En la multitud del pueblo está la gloria del rey; y en la falta de pueblo la debilidad del príncipe. Prov. 14:28.
Todos, lo queramos o no, de una forma u otra somos líderes. En la empresa, en la familia, en el colegio, en el vecindario. Elegidos o no, nuestra vida es el permanente ejercicio de la influencia.
En el texto de hoy, Salomón nos lleva a pensar en la importancia de las personas con las cuales nos relacionamos todos los días. "En la multitud del pueblo está la gloria del rey", afirma él. Tú eres el rey.
TU FELICIDAD dependerá, en parte, de las sabias relaciones que establezcas con las personas que te rodean.
¿Cómo ejercer una influencia positiva en las demás personas?
EN PRIMER LUGAR, conócete a ti mismo.
Y para saber quién eres,
necesitas primero saber quién es Dios.
¿Cómo puedes ir a algún lugar,
sin saber dónde estás?
Muchos dolores que el hombre causa son porque el ser humano no tiene una idea correcta de los límites de su humanidad. Si tú no eres Dios y tratas de actuar como si lo fueses, te vas a frustrar. Por tanto, conoce quién eres tú.
EN SEGUNDO LUGAR, ama a las personas y percibe su amor. Ellas solo seguirán a una persona amada.
Si tú no eres amado y obligas a las personas a seguirte, no eres un líder, eres un dictador. Nadie lidera a nadie "golpeándolo". Eso es abuso, no es liderazgo.
"El líder no demanda respeto,
administra el respeto que los otros
le dan voluntariamente".
Si tú quieres ser victorioso y feliz en la vida, no menosprecies la importancia de las otras personas, por insignificantes que te parezcan.
"En la falta de pueblo está la debilidad del príncipe", dice la segunda parte del consejo bíblico de hoy. Una persona sabia no impone su punto de vista a cualquier precio. Si fuese así, solo podría dirigirse a sí mismo. Cuando tú lideras a otros seres humanos, tienes que salir del "yo pienso que", en dirección al "nosotros pensamos que".
Haz de hoy un día de influencia consciente.
-Ama a las personas.
-Trata de comprenderlas.
-Concédeles una segunda oportunidad.
-Inspíralos.
Depende de Jesús y recuerda:
"En la multitud del pueblo está la gloria del rey; y en la falta de pueblo la debilidad de un príncipe".
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