Daniel 12:4-13. Forman un epílogo de la visión de
los cap. 10- 12 y pueden considerarse, en un sentido menos literal, como un
epílogo de todo el libro. De cómo las fuerzas políticas y espirituales lucharon
por imponer su oposición sistemática al Dios creador y a su pueblo que lo
representa en este mundo. Pero Dios interviene, para que sus propósitos se
cumplan.
*Éste capítulo es la duración de las "maravillas"; promesas personales a Daniel. Se le hace saber a Daniel acerca del tiempo del fin. Y que las profecías que tienen que ver con el tiempo del fin se comprenderían en un futuro lejano (en el tiempo del fin).
Que comienza
al final de los 1260 días proféticos (tiempo, tiempos, y la mitad de un
tiempo). Y eso está a finales del siglo XVIII. Es decir, el período de 1.260
años, 538-1798 d. C.
*La reflexión final que podemos sacar, es que en la lucha del gran conflicto de los siglos, entre Dios y Satanás. Dios y su pueblo vencerán. “Ellos lo han vencido por medio de la sangre del Cordero y por el mensaje del cual dieron testimonio…”. Apoc. 12:11.
Por tanto, únete a los ganadores. Amen.
4 Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará. 5 Y yo Daniel miré, y he aquí otros dos que estaban en pie, el uno a este lado del río, y el otro al otro lado del río. 6 Y dijo uno al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río: ¿Cuándo será el fin de estas maravillas? 7 Y oí al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra y su siniestra al cielo, y juró por el que vive por los siglos, que será por tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo. Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo, todas estas cosas serán cumplidas.
8 Y yo oí, mas no entendí. Y dije: Señor mío, ¿cuál será el fin de estas cosas? 9 El respondió: Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin. 10 Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán.
11 Y desde el tiempo que sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días. 12 Bienaventurado el que espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días. 13 Y tú irás hasta el fin, y reposarás, y te levantarás para recibir tu heredad al fin de los días. (Daniel 12).
1. En aquel
tiempo. Heb. ba'eth hahi', "a ese tiempo", o
"en ese tiempo". Algunos
sostienen que estas palabras aluden a la frase be'eth qets "Al [o en el]
tiempo del fin" (cap. 11: 40); es decir que los acontecimientos que se han
de narrar ocurren dentro de ese período general. Sin embargo, el contexto justifica la
conclusión de que "aquel tiempo" se refiere al tiempo de la
desaparición del poder descrito al final del cap. 11. Debiera notarse que las
palabras "en aquel tiempo" no especifican si los acontecimientos que
aquí se predicen han de ocurrir simultáneamente con los del cap. 11: 45, o si
los preceden inmediatamente o los siguen.
Lo importante es que los acontecimientos del último versículo del cap.
11 y los del primero del cap. 12 están estrechamente relacionados en cuanto a
tiempo.
Se
levantará. Heb. 'amad.
Se usa la misma palabra posteriormente en el versículo para describir a
Miguel que "está de parte de los hijos de tu pueblo". Según el sentido pareciera ser muy claro que
Cristo se levanta para librar a su pueblo (CS 671, 691, 698-700, 715).
Miguel. Ver com. cap. 10: 13. Aquí el Paladín divino en el gran conflicto actúa para librar a su pueblo. Príncipe. Heb. Ñar (ver com. cap. 10: 13). Está de parte. Heb. ha'omed 'al, "que se levanta sobre", es decir, para proteger.
Tiempo de
angustia. Cuando cese la mediación de Cristo y el Espíritu de
Dios se retire de entre los hombres, entonces todos los poderes de las
tinieblas que han sido retenidos descenderán sobre el mundo con furia
indescriptible. Habrá una escena de lucha
tal que ninguna pluma podrá describirla (ver CS 671- 672).
Libertado. ¡Qué consuelo saber que el resultado de este gran conflicto no está en
duda! Compárese con cap. 7: 18, 22, 27;
10: 14.
El libro. Es decir el libro de la vida (ver com.
Dan. 7: 10; cf. Fil. 4: 3; Apoc.
13: 8; 20: 15; 21: 27; 22: 19).
