jueves, octubre 07, 2010

137. “El simple todo lo cree; mas el avisado mira bien sus pasos.”


“El simple todo lo cree; mas el avisado mira bien sus pasos.” Prov. 14:15.
La noticia explotó como una bomba entre los habitantes del barrio de la Móca , en la zona este de San Pablo. La amistad entre Mario y Ricardo terminó en muerte y nadie entendía nada de nada. Mario no huyó, ni trató de dar explicaciones. Con las manos ensangrentadas y la cabeza baja, simplemente lloraba ante el cuerpo inerte de Ricardo, su concuñado y mejor amigo.
Ambos habían crecido juntos. Vivían en la misma casa y se casaron con las dos hijas de José, el vecino de enfrente. Su amistad era de aquellas que nadie imaginaría que un día pudiese acabar.
En la comisaría, Mario confesó que había matado al amigo porque alguien le había dicho que la esposa lo estaba traicionando con su mejor amigo. Las investigaciones posteriores demostraron que Mario se dejó llevar por los chismes. Obró como obra un “simple”. No se detuvo a pensar, no preguntó, no esperó, ni “miró bien sus pasos”. Permitió que el instinto tomara el control de sus acciones.

La raíz de la palabra hebrea traducida aquí como “simple”, significa inexperto. A diferencia del cinismo o de la perversión, la simplicidad es una etapa del crecimiento. Todos pasamos por ella. Ser simple, no significa ser malo, porque se está pasando por un período de madurez. Lo que está mal es permanecer en ese estado.
La vida está llena de sueños destruidos, hogares deshechos, amistades rotas, corazones heridos y emprendimientos quebrados prematuramente, porque el ser humano obra “por impulso”, “en un momento de locura”. ¿No son esas las explicaciones que damos después de obrar sin pensar?
Debo analizar mi propia historia de hoy. ¿Alguna vez actué movido por el impulso? Necesito responder para mí, y no para los otros. No tengo porqué proteger mi imagen, porque nadie me está viendo. Me veo en ci espejo de mis recuerdos ¿y qué veo? Eso no importa, porque hay esperanza y la esperanza es Jesús.
Para salir del estado de simplicidad es necesario tomar la decisión de cambiar y, enseguida, buscar la fuente de la sabiduría que es Dios. Piensa en lo que vas a hacer hoy, con relación a tu hijo, a tu cónyuge o a tu compañero de trabajo, y recuerda: “El simple todo lo cree; mas el avisado mira bien sus pasos”.

Alejandro Bullón

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