Puesto que la mente y el alma hallan expresión por medio del cuerpo, tanto el vigor mental como el espiritual dependen en gran parte de la fuerza y la actividad físicas; todo lo que promueva la salud física, promueve el desarrollo de una mente fuerte y un carácter equilibrado. Sin salud, nadie puede comprender distintamente ni cumplir completamente sus obligaciones para consigo mismo, con sus semejantes, o con su Creador. Debiera cuidarse por lo tanto tan fielmente la salud como el carácter. El conocimiento de la fisiología y de la higiene debería ser la base de todo esfuerzo educativo (La educación, pág. 191). 231
71. LA CIENCIA DEL VIVIR
¿QUE puede hacerse para detener la marea de enfermedad y crimen que está arrastrando a nuestra especie a la ruina y a la muerte? Como la gran causa del mal ha de hallarse en la complacencia del apetito y la pasión, la primera y gran obra de reforma debe ser aprender y poner en práctica las lecciones de la temperancia y el dominio propio.
Si ha de efectuarse un cambio permanente para el mejoramiento de la sociedad, la educación de las masas debe empezar en la época temprana de la vida. Es casi seguro que los hábitos formados en la infancia y la juventud, los gustos adquiridos, el dominio propio logrado, los principios inculcados desde la cuna, han de determinar el futuro del hombre o de la mujer. El crimen y la corrupción resultantes de la intemperancia y las costumbres relajadas podrían ser evitados por la debida educación de la juventud.
LA SALUD Y EL DOMINIO PROPIO
La salud física perfecta es una de las más grandes ayudas para formar en la juventud caracteres puros y nobles, fortaleciéndolos para dominar el apetito y refrenar los excesos degradantes; y, por otra parte, estos mismos hábitos de dominio propio son esenciales para el mantenimiento de la salud.
Es de la mayor importancia que los hombres y las mujeres sean instruidos en la ciencia de la vida humana, y en cuanto a los mejores medios de preservar 232 y adquirir la salud. La juventud es, por excelencia, la época de almacenar los conocimientos que han de ponerse diariamente en práctica durante toda la vida. La juventud es la época para establecer buenos hábitos, para corregir los malos ya contraídos, para lograr y mantener el poder del dominio propio y trazar el plan y acostumbrarse a la práctica de ordenar todos los actos de la vida de acuerdo con la voluntad de Dios y el bienestar de nuestros semejantes... Jesús no ignoraba las exigencias del cuerpo. Respetaba la condición física del hombre y sanaba a los enfermos y restauraba las facultades de aquellos que sufrían por su pérdida...
LA VIDA ES UN COMETIDO
Se debería mostrar a los jóvenes que ellos no tienen libertad de hacer lo que quieren con sus vidas. Ahora han recibido algo en custodia y en el futuro llegará el día en que tendrán que dar cuenta. Dios no los considerará libres de culpa si han tratado ligeramente sus preciosos dones; el Redentor del mundo ha pagado un precio infinito por ellos, y sus vidas y talentos le pertenecen; y serán finalmente juzgados de acuerdo con la fiel o infiel administración del capital que Dios ha confiado a su cuidado. Debería enseñárseles que, cuanto mayores son los medios y las oportunidades que se les dan, más pesadamente descansa sobre ellos la responsabilidad de la obra de Dios y más se requiere que hagan. Si de este modo se consigue que los jóvenes sientan su responsabilidad ante el Creador y la importancia del cometido que representan sus propias vidas, vacilarán en arrojarse a la vorágine de la disipación y el crimen que traga a tantos de los jóvenes promisorios de nuestra época (Review and Herald, diciembre 13, 1881). 233
72. LA. PROTECCIÓN DE LA SALUD
LA SALUD es una bendición cuyo valor pocos aprecian; no obstante, de ella depende grandemente la eficiencia de nuestras facultades mentales y físicas. Nuestros impulsos y pasiones tienen su asiento en el cuerpo, y éste debe ser mantenido en la mejor condición física y bajo las influencias más espirituales a fin de dar el mejor uso a nuestras aptitudes. Todo lo que merma la fuerza física, debilita la mente y la hace menos capaz de discernir entre el bien y el mal.
El uso indebido de nuestras facultades físicas acorta el tiempo en que nuestras vidas pueden ser usadas para la gloria de Dios y nos incapacita para llevar a cabo la obra que Dios nos ha encomendado. Al dar lugar a la formación de malos hábitos, quedándonos levantados hasta altas horas de la noche, satisfaciendo el apetito a expensas de la salud, echamos el cimiento de la debilidad. . .