2. Serán
despertados. Una resurrección especial precede al segundo
advenimiento de Cristo. "Todos los
que hayan muerto en la fe del mensaje del tercer ángel" se levantarán en
esa ocasión. Además, los que
contemplaron burlonamente la crucifixión de Cristo y los que se opusieron más
violentamente al pueblo de Dios serán sacados de sus tumbas para ver el cumplimiento
de la promesa divina y el triunfo de la verdad (CS 695; Apoc. 1: 7).
Vergüenza. Heb. der'on, palabra que sólo aparece en la Biblia en Isa. 66: 24 y
aquí. Se relaciona con el árabe dara',
"repeler", y tiene el sentido de "aborrecimiento". Después de haber sido testigos de lo terrible
que es el pecado durante los milenios del gran conflicto, los habitantes del
universo sentirán una intensa repulsión por el pecado. Cuando el conflicto haya terminado y se haya
vindicado plenamente el nombre de Dios, inundará el universo un profundo
aborrecimiento por el pecado y por todo lo que éste haya contaminado. Es este aborrecimiento lo que garantiza que
el pecado nunca más trastornará la armonía del universo.
3. Los
entendidos. Heb. hammaÑkilim, del verbo; Ñakal "ser
prudente". Esta forma puede
entenderse en un sentido simple, como "los que son prudentes", o
"los que tienen discernimiento"; o en un sentido causativo: "los
que hacen que haya discernimiento", es decir, "los que enseñan". El que verdaderamente tiene discernimiento de
las cosas de Dios se da cuenta de que, en virtud de ese mismo hecho, esas cosas
deben compartirse con otros. La
sabiduría divina lo guía para que sea maestro de esa sabiduría para otros.
MaÑkilim aparece en el cap. 11: 33, donde se traduce
"sabios". En este pasaje se
los presenta como perseguidos debido a sus fieles esfuerzos; aquí son
recompensados con la gloria eterna.
Compárese con el vers. 10.
4. Cierra
las palabras. Compárese con la advertencia similar respecto a la
visión anterior de Daniel (cap. 8: 26).
Esta instrucción no se aplica a todo el libro de Daniel, porque una
parte del mensaje ha sido comprendida y de ese modo ha sido una bendición para
los creyentes durante siglos. Se aplica,
más bien, a la parte de la profecía de Daniel referente a los últimos días (HA
467, DTG 201). Hasta que llegara ese
tiempo no se podría proclamar un mensaje basado en el cumplimiento de estas
profecías (CS 405). Compárese con el
"librito abierto" que tenía en la mano el ángel de Apoc. 10: 1-2 (TM
11 2).
Correrán. Heb. shuÛ, verbo que aparece 13 veces en el AT (Núm. 11: 8; 2 Sam. 24:
2, 8; 2 Crón. 16: 9; Job 1: 7; 2: 2; Jer. 5: 1; 49: 3; Eze. 27: 8, 26; Dan. 12:
4; Amós 8: 12; Zac. 4:10). En la
mayoría de estos casos shuÛ describe el acto físico de andar de aquí para allá.
Muchos intérpretes creen que shuÛ se usa aquí en un
sentido metafórico y describe una ferviente investigación de la Biblia, con el
resultado de que aumenta el conocimiento sobre las profecías del libro de
Daniel (ver com. "la ciencia se
aumentará"; cf. DTG 201; CS 405). Otros creen que Daniel predice aquí una
multiplicación de viajes y de medios de transporte tal como se ha visto en el
último siglo.
La LXX reza en forma muy diferente: "Y tú,
Daniel, cubre las órdenes y sella el libro hasta el tiempo del fin, hasta que
muchos enloquezcan y la tierra será llenada de maldad". La versión de Teodoción se asemeja más al
texto masorético: "Y tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro
hasta el tiempo del fin; hasta que muchos sean enseñados y la sabiduría sea
aumentada". La BJ traduce:
"Muchos andarán errantes acá y allá, y la iniquidad aumentará".
