10 En aquel tiempo
el hijo de una mujer israelita, el cual era hijo de un egipcio, salió entre los
hijos de Israel; y el hijo de la israelita y un hombre de Israel riñeron en el
campamento. 11 Y
el hijo de la mujer israelita blasfemó el Nombre, y maldijo; entonces lo
llevaron a Moisés. Y su madre se llamaba Selomit, hija de Dibri, de la tribu de
Dan. 12 Y
lo pusieron en la cárcel, hasta que les fuese declarado por palabra de Jehová.
13 Y Jehová habló
a Moisés, diciendo: 14 Saca
al blasfemo fuera del campamento, y todos los que le oyeron pongan sus manos
sobre la cabeza de él, y apedréelo toda la congregación.
15 Y a los hijos de Israel hablarás, diciendo:
Cualquiera que maldijere a su Dios, llevará su iniquidad.
16 Y
el que blasfemare el nombre de Jehová, ha de ser muerto; toda la congregación
lo apedreará; así el extranjero como el natural, si blasfemare el Nombre, que
muera.
17 Asimismo el hombre que hiere de muerte a cualquiera persona, que sufra la muerte. 18 El que hiere a algún animal ha de restituirlo, animal por animal. 19 Y el que causare lesión en su prójimo, según hizo, así le sea hecho: 20 rotura por rotura, ojo por ojo, diente por diente; según la lesión que haya hecho a otro, tal se hará a él. 21 El que hiere algún animal ha de restituirlo; mas el que hiere de muerte a un hombre, que muera. 22 Un mismo estatuto tendréis para el extranjero, como para el natural; porque yo soy Jehová vuestro Dios. (Levítico 24).
10. EL HIJO DE UNA MUJER ISRAELITA. El hecho de que el joven era hijo de un egipcio y que "salió entre los hijos de Israel", indica que aunque no se le permitía acceso al campamento propiamente dicho, había entrado en él. Se había producido una riña, y el joven blasfemó el nombre del Señor.
Puesto que no pertenecía al campamento y era considerado extranjero, fue puesto en una prisión hasta que se conociera la voluntad del Señor, es decir hasta que se determinara cómo debían aplicarse las leyes de Israel a una persona que era extranjera, al menos en parte. Al entrar por primera vez en el campamento, lo había hecho con el propósito de levantar allí su tienda (PP 431).
11. BLASFEMÓ. En vez de
arrepentirse, demostró ser perversamente impenitente.
22. UN MISMO ESTATUTO. El incidente mencionado en los vers. 10-14 dio lugar a que se aclararan ciertas leyes civiles, especialmente en cuanto a su aplicación al "extranjero" (ver Exo. 21:12,24,33).
Dios perdona el pecado, cualquiera que sea,
pero los delitos civiles no pueden resolverse sobre esta
base.
ISRAEL era tanto Nación como Iglesia, y Dios dio reglas para
ambas.
SI UN
HOMBRE MATA A OTRO, Dios en su misericordia lo perdonará cuando se
arrepienta. En realidad, no importa el pecado que pueda cometer un hombre; por
atroz que haya sido, puede recibir la abundante misericordia divina. Dios
conoce el corazón y por eso puede perdonar, y aun olvidar. Pero si el castigo
fuese suspendido cada vez que un hombre se arrepiente, todos los criminales
pretenderían haberse arrepentido a fin de escapar de la horca. Si se hiciese
saber que el castigo sería perdonado en caso de haber arrepentimiento, las
prisiones no tardarían en quedar vacías.
ALGUNOS OLVIDAN que aunque Dios perdona, generalmente no elimina
el castigo por la transgresión. David pudo pecar y arrepentirse;
pero no escapó a las consecuencias de su pecado. Sufrió mientras vivió.
Un hombre infringe las leyes de la vida, y cualquiera haya sido la transgresión, sin importar cuán profundo haya sido el pecado, Dios puede perdonar y lo hará.
PERO SÓLO EN CIRCUNSTANCIAS MUY RARAS
el hombre puede escapar de las consecuencias naturales de lo que ha hecho. Se
lo perdona, pero generalmente debe sufrir por sus faltas.
El
gobernante "es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme;
porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para
castigar al que hace lo malo" (Rom. 13:4).
LA LEY CIVIL TIENE SU
LUGAR.
Por lo tanto, la exigencia divina en cuanto al "ojo por ojo, diente por
diente" no debe ser puesta de lado como una mera disposición del AT. Sobre
este principio se funda el gobierno hoy en día. Si no hubiese castigo para los
malos, las condiciones serían mucho peores de lo que son. "Porque los
magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo.
¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno" (Rom. 13:3).
Pero si ha de haber castigo por lo malo ¿Cómo será decidido ese castigo? La respuesta es que el castigo debe adecuarse al delito. Por lo tanto, "el que hiere a algún animal ha de restituirlo, animal por animal" (vers. 18). Esto parece ser perfectamente justo. Esto es justicia y equidad. (1CBA).
COMENTARIOS DE EGW
"Hallólo en tierra
de desierto, y en desierto horrible y yermo; trájolo alrededor, instruyólo,
gardólo como la niña de su ojo." "En toda angustia de ellos él fue
angustiado, y el ángel de su faz los salvó: en su amor y en su clemencia los
redimió, y los trajo, y los levantó todos los días del siglo." (Deut. 32:
10; Isa. 63:9.)
NO OBSTANTE, Los Únicos Anales
Que Tenemos De Su Vida En El Desierto Presentan Ejemplos De Rebelión Contra
Dios.
LA REBELIÓN DE CORÉ
resultó en la destrucción de catorce mil israelitas.
Y HUBO CASOS AISLADOS reveladores del mismo espíritu de
menosprecio por la autoridad divina.
EN
CIERTA OCASIÓN EL HIJO DE UNA ISRAELITA Y UN EGIPCIO, uno de los miembros
del populacho mixto que había salido de Egipto con Israel, abandonando la parte
del campamento que le era asignada, entró en la de los israelitas y aseveró
tener derecho a levantar su tienda allí. La ley divina se lo prohibía, 432 pues los descendientes de un
egipcio estaban excluidos de la congregación hasta la tercera generación. Se
entabló una disputa entre él y un israelita, y habiéndose presentado el asunto
a los jueces, el fallo fue adverso al transgresor.
ENFURECIDO
POR ESTA DECISIÓN MALDIJO AL JUEZ, y en el ardor de su ira blasfemó contra
el nombre de Dios. Inmediatamente se le
llevó ante Moisés. Se había dado el mandamiento: "El que maldijera a su
padre o a su madre, morirá;" pero no se había dictado medida aplicable a
este caso. Era tan terrible este delito que era necesaria la dirección especial
de Dios para resolver lo procedente. Se puso al hombre bajo custodia mientras
se averiguaba cuál era la voluntad del Señor.
DIOS
MISMO PRONUNCIÓ LA SENTENCIA; y por orden divina se condujo al blasfemador
fuera del campamento, y allí se le dio muerte por apedreamiento. Los que habían
presenciado el pecado colocaron las manos sobre la cabeza de él, atestiguando
así solemnemente la veracidad del cargo que se le hacía. Luego le tiraron las
primeras piedras, y el pueblo que estaba cerca participó después en la
ejecución de la sentencia.
A
ESTO SIGUIÓ LA PROMULGACIÓN DE UNA NUEVA LEY que había de aplicarse a ofensas
semejantes:
"Y a los hijos de Israel hablarás,
diciendo: Cualquiera que maldijera a su Dios, llevará su iniquidad. Y el que
blasfemara el nombre de Jehová, ha de ser muerto; toda la congregación lo
apedreará: así el extranjero como el natural, si blasfemara el Nombre, que
muera." (Exo. 21:17).
HAY QUIENES EXPRESAN DUDAS
ACERCA DEL AMOR Y LA JUSTICIA DE DIOS al aplicar un castigo tan severo por un
delito consistente en palabras habladas en un momento de acaloramiento.
PERO TANTO EL AMOR COMO LA JUSTICIA eligen que se demuestre que las palabras inspiradas por la malicia contra Dios constituyen un gran pecado. El castigo que se le impuso al primer ofensor había de advertir a los demás que el nombre de Dios debe reverenciarse. Pero si el pecado de este hombre hubiese quedado impune, otros se habrían desmoralizado; y como resultado 433 eventual habría sido necesario sacrificar muchas vidas.
LA "MULTITUD
MIXTA" que acompañaba a los
israelitas desde Egipto daba continuamente origen a dificultades y tentaciones.
Los que la componían decían haber renunciado a la idolatría y profesaban adorar
al Dios verdadero; pero su educación y disciplina anteriores habían moldeado
sus hábitos y sus caracteres, de modo que en mayor o menor medida estaban
corrompidos por la idolatría y la irreverencia hacia Dios.
ELLOS ERAN LOS QUE MÁS
A MENUDO SUSCITABAN CONTIENDAS; eran los primeros en quejarse, y corrompían el campamento con sus
prácticas idólatras y sus murmuraciones contra Dios. PP/EGW/1CBA
Ministerio Hno. Pio
No hay comentarios:
Publicar un comentario