Sal. 147:5. “Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder; y su entendimiento es infinito.” Las noches en Jauja, mi ciudad natal, eran tristes. Cuando era niño, no quería que llegara la noche. Los ladridos de los perros parecían lamentos de criaturas en agonía, y despertaron mis primeros temores. Cuando llovía, los truenos retumbaban escandalosamente, yo imaginaba monstruos heridos por las flechas incendiarias de los relámpagos. Tardaba en dormirme. Cuando despertaba, veía el sol brillando, deslumbrante, calentando la tierra con el aroma de los eucaliptos mojados.
Tengo nostalgia de aquellos días, a pesar de sus noches tristes. Añoranzas de aquella tierra que me vio dar los primeros pasos en este largo camino que dura ya varias décadas. "Grande es el Señor" que, temprano en mi vida, me enseñó con las noches y los días de mi tierra, que no existe oscuridad que dure para siempre. Hoy nació el sol de un nuevo año. Olvida la noche del año que terminó. Si las cosas salieron bien, o no, diciembre ya se fue. Los ladridos de los perros, la oscuridad, la tempestad y los truenos, todo forma parte del pasado. Hay aroma de eucalipto afuera. El sol brilla, la vida florece. Enero siempre trae una página en blanco para escribir una nueva historia.
"Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder", dice el salmista, ante las turbulencias de la vida. Perseguido sin culpa, por un rey que no quería dejar las riendas del poder. Atacado por el propio hijo, que ambicionaba el trono. Escondido en las cuevas, peregrinando en el desierto y enfrentando los peligros, nunca desconfió del poder de "su" Dios.
¿Estás seguro de que el Dios de David es también tu Dios? ¿Puedes decir, como el salmista, "nuestro Dios"? Si es así, considera el nuevo año como una nueva oportunidad. No temas. No retrocedas. Si Dios es "de mucho poder" abrirá en este año los "Mares Rojos" que surjan ante ti, hará brotar el agua de la roca, y cerrará la boca de los leones. Abraza a tus amados. Perdona. Pide perdón. Cambia el rumbo de tu propia historia depositando tu confianza en alguien que no puede equivocarse, porque "grande es el Señor nuestro, y de mucho poder, y su entendimiento es infinito".
Alejandro Bullón
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