jueves, junio 12, 2025

REFLEXIÓN 997. “LOS SÁBADOS CEREMONIALES O SÁBADOS DISTINTOS DEL SÁBADO SÉPTIMO DÍA”

 

APARTE DEL SÁBADO SEMANAL (Lev. 23:3), HABÍA, Siete Sábados Ceremoniales Por Año, Diseminados A Lo Largo Del Calendario Litúrgico:

1° y 2° SÁBADOS. Días 1º y último de la fiesta de los Panes sin Levadura o La Pascua (Vers. 7, 8).                            

3° SÁBADO. El Pentecostés. El Día 50 (Vers. 16, 21).              

 4° SÁBADO. Las Trompetas, El 1er día del 7º mes (Vers. 24).

              5° SÁBADO. El día 10 del 7º mes. El Día De Expiación (Vers. 27). 

6° y 7° SÁBADOS. Los días 1º y último de la fiesta de las Cabañas (V. 34- 36).

*Los sábados ceremoniales podían caer en cualquier día de la semana, y de vez en cuando coincidían con el sábado semanal; Cómo Cuando Murió Jesús, Coincidía La Pascua. Juan 19:31.

ADEMÁS DE LOS SÁBADOS SEMANALES Y ANUALES, cada 7 años había un año sabático* durante el cual no se trabajaba la tierra (Lev. 25:3-7).

CADA 50 AÑOS se proclamaba un jubileo, que duraba un año, durante el cual las propiedades volvían a sus dueños originales.

LOS SÁBADOS CEREMONIALES O DÍAS DE REPOSO RITUALES FUERON ANULADOS CON LA MUERTE DE JESÚS. Mateo 27:51. Colosenses 2:14-17

*Levítico 23:3, se refiere al sábado semanal, instituido en la creación y parte de la ley delos Diez Mandamientos, es un recordatorio semanal del Creador amante y todopoderoso.

Levítico 23:5-32, trata de los Sábados Ceremoniales o fiestas solemnes:

“El sábado anual se refiere específicamente a la historia de Israel y estaban estrechamente conectados con eventos que predecían la muerte de Cristo y su segunda venida”.

Levítico 23:38, Distingue los sábados ceremoniales del sábado semanal por medio de la expresión “además delos días de reposo de Jehová”. 

Siendo que Cristo ya vino, los sábados Ceremoniales “Sombra” de la ley ritual o ceremonial, han encontrado su cumplimiento en él.

PERO: EL SÁBADO, 7° DÍA DE LA SEMANA, QUE CONMEMORA LA CREACIÓN. ¡AÚN SIGUE VIGENTE!

¡Y Será Guardado En La Tierra Nueva! Isa. 66:22-24. 

Y Los Obedientes entrarán en ella.

PERO, LOS DESOBEDIENTES, serán echados fuera de la ciudad... 

Apoc. 22:14,15; 21:1,4-8. ¡Capisci! 1CBA/MHP

 

REFLEXIÓN 996. “SU MEMORIAL”

 

Y tomará el sacerdote de aquella ofrenda lo que sea para su memorial, y lo hará arder sobre el altar; ofrenda encendida de olor grato a Jehová. Levítico 2:9.

9. Su memorial. Así como Dios se reservó una parte de la Oblación como "memorial", así también se reserva una parte de nuestros ingresos y de nuestro tiempo. 

La décima parte de nuestras entradas pertenece a Dios. "El diezmo ... de Jehová es" (cap. 27:30). Del mismo modo, se ha reservado como suyo el séptimo día de la semana (Exo. 20:10).

EN ESTO La Iglesia Cristiana está lejos de cumplir con su deber. 

Pocos reconocen las demandas de Dios. 

PROCEDEN Como Si Lo Que Tienen Les Perteneciese, cuando, en verdad, son meros mayordomos. Se consideran liberales cuando dan para la causa de Dios, aun cuando quizá el total de lo que dan no alcance a ser lo que por derecho le pertenece a Dios, porque ni siquiera es de ellos. 

