¿Estamos escudriñando individualmente y con oración la Palabra de Dios, para no alejarnos de sus preceptos y requerimientos? El Señor no se complacerá si retenemos cualquier suma, sea ésta pequeña o grande, que debiéramos devolverle. Si deseamos gastar dinero para complacer nuestras propias inclinaciones, pensemos en el bien que podríamos hacer con ese dinero. Apartemos para el Maestro sumas pequeñas y grandes, para que la obra sea edificada en nuevos lugares. Si gastamos egoístamente el dinero que tanto se necesita, el Señor no nos bendecirá, no podrá bendecirnos con su aprobación.
Como mayordomos de las mercedes de Dios estamos manejando el dinero del Señor. Significa mucho, muchísimo, para nosotros ser fortalecidos cada día por su abundante gracia, ser capacitados para comprender su voluntad, para ser hallados fieles en lo poco tanto como en lo mucho. Cuando ésta sea nuestra experiencia, el servicio de Cristo será una realidad para nosotros. Dios nos exige esto y debemos manifestar, ante los ángeles y los hombres, nuestra gratitud por lo que él ha hecho por nosotros. Deberíamos reflejar la benevolencia de Dios en términos de alabanza y obras de misericordia. . .
¿Comprenden todos los miembros de la iglesia que todo lo que poseen ha sido dado para que lo usen y aumenten para gloria de Dios? Dios mantiene un registro fiel de cada ser humano en nuestro mundo.
Y cuando llega el 118 día del ajuste de cuentas, el mayordomo fiel no se atribuye ningún crédito a sí mismo. No dice: "Mi talento"; sino: "Tu talento ha ganado" otros talentos. Él sabe que sin el capital que le fue confiado no habría podido conseguir ningún aumento. Piensa que al haber cumplido fielmente su responsabilidad como mayordomo no ha hecho más que cumplir con su deber.
El capital era del Señor, y mediante su poder pudo negociar con él con éxito. Tan sólo el nombre del Señor debe ser glorificado. Sin el capital confiado, él sabe que habría estado en bancarrota para la eternidad.
La aprobación del Señor la recibe casi como una sorpresa, porque no la espera. Pero Cristo le dice: "Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor" (Mat. 25: 21).-RH, sept. 12, 1899.
CÓMO PRUEBA DIOS A SUS MAYORDOMOS
¡Cuánta propensión tiene el hombre a colocar sus afectos en las cosas terrenales! Su atención se concentra en sus casas y terrenos, y en esta forma descuida su deber hacia sus semejantes; su propia salvación es tratada como un asunto de poca importancia, y olvida los derechos que Dios tiene sobre él. Los hombres se aferran a las riquezas terrenales tan tenazmente como si pudieran conservarlas para siempre. Al parecer piensan que pueden utilizar sus recursos financieros en la forma como les plazca, independientemente de lo que el Señor ha ordenado y de las necesidades de su prójimo.
Se olvidan que todo lo que reclaman como suyo tan sólo les ha sido confiado.
Son mayordomos de la gracia de Dios. Dios les ha encomendado ese capital para probarlos, para que manifiesten su actitud hacia su causa y demuestren cuáles son sus pensamientos íntimos hacia él. No sólo están negociando para este tiempo, sino también para la eternidad, con el dinero de su Señor, y el uso o el abuso de su 119 talento determinará su posición y cargo en el mundo venidero.-RH, feb/14/1888.
UN ASUNTO PRÁCTICO
La idea de que son administradores debe tener una influencia práctica sobre todos los hijos de Dios. . . La benevolencia práctica dará vida espiritual a millares de los que nominalmente profesan la verdad, pero que actualmente lamentan las tinieblas que los circundan. Los transformará de egoístas y codiciosos adoradores de Mamón, en fervientes y fieles colaboradores de Cristo en la salvación de los pecadores.-JT 1, 366.
EN EL LUGAR DE SU SEÑOR
Un mayordomo se identifica con su Señor. Acepta las responsabilidades del mayordomo y debe obrar en el lugar de su Señor haciendo lo que éste haría si estuviera presente. Los intereses de su Señor se convierten en los suyos. La posición de mayordomo implica dignidad, porque su Señor confía en él. Si obra con egoísmo en algún sentido, y se aprovecha de los beneficios obtenidos al negociar con los bienes de su Señor, ha falseado la confianza depositada en él.-9 T 246.
El empleo egoísta de las riquezas demuestra que una persona es infiel a Dios, e incapacita al mayordomo de los bienes para el cargo más elevado del cielo.-6 T 391. 120.
24. NUESTROS TALENTOS.
La parábola de los talentos, debidamente comprendida, eliminará nuestra codicia, a la que Dios llama idolatría.-3 T 387.
Dios ha confiado a los hombres talentos: un intelecto donde se originan las ideas, un corazón para que sea el asiento de su trono, los afectos para que fluyan como bendiciones para otros, una conciencia para que convenza de pecado. Cada uno ha recibido algo del Maestro, y cada uno debe hacer su parte para satisfacer las necesidades de la obra de Dios.
Dios desea que sus obreros lo consideren como el Dador de todo lo que poseen, que recuerden que todo lo que tienen y todo lo que son procede de él, cuyos consejos son admirables y cuyas obras son excelentes.
El delicado toque de la mano del médico, su poder sobre los nervios y los músculos, su conocimiento del delicado organismo del cuerpo, constituyen la sabiduría del poder divino que debe emplearse en beneficio de la humanidad doliente. La habilidad con que el carpintero usa el martillo y la fuerza con que el herrero hace resonar el yunque proceden de Dios. Él ha dado a los hombres habilidades, y desea que éstos acudan a él en busca de consejos. Así podrán emplear sus dones con una eficacia infalible, y podrán testificar de que son obreros juntamente con Dios.
La prosperidad es un talento. El Señor ha enviado este mensaje a su pueblo: "Vended lo que poseéis, y dad limosna" (Luc. 12: 33). Todo lo que poseemos pertenece al Señor, sin ninguna duda. Él nos invita a despertarnos, a compartir las cargas de su causa para que su obra tenga prosperidad.
Cada cristiano debe llevar a cabo su parte 121 como un mayordomo fiel. Los métodos de Dios son razonables y justos, y debemos negociar con nuestros centavos y pesos para entregarle nuestras ofrendas voluntarias a fin de sostener su obra, para llevar almas a Cristo. Sumas cuantiosas y pequeñas deben afluir a la tesorería del Señor. . .
El habla es un talento. De todos los dones impartidos a la humanidad ninguno debería apreciarse tanto como el don del habla. Debe utilizarse para proclamar la sabiduría y el maravilloso amor de Dios. Así es como han de comunicarse las riquezas de su gracia y sabiduría.
El Salvador que mora en lo interior es manifestado por las palabras.
Pero el Espíritu Santo no mora en el corazón del que se fastidia cuando otros no están de acuerdo con sus ideas y sus planes. De los labios de tal persona proceden severas observaciones que hacen que el Espíritu se retire afligido y desarrollan rasgos con características satánicas antes que divinas. El Señor desea que los que se relacionan con su obra anden en todo tiempo con la humildad de Cristo. No os impacientéis cuando sois provocados. Manifestad la delicadeza de la que Cristo nos ha dejado un ejemplo en su vida. . .
