martes, octubre 26, 2010

150. “En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia.”


“En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia.” Prov. 17:17.

Hoy se celebra en el estado de Veracruz, en México, una fiesta religiosa que reúne multitudes de personas alrededor de las pirámides de El Tajín. La ciudad arqueológica de El Tajín fue descubierta en 1785. Es una ciudad de piedra, bien conservada. En el medio de la ciudad hay un campo de deportes y en los extremos de las pirámides, grabados extraños; donde se observa la decapitación de un deportista. La sangre de la víctima moja la tierra y la fecunda. La sangre de aquel hombre era considerada por la cultura totonaca como un "líquido sagrado" y, según la tradición, el hombre que derramaba su sangre, pasaba a ser un intercesor entre Dios y la humanidad.

Es interesante que, de alguna forma extraña, la esencia del evangelio estuviera entretejida en la tradición de aquel pueblo. Jesús un día vio al ser humano en la angustia y la desesperación, en la eterna condenación. No había salida para el drama humano. "La paga del pecado es muerte", afirma la Escritura.* "Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios".* Tú y yo solo teníamos ante nosotros las sombras de la culpa, el pecado y la muerte. No había en nuestra existencia una sola rendija por donde entrara un poco de luz. Estábamos perdidos. Habíamos llegado al fin.

Entonces apareció en el escenario de la vida nuestro gran Amigo. Aquel que en la angustia se hizo hermano nuestro. Tomó nuestra naturaleza. Se hizo uno de nosotros, nació como un bebé, vivió una vida sin pecado a pesar de ser tentado en todo y, finalmente, murió la muerte de un criminal, clavado en la cruz del Calvario.

Su sangre, derramada gota a gota, no mojó solo la tierra, sino tu vida y mi vida, y con su sacrificio pagó el precio de nuestra deuda, asumió nuestra culpa, aceptó nuestra muerte y nos entregó su salvación.

Por eso, tú no tienes el derecho a sentirte solo, triste y abandonado. Ya no tienes el derecho de sentirte derrotado y condenado a una vida de fracaso. La cruz del Calvario y el decreto de victoria, de libertad y vida son para ti. Ahora, Jesús no es solo tu Amigo, es también tu hermano, capaz de compadecerse del drama que estás viviendo. Sal hoya escalar las montañas de la vida, sabiendo que "en todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia".

Alejandro Bullón

jueves, octubre 21, 2010

149. “Jehová está lejos de los impíos; pero él oye la oración de los justos.”


“Jehová está lejos de los impíos; pero él oye la oración de los justos.” Prov. 15:29.
Juana volvía a casa después de una reunión donde me había oído hablar de la existencia, del poder y del amor maravilloso de Dios. Aquella noche, miles de personas fueron tocadas por el Espíritu Santo y muchas de ellas pasaron al frente aceptando a Jesús como su Salvador. Juana no. Era atea, no creía en Dios.
Había ido a aquella reunión solo porque no tuvo el valor de rechazar la invitación de una amiga, a quien le debía algunos favores.

Lo que nadie sabía es que aquella noche Juana había orado a Dios en su corazón. Lo había desafiado. Le dijo que si Dios era poderoso, podría hacer que su esposo, a quien no veía hacía más de 20 años, entrase en contacto con ella y ella creería en él. Cuando abrió la puerta de la casa, el teléfono sonó. Era el esposo. Juana contó este testimonio con lágrimas en los ojos: “Yo sé que para Dios no hay imposibles”, dijo. El Señor siempre escucha la oración del justo, afirma el proverbio de hoy. Siempre, no de vez en cuando. Siempre. No de la manera como tú deseas, pero siempre está listo a responder cuando tú le abres el corazón.

Juana era atea. ¿Responde Dios la oración de alguien que no cree en él? Esas son cosas maravillosas de la fe. Para Dios no cuenta la manera como tú viviste. Para él solo cuenta el momento en que, arrepentido, tú reconoces tu situación y vuelves los ojos al Señor.

“Jehová está lejos de los impíos”, dice la primera parte del texto. Está “lejos”, que en hebreo es ráhoq. En realidad, Dios no es el que está lejos de ellos, sino al revés. Los “impíos” son descritos en la Biblia como aquellos que menosprecian las enseñanzas divinas. Son los que se burlan o viven como si Dios no existiera. Con esa actitud, se apartan del Señor y, cuando en un momento de dificultad piden ayuda —porque hasta los más contumaces ateos claman a Dios en la hora de su muerte—, la oración de esas personas no llega al trono de la gracia. No es el arrepentimiento lo que los lleva a invocar el nombre de Dios. Es el miedo a las consecuencias del mal.

Busca a Jesús en oración. Habla con él. Cuéntale tus luchas y tristezas. Cree que tu oración será respondida, porque “Jehová está lejos de los impíos; pero él oye la oración de los justos”.

miércoles, octubre 20, 2010

148. “Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo; el que ande en el camino de la perfección, éste me servirá.”


Mira lo que dice Sal. 101:6. “Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo; el que ande en el camino de la perfección, éste me servirá.”

Martín Lutero decía que el Salmo 101 era un espejo para los magistrados. En este salmo el rey David menciona las características que él deseaba ver en las personas que formaban parte de su reino.

En el versículo 6, que es el texto para nuestra meditación de hoy, el salmista destaca dos características de los futuros herederos del reino: fidelidad y perfección, o rectitud.

Al decir “el que ande en el camino de la perfección”, David muestra que la experiencia de la rectitud, santidad, fidelidad, justicia o como tú quieras llamarla, es una experiencia dinámica. Andar es moverse, es dar un paso después de otro, es avanzar. Nadie anda para atrás, excepto un cangrejo. El crecimiento en Cristo lleva tiempo. El Espíritu Santo necesita un segundo para convertirte, pero una vida para enseñarte a andar. Al comienzo tú caes, resbalas. Con el tiempo y con los dolores, aprendes a ser cuidadoso y vigilante. Caer no hace a nadie un derrotado. Permanecer caído, sí.

Es necesario ejercitar la paciencia. Al comienzo puede darte la impresión de que no avanzas, o que nunca lo conseguirás. En esos momentos, toma el brazo poderoso del Padre y cree en él. Dios nunca te dejará ni te abandonará.

Cuando Dios dice que sus ojos buscarán a los fieles de la tierra, se está refiriendo a todos los sinceros hijos que, reconociendo su fragilidad, lo buscan a fin de recibir de él fuerzas para una vida de victoria. El resultado de esa búsqueda diaria es la rectitud y la fidelidad. No te atrevas a fabricar rectitud. Acéptala gratuitamente de Jesús. Si tú tratas de tener estas características sin la participación directa de Jesús, ciertamente caerás en el terreno del moralismo, alimentado por el orgullo y movido por el egoísmo. El moralismo no es cristianismo, en ningún caso.

Haz de hoy un día de comunión con Jesús. Andando, comprando, vendiendo, trabajando o estudiando. Permite que Jesús participe de tu experiencia. Toma la mano poderosa del Salvador, porque él dice: “Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo; el que ande en el camino de la perfección, éste me servirá”.

jueves, octubre 07, 2010

147. “Dichosos los que guardan juicio, los que hacen justicia en todo tiempo.”


¿Cómo estás … ? Mira lo que dice Sal 106:3.
“Dichosos los que guardan juicio, los que hacen justicia en todo tiempo.”
Si tú crees que la justicia es simplemente rectitud, que es buen comportamiento; el texto de hoy te llevará a un callejón sin salida. Según el salmista, una manera de ser feliz es tener una conducta coherente y por encima de cualquier sospecha. Pero justicia, en el concepto hebreo, no es tan solo un patrón de comportamiento.
El profeta Jeremías escribió: “Vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra.* El renuevo de justicia que el profeta menciona no es solamente poseedor de justicia. Es la misma justicia. No hay justicia sin Jesús. El es la Justicia.  Por lo tanto, al referirse en el versículo de hoy a aquellos que “hacen justicia”, el salmista está pensando en aquel que vive en Jesús. Practicar es aplicar la teoría repetidamente. La vida del cristiano no es solo teoría. No basta saber que Jesús murió y que la única manera de guardar la rectitud es ir a Jesús. Ese concepto es maravilloso, pero es necesario salir de la teoría e ingresar en el terreno de la práctica. Es necesario andar diariamente con Jesús, la persona Justicia.

David enseña en el salmo de hoy que el secreto de la felicidad es “hacer la justicia”. ¿Cómo puede la práctica de normas, la mayoría de las veces difíciles de ser cumplidas, proporcionar felicidad? No, evidentemente aquí no se habla solo de un código moral, sin vida en sí mismo. Aquí se habla del Señor Jesucristo. El murió en la cruz del Calvario no solo para darnos vida, sino también para dar vida a los mandamientos que los fariseos habían transformado en letra muerta. “Hacer justicia” en el sentido de andar diariamente con Jesús, es una experiencia enriquecedora. Le da sentido a la vida. Le proporciona sabor a los momentos más insulsos de la experiencia humana.

No mires los principios divinos como letra sin vida y prohibiciones míralos como el reflejo del carácter de Jesús y aplícalos a tu vida. Este es el secreto de la felicidad que tú tanto buscas. Esta puede ser la realidad más extraordinaria de tu existencia. Por eso, memoriza el versículo de hoy y repítelo a lo largo del día: “Dichosos los que guardan juicio, los que hacen justicia en todo tiempo”.

Alejandro Bullón

146.“La salvación es de Jehová; sobre tu pueblo sea tu bendición


“La salvación es de Jehová; sobre tu pueblo sea tu bendición.” Sal 3:8 Deberían ser las dos de la madrugada cuando el guía pasó despertando al grupo. Era el gran día. Me había preparado durante varias semanas para aquel momento. Joven todavía, acariciaba en mi corazón el sueño de escalar el monte Sinaí algún día. Y ahora era el momento de hacer mi sueño una realidad.

