*RELACIÓN DE LA ALIMENTACIÓN CON LA SALUD Y LA MORALIDAD*
Se
nos ha concedido sólo una vida y cada uno debiera preguntarse: "¿Cómo
puedo glorificar a Dios y beneficiar a mis semejantes?" Porque la vida
tiene valor únicamente si se la usa para alcanzar estos fines.
El desarrollo propio es un deber.
El
autodesarrollo es nuestra primera responsabilidad para con Dios y
nuestros semejantes. Toda facultad que el Creador nos ha concedido, debe
ser desarrollada hasta alcanzar la plenitud de su capacidad, de tal
manera que podamos realizar el mayor bien posible. Por lo tanto, el
tiempo empleado en cultivar y preservar la salud física y mental está
bien usado. No podemos darnos el lujo de impedir el crecimiento o
debilitar ninguna función del cuerpo ni de la mente. De lo contrario
tendremos que sufrir las consecuencias.
Todo
hombre tiene la oportunidad, en gran medida, de elegir su propio
destino. Las bendiciones de esta vida y también las del estado inmortal,
se hallan a su alcance. Se puede edificar un carácter sólido, y
adquirir mayor fortaleza a cada paso del camino. Es posible avanzar
diariamente en sabiduría y conocimiento, y descubrir nuevas delicias al
progresar, añadiendo virtud sobre virtud, gracia sobre gracia. Las
facultades mejorarán con el uso; mientras más sabiduría se obtenga, más
aumentará la capacidad de aprendizaje. La inteligencia, el conocimiento y
la virtud cobrarán mayor fortaleza y perfecta simetría. 107
Por
otra parte, el hombre también puede permitir que sus talentos se
enmohezcan por falta de uso, o que los malos hábitos los perviertan, y
los corrompa la falta de dominio propio y de fortaleza moral y
religiosa. Entonces su trayectoria será descendente; desobedecerá la ley
de Dios y las leyes de la salud. El apetito lo dominará y se dejará
llevar por sus inclinaciones. Le resultará más fácil permitir que los
poderes del mal, que siempre están activos, lo arrastren, que batallar
contra ellos e ir hacia adelante. La disipación, le enfermedad y la
muerte vendrán como consecuencia. Esta es la historia de muchas vidas
que habrían podido ser de gran utilidad en la causa de Dios y de la
humanidad.
La Tentación Del Apetito.
Una
de las tentaciones más fuertes que el hombre tiene que soportar es la
del apetito. En el principio el Señor creó al hombre perfecto. Fue
creado con una mente perfectamente balanceada, y todos sus órganos
estados desarrollados armoniosamente, tanto en tamaño como en fuerza.
Pero debido a las seducciones del astuto enemigo, la prohibición de Dios
fue desobedecida y las leyes de la naturaleza produjeron todo el
castigo de su transgresión.
A
Adán y Eva se les permitió comer de todos los árboles de su hogar
edénico, con excepción de uno. El Señor dijo a la santa pareja: El día
que coman del árbol del bien y del mal, ciertamente morirán. Eva fue
seducida por la serpiente y creyó que Dios no actuaría con ellos como
había dicho. Ella comió, y creyendo que experimentaría una sensación de
vida nueva y más exaltada, llevó el fruto a su esposo. La serpiente
había dicho que no morirían, y Eva no sintió ningún malestar al comer la
fruta, nada que pudiera considerar como muerte; al contrario,
experimentó una sensación agradable, lo cual imaginó ser lo que los
ángeles sentían.
Aunque la acción de Eva era contraria al mandato explícito de Jehová, Adán mismo fue seducido por ella. 108
Tal
es el caso aún en el mundo religioso. Los mandatos expresos de Dios se
transgreden y "por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala
obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto
para hacer el mal". (Eclesiastés 8: 11). Hay hombres y mujeres que
seguirán sus propias inclinaciones, aún frente a las más claras órdenes
de Dios y luego se atreverán a orar sobre el asunto pidiéndole a Dios
que les permita continuar en dirección contraria a su voluntad. Satanás
se acerca a tales personas, tal como lo hizo con Eva en el Edén, y
ejerce su influencia sobre ellas. Porque experimentan ciertas emociones,
estas personas creen estar teniendo una maravillosa experiencia con
Dios. Pero una experiencia verdadera estará en armonía con las leyes
naturales y divinas; la experiencia falsa es contraria a las leyes de la
vida y los preceptos de Jehová.
El Apetito Controla A Los Antediluvianos.
Desde
la primera derrota frente al apetito la humanidad se ha vuelto más y
más complaciente, hasta que la salud ha sido sacrificada sobre los
altares del apetito. Los habitantes del mundo antediluviano eran
intemperantes en la comida y la bebida. Consumían carne a pesar de que
en ese tiempo Dios todavía no había dado permiso al hombre para
alimentarse de animales. Continuaron su forma pervertida de comer y
beber hasta que la complacencia de sus apetitos depravados no tuvo
límite; tanta fue su corrupción que Dios no pudo soportar más. Su copa
de iniquidad estaba colmada y Dios purificó la tierra de su
contaminación moral mediante el diluvio.
Intemperancia Después Del Diluvio.
Al
multiplicarse los hombres sobre la faz de la tierra después del
diluvio, nuevamente se olvidaron de Dios y corrompieron sus caminos
delante de él. Aumentó la intemperancia en todas sus formas, hasta que
casi todo el mundo 109 había caído en sus garras. Hay ciudades enteras
que han sido barridas de sobre la faz de la tierra por sus crímenes
perversos y por la iniquidad que las convirtió en manchas sobre el
inmaculado campo de las obras creadas por Dios. La gratificación de los
apetitos pervertidos condujo a los hombres a los pecados que causaron la
destrucción de Sodoma y Gomorra. Dios señala la glotonería y la
embriaguez como la causa de la caída de Babilonia. La indulgencia del
apetito y las pasiones fueron la base de todos sus pecados.
La Experiencia De Esaú.
Esaú
deseaba insistentemente un tipo de comida especial, y había complacido
su apetito por tanto tiempo, que no vio la necesidad de rehusar el
platillo tentador. Permitió que su imaginación acariciara ese platillo
hasta que el poder del apetito arrasó toda otra consideración y lo
controló. Pensó que sufriría grandes inconvenientes y probablemente
moriría si no conseguía ese guisado particular. Mientras más lo pensaba,
más se fortalecía su deseo, hasta que la primogenitura perdió su valor y
santidad ante sus ojos y la cambió por un plato de lentejas. Esaú pensó
que podía disponer de su primogenitura a su antojo pero cuando trató de
recuperarla, aun a base de gran sacrificio, sus esfuerzos fueron
inútiles. Entonces se arrepintió amargamente de su impulsividad, su
tontería, su locura; pero todo fue en vano. Había considerado su
bendición muy livianamente y el Señor se la quitó para siempre.
Israel Deseó Las Ollas De Egipto.
Cuando
el Dios de Israel sacó a su pueblo de Egipto, les quitó la carne de su
alimentación, pero les proveyó pan del cielo y agua de la roca. Pero no
se satisficieron con esto. Aborrecieron la comida que se les dio y
desearon estar de regreso en Egipto, donde podían disfrutar de las ollas
de 110 carne. Prefirieron soportar la esclavitud, y aun la muerte, con
tal de que no se los privara de la carne. Dios les concedió su deseo y
los dejó comer carne hasta que su glotonería produjo una plaga de la
cual murieron muchos de ellos.
Se
puede citar ejemplo tras ejemplo para mostrar los efectos que produce
el dejarse dominar por el apetito. A nuestros primeros padres les
pareció asunto de poca importancia la transgresión del mandamiento de
Dios referente a no comer de un árbol que era tan bello en apariencia y
cuyo fruto tenía un sabor tan agradable, pero quebrantaron su alianza
con Dios y abrieron las puertas a un diluvio de culpabilidad y calamidad
que inundó al mundo.
La Intemperancia Y El Crimen.
El
crimen y la enfermedad han ido en aumento con cada generación. La
intemperancia en el comer y el beber, y la indulgencia de las bajas
pasiones han embotado las más nobles facultades del hombre. La razón,
en vez de dominar, ha sido esclava del apetito en forma alarmante. El
apetito creciente por comidas elaboradas se ha complacido hasta que se
ha hecho costumbre atiborrar el estómago con toda clase de platillos. El
apetito se satisface sin medida en las fiestas de placer. A altas horas
de la noche se sirven meriendas sazonadas y cenas compuestas de carnes
condimentadas con salsas pesadas, pasteles, helados, te, café, etc. No
es de sorprenderse que la gente que practica este tipo de alimentación
sea de complexión pálida y sufra de trastornos digestivos.
La naturaleza emitirá su voz de protesta en contra de toda transgresión de las leyes de la vida.
Soporta los abusos hasta cierto límite pero la retribución finalmente
llega y se deja sentir sobre las facultades físicas y mentales. Y estos
efectos negativos no terminan con el transgresor, sino que las
consecuencias de su indulgencia son visibles en su descendencia, y así
la maldad se transmite de generación a generación. 111
Nuestra Juventud Carece De Control Propio.
Los jóvenes de la actualidad son un índice seguro del futuro de la sociedad;
y al observarlos, ¿qué podemos esperar del futuro?
La
mayoría prefiere las diversiones antes que el trabajo. Les falta valor
moral para negarse a sí mismos y responder al llamado del deber. Carecen
de control propio y se dejan dominar por la ira ante la más leve
provocación.
Muchos
viven sin principios y son insensibles a los dictados de su conciencia;
y con sus hábitos de ocio y derroche se apresuran a participar en toda
suerte de vicios y de este modo corrompen la sociedad, convirtiendo a
nuestro mundo en una segunda Sodoma.
Si
los apetitos y las pasiones estuvieran bajo el control de la razón y la
religión nuestra sociedad ofrecería un aspecto completamente diferente.
Nunca fue el deseo de Dios que las condiciones actuales existieran. Se
han producido debido a la flagrante violación de las leyes de la
naturaleza.
El
carácter se forma en gran medida durante los primeros años de la
existencia. Los hábitos establecidos en la infancia tienen mayor
influencia que cualquier don natural en la formación de hombres de gran
intelecto o de enanos intelectuales porque los hábitos incorrectos
pueden distorsionar y debilitar los mejores talentos. Mientras más
temprano en la vida una persona adopte hábitos dañinos, más firmemente
será dominada por ellos y más ciertamente afectarán su espiritualidad.
Al
contrario si se forman hábitos correctos y virtuosos en la juventud
generalmente marcarán el rumbo de la vida de quien los posee. En la
mayoría de los casos se encontrará que las personas que temen a Dios y
hacen lo correcto en sus años ulteriores, aprendieron esa lección antes
que el mundo estampara su imagen de pecado en el alma. Los de edad
madura generalmente son tan insensibles a nuevas impresiones como la
roca endurecida; pero la juventud es impresionable. Este es el tiempo
para adquirir 112 los conocimientos que se practicarán diariamente a
través de la vida; durante estos años se puede formar fácilmente un
carácter correcto; es la época para establecer buenos hábitos, y
adquirir y mantener la capacidad del dominio propio. La juventud es el
tiempo de la siembra, y la semilla sembrada determina la cosecha para
esta vida y la venidera.
La Responsabilidad De Los Padres.
El
primer objetivo de los padres consistirá en la adquisición de
conocimientos relativos a la forma correcta de criar a sus hijos, de tal
manera que puedan asegurarles cuerpos y mentes sanos. Se deben
practicar los principios de la temperancia en todos los detalles de la
vida hogareña.
La
negación del yo debe ser enseñada a los hijos y practicada en forma
consistente desde la niñez. Enséñeseles a los pequeños que deben comer
para vivir y no vivir para comer; que el apetito debe ser controlado por
la voluntad y que la voluntad debe ser controlada por un raciocinio
inteligente y sereno.