Del Mismo Modo, muchos flaquean en la observancia del sábado

Las horas del sábado son sagradas; en ellas debemos hacer la obra de Dios y no la nuestra. Haríamos bien en recordar que la parte del "memorial" de todo lo que tenemos es de Dios. 1CBA/MHP

 

martes, abril 22, 2025

“LA DIETA DEL EDÉN”

 

EL RÉGIMEN ORIGINAL ESCOGIDO POR EL CREADOR

111. Para saber cuáles son los mejores comestibles tenemos que estudiar el plan original de Dios para la alimentación del hombre. El que creó al hombre y comprende sus necesidades indicó a Adán cuál era su alimento. “He aquí—dijo—que os he dado toda planta que da semilla..., y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os será para comer”. Génesis 1:29. Al salir del Edén para ganarse el sustento labrando la tierra bajo el peso de la maldición del pecado, el hombre recibió permiso para comer también “plantas del campo”. CRA 95.1 

Los Cereales, Las Frutas Carnosas, Los Frutos Oleaginosos, Las Legumbres Y Las Hortalizas Constituyen El Alimento Escogido Para Nosotros Por El Creador. Preparados del modo más sencillo y natural posible, son los comestibles más sanos y nutritivos. Comunican una fuerza, una resistencia y un vigor intelectual que no pueden obtenerse de un régimen alimenticio más complejo y estimulante.—El Ministerio de Curación, 227, 228 (1905). CRA 95.2

112. Dios dio a nuestros primeros padres los alimentos que él se propuso que debía comer la raza humana. Era contrario a su plan quitar la vida de ninguna criatura. No debía haber muerte en el Edén. Los frutos de los árboles del jardín, constituían el alimento que requerían las necesidades del hombre.—Spiritual Gifts 4:120 (1864). CRA 95.3 [Para el contexto véase 639.] CRA 95.4


*UN LLAMADO A REGRESAR AL RÉGIMEN ORIGINAL

113. El Señor se propone que su pueblo vuelva a vivir a base de frutas, hortalizas* y cereales sencillos... Dios les proveyó a nuestros primeros padres los frutos en su estado natural.—(Escrito en 1890) E. from U.T. 5, 6 CRA 96.1

114. Dios está obrando en favor de su pueblo. No desea que esté sin recursos. Lo está haciendo volver al régimen alimenticio originalmente dado al hombre. Este régimen debe consistir en alimentos hechos con las materias primas que él proveyó, que son principalmente las frutas, los cereales y las oleaginosas, aunque también se usarán diversos tubérculos.—Joyas de los Testimonios 3:133 (1902). CRA 96.2

115. Se me ha mostrado reiteradamente que Dios está trayendo a su pueblo de vuelta a su plan original, esto es, el de no subsistir a base de carne de animales muertos. El quiere que enseñemos a la gente un método mejor. CRA 96.3

Si se descarta la carne, si el gusto no es educado en esa dirección, y si se estimula el apetito por las frutas y los cereales, pronto ocurrirá lo que Dios quiso que fuera en el principio. Su pueblo no usará nada de carne.—Carta 3, 1884. CRA 96.4


sábado, abril 19, 2025

REFLEXIÓN 995. LA OBRA DE CRISTO EN FAVOR DE LOS ANTEDILUVIANOS ¿FUE AL MORIR A PREDICARLES?

 

Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua. 1Pedro 3:18-20

*18. También Cristo. Los que recibieron esta epístola estaban sufriendo persecuciones o se enfrentaban a esa perspectiva inminente (cap. 3:14-17; 4:12-16, 19). Pedro los animaba para que no consideraran ese "fuego de prueba" como una experiencia "extraña" o inaudita (cap. 4:12) porque "también Cristo padeció... una vez" (cap. 3:18). Tenían el privilegio de ser "participantes de los sufrimientos de Cristo"; es decir, de encontrar en el sufrimiento una dulce comunión con su Señor y Maestro (1Ped. 4:13; cf. Juan 15:20). Él les había dejado el ejemplo de cómo soportar el sufrimiento (1Ped. 2:20-23).

