39. EL MOTIVO VERDADERO EN TODO SERVICIO.
En los tiempos de Cristo los fariseos procuraban constantemente ganar el favor del cielo para disfrutar de prosperidad y honores mundanos, que para ellos constituían la recompensa de la virtud. Al mismo tiempo hacían alarde de sus actos de caridad para atraer la atención del público y ganar así renombre de santidad.
Jesús censuró esta ostentación, declarando que Dios no reconoce un servicio tal, y que la adulación y admiración populares que ellos buscaban con tanta avidez eran la única recompensa que recibirían.
"Cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público".
Con estas palabras, Jesús no quiso enseñar que los actos benévolos deben guardarse siempre en secreto. El apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, no ocultó el sacrificio personal de los generosos cristianos de Macedonia, sino que se refirió a la gracia que Cristo había manifestado en ellos, y así otros se sintieron movidos por el mismo espíritu. Escribió también a la iglesia de Corinto: "Vuestro ejemplo ha estimulado a muchos" .
Las propias palabras de Cristo expresan claramente lo que quería decir, a saber, que en la realización de actos de caridad no se deben buscar las alabanzas ni los honores de los hombres. La piedad verdadera no impulsa a la ostentación. Los que desean palabras de alabanza y adulación, y las saborean como delicioso manjar, son meramente cristianos de nombre. 206
Por sus obras buenas, los seguidores de Cristo deben dar gloria, no a sí mismos, sino al que les ha dado gracia y poder para obrar. Toda obra buena se cumple solamente por el Espíritu Santo, y éste es dado para glorificar, no al que lo recibe, sino al Dador. Cuando la luz de Cristo brille en el alma, los labios pronunciarán alabanzas y agradecimiento a Dios. Nuestras oraciones, nuestro cumplimiento del deber, nuestra benevolencia, nuestro sacrificio personal, no serán el tema de nuestros pensamientos ni de nuestra conversación. Jesús será magnificado, el yo se esconderá y se verá que Cristo reina supremo en nuestra vida.
Hemos de dar sinceramente, mas no con el fin de alardear de nuestras buenas acciones, sino por amor y simpatía hacia los que sufren. La sinceridad del propósito y la bondad genuina del corazón son los motivos apreciados por el cielo. Dios considera más preciosa que el oro de Ofir el alma que lo ama sinceramente y de todo corazón. No hemos de pensar en el galardón, sino en el servicio.-DMJ 69-71.
SE ANOTA EL MOTIVO POR EL QUE SE DA
Se me mostró que el ángel registrador anota fielmente lo que se relaciona con cada ofrenda dedicada a Dios y colocada en la tesorería y también registra el resultado final de los medios así donados. El ojo de Dios percibe cada blanca dedicada a su causa y la voluntad o renuencia del donante. También se registra el motivo por el cual se da. Las personas que realizan sacrificios y que son consagradas, que devuelven a Dios las cosas que son suyas, tal como él lo ha requerido de ellos, serán recompensadas de acuerdo con sus obras. 2 T 518, 519.
MOTIVOS MÁS ELEVADOS QUE LA SIMPATÍA
Las tinieblas morales de un mundo arruinado suplican a cada cristiano que realice un esfuerzo, que dé de sus 207 recursos y preste su influencia para asemejarse a Aquel que aunque poseía riquezas infinitas se hizo pobre por causa nuestra. El Espíritu de Dios no puede morar con aquellos a quienes mandó el mensaje de su verdad, pero que necesitan que se les ruegue antes de sentir su deber de colaborar con Cristo. El apóstol pone de relieve el deber de dar por motivos superiores a la mera simpatía humana, porque los sentimientos sean conmovidos. Da realce al principio de que debemos trabajar abnegadamente y con sinceridad para gloria de Dios. JT 1, 370, 371.
EL AMOR COMO PRINCIPIO DE ACCIÓN
El amor debe ser el principio que impulse a obrar. El amor es el principio fundamental del gobierno de Dios en los cielos y en la tierra, y debe ser el fundamento del carácter del cristiano. Sólo este elemento puede hacer estable al cristiano. Sólo esto puede habilitarlo para resistir la prueba y la tentación.
Y el amor se revelará en el sacrificio. El plan de redención fue fundado en el sacrificio, un sacrificio tan amplio y tan profundo y tan alto que es inconmensurable. Cristo lo dio todo por nosotros, y aquellos que reciben a Cristo deben estar listos a sacrificarlo todo por la causa de su Redentor. El pensamiento de su honor y de su gloria vendrá antes de ninguna otra cosa.
Si amamos a Jesús, amaremos vivir para él, presentar nuestras ofrendas de gratitud a él, trabajar para él. El mismo trabajo será liviano. Por su causa anhelaremos el dolor, las penalidades y el sacrificio. Simpatizaremos con su vehemente deseo de salvar a los hombres. Sentiremos por las almas el mismo tierno afán que él sintió.
Esta es la religión de Cristo. Cualquier cosa que sea menos que esto es un engaño. Ningún alma se salvará por una mera teoría de la verdad o por una profesión de 208 discipulado. No pertenecemos a Cristo a menos que seamos totalmente suyos. La tibieza en la vida cristiana es lo que hace a los hombres débiles en su propósito y volubles en sus deseos. El esfuerzo por servir al yo y a Cristo a la vez lo hace a uno oidor pedregoso, y no prevalecerá cuando la prueba le sobrevenga.-PVGM 33, 34. 209
40. OFRENDAS VOLUNTARIAS.
Todo lo que hacemos debemos hacerlo voluntariamente. Debemos llevar nuestras ofrendas con gozo y gratitud, diciendo al entregarlas: De lo recibido de tu mano te damos voluntariamente. El servicio más costoso que podamos prestar resulta insignificante cuando lo comparamos con el don que Dios hizo a nuestro mundo. Cristo es un don cada día. Dios lo dio al mundo y benignamente toma los dones que ha confiado a sus instrumentos humanos para el adelantamiento de su obra en el mundo. En esta forma mostramos que reconocemos y aceptamos que cada cosa pertenece a Dios, en forma absoluta y total.-MS 124, 1898.
Dios se deleita en honrar la ofrenda del corazón que ama, dándole la mayor eficacia en su servicio. Si hemos dado nuestro corazón a Jesús, le traeremos también nuestros donativos. Nuestro oro y plata, nuestras posesiones terrenales más preciosas, nuestros dones mentales y espirituales más elevados, serán dedicados libremente a Aquel que nos amó y se dio a sí mismo por nosotros.-DTG 46.
OFRENDAS DE GRATITUD Y EXPIACIÓN
Venid al Señor con corazones rebosantes de agradecimiento por sus misericordias pasadas y presentes, y manifestad vuestro aprecio por los beneficios de Dios llevándole vuestras ofrendas de gratitud, vuestras ofrendas voluntarias y vuestras ofrendas de expiación.
RH, enero 4, 1881.
LAS OFRENDAS HECHAS DE MALA GANA SON UNA BURLA A DIOS
Dios ha hecho a los hombres mayordomos suyos, socios con él en la gran obra de promover su reino en el mundo; 210 pero éstos pueden seguir la conducta manifestada por el siervo infiel, y al hacerlo perderán los privilegios más preciosos que se hayan concedido al hombre. Durante miles de años Dios ha trabajado mediante los instrumentos humanos, pero si él quiere puede descartar a los egoístas, a los amadores del dinero y a los codiciosos. Él no depende de nuestros recursos y por lo tanto no será restringido por el instrumento humano.
Él puede llevar a cabo su propia obra aunque nosotros no desempeñemos parte alguna en ella. ¿Pero a quién de nosotros le agradaría que el Señor hiciese eso?
Sería mucho mejor no dar nada que dar de mala gana, porque cuando compartimos nuestros recursos sin la intención de dar voluntariamente, nos burlamos de Dios. Recordemos que estamos tratando con Alguien de quien dependemos para recibir toda bendición, con Alguien que lee cada pensamiento de nuestro corazón y hasta los propósitos de la mente.-RH, mayo 15, 1900.
EL DADOR ALEGRE ES ACEPTADO
"Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre"
(2 Cor. 9: 6, 7).
Si obramos de acuerdo con el espíritu de este consejo, podemos invitar al Ser divino para que revise las cuentas de nuestros asuntos temporales. Comprenderemos que estamos dando únicamente ofrendas de lo que nuestro Señor nos ha confiado.