Si
los padres han transmitido a sus hijos tendencias que hacen más difícil
la labor de educarlos de manera que sean estrictamente temperantes, y
que cultiven hábitos puros y virtuosos, ¡cuán solemne es su
responsabilidad de contrarrestar esas tendencias recurriendo a todos los
medios a su alcance! Con cuánta diligencia debieran luchar para cumplir
con su deber hacia sus desafortunados hijos. A los padres se les ha
confiado el sagrado deber de salvaguardar la condición física y moral de
sus hijos. Las personas que gratifican el apetito de un niño y no le
enseñan a controlar sus pasiones, podrán ver después en el esclavo del
tabaco, o el bebedor de licor, con los sentidos adormecidos y cuyos
labios pronuncian falsedad y profanidad, el terrible error que han
cometido.
Es
imposible que quienes dan rienda suelta al apetito, alcancen la
perfección cristiana. Las sensibilidades morales 113 de los hijos no
pueden ser despertadas fácilmente a menos que se ejerza cuidado en la
selección de sus alimentos.
Muchas
madres sirven una mesa que constituye una verdadera trampa para la
familia. Carnes, mantequilla, queso, pasteles de difícil digestión,
comidas condimentadas y aliños son ingeridos igualmente por viejos y
jóvenes. Estas cosas realizan su labor de perturbar el estómago, excitar
los nervios y debilitar el intelecto. Los órganos productores de sangre
no pueden convertir tales comidas en buena sangre. La grasa cocinada en
los alimentos dificulta la digestión. El efecto del queso es dañino. El
pan de harina refinada no imparte al sistema los nutrientes que se
encuentran en el pan de harina integral. Su uso regular no mantendrá al
sistema en óptimas condiciones. Las especias irritan la delicada mucosa
del estómago y destruyen su sensibilidad. La sangre se afiebra, y las
propensiones animales se despiertan, mientras que las facultades morales
e intelectuales se debilitan y llegan a ser dominadas por las más bajas
pasiones. La madre debiera aprender a presentar una alimentación
sencilla, a la vez que nutritiva, ante su familia. Dios ha provisto al
hombre suficientes medios para la satisfacción de un apetito no
pervertido; y le ha concedido los productos de la tierra: una abundante
variedad de alimentos agradables al paladar y nutritivos para el
organismo. Nuestro bondadoso Padre celestial dice que podemos comer
libremente de éstos. Las frutas y los granos y vegetales, preparados de
una manera sencilla, sin especias ni grasa de ninguna clase,
complementados con leche o crema, constituyen el régimen más saludable.
Imparten alimento al cuerpo y proporcionan poder de resistencia y vigor
del intelecto, no producidos por un régimen estimulante.
Los Peligros De Comer Carne.
Las
personas que consumen carne en abundancia no siempre poseen un cerebro
despejado y un intelecto activo, 114 porque el consumo de carne tiende a
causar gordura y entorpece las más finas sensibilidades de la mente. La
propensión a las enfermedades se ve aumentada con el consumo de carne.
No dudamos al decir que la carne no es esencial para mantener la salud y
el vigor.
Los
que viven con un régimen mayormente a base de carne no pueden evitar
consumir de vez en cuando carnes enfermas en mayor o menor grado. En
muchos casos el proceso de preparar los animales para el mercado produce
condiciones insalubres. Los cuerpos de estos animales alejados de la
luz y del aire puro obligados a respirar la atmósfera de establos
sucios, pronto se contaminan con materia en descomposición, y cuando esa
carne es ingerida por los seres humanos corrompe la sangre y produce
enfermedad. Si la persona ya tenía sangre impura. esta condición se verá
grandemente empeorada. Pero son pocos los que pueden ser convencidos de
que fue la carne lo que envenenó su sangre y ocasionó su sufrimiento.
Muchos mueren de enfermedades causadas directamente por el consumo de
carne, pero rara vez se sospecha que ésta sea la causa. Algunos no
perciben los efectos inmediatamente, pero esto no es evidencia de que no
produce daño. En efecto, la carne puede estar dañando el organismo sin
que la víctima lo note.
Aunque
el puerco es uno de los artículos más comunes en la alimentación de
muchos es uno de los más dañinos. Dios no prohibió a los hebreos que se
abstuvieran de comer puerco sólo con el propósito de mostrar su
autoridad, sino porque no es un artículo adecuado para consumo humano.
Dios no creó al puerco para ser comido bajo ninguna circunstancia. Es
imposible que la carne de cualquier criatura sea saludable cuando su
elemento natural es la inmundicia y se alimenta de toda cosa detestable.
El
propósito principal del hombre no es la gratificación de su apetito.
Hay necesidades físicas que deben ser 115 satisfechas; pero ¿es
necesario que el ser humano sea dominado por el apetito debido a esto?
¿Será que personas que desean ser santas, puras y perfectas, para que se
las pueda presentar ante la sociedad de los ángeles celestiales,
continuarán quitándole la vida a las criaturas de Dios para disfrutar de
su carne como un lujo? El Señor me ha mostrado que este orden de cosas
cambiará y que el pueblo peculiar de Dios ejercerá temperancia en todas
las cosas.
La Preparación Correcta De Los Alimentos Es Un Deber.
Ciertas
personas parecen pensar que cualquier cosa que se coma se pierde, que
cualquier cosa comida para llenar el estómago, será del mismo beneficio
que el alimento preparado inteligentemente y con cuidado. Pero es
importante disfrutar del alimento que se come. Si no lo hacemos y sólo
comemos mecánicamente, no recibiremos la nutrición apropiada. Nuestros
cuerpos están constituidos de lo que comemos; y para formar tejidos de
buena calidad, debemos ingerir alimentos apropiados y preparados con tal
habilidad que se adapten mejor a las necesidades del organismo. Los que
cocinan tienen el sagrado deber de aprender a preparar los alimentos de
diferentes formas, de modo que sean al mismo tiempo saludables y
agradables al paladar. Los métodos incorrectos de preparar alimentos han
causado el desgaste de la energía vital de miles. Debido a esto se
pierden más almas de lo que muchos se percatan. Esta falta trastorna el
organismo y produce enfermedad. En tales condiciones no se pueden
discernir con claridad los asuntos celestiales.
Algunos
no aceptan que la preparación apropiada de los alimentos constituya un
deber sagrado. Debido a esto no se esfuerzan por aprender. Dejan que el
pan se fermente antes de hornearlo, y el bicarbonato de sodio que le
añaden para remediar el descuido de la cocinera, lo hace totalmente
inadecuado para el estómago humano. Se requieren conocimientos 116 y
esmero para hacer buen pan. Pero hay más religión en un buen pan de lo
que muchos piensan. El alimento puede ser preparado sencilla y
saludablemente, pero se requiere habilidad para hacerlo nutritivo y a la
vez agradable al paladar. Para aprender a cocinar, las mujeres deben
estudiar, y practicar pacientemente lo aprendido. La gente sufre porque
no se han tomado la molestia de aprender. A ellos les digo que es tiempo
de despertar sus energías adormecidas y buscar conocimiento. No piensen
que desperdician el tiempo al adquirir un conocimiento cabal y práctico
en el arte de preparar alimentos saludables y agradables al paladar. No
importa cuánta experiencia tenga usted en la cocina, si todavía tiene
la responsabilidad de una familia, es su deber aprender a cuidar de
ellos adecuadamente. Si es necesario, vaya con una buena cocinera y
póngase bajo su instrucción hasta que domine el arte.
Los Malos Hábitos En El Comer Destruyen La Salud.
Los
malos hábitos en el comer y el beber destruyen la salud y con ello, la
dulzura de la vida. ¡Oh, cuántas veces una buena comida, como se la
denomina, se ha consumido en detrimento del sueño y el descanso! Miles,
por satisfacer un apetito pervertido, han contraído fiebres u otras
enfermedades graves que les han acarreado la muerte. Esos deleites
fueron adquiridos a un costo demasiado elevado.
No
porque sea incorrecto comer para gratificar un gusto pervertido,
debemos ser indiferentes en lo que se refiere a nuestra alimentación. Es
un asunto de vital importancia. Nadie debería adoptar un régimen
empobrecido. Muchos se hallan debilitados por la enfermedad y necesitan
alimentos nutritivos y bien cocinados. Los reformadores de la salud
especialmente, deberían evitar cuidadosamente los extremos. El cuerpo
necesita ingerir alimento en cantidad suficiente. El Dios que concede el
sueño a sus amados, también los ha provisto con alimentos apropiados
para mantener el organismo saludable. 117
Muchos
ignoran la luz y el conocimiento y sacrifican los principios por ceder
al paladar. Comen cuando el organismo no necesita alimentos y lo hacen a
intervalos irregulares, porque carecen de fortaleza moral para resistir
la inclinación. Como resultado, el estómago recargado se rebela y sólo
se produce sufrimiento. La regularidad en el comer es muy importante
para la salud de cuerpo y la estabilidad de la mente. Nunca debe
ingerirse alimento entre comidas.
Comer Muy Frecuentemente Es Una Causa
De Dispepsia.
Muchos
se permiten la satisfacción del pernicioso deseo de comer justo antes
de irse a la cama. Pueden haber ingerido sus alimentos regulares, pero
porque experimentan una leve sensación de desfallecimiento piensan que
deben tomar un bocadillo. La complacencia de estos deseos malsanos se
convierte en un hábito y luego se siente que uno no puede ir a dormir
sin comida. En muchos casos este aparente desfallecimiento es producido
por los órganos digestivos que han sido sobrecargados durante el día y
que tratan de deshacerse de la gran cantidad de alimentos que ha sido
depositado en ellos. Estos órganos necesitan un período de descanso
total para recobrar sus energías perdidas. Nunca se debe volver a comer
antes que el estómago haya tenido la oportunidad de recuperarse después
de haber digerido los alimentos. Cuando nos acostamos en la noche, el
estómago debiera haber terminado su trabajo de tal manera que, lo mismo
que todos los otros órganos del cuerpo, pueda descansar. Pero si se le
echa más comida, los órganos digestivos se ponen en movimiento
nuevamente y continúan funcionando durante las horas de la noche. Debido
a esto el descanso se ve perturbado con pesadillas, y en la mañana la
persona se siente fatigada. Cuando se continúa con esta práctica, los
órganos digestivos pierden su vigor natural y la persona sufre de
digestión difícil.
La 118 transgresión de las leyes de la naturaleza no afecta únicamente al transgresor, sino también a otros.
El
transgresor manifiesta impaciencia y se irrita fácilmente con
cualquiera que no está de acuerdo con él. No puede actuar ni hablar con
calma. Proyecta una sombra dondequiera que va.
Así que ¿cómo puede alguno decir:
"Es negocio mío lo que yo coma o beba"?
Peligros Que Deben Evitarse.
Es
posible comer inmoderadamente, aun cuando se trate de alimentos
saludables. No es correcto pensar que sólo porque uno ha descartado el
consumo de alimentos dañinos, puede comer la cantidad que se le antoje
de alimentos sanos. Comer en demasía, no importa cuál sea la calidad de
la comida, es nocivo para el organismo.
Muchos
cometen el error de beber agua fría con los alimentos. Los alimentos no
deben acompañarse con agua. Ingerida con las comidas, el agua disminuye
la producción de saliva; y mientras más fría el agua, más daño le causa
al estómago. El agua fría o una limonada fría ingerida con los
alimentos retardará la digestión hasta que el organismo haya calentado
suficientemente el estómago para que pueda llevar a cabo su labor.
Mastique lentamente y permita que la saliva se mezcle con los alimentos.
Mientras
mayor la cantidad de líquido ingerido con los alimentos, más difícil se
torna la digestión, porque el líquido debe ser absorbido primeramente.
Además, los líquidos diluyen los jugos gástricos y retardan así la
acción digestiva. No consuma demasiada sal; renuncie a los encurtidos,
absténgase de comidas picantes, consuma frutas con los alimentos y la
irritación que produce tanta sed, desaparecerá. Pero si algo se necesita
para calmar la sed, el agua pura es todo lo que la naturaleza requiere.
Nunca tome té, café, cerveza, vino o licor. 119
COMA LENTAMENTE*
A
fin de asegurar una digestión saludable, los alimentos deben ser
comidos lentamente. Los que deseen evitar los trastornos digestivos.
conscientes de su deber de mantener todas sus facultades en una
condición tal que los capacite para rendir el mejor servicio a Dios,
harán bien en recordar este hecho. Si su tiempo para comer es limitado,
no trague la comida rápidamente, sino coma menos y mastique lentamente.