Además, Cristo alcanzó la victoria mediante el sufrimiento (cap. 1:11; 4:13-9; 5:1); resucitó glorificado de los muertos (ver com. "vivificado" y com. vers. 21; cf. cap.1:11; 5:1) y ascendió al cielo, donde "ángeles, autoridades y potestades" están ahora "a él... sujetos" (cap. 3:22). Cristo había advertido a sus seguidores que ellos también debían esperar "aflicción", pero añadió: "Confiad, yo he vencido al mundo" (Juan 16:33). La victoria de Jesús mediante el sufrimiento era la seguridad que tenían ellos de vencer en el "fuego de prueba" que se avecinaba.

Pedro advirtió a aquellos a quienes escribía que no hicieran nada que les trajera sufrimiento (1 Ped. 2:20; 3:16-17; 4:15), sino que estuvieran seguros de que cuando sufrían fuera "por causa de la justicia" (cap. 3:14), "haciendo el bien" (cap. 3:17; cf. cap. 4:14). 

Cuando Cristo sufrió, lo hizo por nuestros "pecados; sufrió el justo por los injustos" (cap.3:18; cf. cap. 2:24). No había hecho nada que le mereciera los vejámenes que le infligieron; por lo tanto, sus atormentadores y los que atormentan a sus seguidores merecerán un castigo de acuerdo a su crimen.

Los lectores de esta epístola podían tener la seguridad de que a su debido tiempo Dios juzgaría a sus atormentadores y les pagaría según sus obras (cap. 4:5, 17-18). Tenían el ejemplo de Cristo, quien "encomendaba la causa al que juzga justamente" (cap. 2:23). 

Ellos, como Cristo, eran inocentes y podían quedar seguros de que se les haría justicia.

Los lectores de Pedro no debían, pues, avergonzarse por sufrir como cristianos (cap. 4:16), sino gozarse de que "en la revelación de su gloria" podrían gozarse "con gran alegría" (vers. 13). 

Podían sentirse "bienaventurados" al ser "vituperados por el nombre de Cristo" porque "el glorioso Espíritu de Dios" reposaría sobre ellos (vers. 14). Cristo "ha padecido por nosotros" (vers.1), y tenemos el privilegio de ser "vituperados por el nombre de Cristo" (vers. 14).

Padeció. Aunque muchos MSS dicen "murió", la evidencia textual sugiere (cf. p. 10) el texto "padeció". Esto concuerda mejor con el contexto y con el pensamiento paralelo (cap. 2:21; ver el comentario respectivo).

Una sola vez. Ver com. Heb. 9:26.

Por los pecados. Cristo sufrió el castigo de los pecados de todos los seres humanos (ver com. 1Cor. 15:3; 2Cor. 5:14; Heb. 4:15; 1Juan 2:2; t. V, p. 896), aunque no cometió ningún pecado (ver com. 1Ped. 2:22).

El justo. Es decir, Cristo (ver com. Hech. 3:14).

Por. Gr. hupér, "en representación de", "por el bien de", "en vez de". El hecho significativo en la muerte de Cristo es su naturaleza vicaria. Murió no como un hombre bueno que da un noble ejemplo sino como el Salvador de los pecadores (ver com. Isa. 53:4-5; Mat. 20:28; 1Ped. 2:24; cf. DTG 17).

Para llevarnos a Dios. Es decir, para restaurarnos al favor divino. Ver com. Rom. 5:1-2.

Siendo a la verdad muerto. El resto del versículo explica la primera parte: "Cristo padeció... por los pecados" siendo "muerto 590 en la carne", y puede "llevarnos a Dios" en virtud del hecho de que fue "vivificado en espíritu". Cristo sufrió hasta la muerte y, sin duda alguna, nuestros sufrimientos "por causa de la justicia" no pueden exceder ese límite. Si el Salvador triunfó sobre la muerte, con toda certeza no tenemos nada que temer "del fuego de prueba" (1Ped. 4:12-13; ver com. 2Cor. 13:4).

En la carne. Literalmente "en carne" o "en cuanto a la carne"; es decir, en lo que tiene que ver con la naturaleza física que Cristo asumió en la encarnación. Pero fue resucitado con la naturaleza humana glorificada que poseerán todos los redimidos (ver com. 1Cor. 15:38,48).