La fuerza es un talento, y debe emplearse para glorificar a Dios. Nuestros cuerpos le pertenecen. El pagó el precio de la redención por el cuerpo tanto como por el alma. . . Podemos servir a Dios mejor con el vigor de la salud que con la decrepitud de la enfermedad; por lo tanto debemos colaborar con Dios en el cuidado de nuestros cuerpos. El amor a Dios es esencial para la vida y la salud. La fe en Dios es indispensable para la salud. A fin de poseer una salud perfecta, nuestros corazones deben estar llenos de amor, esperanza y gozo en el Señor. . .
La influencia es un talento que constituye un poder para el bien cuando el fuego sagrado encendido por Dios es llevado a nuestro servicio. La influencia de una vida santa se siente en el hogar y fuera de él. La benevolencia 122 práctica, la abnegación y el sacrificio, cuando caracterizan la vida de un hombre, poseen una influencia para el bien sobre las personas con quienes éste se relaciona. .
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SEGÚN LA HABILIDAD DEL QUE RECIBE
El plan de Dios contempla una diversidad en la distribución de talentos. Un hombre recibe un talento, otro cinco y un tercero diez. Esos talentos no son distribuidos en forma caprichosa sino de acuerdo con la habilidad del recipiente.
Las utilidades que se exigirán estarán de acuerdo con los talentos otorgados. La obligación más pesada descansa sobre quien ha sido hecho mayordomo de grandes habilidades. Una persona que posee diez libras esterlinas es responsabilizada por todo lo que podría hacer con esas diez libras si las usara correctamente. El hombre que tiene sólo diez peniques es responsable tan sólo por esa cantidad. . .
La fidelidad con que se ha usado la cantidad recibida es lo que gana la aprobación del Señor. Si queremos ser reconocidos como siervos buenos y fieles, debemos llevar a cabo una obra cabal y consagrada en favor del Maestro. El recompensará el servicio diligente y honrado. Si los hombres confían en él y reconocen su compasión y benevolencia y si andan humildemente delante de él, él colaborará con ellos. Multiplicará sus talentos.
"NEGOCIAD ENTRE TANTO QUE VENGO"
Dios, en su ausencia, nos ha encargado de sus bienes. Cada mayordomo tiene su propia obra específica que debe hacer para promover el reino de Dios. A nadie se excusa. El Señor nos pide a todos: "Negociad entre tanto que vengo" (Luc. 19: 13). De su propia sabiduría nos ha dado instrucciones para el empleo de sus dones. Los talentos del habla, la memoria, la influencia, las propiedades, deben amontonarse para la gloria de Dios y la promoción de su reino. El bendecirá el uso debido de esos dones. Pretendemos ser cristianos que esperan la segunda venida 123 de nuestro Señor en las nubes del cielo. ¿Qué haremos entonces con nuestro tiempo, nuestra comprensión y nuestras posesiones, los que no nos pertenecen, sino que nos han sido confiados para probar nuestra honradez? Llevémoslos a Jesús. Utilicemos nuestras riquezas para el adelantamiento de su causa. En esa forma obedeceremos esta orden: "No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón" (Mat. 6: 19-21).-RH, abril 9, 1901.
A CADA UNO SU OBRA
Algunos creen que los talentos han sido dados tan sólo a cierta clase favorecida, con exclusión de muchos, quienes por supuesto no son invitados a participar de los trabajos ni de las recompensas. Pero la parábola no enseña las cosas en esa forma. Cuando el Señor de la casa llamó a sus siervos, a cada uno dio su obra. Toda la familia de Dios está incluida en la responsabilidad de utilizar los bienes de su Señor. . . En un grado mayor o menor, todos están encargados de los talentos de su Señor. Las aptitudes espirituales, mentales y físicas, la influencia, la posición social, las posesiones, los afectos, la simpatía, todos son talentos preciosos que deben emplearse en bien de la causa del Maestro para la salvación de las almas por quienes Cristo murió. RH, oct. 26, 1911.
POR QUÉ SE CONCEDEN HABILIDADES
El pueblo de Dios debería comprender que Dios no les ha dado habilidades para que se enriquezcan con bienes terrenales, sino con el fin de que coloquen un buen fundamento para el tiempo que está por venir, a saber, la vida eterna.-RH, enero 8, 1895. 124
25. RESPONSABILIDADES DEL QUE TIENE UN TALENTO.
Algunos que han recibido un solo talento, se excusan porque no tienen tantas habilidades como quienes han recibido muchos talentos. Ellos, lo mismo que el siervo infiel, ocultan en la tierra su único talento. Temen devolver a Dios lo que les ha confiado. Inician empresas mundanas, pero invierten poco, si es que invierten algo, en la causa de Dios. Esperan que los que poseen muchos talentos soporten la carga de la obra, mientras ellos sienten que no son responsables por su éxito y adelantamiento. . . Muchos que profesan amar la verdad están haciendo esto mismo. Están engañando sus propias almas, porque Satanás ha enceguecido sus ojos. Al robar a Dios, se han robado a sí mismos. Se han privado de los tesoros celestiales a causa de su codicia y debido a sus malos pensamientos de incredulidad. Debido a que tienen un solo talento, temen confiarlo a Dios, de modo que lo ocultan en la tierra, y así se sienten aliviados de toda responsabilidad. Se complacen al ver progresar la verdad, pero no piensan que se espera de ellos que practiquen la abnegación y que ayuden en la obra por medio de sus esfuerzos individuales y con sus recursos económicos, aunque no posean una gran cantidad...
TODOS RECIBEN TALENTOS
Todos, encumbrados y humildes, ricos y pobres, han sido dotados con talentos por su Maestro; algunos con más, 125 y otros con menos, de acuerdo con sus diversas aptitudes. La bendición de Dios descansará sobre los obreros fervientes, amantes y diligentes. Su inversión será exitosa y conseguirán almas para el reino de Dios, y para ellos mismos un tesoro inmortal. Todos poseen facultades morales y han recibido del cielo los beneficios. La cantidad de talentos es proporcional a las habilidades poseídas por cada uno. Dios a todos asigna su obra, y espera que le devuelvan de acuerdo a las diversas capacidades a cada uno confiadas. No espera el producto de diez talentos del hombre a quien ha dado uno solo. No espera que una persona pobre dé donativos como un rico. No espera del débil y enfermo la actividad y fuerza del que está sano.