El beneficio obtenido de los alimentos no depende tanto de la cantidad
ingerida, como de su completa digestión; ni la gratificación del paladar
depende tanto de la cantidad tragada, como del tiempo que permanece en
la boca. La persona que experimenta alguna ansiedad o emoción, o se
halla apresurada, haría bien en no comer hasta haberse tranquilizado,
porque las facultades vitales, ya alteradas, no pueden abastecer los
necesarios jugos digestivos. Muchos, cuando viajan mastican casi
constantemente cualquier comestible a su alcance. Esta práctica es
perniciosa. Si los viajeros comieran alimentos sencillos y nutritivos a
horas regulares, no experimentarían tanto cansancio y se enfermarían
menos.
La
temperancia en todas las cosas es necesaria a fin de conservar la
salud:
temperancia en el trabajo y temperancia en la comida y la bebida.
Nuestro
Padre celestial nos dio la luz de la reforma de la salud a fin de
protegernos contra los peligros de un apetito depravado, para que los
que aman la pureza y la santidad puedan saber cómo usar con discreción
todo lo bueno que Dios les ha provisto, y para que mediante el ejercicio
cotidiano de la temperancia puedan ser santificados por la verdad.
En
nuestros campamentos debemos tener alimentos nutritivos y saludables,
preparados de manera sencilla. No debemos transformar estas ocasiones en
banquetes. Si apreciamos las bendiciones de Dios, si nos alimentamos
con el 120 Pan de Vida, no nos preocuparemos por gratificar los
apetitos. Pregúntese cada uno: ¿Cómo está mi alma? Cuando ésta sea
nuestra preocupación, experimentaremos un anhelo tan grande por el
alimento espiritual, por algo que imparta fortaleza espiritual, que no
nos quejaremos si los alimentos son sencillos.
Dios
requiere que el cuerpo le sea ofrecido en sacrificio vivo, no en
sacrificio muerto o decadente. Las ofrendas de los hebreos debían ser
sin mancha, y ¿será acaso agradable para Dios recibir un sacrificio
humano lleno de enfermedad y corrupción? Él nos dice que nuestro cuerpo
es templo del Espíritu Santo; y nos pide que cuidemos de este templo de
tal manera que sea una habitación adecuada para su Espíritu. El apóstol
Pablo nos da esta admonición: "Porque comprados sois por precio;
glorificad pues a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los
cuales son de Dios" (1 Corintios 6: 20). Todos deben esmerarse por
conservar el cuerpo en la mejor condición física posible, para que
puedan ofrecer a Dios un servicio perfecto y llevar a cabo sus deberes
tanto en el seno de la familia como en la sociedad. 121
EL PODER DEL APETITO *
Una
de las tentaciones más intensas que el hombre tenga que arrostrar se
refiere al apetito. Entre la mente y el cuerpo hay una relación
misteriosa y maravillosa. La primera reacciona sobre el último, y
viceversa. Mantener el cuerpo en condición de buena salud para que
desarrolle su fuerza, para que cada parte de la maquinaria viviente
pueda obrar armoniosamente, debe ser el primer estudio de nuestra vida.
Descuidar el cuerpo es descuidar la mente. No puede glorificar a Dios el
hecho de que sus hijos tengan cuerpos enfermizos y mentes atrofiadas.
Complacer el gusto a expensas de la salud es un perverso abuso de los
sentidos. Los que participan de cualquier clase de intemperancia, sea en
comer o beber, malgastan sus energías físicas y debilitan su poder
moral. Experimentarán las consecuencias de la transgresión de la ley
física.
El
Redentor del mundo sabía que la complacencia del apetito produciría
debilidad física y embotaría de tal manera los órganos de la percepción,
que no discernirían las cosas sagradas y eternas. Cristo sabía que el
mundo estaba entregado a la glotonería y que esta sensualidad
pervertiría las facultades morales. Si la costumbre de complacer el
apetito dominaba de tal manera a la especie que, a fin de romper su
poder, el divino Hijo de Dios tuvo que ayunar casi seis semanas en favor
del hombre, ¡qué obra confronta al cristiano para poder vencer como
Cristo venció! El poder de la tentación al complacer el apetito
pervertido puede medirse únicamente por la angustia indecible de Cristo
en aquel largo ayuno en el desierto.
Cristo
sabía que a fin de llevar a cabo con éxito el plan de salvación, debía
comenzar la obra de redimir al hombre donde había comenzado la ruina.
Adán cayó por satisfacer 122 el apetito. A fin de enseñar al hombre su
obligación de obedecer a la ley de Dios, Cristo empezó su obra de
redención reformando los hábitos físicos del hombre. La decadencia de la
virtud y la degeneración de la especie se deben principalmente a la
complacencia del apetito pervertido.
Una Responsabilidad Solemne
A
todos, especialmente a los predicadores que enseñan la verdad, incumbe
la solemne responsabilidad de vencer en lo tocante al apetito Su
utilidad sería mucho mayor si dominasen sus apetitos y pasiones; y sus
facultades mentales y morales serían más vigorosas si ellos combinasen
el trabajo físico con las actividades mentales. Combinando los hábitos
de estricta temperancia con el trabajo mental y físico, lograrían hacer
mucho más trabajo, y conservarían la claridad de la mente. Si siguiesen
esta conducta, sus pensamientos y palabras fluirían más libremente, sus
ejercicios religiosos serían más enérgicos y las impresiones hechas en
sus oyentes serían más notables.
La
intemperancia en el comer, aunque se trate de alimentos de la debida
calidad, tendrá una influencia agotadora sobre el organismo y embotará
las emociones más sensibles y santas. La temperancia estricta en el
comer y beber es altamente esencial para la sana conservación y el
ejercicio vigoroso de todas las funciones del cuerpo. Los hábitos
estrictamente temperantes, combinados con el ejercicio de los músculos
tanto como de la mente, conservarán el vigor mental y físico y darán
fuerza y resistencia a los que se dedican al ministerio, a los
redactores y a todos los demás cuyos hábitos sean sedentarios. . .
Efectos De Los Alimentos Estimulantes
La
intemperancia comienza en nuestras mesas, con el consumo de alimentos
malsanos. Después de un tiempo, 123 por la complacencia continua del
apetito, los órganos digestivos se debilitan y el alimento ingerido no
satisface. Se establecen condiciones malsanas y se anhela ingerir
alimentos más estimulantes. El té, el café y la carne producen un efecto
inmediato. Bajo la influencia de estos venenos, el sistema nervioso se
excita y, en algunos casos el intelecto parece vigorizado
momentáneamente y la imaginación resulta más vívida.
Por
el hecho de que estos estimulantes producen resultados pasajeros tan
agradables, muchos piensan que los necesitan realmente y continúan
consumiéndolos. Pero siempre hay una reacción. El sistema nervioso,
habiendo sido estimulado indebidamente, obtuvo fuerzas de las reservas
para su empleo inmediato. Todo este pasajero fortalecimiento del
organismo va seguido de una depresión. En la misma proporción en que
estos estimulantes vigorizan temporalmente el organismo, se producirá
una pérdida de fuerzas de los órganos excitados después que el estímulo
pasa. El apetito se acostumbra a desear algo más fuerte, lo cual tenderá
a aumentar la sensación agradable, hasta que satisfacerlo llega a ser
un hábito y de continuo se desean estimulantes más fuertes, como el
tabaco, los vinos y licores. Cuanto más se complazca el apetito, tanto
más frecuentes serán sus demandas, y más difícil dominarlo. Cuanto más
se debilite el organismo y menos pueda pasarlo sin estimulantes
antinaturales, tanto más aumentará la pasión por esas cosas, hasta que
la voluntad quede avasallada y no tenga ya fuerza para negarse a
satisfacer el deseo malsano.
La
única conducta segura consiste en no tocar ni probar té, café, vino,
tabaco, opio ni bebidas alcohólicas. La necesidad que tienen los hombres
de esta generación de invocar en su ayuda el poder de la voluntad
fortalecida por la gracia de Dios, a fin de no caer ante las tentaciones
de Satanás, y resistir hasta la menor complacencia del apetito
pervertido, es dos veces mayor hoy que hace algunas 124 generaciones.
Pero la actual tiene menos dominio propio que las anteriores. Los que
han complacido su apetencia por estos estimulantes han transmitido sus
depravados apetitos y pasiones a sus hijos, y se requiere mayor poder
moral para resistir la intemperancia en todas sus formas. La única
conducta perfectamente segura consiste en colocarse firmemente de parte
de la temperancia y no aventurarse en la senda del peligro.
El
principal motivo que tuvo Cristo para soportar aquel largo ayuno en el
desierto, fue enseñarnos la necesidad de la abnegación y la temperancia.
Esta obra debe comenzar en nuestra mesa, y debe llevarse estrictamente a
cabo en todas las circunstancias de la vida. El Redentor del mundo vino
del cielo para ayudar al hombre en su debilidad, para que, con el poder
que Jesús vino a traerle, lograra fortalecerse para vencer el apetito y
la pasión, y pudiese ser vencedor en todo.
Muchos
padres educan los gustos de sus hijos y forman su apetito. Les permiten
comer carne y beber té y café. Los alimentos a base de carne y
altamente sazonados, y el té y café, cuyo consumo algunas madres
fomentan en sus hijos, los preparan para desear estimulantes más
fuertes, como el tabaco. El uso de éste despierta el deseo de ingerir
bebidas alcohólicas; y el consumo de tabaco y bebidas reduce
invariablemente la energía nerviosa.
Si
las sensibilidades morales de los cristianos se aguzaran en el tema de
la temperancia en todas las cosas, podrían, por su ejemplo, y
principiando en sus mesas, ayudar a los que tienen poco dominio propio, a
los que son casi incapaces de resistir a las instancias de su apetito.
Si pudiésemos comprender que los hábitos que adquirimos en esta vida
afectarán nuestros intereses eternos, y que nuestro destino eterno
depende de que nos habituemos a ser temperantes, lucharíamos para ser
estrictamente temperantes en el comer y beber. Por nuestro ejemplo y
esfuerzo 125 personales, podemos ser instrumentos para salvar a muchas
almas de la degradación de la intemperancia, el crimen y la muerte.
Nuestras hermanas pueden hacer mucho en la obra de la salvación de los
demás, al poner sobre sus mesas únicamente alimentos sanos y nutritivos.
Pueden dedicar su precioso tiempo a educar los gustos y apetitos de sus
hijos, a hacerles adquirir hábitos de temperancia en todas las cosas, y
a estimular la abnegación y la benevolencia para beneficio de los
demás.
Los Resultados De La Indulgencia.
No
obstante el ejemplo que Cristo nos dio en el desierto de la tentación
al negarse a complacer el apetito y al vencer su poder, son muchas las
madres cristianas que, por su ejemplo y por la educación que les dan a
sus hijos, los están preparando para que lleguen a ser glotones y
bebedores. Con frecuencia se permite a los niños que coman lo que
prefieren y cuando quieren, sin tener en cuenta su salud. Son muchos los
niños a quienes se educa desde su infancia para que lleguen a ser
glotones. Por la complacencia del apetito, padecen de dispepsia desde su
tierna infancia. La sensualidad y la intemperancia en el comer se
desarrollan y fortalecen con el aumento de vigor. El poder mental y
físico es sacrificado por la indulgencia de los padres.
LA FIDELIDAD EN LA PRÁCTICA DE LA REFORMA PRO SALUD *
Estoy
encargada de dar a nuestra iglesia entera un mensaje tocante a la
reforma pro salud;
porque muchos han dejado de ser fieles a sus
principios.
El
propósito de Dios para sus hijos es que éstos alcancen a la medida de
la estatura de hombre y mujeres perfectos en 126 Cristo Jesús. Para
ello, deben hacer uso conveniente de todas las facultades de la mente,
el alma y el cuerpo. No pueden derrochar ninguna de sus energías
mentales o físicas.