Vivificado. Cf. 1 Cor. 15:45.

En espíritu. La última parte de este versículo podría traducirse literalmente: "Hecho morir, ciertamente, en carne [sarkí]. pero hecho vivir en espíritu [pnéumati]. " Las frases paralelas "en espíritu' y "en carne" parecen rechazar la idea de que aquí se haga referencia al Espíritu Santo.

Cuando en otros pasajes del NT se usa, para referirse a Cristo, la expresión "en carne... en espíritu", o su equivalente, se habla de la existencia terrenal de Cristo como ser humano y de su existencia como ser divino después de la resurrección. Compárese con la antítesis muy similar de Rom. 1:3-4 (ver el comentario respectivo).

 Cuando Cristo se encarnó toda su apariencia fue la de un ser humano. Después de la resurrección retuvo su naturaleza humana, pero se convirtió de nuevo esencialmente en un ser espiritual (ver t. V. pp. 895-896; cf. Juan 4:24). Compárese también con 1Tim. 3:16, en donde el texto griego dice también "en carne" y "en espíritu". 

Nótense las frases paralelas "en carne... en espíritu" en 1 Ped. 4:6 aplicadas a seres humanos (ver el comentario respectivo). Para aclarar más el significado y la fuerza de las declaraciones de Pedro, ver Rom. 14:9; 2Cor. 13:4.

El hecho de que Cristo verdaderamente murió "en la carne" no significó el fin de su existencia. En la resurrección fue "vivificado" una vez más, aunque desde ese momento su naturaleza humana quedó más completamente subordinada a su naturaleza divina o espiritual (ver com. Luc. 24:39; cf. t. V, pp. 895-896) que cuando vivía en la tierra como un hombre entre los hombres. El hecho sublime de que el Cristo crucificado continúa viviendo, se destaca aquí como una seguridad de que aquellos que participan de sus sufrimientos no tienen por qué temer que la persecución que padecen acabará para siempre con su existencia (cf. 2 Cor. 13:4). Cristo triunfó sobre la muerte, y los que sufren con él también están seguros de pasar victoriosamente por las pruebas de fuego de la vida. Compárese esto con el tema de Pablo en 1 Cor. 15:13-23, donde presenta la resurrección de nuestro Señor como una garantía de que los que duermen en Jesús vivirán otra Vez.

19. En el cual. O "con respecto al cual", "en virtud del cual". Las opiniones difieren en cuanto a si "en el cual" se refiere al "espíritu" (vers. 18) o al pensamiento total del vers. 18.

Algunos sostienen que "en el cual" se refiere a "espíritu", e interpretan que el vers. 19 quiere decir que entre su crucifixión y su resurrección Cristo "predicó" a los espíritus de los antediluvianos, los que suponen que estaban desencarnados. Pero "en espíritu" no necesariamente significa que debamos aceptar esta conclusión. Además, esta deducción es completamente antibíblica, y por lo tanto no debe aceptarse (ver com. "espíritus").

LAS TRES EXPLICACIONES SIGUIENTES, De Este Difícil Pasaje Están En Armonía Con La Enseñanza General De Las Escrituras En Cuanto A La Inconsciencia Del Hombre En La Muerte.

1. "En el cual" se refiere al "Espíritu", y el vers. 19 significa que Cristo predicó a los antediluvianos mediante el Espíritu Santo por medio del ministerio de Noé.

2. "En el cual" se refiere a "en espíritu" (vers. 18), lo cual es una alusión a Cristo en su estado de preexistencia, un estado que, como su naturaleza glorificada después de su resurrección, podría describirse como "en espíritu". Compárese con la expresión "Dios es espíritu" (ver com. Juan 4:24). Cristo predicó a los antediluvianos "mientras se preparaba el arca", antes de venir a la tierra o sea durante su preexistencia. Cf. com. Heb. 9:14.