El talento único utilizado en la mejor forma posible Dios lo aceptará "según lo que uno tiene, no según lo que no tiene" (2 Cor. 8: 12). Dios nos llama siervos, lo cual implica que somos empleados por él para realizar cierta obra y para llevar responsabilidades. Nos ha prestado un capital para que lo invirtamos. Este no es de nuestra propiedad; y desagradamos a Dios si amontonamos los bienes del Señor o si los gastamos a nuestro capricho. Somos responsables por el uso o el abuso de lo que Dios nos ha prestado. Si este capital que el Señor ha colocado en nuestras manos permanece dormido, o si lo enterramos, aunque sea un solo talento, el Maestro nos pedirá cuenta de ello. Él requiere, no lo nuestro, sino lo suyo propio con intereses. Cada talento que vuelve al Señor será analizado cuidadosamente. Las acciones y los cargos de los siervos de Dios no serán considerados como asuntos de poca importancia. Se tratará personalmente con cada uno, y se le pedirá que rinda cuenta de los talentos que le fueron confiados, sea que los haya aprovechado o que haya abusado de ellos. La recompensa dada estará en proporción con los talentos aprovechados. El castigo impartido estará de acuerdo con los talentos mal utilizados.-RH, feb. 23, 1886. 126
HAY QUE USAR LOS TALENTOS RECIBIDOS
Nadie debería quejarse porque no tiene talentos mayores. Cuando los hombres utilicen para la gloria de Dios los talentos que él les ha dado, entonces mejorarán. No es el momento ahora para quejarnos de nuestra posición en la vida, y excusarnos por nuestro descuido de aprovechar nuestras habilidades debido a que no tenemos otras aptitudes y posición, diciendo: "¡Oh, si yo tuviera el don y la habilidad que él tiene podría invertir un capital mayor para mi Maestro!" Si tales personas utilizan el único talento en forma acertada y conveniente, eso es todo lo que el Maestro requiere de ellas. . . Espero que en cada iglesia se realicen esfuerzos para estimular a los que no están haciendo nada. Ojalá que Dios haga que estas personas comprendan que él requerirá de ellas el único talento con lo que éste habría podido producir; y si descuidan de ganar otros talentos junto al que tienen, experimentarán la pérdida de ese talento y también de sus propias almas. Esperamos ver un cambio en nuestras iglesias. El Señor se está preparando para regresar, para pedir cuentas a sus siervos por sus talentos que les ha confiado. ¡Que Dios tenga misericordia ese día de los que no hacen nada! Los que escuchen estas palabras de aprobación: "Bien hecho, buen siervo fiel", habrán obrado correctamente en el aprovechamiento de sus habilidades y recursos financieros para la gloria de Dios.-RH, marzo 14, 1878.
LOS TALENTOS DESCUIDADOS
Algunos están dispuestos a dar de acuerdo con lo que tienen, y piensan que Dios no tiene más derecho sobre ellos porque no tienen grandes recursos. No tienen entradas de las cuales puedan ahorrar después de gastar en lo necesario para su familia. Pero muchos de ellos pueden preguntarse: ¿Estoy dando de acuerdo a lo que podría haber tenido? 127 Dios quiso que pusiesen a contribución las facultades de su cuerpo y mente. Algunos no han perfeccionado hasta lo sumo la habilidad que Dios les ha dado. El trabajo ha sido asignado al hombre. Se lo relacionó con la maldición, porque así lo hizo necesario el pecado. El bienestar físico, mental y moral del hombre hace necesaria una vida de trabajo útil. Que no seamos "perezosos en los quehaceres" (Rom. 12: 11, VM), es la recomendación del inspirado apóstol Pablo. Nadie, sea rico o pobre, puede glorificar a Dios por una vida de indolencia. Todo el capital que tienen muchos pobres está constituido por su tiempo y su fuerza física, y con frecuencia los malgastan por amor a la comodidad y a la indolencia negligente, de manera que no tienen nada que llevarle a su Señor en diezmos y ofrendas. Si los cristianos carecen de sabiduría para hacer que su trabajo rinda la mayor utilidad y para hacer una aplicación juiciosa de sus facultades físicas y mentales, deben tener mansedumbre y humildad para recibir el consejo de sus hermanos, a fin de que el mejor juicio de ellos supla sus deficiencias. Muchos pobres que están ahora conformes con no hacer nada para beneficiar a sus semejantes y para adelantar la obra de Dios, podrían hacer mucho si quisieran. Ellos son responsables delante de Dios por su capital de fuerza física, tanto como el rico lo es por su capital de dinero.-JT 1, 380, 381.
RESPONSABILIDAD POR LA FUERZA FÍSICA
Vi que los que no tienen propiedades, pero poseen fuerza física, son responsables delante de Dios por su fuerza. Deberían ser diligentes en los negocios y tener un espíritu ferviente; no deberían dejar que los que tienen recursos realicen todo el sacrificio. Vi que ellos también pueden sacrificarse, y que es su deber hacerlo así, lo mismo que los que tienen posesiones. Pero con frecuencia los que carecen 128 de bienes no comprenden que pueden negarse a sí mismos en muchas formas, que pueden gastar menos en sus cuerpos, y para complacer sus gustos y apetitos, y encontrar más a fin de ahorrar para la causa, y en esta forma hacerse tesoros en el cielo.-1 T 115.
Los que poseen fuerza física deben emplearla en el servicio de Dios. Deben trabajar con sus manos y ganar dinero para utilizarlo en la causa de Dios. Los que pueden trabajar deben hacerlo fielmente, y aprovechar las oportunidades de ayudar a los que no pueden conseguir trabajo. RH, agosto 21, 1894.
NO HAY QUE ESTIMULAR LA INDOLENCIA
La Palabra de Dios enseña que si un hombre no quiere trabajar, tampoco debe comer. El Señor no requiere que el trabajador activo sostenga al que no es diligente. La pérdida de tiempo y la falta de esfuerzo es lo que produce pobreza y necesidad. Si estas faltas no son vistas ni corregidas por quienes se complacen en ellas, todo lo que pueda hacerse en su beneficio será lo mismo que colocar dinero en un canasto con agujeros. Pero hay una pobreza que es inevitable, y debemos manifestar ternura y compasión hacia los desafortunados. RH, enero 3, 1899. 129
26. ROBANDO A DIOS EL SERVICIO LEGITIMO.
En las filas de los observadores del sábado hay hombres que se aferran a su tesoro terrenal. Este es su dios, su ídolo; y aman su dinero, sus granjas, su ganado y sus mercaderías más que a su Salvador, quien por amor a ellos se empobreció para que ellos, mediante su pobreza, llegasen a ser ricos. Exaltan sus tesoros terrenales y los consideran de mayor valor que las almas de los hombres. ¿Recibirán ellos estas palabras de aprobación: "Bien hecho"? No; nunca. Escucharán llenos de asombro esta sentencia irrevocable: "Apartaos". Cristo no tiene lugar para ellos. Han sido siervos perezosos que han amontonado los recursos económicos que Dios les ha dado, mientras sus semejantes perecían en las tinieblas y el error. Mi alma se conmueve íntimamente en lo que atañe a este asunto. ¿Dormirán los hombres que tienen recursos financieros hasta que sea demasiado tarde? Finalmente Dios los rechazará a ellos y a sus riquezas, diciéndoles: "¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros" (Sant. 5: 1-3). Qué revelación se hará el día de Dios, cuando los tesoros amontonados, y los sueldos retenidos fraudulentamente, clamen contra sus poseedores, quienes eran cristianos supuestamente buenos, y se halagaban a sí mismos con la idea de que estaban guardando la ley de Dios, cuando 130 amaban más las ganancias que lo que se había comprado con la sangre de Cristo, las almas de los hombres. Ahora es el tiempo cuando todos deben trabajar. . . ¿Qué contestarán muchos en el día del Señor, cuando él pregunte: ¿Qué habéis hecho por mí, que he dado mi riqueza, mi honor, mi posición y mi vida para salvaros de la ruina? Los que no han hecho nada quedarán sin habla en ese día. Verán el pecado de su descuido. Han robado a Dios el servicio de toda una vida. No han influido en nadie para bien. No han llevado ni un alma a Jesús. Se sentían conformes con no hacer nada por el Maestro; y finalmente no reciben recompensa alguna, sino pérdida eterna. Perecen con los malvados, aunque profesaban ser seguidores de Cristo. RH, marzo 14, 1878.