La reunión inicial fue al pie del monte Horeb. Había mucho movimiento aquella madrugada fría de enero. Los beduinos ofrecían el alquiler de un camello por diez dólares. “¿Para qué?” —pensé— “estoy preparado para llegar a la cima de la montaña sin ayuda”. Pero, la realidad era otra. Una hora más tarde, dolorosamente, descubrí mi incapacidad.
Al comienzo todo marchaba bien. Los camellos subían en zigzag, haciendo un camino más largo; y yo escalaba en línea recta, sacando bastante ventaja al grupo. Algún tiempo después, comencé a sentir los síntomas del cansancio. Miraba hacia arriba y veía cada vez más lejos la silueta del monte recortada contra la luna esplendorosa de aquella madrugada. Mientras tanto, los camellos me iban dejando atrás, uno a uno, transportando al grupo.
Mi situación era deprimente. Con todo, me rehusaba a pedir ayuda. Casi sin fuerzas, me obstinaba en mi escalada solitaria. ¿Qué podía hacer? Tenía que llegar a la cima de la montaña, después de todo, yo era el líder espiritual del grupo. Luché. Me esforcé. Traté de llegar solo, pero no lo conseguí. Sin tuerzas, exhausto y hasta avergonzado, acepté humildemente ser cargado por un camello.

Contemplar el amanecer desde el Sinaí fue una de las experiencias más fascinantes de mi vida. En aquella montaña era donde Dios había escrito los eternos principios de su Ley A lo largo de mi vida había tratado, muchas veces, como en aquella madrugada, de vivir por mí mismo a la altura de esos elevados principios. Cuanto más lo intentaba, tanto más lejos del ideal me veía, hasta que un día, derrotado, exhausto e impotente, entendí que solo podría alcanzar el ideal anhelado con la ayuda del Cristo maravilloso de todos los tiempos. Necesitaba dejarme llevar por él. Sin él no hay cristianismo. Sin él no hay vida, ni justicia, ni santidad.
El esfuerzo humano, la disciplina propia, el autocontrol, son arena movediza, engañosa y traicionera. Solo “la salvación es de Jehová; sobre tu pueblo sea tu bendición”.

Alejandro Bullon

145. “Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.”


No hay nada mejor que empezar el día con un pensamiento bíblico. Escogí hoy Sal 1:3.
“Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.”
¿Quién es él? ¿A quién se está refiriendo David? A todo ser humano le gustaría ser una persona con las características que el salmista describe aquí. Este salmo habla de frutos, de abundancia, de una permanente productividad y de prosperidad.
¿Quién es él? La Biblia, y particularmente los libros de los Salmos y de los Proverbios, enseñan que Dios desea tener hijos que sean prósperos en todas las áreas de la vida. Tú puedes soñar con un casamiento lleno de amor, una carrera profesional de éxito, títulos universitarios, realización personal, equilibrio financiero, hijos prósperos y relaciones enriquecedores. Nada de eso diverge de la vida cristiana. Pero esas cosas no pueden ser el propósito de tu existencia, y sí, el resultado de algo más-profundo.

Si tú haces de la prosperidad la razón de tu vida, podrás llegar al fin de tus días sin nada, o tal vez con algo, pero vacío y frustrado. Tú habrás corrido en la dirección equivocada. La meta estaba en el norte y tú fuiste hacia el sur. En el salmo de hoy, el hombre próspero es comparado con un árbol lleno de frutos. Los frutos abundantes y las hojas verdes de este árbol, son el resultado de estar plantado junto a las corrientes de aguas, pues ellas son su fuente de vida y energía.

Mientras que el humanismo enseña que hay energía y fuerza dentro de ti, el cristianismo enfatiza que tú necesitas buscar esa energía en Jesús, que es la Fuente de vida. Un árbol sin agua muere, o en la mejor de las hipótesis, aparenta estar vivo, pero no da frutos. Hasta las palmeras en el desierto, necesitan profundizar sus raíces en busca de agua. ¿Cómo puede existir una vida de éxito sin Jesús?  Cuando tú emprendes un viaje a través de tu mundo interior, te vas a encontrar con pasajes oscuros que las linternas de tu racionalismo no logran iluminar.

Es algo doloroso, contradictorio y devastador. Pero es real. Es absurdo negar ese hecho. Como también es absurdo pensar que de esa fuente seca puede brotar vida sin la intervención de Alguien que esté por encima del ser humano. ¿Quieres tener éxito en todas las áreas de la vida? Antes de encarar los desafíos de hoy, piensa que solo será realmente feliz aquel que sea “como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará”.

Alejandro Bullón

144. “El corazón apacible es vida de la carne; mas la envidia es carcoma de los huesos.”


Prov. 14:30 dice:
“El corazón apacible es vida de la carne; mas la envidia es carcoma de los huesos.”
La palabra envidia, en hebrero quinah, significa literalmente ambición desmedida. En el concepto bíblico, es una enfermedad del alma. Salomón la llama “carcoma de los huesos”. Carcomer es roer, consumir, corroer, apolillar. La carcoma pudre lentamente lo que toca. Tú no te das cuenta. Cuando abres los ojos, todo está descompuesto.
San Juan Crisóstomo acostumbraba decir: “De la misma forma que la polilla destruye mi ropa, así la envidia consume la vida”. La envidia duele no por lo que te falta a ti, sino por lo que los otros tienen. Nace la comparación. Lo que tortura al envidioso es la idea absurda de que los otros son más felices que él. El apóstol San Pablo dice a los corintios: “Porque no nos atrevemos a contarnos ni a compararnos con algunos que se alaban a sí mismos; pero ellos, midiéndose a sí mismos por sí mismos, y comparándose consigo mismos, no son juiciosos”.*

La insensatez es contraria a la sabiduría. Es irracionalidad, pero controla la vida de mucha gente. Domina y subyuga las emociones, al punto de incapacitar para la felicidad. Una persona envidiosa sufre en el silencio del corazón, agoniza por dentro, llora a escondidas.

Como toda enfermedad, la envidia tiene remedio. Siendo una enfermedad del alma, es evidente que su cura, más que mental o emocional, es espiritual. Cuando tú vas a Jesús y le abres tu corazón, el Señor abre tus ojos para que veas una nueva dimensión de la vida. Tú ves los desafíos, las metas, las montañas altas a escalar. No pierdas el tiempo mirando a los costados. Tu lucha no es contra los otros. Es contra ti mismo. El éxito de los otros, ya no te duele. Estás listo para volar por el azul infinito de la felicidad.

Tú y yo tenemos una larga jornada de crecimiento interior, pero no estamos solos. No te atrevas a comenzar el proceso de recuperación solo. Si lo haces, corres el riesgo de terminar en el desierto del cinismo espiritual.
Abre tus ojos y contempla el sol y la vida. Observa las maravillas de la creación. Tú eres parte de esa maravilla. El blanco de tu vida no es llegar a donde los otros llegan, sino alcanzar el plan divino para ti. Sé feliz, porque: “El corazón apacible es vida de la carne; mas la envidia es carcoma de los huesos”.

Alejandro Bullón

143. “Alabad a Jehová, invocad su nombre; dad a conocer sus obras en los pueblos.”

Mira… ! Lo mejor que puedes hacer es empezar el día meditando en Sal 105:1.
“Alabad a Jehová, invocad su nombre; dad a conocer sus obras en los pueblos.” Alguien me hizo una pregunta extraña: “Yo sé que debo orar y meditar en la Palabra de Dios todos los días, porque esa es la manera de mantener la relación con Jesús, pero conmigo no resulta. Muchas veces me propuse separar un tiempo diario para Jesús, pero a los pocos días, mis determinaciones desaparecieron. ¿Qué es lo que me pasa? ¿Por qué no puedo ser constante en mi vida devocional?”
El salmista responde a esa pregunta. Para que la vida devocional del cristiano sea una experiencia duradera, debe incluir tres cosas: Alabar, invocar y dar a conocer los actos de Dios. Este tercer elemento es el “conservante” de la vida devocional.
Si tú limitas tu devoción diaria a orar y estudiar la Biblia , en poco tiempo perderás la motivación. Lo que sostiene el deseo de buscar diariamente a Jesús es “dar a conocer sus obras en los pueblos”.

Cualquier verdad aprendida y no transmitida, desaparece en poco tiempo. Pero, cuando tú le cuentas a alguien lo que Jesús hace diariamente en tu favor, tu experiencia cristiana se profundiza y tú sientes deseos de continuar buscando a Jesús en oración a través del estudio de las Sagradas Escrituras.

La testificación diaria no es una opción, es el único camino para continuar creciendo en la experiencia espiritual. Cuando Jesús le dejó a sus discípulos la misión de predicar el evangelio, no fue porque él no pudiera hacerlo de otras maneras, sino que somos nosotros, los seres humanos, los que necesitamos “dar a conocer sus obras en los pueblos” para que no se pierda el recuerdo del pasado. Esas obras, esos hechos de Dios, se vuelven vida cuando son contados a otros.

No te quedes callado hoy. Cuéntale a otros las cosas maravillosas que Jesús hizo por ti. Verás que, además de afirmar esas verdades en tu vida, tú te olvidarás de las tristezas, dificultades y pruebas que estaban distrayendo tu atención. Sigue e1 consejo del salmista: “Alabad a Jehová, invocad su nombre; dad a conocer sus obras en los pueblos”.

Alejandro Bullón

142. “Jehová será refugio al pobre, refugio para el tiempo de angustia.”