La ciencia
se aumentará. Esta cláusula puede considerarse como una
consecuencia lógica de la cláusula inmediatamente precedente: Cuando el libro
sellado sea abierto en el tiempo del fin, se aumentará el conocimiento de las
verdades contenidas en estas profecías (PR 401-402; cf. Apoc. 10: 1-2). Al final del siglo XVIII y al comienzo del
XIX se despertó un nuevo interés en las profecías de Daniel y Apocalipsis en
varios lugares del mundo muy distantes entre sí. El estudio de estas profecías difundió mucho
la creencia de que la segunda venida de Cristo estaba cerca. Numerosos expositores en Inglaterra, José
Wolff en el Medio Oriente, Manuel Lacunza en la América del Sur y Guillermo
Miller en los Estados Unidos, junto con una hueste de otros estudiantes de las
profecías, basándose en su estudio de las profecías de Daniel, declararon que
la segunda venida estaba próxima. Hoy
esta convicción se ha convertido en la fuerza impulsara de un movimiento
mundial.
Esta profecía también se ha interpretado como una
anticipación de los estupendos progresos de la ciencia y del conocimiento
general en el último siglo y medio; progresos que han hecho posible una extensa
proclamación del mensaje de estas profecías.
5. Y yo
Daniel miré. Los vers. 5-13 forman un epílogo de la visión de los
cap. 10-12 y pueden considerarse, en un sentido menos literal, como un epílogo
de todo el libro.
Otros dos. Aquí aparecen dos seres celestiales más que se unen con el que ya ha estado narrándole la profecía a Daniel. Algunos han sugerido que posiblemente fueran los dos "santos" mencionados en el cap. 8: 13.
Del río. Es decir, el Hidekel, o Tigris (ver com. cap. 10: 4).
6. Varón
vestido de lino. Daniel había visto a este Ser celestial
al comienzo de su visión (cap. 10: 5-6).
La referencia incidental que Daniel hace al
"río" (vers. 5) y al "varón vestido de lino", sin hacer una
identificación más plena, sugiere vívidamente que el cap. 10, donde se presentan
ambos, es parte de la misma visión.
¿Cuándo será
el fin? El ángel aquí formula la pregunta tácita que debe
haber embargado la mente de Daniel. La
gran aflicción del profeta era la rápida y completa restauración de los judíos
(ver com. Dan. 10: 2). Es verdad que el decreto de Ciro ya había
sido promulgado (Esd. 1: 1; cf. Dan. 10:
1), pero quedaba mucho por hacer.
Después del largo y complejo relato de las vicisitudes futuras por las
que pasaría el pueblo de Dios, es natural que el profeta estuviese ansioso de
saber hasta cuándo continuarían "estas maravillas" y cuándo sería
cumplida la promesa de que sería "libertado" su "pueblo"
(Dan. 12: 1). Daniel no comprendió
plenamente la relación de lo que había visto con el futuro. Una parte de la profecía fue sellada y sólo
habría de entenderse en el "tiempo del fin" (Dan. 12: 4).
7. Su
diestra. Ver Deut. 32: 40.
El levantar ambas manos indicaba que se añadían a la declaración la
máxima solemnidad y garantía.
El que vive.
No podía formularse un juramento mayor (ver Heb. 6:
13; cf. Apoc. 10: 5-6).
Tiempo,
tiempos, y la mitad. Es
decir, el período de 1.260 años, 538-1798 d. C., que aparece
primero en el cap. 7: 25 (ver com. allí). En ese pasaje se usa el arameo
'iddan, "un tiempo especificado", o "un tiempo definido";
aquí aparece su equivalente hebreo, mo'ed palabra que recalca el hecho de que
el Ser celestial habla de un "tiempo determinado" (ver com. cap. 11:
35). Dios ha jurado cumplir con su
compromiso.
8. No
entendí. En el versículo introductorio de esta visión (cap.
10: 1), Daniel dice que "tuvo inteligencia en la visión". Durante el
curso de la visión el ángel le aseguró al profeta que había venido para hacerle
"saber" (cap. 10: 14). La
revelación que siguió fue dada en un lenguaje literal. Ahora, después de haberse introducido el
factor tiempo de los 1.260 años, como respuesta a su pregunta: "¿Hasta
cuándo?", Daniel confesó, "mas no entendí". Pareciera pues que
la parte de la visión que Daniel no comprendió fue la que se relaciona con el
factor tiempo. Estaba orando por la
pronta restauración del templo (ver com. cap. 10: 2), un problema
inmediato. Parecería que hubiera sido
incapaz de hacer amoldar el factor tiempo dentro de su concepto de una pronta
liberación de su pueblo.
El fin. Aunque ya se le había mandado que sellase esta parte de la revelación
(vers. 4), el anciano profeta estaba aún deseoso de saber más de su
significado.