Los que así acortan su vida y se incapacitan para el servicio por no respetar las leyes naturales, son culpables de robar la Dios. Y también roban a sus semejantes. Por su conducta han cercenado la oportunidad de beneficiar a otros, la obra misma para la cual Dios los mandó al mundo. Y se han malogrado para hacer hasta aquello que pudieran haber realizado en un período más breve de tiempo. El Señor nos considera culpables cuando, por nuestros hábitos dañinos, privamos del bien que podríamos hacerle al mundo (Review and Herald, junio 20, 1912). 234
73. LA SANTIDAD DE LA SALUD
SATANÁS se presenta al hombre con sus tentaciones en la forma en que se presentó a Cristo: como ángel de luz. Ha estado trabajando para debilitar física y moralmente al hombre a fin de vencerlo con sus tentaciones, y luego triunfar sobre su ruina. Y ha tenido acceso a aquellos que están esclavizados por los apetitos, sin tener en cuenta los resultados. Bien sabe él que es imposible al hombre desempeñar sus obligaciones para con Dios y sus semejantes mientras malogra las facultades que Dios le ha dado. El cerebro es la capital del cuerpo. Si las facultades perceptivas son entorpecidas por cualquier clase de intemperancia, no se disciernen las cosas eternas.
LA RELACION DE LA SALUD CON LA FORMACION DEL CARACTER
Dios no da permiso al hombre para violar las leyes de su ser. Pero el hombre, al ceder a las tentaciones de Satanás complaciéndose en la intemperancia, pone las facultades superiores bajo el dominio de los apetitos y pasiones animales. Cuando éstos logran ascendiente, el hombre, que fue creado poco inferior a los ángeles, con facultades susceptibles del más elevado cultivo, se entrega al control de Satanás, y éste tiene fácil acceso a aquellos que están esclavizados por los apetitos. Por causa de la intemperancia, algunos sacrifican una mitad, otros los dos tercios de sus facultades físicas, mentales y morales, y se hacen juguetes del enemigo. 235
Los que quieren tener mentes despejadas para discernir las estratagemas de Satanás deben poner sus apetitos físicos bajo el dominio de la razón y de la conciencia. La moral y la acción vigorosa de las facultades superiores de la mente son esenciales para la perfección del carácter cristiano. Y la fuerza o debilidad de la mente tienen mucho que ver con nuestra utilidad en este mundo y con nuestra salvación final. Es deplorable la ignorancia que ha prevalecido con respecto a la ley de Dios y nuestra naturaleza física. La intemperancia de cualquier clase es una violación de las leyes de nuestro ser. La imbecilidad prevalece en un grado temible. El pecado se hace atrayente bajo el manto de luz con que Satanás lo cubre, y él se complace en retener el mundo cristiano en su hábitos diarios bajo la tiranía de las costumbres, como los paganos, y gobernado por el apetito.
LA INTEMPERANCIA DEGRADA
Si los hombres y las mujeres inteligentes tienen sus facultades morales entorpecidas por cualquier clase de intemperancia son poco superiores a los paganos en muchos de sus hábitos. Satanás desvía constantemente a la gente de la luz salvadora a las costumbres y la moda, sin tener en cuenta su salud física, moral y mental. El gran enemigo sabe que si predominan el apetito y la pasión, se sacrifican la salud del cuerpo y la fuerza del intelecto en el altar de la satisfacción de los apetitos y el hombre es llevado a una rápida ruina. Si el intelecto iluminado lleva las riendas, dominando las propensiones animales y manteniéndolas sujetas a las facultades morales, Satanás sabe que es pequeño su poder para vencer con sus tentaciones. . .
Una buena parte del mundo cristiano carece del derecho de llamarse cristiano. Sus hábitos, su extravagancia, 236 el trato general de su cuerpo, violan la ley física y son contrarios a la norma bíblica. Ellos mismos, con su curso de vida, se están acarreando sufrimiento físico y debilidad moral y mental (Review and Herald, septiembre 8, 1874).
EL DOMINIO PROPIO ES UN DEBER
El cuerpo tiene que ser puesto en sujeción. Las facultades superiores de nuestro ser deben gobernar. Las pasiones han de obedecer a la voluntad, que a su vez ha de obedecer a Dios. El poder soberano de la razón, santificado por la gracia divina, debe dominar en nuestra vida.
Las exigencias de Dios, deben estamparse en la conciencia. Hombres y mujeres deben despertar y sentir su obligación de dominarse a sí mismos, su necesidad de ser puros y libertados de todo apetito depravante y de todo hábito envilecedor. Han de reconocer que todas las facultades de su mente y de su cuerpo son dones de Dios, y que deben conservarlas en la mejor condición posible para servirle (El ministerio de curación, pág. 92). 237
74. UNA EDUCACIÓN EQUILIBRADA
EL TIEMPO dedicado al ejercicio físico no está perdido. El alumno que estudia constantemente sus libros, y hace poco ejercicio al aire libre, se perjudica a sí mismo. