sábado, diciembre 08, 2018

CONSEJOS SOBRE MAYORDOMÍA CRISTIANA (EGW) SECCIÓN IX. LA BÚSQUEDA DE TESOROS TERRENALES.



42. EL PELIGRO DE LA CODICIA. 

En el pueblo de Dios hay muchos que están adormecidos por el espíritu del mundo, y que niegan su fe mediante sus obras. Cultivan el amor al dinero, a las casas y las tierras, hasta que éste absorbe las facultades de la mente y el ser, y desplaza el amor al Creador y a las almas por quienes Cristo murió. El dios de este mundo ha cegado sus ojos; sus intereses eternos pasan a ocupar un lugar secundario; y colocan un máximo de exigencia sobre el cerebro, los huesos y los músculos a fin de aumentar sus posesiones mundanales. Y toda esa acumulación de preocupaciones y cargas se efectúa en violación directa de esta orden dada por Cristo: "No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan" (Mat. 6: 19). Olvidan que él también dijo: "Haceos tesoros en el cielo"; y al olvidarlo, obran en favor de sus propios intereses. El tesoro acumulado en el cielo está seguro; ningún ladrón puede aproximarse a él ni la polilla puede arruinarlo. Pero su tesoro está en la tierra y sus afectos están sobre sus tesoros. 

 LA VICTORIA DE CRISTO 
En el desierto, Cristo enfrentó las grandes tentaciones que asaltarían al hombre. Allí, con las manos desnudas, se encontró con el enemigo astuto y sutil y lo venció. La primera gran tentación fue dirigida hacia el apetito; la segunda, hacia la presunción; la tercera, hacia el amor al mundo. Los tronos y los reinos de este mundo y su gloria 222 fueron ofrecidos a Cristo. Satanás llevó el honor mundanal, las riquezas y los placeres de la vida, y se los presentó bajo la luz más atrayente a fin de tentarlo y engañarlo. "Todo esto te daré, si postrado me adorares", le dijo. Sin embargo Cristo rechazó al astuto enemigo y salió victorioso. Los hombres nunca serán probados por tentaciones tan poderosas como las que asaltaron a Cristo; y sin embargo Satanás consigue éxito al asediarlos. "Todo este dinero, esta ganancia, estas tierras, este poder, estos honores y riquezas, te daré" -¿a cambio de qué? Pocas veces se establece la condición con tanta claridad como ocurrió con el caso de Cristo: "Si postrado me adorares". 

 Se conforma con que se abandone la integridad y se adormezca la conciencia. Por medio de la dedicación a los intereses mundanales él recibe toda la honra que pide. La puerta es dejada abierta para que él entre cuando le plazca, con su estela de impaciencia, amor al yo, orgullo, avaricia y falta de honradez. El hombre es encantado y atraído traicioneramente hacia la ruina. El ejemplo de Cristo está ante nosotros. El venció a Satanás y nos mostró cómo nosotros también podemos vencerlo. Cristo resistió a Satanás mediante las Escrituras. Pudo haber echado mano de su propio poder divino, y haber empleado sus propias palabras; pero dijo: "Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mat. 4: 4). Si los cristianos estudiaran y obedecieran las Sagradas Escrituras, recibirían poder para hacer frente a la tentación del astuto enemigo; pero la Palabra de Dios es descuidada y como consecuencia de esto se producen desastres y derrotas. 

 EL JOVEN RICO
 Un joven acudió a Cristo y le dijo: "Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?"
Jesús le indicó que debía guardar los mandamientos. Este replicó: "Todo 223 esto lo he guardado desde mi juventud". Jesús lo miró con amor y le señaló sus deficiencias en la observancia de la ley divina. No amaba a su prójimo como a sí mismo. Su amor egoísta a las riquezas era un defecto que, si no lo remediaba, le impediría entrar al cielo. "Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoros en el cielo; y ven, sígueme" (Luc. 18: 18-22). Cristo deseaba que ese joven comprendiera que lo único que requería de él era que siguiera el ejemplo que él mismo, el Señor del cielo, había establecido. El abandonó sus riquezas y su gloria, y se empobreció para que el hombre fuese hecho rico mediante su pobreza; y requiere que el hombre abandone las posesiones terrenales, el honor y los placeres, a fin de conseguir esas riquezas. Él sabe que cuando los afectos están dirigidos hacia el mundo, son retirados de Dios; por eso dijo al joven rico: "Vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoros en el cielo; y ven, sígueme". ¿Cómo recibió él estas palabras de Cristo? ¿Se alegró porque podía conseguir el tesoro celestial? ¡Oh, no! "Se puso muy triste, porque era muy rico". Para él las riquezas significaban honor y poder; y lo cuantioso de su fortuna hacía que casi fuera imposible desprenderse de ella. Este hombre amador del mundo también deseaba el cielo; pero quería retener su riqueza, y por lo tanto renunció a la vida inmortal por amor al dinero y al poder. ¡Oh, qué transacción lastimosa! Sin embargo muchos que profesan guardar todos los mandamientos de Dios están haciendo la misma cosa. En eso consiste el peligro de las riquezas para el hombre avaro; cuanto más gana tanto más difícil se hace para él ser generoso. Entregar una parte de sus posesiones es como si perdiera la vida; y por lo tanto se aparta de las atracciones de la recompensa eterna a fin de retener y aumentar sus posesiones terrenales. Si hubiera guardado los 224 mandamientos, esas posesiones no habrían sido tan cuantiosas. ¿Cómo habría podido, mientras trabajaba y se esforzaba por complacer el yo, amar a Dios con todo su corazón, y con toda su mente, y con todas sus fuerzas, y a su prójimo como a sí mismo? Si hubiera satisfecho las necesidades de los pobres habría sido mucho más feliz, y hubiera tenido un tesoro celestial mucho mayor, y habría poseído menos aquí en la tierra a lo cual dirigir sus afectos. . . 

 RESPONSABLE DELANTE DE DIOS 
Pablo dijo: "A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor" (Rom. 1:14). Dios había revelado su verdad a Pablo y al hacerlo así lo había hecho un deudor hacia los que estaban en las tinieblas y a quienes debía iluminar. Pero muchos no comprenden que son responsables delante de Dios. Están utilizando los talentos de Dios, tienen las facultades mentales que, si las emplearan correctamente, los convertirían en colaboradores con Cristo y los ángeles. Muchas almas podrían salvarse mediante sus esfuerzos, para brillar como estrellas en su corona de gozo, pero manifiestan indiferencia hacia todo esto. Satanás ha procurado por medio de las atracciones del mundo encadenarlos y paralizar sus facultades morales, cosa que ha conseguido con mucho éxito. 

 ESTA EN JUEGO EL DESTINO FUTURO 
¿Cómo podrían las casas y los terrenos compararse en valor con las almas preciosas por las que Cristo murió? Por vuestro intermedio, estimados hermanos y hermanas, esas almas podrían salvarse con vosotros en el reino de gloria; pero no podéis llevar con vosotros la parte más pequeña de vuestro tesoro terrenal. Podéis acumular todo lo que deseáis, podéis conservarlo con todo el celoso cuidado de que seáis capaces, y a pesar de esto Dios puede dar la orden y en unas pocas horas un fuego que nadie podría 225 apagar puede destruir lo que se ha acumulado durante toda la vida y convertirlo en un montón de ruinas humeantes. Podéis dedicar todos vuestros talentos y energías a la tarea de acumular tesoros en la tierra; ¿pero de qué os servirá todo esto cuando se acabe vuestra vida o cuando Jesús venga? Todo lo que habéis sido exaltado aquí en detrimento de la vida espiritual, seréis rebajados en vuestra dignidad moral ante el tribunal del gran Juez. "¿Qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?" (Mar. 8: 36). La ira de Dios descenderá sobre los que han servido a Mamón en lugar de servir a su Creador. Pero los que hayan vivido por Dios y el cielo, señalando el camino de la vida a otros, encontrarán que la senda del justo es tan resplandeciente como la luz, que brilla cada vez más hasta que el día es perfecto. Y pronto oirán esta invitación de bienvenida: "Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor" (Mat. 25: 21). El gozo de Cristo era ver a las almas salvadas en su reino glorioso; y por ese gozo "sufrió la cruz, menospreciando el oprobio" (Heb. 12: 2). Pero pronto "verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho" (Isa. 53: 11). ¡Cuán felices serán los que habiendo participado en su trabajo ahora pueden compartir su gozo!-RH, junio 23, 1885. 

 EL PODER HECHIZADOR DE SATANÁS
 Satanás se ha propuesto lograr que el mundo parezca muy atractivo. Tiene un poder hechizador que ejerce para atraer los afectos hasta de los seguidores más fieles de Cristo. 
Muchos que militan en el cristianismo están dispuestos a realizar cualquier sacrificio con tal de obtener riquezas, y cuanto más éxito tienen en sus esfuerzos por obtener el objeto de sus deseos, tanto menos se preocupan de la verdad preciosa y de su progreso en el mundo. 226 Pierden su amor por Dios y obran como hombres faltos de juicio. Cuanto más son prosperados en riqueza material, tanto menos invierten en la causa de Dios. Las obras de los que tienen un amor irracional por las riquezas muestran claramente que es imposible seguir a dos señores, a Dios y a Mamón. Revelan ante el mundo que su dios es el dinero. Rinden homenaje a su poder pero en realidad sirven al mundo. El amor al dinero se convierte en un poder dominante, y por amor a él violan la ley de Dios. Pueden profesar la religión de Cristo, pero no aman sus principios ni tienen en cuenta sus amonestaciones. Dedican lo mejor de su fuerza a servir al mundo y se inclinan ante Mamón. Es alarmante que tantos sean engañados por Satanás. El estimula la imaginación con una brillante perspectiva de ganancia mundanal, y los hombres se ciegan y piensan que tienen por delante la perspectiva de una felicidad perfecta. Son atraídos por la esperanza de obtener honor, riqueza y categoría. Satanás le dice al alma: "Todo esto te daré; todo este poder y riqueza te permitirán hacer bien a tus semejantes;" pero cuando consiguen el objetivo que buscan, descubren que no tienen conexión alguna con el abnegado Redentor, no participan de la naturaleza divina. Se aferran a los tesoros terrenales y desprecian los requisitos de la abnegación, el espíritu de sacrificio y la humillación por amor a la verdad. No tienen ningún deseo de separarse de su amado tesoro terrenal sobre el que su corazón se ha fijado. Han cambiado de amo, y han aceptado servir a Mamón en lugar de servir a Cristo. Satanás se ha asegurado la adoración de esas almas engañadas por intermedio del amor a las riquezas mundanales. Se encuentra con frecuencia que el cambio de la piedad a la mundanalidad se ha efectuado en forma imperceptible mediante las astutas insinuaciones del maligno, en tal forma que el alma engañada no se da cuenta que se ha alejado 227de Cristo y que le sirve tan sólo nominalmente.-RH, sept. 23, 1890. 

 ALEJAMIENTO DEL ESPÍRITU DE SACRIFICIO DE LOS PIONEROS 
Hubo un tiempo cuando había sólo pocas personas que escuchaban la verdad y la aceptaban, y éstas no poseían muchos bienes terrenales. Y llegó el momento cuando fue necesario que algunos vendieran sus casas y sus tierras para comprar otras más baratas a fin de entregar al Señor el dinero sobrante para publicar la verdad y ayudar de otro modo a promover la causa de Dios. Esas personas con espíritu de sacrificio tuvieron que soportar privaciones; pero los que perseveran hasta el fin, éstos recibirán su recompensa. Dios ha estado obrando sobre muchos corazones. Ha triunfado la verdad por la cual unos pocos realizaron tanto sacrificio, y ha sido recibida por las multitudes. En la providencia de Dios, gente que posee recursos económicos ha sido llevada a la verdad para que, a medida que la obra progresa, las necesidades de su causa puedan ser satisfechas. Dios no pide ahora las casas donde vive su pueblo; pero si los que poseen abundancia de bienes no escuchan su voz, no se separan del mundo y no se sacrifican por Dios, él los pasará por alto y llamará a los que están dispuestos a hacer cualquier cosa por Jesús, aun a vender sus casas para satisfacer las necesidades de la causa. Dios recibirá ofrendas voluntarias. Los que dan deben considerar un privilegio hacerlo así.-RH, sept. 16, 1884. 

El pueblo de Dios está a prueba ante el universo celestial; pero la escasez de sus donaciones y ofrendas y la debilidad de sus esfuerzos en el servicio de Dios los señalan como infieles. Si lo poco que ahora se realiza fuera lo mejor que ellos pueden hacer, no estarían bajo condenación, pero con los recursos que poseen podrían hacer 228 mucho más. Ellos saben, y el mundo también lo sabe, que en gran medida han perdido el espíritu de abnegación y se han negado a llevar su cruz.-6 T 445, 446. 

 CADA UNO SERÁ PROBADO 
A Mateo en su riqueza, y a Andrés y Pedro en su pobreza, llegó la misma prueba, y cada uno hizo la misma consagración. En el momento del éxito, cuando las redes estaban llenas de peces y eran más fuertes los impulsos de la vida antigua, Jesús pidió a los discípulos, a orillas del mar, que lo dejasen todo para dedicarse a la obra del Evangelio. Así también es probada cada alma para ver si el deseo de los bienes temporales prima sobre la comunión con Cristo. Los buenos principios son siempre exigentes. 

Nadie puede tener éxito en el servicio de Dios a menos que todo su corazón esté en la obra, y tenga todas las cosas por pérdida frente a la excelencia del conocimiento de Cristo. 

Nadie que haga reserva alguna puede ser discípulo de Cristo, y mucho menos puede ser su colaborador. Cuando los hombres aprecien la gran salvación, se verá en su vida el sacrificio propio que se vio en la de Cristo. Se regocijarán en seguirle a dondequiera que los guíe. DTG 239. 229 

 43. PROCURANDO SERVIR A DIOS Y A MAMON.
 Existe el peligro de perderlo todo mientras se persigue la ganancia mundanal, porque los intereses superiores se olvidan en la febril ansiedad de conseguir riqueza terrenal. 
 Las preocupaciones y los sobresaltos inherentes a la tarea de hacerse tesoros en la tierra no deja tiempo ni deseo para apreciar el valor de las riquezas eternas. . . "Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón" (Mat. 6: 21). 
 Vuestros pensamientos, planes y motivos tendrán un molde terreno, y vuestra alma será contaminada por la codicia y el egoísmo. "Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?" (Mat. 16: 26). . . 

El corazón humano puede ser la morada del Espíritu Santo. La paz de Cristo, que sobrepasa todo entendimiento puede inundar vuestra alma; y el poder transformador de su gracia puede obrar en vuestra vida, y prepararos para las mansiones gloriosas. Pero si empleáis el cerebro, los nervios y los músculos para servir al yo, no estáis convirtiendo a Dios y el cielo en el primer objetivo de vuestra vida.

 Es imposible que entretejáis las gracias de Cristo en vuestro carácter mientras colocáis todas vuestras energías del lado del mundo. 

 Podéis tener éxito en la tarea de acumular tesoros en la tierra, para glorificar el yo; pero "donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón". Las cosas de importancia eterna ocuparán un lugar secundario. Podéis participar en las formas exteriores del culto, pero vuestro servicio será una abominación para el Dios del cielo. 230 No podéis servir a Dios y a Mamón. Entregaréis vuestro corazón y colocaréis vuestra voluntad al lado de Dios o bien dedicaréis vuestras energías al servicio del mundo. Dios no aceptará un servicio prestado a medias.- RH, sept. 1, 1910. 

REALIDAD PERDURABLE O SOMBRA PASAJERA
 Cristo invita a los miembros de su iglesia a apreciar la esperanza verdadera y genuina del Evangelio. Señala hacia lo alto y les asegura definidamente que las riquezas perdurables están arriba y no abajo. Su esperanza está en el cielo y no en el mundo. "Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia" , nos dice; "y todas estas cosas", todo lo que es esencial para nuestro bien, "os serán añadidas" (Mat. 6: 33). En el caso de muchos, las cosas de este mundo oscurecen la gloriosa visión del eterno peso de gloria que espera a los santos del Altísimo. No pueden separar lo verdadero, lo auténtico y la realidad perdurable, de lo falso, lo contrahecho y la sombra pasajera. Cristo los insta a quitar de delante de sus ojos lo que oscurece su visión de las realidades eternas. El insiste en la supresión de lo que les hace confundir los fantasmas con las cosas reales, y las cosas reales con los fantasmas. Dios insta a los suyos que apliquen la fuerza del cuerpo, la mente y el alma a la tarea que él espera que realicen. Los invita a comprobar por sí mismos que las ganancias y ventajas de esta vida no son dignas de compararse con las riquezas reservadas para los que buscan la vida eterna en forma diligente y racional.-RH, junio 23, 1904. 

 ABSORTOS EN LA BÚSQUEDA DE RIQUEZAS
 El enemigo trabaja ahora tan incansablemente como trabajaba antes del diluvio. Mediante el uso de diversas empresas e invenciones, trabaja diligentemente para 231 mantener las mentes humanas absortas en las cosas de este mundo. Está utilizando todo su ingenio para inducir a los hombres a obrar neciamente, para mantenerlos absortos en empresas comerciales, a fin de poner en peligro su esperanza de alcanzar la vida eterna. El proyecta los inventos que ponen en peligro la vida humana. Bajo su dirección, los hombres ponen por obra lo que él inventa. Llegan a estar tan ensimismados en la búsqueda de riqueza y poder mundanal que no prestan atención a un "así dice Jehová". Satanás se regocija al ver que tiene éxito en su propósito de mantener las mentes alejadas de la consideración de los asuntos solemnes e importantes que tienen que ver con la vida eterna. Trata de sacar de la mente el pensamiento de Dios y de colocar en su lugar la mundanalidad y el comercialismo. Desea mantener el mundo en tinieblas. Es su propósito premeditado inducir a los hombres a olvidar a Dios y el cielo, y poner a todas las almas que pueda bajo su propia jurisdicción. Y con este fin promueve empresas e invenciones que ocuparán la atención de los hombres de tal modo que no dispondrán de tiempo para pensar en los asuntos celestiales. El pueblo de Dios debe despertar ahora para llevar a cabo la obra que ha descuidado. Debemos poner en juego todas las energías de la mente en la planificación de esta obra. No debemos economizar ningún esfuerzo para presentar la verdad tal como fue revelada por Jesús, en forma tan sencilla y sin embargo con tanta fuerza que las mentes queden poderosamente impresionadas. Debemos hacer planes para trabajar en una forma que requiera la menor cantidad posible de recursos, porque la obra debe extenderse hasta las regiones más alejadas. 
RH, dic. 15, 1910. 

 UNA LECCIÓN DE JUDAS 
Judas poseía cualidades valiosas, pero en su carácter había algunos rasgos que debían ser extirpados antes que él 232 pudiera salvarse. Debía nacer de nuevo, no de una semilla corruptible sino de una incorruptible. Su gran tendencia heredada y cultivada hacia el mal era la codicia. Y ésta, mediante la práctica, se convirtió en un hábito que él hizo intervenir en todas sus transacciones. Sus hábitos de economía promovieron en él un espíritu tacaño, y éste se convirtió en una trampa fatal. La ganancia llegó a ser su medida de una experiencia religiosa correcta, y toda virtud genuina fue subordinada a esto. Los principios de rectitud y justicia practicados por Cristo no hallaron cabida en las prácticas de su vida. . . Como Cristo sabía que estaba siendo corrompido por la codicia, le dio el privilegio de oír muchas lecciones. Oyó a Cristo formular los principios que debían tener todos los que quisieran entrar en su reino eterno. Tuvo toda oportunidad posible de recibir a Cristo como su Salvador personal, pero rehusó este don. No quiso someter a Cristo sus métodos y su voluntad. No practicó lo que contrariaba sus inclinaciones personales, y por lo tanto su espíritu muy avariento no fue corregido. Mientras continuó siendo un discípulo exteriormente, y hasta en la presencia misma de Cristo, se apoderaba de los recursos que pertenecían a la tesorería del Señor. . . Judas pudo haber recibido el beneficio de estas lecciones, si hubiera poseído el deseo de tener un corazón recto; pero su tendencia a adquirir lo venció, y el amor al dinero se convirtió en una fuerza predominante. Mediante la indulgencia permitió que este rasgo creciera en su carácter y arraigara profundamente, a tal punto que desplazó la buena semilla de la verdad sembrada en su corazón.-RH, oct. 5, 1897. 

 ENCEGUECIDOS POR EL AMOR AL MUNDO
 La causa de Dios debe ocupar el primer lugar en nuestros planes y afectos. Se necesita presentar un mensaje 233 directo concerniente a la complacencia del yo mientras la causa de Dios carece de recursos. Algunos están tan fríos y apartados que no comprenden que están fijando sus afectos sobre tesoros terrenales que pronto serán barridos para siempre. El amor al mundo los está trabando como un grueso vestido; y a menos que cambien su proceder, nunca sabrán cuán preciosa es la práctica de la abnegación por amor a Cristo. Todos nuestros ídolos, nuestro amor al mundo, deben ser expulsados del corazón. Hay ministros y amigos fieles que ven el peligro que rodea a esas almas que se han atado a sí mismas, y que les presentan fielmente el error de su conducta; pero los que son reprochados en lugar de aceptar las amonestaciones en el espíritu en que fueron dadas, beneficiándose con ellas, se levantan contra los que tratan con ellos fielmente. Ojalá que se levantaran de su letargo espiritual y se familiarizaran con Dios. El mundo está cerrando sus ojos para que no vean a Aquel que es invisible. Son incapaces de discernir las cosas más preciosas que son de interés eterno, pero ven la verdad de Dios en una luz tan débil que llega a parecerles de poquísimo valor. La partícula más ínfima relacionada con sus intereses temporales asume proporciones gigantescas, mientras los asuntos concernientes a la eternidad escapan a su noticia.-RH, oct. 31, 1893.

 DESTRUCCIÓN DE LA GENEROSIDAD AUTÉNTICA
 Los que se hallan comparativamente en la pobreza son los que hacen más para sostener la causa de Dios. Son generosos con lo poco que poseen. Han fortalecido sus impulsos generosos por la liberalidad continua. Como sus gastos casi equivalían a sus entradas, su pasión por las riquezas terrenales no tuvo cabida ni oportunidad de fortalecerse. Pero son muchos los que, al comenzar a juntar riquezas materiales, calculan cuánto tardarán en poseer cierta suma. 234 En su afán de acumular una fortuna, dejan de enriquecerse para con Dios. Su generosidad no se mantiene a la par con lo que reúnen. A medida que aumenta su pasión por las riquezas, sus afectos se entrelazan con su tesoro. El aumento de su propiedad fortalece el intenso deseo de tener más, hasta que algunos consideran que el dar al Señor el diezmo es una contribución severa e injusta. La inspiración ha declarado: "Cuando se aumenten las riquezas, no pongáis en ellas vuestro corazón" (Sal. 62: 10, VM). Muchos han dicho: "Si yo fuese tan rico como Fulano, multiplicaría mis donativos para la tesorería de Dios. No haría otra cosa con mi riqueza sino emplearla para el adelantamiento de la causa de Dios". Dios ha probado a algunos de éstos dándoles riquezas; pero con éstas las tentaciones se hicieron más intensas, y su generosidad fue mucho menor que en los días de su pobreza. Un ambicioso deseo de mayores riquezas absorbió su mente y corazón, y cometieron idolatría.-JT 1, 383, 384. Algunos, cuando están en la pobreza, son generosos con lo poco que tienen; pero a medida que adquieren propiedades se vuelven avaros. Tienen muy poca fe, porque no siguen adelantando a medida que prosperan, y no dan a la causa de Dios hasta el sacrificio.
JT 1, 466. 235 

 44. PROFESANTES VANOS. 
Las Escrituras hablan de un grupo numeroso de profesantes que no son hacedores. Muchos que pretenden creer en Dios lo niegan con sus obras. Su adoración del dinero, las casas y los terrenos los señalan como idólatras y apóstatas. Todo egoísmo es codicia, y por lo tanto es idolatría. Muchos que han hecho inscribir sus nombres en los libros de la iglesia como creyentes en Dios y en la Biblia, están adorando los bienes que el Señor les ha confiado para que ellos fuesen sus administradores. No se inclinan literalmente ante su riqueza terrenal, pero ésta de todos modos es su dios. Son adoradores de Mamón. Honran las cosas de este mundo con un homenaje que pertenece al Creador. El que ve y conoce todas las cosas registra la falsedad de su profesión de piedad. Dios queda excluido del templo del alma de un cristiano mundano, a fin de que la política mundanal tenga abundante lugar. El dinero es su dios. Pertenece a Jehová, pero aquel a quien ha sido confiado rehúsa dejarlo fluir en términos de obras de benevolencia. Si lo hubiese utilizado de acuerdo con el propósito de Dios, el incienso de sus buenas obras habría ascendido al cielo, y de miles de almas convertidas se habrían oído los himnos de alabanza y agradecimiento. 

Nuestro dinero debería ser empleado para promover el reino de Dios, para despertar a los que están muertos en sus faltas y pecados y para hablar a los pecadores acerca 236 del bálsamo sanador del amor del Salvador. 

 Pero con demasiada frecuencia se emplea el dinero para la glorificación del yo. En vez de constituir el medio para llevar a las almas al conocimiento de Dios y de Cristo, provocando en esta forma alabanza y gratitud al Dador de todo bien, las posesiones terrenales han sido el medio para eclipsar la gloria de Dios y oscurecer la vista del cielo. 

 Mediante el uso equivocado del dinero el mundo se ha llenado de prácticas impías. La puerta de la mente ha sido cerrada contra el Redentor. Dios declara: "Tu plata y tu oro son míos" (1 Rey. 20: 3). El mantiene una estricta cuenta con cada hijo e hija de Adán a fin de saber en qué formas utilizan sus recursos. Los mundanos podrán decir: "Pero yo no soy cristiano. No profeso servir a Dios". ¿Pero los hace esto menos culpables por enterrar sus medios y recursos económicos en empresas mundanales, a fin de promover sus intereses egoístas?