EL GRAN PECADO DE LOS CRISTIANOS PROFESOS
Cada hombre, cualquiera sea su oficio o profesión, debería hacer de la causa de Dios su primer interés; no sólo debería ejercitar sus talentos para promover la obra del Señor, sino también debería cultivar sus habilidades para alcanzar este fin. Muchos dedican meses y años a la adquisición de un oficio o profesión a fin de llegar a ser obreros de éxito en el mundo; y sin embargo no realizan ningún esfuerzo especial para cultivar los talentos que podrían convertirlos en trabajadores de éxito en la viña del Señor. Han pervertido sus capacidades y han empleado mal sus talentos. Han manifestado menosprecio por su Maestro. Este es el gran pecado del pueblo profeso de Dios. Se sirven a sí mismos y sirven al mundo. Puede ser que tengan la fama de ser financistas astutos y exitosos; pero descuidan de acrecentar por el uso los talentos que Dios les ha dado para su servicio. La habilidad en el trato con el mundo se fortalece por el ejercicio, pero la habilidad espiritual se debilita por la inactividad. RH, enero 1, 1884. 131
EL PECADO DEL DESCUIDO
Si las personas cuyos talentos se están herrumbrando a causa de la inacción buscaran la ayuda del Espíritu de Dios y salieran a trabajar, veríamos realizarse mucho más. Urgentes pedidos de socorro conmoverían los corazones, y se daría esta respuesta: "Haremos todo lo que podamos en nuestra debilidad e ignorancia, y nos volveremos hacia el gran Maestro en busca de sabiduría". ¿Puede ocurrir que en medio de todas estas puertas abiertas a las oportunidades, estos patéticos pedidos de ayuda, hombres y mujeres todavía permanezcan sentados con los brazos cruzados, o que empleen sus manos únicamente en un trabajo egoísta con propósitos terrenos? Jesús dijo a sus discípulos: "Vosotros sois la luz del mundo" (Mat. 5: 14). Pero cuán pocos tienen conciencia de su propio poder e influencia; cuán pocos comprenden lo que podrían hacer a fin de ayudar y bendecir a los demás. Envuelven su talento en un lienzo y lo entierran, y se halagan a sí mismos diciéndose que poseen una humildad encomiable. Pero los libros del cielo testifican contra esos ociosos, como siervos perezosos y malvados que pecan atrevidamente contra Dios descuidando la obra que él les ha encomendado. No podrán alegar falta de capacidad cuando se abran los registros celestiales y se ponga de manifiesto su descuido evidente. Cualquiera sea el talento que se nos ha confiado, se requiere que lo utilicemos para el servicio de Dios y no para servir a Mamón. . . Los que ocultan sus talentos en la tierra están despreciando sus oportunidades para obtener una corona cuajada de gemas. Hasta el día cuando se hagan las grandes revelaciones del juicio final, no se sabrá cuántos hombres y mujeres han hecho esto, ni tampoco cuántas vidas se han perdido en las tinieblas porque los talentos dados por Dios 132 han sido sepultados en los negocios en lugar de ser utilizados al servicio del Dador. . . Los hombres. . . pueden interesarse en minas que rinden grandes beneficios en términos de plata y oro. Pueden dedicar toda una vida a conseguir tesoros terrenales; pero cuando mueren dejan todo tras ellos. No pueden llevar con ellos ni un solo peso al gran más allá. ¿Son sabios estos hombres? ¿No actúan insensatamente al permitir que las preciosas horas del tiempo de gracia pasen, sin realizar una preparación para la vida futura? Los que son sensatos se harán "tesoro en los cielos que no se agote" (Luc. 12: 33), y pondrán un "buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna" (1 Tim. 6: 19). Si hemos de conseguir riquezas duraderas, comencemos ahora a transferir nuestro tesoro al otro lado, y nuestros corazones estarán donde está nuestro tesoro.-RH, oct. 7, 1884. 133
27. FRENTE AL DÍA DEL JUICIO.
Dios no obliga a nadie a que lo ame ni que obedezca su ley. Él ha manifestado un amor inconmensurable hacia el hombre en el plan de la redención. Ha derramado los tesoros de su sabiduría y ha dado el don más precioso del cielo para que nos viésemos constreñidos a amarlo y a ponernos en armonía con su voluntad. Si rehusamos ese amor y si no queremos que él nos gobierne, estaremos preparando nuestra propia ruina, y finalmente nos veremos frente a una pérdida eterna. Dios desea el servicio voluntario de nuestros corazones. Él nos ha dotado con la facultad de razonar, con talentos de aptitudes y con medios financieros e influencia, a fin de que pongamos todo esto por obra para el bien de la humanidad, y para que manifestemos su espíritu ante el mundo. Preciosas oportunidades y privilegios son puestos a nuestro alcance, y si los descuidamos robamos a otros, defraudamos nuestras propias almas y deshonramos a nuestro propio Salvador. En el día del juicio no querremos encontrarnos frente a estas oportunidades desaprovechadas y a los privilegios descuidados. Nuestros intereses eternos en el futuro dependen del cumplimiento diligente del deber en este momento en lo que se refiere al aprovechamiento de los talentos que Dios nos ha dado para la salvación de las almas. . . La posición y la influencia, por muy exaltadas que sean, no deberían convertirse en una excusa para hacer un mal uso de los bienes del Señor. Los favores especiales de Dios deberían estimularnos a rendirle un servicio de todo corazón 134 y afecto, pero muchos que son bendecidos de esta manera olvidan al Dador, y se tornan descuidados, desafiantes y libertinos. Deshonran al Dios del cielo y ejercen una influencia que destruye a las personas con quienes se asocian. No procuran aminorar los sufrimientos de los necesitados. No edifican la obra de Dios. No tratan de remediar los males de los inocentes, de interceder por la causa de la viuda y el huérfano, o de exponer un elevado modelo de carácter ante los encumbrados y los humildes mostrando un espíritu de benevolencia y virtud. Pero por el contrario, oprimen a los jornaleros; retienen fraudulentamente la paga justa por el trabajo, engañan a los inocentes, roban a las viudas y amontonan riquezas que se corrompen con la sangre de las almas. Tendrán que comparecer ante el tribunal de Dios. Esta clase de personas no está haciendo la voluntad del Padre celestial, y escucharán la severa condenación: "Apartaos de mí, hacedores de maldad" (Mat. 7: 23).-RH, feb. 14, 1888.