El
asunto de la conservación de la salud tiene una importancia capital. Al
estudiar esta cuestión en el temor de Dios, aprenderemos que, para
nuestro mejor desarrollo físico y espiritual, conviene que nos atengamos
a un régimen alimentario sencillo. Estudiemos con paciencia esta
cuestión. Para obrar atinadamente en este sentido, necesitamos
conocimiento y discernimiento. Las leyes de la naturaleza existen, no
para ser resistidas, sino acatadas.
Los
que han recibido instrucciones acerca de los peligros del consumo de
carne, té, café y alimentos demasiado condimentados o malsanos, y
quieran hacer un pacto con Dios por sacrificio, no continuarán
satisfaciendo sus apetitos con alimentos que saben son malsanos. Dios
pide que los apetitos sean purificados y que se renuncie a las cosas que
no son buenas. Esta obra debe ser hecha antes que su pueblo pueda estar
delante de él como un pueblo perfecto.
La Responsabilidad Personal
El
pueblo remanente de Dios debe ser un pueblo convertido. La presentación
de este mensaje debe tener por resultado la conversión y santificación
de las almas. El poder del Espíritu de Dios debe hacerse sentir en este
movimiento. Poseemos un mensaje maravilloso y precioso; tiene una
importancia capital para quien lo recibe, y debe ser proclamado con
fuerte voz. Debemos creer con una fe firme y permanente que este mensaje
irá cobrando siempre mayor importancia hasta la consumación de los
tiempos.
Algunos
profesos cristianos aceptan ciertas porciones de los Testimonios como
un mensaje de Dios, pero rechazan las que condenan sus costumbres
favoritas. Tales personas trabajan para su mengua y la de la iglesia. Es
de todo punto 127 esencial que andemos en la luz mientras la tenemos.
Los que diciendo creer en la reforma pro salud, niegan sus principios en
la vida diaria, causan perjuicio a su alma y producen una impresión
desfavorable en la mente de los creyentes y de los no creyentes.
Fortalecidos Por La Obediencia.
Una
solemne responsabilidad descansa sobre los que tienen conocimiento de
la verdad: la de velar para que sus obras correspondan a su fe, que su
vida sea refinada y santificada, y que sean preparados para la obra que
debe cumplirse rápidamente en el curso de estos últimos días del
mensaje. No tienen ni tiempo ni fuerzas que gastar en la satisfacción de
sus apetitos. Estas palabras debieran repercutir con fuerza ahora en
nuestros oídos: "Arrepentíos y convertíos, para que sean borrados
vuestros pecados; pues que vendrán los tiempos de refrigerio de la
presencia del Señor."(Hechos 3: 19.) A muchos de los nuestros les falta
espiritualidad y se perderán a menos que se conviertan completamente.
¿Queréis arriesgaros a ello?
Muchos
se privan de las ricas bendiciones de Dios por su orgullo y falta de
fe. A menos que humillen sus corazones ante el Señor, muchos serán
sorprendidos y chasqueados cuando resuene el grito: "He aquí, el esposo
viene." (Mateo 25: 6.) Conocen la teoría de la verdad, mas no tienen
aceite en sus vasos para sus lámparas. En este tiempo, nuestra fe no
debe limitarse a un simple asentimiento, a una simple adhesión al
mensaje del tercer ángel. Necesitamos el aceite de la gracia de Cristo
para alimentar nuestras lámparas, hacer brillar la luz de la vida e
indicar el camino a los que están en tinieblas.
Si
no queremos tener una vida religiosa enfermiza, debemos, sin tardanza y
con celo, trabajar para nuestra salvación con temor y temblor. Muchos
no son en manera alguna fieles a sus votos bautismales. Su celo se ha
enfriado por el 128 formalismo, los deseos mundanales, el orgullo y el
egoísmo. Algunas veces están emocionados; pero no caen sobre la Roca,
Cristo Jesús.
No
vienen a Dios con corazones quebrantados por el arrepentimiento y la
confesión. Aquellos en quienes se produce una verdadera conversión
manifestarán los frutos del Espíritu en su vida. Pluguiese a Dios que
aquellos que tienen tan poca vida espiritual comprendieran que la vida
eterna no puede otorgarse sino a quienes han llegado a ser participantes
de la naturaleza divina, y han huido de la corrupción que reina en el
mundo por la concupiscencia.
Sólo
el poder de Cristo puede obrar, en el corazón y la mente, la
transformación que deben experimentar todos los que quieran participar
con él de la nueva vida, en el reino de los cielos. "El que no naciere
otra vez dice el Salvador no puede ver el reino de Dios."(Juan 3: 3.)
La
religión proveniente de Dios es la única que nos puede conducir a él.
Para servirle convenientemente, es necesario haber nacido del Espíritu
divino. Entonces seremos inducidos a velar. Nuestros corazones serán
purificados, nuestras mentes renovadas, y recibiremos nuevas aptitudes
para conocer y amar a Dios. Obedeceremos espontáneamente a todos sus
requerimientos. En eso consiste el culto verdadero.
Dios
exige que su pueblo progrese constantemente. Debemos aprender que la
satisfacción de nuestros apetitos es el mayor obstáculo que se oponga a
nuestro progreso intelectual y a la santificación del alma. No obstante
todo lo que profesamos en lo que concierne a la reforma pro salud,
algunos de entre nosotros se alimentan mal. El halago de los apetitos es
la causa principal de la debilidad física y mental, del agotamiento y
de las muertes prematuras. Toda persona que busca la pureza de la mente
debe recordar que en Cristo hay un poder capaz de dominar los apetitos. 129
Los Alimentos A Base De Carne
Si
pudiese beneficiarnos el satisfacer nuestro deseo de comer carne, no os
dirigiría esta súplica; pero sé que ello es imposible. Los alimentos
preparados a base de carne perjudican a la salud física, y debemos
aprender a vivir sin ellos. Los que están en situación de poder seguir
un régimen vegetariano, pero prefieren seguir sus propias inclinaciones
en este asunto, comiendo y bebiendo como quieren, irán descuidando
gradualmente la instrucción que el Señor ha dado tocante a otras fases
de la verdad presente, perderán su percepción de lo que es verdad y
segarán con toda seguridad lo que hayan sembrado.
Se
me ha mostrado que no debe servirse a los alumnos de nuestros colegios
carne ni otros productos reconocidos como dañinos para la salud. Ninguna
cosa que pudiera hacer apetecer estimulantes debe ser colocada sobre la
mesa. Al decirlo, me dirijo tanto a los jóvenes como a los adultos y a
los ancianos. Absteneos de las cosas que puedan dañaros. Servid al Señor
con sacrificio.
Los
niños deben participar con inteligencia en esta obra. Todos somos
miembros de la familia del Señor; y él quiere que sus hijos ancianos y
jóvenes resuelvan sacrificar sus apetitos y economizar el dinero
necesario para construir capillas y sostener a los misioneros.
Estoy
comisionada para decir a los padres: Colocaos enteramente, alma y
espíritu, del lado del Señor en este asunto. Debemos recordar en estos
días de prueba que estamos en juicio delante del Señor del universo. ¿No
renunciaréis a las costumbres que os causan daño? Las palabras valen
poco; mostrad por vuestros actos de abnegación que queréis obedecer a
las órdenes que el Señor da a su pueblo peculiar. Luego, colocad en la
tesorería una parte del dinero economizado por medio de vuestro
renunciamiento, y habrá recursos para proseguir la obra de Dios. 130
Algunos
piensan que no pueden vivir sin comer carne; pero si quisieran ponerse
de parte del Señor, decididos a andar resueltamente en la senda en que
él nos ha guiado, recibirían fuerza y sabiduría como Daniel y sus
compañeros. Dios les daría entendimiento sano. Muchos se sorprenderían
al ver cuánto podrían economizar para la causa de Dios mediante actos de
renunciamiento. Las sumitas ahorradas por actos de sacrificio
contribuirán más para edificar la causa de Dios que las donaciones
cuantiosas que no son el fruto de la abnegación.
Los
adventistas del séptimo día transmiten verdades trascendentales. Hace
más de cuarenta años que el Señor nos dio luces especiales sobre la
reforma pro salud; pero, ¿cómo seguimos en esa luz? ¡Cuántos hay que han
rehusado poner su vida en armonía con los consejos de Dios! Como
pueblo, debiéramos realizar progresos proporcionales a la luz que hemos
recibido. Es deber nuestro comprender y respetar los principios de la
reforma pro salud. En el asunto de la temperancia, deberíamos dejar muy
atrás a todos los demás; sin embargo, hay en nuestras iglesias miembros a
quienes las instrucciones no han faltado, y hasta predicadores, que
demuestran poco respeto por la luz que Dios nos ha dado tocante a este
asunto. Comen según sus gustos y trabajan como mejor les parece.
Colóquense
los maestros y directores de nuestra obra firmemente sobre el terreno
bíblico en lo que se refiere a la reforma pro salud, y den un testimonio
definido a los que creen que vivimos en los últimos tiempos de la
historia de este mundo. Debe haber una línea de separación entre los que
sirven a Dios y los que se complacen a sí mismos.
Se
me ha mostrado que los principios que nos fueron dados en los primeros
días de este mensaje no han perdido su importancia y debemos tenerlos en
cuenta tan concienzudamente como entonces. Hay algunos que jamás han
seguido la luz dada en cuanto al régimen. Ya es tiempo de 131 sacar la
luz de debajo del almud para que resplandezca con toda su fuerza.
Los
principios del sano vivir tienen una gran importancia para nosotros
como individuos y como pueblo. Cuando me llegó el mensaje de la reforma
pro salud, yo era débil y predispuesta a frecuentes desmayos. Suplicaba
al Señor que me ayudara, y él me presentó el vasto plan de la reforma
pro salud. Me mostró que los que guardan sus mandamientos deben entrar
en una relación sagrada con él y, por la temperancia en el comer y el
beber, guardar su mente y su cuerpo en las condiciones más favorables
para servirle. Esta luz fue una gran bendición para mí. Me decidí en
favor de la reforma pro salud sabiendo que el Señor me fortificaría.
Actualmente, no obstante mi edad, gozo de mejor salud que cuando era
joven.
Algunos
aseveran que no he seguido los principios de la reforma pro salud
conforme los ha preconizado mi pluma; pero puedo afirmar que he
practicado fielmente dicha reforma. Los miembros de mi familia saben que
ello es verdad.
"Todo a gloria de Dios"
No
prescribimos un régimen definido, pero decimos que en los países donde
abundan las frutas, los cereales y las nueces, la carne no es el
alimento adecuado para el pueblo de Dios. Se me ha indicado que la carne
propende a animalizar la naturaleza, a despojar a los hombres y mujeres
del amor y la simpatía que debieran sentir por cada cual, y hace
predominar las pasiones bajas sobre las facultades más elevadas del ser.
Si el comer carne fue alguna vez saludable, no lo es ahora. Los
cánceres y tumores y las enfermedades pulmonares se deben mayormente a
la costumbre de comer carne.
No
hacemos del consumo de la carne una condición para la admisión de los
miembros, pero debiéramos considerar la influencia que ejercen sobre
otros los creyentes profesos 132 que usan carne. Como mensajeros de
Dios, ¿no diremos al pueblo: "Si pues coméis, o bebéis o hacéis cualquier otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios"? (1 Corintios 10: 31).
¿No daremos un testimonio decidido contra la complacencia del apetito pervertido?
¿Quiere
cualquiera de los que son ministros del Evangelio y que proclaman la
verdad más solemne que haya sido dada a los mortales, dar el ejemplo de
volver a las ollas de Egipto?
¿Quieren
los que son sostenidos por el diezmo de la tesorería de Dios permitir
que la gula envenene la corriente vital que fluye por sus venas? ¿Harán caso omiso de la luz y las amonestaciones
que Dios les ha dado?
La
salud del cuerpo debe considerarse como esencial para el crecimiento en
la gracia y la adquisición de un carácter templado. Si no se cuida
debidamente el estómago, será trabada la formación de un carácter moral
íntegro. El cerebro y los nervios están en relación íntima con el
estómago. De los errores practicados en el comer y beber resultan
pensamientos y hechos erróneos.
