lunes, febrero 08, 2021

REFLEXIÓN 564. PROFECÍAS DE MISERICORDIA CONCERNIENTES A ISRAEL (SECCIÓN II) [25°. año, en el principio del año, 10°. Día/Año 568/567 AC]. VISIONES DE RESTAURACIÓN FUTURA “LA DISTRIBUCIÓN DE LA TIERRA” (EZEQUIEL 48).

Ezequiel 48. Describe la distribución de la tierra, y termina con la descripción del tamaño de la ciudad y de sus puertas. La distribución de la tierra (vers. 1-7) no se parece mucho a la distribución hecha por Josué (Jos. 13-19). Ni la edad ni la ascendencia materna parecen haber tenido mucho que ver con el criterio orientador. La parte central de la tierra había de ser ocupada por la "porción de Jehová" (Eze. 45: 1-7). A cada lado de esta porción estarían Judá y Benjamín, las tribus que permanecieron fieles por más tiempo que las otras diez. Las tribus de Rubén y de Simeón, los dos mayores, fueron colocadas junto a ellas. Dan fue ubicado en el extremo norte, donde una parte de la tribu había vivido antes. No parece haber ninguna razón para la ubicación de las tribus restantes.

Vers. (1-7), Las partes de las seis tribus: Dan, Aser, Neftalí; Manases y Efraín, Rubén, Judá (8-14) del santuario, para los sacerdotes y levitas (15-20) de la ciudad y los suburbios, (21-22) y del príncipe. (23-29) Las partes de las demás tribus: Benjamín, Simeón, Isacar, Zabulón, Gat. (30-35) Dimensiones y puertas de la ciudad.

* La futura ciudad, la nueva Jerusalén que Juan vio descender de Dios del cielo (Apoc. 21) revela un notable parecido con la ciudad de la visión de Ezequiel. Ezequiel describe la ciudad que podría haber sido. Juan describe la que será. La figura de la nación de Israel como pueblo de Dios, dividida en doce tribus, se encuentra a través de todo el relato bíblico. Las puertas de la nueva Jerusalén, cuyos habitantes son redimidos de toda nación, tribu, lengua y pueblo, llevan inscritos los nombres de las doce tribus. Según la figura bíblica, los redimidos, no importa de qué raza sean, figuran como si se les asignara un lugar entre las doce tribus (Rom. 9-11; Gál. 3: 29).

1 ESTOS son los nombres de las tribus: Desde el extremo norte por la vía de Hetlón viniendo a Hamat, Hazar-enán, en los confines de Damasco, al norte, hacia Hamat, tendrá Dan una parte, desde el lado oriental hasta el occidental. 2 Junto a la frontera de Dan, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, tendrá Aser una parte. 3 Junto al límite de Aser, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, Neftalí, otra. 4 Junto al límite de Neftalí, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, Manasés, otra. 5 Junto al límite de Manasés, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, Efraín, otra. 6 Junto al límite de Efraín, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, Rubén, otra. 7 Junto al límite de Rubén, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, Judá, otra.

8 junto al límite de Judá, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, estará la porción que reservaréis de veinticinco mil cañas de anchura, y de longitud como cualquiera de las otras partes, esto es, desde el lado del oriente hasta el lado del mar; y el santuario estará en medio de ella. 9 La porción que reservaréis para Jehová tendrá de longitud veinticinco mil cañas, y diez mil de ancho. 10 La porción santa que pertenecerá a los sacerdotes será de veinticinco mil cañas al norte, y de diez mil de anchura al occidente, y de diez mil de ancho al oriente, y de veinticinco mil de longitud al sur; y eI santuario de Jehová estará en medio de ella. 11 Los sacerdotes santificados de los hijos de Sadoc que me guardaron fidelidad, que no erraron cuando erraron los hijos de Israel, como erraron los levitas, 12 ellos tendrán como parte santísima la porción de la tierra reservada, junto al límite de la de los levitas. 13 Y la de los levitas, al lado de los límites de la de los sacerdotes, será de veinticinco mil cañas de longitud, y de diez mil de anchura; toda la longitud de veinticinco mil, y la anchura de diez mil. 14 No venderán nada de ello, ni lo permutarán, ni traspasarán las primicias de la tierra; porque es cosa consagrada a Jehová.