Hablo a los que no conocen a Dios, que lleguen a leer estas líneas, porque en su providencia pueden ser llevadas a su atención. ¿Qué estáis haciendo con los bienes de vuestro Señor? ¿Qué estáis haciendo con las facultades físicas y mentales que él os ha dado? ¿Podéis por vosotros mismos mantener en movimiento la maquinaria humana? 

 Si Dios pronunciara una sola palabra para indicar que debéis morir, de inmediato caeríais en el reposo de la muerte. Día a día, hora a hora, minuto a minuto, Dios obra mediante su poder infinito para manteneros vivos. Él es quien proporciona el aliento que mantiene la vida en vuestro cuerpo. Si Dios descuidara al hombre así como éste descuida a Dios, ¿qué ocurriría con la humanidad? 

El gran Médico misionero se interesa en la obra de sus manos. Presenta a los hombres el peligro que hay en cerrar la puerta del corazón contra el Salvador, diciéndoles: "Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿ por qué moriréis?" (Eze. 33: 11). 
RH, mayo 23, 1907. 237 

 UN TÍTULO DE LAS POSESIONES CELESTIALES 
Llegará un día cuando "arrojará el hombre a los topos y murciélagos sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que le hicieron para que adorase, y se meterá en las hendiduras de las rocas y en las cavernas de las peñas, por la presencia formidable de Jehová, y por el resplandor de su majestad" (Isa. 2: 20, 21). Las riquezas del mundo no servirán de nada en el día de la ira, pero la fe y la obediencia serán las que proporcionarán la victoria. Tendremos que echar mano de toda la fe que poseamos. Debemos acostumbrarnos a hablar de la fe y prepararnos para la vida futura. ¡Qué esfuerzos diligentes realizan los hombres para conseguir un título legal de sus tierras! Deben tener escrituras que resistan la prueba de la ley. El dueño no queda satisfecho hasta que se asegura que su título no tiene ninguna falla. Ojalá que los hombres fuesen tan diligentes para obtener un título de sus posesiones celestiales que resista la prueba de la ley. El apóstol exhorta a los seguidores de Dios a actuar con diligencia para asegurarse de su llamamiento y elección. No debe haber error ni falla en vuestro título a la inmortalidad. El Salvador dice: "Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad" (Apoc. 22: 14). RH, abril 30, 1899. 

 LAS RIQUEZAS ETERNAS SON DESPRECIADAS
 El Señor mira con lástima a los que se dejan recargar con preocupaciones domésticas y perplejidades comerciales. Se enredan con demasiado servicio y descuidan lo que es esencial. El Salvador dice: "Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas" (Mat. 6: 33). Esto significa que hay que apartar la vista de este mundo para dirigirla hacia lo que es eterno. Realizad vuestros esfuerzos más diligentes para obtener las cosas que Dios estima de valor y por las cuales Cristo dio 238 su vida preciosa a fin de que vosotros podáis obtenerlas. Su sacrificio ha abierto de par en par las puertas del comercio celestial. Depositad vuestro tesoro junto al trono de Dios haciendo con el capital que os ha confiado la obra que él desea que se realice en la ganancia de almas al conocimiento de la verdad. Esto os asegurará las riquezas eternas. . . 

Cuando pensamos en el gran don hecho por el cielo para la salvación de un mundo pecador, y luego consideramos las ofrendas que podemos dar, nos resistimos a compararlos. Los recursos que pudieran exigirse a todo el universo no podrían compararse con ese único don. Se puso de manifiesto un amor inconmensurable cuando Aquel que es igual con el Padre vino para pagar el precio de las almas de los hombres, a fin de llevarlos a la vida eterna. ¿Podrán los que profesan el nombre de Cristo no ver ninguna atracción en el Redentor del mundo, ser indiferentes a la posesión de la verdad y la justicia, y apartarse de las riquezas eternas para dedicarse a las terrenales? "Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios" (Juan 3: 19 -21). 

Este mensaje evangélico constituye uno de los pasajes más preciosos del Nuevo Testamento. Cuando es aceptado produce en las vidas de los que lo reciben buenas obras cuyo valor sobrepasa en mucho al de los diamantes y el oro. Tiene poder para producir alegría y consuelo en la vida terrenal y para derramar la vida eterna sobre el creyente. Ojalá que la gracia ilumine de tal manera nuestro entendimiento para que comprendamos plenamente su significado. El Padre nos está diciendo: Derramé sobre vosotros 239 un tesoro más precioso que cualquier posesión terrenal, un tesoro que os enriquecerá y os hará felices para siempre.-RH, marzo 5, 1908. 