3. "En el cual" se refiere retrospectivamente al vers. 18 en su conjunto, y el vers. 19 significa que Cristo, en virtud de su muerte vicaria y su resurrección aún futuras, "fue y predicó... en espíritu" a los antediluvianos mediante el ministerio de Noé. Como Cristo debía ser "muerto en la carne, pero vivificado en espíritu" (vers. 18), anteriormente predicó la salvación mediante Noé y salvó "por 591 agua" a los que aceptaron esa salvación. Y es también "por la resurrección de Jesucristo" como "el bautismo... ahora nos salva" (vers. 21).

Las explicaciones 2 y 3 siguen más de cerca la construcción del texto griego (de los vers. 18 y 19), el contexto inmediato y diversos pasajes paralelos del NT. (Ver Nota Adicional de la traductora al final de este capítulo).

También. O en adición a los incluidos en "llevarnos" (vers. 18).

Lo que Cristo hizo posible en el Calvario "para llevarnos a Dios", "también" estuvo a disposición de los antediluvianos. Nunca ha habido otro camino para que los hombres escapen de la cárcel de Satanás (ver com. Hech. 4:12).

Fue y predicó. El énfasis se halla en la predicación y no en el acto de ir. "Predicó" es una traducción del verbo k'rússÇ, que es el que se usa generalmente para referirse a la predicación de Cristo en esta tierra. En cuanto al tiempo cuando sucedió esta predicación, ver com. vers. 20.

Espíritus. Gr. pnéuma, "viento", "aliento", "espíritu" (ver com. Luc. 8:55; cf. com. Núm. 5:14). El aliento es una de las características distintivas de los seres vivientes, pero aquí, debido a una sinécdoque, figura de retórica en la cual una parte de algo se toma como el todo, pnéuma podría significar sencillamente "persona".

Compárese con 1Cor. 16:18, donde "mi espíritu" significa "yo", y Gál. 6:18; 2Tim. 4:22; etc., donde "vuestro espíritu" o "tu espíritu" significan "vosotros" o tú" (cf. Fil. 4:23). Ver com. Heb. 12:9,23; cf. Núm. 16:22; 27:16. Por lo tanto estos "espíritus" pueden ser  considerados como seres humanos vivos. 

La primera parte del vers. 20 indudablemente los identifica como personas que vivieron en la tierra inmediatamente antes del diluvio. Eran seres humanos vivos tan ciertamente como lo fueron las "ocho almas" (BC), que es una traducción de la palabra psuj del vers. 20.

ALGUNOS SOSTIENEN QUE ESTOS PASAJES (cap. 3:18-20 y cap. 4:6), apoyan la doctrina de la inmortalidad del alma, del estado consciente de los muertos, 

Y QUE DURANTE EL INTERVALO entre su crucifixión y resurrección

Cristo descendió al hades, el reino figurado de los muertos (ver com. Mat. 11:23), 

Para Predicar A Los Espíritus Desencarnados que allí se encontraban.

Pero la lógica de este punto de vista pide que esos "espíritus" hubieran estado en alguna especie de purgatorio cuando Cristo les predicó, porque el propósito de su predicación era, a no dudarlo, darles una segunda oportunidad para salvarse y escapar del purgatorio. Pero la mayoría de los protestantes que creen que Pedro enseña aquí que el hombre está consciente en la muerte, se horrorizarían de aceptar las doctrinas del purgatorio y la no menos antibíblica de una segunda oportunidad para salvarse.

LOS QUE SOSTIENEN QUE PEDRO está apoyando la creencia en la llamada inmortalidad natural del alma, deben también explicar por qué Cristo favoreció a los "espíritus" de los pecadores muertos en el tiempo de Noé y no les dio la misma oportunidad a los de otras generaciones.

LAS ESCRITURAS ENSEÑAN CLARAMENTE que los seres humanos deben aceptar la salvación en esta vida presente porque su tiempo de gracia personal termina con la muerte (ver com. Mat. 16:27; Luc. 16:26-31; Rom.2:6; Heb. 9:27; cf Eze. 18:24; Apoc. 22:12).

TAMBIÉN ENSEÑAN CLARAMENTE que los muertos están inconscientes (ver com. Sal. 146; 4; Ecl. 9:5-6; Mat. 10:28; Juan 11:11; 1Tes. 4:13; Cf com. Gén. 2:7; Ecl. 12:7).