Todos
somos probados en este tiempo. Hemos sido bautizados en Cristo; y si
estamos dispuestos a separarnos de todo aquello que tienda a degradarnos
y a hacernos lo que no debemos ser, recibiremos fuerza para crecer en
Cristo, nuestra cabeza viviente, y veremos la salvación de Dios.
Sólo
cuando demostremos ser inteligentes tocante a los principios de una
vida sana, podremos discernir los males que resultan de un régimen
alimentario impropio.
Aquellos
que, habiéndose impuesto de sus errores, tengan el valor de modificar
sus costumbres, encontrarán que la reforma exige luchas y mucha
perseverancia. Pero una vez que hayan adquirido gustos sanos, verán que
el consumo de la carne, en el que antes no veían mal alguno, preparaba
lenta pero seguramente la dispepsia y otras enfermedades.
Padres
y madres, orad y velad. Guardaos mucho de la intemperancia en
cualquiera de sus formas. Enseñad a vuestros hijos los principios de una
verdadera reforma pro 133 salud. Enseñadles lo que deben evitar para
conservar la salud. La ira de Dios ha comenzado ya a caer sobre los
rebeldes. ¡Cuántos crímenes, cuántos pecados y prácticas inicuas se
manifiestan por todas partes! Como denominación, debemos preservar con
cuidado a nuestros hijos de toda compañía depravada.
Enseñemos Los Principios De La Salud.
Deben
hacerse más esfuerzos para enseñar a la gente los principios de la
reforma pro salud. Deberían instituirse clases culinarias para dar a las
familias instrucciones tocante al arte de preparar alimentos sanos. Las
personas jóvenes y las de edad adulta deberían aprender a cocinar con
más sencillez. En todo lugar donde la verdad sea presentada, debe
enseñarse a la gente a preparar alimentos de un modo sencillo a la vez
que apetitoso. Debe demostrársele que un régimen nutritivo puede ser
alcanzado sin hacer uso de la carne.
Enseñad
a la gente que más vale prevenir que curar. Nuestros médicos, como
sabios educadores, deberían prevenir a cada uno contra la satisfacción
de apetitos desordenados y mostrar que el único medio de evitar la ruina
del cuerpo y de la mente consiste en abstenerse de las cosas que Dios
prohibió.
Se
requiere mucho tacto y juicio para ordenar un régimen nutritivo
destinado a reemplazar el que seguían antes las personas que aprenden a
seguir la reforma pro salud. Se necesita fe en Dios, una voluntad firme y
el deseo de ser útiles. Un régimen deficiente arroja descrédito sobre
la reforma pro salud. Somos mortales, y debemos proveer a nuestros
cuerpos una alimentación fortificante.
Los Extremismos En La Alimentación
Algunos
de nuestros miembros se abstienen concienzudamente de alimentos que no
son higiénicos, pero no 134 suministran a su organismo los elementos que
necesita para sustentarse. Los que llevan al extremo la reforma pro
salud corren el riesgo de preparar alimentos insípidos y que no
satisfagan. Los alimentos deben ser preparados de modo que sean
apetitosos y nutritivos. No debe despojárselos de lo que nuestro
organismo necesita. Yo hago uso de un poco de sal y siempre lo he hecho,
porque la sal, lejos de ser nociva, es indispensable para la sangre.
Las legumbres debieran hacerse más agradables aderezándolas con un poco
de leche o crema, o su equivalente.
Si
bien se han dado advertencias con relación a los peligros de enfermedad
que derivan de la mantequilla y al mal que ocasiona el uso copioso de
huevos por parte de las criaturas, no debe considerarse como violación
de nuestros principios el consumo de huevos provenientes de gallinas
bien cuidadas y convenientemente alimentadas. Los huevos contienen
ciertos principios que obran eficazmente contra determinados venenos.
Algunos,
al abstenerse de leche, huevos y mantequilla, no proveyeron a su cuerpo
una alimentación adecuada y como consecuencia se han debilitado e
incapacitado para el trabajo. De esta manera, la reforma pro salud ha
sido desacreditada. La obra que nos hemos esforzado por levantar
sólidamente se confunde con las extravagancias que Dios no ha ordenado, y
las energías de la iglesia se ven estorbadas. Pero Dios intervendrá
para contrarrestar los resultados de ideas tan extremistas. El propósito
del Evangelio es reconciliar a la raza pecaminosa. Debe llevar a pobres
y ricos a los pies de Jesús.
Llegará
el tiempo cuando tal vez tengamos que dejar algunos de los alimentos
que usamos ahora, como la leche, la crema y los huevos; pero no
necesitamos crearnos dificultades por restricciones prematuras y
exageradas. Esperemos que las circunstancias lo exijan y que el Señor
prepare el camino. 135
Los
que quieran proclamar con éxito los principios de la reforma pro salud
deben tomar la Palabra de Dios como su guía y consejera.
Sólo
procediendo así podrán ocupar una posición ventajosa. No
contrarrestemos la reforma pro salud al no reemplazar por manjares sanos
y agradables los alimentos nocivos que hemos abandonado. En manera
alguna debe fomentarse el uso de estimulantes. Comamos solamente
alimentos sencillos y sanos, y demos gracias a Dios constantemente por
los principios de la reforma pro salud. Seamos fieles e íntegros en
todas las cosas y alcanzaremos preciosas victorias.
Diferentes Regímenes En Diferentes Países.
Mientras
combatimos la glotonería y la intemperancia, debemos tener en cuenta
las condiciones a las que la familia humana está sujeta. Dios ha
suplido las necesidades de los que viven en las diferentes partes del
mundo. Los que quieran colaborar con Dios deben reflexionar con cuidado
antes de especificar qué alimentos deben consumirse o dejarse a un
lado. Es necesario tratar con las poblaciones. Si la reforma pro salud
se enseñara en su forma extremada a los que no pueden adoptarla por las
circunstancias especiales en que se encuentran, de ello resultaría más
mal que bien. Se me ha encargado que mientras predico el Evangelio a
los pobres les aconseje que coman lo que es más nutritivo. No puedo
decirles: "No debéis comer huevos ni leche ni crema, no debéis usar
mantequilla al preparar vuestros alimentos". El Evangelio debe ser
predicado a los pobres, pero todavía no ha llegado el momento de
prescribir el régimen más estricto.
Una Palabra A Los Vacilantes.
Los
predicadores que se sienten libres para satisfacer sus apetitos están
lejos del ideal. Dios quiere que practiquen la reforma pro salud.
Quiere que adapten su vida a la luz que 136 nos dio a este respecto.
Me entristece ver que aquellos que debieran ser celosos por los
principios de la salud no han aceptado todavía la manera correcta de
vivir. Ruego a Dios que les haga comprender que están sufriendo una
gran pérdida. Si las cosas fuesen lo que debieran ser entre las
familias que componen la iglesia, podríamos duplicar nuestro trabajo en
favor del Señor.
Para
obtener y conservar la pureza, los adventistas del séptimo día deben
tener el Espíritu Santo en sus corazones y en sus familias. El Señor me
ha mostrado que cuando el Israel de hoy se humille delante de él y
quite toda inmundicia del templo de su alma, Dios escuchará sus
oraciones en favor de los enfermos y dará eficacia a los remedios
empleados contra la enfermedad. Cuando el agente humano haga con fe
cuanto pueda para combatir la enfermedad por los sencillos métodos de
tratamiento que Dios indicó, el Señor bendecirá estos esfuerzos.
Si
después de haberle sido dada tanta luz, el pueblo de Dios continúa
fomentando sus malas costumbres y sigue complaciendo sus apetitos en
oposición a la reforma, sufrirá las consecuencias inevitables de la
transgresión.
Dios
no salvará milagrosamente de las consecuencias de sus faltas a aquellos
que están resueltos a satisfacer a toda costa su apetito pervertido.
Les advirtió: "En dolor seréis sepultados"
(Isaías 50: 11).
Los
presuntuosos que dicen: "El Señor me ha sanado; no tengo necesidad de
restringir mi alimentación; puedo comer y beber según me plazca",
necesitarán muy pronto, en su cuerpo y en su alma, el poder sanador de
Dios. El hecho de que el Señor os haya curado misericordiosamente no es
una razón para pensar que podéis seguir las prácticas del mundo.
Obedeced a la orden que Cristo daba después de sus curaciones: "Vete, y
no peques más" (Juan 8: 11). El apetito no debe ser vuestro dios.
El
Señor prometió al antiguo Israel que lo preservaría de 137 todas las
enfermedades con que había afligido a los egipcios, si tan sólo quería
permanecer en él y hacer todo lo que le exigiera; pero su promesa tenía
la obediencia por condición. Si los israelitas hubiesen seguido las
instrucciones dadas y sacado provecho de sus ventajas, hubiesen llegado a
ser una lección objetiva para el mundo, por su salud y su prosperidad.
Los israelitas no realizaron el propósito divino y perdieron así las
bendiciones que les eran reservadas. Sin embargo, en José y en Daniel,
en Moisés y en Elías, como en otros muchos casos, tenemos nobles
ejemplos de los resultados que pueden obtenerse viviendo conforme a las
verdaderas normas. La misma fidelidad producirá hoy día los mismos
resultados. A nosotros se aplican estas palabras: "Mas vosotros sois
linaje escogido, real sacerdocio, gente santa, pueblo adquirido, para
que anunciéis las virtudes de aquel que os ha llamado de las tinieblas a
su luz admirable" (1 Pedro 2: 9).
¡Cuán
numerosos son los que se privan de las ricas bendiciones que Dios les
reservaba en lo que se refiere a la salud y los dones espirituales!
Muchas almas hay que luchan para alcanzar grandes victorias ya
bendiciones especiales para poder cumplir grandes hechos. para alcanzar
su propósito, creen que es necesario agotarse en oraciones y lágrimas.
Cuando esas personas escudriñen las Escrituras con oración, para
conocer la expresa voluntad de Dios, y luego la cumplan de todo corazón y
sin ninguna reserva o complacencia propia, entonces hallarán descanso.
Sus angustias, sus lágrimas y sus luchas no les procurarán el descanso
que anhelan. Ellas deben hacer la entrega completa de su personalidad.
Deben hacer lo que les venga a mano, apropiándose la abundante gracia
que Dios promete a los que oran con fe.
"Si
alguno quiere venir en pos de mí dijo Jesús, niéguese a sí mismo, y
tome su cruz cada día, y sígame" (Lucas 9: 23). Sigamos al Salvador en
su sencillez y abnegación. 138
Exaltemos
al Hombre del Calvario por la palabra y por una vida santa. El Señor
se allega muy cerca de aquellos que se consagran a él. Si hubo tiempo
cuando fue necesario que el Espíritu de Dios obrase en nuestro corazón y
en nuestra vida, es ahora. Aferrémonos a esta divina potencia para
vivir una vida de santidad y abnegación.
Participante De La Naturaleza Divina.
Jesús
confió en la sabiduría y fuerza de su Padre celestial. Declara:
"Jehová el Señor me ayudará; por tanto no he sido abochornado;... y que
sé que no seré avergonzado.... He aquí que Jehová me ayudará".
Llamando la atención a su propio ejemplo, él nos dice: "¿Quién hay de
entre vosotros que teme a Jehová,. . . que anda en tinieblas y no tiene
luz? ¡Confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios!"
"Viene
el príncipe de este mundo dice Jesús; mas no tiene nada en mí". No
había en él nada que respondiera a los sofismas de Satanás. El no
consintió en pecar. Ni siquiera por un pensamiento cedió a la
tentación. Así también podemos hacer nosotros. La humanidad de Cristo
estaba unida con la divinidad. Fue hecho idóneo para el conflicto
mediante la permanencia del Espíritu Santo en él. Y él vino para
hacernos participantes de la naturaleza divina. Mientras estemos unidos
con él por la fe, el pecado no tendrá dominio sobre nosotros. Dios
extiende su mano para alcanzar la mano de nuestra fe y dirigirla a
asirse de la divinidad de Cristo, a fin de que nuestro carácter pueda
alcanzar la perfección. El Deseado de todas las gentes, págs. 98-99
(1898). 139
RESULTADOS DE RECHAZAR LA LUZ.