REVELACIONES ASOMBROSAS
¡Qué revelaciones se harán en el día del juicio! Se descubrirá que muchos que se han llamado a sí mismos cristianos no son siervos de Dios, sino siervos de sí mismos. El yo ha sido su centro; el servicio egoísta ha sido la obra de su vida. Al vivir para agradarse a sí mismos y para ganar todo lo que podían para ellos mismos, han invalidado y empequeñecido las capacidades y las facultades que Dios les encomendó. No han tratado honradamente con Dios. Sus vidas han constituido un largo sistema de robo. Estos ahora se quejan contra Dios y sus semejantes, porque no se los reconoce ni se los favorece como piensan que deberían. Pero su infidelidad será revelada en aquel día cuando el Señor juzgue los casos de todos. El volverá y discernirá "la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve" (Mal. 3: 18). En aquel día, los 135 que piensan que Dios aceptará ofrendas mezquinas y un servicio prestado de mala gana quedarán chasqueados. Dios no colocará su aprobación sobre la obra de ningún hombre, encumbrado o humilde, rico o pobre que no haya sido hecha de todo corazón, con fidelidad y tomando en cuenta su gloria. Pero los que han pertenecido a la familia de Dios aquí abajo, que se han esforzado para honrar su nombre, han obtenido una experiencia que los hará como reyes y sacerdotes para con Dios, y ellos serán aceptados como siervos fieles. Para ellos se pronunciarán estas palabras: "Bien, buen siervo y fiel. . . entra en el gozo de tu Señor" (Mat. 25: 21).-RH, enero 5, 1897.
NO HAY QUE PROFESAR SINO HACER
Cuando los casos de todos pasen en revista delante de Dios, no se formulará esta pregunta: ¿Qué profesaron ellos?, sino estas otras: ¿Qué hicieron ellos? ¿Han sido ejecutores de la palabra? ¿Han vivido para sí mismos? ¿O bien se han ejercitado en obras de benevolencia y bondad, en amor, prefiriendo a los demás antes que a ellos mismos, y negándose a sí mismos a fin de poder bendecir a otros? Si el registro muestra que tal ha sido su vida, que sus caracteres están señalados por la ternura, la abnegación y la benevolencia, recibirán la bendita seguridad y bendición de Cristo: "Bien hecho", y "Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo" (Mat. 25: 34). Cristo ha sido afligido y herido por nuestro marcado amor propio e indiferencia ante las calamidades y las necesidades de los demás. RH, julio 13, 1886.
PROMESAS PARA LOS MAYORDOMOS FIELES
Significa mucho sembrar junto a todas las aguas. Significa impartir continuamente donativos y ofrendas. Dios proporcionará facilidades para que el mayordomo fiel de 136 los medios que él le ha confiado sea suplido con abundancia de todas las cosas, y sea capacitado para que abunde en toda buena obra. "Como está escrito: Repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre. Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia" (2 Cor. 9: 9, 10). La semilla sembrada a manos llenas es cuidada por el Señor. El que suministra la semilla al sembrador da también a su obrero lo que lo capacita para colaborar con el Dador de la semilla. 9 T 132.
PARA UN ESTUDIO ADICIONAL
Nuestro día de confianza, 4 T 618, 619. Una parábola para los cristianos de los últimos días, JT 1, 69, 70. Hay que aprovechar todos los talentos, 2 T 659. Todos son responsables, 1 T 324, 325. Los pobres con frecuencia descuidan las oportunidades de hacer el bien, 2 T 229, 230. El mayordomo infiel, 5 T 282, 283. ¿Qué es el "gozo de tu Señor"? JT 1, 365. Muchos envuelven su talento en un lienzo, 1 T 530. El mayordomo injusto, 1 T 538, 539. "Haceos amigos", PVGM 352 - 355. Los depósitos son proporcionales a las capacidades, 2 T 245. Hay que sacrificar lo terreno para adquirir lo celestial, 2 T 193. Una visión del juicio, JT 1, 520 - 524. La riqueza amontonada no sólo es inútil, sino también una maldición, PVGM 331. Las decisiones del juicio tienen que ver con la benevolencia práctica, TM 405, 406. Las riquezas acumuladas serán un estorbo en el tiempo de angustia, 1 T 169. Los hombres de negocios, agricultores, mecánicos, comerciantes y abogados no son menos responsables que los ministros por los talentos que han recibido.
JT 1, 549. 139 CSMC EGW
"NEGOCIAD ENTRE TANTO QUE VENGO"
Dios, en su ausencia, nos ha encargado de sus bienes. Cada mayordomo tiene su propia obra específica que debe hacer para promover el reino de Dios. A nadie se excusa. El Señor nos pide a todos: "Negociad entre tanto que vengo" (Luc. 19: 13). De su propia sabiduría nos ha dado instrucciones para el empleo de sus dones. Los talentos del habla, la memoria, la influencia, las propiedades, deben amontonarse para la gloria de Dios y la promoción de su reino. El bendecirá el uso debido de esos dones. Pretendemos ser cristianos que esperan la segunda venida 123 de nuestro Señor en las nubes del cielo. ¿Qué haremos entonces con nuestro tiempo, nuestra comprensión y nuestras posesiones, los que no nos pertenecen, sino que nos han sido confiados para probar nuestra honradez? Llevémoslos a Jesús. Utilicemos nuestras riquezas para el adelantamiento de su causa. En esa forma obedeceremos esta orden: "No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón" (Mat. 6: 19-21).-RH, abril 9, 1901.
A CADA UNO SU OBRA
Algunos creen que los talentos han sido dados tan sólo a cierta clase favorecida, con exclusión de muchos, quienes por supuesto no son invitados a participar de los trabajos ni de las recompensas. Pero la parábola no enseña las cosas en esa forma. Cuando el Señor de la casa llamó a sus siervos, a cada uno dio su obra. Toda la familia de Dios está incluida en la responsabilidad de utilizar los bienes de su Señor. . . En un grado mayor o menor, todos están encargados de los talentos de su Señor. Las aptitudes espirituales, mentales y físicas, la influencia, la posición social, las posesiones, los afectos, la simpatía, todos son talentos preciosos que deben emplearse en bien de la causa del Maestro para la salvación de las almas por quienes Cristo murió. RH, oct. 26, 1911.