Todas nuestras ofrendas debemos presentarlas con gozo, porque proceden de los fondos que el Señor ha considerado conveniente colocar en nuestras manos con el propósito de llevar adelante su obra en el mundo, a fin de que el estandarte de la verdad pueda ser desplegado en las zonas 211 rurales y urbanas del mundo. Si todos los que profesan la verdad quisieran dar al Señor lo que le pertenece en términos de diezmos, donativos y ofrendas, habría alimento en la casa del Señor .
La causa de la liberalidad no dependería más de los donativos inciertos hechos por impulso y que varían de acuerdo con los sentimientos de los hombres. Los derechos de Dios serían aceptados de buena gana y se consideraría que su causa tiene derecho legítimo a una parte de los fondos confiados a nuestras manos.
Cada mayordomo fiel debería estar más ansioso de aumentar la porción de donativos que coloca en la tesorería del Señor antes que en disminuir su ofrenda en una jota o un tilde.
¿A quién está sirviendo?
¿Para quién está preparando una ofrenda?
Para Aquel de quien depende para recibir todas las buenas cosas de las que disfruta. Por lo tanto, que ninguno de nosotros que recibe la gracia de Cristo dé ocasión para que los ángeles se avergüencen de nosotros y para que Jesús se avergüence de llamarnos hermanos.
¿Cultivaremos la ingratitud y la pondremos de manifiesto por medio de nuestras prácticas mezquinas al dar para la causa de Dios? ¡No, no! Entreguémonos a nosotros mismos como un sacrificio vivo y demos nuestro todo a Jesús. Todo le pertenece; somos una posesión adquirida por él. Los que reciben su gracia, los que contemplan la cruz del Calvario, no tendrán duda acerca de la proporción que deben dar, sino que comprenderán que la ofrenda más cuantiosa carece de valor y no puede compararse con el gran don del Hijo unigénito del Dios infinito. Por medio de la abnegación hasta el más pobre encontrará la manera de conseguir algo para devolverlo a Dios.-RH, julio 14, 1896. 212
41. MÉTODOS POPULARES DE INCENTIVO.
En nuestros días vemos que las iglesias estimulan las comilonas, la glotonería y la disipación por medio de comidas, ferias, bailes y festivales establecidos con el propósito de reunir fondos para la tesorería de la iglesia. Este es un método inventado por mentes carnales para conseguir recursos sin realizar sacrificios.
Este ejemplo impresiona las mentes juveniles. Ven que las loterías, las ferias y los juegos de azar son aprobados por la iglesia, y piensan que hay algo fascinador en este modo de obtener recursos. El joven es rodeado por las tentaciones. Entra a la galería de juegos de bolos, al salón donde se practican juegos de azar, para ver de qué se trata. Ve el dinero que recibe el ganador. Eso le parece interesante. Parece una forma más fácil de obtener dinero que mediante el trabajo honrado que requiere energía perseverante y economía estricta. Piensa que eso no puede causar daño alguno, porque juegos similares han sido utilizados para obtener recursos para beneficio de la iglesia. ¿Entonces por qué él no podría ayudarse en la misma forma?
Posee un poco de dinero y se arriesga a invertirlo pensando que le proporcionará una gran suma. Sea que gane o pierda, ha iniciado el camino descendente que lo llevará a la ruina. Pero fue el ejemplo de la iglesia el que lo indujo a aventurarse por el camino falso.
OFRENDAS COJAS Y ENFERMAS
Alejémonos de todas estas corrupciones, disipaciones y festivales practicados en la iglesia y que ejercen una 213 influencia desmoralizadora sobre jóvenes y adultos. No tenemos derecho de cubrirlo con una capa de santidad porque los recursos obtenidos hayan de emplearse para beneficio de la iglesia. Tales ofrendas son cojas y enfermas, y llevan la maldición de Dios. Son el precio de las almas. Aunque desde el púlpito se patrocinen los festivales, los bailes, las loterías, las ferias y las comilonas abundantes para obtener recursos para la iglesia, nosotros no debemos participar en ninguna de estas cosas, porque si lo hacemos experimentaremos el desagrado de Dios. No debemos proponernos estimular la concupiscencia del apetito o recurrir a los entretenimientos carnales para persuadir a los seguidores profesos de Cristo a dar de los recursos que Dios les ha concedido. Si no dan voluntariamente, por amor a Cristo, la ofrenda en ningún caso será aceptable para Dios.