Por tales razones, creer que esos "espíritus" son seres conscientes desencarnados capaces de oír y aceptar el Evangelio, contradice muchas evidentes enseñanzas de las Escrituras. Es bueno advertir que Pedro no enseña que Cristo predicó a esos supuestos espíritus desencarnados. (Ver Nota Adicional de la traductora al término del capítulo).

Argumentar que la gente de los días de Noé no tuvo una oportunidad razonable para salvarse, es ignorar el hecho de que Noé fue un "pregonero de justicia" en esa generación (2Ped. 2:5), y que los antediluvianos rechazaron a sabiendas el mensaje que Dios les envió por medio de Noé (ver com. 1Ped. 3:20). "La paciencia de Dios" no hubiera esperado "en los días de Noé, mientras se preparaba el arca" (vers. 20), a menos que aquellos a quienes Dios esperaba tan pacientemente no hubieran tenido la oportunidad de creer y obedecer.

Encarcelados. Gr. en fulak, "en prisión", por lo tanto, un lugar donde las personas están detenidas y vigiladas, una "prisión". El contexto debe determinar si Pedro habla literal o figuradamente. Si se entiende literalmente, esta "prisión" sería un lugar donde las almas de los que han muerto -como algunos dicen que son los "espíritus" del vers.19- 592 están detenidas hasta que se haya decidido su suerte. Si se entiende figuradamente, esa "prisión" se referiría a la condición espiritual de los "espíritus" que "desobedecieron".

En cuanto al uso de "prisión" en este último sentido, ver Isa. 42:7; cf. Isa. 61:1; Luc. 4:18. La segura prisión de los antediluvianos en la cárcel del pecado es evidente por Gén. 6:5-13 y por el hecho de que sólo ocho personas escaparon de ella (1Ped. 3:20). Sólo Cristo puede liberar a los hombres de sus malos hábitos y deseos con los cuales los encadena Satanás.

20. En otro tiempo. O "anteriormente".

Desobedecieron. Gr. apeithéÇ, "no creer", "desobedecer", lo que implica una incredulidad deliberada y una desobediencia intencional. Los pecadores de los días de Noé tuvieron suficiente luz espiritual para hacer una decisión inteligente; no se justificaba una segunda oportunidad. Eran tan desobedientes que Dios no pudo tolerarlos más (Gén. 6:5-13); pero a pesar de todo, "esperaba la paciencia de Dios" que ellos se arrepintieran.  Si Dios los "esperaba" no hay duda de que también nos espera con paciencia a nosotros.

Cuando. Es decir, cuando los "espíritus" -los antediluvianos- eran desobedientes, cuando "esperaba la paciencia de Dios" por amor a ellos "mientras se preparaba el arca".

(1 Pedro 1:11: escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos.)

Espíritu de Cristo. Es decir, el Espíritu Santo (ver com. Rom. 8:9: cf. Gál. 4:6). Algunos sugieren que estas palabras significan, "el Espíritu que es Cristo", y comparan este texto con 2Cor. 3:17-18 (ver el comentario respectivo).

Según esta interpretación, Cristo es Aquel que actuaba personalmente en el pensamiento de los profetas del AT para iluminarlos en cuanto a sus deberes presentes y los acontecimientos futuros. 

Otros sostienen que estas palabras debieran traducirse: "Espíritu enviado por Cristo", es decir, el Espíritu Santo (ver com. Juan 15:26; 2Ped. 1:21). En ambas interpretaciones se afirma la divinidad y la preexistencia de Cristo y se establece la inspiración divina del AT. Los profetas no eran movidos por caprichos personales sino por la influencia directa del Espíritu sobre su mente.  Hablaban como portavoces del Espíritu y escribían lo que él les revelaba.

Una vez. La evidencia textual establece la omisión de esta frase.

Esperaba. Gr. apekdéjomai, "esperar pacientemente". Dios tiernamente espera que se arrepientan los pecadores. No quiere "que ninguno perezca" (2Ped. 3:9).

Días de Noé. Ver Gén. 6:5-13.

Mientras. Ver com. "cuando".

Se preparaba. Mejor "se construía".

Ocho. Ver Gén. 7:7.

