miércoles, noviembre 01, 2023

11. SER SEMEJANTES A JESÚS EN NUESTRA ADORACIÓN Y PRUEBAS (EGW) AUDIO. Si los hijos de Dios quisieran reconocer cómo los trata él y aceptasen sus enseñanzas, sus pies hallarían una senda recta, y una luz los conduciría a través de la oscuridad y el desaliento. David aprendió sabiduría de la manera en que Dios lo trató, y se postró con humildad bajo el castigo del Altísimo. La descripción fiel que de su verdadero estado hizo el profeta Natán, le dio a conocer a David sus propios pecados y le ayudó a desecharlos. Aceptó mansamente el consejo y se humilló delante de Dios. “La ley de Jehová”, exclamó él, “es perfecta, que convierte el alma”. Salmo 19:7. Los pecadores que se arrepienten no tienen motivo para desesperar porque se les recuerden sus transgresiones y se los amoneste acerca de su peligro. Los mismos esfuerzos hechos en su favor demuestran cuánto los ama Dios y desea salvarlos. Ellos sólo deben pedir su consejo y hacer su voluntad para heredar la vida eterna. Dios presenta a su pueblo que yerra los pecados que comete con el fin de que vea su enormidad según la luz de la verdad divina. Entonces, su deber es renunciar a ellos para siempre. Dios es hoy tan poderoso para salvar del pecado como en los tiempos de los patriarcas, de David y de los profetas y apóstoles. La multitud de casos registrados en la historia sagrada, en los cuales Dios libró a su pueblo de sus iniquidades, deben hacer sentir al cristiano de esta época el anhelo de recibir instrucción divina y celo para perfeccionar un carácter que soportará la detenida inspección del juicio... SSJ 312

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