15 Y las cinco mil cañas de anchura que quedan de las veinticinco mil, serán profanas, para la ciudad, para habitación y para ejido; y la ciudad estará en medio. 16 Estas serán sus medidas: al lado del norte cuatro mil quinientas cañas, al lado del sur cuatro mil quinientas, al lado del oriente cuatro mil quinientas, y al lado del occidente cuatro mil quinientas. 17 Y el ejido de la ciudad será al norte de doscientas cincuenta cañas, al sur de doscientas cincuenta, al oriente de doscientas cincuenta, y de doscientas cincuenta al occidente. 18 Y lo que quedare de longitud delante de la porción santa, diez mil cañas al oriente y diez mil al occidente, que será lo que quedará de la porción santa, será para sembrar para los que sirven a la ciudad. 19 Y los que sirvan a la ciudad serán de todas las tribus de Israel. 20 Toda la porción reservada de veinticinco mil cañas por veinticinco mil en cuadro, reservaréis como porción para el santuario, y para la posesión de la ciudad.

21 Y del príncipe será lo que quedare a uno y otro lado de la porción santa y de la posesión de la ciudad, esto es, delante de las veinticinco mil cañas de la porción hasta el límite oriental, y al occidente delante de las veinticinco mil hasta el límite occidental, delante de las partes dichas será del príncipe; porción santa será, y el santuario de la casa estará en medio de ella. 22 De este modo la parte del príncipe será la comprendida desde la porción de los levitas y la porción de la ciudad, entre el límite de Judá y el límite de Benjamín.

23 En cuanto a las demás tribus, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, tendrá Benjamín una porción. 24 junto al límite de Benjamín, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, Simeón, otra. 25 junto al límite de Simeón, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, Isacar, otra. 26 junto al límite de Isacar, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, Zabulón, otra. 27 junto al límite de Zabulón, desde el lado del oriente hasta el lado del mar, Gad, otra. 28 junto al límite de Gad, al lado meridional al sur, será el límite desde Tamar hasta las aguas de las rencillas, y desde Cades y el arroyo hasta el Mar Grande. 29 Esta es la tierra que repartiréis por suertes en heredad a las tribus de Israel, y estas son sus porciones, ha dicho Jehová el Señor.

30 Y estas son las salidas de la ciudad: al lado del norte, cuatro mil quinientas cañas por medida. 31 Y las puertas de la ciudad serán según los nombres de las tribus de Israel: tres puertas al norte: la puerta de Rubén, una; la puerta de Judá, otra; la puerta de Leví, otra. 32 Al lado oriental cuatro mil quinientas cañas, y tres puertas: la puerta de José, una; la puerta de Benjamín, otra; la puerta de Dan, otra. 33 Al lado del sur, cuatro mil quinientas cañas por medida, y tres puertas: la puerta de Simeón, una; la puerta de Isacar, otra; la puerta de Zabulón, otra. 34 Y al lado occidental cuatro mil quinientas cañas, y sus tres puertas: la puerta de Gad, una; la puerta de Aser, otra; la puerta de Neftalí, otra. 35 En derredor tendrá dieciocho mil cañas.  Y el nombre de la ciudad desde aquel día será Jehová-sama. (Ezequiel 48).

1. Los nombres de las tribus. El cap. 48 describe la distribución de la tierra, y termina con la descripción del tamaño de la ciudad y de sus puertas.

La distribución de la tierra (vers. 1-7) no se parece mucho a la distribución hecha por Josué (Jos. 13-19). Ni la edad ni la ascendencia materna parecen haber tenido mucho que ver con el criterio orientador. La parte central de la tierra había de ser ocupada por la "porción de Jehová" (Eze. 45: 1-7). A cada lado de esta porción estarían Judá y Benjamín, las tribus que permanecieron fieles por más tiempo que las otras diez. Las tribus de Rubén y de Simeón, los dos mayores, fueron colocadas junto a ellas. Dan fue ubicado en el extremo norte, donde una parte de la tribu había vivido antes. No parece haber ninguna razón para la ubicación de las tribus restantes.

8. La porción que reservaréis. La "porción de Jehová", descrita ya en el cap. 45: 1-7. Con referencia al cap. 48: 8-14, ver com. cap. 45: 1-7.

15. Para la ciudad. Las parcelas de los sacerdotes y de los levitas medían 10.000 codos cada una, de norte a sur, dejando 5.000 codos de toda la "porción" al sur de la posesión de los sacerdotes, "para la ciudad".

16. Sus medidas. La ciudad debía ocupar un cuadrado de 4.500 codos de lado, rodeado de un campo abierto de 250 codos (vers. 17), con lo cual el cuadrado dedicado a la ciudad tenía 5.000 codos (2,6 km.) de lado. Este era el ancho preciso de lo que quedaba al lado sur de la porción de Jehová.