Fueron salvadas. Gr. dias^zo, "salvar" "conducir sano y salvo", verbo que también se usa para describir el proceso de curación de una enfermedad (Mat. 14:36) y un viaje con feliz destino (Hech. 23:24). Estas ocho personas prestaron atención al mensaje enviado por Cristo y proclamado a esa generación por Noé, el "pregonero de justicia" (2Ped. 2:5).

Por agua. O "a través del agua" (BJ, BA). Las aguas del diluvio, que sepultaron a los pecadores que "desobedecieron" en los días de Noé, fueron el medio para salvar a los que estaban dentro del arca de salvación, y así se les conservó la vida. 

La salvación "por agua" de esas "ocho... personas" y la razón de Pedro para insertarlo, es el clímax de este paréntesis un poco extenso en cuanto a los antediluvianos. La lección que se deduce de este episodio se expresa en el vers. 21: así como "fueron salvados por agua", así también" el bautismo... ahora nos salva". 

Pero tanto esos "ocho" antediluvianos como los cristianos son igualmente salvados en virtud de la resurrección de Cristo de los muertos (ver com. vers. 19, 21), pues de otra manera no habría esperanza para ninguno de esos grupos (ver 1Cor. 15:13-23). 7CBA

NOTA ADICIONAL DEL CAPÍTULO 3

(Esta nota ha sido preparada por la traductora 593 a fin de ampliar la comprensión del pasaje de 1Ped. 3:18-22. Aunque su contenido difiere de la interpretación dada en este Comentario, ofrece una serie de ideas dignas de tenerse en cuenta al estudiar este difícil trozo de la Escritura.)

Los "espíritus encarcelados" aparecen en tres pasajes de las epístolas católicas o generales: 1Ped. 3:18-22; 2Ped. 2:4-9 y Jud. 5-7. La interpretación de estos versículos es difícil, no sólo para quienes creen en la inconsciencia del hombre en la muerte, sino para todos los cristianos que creen que las elecciones que se hacen en vida no pueden modificarse después de la muerte.

Para entender estos pasajes difíciles es necesario tener en cuenta su trasfondo en el Antiguo Testamento y en la literatura intertestamental. 

En Gén. 6 se relata que los "hijos de Dios" vieron la hermosura de las "hijas de los hombres" y las tomaron como esposas (vers. 2). Luego les nacieron hijos "valientes" que fueron "varones de renombre" (vers. 4). No se dan más detalles, pero lo que sucedió a continuación no debe haber sido del agrado de Dios, pues se dice que el Señor decidió destruir la tierra por medio de un diluvio a causa de la maldad existente (vers. 7).

El libro seudoepigráfico de Enoc, probablemente del último siglo antes de la era cristiana, amplía esta narración. Según él, los hijos de Dios son 200 ángeles caídos que bajan a la tierra y buscan esposas humanas. A ellas los ángeles les enseñan las propiedades medicinales de las plantas y también a hacer encantos. De estos matrimonios nacen gigantes que comen tanto que la gente llega a detestarlos. 

En vista de esta actitud, los gigantes se comen a la gente. También "pecan contra los animales" y toman sangre (Enoc 6-7).

Entre otras cosas, los ángeles enseñaron a los humanos a hacer espadas, cuchillos y armadura. También les mostraron a las mujeres el uso de diversos cosméticos y joyas. Había entre ellos astrólogos y magos. El adulterio se hizo común (Enoc 8). 

Finalmente la gente clamó a Dios por causa de los gigantes y de la maldad de los ángeles casados con las mujeres (Enoc 9). En respuesta a este clamor, Dios mandó encerrar a los impíos en una oscura prisión donde debían quedar encerrados por setenta generaciones, hasta el día del juicio (Enoc 10).

Después de esto, Enoc fue designado como el que debía pronunciar el castigo de los ángeles encarcelados por causa de su conducta impía (Enoc 12). Al oír la proclamación de Enoc, los ángeles caídos se arrepintieron y pidieron a Enoc que le presentara a Dios el pedido de que en su misericordia los perdonara (Enoc 13). Pero Dios no acepta la intercesión de Enoc y lo manda a reiterarles a los ángeles caídos el castigo que les aguarda (Enoc 15-16).

