sal. 85: 10; 89: 14). 4CBA/Ministerio Hno. Pio
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