CARACTERES ARRUINADOS
La muerte, vestida con la librea del cielo, acecha en los caminos que recorren los jóvenes. El pecado está recubierto por la santidad de la iglesia. Estas diversas formas de diversión que se practican en las iglesias en nuestros días han arruinado a miles que, si no hubiera sido por ellas habrían podido permanecer firmes y llegar a ser fieles seguidores de Cristo. Estos festivales de moda de las iglesias y estas representaciones teatrales han hecho naufragar el carácter de muchos, y miles más serán destruidos; sin embargo la gente no se percatará del peligro ni de la terrible influencia ejercida. Muchos hombres y mujeres jóvenes han perdido sus almas a causa de esas influencias corruptoras. RH, nov. 21, 1878.
CUANDO SE DA POR RAZONES EGOÍSTAS
En reuniones presuntamente cristianas Satanás arroja un manto religioso sobre placeres engañosos y jaranas impías para darles una apariencia de santidad, y las conciencias de 214 muchas personas son aquietadas porque se reúnen recursos para sufragar los gastos de la iglesia. Los hombres rehúsan dar por amor a Dios, pero están dispuestos a entregar su dinero por amor a los placeres, la complacencia del apetito y razones egoístas.
¿Debe recurrirse a esta práctica para sostener financieramente a la iglesia debido a que no hay poder en las lecciones de Cristo sobre la liberalidad, en su ejemplo y en la gracia de Dios que obra en los corazones para inducir a los hombres a glorificar a Dios con sus recursos financieros? El daño causado a la salud física, mental y moral en estas reuniones de diversión y glotonería no es pequeño. Y el día del ajuste de cuentas final revelará que hay almas que se perdieron mediante la influencia de esas reuniones donde reinó la algazara y la locura.
Resulta deplorable que las consideraciones sagradas y eternas no tengan el mismo poder de los tentadores sobornos de las comilonas y las diversiones corrientes, para abrir los corazones de los presuntos seguidores de Cristo a fin de que den ofrendas voluntarias para sostener el Evangelio. Es una triste realidad el que estos incentivos predominarán cuando las cosas sagradas y eternas no tendrán fuerza para influir en el corazón para que éste haga obras de benevolencia.
MOISÉS NO INSTITUYÓ EL JUEGO DE LOTERÍA
El plan de Moisés puesto en práctica en el desierto para reunir recursos financieros tuvo un tremendo éxito. No fue necesario compeler a nadie. Moisés no preparó ningún gran banquete. No invitó a la gente a reuniones de alborozo, de baile y de diversiones comunes. Tampoco instituyó juegos de lotería ni cosa alguna profana para obtener recursos a fin de levantar el tabernáculo de Dios en el desierto. Dios ordenó a Moisés que invitara a los israelitas a llevar sus ofrendas. Moisés debía aceptar los donativos de 215 cada persona que diera voluntariamente, con sinceridad de corazón. Esas ofrendas voluntarias llegaron en tanta abundancia que Moisés tuvo que decir que no llevaran más. No debían llevar más donativos porque habían dado abundantemente, más de lo que se necesitaba. Las tentaciones de Satanás vencen a los supuestos seguidores de Cristo en lo que se refiere a la complacencia del placer y el apetito. Disfrazado de ángel de luz, citará las Escrituras para justificar las tentaciones que coloca delante de los hombres para que complazcan el apetito y se dediquen a placeres mundanos que satisfacen el corazón carnal. Los presuntos seguidores de Cristo son débiles en fuerza moral y quedan fascinados por el soborno que Satanás les ofrece, y así éste gana la victoria.
¿Cómo considera Dios las iglesias que se sostienen recurriendo a tales métodos? Cristo no puede aceptar esas ofrendas porque no son dadas por amor y devoción a él, sino que son promovidas por la idolatría del yo. Esto se debe a que lo que muchos no harían por amor a Cristo lo hacen por amor a los manjares exquisitos que gratifican el apetito y por amor a las diversiones mundanales que complacen el corazón carnal.-RH, oct. 13, 1874.
REPITIENDO EL PECADO DE NADAB Y ABIÚ
Los cristianos presuntos rechazan el plan de Dios para reunir recursos para su obra; ¿y de qué echan mano para suplir la falta? Dios ve la impiedad del método que adoptan. Los lugares de culto son contaminados con toda clase de disipación idólatra, a fin de ganar un poquito de dinero de los amadores egoístas de los placeres para pagar las deudas de la iglesia o sustentar la obra que ésta realiza. Muchas de esas personas no darían por voluntad propia ni un chelín con propósitos religiosos.