Este relato fantasioso pasó a ser la interpretación aceptada de Gén. 6 entre muchos judíos y cristianos. Además, la suerte de estos ángeles caídos pasó a servir de ejemplo -junto con la suerte de los antediluvianos y los habitantes de Sodoma y Gomorra- del castigo que Dios impone a los que desobedecen.

Son evidentes los nexos entre este relato del período intertestamentario y los tres pasajes neotestamentarios que tienen que ver con los "espíritus encarcelados" o ángeles caídos, guardados en prisión.

1 Ped. 3:18-22. Este pasaje muestra a Cristo que predica en el espíritu a los espíritus encarcelados que en tiempos de Noé se niegan a obedecer. Este pasaje también afirma que Cristo, gracias a su resurrección, ha subido al cielo a la diestra de Dios, donde los ángeles, las autoridades y las potestades le están sujetos (vers. 22).

2 Ped. 2:4-9. En este pasaje se citan tres ejemplos de cómo Dios mantiene a los impíos en reserva hasta el juicio: los ángeles malos, los antediluvianos y los habitantes de Sodoma y Gomorra. Dice que los ángeles están en el infierno, en "prisiones de oscuridad", hasta el juicio.

Jud. 5-7. Aquí se afirma que ciertos ángeles no "guardaron su dignidad" y están guardados en prisiones eternas y oscuras. Junto con los hebreos que fueron infieles durante la peregrinación por el desierto, son considerados como ejemplos del castigo divino.

Pero aún más interesante que observar los parecidos entre el relato intertestamentario y los tres pasajes del NT es ver cómo se usó este material, que parece haber sido perfectamente bien conocido por cristianos y judíos en el siglo I.

En 1 Ped. 3, el apóstol señala la muerte de Cristo por nuestros pecados. Afirma que es apropiado el sufrimiento cuando se lo padece por hacer el bien (vers. 17). Luego sigue la afirmación de que Cristo "proclamó" o "pregonó" a los espíritus encarcelados. Así muestra 594 que no hay por qué tener miedo de los espíritus malignos porque ya han sido condenados. En este sentido, el relato intertestamentario ayuda a comprender el pasaje, porque Enoc es enviado a anunciar el castigo a los espíritus, no a predicarles salvación. Pedro sugiere que Cristo ha realizado lo que comúnmente se le atribuía a Enoc. Con su muerte y resurrección ha dado el golpe de gracia a los espíritus malignos.

En 2 Ped. 2, los espíritus encarcelados que aguardan el juicio final son sólo un elemento en una serie de ejemplos negativos. Son evidencia de que Dios rescata a los piadosos y castiga a los impíos. Dentro del contexto de una advertencia en contra de falsos profetas y maestros, este pasaje no afirma que sea verdad la leyenda de Enoc. Simplemente la usa como ejemplo

En Jud. 6, la referencia al castigo de los ángeles es incidental. Es parte de una lista de ejemplos -común en el judaísmo de ese período- que muestra que Dios tiene preparado el castigo de los falsos maestros que amenazan a los cristianos a quienes Judas escribe.

Para algunos, el que un autor inspirado haya podido emplear materiales tomados de una evidente leyenda puede causar dificultad.

Sin embargo, corresponde recordar que la parábola del rico y Lázaro (Luc. 16) fue empleada por Cristo mismo para enseñar una lección.

Estos tres pasajes parecen entenderse mejor si se supone que los lectores conocían la ampliación intertestamental del relato de Gén. 6. También ocasionan menos dificultad de interpretación cuando se establece que son ejemplos tomados de un pasaje seudoepigráfico conocido, y no afirmaciones teológicas de Pedro y judas.

(Ver John C. Brunt, "Christ and the Imprisoned Spirits", Ministry, abril de 1988, pp. 15-17. "Ethiopic Apocalypse of Enoch [1 Enoch] , in The Old Testament Pseudepigrapha, t. l, ed. James Charles worth [Garden City: Doubleday, 1983], pp. 5-108.) 7CBA MHP