Sal 9:9. “Jehová será refugio al pobre, refugio para el tiempo de angustia.” Viste alguna vez un ratoncito desesperado, huyendo del gato? Aquel , escondrijo donde el ratoncito consigue meterse y ponerse a salvo de su predador es la figura exacta para definir lo que es un refugio. Eso es justamente lo que el Señor será para aquellos que en él confían.
Tú habrás percibido que en el texto de hoy aparece dos veces la palabra refugio. En español no es posible ver la diferencia entre una y otra, pero en el original hebreo hay una ligera variación de la palabra. La primera vez se da a entender que es un refugio alto, donde nadie puede alcanzarte.
En la segunda, la variante añade la idea de un refugio fuerte, que nadie puede destruir.
¿No es maravilloso? En este mundo en que tú vives rodeado de peligros constantes, en las calles, en el trabajo, en las más diversas circunstancias, acusado por enemigos sin rostro que están siempre dispuestos a destruir tu vida y herir a las personas que tú amas. En esta vida competitiva, donde no siempre los más capaces vencen, sino a veces los más desleales. ¿No te parece que es maravilloso saber que el Señor es un refugio alto y fuerte hacia donde tú puedes correr agotado para encontrar seguridad y consuelo?

El texto de hoy habla de la tribulación y del pobre, del oprimido. Literalmente “el tiempo de angustia” significa “tiempos de dificultades” y “pobres” significa humildes. Dios está hablando aquí de personas que por ser mansas, por buscar la paz, por querer el bien de los demás, guardan silencio y aceptan el dolor y, en consecuencia, pasan por tiempos difíciles, esperando que Dios se manifieste en algún momento. Y Dios se manifiesta. «No se adormecerá ni dormirá, el que guarda a Israel”.*

En esas horas dolorosas y amargas, cuando el mundo parece no comprenderte, corre a tu refugio y habla con tu Padre que todo lo ve y que es capaz de entender las aflicciones de tu alma.
No salgas hoy a las luchas y desafíos que en el camino te esperan sin tener la seguridad del compañerismo de Jesús y, no importa cuán oscuro parezca el horizonte o cuán escabroso el camino se presente, recuerda a lo largo del día que “Jehová será refugio al pobre, refugio para el tiempo de angustia”.
*Salmo 121:4.

Alejandro Bullón

141. “Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre; mas el hombre entendido lo alcanzará.”


Prov. 20:5. “Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre; mas el hombre entendido lo alcanzará.” La nota era simple y al punto "Me voy porque ni yo me comprendo. Mi corazón es un mar de confusiones". La familia lloró. Fue un golpe imprevisto. Según las personas más cercanas, nadie se imaginaría que aquel joven, aparentemente alegre y feliz, que la noche anterior participaba de una fiesta de cumpleaños, estaría pensando en suicidarse.

Evidentemente, los propósitos del corazón de aquel joven eran "aguas profundas". El profeta Jeremías, dice: "Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?"* El profeta estaba describiendo el corazón de todos los seres humanos en su estado natural.

"Nunca podría imaginar que el hombre a quien le confié la vida y con el cual me casé, sería capaz de cometer semejante monstruosidad", dijo llorando una madre, al descubrir que su esposo había abusado de su propia hija. ¿Cómo explicar el hecho de que personas comprometidas con la religión estén envueltas en escándalos sexuales? ¿Cómo entender que un ser humano racional promueva actos de violencia que los animales serían incapaces de cometer? Engañoso e incomprensible es el corazón humano. Su tendencia es el mal.
Pero hay una promesa: "Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne, para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios".**

El versículo de hoy dice que el hombre inteligente sabe descubrir los propósitos misteriosos del corazón natural. ¿Cómo lo hace? Cuando tú buscas la Palabra de Dios, descubres la naturaleza real de tu corazón, entonces muchas cosas que no entendías acerca de tus propias incoherencias, comienzan a tener sentido. Tú percibes que tu conducta no necesita tan solo una nueva orientación, sino que lo que tu corazón anhela es ser transformado, para que en lugar de ser un pozo de aguas oscuras, te transformes en un manantial de agua pura. Jesús está listo para realizar ese milagro en tu vida. No olvides: "Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre; mas el hombre entendido lo alcanzará".

Alejandro Bullón
*Eze. 11:19,20,
**Jer. 19:9.

140. “¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo?”


Sal. 24:3. “¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo?”  El drama que Rudy vivía es el drama de muchos cristianos. Sabía todo lo —'que debía hacer y conocía también lo que no debía hacer. Su tragedia consistía en el hecho de que no lograba vivir a la altura de los principios que conocía, por más que se esforzaba en hacerlo. Últimamente había llegado a la conclusión de que era "imposible" vivir la vida cristiana.

El Salmo 24, del cual sacamos el texto de hoy, era cantado antifonalmente mientras el arca era llevada a Jerusalén. Los sacerdotes preguntaban cantando: "¿Quién subirá al monte de Jehová?" Y el coro respondía con el versículo siguiente: "El limpio de manos y puro de corazón". Aunque el "monte de Jehová" en aquel tiempo era Sión, simboliza sin duda alguna al cielo, y en este sentido, sería: "¿Quién subirá al cielo con Jesús para permanecer eternamente en la presencia del Padre?" La respuesta es un requisito imposible de ser cumplido desde la perspectiva puramente humana: "El limpio de manos y puro de corazón". Tú puedes limpiar tu cuerpo, lavar tu ropa, desinfectar tu piel, ¿pero el corazón? En cierta ocasión, Dios afirmó a través de Jeremías: "Aunque te laves con lejía, y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aún delante de mí, dijo Jehová el Señor".*

Nadie en este mundo, puede purificar el corazón y las intenciones íntimas. La cultura y la educación humanas pueden ayudarnos a disfrazar, a aparentar y a disimular los deseos ocultos, pueden refinar nuestras actitudes externas, pero no pueden purificar el corazón. En la presencia del Señor solo permanecerán los limpios de corazón y solo subirán al santo monte los puros en la intimidad de sus intenciones.

Cuando Jesús le habló a sus discípulos acerca de las mansiones celestiales que iría a preparar, Tomás preguntó ansioso: "¿Cómo podemos saber el camino?" La respuesta del Maestro fue: "Yo soy el camino... nadie viene al Padre sino por mí".** Solo Dios nos califica para entrar en la presencia del Padre. Todo lo que tú y yo necesitamos hacer, es ir a Jesús y vivir en comunión con él. Por eso, ante la pregunta: "¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo?" responde: "Por la gracia de Jesús y en su nombre, espero estar allí".

* Jer. 2:22.
** Juan 14:5, 6.

Alejandro Bullón

139. “La mujer sabia edifica su casa; mas la necia con sus manos la derriba.”


Escogí hoy Prov. 14:1.
“La mujer sabia edifica su casa; mas la necia con sus manos la derriba.”
La Navidad es un tiempo de luces, alegría y color. He visto arreglos navideños deslumbrantes. Nueva York es una de las ciudades que cambia el rostro en la época de Navidad. Da la impresión de ser una ciudad invadida por luces mágicas. En Riverside, California, el hogar de Jorge y Lina, también es un espectáculo deslumbrante cada mes de diciembre. Lina tiene un don especial y un gusto excelente. Adorna el interior de su casa de modo que los sueños de cualquier niño se hagan realidad. Lina es una mujer que "edifica su casa.
Las dos palabras clave del texto de hoy son: "edificar" y "derribar". Es fácil derribar. Basta tomar una maza y golpear. Difícil es edificar: requiere paciencia, tiempo y perseverancia. Jorge y Lina cuentan que decorar la casa les lleva un mes de trabajo. Jorge se encarga de colocar las luces exteriores y Lina cuida del interior. Desmontar luego todo les lleva apenas tres o cuatro días. La vida es el desafío de levantar una bella construcción. Nada sucede por casualidad. Es necesario prestar atención a los mínimos detalles. Muchas personas esconden su vida, sin alegría ni color, detrás de la palabra "destino", pero el destino no es un asunto de simple oportunidad o suerte, sino de elección. Una casa lista no es algo que se consigue apenas esperando, es preciso trabajar.

Es interesante que el autor del proverbio de hoy destaca la expresión "Con sus manos". Nadie tiene la culpa de la derrota, a no ser el propio derrotado. La responsabilidad es personal. Dios te da los recursos, pero tú eres quien edifica o derriba. En el largo camino de la edificación de una casa, puede haber momentos de desánimo y cansancio. Puede haber pequeñas frustraciones; muchas veces tú puedes tener la impresión de que la meta está todavía muy distante, pero ninguna derrota llega solo porque algo no funcionó, sino porque tú desistes y abandonas.

Hoy es un nuevo día en la historia de este mundo, y puede ser también un nuevo día en tu experiencia personal. No desistas. La edificación de la vida no es un evento, sino un proceso. Poco a poco, paso a paso, con los ojos fijos en Dios y las manos en el trabajo, tú verás finalmente tus obras terminadas, deslumbrantes y bonitas. No olvides: "La mujer sabia edifica la casa; mas la necia con sus manos la derriba".

Alejandro Bullón

138. “Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; mas no se apresure tu alma para destruirlo.”


Prov. 19:18 dice:
“Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; mas no se apresure tu alma para destruirlo.” El texto original hebreo no menciona la posibilidad de castigar el hijo al punto de matarlo. Al contrario, el mensaje es: “castiga a tu hijo mientras hay esperanzas, porque si no lo haces serás responsable por su muerte”. El verbo castigar, en hebreo yassér, incluye tanto la idea de instrucción como de reprensión. Mediante la instrucción tú plantas la semilla del conocimiento en la vida de tu hijo. A través de la reprensión, quitas las hierbas malas que aparecen espontáneamente.

Enseñar es una experiencia fascinante. En las últimas vacaciones viajé acompañado de mi nietita de un año y medio. Era impresionante verla repitiendo las palabras. Los tíos trataban de enseñarle algo nuevo, y ella se mostraba ávida de aprender. Personalmente me gusta enseñar. Es como si uno se dividiera en mil pedacitos para vivir en el corazón de las otras personas. Pero enseñar es tan solo la mitad del proceso educativo. La otra mitad, tan importante como la primera, es la reprensión, o el castigo, como lo llama la Biblia. Aquí no se habla necesariamente del castigo físico, aunque desde el punto de vista bíblico, tenga lugar en la educación. La idea del texto es llamar al niño al buen camino cuando, llevado por los instintos, se acerca peligrosamente al precipicio.