¡CUÁN CONTRADICTORIO! ¡CUÁN INDIGNO! 
Cristo declara: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame" (Mat. 16: 24). Los que están vestidos con el traje de bodas, el manto de la justicia de Cristo, no dudarán acerca de si deben levantar la cruz y seguir en las pisadas del Salvador. Voluntariamente y con gozo obedecerán sus mandamientos. Las almas perecen lejos de Cristo. Cuán contradictorio, entonces, es todo esfuerzo que se realiza para conseguir puestos y riquezas. ¡Cuán débiles son los motivos que Satanás puede presentar, que el egoísmo y la ambición pueden proporcionar, en comparación con las lecciones que Cristo ha dado en su Palabra! ¡Cuán indigna es la recompensa que el mundo ofrece comparada con la que nos promete nuestro Padre celestial!
RH, sept. 19, 1899. 

 DIOS PROVEERÁ 
Si bien es cierto que los hombres deben velar para que ninguno de los bienes dados por la Providencia se malgaste innecesariamente, también lo es que un espíritu mezquino y acumulador debe ser vencido. De lo contrario esta tendencia llevará a realizar tratos con falta de honradez, e injustos, lo cual Dios aborrece. Los cristianos no deberían permitir ser perturbados por preocupaciones ansiosas por las necesidades de la vida. Si los hombres aman y obedecen a Dios, y cumplen su parte, Dios satisfará todas sus necesidades. 

Aunque los recursos para subvenir a las necesidades de la vida diaria deben obtenerse con el sudor de la frente, no debemos desconfiar de Dios, porque en el gran plan de su providencia él suplirá lo que se necesite cada día. 

 Esta lección de Cristo constituye un reproche para los 240 pensamientos ansiosos, las perplejidades y las dudas del corazón infiel. Nadie puede añadir un palmo a su estatura, no importa cuánto se esfuerce por conseguirlo. No es menos irrazonable angustiarse por el día de mañana y sus necesidades. Cumplid con vuestro deber y confiad en Dios, porque él sabe de qué cosas tenéis necesidad. 
RH, sept. 18, 1888. 

 PARA UN ESTUDIO ADICIONAL 
El amor al mundo, JT 1, 405 - 410. 
La mundanalidad en la iglesia, 2 T 196 - 199.
 La visión de las dos coronas, JT 1, 125 - 130. 
Idea engañosa de adquirir riqueza para ayudar a la causa de Dios, 
1T 476, 477. 
El engaño de las riquezas (una experiencia personal). 2 T 275 - 283.
Cuanto más aman los hombres las riquezas terrenales, tanto más se apartan de Dios, JT 1, 405, 406.
Mediante el amor a las riquezas Satanás conquista la adoración 
JT 1, 407. 
Enriqueciéndose en cosas terrenales, pero no en los asuntos de Dios. 
2 T 196. 
Es alarmante que tantos sean engañados por Satanás, JT 1, 407. 
La búsqueda de riquezas es una especie de locura, 5 T 261. 
La conversación revela dónde está el tesoro, 2 T 59.
 Adquisición de riquezas por medios no honrados, 4 T 489 - 491.
Los ángeles se asombran ante el egoísmo de los cristianos, 4 T 475.
El engaño de las riquezas, 1 T 476 - 478. 
Trabajo inmoderado para adquirir riquezas, 1 T 476. 
El egoísmo ata a muchos como con bandas de hierro, 2 T 197.
 Una razón por la que estamos enfermos como pueblo, 2 T 199. 
La prosperidad está cegando los ojos y engañando el alma. 
2 T 183, 184. 
Los cuidados de la vida afectan en la forma como la bebida afecta al borracho, 5 T 258, 259.
 Los mezquinos y codiciosos deberían alarmarse por su suerte.
 1T 494. 241 
 La acumulación de propiedades implica un gran peligro, 1 T 492. 
Las transacciones de negocios temporales son necesarias, pero no deben ser absorbentes, JT 2, 160. 
Ambición de riquezas y honores entre los miembros de la iglesia, 
JT 2, 157. 
La estrategia de Satanás para derrotar a la iglesia, PE 265 - 269. 
Primeras advertencias de los Testimonios, JT 1, 30 - 32. 
Manifestación de falta de fe en el cuidado de Dios, 2 T - 656 - 658. 245

No hay comentarios.:

Publicar un comentario