¿Dónde en las instrucciones dadas por Dios para el sostén de su obra, encontramos mención alguna acerca de tómbolas de beneficencia, 216 ciertos, venta de caridad y otros entretenimientos similares? ¿Debe la causa de Dios depender precisamente de las cosas que él ha prohibido en su Palabra -de esas cosas que apartan la mente de Dios, de la sobriedad, la piedad y la santidad?
¿Y qué impresión se realiza con esto sobre la mente de los incrédulos?
Las elevadas normas de la Palabra de Dios son arrastradas en el polvo. Y así se atrae oprobio sobre Dios y el nombre cristiano. Los principios más corrompidos son fortalecidos por este método no bíblico de reunir recursos financieros. Y eso es lo que Satanás desea que ocurra. Los hombres están repitiendo el pecado de Nadab y Abiú. Están utilizando fuego profano en lugar de fuego sagrado en el servicio de Dios. El Señor no acepta tales ofrendas.
Todos estos métodos para llevar dinero a su tesorería constituyen una abominación para él. Es una falsa devoción la que promueve tales procedimientos. ¡Cuánta ceguera e infatuación afectan a muchos que pretenden ser cristianos! Los miembros de la iglesia están haciendo lo mismo que los habitantes del mundo que vivían en los días de Noé, cuando sus pensamientos se dirigían continuamente hacia el mal. Todos los que temen a Dios aborrecerán tales prácticas como una desfiguración de la religión de Cristo Jesús.-RH, dic. 8, 1896.
LIBERALIDAD SIN PROFUNDIDAD DE PRINCIPIOS
El ministro puede ser muy apreciado por algún hombre acaudalado, y como resultado, éste puede ser muy dadivoso con él; esto complace al ministro y él a su vez amontona alabanzas sobre la dadivosidad del donante. Su nombre puede aparecer impreso, y sin embargo ese donante generoso puede ser completamente indigno del elogio que se le tributa.
Su dadivosidad no nace de principios profundos y 217 dinámicos que lo impulsan a hacer el bien con sus recursos, y a promover la causa de Dios porque la aprecia; en cambio, da movido por motivos egoístas y porque desea que se piense que él es generoso. Puede haber dado por impulso, sin que su dadivosidad tenga la profundidad de los principios. Puede haber obrado escuchando una verdad conmovedora que en ese momento afloja las cuerdas de su bolsa; pero su generosidad carece de motivos profundos. Da en forma espasmódica; su bolsa se abre sin regularidad, y se cierra herméticamente también en forma espasmódica. No merece alabanza alguna, porque en todo el sentido de la palabra es un hombre avaro; y a menos que se convierta cabalmente, incluyendo su bolsa, oirá la avergonzante acusación: "¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla" (Sant. 5: 1, 2).
Tales personas despertarán por fin del horrible engaño en que han incurrido voluntariamente. Los que alabaron su liberalidad irregular, ayudaron a Satanás a engañarlos, y les hicieron pensar que eran muy generosos, y que tenían mucho espíritu de sacrificio, cuando en realidad no conocían los rudimentos de la dadivosidad ni la abnegación.-1 T 475, 476.
PARA UN ESTUDIO ADICIONAL
La obediencia voluntaria y el amor puro deben caracterizar cada ofrenda que se lleva al altar, 5 T 269, 270.
Las ofrendas pequeñas dadas con alegría reciben una gran bendición,
7 T 295.
No hay ninguna virtud en dar más a regañadientes, 5 T 285.
A nadie se obliga a sacrificarse; las ofrendas deben ser voluntarias,
PE 49, 51.
Los que dan deben considerar que es un privilegio hacerlo.
JT 1, 59. 218
Antiguamente, las ofrendas debían ser perfectas y abundantes, 1 T 221.
El egoísmo es la razón por la cual no se dan ofrendas voluntarias.
1 T 225.
La responsabilidad de dar donaciones grandes o pequeñas es individual, 1 T 237, 238.
Hay que llevar a los congresos ofrendas voluntarias y de gratitud
2T 573, 576.
Las ofrendas voluntarias no enriquecen a Dios sino al que las da.
2 T 653.
Cuando el corazón está lleno de amor agradecido hacia Dios no necesita exhortaciones conmovedoras, JT 1 376; 3 T 413. 221
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