La tendencia moderna de excluir el castigo en la formación del niño es temeraria y puede ser fatal. ¿Qué harías tú si tu hijito se acercara al abismo? Dialogarías, ¿verdad? Correcto. Pero, ¿y si insiste? Continuarías dialogando. Muy bien. ¿Y si él continuara insistiendo en acercarse al precipicio? ¿Lo sacarías de allí? La vida está llena de precipicios y abismos morales, que no son solamente peligros físicos. Son peligros que tienen consecuencias eternas.

Por tanto, no te mantengas en silencio, no falles, no dejes de cumplir con tu deber. Disciplina, instruye y reprende. Muestra el camino y llama la atención cuando sea necesario. No es suficiente con ser padre. Tienes que disciplinar. Disciplinar es amar. Corregir es ser responsable. En esa tarea tú no estás solo. El Dios que te dio a tus hijos como un regalo de amor, sabrá orientarte en la educación de los mismos.  Que Dios te bendiga, y recuerda: “Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; mas no se apresure tu alma para destruirlo”.

Alejandro Bullón

137. “El simple todo lo cree; mas el avisado mira bien sus pasos.”


“El simple todo lo cree; mas el avisado mira bien sus pasos.” Prov. 14:15.
La noticia explotó como una bomba entre los habitantes del barrio de la Móca , en la zona este de San Pablo. La amistad entre Mario y Ricardo terminó en muerte y nadie entendía nada de nada. Mario no huyó, ni trató de dar explicaciones. Con las manos ensangrentadas y la cabeza baja, simplemente lloraba ante el cuerpo inerte de Ricardo, su concuñado y mejor amigo.
Ambos habían crecido juntos. Vivían en la misma casa y se casaron con las dos hijas de José, el vecino de enfrente. Su amistad era de aquellas que nadie imaginaría que un día pudiese acabar.
En la comisaría, Mario confesó que había matado al amigo porque alguien le había dicho que la esposa lo estaba traicionando con su mejor amigo. Las investigaciones posteriores demostraron que Mario se dejó llevar por los chismes. Obró como obra un “simple”. No se detuvo a pensar, no preguntó, no esperó, ni “miró bien sus pasos”. Permitió que el instinto tomara el control de sus acciones.

La raíz de la palabra hebrea traducida aquí como “simple”, significa inexperto. A diferencia del cinismo o de la perversión, la simplicidad es una etapa del crecimiento. Todos pasamos por ella. Ser simple, no significa ser malo, porque se está pasando por un período de madurez. Lo que está mal es permanecer en ese estado.
La vida está llena de sueños destruidos, hogares deshechos, amistades rotas, corazones heridos y emprendimientos quebrados prematuramente, porque el ser humano obra “por impulso”, “en un momento de locura”. ¿No son esas las explicaciones que damos después de obrar sin pensar?
Debo analizar mi propia historia de hoy. ¿Alguna vez actué movido por el impulso? Necesito responder para mí, y no para los otros. No tengo porqué proteger mi imagen, porque nadie me está viendo. Me veo en ci espejo de mis recuerdos ¿y qué veo? Eso no importa, porque hay esperanza y la esperanza es Jesús.
Para salir del estado de simplicidad es necesario tomar la decisión de cambiar y, enseguida, buscar la fuente de la sabiduría que es Dios. Piensa en lo que vas a hacer hoy, con relación a tu hijo, a tu cónyuge o a tu compañero de trabajo, y recuerda: “El simple todo lo cree; mas el avisado mira bien sus pasos”.

Alejandro Bullón

136. “Corona de honra es la vejez que se baila en el camino de justicia


“Corona de honra es la vejez que se baila en el camino de justicia.” Prov. 16:31.
En la vejez hay sabiduría” acostumbraban a decir las personas cuando yo era niño. Esa frase era la deducción lógica de que, cuanto más se vive, más se aprende. Se busca el consejo de las personas más ancianas. En los tiempos bíblicos, los reyes se rodeaban de consejeros, todos hombres de edad. Pero en el libro de Proverbios la sabiduría no es patrimonio solamente de los ancianos. Es verdad que una persona que vivió mucho pasó por experiencias que deben haberle enseñado algo, pero no siempre es así, porque la experiencia no es simplemente lo que le pasa a un hombre, sino lo que ese hombre hace con lo que le pasa.

La declaración bíblica de hoy es contundente. “Corona de honra es la vejez”. Quiere decir que haber vivido tanto, además de ser una bendición, es un privilegio. Si tú has vivido bastante, tienes un capital valioso, una riqueza extraordinaria de vivencias, una acumulación fabulosa de conocimiento, pero ¿es eso suficiente?
Desde el punto de vista bíblico, todo eso tiene valor si la persona anciana “se halla en el camino de justicia”. Sin el temor de Dios, tú acumulas años con el tiempo, y tal vez conocimiento, pero no sabiduría. Conozco jóvenes con una sabiduría asombrosa, y ancianos que hasta el último día de la vida viven cometiendo un error tras

Errar no siempre es falta de sabiduría. Es parte del proceso a través del cual Dios permite que el ser humano crezca. La persona que no comete errores es porque generalmente no hace nada. Solo quien vive con Jesús tiene la capacidad de capitalizar el error, de aprender, crecer y madurar con él. Si tú ya viviste mucho y estás hoy físicamente incapacitado de andar, no permitas que el sentimiento de inutilidad se apodere de tu corazón. Las canas de tu cabeza o la ausencia de cabello que el tiempo llevó, son demostración de la corona de sabiduría que tú has recibido, si es que Jesús forma parte de tu vida.

¡Ah, Señor! ¡Ayúdame a envejecer sabiamente, a aprender de las derrotas y de las victorias, de los errores y de los aciertos, para ser un consejero útil a los más jóvenes! Porque “corona de honra es la vejez que se halla en el camino de justicia”.


Alejandro Bullon

135. “Sin profecía el pueblo se desenfrena; mas el que guarda la ley es bienaventurado.”


“Sin profecía el pueblo se desenfrena; mas el que guarda la ley es bienaventurado.” Prov. 29:18
La palabra “profecía” en el original hebreo es chazón, que puede ser traducida como visión, pero que significa específicamente “revelación o instrucción de Dios”. En este contexto, sin la instrucción divina, el pueblo está condenado a una vida de fracaso y deteriorización.

Cada vez que tú compras un aparato eléctrico, recibes un manual de instrucciones. Si tú quieres que el aparato dure y produzca al máximo, tienes que seguir el manual. Pero si no lees las instrucciones, y lo enchufas sin prestar atención a las indicaciones, el resultado será desastroso. Tú habrás perdido tiempo, dinero y paciencia. El ser humano no es un aparato, es una persona. No tiene un fabricante, tiene un Creador. Ese Creador dejó un manual de instrucciones para que la criatura fuese feliz, próspera y realizada. La razón por la cual muchos son desdichados y fracasan en sus relaciones, en la vida financiera, profesional y familiar, es sencillamente porque ignoraron las instrucciones divinas. Viven la vida de cualquier manera, esperando que resulte bien. Tú puedes incluso conseguir dinero, poder y fama, pero la vida no es plena, por lo menos, no como Dios la planeó.

¿Por qué es tan difícil para el ser humano seguir las instrucciones de Dios? Por causa de su naturaleza. Desde pequeño, el ser humano se encapricha en vivir solo. Suelta el brazo del padre, se golpea la cabeza en la esquina de la mesa, quiere comer sin ayuda de la madre, y mete la cuchara por los ojos y por la nariz. A pesar de sus derrotas constantes, si el espíritu de independencia está presente en su comportamiento a lo largo de la vida.

Cuando crece, las consecuencias de vivir ignorando las instrucciones de Dios, no son tan simples como golpearse la cabeza y llorar. Son dolorosas y trágicas: derrota, frustración, vacío y muchas veces, la muerte.
Dios quiere que tú seas feliz. El te creó con un propósito maravilloso. Aunque en este instante tú estés enfrentando el mayor drama de tu vida, el plan divino para ti continúa intacto. Por eso, hoy, antes de salir a enfrentar los desafíos de la vida, detente, medita y recuerda: “Sin profecía el pueblo se desenfrena; mas el que guarda la ley es bienaventurado”.

Alejandro Bullon

134. "En la multitud del pueblo está la gloria del rey; y en la falta de pueblo la debilidad del príncipe.”


"En la multitud del pueblo está la gloria del rey; y en la falta de pueblo la debilidad del príncipe.” Prov. 14:28
Todos, lo queramos o no, de una forma u otra somos líderes. En la empresa, en la familia, en el colegio, en el vecindario. Elegidos o no, nuestra vida es el permanente ejercicio de la influencia.

En el texto de hoy, Salomón nos lleva a pensar en la importancia de las personas con las cuales nos relacionamos todos los días. “En la multitud del pueblo está la gloria del rey”, afirma él. Tú eres el rey. Tu felicidad dependerá, en parte, de las sabias relaciones que establezcas con las personas que te rodean.
¿Cómo ejercer una influencia positiva en las demás personas? En primer lugar, conócete a ti mismo. Y para saber quién eres, necesitas primero saber quién es Dios. ¿Cómo puedes ir a algún lugar, sin saber dónde estás? Muchos dolores que el hombre causa son porque e1 ser humano no tiene una idea correcta de los límites de su humanidad. Si tú no eres Dios y tratas de actuar como si lo fueses, te vas a frustrar. Por tanto, conoce quién eres tú.

En segundo lugar, ama a las personas y percibe su amor. Ellas solo seguirán a una persona amada. Si tú no eres amado y obligas a las personas a seguirte, no eres un líder, eres un dictador. Nadie lidera a nadie “golpeándolo”. Eso es abuso, no es liderazgo. El líder no demanda respeto, administra el respeto que los otros le dan voluntariamente.