La
enfermedad que ha visitado a muchas familias en .... no habría ocurrido
si ellos hubieran obedecido la luz que Dios les ha dado. Lo mismo que el antiguo Israel, rechazaron la luz y no vieron la necesidad de restringir su apetito.
Los
hijos de Israel deseaban la carne y lo mismo que muchos en la
actualidad, decían: "Sin carne, moriremos". Dios les dio carne a los
israelitas rebeldes, pero su maldición iba con ella. Miles de ellos
murieron con la carne que tanto habían deseado aun entre sus dientes.
El ejemplo del antiguo Israel constituye una advertencia a no hacer lo
que ellos hicieron... ¿Cómo podemos ser tan indiferentes, y escoger
nuestro propio camino, para andar tras la vista de nuestros ojos, y
apartarnos más y más de Dios como lo hicieron los hebreos? Dios no puede
realizar grandes cosas en favor de su pueblo debido a la dureza de
corazón y la incredulidad pecaminosa de ellos.
Dios
no hace acepción de persona, pero en cada generación los que temen al
Señor y obran píamente son aceptados por él, mientras que los
murmuradores, incrédulos y rebeldes, no obtendrán su favor ni las
bendiciones prometidas a los que aman la verdad y caminan en ella. Los
que han recibido la luz y no la siguen, hallarán que sus bendiciones se
convertirán en maldiciones y sus misericordias en juicios. Dios
quisiera que aprendiéramos a ser humildes y obedientes al leer la
historia del Israel antiguo, su pueblo escogido, pero que se destruyó a
sí mismo al seguir sus propios caminos.
Testimonies for the Church, tomo 3, págs. 171-172 (1872). 140
Fidelidad A Las Leyes De Salud.
Estoy
convencida de que nadie necesita enfermarse en ocasión de un congreso,
si observan las leyes de salud al preparar los alimentos. Si no hacen
tortas ni pasteles, sino que preparan sencillo pan de harina de trigo
entero, y se alimentan de fruta, enlatada o seca. no necesitan
enfermarse al prepararse para las reuniones, ni tampoco durante las
reuniones. Nadie debiera pasar todo el congreso sin alimentos
calientes...
No
es necesario que los hermanos y las hermanas se enfermen en el
campamento. Si se visten en forma adecuada, de acuerdo con el fresco de
la mañana y de la noche, y son cuidadosos en cambiar su vestimenta de
acuerdo con los cambios de temperatura para preservar una correcta
circulación, y observan estrictamente la regularidad en el sueño y en la
ingestión de alimentos sencillos, no comiendo nada entre comidas, no
necesitan enfermarse...
Los
que han estado ocupados en duras faenas día tras día, ahora interrumpen
su ejercicio; por lo tanto no debieran ingerir el promedio habitual de
alimentos. Si así lo hacen, recargarán el estómago. Deseamos que las
facultades del cerebro funcionen con vigor especial en estas reuniones y
que estén en las condiciones más saludables para oír la verdad,
apreciarla, y retenerla, para que otros puedan practicarla después de
regresar de las reuniones. Si el estómago está recargado con exceso de
alimentos, aunque sean sencillos, la fuerza del cerebro se usará para
ayudar a los órganos digestivos. Hay una sensación de embotamiento en
el cerebro. Es casi imposible mantener los ojos abiertos. Las mismas
verdades que debieran oírse, comprenderse y practicarse se pierden
completamente por causa del malestar o porque el cerebro está casi
paralizado como consecuencia de la cantidad de alimentos ingeridos.
Testimonies for the Church, tomo 2, págs. 602-603 (1871). 141
COCINA SANA
Muchos no lo consideran un deber, y por esta razón
ni siquiera hacen un esfuerzo por cocinar su comida en forma apropiada.
Esto
se puede lograr en una forma tan sencilla, saludable y fácil, sin el
uso de manteca, mantequilla o carne. La pericia debe ir unida con la
simplicidad. para lograr esto, las mujeres deben leer, y luego con
mucha paciencia deben emplear en la práctica lo que han leído. Muchos
sufren por no tomarse la molestia de hacer esto. A los tales les digo:
Es tiempo que despierten sus energías latentes y se pongan a leer.
Aprendan a cocinar con sencillez, y a la vez de tal manera que puedan
lograr platillos sabrosos y saludables.
Puesto
que es equivocado cocinar sólo para gratificar el gusto o el apetito,
nadie debiera pensar que una dieta empobrecida es correcta. Muchos
están debilitados por la enfermedad y necesitan una dieta sustanciosa,
nutritiva y bien cocinada. Muchas veces encontramos que el pan integral
nos cae pesado, no está bien cocido y tiene un sabor amargo. Esto es
el resultado de la falta de interés por aprender y por realizar bien la
importante tarea de cocinar. A veces encontramos unos bizcochos de
harina gruesa, o bollos blandos, secos, a medio hornear, y otras cosas
por el estilo. Luego, algunas personas que cocinan les dirán que son
muy hábiles en el estilo antiguo de cocinar, pero en realidad, a sus
familias no les gusta el pan integral; y se morirían de hambre si lo
tuvieran que comer como parte regular de su dieta.
Muchas
veces me he dicho a mí misma que eso no me sorprende en lo más mínimo.
Es la forma de preparar los alimentos lo que los hace tan desabridos.
Tener que comer estos alimentos, seguramente produciría dispepsia. 142
Estas
pobres personas que cocinan y los que tienen que comer sus platillos,
podrán decir con toda seriedad que la reforma pro salud no les asienta
bien. El estómago no tiene la capacidad de transformar pan mal hecho,
pesado y amargo, en buen pan; pero este tipo de pan, sí tiene el poder
de convertir un estómago saludable a uno enfermo. Los que comen este
tipo de alimento, saben que se están debilitando. ¿Cuál será la razón?
Algunas de estas personas se consideran reformadores de la salud, pero
no lo son. No saben cocinar. Preparan pasteles, papas y pan integral,
pero todo es lo mismo. No hay variación, y no se fortalece el
organismo. Creen que es una pérdida de tiempo el dedicarse a obtener
una experiencia más completa en la preparación de alimentos saludables y
sabrosos.
Aprendan A Cocinar
Con
frecuencia nuestras hermanas no saben cocinar. A las tales quiero
decirles: Yo iría a la mejor cocinera que se pudiera hallar en el país, y
permanecería a su lado si fuese necesario durante semanas, hasta llegar
a dominar el arte de preparar los alimentos, y ser una cocinera
inteligente y hábil.
Obraría
así aunque tuviese cuarenta años de edad. Es vuestro deber saber
cocinar, y lo es también enseñar a vuestras hijas a cocinar. Cuando les
enseñáis el arte culinario, edificáis en derredor de ellas una barrera
que las guardará de la insensatez y el vicio que de otra manera podría
tentarlas. Yo aprecio a mi costurera y a mi copista; pero mi cocinera,
que sabe preparar el alimento que sostiene la vida y nutre el cerebro,
los huesos y los músculos, ocupa el puesto más importante entre los
ayudantes de mi familia. Testimonies for the Church, tomo 2, pág. 370
(1869). 143
UN TALENTO ESENCIAL
Es
un deber religioso de los que se ocupan de la tarea de cocinar,
aprender a preparar alimentos saludables en maneras diferentes, para que
puedan ser ingeridos con gozo. Las
madres deben enseñar a sus hijos a cocinar. ¿Cuál otro aspecto de la
educación de una joven podría recibir tanta importancia como éste?
La
alimentación tiene que ver con la vida. Los alimentos mal cocinados,
escasos y empobrecidos, deterioran constantemente la sangre, al
debilitar los órganos que la producen. Es de suma importancia que se
considere el arte culinario como una de las fases más importantes de la
educación. Existen pocas personas que realmente sean buenas cocineras.
Las jóvenes consideran que llegar a ser cocineras es como rebajarse a
un oficio menor. Esto no es así. No observan el asunto desde el ángulo
adecuado. El conocimiento de cómo preparar alimentos saludables,
especialmente pan, no es una ciencia cualquiera...
Las
señoritas deben ser instruidas concienzudamente en el arte de cocinar.
Cualesquiera que sean las circunstancias por las cuales atraviesen en la
vida, siempre podrán utilizar este conocimiento en forma práctica.
Es
una rama de la educación, con una influencia más directa sobre la vida
humana, especialmente sobre la de nuestros seres queridos.
Muchas
esposas y madres que no han tenido la educación correcta y carecen de
habilidades culinarias, diariamente dan a sus familias alimentos mal
preparados, que destruyen implacablemente los órganos digestivos,
producen sangre de mala calidad y acarrean frecuentemente ataques agudos
de enfermedades inflamatorias y causan una muerte prematura.
Muchos han descendido a la tumba por comer pan agrio y 144 pesado. Se me relató
el caso de una sirvienta que hizo pan agrio. Como le quedó pesado,
quiso deshacerse de él y ocultar el problema, de modo que les dio la
masa a un par de puercos muy grandes. Al día siguiente el dueño de casa
encontró a sus puercos muertos. Entonces hizo algunas averiguaciones y
la muchacha confesó lo que había hecho. Nunca pensó en el efecto que
tal pan tendría sobre los puercos. Si un pan agrio pudo matar a los
puercos, aunque estos animales son capaces de devorar víboras de
cascabel y casi cualquier cosa detestable, ¿qué efecto tendrá sobre un
órgano tan delicado, como el estómago humano?
Cada
niña y mujer cristiana tienen el deber sagrado de aprender
inmediatamente a hacer buen pan, dulce y liviano, preparado con harina
de trigo integral no refinada. Las madres deben llevar a sus hijas a la cocina desde una edad temprana y enseñarles el arte de cocinar.
La
madre no puede esperar que sus hijas comprendan los secretos de las
artes domésticas sin educación. Debe instruirlas pacientemente y con
amor, haciendo el trabajo tan agradable como le sea posible, con un
rostro alegre y palabras de aprobación. Si fracasan una, dos o tres
veces, no las debe censurar. El desánimo ya ha comenzado y se sienten
tentadas a decir: "No vale la pena, no puedo hacerlo". Este no es el
momento de censurar.
El
fracaso ha hecho que su voluntad comience a debilitarse. Necesitan el
ánimo de palabras de esperanza y aliento, tales como: "No te preocupes
por los errores que has hecho. Estás aprendiendo y es de esperar que
cometas errores. Inténtalo de nuevo; concéntrate en lo que haces; sé
cuidadosa y ciertamente aprenderás".
Muchas
madres no se dan cuenta de la importancia de esta rama de conocimiento y
en vez de preocuparse por instruir a sus hijos y soportar sus errores
mientras aprenden, prefieren hacer el trabajo ellas mismas. Cuando sus
hijas cometen un error, las sacan de la cocina diciéndoles: "No vale la
pena, tú no puedes hacer nada bien. Me estorbas más de lo que me
ayudas". 145
De
esta manera los primeros esfuerzos de las que quieren aprender son
rechazados y su interés y entusiasmo son enfriados de tal manera que
temen intentar de nuevo, y tratarán de coser, tejer y limpiar casas pero
nunca cocinar...
Las madres deben llevar consigo a sus hijas a la cocina y educarlas pacientemente.
Su
constitución física mejorará gracias a este trabajo; sus músculos se
fortalecerán, y sus meditaciones serán más saludables y elevadas al
final del día. Podrán sentirse cansadas, pero ¡qué dulce es el descanso
después de una cantidad adecuada de trabajo! El sueño, ese dulce
restaurador de la naturaleza, vigorizará al cuerpo cansado y lo
preparará para los deberes del día siguiente. No les diga a sus hijos
que no importa si trabajan o no. Enséñeles que usted necesita de su
ayuda, que su tiempo es de valor y que depende del trabajo de ellos.
Pan Perjudicial
A
veces, durante mis ausencias de casa, sabía que el pan y el alimento en
general que había sobre la mesa me iban a perjudicar; pero me veía
obligada a comer un poco para sustentar la vida. Es un pecado a los
ojos del cielo ingerir tales alimentos. He sufrido por falta de
alimento apropiado. para un estómago dispéptico, podéis colocar sobre
vuestras mesas frutas de diferentes clases, pero no demasiadas en una
comida. De esta manera podéis tener variedad y alimentos de buen gusto,
y después de comer os sentiréis bien... Testimonies for the Church,
tomo 2, pág. 373 (1869).