POR QUÉ SE CONCEDEN HABILIDADES
El pueblo de Dios debería comprender que Dios no les ha dado habilidades para que se enriquezcan con bienes terrenales, sino con el fin de que coloquen un buen fundamento para el tiempo que está por venir, a saber, la vida eterna.-RH, enero 8, 1895. 124
25. RESPONSABILIDADES DEL QUE TIENE UN TALENTO.
Algunos que han recibido un solo talento, se excusan porque no tienen tantas habilidades como quienes han recibido muchos talentos. Ellos, lo mismo que el siervo infiel, ocultan en la tierra su único talento. Temen devolver a Dios lo que les ha confiado. Inician empresas mundanas, pero invierten poco, si es que invierten algo, en la causa de Dios. Esperan que los que poseen muchos talentos soporten la carga de la obra, mientras ellos sienten que no son responsables por su éxito y adelantamiento. . . Muchos que profesan amar la verdad están haciendo esto mismo. Están engañando sus propias almas, porque Satanás ha enceguecido sus ojos. Al robar a Dios, se han robado a sí mismos. Se han privado de los tesoros celestiales a causa de su codicia y debido a sus malos pensamientos de incredulidad. Debido a que tienen un solo talento, temen confiarlo a Dios, de modo que lo ocultan en la tierra, y así se sienten aliviados de toda responsabilidad. Se complacen al ver progresar la verdad, pero no piensan que se espera de ellos que practiquen la abnegación y que ayuden en la obra por medio de sus esfuerzos individuales y con sus recursos económicos, aunque no posean una gran cantidad...
TODOS RECIBEN TALENTOS
Todos, encumbrados y humildes, ricos y pobres, han sido dotados con talentos por su Maestro; algunos con más, 125 y otros con menos, de acuerdo con sus diversas aptitudes. La bendición de Dios descansará sobre los obreros fervientes, amantes y diligentes. Su inversión será exitosa y conseguirán almas para el reino de Dios, y para ellos mismos un tesoro inmortal. Todos poseen facultades morales y han recibido del cielo los beneficios. La cantidad de talentos es proporcional a las habilidades poseídas por cada uno. Dios a todos asigna su obra, y espera que le devuelvan de acuerdo a las diversas capacidades a cada uno confiadas. No espera el producto de diez talentos del hombre a quien ha dado uno solo. No espera que una persona pobre dé donativos como un rico. No espera del débil y enfermo la actividad y fuerza del que está sano.
El talento único utilizado en la mejor forma posible Dios lo aceptará "según lo que uno tiene, no según lo que no tiene" (2 Cor. 8: 12). Dios nos llama siervos, lo cual implica que somos empleados por él para realizar cierta obra y para llevar responsabilidades. Nos ha prestado un capital para que lo invirtamos. Este no es de nuestra propiedad; y desagradamos a Dios si amontonamos los bienes del Señor o si los gastamos a nuestro capricho. Somos responsables por el uso o el abuso de lo que Dios nos ha prestado. Si este capital que el Señor ha colocado en nuestras manos permanece dormido, o si lo enterramos, aunque sea un solo talento, el Maestro nos pedirá cuenta de ello. Él requiere, no lo nuestro, sino lo suyo propio con intereses. Cada talento que vuelve al Señor será analizado cuidadosamente. Las acciones y los cargos de los siervos de Dios no serán considerados como asuntos de poca importancia. Se tratará personalmente con cada uno, y se le pedirá que rinda cuenta de los talentos que le fueron confiados, sea que los haya aprovechado o que haya abusado de ellos. La recompensa dada estará en proporción con los talentos aprovechados. El castigo impartido estará de acuerdo con los talentos mal utilizados.-RH, feb. 23, 1886. 126
HAY QUE USAR LOS TALENTOS RECIBIDOS
Nadie debería quejarse porque no tiene talentos mayores. Cuando los hombres utilicen para la gloria de Dios los talentos que él les ha dado, entonces mejorarán. No es el momento ahora para quejarnos de nuestra posición en la vida, y excusarnos por nuestro descuido de aprovechar nuestras habilidades debido a que no tenemos otras aptitudes y posición, diciendo: "¡Oh, si yo tuviera el don y la habilidad que él tiene podría invertir un capital mayor para mi Maestro!" Si tales personas utilizan el único talento en forma acertada y conveniente, eso es todo lo que el Maestro requiere de ellas. . . Espero que en cada iglesia se realicen esfuerzos para estimular a los que no están haciendo nada. Ojalá que Dios haga que estas personas comprendan que él requerirá de ellas el único talento con lo que éste habría podido producir; y si descuidan de ganar otros talentos junto al que tienen, experimentarán la pérdida de ese talento y también de sus propias almas. Esperamos ver un cambio en nuestras iglesias. El Señor se está preparando para regresar, para pedir cuentas a sus siervos por sus talentos que les ha confiado. ¡Que Dios tenga misericordia ese día de los que no hacen nada! Los que escuchen estas palabras de aprobación: "Bien hecho, buen siervo fiel", habrán obrado correctamente en el aprovechamiento de sus habilidades y recursos financieros para la gloria de Dios.-RH, marzo 14, 1878.
LOS TALENTOS DESCUIDADOS
Algunos están dispuestos a dar de acuerdo con lo que tienen, y piensan que Dios no tiene más derecho sobre ellos porque no tienen grandes recursos. No tienen entradas de las cuales puedan ahorrar después de gastar en lo necesario para su familia. Pero muchos de ellos pueden preguntarse: ¿Estoy dando de acuerdo a lo que podría haber tenido? 127 Dios quiso que pusiesen a contribución las facultades de su cuerpo y mente. Algunos no han perfeccionado hasta lo sumo la habilidad que Dios les ha dado. El trabajo ha sido asignado al hombre. Se lo relacionó con la maldición, porque así lo hizo necesario el pecado. El bienestar físico, mental y moral del hombre hace necesaria una vida de trabajo útil. Que no seamos "perezosos en los quehaceres" (Rom. 12: 11, VM), es la recomendación del inspirado apóstol Pablo. Nadie, sea rico o pobre, puede glorificar a Dios por una vida de indolencia. Todo el capital que tienen muchos pobres está constituido por su tiempo y su fuerza física, y con frecuencia los malgastan por amor a la comodidad y a la indolencia negligente, de manera que no tienen nada que llevarle a su Señor en diezmos y ofrendas. Si los cristianos carecen de sabiduría para hacer que su trabajo rinda la mayor utilidad y para hacer una aplicación juiciosa de sus facultades físicas y mentales, deben tener mansedumbre y humildad para recibir el consejo de sus hermanos, a fin de que el mejor juicio de ellos supla sus deficiencias. Muchos pobres que están ahora conformes con no hacer nada para beneficiar a sus semejantes y para adelantar la obra de Dios, podrían hacer mucho si quisieran. Ellos son responsables delante de Dios por su capital de fuerza física, tanto como el rico lo es por su capital de dinero.-JT 1, 380, 381.
RESPONSABILIDAD POR LA FUERZA FÍSICA
Vi que los que no tienen propiedades, pero poseen fuerza física, son responsables delante de Dios por su fuerza. Deberían ser diligentes en los negocios y tener un espíritu ferviente; no deberían dejar que los que tienen recursos realicen todo el sacrificio. Vi que ellos también pueden sacrificarse, y que es su deber hacerlo así, lo mismo que los que tienen posesiones. Pero con frecuencia los que carecen 128 de bienes no comprenden que pueden negarse a sí mismos en muchas formas, que pueden gastar menos en sus cuerpos, y para complacer sus gustos y apetitos, y encontrar más a fin de ahorrar para la causa, y en esta forma hacerse tesoros en el cielo.-1 T 115.