Si tú quieres ser victorioso y feliz en la vida, no menosprecies la importancia de las otras personas, por insignificantes que te parezcan. «En la falta de pueblo está la debilidad del príncipe”, dice la segunda parte del consejo bíblico de hoy. Una persona sabia no impone su punto de vista a cualquier precio. Si fuese así, solo podría dirigirse a sí mismo. Cuando tú lideras a otros seres humanos, tienes que salir del “yo pienso que”, en dirección al “nosotros pensamos que”.

Haz de hoy un día de influencia consciente. Ama a las personas. Trata de comprenderlas. Concédeles una segunda oportunidad. Inspíralos. Depende de Jesús y recuerda: “En la multitud del pueblo está la gloria del rey; y en la falta de pueblo la debilidad de un príncipe”.

Alejandro Bullon

133. “No tengas pleito con nadie sin razón, si no te han hecho agravio.”


“No tengas pleito con nadie sin razón, si no te han hecho agravio.” Prov. 3:30
El león dormía tranquilamente y la comadreja fue a importunarlo: “Pelea conmigo, león cobarde. Dices que eres el rey de los animales pero tienes miedo de una simple comadreja”, lo provocó el animalito atrevido. “Si yo peleo contra ti, y por una de esas casualidades de la vida, tú me vences, mañana todos los diarios publicarán la noticia: La comadreja venció al león”, le respondió el rey de los animales, “pero si yo te venzo, y con seguridad te voy a vencer, no habrá ninguna noticia y lo que es peor, yo quedaré oliendo mal durante un mes”.

Esta fábula, por más graciosa que parezca, contiene una lección que Salomón nos quiere enseñar. “No tengas pleito con nadie sin razón”. ¿Cuál es el mérito de pelear por cualquier motivo? Un sin número de muertes ocurre todos los años porque alguien se creyó en el derecho de “no tragar las ofensas”. El otro día, dos automovilistas comenzaron a discutir porque uno pensó que el otro lo había sobrepasado peligrosamente. Resultado: Uno de ellos sacó un revólver y mató al otro a sangre fría. Uno fue a parar al cementerio y el otro a la cárcel.

¿Podría haber sido evitado un acto necio como aquel? ¿Qué gran causa defendían los dos con aquella discusión? Si tú revisas los incidentes de tu propia vida, percibirás que la mayoría de las discusiones podrían haber sido evitadas. Pero si tú evitas siempre las discusiones, ¿los otros no se aprovecharán de ti? Es posible que sí. Solo que el consejo bíblico es evitar los pleitos “sin razón”, porque cuando está en juego una buena causa, nadie debe temer entrar en la lucha.

La sabiduría es saber identificar una “buena causa”. Hay personas que creen que discutir porque el otro hizo una maniobra brusca en la carretera es una buena causa, o que silos canarios del vecino se despiertan muy temprano es una causa digna de intercambiar improperios y acabar a golpes de puño. Si tú separas todos los días un tiempo para conversar con Dios y meditar en su Palabra, con toda seguridad el Señor abrirá tus ojos y tu mente para saber distinguir la buena causa de aquella que es insignificante.

Haz de hoy un día de relaciones edificantes. Extiende la mano al necesitado. Sonríe al triste, anima al desanimado. Comienza con aquellos que están cerca tuyo y recuerda: “No tengas pleito con nadie sin razón, si no te han hecho agravio”.


Alejandro Bullon

132. “Mejor es encontrarse con una osa a la cual le han robado sus cachorros, que con un fatuo en su necedad.”


“Mejor es encontrarse con una osa a la cual le han robado sus cachorros, que con un fatuo en su necedad.” Prov. 17:12. Fue llevado preso por matar con un tiro de escopeta al hijo del vecino. El muchacho estaba jugando y había dejado la pelota caer en el jardín del hombre, arruinando sus preciadas orquídeas. Al ser interrogado por la Policía , el asesino declaró que estaba harto del desorden. El vecindario quedó aturdido.

El versículo de hoy habla del peligro que el insensato presenta. Salomón afirma: “Mejor es encontrarse con una osa a la cual le han robado sus cachorros”. En las tierras de Palestina no había mejor figura para referirse a una situación peligrosa. Encontrarse con una osa que hubiese perdido ios cachorros sería fatal. El texto de hoy compara al insensato con este animal salvaje.

La irracionalidad se posesiona del corazón del insensato en la hora de la rabia. La cultura, la posición social, la formación académica o la religión son incapaces de hacerlo entrar en razón. Los corazones impulsivos son víctimas de los instintos alimentados por el orgullo herido.

Si tú eres un hombre sabio, no discutas con un tonto. Ceder el paso en el tránsito, callar ante las provocaciones, guardar silencio ante los insultos no es señal de cobardía, sino de prudencia. Perdí un colega porque un día se paró en medio del tránsito para pedirle explicaciones a alguien que había hecho una maniobra peligrosa. El otro automovilista tomó el revólver, disparó y huyó. El saldo fue una familia triste y desamparada. Ningún tipo de injusticia justifica dialogar con un insensato. El tonto es tonto porque carece del temor de Dios. ¿A qué tipo de entendimiento puedes llegar tú discutiendo con una persona dominada por la rabia y en cuya vida Dios nada significa?

Dios está siempre listo para protegerte. La mejor manera de hacerlo no es colocar su mano poderosa para que la bala no te toque, sino dándote prudencia para huir de la “osa que perdió sus cachorros” y que no mide consecuencias. Cualquier día puedes ser víctima de la violencia. Transita por los lugares menos peligrosos. Evita las provocaciones, sé humilde y sabio, porque: “Mejor es encontrarse con una osa a la cual le han robado sus cachorros, que con un fatuo en su necedad”.

Alejandro Bullon

131. Gloria y hermosura es su obra, y su justicia permanece para siempre.” Sal 111:3


Gloria y hermosura es su obra, y su justicia permanece para siempre.” Sal 111:3
De qué obras habla el salmo? El contexto da a entender que el salmista está hablando aquí de dos extraordinarias obras de Dios. La creación y la redención. Sus obras son prueba contundente de su existencia. Tú no te atreverías a pensar que la sofisticada computadora portátil vino a existir como fruto de la evolución. Tiene que haber un fabricante por detrás de todo. ¿Cómo es posible, entonces, pensar que el cuerpo humano y los misterios de la naturaleza aparecieron en el universo por azar?
Si la computadora es la prueba de la existencia de un entendido en informática, la creación es también la prueba de un Creador. No somos fruto de la casualidad. Sabemos de dónde venimos y, en consecuencia, la vida tiene sentido. La Biblia enseña que cuando la obra maravillosa de la creación estaba concluida, vino el enemigo y echó a perder todo. Al introducir él la mancha del pecado condenó a la creación a su autodestrucción. El ser humano se iría deteriorando, consumido por su propio egoísmo y arrastraría a la naturaleza entera.

Entonces apareció nuevamente la mano misericordiosa de Dios. Nada está condenado, aunque el enemigo intente desfigurar sus planes divinos. El plan de la redención es el programa de restauración de un mundo perdido. Es como si el artista reconstruyese una pintura famosa, deteriorada por las inclemencias del tiempo y del abandono.

Hoy Dios está en su trono. Continúa en el control del universo y de las vidas. Nada sucede sin su consentimiento, a pesar de que muchas veces podemos pensar que el enemigo asumió el control de la vida.
Según el salmista, la justicia es la base del trono desde el cual Dios gobierna el universo. Las vestiduras divinas son su gloria y su majestad. Dios es excelso y grande. No conoce imposibles.

¿Cómo puedes tú pensar que la circunstancia difícil que enfrentas hoy no tiene solución? Mira las obras de Dios. Esas obras pueden ser realidad en tu experiencia, si, como hijo indefenso, corres a los brazos protectores del Padre, porque: “Gloria y hermosura es su obra, y su justicia permanece para siempre”.

Alejandro Bullon

130. “Contentamiento es a los hombres hacer misericordia; pero mejor es el pobre que el mentiroso.”


Lo mejor que puedes hacer es empezar el día meditando en Prov. 19:22.
“Contentamiento es a los hombres hacer misericordia; pero mejor es el pobre que el mentiroso.” Conozco personas en las cuales puedo confiar con los ojos cerrados. La vida me puso en contacto con personas cuya palabra vale mucho más que un contrato firmado. La Biblia se refiere a esas personas como hesed, que significa leal, veraz y misericordioso. ¿Qué tiene que ver la fidelidad con la misericordia? ¿Por qué ambas palabras se usan en hebreo como si fueran sinónimas? Desde el punto de vista divino, el respeto por la palabra dada, la fidelidad a aquello que tú dices, es una expresión de amor.

¿Es posible respetar la palabra empeñada sin tener el temor de Dios en el corazón? Sí, lo es; basta con ser una persona responsable. Pero con Dios las cosas no pueden ser apenas fruto del deber, sino del amor. El deber te lleva simplemente a ser un buen ciudadano, pero no te brinda felicidad. El amor funciona de manera diferente. Hace de ti una persona feliz y, en consecuencia, acabas siendo buen ciudadano. En el texto de hoy se contrasta al hombre fiel con el mentiroso. Salomón afirma que es mejor ser pobre que ser un hombre en quien nadie confía.

En los círculos de liderazgo y administración se habla mucho de credibilidad. Decir que tú crees en principios, es una cosa. Vivir esos principios, es algo diferente. Las personas no creen tanto en lo que tú dices, sino en lo que haces en relación a lo que dices. La persona que está llena del amor de Jesús querrá ver a otras personas felices y cumplirá con ellas la palabra empeñada. El resultado será la credibilidad. Las personas confiarán en ti, te amarán y te seguirán. Ahora tiene sentido el versículo "lo que torna agradable a un hombre es su misericordia", o su fidelidad.

