¿CONFESAREMOS O NEGAREMOS A CRISTO? En nuestro trato con la sociedad, en la familia, o en cualesquiera relaciones que trabemos en la vida, sean ellas limitadas o extensas, hay muchas maneras por las cuales podemos reconocer a nuestro Señor, y muchas maneras por las cuales le podemos negar... Nadie puede confesar verdaderamente a Cristo delante del mundo, a menos que viva en él la mente y el espíritu de Cristo. Es imposible comunicar lo que no poseemos y amamos... 1JT 339
jueves, octubre 07, 2010
147. “Dichosos los que guardan juicio, los que hacen justicia en todo tiempo.”
¿Cómo estás … ? Mira lo que dice Sal 106:3.
“Dichosos los que guardan juicio, los que hacen justicia en todo tiempo.”
Si tú crees que la justicia es simplemente rectitud, que es buen comportamiento; el texto de hoy te llevará a un callejón sin salida. Según el salmista, una manera de ser feliz es tener una conducta coherente y por encima de cualquier sospecha. Pero justicia, en el concepto hebreo, no es tan solo un patrón de comportamiento.
El profeta Jeremías escribió: “Vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra.* El renuevo de justicia que el profeta menciona no es solamente poseedor de justicia. Es la misma justicia. No hay justicia sin Jesús. El es la Justicia. Por lo tanto, al referirse en el versículo de hoy a aquellos que “hacen justicia”, el salmista está pensando en aquel que vive en Jesús. Practicar es aplicar la teoría repetidamente. La vida del cristiano no es solo teoría. No basta saber que Jesús murió y que la única manera de guardar la rectitud es ir a Jesús. Ese concepto es maravilloso, pero es necesario salir de la teoría e ingresar en el terreno de la práctica. Es necesario andar diariamente con Jesús, la persona Justicia.
David enseña en el salmo de hoy que el secreto de la felicidad es “hacer la justicia”. ¿Cómo puede la práctica de normas, la mayoría de las veces difíciles de ser cumplidas, proporcionar felicidad? No, evidentemente aquí no se habla solo de un código moral, sin vida en sí mismo. Aquí se habla del Señor Jesucristo. El murió en la cruz del Calvario no solo para darnos vida, sino también para dar vida a los mandamientos que los fariseos habían transformado en letra muerta. “Hacer justicia” en el sentido de andar diariamente con Jesús, es una experiencia enriquecedora. Le da sentido a la vida. Le proporciona sabor a los momentos más insulsos de la experiencia humana.
No mires los principios divinos como letra sin vida y prohibiciones míralos como el reflejo del carácter de Jesús y aplícalos a tu vida. Este es el secreto de la felicidad que tú tanto buscas. Esta puede ser la realidad más extraordinaria de tu existencia. Por eso, memoriza el versículo de hoy y repítelo a lo largo del día: “Dichosos los que guardan juicio, los que hacen justicia en todo tiempo”.
Alejandro Bullón
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