Los que poseen fuerza física deben emplearla en el servicio de Dios. Deben trabajar con sus manos y ganar dinero para utilizarlo en la causa de Dios. Los que pueden trabajar deben hacerlo fielmente, y aprovechar las oportunidades de ayudar a los que no pueden conseguir trabajo. RH, agosto 21, 1894.
NO HAY QUE ESTIMULAR LA INDOLENCIA
La Palabra de Dios enseña que si un hombre no quiere trabajar, tampoco debe comer. El Señor no requiere que el trabajador activo sostenga al que no es diligente. La pérdida de tiempo y la falta de esfuerzo es lo que produce pobreza y necesidad. Si estas faltas no son vistas ni corregidas por quienes se complacen en ellas, todo lo que pueda hacerse en su beneficio será lo mismo que colocar dinero en un canasto con agujeros. Pero hay una pobreza que es inevitable, y debemos manifestar ternura y compasión hacia los desafortunados. RH, enero 3, 1899. 129
26. ROBANDO A DIOS EL SERVICIO LEGITIMO.
En las filas de los observadores del sábado hay hombres que se aferran a su tesoro terrenal. Este es su dios, su ídolo; y aman su dinero, sus granjas, su ganado y sus mercaderías más que a su Salvador, quien por amor a ellos se empobreció para que ellos, mediante su pobreza, llegasen a ser ricos. Exaltan sus tesoros terrenales y los consideran de mayor valor que las almas de los hombres. ¿Recibirán ellos estas palabras de aprobación: "Bien hecho"? No; nunca. Escucharán llenos de asombro esta sentencia irrevocable: "Apartaos". Cristo no tiene lugar para ellos. Han sido siervos perezosos que han amontonado los recursos económicos que Dios les ha dado, mientras sus semejantes perecían en las tinieblas y el error. Mi alma se conmueve íntimamente en lo que atañe a este asunto. ¿Dormirán los hombres que tienen recursos financieros hasta que sea demasiado tarde? Finalmente Dios los rechazará a ellos y a sus riquezas, diciéndoles: "¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros" (Sant. 5: 1-3). Qué revelación se hará el día de Dios, cuando los tesoros amontonados, y los sueldos retenidos fraudulentamente, clamen contra sus poseedores, quienes eran cristianos supuestamente buenos, y se halagaban a sí mismos con la idea de que estaban guardando la ley de Dios, cuando 130 amaban más las ganancias que lo que se había comprado con la sangre de Cristo, las almas de los hombres. Ahora es el tiempo cuando todos deben trabajar. . . ¿Qué contestarán muchos en el día del Señor, cuando él pregunte: ¿Qué habéis hecho por mí, que he dado mi riqueza, mi honor, mi posición y mi vida para salvaros de la ruina? Los que no han hecho nada quedarán sin habla en ese día. Verán el pecado de su descuido. Han robado a Dios el servicio de toda una vida. No han influido en nadie para bien. No han llevado ni un alma a Jesús. Se sentían conformes con no hacer nada por el Maestro; y finalmente no reciben recompensa alguna, sino pérdida eterna. Perecen con los malvados, aunque profesaban ser seguidores de Cristo. RH, marzo 14, 1878.
EL GRAN PECADO DE LOS CRISTIANOS PROFESOS
Cada hombre, cualquiera sea su oficio o profesión, debería hacer de la causa de Dios su primer interés; no sólo debería ejercitar sus talentos para promover la obra del Señor, sino también debería cultivar sus habilidades para alcanzar este fin. Muchos dedican meses y años a la adquisición de un oficio o profesión a fin de llegar a ser obreros de éxito en el mundo; y sin embargo no realizan ningún esfuerzo especial para cultivar los talentos que podrían convertirlos en trabajadores de éxito en la viña del Señor. Han pervertido sus capacidades y han empleado mal sus talentos. Han manifestado menosprecio por su Maestro. Este es el gran pecado del pueblo profeso de Dios. Se sirven a sí mismos y sirven al mundo. Puede ser que tengan la fama de ser financistas astutos y exitosos; pero descuidan de acrecentar por el uso los talentos que Dios les ha dado para su servicio. La habilidad en el trato con el mundo se fortalece por el ejercicio, pero la habilidad espiritual se debilita por la inactividad. RH, enero 1, 1884. 131
EL PECADO DEL DESCUIDO
Si las personas cuyos talentos se están herrumbrando a causa de la inacción buscaran la ayuda del Espíritu de Dios y salieran a trabajar, veríamos realizarse mucho más. Urgentes pedidos de socorro conmoverían los corazones, y se daría esta respuesta: "Haremos todo lo que podamos en nuestra debilidad e ignorancia, y nos volveremos hacia el gran Maestro en busca de sabiduría". ¿Puede ocurrir que en medio de todas estas puertas abiertas a las oportunidades, estos patéticos pedidos de ayuda, hombres y mujeres todavía permanezcan sentados con los brazos cruzados, o que empleen sus manos únicamente en un trabajo egoísta con propósitos terrenos? Jesús dijo a sus discípulos: "Vosotros sois la luz del mundo" (Mat. 5: 14). Pero cuán pocos tienen conciencia de su propio poder e influencia; cuán pocos comprenden lo que podrían hacer a fin de ayudar y bendecir a los demás. Envuelven su talento en un lienzo y lo entierran, y se halagan a sí mismos diciéndose que poseen una humildad encomiable. Pero los libros del cielo testifican contra esos ociosos, como siervos perezosos y malvados que pecan atrevidamente contra Dios descuidando la obra que él les ha encomendado. No podrán alegar falta de capacidad cuando se abran los registros celestiales y se ponga de manifiesto su descuido evidente. Cualquiera sea el talento que se nos ha confiado, se requiere que lo utilicemos para el servicio de Dios y no para servir a Mamón. . . Los que ocultan sus talentos en la tierra están despreciando sus oportunidades para obtener una corona cuajada de gemas. Hasta el día cuando se hagan las grandes revelaciones del juicio final, no se sabrá cuántos hombres y mujeres han hecho esto, ni tampoco cuántas vidas se han perdido en las tinieblas porque los talentos dados por Dios 132 han sido sepultados en los negocios en lugar de ser utilizados al servicio del Dador. . . Los hombres. . . pueden interesarse en minas que rinden grandes beneficios en términos de plata y oro. Pueden dedicar toda una vida a conseguir tesoros terrenales; pero cuando mueren dejan todo tras ellos. No pueden llevar con ellos ni un solo peso al gran más allá. ¿Son sabios estos hombres? ¿No actúan insensatamente al permitir que las preciosas horas del tiempo de gracia pasen, sin realizar una preparación para la vida futura? Los que son sensatos se harán "tesoro en los cielos que no se agote" (Luc. 12: 33), y pondrán un "buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna" (1 Tim. 6: 19). Si hemos de conseguir riquezas duraderas, comencemos ahora a transferir nuestro tesoro al otro lado, y nuestros corazones estarán donde está nuestro tesoro.-RH, oct. 7, 1884. 133