Haz de este día un día, no solo de palabras, sino de acciones. Transforma valores en realizaciones, sueños en realidades, obstáculos en cambios de rumbo, riesgo en recompensa. Tú puedes, porque en esta lucha todo el poder de Dios está a tu disposición. Es solo ir a Jesús en actitud humilde y suplicarle que haga lo que tú no puedes hacer solo.

Comienza por tu casa, con tus hijos. ¿Les prometiste algo que no cumpliste? Los valores no se enseñan con palabras, se transmiten con el ejemplo. "Lo que hace agradable al hombre es su misericordia, el pobre es preferible al?mentiroso".

Alejandro Bullon

129. “¡Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?”


“¡Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?” Sal. 13:1.
La pregunta de David es una pregunta que nos hacemos a menudo, en tiempos de dificultad. El salmista se hizo esta pregunta seis veces. Hasta los mártires del evangelio preguntaron: "¿Hasta cuándo, Señor?"*

Sé que hay momentos tan oscuros en la vida que, humanamente, sentimos que Dios se olvidó de nosotros. David pasó por muchos momentos así. Cuando escribió este salmo, estaba huyendo de Saúl. Eran tiempos difíciles. Un día hasta llegó a decir que estaba a "un paso de la muerte".**
¿De quién estás huyendo hoy? ¿Qué problema tratas de olvidar? ¿Qué tipo de presiones enfrentas? Por ventura, ¿ya pensaste que la única salida podría ser abandonar todo y desaparecer? ¿Miras a tu alrededor y no ves luz? ¿Clamas y da la impresión de que Dios no responde?

Todos los días necesitamos aprender a lidiar con los sentimientos. Los sentimientos, a menudo son traicioneros. Cuando estamos bien, nos hacen sentir que estamos mal, y viceversa. Distorsionan la realidad. Ponen una venda en nuestros ojos y nos impiden ver la mano poderosa de Dios. El otro día mi esposa y yo volamos de Charlotte a San Luis, en los Estados Unidos. El cielo estaba oscuro y llovía bastante. Cuando la aeronave comenzó a ganar altura, vimos algo que nos enseñó una gran lección. El avión se sacudió al atravesar las nubes, pero en pocos minutos volaba en un cielo azul y calmo, donde el sol brillaba en todo su esplendor.

¡Ah! Amigo mío, puede ser que en este momento tu vida parezca estar rodeada de nubes oscuras, pero no olvides que por encima de ellas, brilla el sol. No hay nubes, ni tempestad capaz de apagar el sol. Por tanto, no te desesperes. Si Dios, en su infinita sabiduría permite que tú vivas el momento que estás viviendo, es porque tiene algo mejor para ti. Espera un poco y el sol brillará de nuevo. Dios no se olvidó de ti. El no cabecea ni duerme, siempre está vigilante. Por tanto, no te preguntes como David: "¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?"

'Apoc. 6:10. ** 1 Sam. 20:3.

Alejandro Bullon

128. “Encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su carrera.”


Hoy quiero meditar contigo en Sal. 25:9.
“Encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su carrera.” Encontraste alguna vez a una persona orgullosa y justa? El orgulloso piensa que todo lo sabe. No acepta consejos. Su vida está tan llena de sí mismo que no hay lugar en ella para Dios. ¿Cómo puede Dios guiar a una persona orgullosa? ¿Y cómo puede ser feliz una persona tal, si la felicidad consiste en andar en los caminos de Dios?

El apóstol San Pedro dijo en cierta ocasión: "... Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere el tiempo".*
¿Cómo exalta Dios a una persona humilde? Mostrándole el camino, hablando a su corazón, conduciéndola por las veredas de la nobleza, enseñándole a reconocer sus errores y a pedir perdón, a ser compasivo, a extender la mano, a dar una segunda oportunidad a quien erró.

El resultado de todo eso es que las personas pasan a admirarlo, a amarlo y a seguirlo. Dios cumplió su promesa de exaltarlo. La persona orgullosa, decía Benjamín Franklin, almuerza vanidad, y cena desprecio. El orgullo la conduce, tarde o temprano, al terreno de la vergüenza y el fracaso. Vida profesional acabada, amistades rotas. Todo eso es el resultado de no haberse dejado guiar por Dios.

Mariano Aguilo, acostumbraba a decir: "Si el hombre orgulloso supiera cuan ridícula es la imagen que proyecta, hasta por orgullo, aprendería a ser humilde". Pero el orgulloso es incapaz de hacer autocrítica.
La humildad es necesaria para ser justos y tú y yo necesitamos ser justos, como esposos, como padres, como empleados o como empleadores, o simplemente como seres humanos. No es posible hacer a nadie feliz sin humildad.

Según el salmo de hoy, solo es posible ser justos si nos dejamos conducir por Dios. Al fin de cuentas, cuando Jesús estaba en este mundo, dijo: "Aprended de mí, porque soy manso y humilde de corazón".**
¿Hay heridas que tú abriste? ¿Corazones tristes que lastimaste? Aprende de Jesús todos los días y recuerda que él "encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su carrera".

*1 Ped. 5:5,6.
**Mat. 11:29.

Alejandro Bullon

127. “Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, sea alabado el nombre de Jehová.”


“Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, sea alabado el nombre de Jehová.” Sal 113:3
Es común alabar a Dios cuando el corazón rebosa de alegría y gratitud. Es también común buscarlo cuando las cosas parecen escapar del control y tú sientes que no tienes más fuerzas para continuar resistiendo los huracanes de la vida. No me refiero a huracanes como el Katrina o el Vilma, que arrasaron todo dejando por lo menos la esperanza de la reconstrucción. Me refiero a aquellos vendavales emocionales que se llevan hasta las ganas de continuar viviendo.

¿Qué sucede cuando el ser amado un día te mira y te dice: “Fue bueno mientras duró, pero me estoy yendo porque quiero ser feliz?” ¿O qué sientes cuando después de toda una vida de trabajo, la traición de alguien en quien tú confiabas parece destruir tus sueños? ¿Cómo reaccionas ante el cuerpo inerte del hijo amado, o ante el diagnóstico de un cáncer Terminal en plena juventud? Buscar a Dios en los momentos de alegría y de tristeza será más fácil si la declaración del versículo de hoy es una realidad en tu experiencia. Alabar el nombre de Dios debe ser un acto permanente. “Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone”. Andando, viajando, trabajando, viviendo, la alabanza debe estar presente en cada latido del corazón.

El humanismo de nuestros días concentra la atención del hombre en el propio hombre. “Busca la solución dentro de ti mismo”, afirma. “Saca la energía de tu interior”, declara. En contraste, la teología bíblica es teocéntrica. Según ella, todos los caminos e intenciones humanas deben converger en Dios. La Biblia enseña que Dios está en los cielos, pero que quiere estar en la vida de la criatura. Todos los días, en todos los momentos.

¿Dejarás que Dios camine a tu lado hoy? ¿Le pedirás orientación antes de tomar la decisión que necesitas tomar? Separarse de la presencia de Jesús, solo por un minuto, es como quitar el tubo de oxígeno de un enfermo Terminal. Si aprendes a sentir la presencia de Dios en todo momento, te será más fácil hacerlo en medio del dolor, cuando las lágrimas te impidan ver al Señor.

Ábrele el corazón a Jesús. Abraza a tus amados antes de salir de casa. Anima al débil, consuela al triste y encara con optimismo los desafíos de este día. Y no olvides: “Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, sea alabado el nombre de Jehová”.

Alejandro Bullon

126. “El perezoso mete su mano en el plato, y ni aun a su boca la llevará.”


“El perezoso mete su mano en el plato, y ni aun a su boca la llevará.” Prov. 19:24.
Pedro Lima, amigo de viejos tiempos, me contó que una vez encontró a ' un campesino, dueño de un buen pedazo de tierra, sentado, fumando un cigarro de hojas, quejándose de su terrible situación financiera.
-¿Aquí da bien el maíz? -preguntó Pedro.
-No da, señor -respondió el campesino, con una tonada típica del interior.
-¿Da mandioca?
—No da, señor.
-¿Da soja, porotos, alguna otra cosa?
—No da, señor.
—¿Pero usted ya plantó algo?
—No planté, señor.'

¿Se puede esperar cosechar algo que nunca fue plantado? ¿Es posible pasarse la vida lamentando la triste "suerte", esperando con los brazos cruzados que el "destino" sea misericordioso con uno? "El perezoso mete su mano en el plato", afirma Salomón. El perezoso desea, anhela, quiere, sueña y espera, como todo ser humano. Ve el plato de las oportunidades a su alcance. Contempla como los otros se hartan con los manjares deliciosos de la prosperidad, la felicidad y el éxito. Y él, puede ser que coloque la mano en el plato, pero no se da el trabajo de llevar la comida a la boca. Quiere que todo acontezca por casualidad.

La sabiduría lleva a la persona a entender que todo sueño tiene un precio, y que el precio del sueño es el trabajo. Construir un hogar feliz, por ejemplo, requiere esfuerzo. El camino más fácil es el divorcio. Ser aprobado en un examen, requiere horas de estudio, la disculpa más sencilla es decir que la prueba era muy difícil. Educar hijos moral y emocionalmente sanos, exige horas de paciencia y dedicación, pero la salida más atractiva es creer que supliendo sus necesidades materiales, la paternidad ya fue cumplida. Hacer dinero es fruto del trabajo y del dominio propio, aunque la solución más cómoda es jugar a la lotería.

La figura que Salomón usa para describir al perezoso es risueña; pero, usando la ironía, muestra la realidad de mucha gente que no está dispuesta a pagar el precio de los sueños. Antes de iniciar tus actividades hoy, piensa: ¿Qué podría hacer para mejorar por lo menos en tres aspectos de mi vida? Piensa en la vida espiritual, familiar y profesional. ¿Estás dispuesto a pedirle a Dios sabiduría para dar prioridad a las cosas que son realmente prioritarias? ¿Da trabajo? ¡Sin duda! ¿Es difícil? ¡Ciertamente! Pero recuerda el proverbio: "El perezoso mete su mano en el plato, y ni aun a su boca la llevará".

