¿CONFESAREMOS O NEGAREMOS A CRISTO? En nuestro trato con la sociedad, en la familia, o en cualesquiera relaciones que trabemos en la vida, sean ellas limitadas o extensas, hay muchas maneras por las cuales podemos reconocer a nuestro Señor, y muchas maneras por las cuales le podemos negar... Nadie puede confesar verdaderamente a Cristo delante del mundo, a menos que viva en él la mente y el espíritu de Cristo. Es imposible comunicar lo que no poseemos y amamos... 1JT 339
domingo, agosto 01, 2010
74. “La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo.”
Sal 118:22. “La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo.”
¿Fuiste rechazado alguna vez? Duele, ¿verdad? El ser humano no fue creado para ser una isla. Todos tenemos la necesidad básica de ser aceptados. Es parte de nuestra naturaleza. Nadie es feliz cuando es excluido.
Pero vivimos en un mundo que selecciona todo. Tú buscas un empleo y tienes que competir con otros, y la mayoría de los postulantes es rechazado. No todos aprueban en un examen. No todos consiguen la visa de entrada a un país. Centenares de señoritas participan del concurso, pero solo una es escogida como la vencedora. De una u otra manera, todos sentiremos alguna vez el dolor del rechazo.
En el versículo de hoy se hace referencia a la manera cruel como fue rechazado el mismo Señor Jesús. El apóstol Juan dice que "a lo suyo vino, y los suyos no le recibieron".* Y eso que él vino para salvar a la humanidad. Es como si tú llegaras al hogar de una familia endeudada llevándole el dinero que necesita para pagar su deuda, y los miembros de aquella familia, en vez de recibirte con los brazos abiertos, te apedrearan.
Sin embargo, el pensamiento central del texto de hoy no es el rechazo de Jesús, sino el resultado de dicho rechazo. El Salvador del mundo tenía un propósito en la mente y en el corazón. Había venido para salvar a la humanidad y nada, ni nadie, conseguiría hacerlo desistir de su propósito.
Cuando tú y yo enfrentamos el rechazo, nos sentimos tentados a caer en el desánimo. Jesús fue hasta las últimas consecuencias. Murió clavado en la cruz como un criminal. Pero su muerte no fue el punto final de su historia. Resucitó victorioso y llegó a ser "la piedra angular" del cristianismo. Alcanzó el objetivo, a pesar del rechazo. ¿Por qué desanimarte, con ganas de desistir o huir, solo porque alguien te dijo "no"? ¿Cuál es el propósito de tu existencia? ¿Tienes bien claro en tu mente, por qué y para qué viniste al mundo?
Haz de este día un día de victoria. Levanta la cabeza y clama al Señor, y renace de las cenizas. Tú verás que las personas que te rechazaron se lamentarán y te volverán a llamar, porque "la piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo".
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* Juan 1:11.
Alejandro Bullón
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