27. FRENTE AL DÍA DEL JUICIO.
Dios no obliga a nadie a que lo ame ni que obedezca su ley. Él ha manifestado un amor inconmensurable hacia el hombre en el plan de la redención. Ha derramado los tesoros de su sabiduría y ha dado el don más precioso del cielo para que nos viésemos constreñidos a amarlo y a ponernos en armonía con su voluntad. Si rehusamos ese amor y si no queremos que él nos gobierne, estaremos preparando nuestra propia ruina, y finalmente nos veremos frente a una pérdida eterna. Dios desea el servicio voluntario de nuestros corazones. Él nos ha dotado con la facultad de razonar, con talentos de aptitudes y con medios financieros e influencia, a fin de que pongamos todo esto por obra para el bien de la humanidad, y para que manifestemos su espíritu ante el mundo. Preciosas oportunidades y privilegios son puestos a nuestro alcance, y si los descuidamos robamos a otros, defraudamos nuestras propias almas y deshonramos a nuestro propio Salvador. En el día del juicio no querremos encontrarnos frente a estas oportunidades desaprovechadas y a los privilegios descuidados. Nuestros intereses eternos en el futuro dependen del cumplimiento diligente del deber en este momento en lo que se refiere al aprovechamiento de los talentos que Dios nos ha dado para la salvación de las almas. . . La posición y la influencia, por muy exaltadas que sean, no deberían convertirse en una excusa para hacer un mal uso de los bienes del Señor. Los favores especiales de Dios deberían estimularnos a rendirle un servicio de todo corazón 134 y afecto, pero muchos que son bendecidos de esta manera olvidan al Dador, y se tornan descuidados, desafiantes y libertinos. Deshonran al Dios del cielo y ejercen una influencia que destruye a las personas con quienes se asocian. No procuran aminorar los sufrimientos de los necesitados. No edifican la obra de Dios. No tratan de remediar los males de los inocentes, de interceder por la causa de la viuda y el huérfano, o de exponer un elevado modelo de carácter ante los encumbrados y los humildes mostrando un espíritu de benevolencia y virtud. Pero por el contrario, oprimen a los jornaleros; retienen fraudulentamente la paga justa por el trabajo, engañan a los inocentes, roban a las viudas y amontonan riquezas que se corrompen con la sangre de las almas. Tendrán que comparecer ante el tribunal de Dios. Esta clase de personas no está haciendo la voluntad del Padre celestial, y escucharán la severa condenación: "Apartaos de mí, hacedores de maldad" (Mat. 7: 23).-RH, feb. 14, 1888.
REVELACIONES ASOMBROSAS
¡Qué revelaciones se harán en el día del juicio! Se descubrirá que muchos que se han llamado a sí mismos cristianos no son siervos de Dios, sino siervos de sí mismos. El yo ha sido su centro; el servicio egoísta ha sido la obra de su vida. Al vivir para agradarse a sí mismos y para ganar todo lo que podían para ellos mismos, han invalidado y empequeñecido las capacidades y las facultades que Dios les encomendó. No han tratado honradamente con Dios. Sus vidas han constituido un largo sistema de robo. Estos ahora se quejan contra Dios y sus semejantes, porque no se los reconoce ni se los favorece como piensan que deberían. Pero su infidelidad será revelada en aquel día cuando el Señor juzgue los casos de todos. El volverá y discernirá "la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve" (Mal. 3: 18). En aquel día, los 135 que piensan que Dios aceptará ofrendas mezquinas y un servicio prestado de mala gana quedarán chasqueados. Dios no colocará su aprobación sobre la obra de ningún hombre, encumbrado o humilde, rico o pobre que no haya sido hecha de todo corazón, con fidelidad y tomando en cuenta su gloria. Pero los que han pertenecido a la familia de Dios aquí abajo, que se han esforzado para honrar su nombre, han obtenido una experiencia que los hará como reyes y sacerdotes para con Dios, y ellos serán aceptados como siervos fieles. Para ellos se pronunciarán estas palabras: "Bien, buen siervo y fiel. . . entra en el gozo de tu Señor" (Mat. 25: 21).-RH, enero 5, 1897.
NO HAY QUE PROFESAR SINO HACER
Cuando los casos de todos pasen en revista delante de Dios, no se formulará esta pregunta: ¿Qué profesaron ellos?, sino estas otras: ¿Qué hicieron ellos? ¿Han sido ejecutores de la palabra? ¿Han vivido para sí mismos? ¿O bien se han ejercitado en obras de benevolencia y bondad, en amor, prefiriendo a los demás antes que a ellos mismos, y negándose a sí mismos a fin de poder bendecir a otros? Si el registro muestra que tal ha sido su vida, que sus caracteres están señalados por la ternura, la abnegación y la benevolencia, recibirán la bendita seguridad y bendición de Cristo: "Bien hecho", y "Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo" (Mat. 25: 34). Cristo ha sido afligido y herido por nuestro marcado amor propio e indiferencia ante las calamidades y las necesidades de los demás. RH, julio 13, 1886.
PROMESAS PARA LOS MAYORDOMOS FIELES
Significa mucho sembrar junto a todas las aguas. Significa impartir continuamente donativos y ofrendas. Dios proporcionará facilidades para que el mayordomo fiel de 136 los medios que él le ha confiado sea suplido con abundancia de todas las cosas, y sea capacitado para que abunde en toda buena obra. "Como está escrito: Repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre. Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia" (2 Cor. 9: 9, 10). La semilla sembrada a manos llenas es cuidada por el Señor. El que suministra la semilla al sembrador da también a su obrero lo que lo capacita para colaborar con el Dador de la semilla. 9 T 132.
PARA UN ESTUDIO ADICIONAL
Nuestro día de confianza, 4 T 618, 619. Una parábola para los cristianos de los últimos días, JT 1, 69, 70. Hay que aprovechar todos los talentos, 2 T 659. Todos son responsables, 1 T 324, 325. Los pobres con frecuencia descuidan las oportunidades de hacer el bien, 2 T 229, 230. El mayordomo infiel, 5 T 282, 283. ¿Qué es el "gozo de tu Señor"? JT 1, 365. Muchos envuelven su talento en un lienzo, 1 T 530. El mayordomo injusto, 1 T 538, 539. "Haceos amigos", PVGM 352 - 355. Los depósitos son proporcionales a las capacidades, 2 T 245. Hay que sacrificar lo terreno para adquirir lo celestial, 2 T 193. Una visión del juicio, JT 1, 520 - 524. La riqueza amontonada no sólo es inútil, sino también una maldición, PVGM 331. Las decisiones del juicio tienen que ver con la benevolencia práctica, TM 405, 406. Las riquezas acumuladas serán un estorbo en el tiempo de angustia, 1 T 169. Los hombres de negocios, agricultores, mecánicos, comerciantes y abogados no son menos responsables que los ministros por los talentos que han recibido.
JT 1, 549. 139 CSMC EGW
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