Alejandro Bullon

miércoles, octubre 06, 2010

125. “La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo.”


Sal. 19:7 dice:
“La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo.”
Conocí a Jean en el peor momento de su vida. Fue una noche en que se desmayó mientras yo presentaba la Palabra de Dios. Al final de la reunión lo llevaron a mi camarín. Estaba con la vida completamente destruida. Desempleado, con el hogar deshecho, y esclavo del alcoholismo. Creía que no valía la pena continuar viviendo. Aquella noche había ido al gimnasio deportivo porque un amigo a quien le debía favores, insistió mucho. El mensaje impactó su corazón al punto de perder el conocimiento.
Tres años después volví a verlo en circunstancias completamente diferentes. Era gerente de una empresa de porte medio, su hogar estaba reconstruido, había vencido el alcoholismo y reflejaba felicidad en su mirada.
Eso es lo que el salmo de hoy enseña: "La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma", es decir, restaura. Restaurar significa hacer de nuevo, reconstruir, recrear. Por eso, la versión castellana de la Biblia usa el verbo "convertir".

En el original hebreo la palabra ley es Torah, que incluye no solo el decálogo, sino todas las enseñanzas bíblicas. Literalmente Torah quiere decir instrucción, dirección, enseñanza Necesitamos ser enseñados, instruidos y dirigidos por la Palabra de Dios para no vivir destruyéndonos, procurando la felicidad; y si alguien ya está destruido, precisa urgentemente buscar las enseñanzas y el poder restaurador de la Palabra de Dios.

Un día Jesús se encontró con un paralítico. Aquel hombre vivía arrastrando su humanidad por los caminos de la vida. No tenía sueños, ni proyectos, ni expectativas futuras. Solo aquel presente doloroso, oscuro y sin esperanza. Pero Jesús apareció y le dijo: "toma tu lecho y anda". Ahí estaba la Palabra de Dios. La orden era "levántate". El paralítico solo tenía dos opciones, creer o rechazar. Él creyó, se levantó y anduvo.

Este es el poder restaurador de la Palabra divina. Restaura el alma. Cura por dentro, devuelve la esperanza y la voluntad, y da sabiduría para evitar los errores del pasado. Por eso, hoy, antes de enfrentar los peligros que se esconden en el camino, recuerda: "La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo".

Alejandro Bullón

124. “¿Quién es el hombre que teme a Jehová? Él le enseñará el camino que ha de escoger.”


Sal. 25:12.
“¿Quién es el hombre que teme a Jehová? Él le enseñará el camino que ha de escoger.”
Si tú pudieras hacer una lista de las veces que tomaste decisiones equivocadas, ¿cuál sería el resultado?
"Pastor -dicen las personas-, yo tenía la seguridad de que mi matrimonio iba a funcionar". "Creí que este negocio era el gran negocio de mi vida". "Nunca pensé que venir a este país sería mi desgracia". "Escoger esta profesión fue un error".

Ahora, imagina cómo sería tu vida si Dios, que nunca se equivoca, te hubiera instruido en el camino que tú debías escoger. ¿Crees que las cosas hubieran sido diferentes? Una de las estrellas de la música brasileña murió víctima del SIDA, en plena juventud. En una de sus últimas entrevistas, dijo: "No me arrepiento de nada de lo que hice. Si tuviera que vivir otra vez, viviría todo de nuevo". Pero si hubiera hecho las decisiones acertadas, con certeza hubiera vivido más. Saber vivir es saber decidir. Cuando Francisco Pizarro y un grupo de españoles llegaron a la isla de Gallo, el líder vio que los compañeros se acobardaban ante las perspectivas del sufrimiento que les aguardaba, entonces, con la punta de su espada, trazó una línea simbólica sobre la arena de la playa y dijo: "De este lado os espera la muerte, el hambre, la lluvia, el desamparo y la gloria. De este otro, la vida descansada en tranquila pobreza. Cada uno haga su decisión". Habiendo dicho esto, fue el primero en saltar la línea y 12 de los suyos saltaron tras él. Así fue como se inició la conquista del Imperio Inca.

Fue una decisión en busca de riqueza y glorias terrenales, es verdad. Pero, todos los días, a cada instante, necesitamos tomar decisiones para la vida o para la muerte, para la felicidad o la desgracia y en esas horas, Dios está dispuesto a instruirte para que tú tomes la decisión acertada. ¿Qué hacer para que la ayuda divina sea una realidad? El texto afirma: "¿Quién es el hombre que teme a Jehová? Él le enseñará el camino que ha de escoger". "Temer" al Señor es tenerlo presente, reconocerlo como el Creador, reconocernos como criaturas, abrir los ojos y los oídos a sus consejos a través de la lectura de la Biblia, y después, salir sin miedo a enfrentar los desafíos que nos esperan a lo largo del camino.

Haz hoy tuya la oración del salmista y recuerda que: "¿Quién es el hombre que teme a Jehová? Él le enseñará el camino que ha de escoger"

Alejandro Bullón

123. “La cordura del hombre detiene su furor, y su honra es pasar por alto la ofensa.”


Prov. 19:11. “La cordura del hombre detiene su furor, y su honra es pasar por alto la ofensa.”
¿Tú peleas, discutes y reclamas porque piensas que te estás defendiendo? A la luz del consejo de hoy, tú pierdes cada vez que te pones nervioso. La traducción literal de este texto, sería: "la sabiduría del nombre se torna longánima". La palabra hebrea es sekel, que significa sabiduría, prudencia y no específicamente discreción, aunque la discreción sea parte de la sabiduría. El hombre sabio es paciente. No explota ante la primera provocación. Observa primero, analiza y estudia la situación.

"Eso depende de la personalidad de cada uno", puedes decir; y es posible que lo sea, pero el propósito de la sabiduría no es colocar el sello de aprobación sobre las actitudes humanas. Es transformar tu temperamento y enseñarte a ser feliz. El camino de la paciencia y del perdón es el único que te llevará a la grandeza. Pero, ¿cómo perdonar si alguien entró en mi casa, violó y mató a mi hija? Sé que es difícil. Imposible tal vez, desde el punto de vista humano. Pero las cosas imposibles para el hombre, son posibles para Dios.

Ser paciente y perdonador no significa ser insensible. Claro que el dolor está presente. Es inevitable. Es posible que ráfagas de odio y de venganza pasen rápidamente por tu mente. Es natural. Tú serías un robot sin sentimientos, si no sintieras la rabia y la rebelión tratando de hacer nido en tu corazón. El problema es permitir que esos sentimientos negativos se apoderen de tu ser, entregándote voluntariamente a la esclavitud del rencor, envenenado por la amargura del resentimiento.

La sabiduría no combina con el odio, ni con el deseo de venganza. Por un motivo. La sabiduría tiene como único objetivo llevarte a ser feliz, y solo la paciencia y el perdón pueden conseguir eso. Alaba a Dios por la vida, por los momentos buenos y hasta por las pruebas y dificultades que aparecen en tu vida. Haz de este día un día de paciencia. No explotes con facilidad. No digas cosas de las cuales después te arrepentirás. Es muy fácil abrir una herida, difícil es verla cicatrizada. Acude a Jesús. Solo él puede quitar de tu corazón el dolor y la amargura y poner paz y perdón, sin los cuales no hay manera de ser feliz. Y no olvides: "La cordura del hombre detiene su furor, y su honra es pasar por alto la ofensa"

Alejandro Bullón

122. “Porque no para siempre será olvidado el menesteroso, ni la esperanza de los pobres perecerá perpetuamente.”


Sal. 9:18 dice: “Porque no para siempre será olvidado el menesteroso, ni la esperanza de los pobres perecerá perpetuamente.”
Cuanto tiempo hace que tú estás suplicando por una determinada bendición y te da la impresión que al Señor no le importa tu pedido? El salmista presenta hoy una promesa alentadora. Tú no serás olvidado para siempre, y no serás perpetuamente frustrado. ¿No es una gran noticia? Pero hay una condición para que la promesa divina se cumpla. Tú necesitas ser un "menesteroso-pobre". Aquí no se habla de dos tipos de personas. Tú sabes que esta es una poesía hebrea y que la belleza de la poesía hebra no radica en la rima, sino en el paralelismo.

El paralelismo es la repetición del mismo pensamiento en dos frases aparentemente diferentes. De modo que el menesteroso o necesitado de la primera frase, es el pobre o afligido de la segunda. Puede ser que tú estés afligido hoy, si estás enfrentando algún problema Pero, necesitado, no necesariamente. La palabra hebrea menesteroso, ébyón, es usada por lo menos en tres aspectos diferentes. Para referirse a un estado de pobreza material, a una persona que no tiene posición social, o a una actitud de humildad ante Dios. Inclusive el verbo hebreo necesitar, abah, significa aceptar, consentir. Nadie acepta la intervención de otro si no se siente necesitado.

Cuando el ser humano piensa que Dios está tardando en responder, es generalmente porque no llegó al estado de necesidad espiritual que lo lleva a aceptar la intervención divina en su vida. Aquella noche en el mar de Galilea, los discípulos lucharon con las olas y el viento contrario mientras tuvieron fuerzas. Eran pescadores, acostumbrados a las tempestades y tormentas, ¿para qué pedir ayuda? Ellos podían resolver el problema por sí mismos.

Pero a la cuarta vigilia, allá por las cuatro o cinco de la mañana, cuando ya no tenían más fuerzas, cuando el orgullo y la suficiencia humana habían desaparecido y se sentían "necesitados", Jesús apareció andando sobre las aguas para socorrerlos. Sentirse necesitado no es un asunto de palabras ni de lágrimas, es una actitud del corazón. Es lo que tú y yo necesitamos aprender diariamente. Porque la promesa del Señor es: "Porque no para siempre será olvidado el menesteroso, ni la esperanza de los pobres perecerá perpetuamente".