Hay Que Cambiar El Régimen.
Las
personas acostumbradas a complacer su apetito por la carne, las salsas
muy sazonadas y una variedad de pasteles grasosos y conservas, no pueden
disfrutar inmediatamente de un régimen nutritivo saludable y sencillo.
Tienen el 146 gusto tan pervertido que no apetecen una alimentación
saludable compuesta de frutas, pan y vegetales. No deben esperar que al
principio sean capaces de disfrutar de alimentos tan diferentes de los
que acostumbran consumir. Si no pueden gustar de la comida sencilla,
debieran ayunar hasta que lo logren. Ese ayuno les será de mayor
beneficio que la medicina, porque de ese modo el estómago recargado
hallará el descanso que tanto necesitaba; el hambre verdadera puede ser
satisfecha con una alimentación sencilla.
Le
tomaría tiempo al paladar para recuperarse de los abusos a que ha sido
sometido y recobrar su estado natural. Pero la insistencia en el
control del modo de comer y beber hará que los alimentos saludables y
sencillos sean agradables al paladar y pronto serán ingeridos con mayor
satisfacción de la que disfruta un gastrónomo al comer sus platillos
suculentos. Entonces el estómago no se verá afiebrado ni sobrecargado
con carnes, sino que se mantendrá en condición saludable y realizará con
facilidad su labor. Esta obra de reforma no debe tardar. Se necesita
realizar un esfuerzo para conservar cuidadosamente la fortaleza de las
facultades vitales, eliminando toda carga abrumadora. Tal vez el
estómago nunca recobre la salud, pero un régimen adecuado evitará una
mayor debilidad y muchos se recuperarán parcialmente, a menos que hayan
ido demasiado lejos en su autodestrucción por causa de la glotonería.
UNA COMBINACIÓN DAÑINA*
Acerca
de la leche y el azúcar, diré lo siguiente: Conozco personas que se han
asustado por la reforma pro salud, y han dicho que no querían saber
nada de ella, porque hablaba contra el uso copioso de estas cosas. Los
cambios deben hacerse con gran cuidado; y debemos obrar cautelosa 147 y
sabiamente. Necesitamos seguir una conducta que nos recomiende a los
hombres y mujeres inteligentes del país. Las grandes cantidades de
leche y azúcar ingeridas juntas son perjudiciales. Comunican impurezas
al organismo...
El Azúcar Recarga El Organismo Y Estorba El Trabajo De La Máquina Viviente.
Hubo
un caso en el Condado de Montcalm, Michigan, al que me voy a referir.
Esta persona era un hombre noble. Medía un metro ochenta y tenía un
aspecto agradable. Me llamaron a visitarlo porque estaba enfermo.
Antes había conversado con él con respecto a su modo de vivir. "No me
gusta el aspecto de sus ojos," le dije. Consumía grandes cantidades de
azúcar. Le pregunté por qué lo hacía. Contestó que había abandonado la
carne, y que no sabía qué otra cosa podía reemplazarla mejor que el
azúcar.
Algunos
de vosotros enviáis a vuestras hijas, que son casi mujeres, a la
escuela a aprender ciencias antes de saber cocinar, cuando esto debiera
ser considerado como de primera importancia. He aquí una mujer que no
sabía cocinar; no había aprendido cómo preparar comida saludable. La
esposa y madre era deficiente en este aspecto de su educación; y como
resultado, como el alimento mal preparado no era suficiente para
satisfacer las exigencias del organismo, se comía azúcar sin moderación,
lo que enfermaba el organismo. . .
Cuando
fui a ver a este hombre enfermo traté de explicarle del mejor modo
posible cómo mejorar su situación, y pronto comenzó a sentirse mejor.
Pero imprudentemente se esforzó más allá de sus posibilidades, comió
alimentos en poca cantidad pero de baja calidad, y se enfermó
nuevamente. Esta vez no hubo remedio. Su organismo parecía una masa
viviente de corrupción. Murió víctima de una alimentación deficiente.
Trató de que el azúcar ocupara el lugar de la buena alimentación, y esto
sólo empeoró las cosas. Con frecuencia me siento a las mesas de los
hermanos y 148 veo que usan grandes cantidades de leche y azúcar. Estas
recargan el organismo, irritan los órganos digestivos y afectan el
cerebro. Cualquier cosa que estorba el movimiento activo del organismo,
afecta muy directamente al cerebro. Y por la luz que me ha sido dada,
sé que el azúcar, cuando se usa copiosamente, es más perjudicial que la
carne.
Alimentos Desabridos
Conozco
familias que han cambiado de un régimen a base de carne a otro
deficiente. Su alimento está tan mal preparado que repugna al estómago; y
estas personas me han dicho que la reforma pro salud no les sienta
bien, pues están perdiendo su fuerza física. Esta es una razón por la
cual algunos no han tenido éxito en sus esfuerzos para simplificar su
alimentación. Siguen un régimen pobre. Preparan sus alimentos sin
esmero ni variación. No debe haber muchas clases de alimentos en una
comida, pero cada comida no debe estar compuesta invariablemente de las
mismas clases de alimentos. El alimento debe prepararse con sencillez,
aunque en forma esmerada para que incite al apetito.
UNA DIETA EMPOBRECIDA*
He
hablado de cuán importante es que la cantidad y la calidad de los
alimentos estén estrictamente de acuerdo con las leyes de la salud.
Pero no quisiera recomendar un régimen alimentario empobrecido. Se me
ha mostrado que muchos adoptan una opinión errónea acerca de la reforma
pro salud y siguen un régimen demasiado pobre. Se sustentan con
alimentos baratos y de mala calidad, preparados sin 149 cuidado ni
consideración por la nutrición del organismo. Es importante que el
alimento sea preparado con cuidado y que agrade al apetito no
pervertido. Debido a que por principio descartamos el uso de carne,
mantequilla, pasteles de carne, especias, tocino y cosas que irritan el
estómago y destruyen la salud, nunca debiera inculcarse la idea de que
poco importa lo que comemos.
Hay
quienes van a los extremos. Según ellos, deben comer cierta cantidad
precisa y de una calidad determinada, y limitarse a dos o tres cosas.
Permiten que se les sirva, tanto a ellos como a sus familiares, una
pequeña cantidad de alimentos. Al comer cantidades reducidas de
alimento, que no son de la mejor calidad, no llevan al estómago lo que
nutrirá eficazmente el organismo. El alimento de mala calidad no puede
convertirse en sangre buena. Un alimento poco nutritivo empobrecerá la
sangre. . .
Se
me presentaron dos clases: Primero, los que no vivían de acuerdo con la
luz que Dios les había dado... Hay muchos de vosotros que profesáis la
verdad, que la habéis recibido porque otros así lo hicieron, y de ningún
modo podríais dar razón de vuestra fe. Por esto sois tan débiles e
inseguros. En lugar de considerar vuestros motivos a la luz de la
eternidad, en vez de tener un conocimiento práctico de los principios
que sustentan vuestras acciones, en lugar de haber cavado vosotros
mismos hasta el fondo y construido sobre el fundamento correcto, andáis a
la luz de lo que otros hicieron. Y fracasaréis en esto como habéis
fracasado en la reforma pro salud. Pero si os hubieseis guiado por
principios esto no hubiera sucedido.
A
algunos no les impresiona la necesidad de comer y beber para la gloria
de Dios. La satisfacción del apetito los afecta en todas las relaciones
de la vida. Ello se ve en sus familias, en la iglesia, en la reunión
de oración y en la conducta de sus hijos. Ha sido la maldición de sus
vidas. Es imposible hacerles comprender las verdades destinadas a estos
150 postreros días. Dios ha provisto abundantemente para el sustento y
la felicidad de todas sus criaturas; y si no se violasen sus leyes, y
si todos obrasen en armonía con la voluntad divina, se experimentaría
salud, paz y felicidad, en vez de miseria y malestar continuos.
Otra clase de personas que han adoptado la reforma pro salud son muy estrictas.
Toman una posición, y se mantienen empecinadamente en esa posición a toda ultranza...
Ingeridas
como alimento las carnes perjudican la sangre. Al cocinar carnes con
muchos condimentos, y al comerlas con pasteles y tortas suculentas, se
obtiene sangre de mala calidad. El organismo está demasiado recargado
para asimilar esa clase de alimentos. Los pasteles de carne y los
encurtidos, que nunca debieran hallar cabida en un estómago humano,
proporcionarán una sangre de pésima calidad. Y un alimento de mala
clase, cocinado en forma impropia y en cantidad insuficiente, no puede
formar buena sangre. Los alimentos suculentos a base de carne y un
régimen empobrecido producirán los mismos resultados.
EXTREMOS EN EL RÉGIMEN ALIMENTARIO*
Muchos
de los conceptos observados por los adventistas del séptimo día
difieren grandemente de los practicados por el mundo en general. Los
que predican una verdad impopular deben ser consecuentes en su propia
vida. No tratarán de ver cuán diferentes de los demás logran ser, sino
cuánto pueden acercarse a quienes desean impresionar con el fin de
ayudarlos a alcanzar blancos elevados. Tal curso de acción recomendará a
los demás las verdades que sostienen ellos mismos .
Los
que predican una reforma de la alimentación, deben demostrar tan
claramente como les sea posible las ventajas 151 de la higiene mediante
lo que sirven en sus propias mesas. Deben ejemplificar sus principios
de tal manera que resulten llamativos para las mentes sinceras.
Hay
muchos que rechazarán cualquier reforma, por muy razonable que sea, si
restringe el apetito. Estas personas consultan al paladar en lugar de
la razón y las leyes de la salud. Según ellos, todos los que se aparten
del camino acostumbrado y defiendan la reforma, serán considerados
radicales, aunque sigan un proceder consecuente.
Pero
nadie debe permitir que la oposición y el ridículo lo hagan retroceder
en la obra de la reforma o que lo impulsen a tomarla livianamente.
Quienes estén imbuidos del espíritu que actuó sobre Daniel, no serán
orgullosos ni estrechos de mente, sino que decidirán ponerse firmemente
del lado de lo correcto. En todas sus asociaciones, ya sea con sus
hermanos o con otros, no se apartarán de los principios, al mismo tiempo
que mostrarán una paciencia similar a la de Cristo. Cuando los que
predican la reforma de la salud llevan las cosas al extremo, no se debe
culpar a la gente si su posición los molesta. A menudo este asunto trae
oprobio sobre nuestra fe, y en muchos casos los testigos de tales
demostraciones de inconsecuencia nunca más pueden ser convencidos de que
hay algo bueno en la reforma. Estos extremistas hacen más daño en unos
cuantos meses que el bien que podrían realizar en toda una vida.
participan de una labor que a Satanás le encanta ver progresar...
No
pensemos que es de poca importancia lo que se come, sólo porque por
principio desechamos los alimentos que irritan el estómago y destruyen
la salud. Yo no recomiendo un régimen empobrecido. Muchos que
necesitan los beneficios de una vida saludable, y que debido a motivos
de conciencia adoptan lo que consideran una alimentación sana, se
engañan al suponer que un régimen de alimentación de acuerdo con los
principios de la reforma de la salud consiste de una cantidad pequeña de
alimento preparado sin un 152 cuidado minucioso, y constituido por
pastas espesas de cereales cocidos y panecillos pesados. Algunos usan
leche con los cereales y les agregan una abundante cantidad de azúcar,
pensando que así practican la reforma de la salud. Pero el azúcar y la
leche combinadas causan fermentación en el estómago y por lo tanto son
dañinas. El uso liberal de azúcar en cualquier forma tiende a
congestionar el organismo y es causa frecuente de enfermedad. Algunos
piensan que deben limitarse a dos o tres diferentes tipos de alimentos.
Pero al consumir pequeñas cantidades de comida de mala calidad, no
reciben la alimentación apropiada.
