Por tanto, nosotros todos, al contemplar con el rostro descubierto, como en un espejo, la gloria del Señor, nos vamos transformando a su misma imagen, con la creciente gloria que viene del Señor, que es el Espíritu. (2 Corintios 3:18).
Existe una ley espiritual de que somos transformados a lo que contemplamos, a lo que nos gusta mirar, admirar regularmente. “Alguien decía somos lo que comemos” no existe la casualidad, todo tiene un origen, todo tiene una razón, una causa. El texto de nuestra reflexión muestra cómo vamos logrando ser transformados a la imagen y semejanza de Cristo.
Cuando en el edén el ser humano perdió el acceso directo a contemplar la gloria de Dios, el hombre paso muchas experiencias más tristes que placenteras, desde que aprendió a contemplar erróneamente los ídolos de barro, dioses con forma y atributos humanos, a la naturaleza…a los animales, a las orgias sexuales, endiosaron a sus líderes, a las ciencias ocultas, al espiritismo…etc. como tal se transformaron en que la bestialidad tomo su lugar destronando la razón.
Hasta que Dios tuvo que tomar medidas drásticas como en el diluvio de borrarlos de este mundo. Debemos entender que el ser humano esta compuesto de la razón y el buen criterio versus el instinto animal o bajos instintos, y los antediluvianos por la contemplación desarrollaron más los bajos instintos, porque solo Vivian para buscar y hacer maldad. …y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos eran de continuo solo el mal. (Génesis 6:5).
Y por eso es importante que miramos, que vemos en la Tv, que videos nos apasiona, que vemos en Internet, que música escuchamos, que amistades tenemos, que libros leemos, de que diversiones nos gusta participar, todo esto alimenta nuestro ser superior o alimenta nuestro ser inferior. Nos acerca más a Dios o nos aleja más y más. Nos transforma en seres espirituales poderosos en la palabra o seres mediocres, tibios que solo tenemos nombre de cristianos.
¿De las 24 horas que tenemos, cuanto tiempo dedicamos a contemplar a Cristo nuestro salvador?
De eso dependerá que seamos cristianos victoriosos, así como Elías cuando se presentó ante el Rey Acab, y dijo que por su palabra dejaría de llover y por su palabra volvería a llover. (1Reyes 17,18). Cuando nos deleitamos en Jehová, todo lo que le pidamos conforme a su voluntad nos dará. (Salmos 37: 3 – 6). Dios nos ama y es su deseo que todo nos vaya bien, y quiere que seamos salvos y podamos vivir en su presencia por la eternidad. Y debemos prepararnos hoy, mientras dura nuestro peregrinaje por esta vida. Y cuando despertemos en su segunda venida, estaremos juntos con el por siempre, por la eternidad y veremos su gloria. Por ello la importancia de contemplarlo solo a Cristo, su vida en esta tierra y lo que hace hoy por nosotros en el santuario celestial. No hay tiempo que perder, porque se juega nuestro destino eterno.
“Por tanto, nosotros todos, al contemplar con el rostro descubierto, como en un espejo, la gloria del Señor, nos vamos transformando a su misma imagen, con la creciente gloria que viene del Señor, que es el Espíritu”. Amen.
Pio Pablo Huamán Julca
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