Alejandro Bullón

121. “El que sigue la justicia y la misericordia hallará la vida, la justicia y la honra.”


Prov. 21:21.
“El que sigue la justicia y la misericordia hallará la vida, la justicia y la honra.”
Si tú subes al avión para Buenos Aires, con certeza llegarás a Buenos Aires. No hay forma de tomar la autopista de Washington a Nueva York y llegar a Miami. Este es el consejo bíblico de hoy. ¿Deseas obtener vida, justicia y honra? Sigue el camino de la justicia y de la bondad. Jesús es ese camino.
Cuando Jesús estaba en la tierra, dijo un día: "Yo soy el camino, y la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí".*

¿En qué sentido Jesús es el camino? Él te invita a una vida de compañerismo diario. El cristianismo es justamente eso, andar con Jesús todos los días. Desde la hora en que te despiertas, temprano por la mañana, hasta la hora en que te acuestas. Trabajando, estudiando, comprando y vendiendo, haciendo cualquier cosa. Si tú tienes conciencia de la presencia de Jesús, eres un cristiano. La tragedia humana es limitar la vida cristiana a una hora por semana en la iglesia o, en la mejor de las hipótesis, a una hora de meditación y oración por día. Todo eso es bueno, pero insuficiente para vivir una vida feliz. El secreto es no apartarse de Jesús un instante, permitir que él forme parte de las negociaciones y de las decisiones. Andar permanentemente con él.

¿Cómo es posible eso? ¿Significa que debemos caer en el terreno del misticismo, tratando de oír "la voz de Jesús", o experimentando sensaciones sobrenaturales? ¡No! Jesús guía la vida de sus hijos a través de las enseñanzas de su Palabra. Si tú no la lees, y no meditas en la Palabra de Dios, ¿cómo te va a hablar él en los momentos de necesidad? La Biblia es la revelación escrita de la voluntad de Dios para el ser humano.
El camino es Jesús, su Palabra es la guía. Seguir a Jesús es seguir los consejos bíblicos. Tú encuentras en ella instrucciones para las circunstancias más difíciles de la vida: cómo educar a tus hijos, cómo salir de las deudas; cómo cultivar relaciones, etcétera.

Haz de este día un día de decisiones de vida. Consigue una Biblia, léela, estúdiala, vale más que una carrera universitaria o un título doctoral. Jesús es la Fuente de la sabiduría. Y no olvides: "El que sigue la justicia y la misericordia hallará la vida, la justicia y la honra".

Alejandro Bullón

120. “El entendido en la palabra hallará el bien, y el que confía en Jehová es bienaventurado.”


No hay nada mejor que empezar el día con un pensamiento bíblico. Escogí hoy Prov. 16:20.
“El entendido en la palabra hallará el bien, y el que confía en Jehová es bienaventurado.” La vida es una rosa llena de espinas. Hay problemas. Todos los días. Ante ellos, el ser humano tiene solo dos alternativas, o confía en Dios y sigue las instrucciones divinas, o confía en su propio entendimiento y trata de encontrar la salida para sus problemas, con sus propias fuerzas.
Confiar es una condición necesaria para desarrollar cualquier relación. No es posible vivir sin confiar. Todo lo que hacemos exige confianza. Confiamos en el panadero, en el chofer del ómnibus, en el piloto del avión. Muchas veces, la confianza es traicionada. Por más que el ser humano sea bueno y trate de cumplir sus promesas, está limitado por su propia humanidad. Por ejemplo: Yo prometo darle una bicicleta a mi nieto, al final del año y ¿qué pasa si yo muero dentro de un mes?

Las promesas humanas son falibles, por ser humanas. Las intenciones humanas con frecuencia son egoístas y mentirosas. Nacen de un corazón contaminado por el "virus" del pecado. Los proyectos humanos son pasajeros y limitados, debido a la temporalidad de la criatura.

Por eso, el consejo de Salomón es: "El que confía en el Señor, ese es feliz". Es una locura confiar en Dios y al mismo tiempo, tratar de encontrar la solución para los problemas de la vida en el esfuerzo humano. Confiar en el Señor significa entrega, sumisión y obediencia. Estas actitudes no son propias de la naturaleza humana, pero son la única garantía de victoria. Por eso, el texto dice: "Mira con atención la enseñanza y halla el bien".
Como todos los días, hoy también es un día de decisiones. Tú estás vivo. Vivir es decidir. Para el bien o para el mal, para la tristeza o para la alegría. Dale a Dios la oportunidad de ser tu Guía. Al fin de cuentas, el Creador conoce el camino mejor que la criatura. Él es Dios. Sus promesas nunca fallan.

Antes de salir de casa o de comenzar tus actividades diarias en este día, coloca tu vida en las manos de Dios, pídele que te enseñe a vivir, porque: "El entendido en la palabra hallará el bien, y el que confía en Jehová es bienaventurado".

Alejandro Bullón

119. “El temor de Jehová es manantial de vida para apartase de los lazos de la muerte.”


“El temor de Jehová es manantial de vida para apartase de los lazos de la muerte.” Prov. 14:27
Vivir no es apenas existir. Este mundo está lleno de personas que existen, pero que no viven. Respirar es prueba de existir, no de vivir. Tú existes con el cuerpo, vives con el alma. "El temor de Jehová es manantial de vida", afirma el texto de hoy. La fuente es inagotable y constante. Los ríos no. Los ríos dependen de la lluvia. No tienen vida propia. Nacen de las fuentes. Jesús es la Fuente de vida. Si tú quieres vivir la vida en su plenitud, necesitas ir a Jesús todos los días. No se trata solo de un ritual religioso, sino de la sobre vivencia. Si no lo haces, dejas de vivir y pasas simplemente a existir.

El que recibe vida del manantial, evita los lazos de la muerte. No hay carreteras que lleven al futuro. No hay caminos abiertos para seguirlos. Apenas tiempo, como si fuese un desierto, un terreno desconocido, a veces lleno de peligros y lazos de muerte. Pero, hay un mapa que es la Palabra de Dios. Escuchar sus consejos divinos, buscando a Jesús todos los días, es ser sabio, es ser más que meramente religioso. Tus ojos se abren a la vida y a los peligros de muerte que hay ocultos en el camino.

El texto de hoy se repite en Proverbios 13:14. Solo que en ese pasaje se sustituye el "temor de Jehová" por "la ley del sabio", de donde se deduce que el temor de Jehová es simplemente seguir sus consejos.
Difícil tarea para la criatura. Al ser humano le gusta enseñar, no aprender; le gusta ser seguido, no seguir. Y, sin embargo, es una ley de la vida que si queremos ayudar a otros, es necesario ser y dejarnos ayudar. Esto exige un cambio de actitud.

El auténtico cambio comienza en el interior. No intentes construir algo grande fuera de ti, sin construir algo grande dentro de ti. Ese es el trabajo del Señor Jesús. El tuyo es ir todos los días a él, dispuesto a aprender.
¡Que este día sea para ti un día de cambio interior! La mayoría de las veces, las cosas no funcionan a nuestro alrededor, porque no funcionan en nuestro interior. Permite que Jesús te guíe a lo largo de este día haciéndote ver los peligros ocultos, porque: "El temor de Jehová es manantial de vida para apartase de los lazos de la muerte".

Alejandro Bullón

118. “El que tiene en poco la disciplina menosprecia su alma; mas el que escucha la corrección tiene entendimiento.”


“El que tiene en poco la disciplina menosprecia su alma; mas el que escucha la corrección tiene entendimiento.” Prov. 15:32
Cuando el fuego abrasa la madera, la destruye; cuando abrasa el oro, lo purifica. El fuego es símbolo de la disciplina divina, de las pruebas y adversidades que aparecen en la vida. Necesitamos entender que la disciplina divina no es como el castigo humano. Nada que trae dolor. Las lágrimas y la tristeza no nacen en la mente divina. Dios solo es el autor de las cosas buenas. Si yo rechazo la disciplina, me coloco en un camino peligroso. "Menosprecia su alma", advierte Salomón.

Nada sucede en este mundo sin el permiso divino y si él permite que la adversidad toque a la puerta de tu corazón, es porque desea que escribamos capítulos más brillantes de nuestra propia historia. Teológicamente, la adversidad llega a la vida del hijo de Dios, porque el Señor quiere despertarlo ante el peligro que se aproxima.

El verbo hebreo mas que Salomón usa aquí, ha sido traducido como "el que tiene en poco", es decir, el que "rechaza". Rechazar significa literalmente sentirse sublevado, incomodado, no estar de acuerdo. ¿No es así como nos sentimos cada vez que las cosas no salen como queremos? Y no obstante, esa aparente adversidad es el instrumento que Dios usa para librarnos de tragedias mayores.

Si aceptamos la prosperidad y la alegría, dones preciosos de Dios para hacernos felices, ¿no deberíamos también aceptar que el Señor nos despierte a la realidad, cuando nuestra humanidad nos induce a dormirnos en el volante de las circunstancias favorables?

Ningún dolor es permanente. Ninguna adversidad dura para siempre. No para los hijos de Dios. Porque el objetivo no es destruir, sino educar y edificar. El dolor que tú estás viviendo en este momento es pasajero. Mañana será un nuevo día. El sol brillará de nuevo y tú habrás crecido en tu manera de ver la vida. Escucha la reprensión con humildad.

Por eso hoy, aunque las cosas no sean todas "color de rosa", aunque en el cielo haya nubes amenazadoras, vale la pena recordar el consejo divino: "El que tiene en poco la disciplina menosprecia su alma; mas el que escucha la corrección tiene entendimiento".

Alejandro Bullón