Existe
verdadero sentido común en la reforma pro salud. No toda la gente
puede comer las mismas cosas. Algunos alimentos, nutritivos y
agradables al paladar de una persona, pueden ser dañinos para otra. Hay
quienes no pueden consumir leche, mientras que otros subsisten gracias a
ella. para algunos los frijoles y chícharos son saludables, mientras
que otros no los pueden digerir. Algunos estómagos son tan sensibles
que no pueden digerir la harina no refinada. Por eso, es imposible
establecer una regla invariable para controlar los hábitos alimentarios
de todos.
Las
ideas estrechas y un énfasis exagerado sobre asuntos sin importancia,
han ocasionado gran daño a la causa de la higiene. Puede ser que un
esfuerzo por economizar en la preparación de la comida produzca una
alimentación pobre en vez de un régimen saludable. ¿Cuál es el
resultado? Una sangre debilitada. He visto casos de enfermedades
difíciles de curar, producidas por una alimentación empobrecida. Las
personas así afligidas no se vieron obligadas a adoptar ese régimen
escaso debido a la pobreza, sino que lo hicieron en obediencia a sus
propias ideas erróneas de lo que constituye la reforma de la salud. Día
tras día se prepararon los mismos alimentos, sin ninguna variación,
comida tras comida, hasta que se produjeron trastornos digestivos y
debilidad general. 153
Muchos,
al adoptar la reforma pro salud se quejan de que ésta no les asienta;
pero después de haberme sentado a sus mesas, llego a la conclusión de
que no es la reforma pro salud la culpable, sino los alimentos mal
preparados. Ruego a los hombres y mujeres a quienes Dios ha dado
inteligencia que aprendan a cocinar. No me equivoco al decir hombres,
porque ellos. al igual que las mujeres, necesitan entender la
preparación sencilla de los alimentos saludables. Sus negocios
frecuentemente los llevan a lugares donde no se los puede obtener. Tal
vez tengan que permanecer días y aun semanas en hogares de familias que
ignoran estos asuntos. En tales casos, si saben cómo preparar alimentos
saludablemente, pueden darle buen uso a ese conocimiento.
Investigue
los hábitos alimentarios. Estudie las cosas de causa a efecto, pero no
dé un testimonio falso contra la reforma pro salud al seguir
ignorantemente un curso de acción contrario a ella. No abuse de su
cuerpo ni lo descuide incapacitándolo para rendir a Dios el servicio que
él merece. Tengo la certeza de que algunos de nuestros obreros más
útiles han muerto debido a su negligencia en ese respecto. Uno de los
primeros deberes del ama de casa es cuidar del cuerpo proveyéndole
alimentos agradables y fortalecedores. Es mucho mejor tener ropa y
muebles más baratos que privarse de artículos necesarios para la mesa.
La
mayoría de la gente disfruta de mejor salud si come dos comidas al día
en lugar de tres; otros, debido a circunstancias particulares, tal vez
necesiten comer algo a la hora de la cena; pero esta comida debe ser muy
liviana. Que nadie pretenda imponer su criterio a los demás, para que
todos hagan exactamente lo que él hace.
Nunca
prive al estómago de lo que la salud demanda, y nunca abuse de él
sobrecargándolo con algo perjudicial. Sea temperante. Controle el
apetito; manténgalo bajo el dominio de la razón. No sienta que debe
cargar su mesa con alimentos malsanos cuando tiene visitas. La salud de
su 154 familia y la influencia sobre sus hijos debe tomarse en cuenta
tanto como los hábitos y gustos de sus invitados...
La
reforma pro salud es importante para nosotros y no debemos restarle
importancia con nuestras prácticas y opiniones estrechas. Debemos ser
fieles a nuestras convicciones de lo que es correcto. Daniel fue
bendecido porque hizo consecuentemente lo que sabía que era correcto, y
nosotros seremos bendecidos si nos empeñamos en honrar a Dios de todo
corazón.*
EL EXCESO EN LA ALIMENTACIÓN *
Muchos
que han adoptado la reforma pro salud han abandonado todo lo
perjudicial; pero ¿quiere decir esto que porque han dejado estas cosas,
pueden comer tanto como quieran? Se sientan a la mesa, y en vez de
considerar cuánto deben comer, se entregan al apetito y comen en
exceso. Luego, el estómago debe trabajar hasta el extremo durante el
resto del día para eliminar la carga que se le ha impuesto. Todo
alimento ingerido, del cual el organismo no deriva beneficio, es una
carga para la naturaleza en su trabajo. Estorba la máquina viviente.
El organismo queda obstruido y no puede realizar su trabajo con éxito.
Los órganos vitales quedan recargados innecesariamente, y la fuerza
nerviosa del cerebro es desviada al estómago para ayudar a los órganos
digestivos a realizar su obra de procesar una cantidad de alimento que
no beneficia al organismo.
De
esta manera la fuerza del cerebro queda disminuida por las exigencias
que se le imponen para ayudar al 155 estómago a llevar su pesada carga. Y
después de realizada la tarea, ¿qué sensaciones se experimentan como
resultado de este gasto innecesario de fuerza vital? Una sensación de
debilidad y desfallecimiento, como que se debiera comer más. Tal vez
esta sensación se produce precisamente antes de la hora de comer. ¿Cuál
es la causa? El organismo quedó agotado por su trabajo; de ahí viene
esa sensación de cansancio. Y pensáis que el estómago dice: "más
alimento", cuando su cansancio dice claramente: "dadme reposo".
El Estómago Necesita Períodos De Descanso.
El
estómago necesita descansar a fin de recuperar sus energías agotadas,
para dedicarlas al próximo trabajo. Pero en vez de concederle un
período de descanso, pensáis que necesita más alimento e imponéis otra
carga al organismo y le negáis el reposo que necesita. Es como el caso
de un hombre que trabaja en el campo durante toda la primera parte del
día hasta cansarse. Al llegar a casa a las doce, dice que está cansado y
agotado; pero se le indica que vuelva a trabajar para obtener alivio.
Así es como tratáis al estómago. Está totalmente agotado. Pero en vez
de darle reposo, se le da más alimento, y luego se desvía la vitalidad
de otras partes del organismo hacia el estómago para ayudar en el
trabajo de la digestión.
Muchos
de vosotros a veces habéis sentido una especie de sopor en el cerebro.
Os habéis sentido desganados ante cualquier trabajo que requería
esfuerzo ya sea mental o físico, hasta después de haber descansado de
esta sobrecarga impuesta al organismo. Luego aparece de nuevo esa
sensación de debilidad. Pero vosotros decís que se necesita más comida y
hacéis que el estómago soporte una doble carga. Aun cuando seáis
estrictos en cuanto a la calidad de la comida, ¿glorificáis a Dios en
vuestros cuerpos y espíritus, que son suyos, al serviros tal cantidad de
comida? Los que colocan tanta comida en su estómago, y de ese 156 modo
recargan el organismo, no podían apreciar la verdad aunque la oyeran
explicada en detalle. No podrían despertar el entumecido discernimiento
del cerebro para tomar conciencia del valor de la expiación y del gran
sacrificio hecho para el hombre caído. Es imposible para tales personas
apreciar la grande, preciosa, y sumamente rica recompensa que está
reservada para los fieles vencedores. Nunca debiera permitirse que la
parte animal de nuestra naturaleza gobierne la parte moral e
intelectual.
¿Y
cómo influye el comer en exceso sobre el estómago? Lo debilita, los
órganos digestivos flaquean, y la enfermedad, con su secuela de males,
aparece como resultado. Si las personas ya estaban enfermas, de este
modo aumentan sus dificultades y disminuye su vitalidad cada día de su
vida. Hacen que su fuerza vital trabaje innecesariamente para digerir
la comida que colocan en sus estómagos.
MADRES SOBRECARGADAS *
Se
realiza una gran cantidad de trabajo con el fin de preparar alimentos
que hacen un gran daño al organismo que ya está recargado. Las mujeres
pasan una gran parte de su tiempo inclinadas sobre una estufa caliente,
ocupadas en la preparación de alimentos profusamente sazonados para
complacer el gusto. Como consecuencia, se descuida a los niños y no se
les imparte la instrucción moral y religiosa que deben recibir. La
madre sobrecargada no se preocupa por cultivar la dulzura de carácter
que constituye el sol de su hogar. Las consideraciones eternas se hacen
secundarias. Se emplea todo el tiempo en la preparación de comidas que
agradan el apetito pero que arruinan la salud, echan a perder el
carácter y anublan las facultades del razonamiento. 157
Una
reforma en los hábitos alimentarios resultaría en un ahorro de dinero y
de trabajo. Las necesidades de la familia se pueden suplir fácilmente
con un régimen sencillo y saludable. Los alimentos grasosos y
condimentados quebrantan la salud de los órganos del cuerpo y de la
mente. Y cuántas personas trabajan muy arduamente por esto. Spiritual
Gifts (Dones espirituales), tomo 4, págs. 131-132.
LA GLOTONERÍA ES PECADO *
Es
un pecado ser intemperante en la cantidad de alimentos ingeridos, aun
cuando la calidad no pueda objetarse. Muchos piensan que, si no comen
carne y los alimentos más elaborados, pueden ingerir alimentos sencillos
hasta hartarse. Esto es un error. Muchos profesos partidarios de la
reforma pro salud no son nada más que glotones. Colocan en los órganos
digestivos una carga tan grande que agota la vitalidad del organismo en
el esfuerzo de digerirla. También tiene una influencia depresiva en el
intelecto, pues se requiere la energía nerviosa del cerebro para ayudar
al estómago en su obra. El comer en exceso aun de los alimentos más
sencillos, entorpece los delicados nervios del cerebro y debilita su
vitalidad. Comer en exceso tiene un efecto peor sobre el organismo que
trabajar en exceso; la intemperancia en el comer postra más
efectivamente las energías vitales que la intemperancia en el trabajo.
Los
órganos digestivos nunca debieran recargarse con una cantidad o calidad
de alimentos que les será difícil digerir. Todo lo que se ingiere en
mayor cantidad que la que el organismo pueda usar para convertir en
buena sangre, obstruye la maquinaria; pues no puede convertirse ni en
músculo ni en sangre, y su presencia recarga el hígado y enferma el
organismo.
El
estómago trabaja en exceso en su esfuerzo por digerir estos alimentos y
luego hay una 158 sensación de languidez, que se interpreta como
apetito; y sin permitir que los órganos digestivos se tomen tiempo para
descansar de su duro trabajo, y reponer energías, se ingiere otra
cantidad exagerada y se pone nuevamente en movimiento la agotada
maquinaria. El organismo se nutre más deficientemente ingiriendo una
cantidad excesiva de alimentos, aunque sean de buena calidad, que
ingiriendo una cantidad moderada en períodos regulares. . .
Es
imposible tener una concepción clara de las cosas eternas a menos que
la mente se espacie en contemplar temas elevados. Todas las pasiones
deben sujetarse a las facultades morales. Cuando los hombres y las
mujeres profesan una firme fe y una ferviente espiritualidad, sé que su
profesión de fe es falsa si no ejercen control sobre todas sus
pasiones. Dios requiere esto. La razón por la que prevalece tal
oscuridad espiritual es que la mente se satisface con un bajo nivel y no
se eleva siguiendo los puros y santos canales celestiales.
Evítense Las Normas Falsas
Y
ya que os aconsejamos que no comáis en exceso, aun de los mejores
alimentos, queremos dirigir unas palabras de cautela a los extremistas
para que no presenten una norma falsa ni procuren luego que todos se
conformen a ella. Hay quienes emprenden una obra de reformadores
respecto a la salud cuando no están preparados para dedicarse a otra
empresa, pues no tienen bastante sentido para cuidar sus propias
familias ni para conservar su debido lugar en la iglesia. ¿Qué hacen?
¡Ah, se dedican a ser médicos de la reforma pro salud, como si pudiesen
tener éxito en ello! Asumen las responsabilidades del ejercicio de esta
profesión, y se encargan de las vidas de hombres y mujeres, cuando no
saben nada del asunto. Testimonios para la iglesia, tomo 2, pág. 335.
Consejos Sobre La Salud (EGW).
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