9. Anda. No se le permitió al venerable vidente y siervo de Dios que supiera el
significado completo de las revelaciones que había registrado. Todo el significado sólo sería apreciado por
los que habrían de ver el cumplimiento histórico de esas profecías, porque sólo
entonces se le podría dar al mundo un mensaje basado en el hecho de que su
cumplimiento había llegado (CS 405-406).
10. Serán limpios, y emblanquecidos. O, "se purificarán a sí mismos y se emblanquecerán", o "demostrarán que son puros y blancos". Si bien el hombre no puede purificarse por sí mismo, puede demostrar por su vida que Dios lo ha purificado. Esto contrasta con la siguiente cláusula, "los impíos procederán impíamente".
Comprenderán.
Una garantía de que aquellos que en los últimos días
estudien las profecías bíblicas con dedicación e inteligencia, entenderán el
mensaje de Dios para su tiempo.
11. Sea
quitado. La cláusula puede traducirse literalmente, "y
desde el tiempo en que se quitare el continuo, a fin de establecer la
abominación". *Esto indicaría que el "quitar" se hizo con la
intención directa de establecer la abominación.
El énfasis podría ponerse sobre el acto preparatorio de
"quitar" más bien que sobre el "establecimiento" siguiente.
Las palabras de este pasaje son tan claramente
similares con las del cap. 8: 11-12 y el
cap. 11: 31 (ver com. sobre esos pasajes), que deben referirse al mismo
acontecimiento.
El continuo
sacrificio. Ver com. cap. 8: 11.
Mil
doscientos noventa días. Este lapso es mencionado en estrecha
relación con el "tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo" (vers. 7),
o 1.260 días, por lo que los acontecimientos que habrían de ocurrir al final de
estos períodos son probablemente idénticos.
Parecería pues razonable entender que estos dos períodos abarcan
aproximadamente el mismo lapso histórico.
El excedente de los 1.290 sobre los 1.260 quizá ha de entenderse considerando
que el comienzo de los 1.290 días se relaciona con la desaparición del
"continuo", preámbulo del establecimiento de la
"abominación".
Los que
sostienen que el "continuo" representa el "paganismo" (ver
com. cap. 8: 11) restan 1.290 de 1798 y llegan a la fecha 508. Ven en los acontecimientos que
rodean esta fecha, tales como la conversión a la fe católica de Clodoveo, rey
de los francos, y la victoria sobre los godos, un importante paso en el
establecimiento de la supremacía de la Iglesia Católica en el Occidente.
Los que sostienen
que el "continuo" se refiere al continuo ministerio sacerdotal de
Cristo en el santuario y a la verdadera adoración de Cristo durante la era
evangélica (ver com. cap. 8: 11) no encuentran una explicación satisfactoria
para este texto. Creen que éste es uno de esos pasajes de las Escrituras sobre
el cual el estudio futuro proyectará más luz.
12. Bienaventurado.
Los períodos mencionados en los vers. 7, 11-12
llegan hasta el "tiempo del fin", al cual se hace referencia en los vers.
4, 9. "Bienaventurado" (ver com.
Mat. 5: 3), dice el ángel, el que es testigo de los dramáticos
acontecimientos de las escenas finales de la historia terrenal. Entonces serán entendidas aquellas porciones
de Daniel que habían estado selladas (ver com.
Dan. 12: 4), y pronto "los santos del Altísimo"
"recibirán el reino... y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y
para siempre" (cap. 7: 18).
Espere. Esto implica que se puede esperar que el período profético que se
menciona seguidamente continúe más allá del fin de los 1.290 días. Si los 1.290 y los 1.335 días comienzan en la misma fecha, este segundo
período llega hasta el año 1843, una fecha importante en relación con el gran
despertar adventista ocurrido en Norteamérica, que generalmente se conoce como
el movimiento millerita.
13. Te levantarás para recibir tu heredad. El cumplimiento de las profecías de Daniel debía alcanzar hasta un futuro lejano. Daniel debía descansar en la tumba, pero " 'hasta el tiempo', en el período final de la historia de este mundo, se le permitiría a Daniel ocupar otra vez su suerte y lugar" (PR 402; ver también E, GW, Material Suplementario, sobre este versículo). 4CBA/Ministerio Hno. Pio
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