18. Lo que quedare. Las dos secciones medían 10.000 codos por 5.000 codos cada una.

19. Todas las tribus. Los habitantes de Jerusalén habían pertenecido mayormente a las tribus de Judá y de Benjamín. En la nueva ciudad, que habría de ser propiedad común de todos, todas las tribus habrían de tener una parte.

21. Del príncipe. La faja de tierra que quedaba al este y al oeste de la "porción de Jehová" era del príncipe. De norte a sur, su territorio tenía el mismo ancho que la "porción de Jehová'. Sus tierras tocaban en el extremo oeste y en el extremo este con la porción reservada, y sin duda llegaban hasta los límites de la tierra por ambas direcciones.

23. Las demás tribus. En los vers. 23-29 se describe la designación de los territorios de las otras cinco tribus.

28. El límite. Ver com. cap. 47: 19.

30. Las salidas de la ciudad. En los vers. 30-34 se repiten las dimensiones de la ciudad a fin de describir las tres puertas que tenía a cada lado. Cada puerta llevaba el nombre de una tribu.  Leví tenía una puerta, por lo cual le quedaba sólo una a José.

35. Dieciocho mil cañas. Es decir, 18.000 codos, osea aproximadamente 9 km. En esta medida no se incluyen los "ejidos" del vers. 17.

La futura ciudad, la nueva Jerusalén que Juan vio descender de Dios del cielo (Apoc. 21) revela un notable parecido con la ciudad de la visión de Ezequiel. Ezequiel describe la ciudad que podría haber sido. Juan describe la que será. La figura de la nación de Israel como pueblo de Dios, dividida en doce tribus, se encuentra a través de todo el relato bíblico. Las puertas de la nueva Jerusalén, cuyos habitantes son redimidos de toda nación, tribu, lengua y pueblo, llevan inscritos los nombres de las doce tribus. Según la figura bíblica, los redimidos, no importa de qué raza sean, figuran como si se les asignara un lugar entre las doce tribus (Rom. 9-11; Gál. 3: 29).

El cuadro de Israel, cautivo en tierra de Babilonia, a punto de ser liberado y restaurado en su propia tierra, junto con la destrucción de Babilonia, constituye las figuras que se emplean en una buena parte del Apocalipsis. Se emplea esta figura para describir el Israel de Dios en su lucha final contra las potestades del mal, a las cuales se llama Babilonia, lucha que es seguida por la destrucción de Babilonia y la gloriosa liberación de la iglesia. Ver com. Jer. 50: 1.

Jehová-sama. Heb. Yahweh-shammah, "Yahveh está allí" (BJ). Con estas palabras, tan apropiadas para designar a la nueva ciudad, el profeta Ezequiel concluye sus mensajes proféticos. Le había tocado anunciar el retiro de la presencia divina por causa de la corrupción moral de su pueblo.  También tuvo el privilegio de anunciar el remedio para el pecado, y declarar con vívidas figuras la gloriosa perspectiva del futuro que podría haber sido una realidad si Israel hubiera aceptado el remedio divino que tan misericordiosamente le fue ofrecido (ver las PP. 28-34).

https://elaguila3008.blogspot.com/2020/08/el-papel-de-israel-en-la-profecia-del.html

No hay modo de saber si Ezequiel vivió hasta ver regresar a su tierra a algunos de sus compatriotas bajo el benéfico decreto del rey de Persia.  Si hubiera podido saber que sus escritos iban a ser conservados en el sagrado canon, podría haberse consolado con la perspectiva de que alguna generación futura aceptaría el mensaje que sus compañeros en el cautiverio habían despreciado.

La exhortación es para nosotros. El nuevo Israel de Dios está a punto de entrar en una tierra mucho más gloriosa que la que le fue ofrecida a la generación de Ezequiel. De nuevo, la entrada se basa en el cumplimiento de ciertos requisitos. Ya ha habido una demora en cumplir de todo corazón con las condiciones. 

Pero esta vez no puede haber una postergación indefinida, porque la restauración no ha de ser nacional. Cuando llegue el momento, Dios juntará de todos los países a quienes hayan hecho una preparación personal. Ellos habrán de heredar las ricas promesas y vivirán en la ciudad, prefigurada en la descripción profético de Ezequiel, y llamada, por orden de Dios, "Jehová [está] allí" (Apoc. 21: 22). (4CBA) Ministerio Hno. Pio

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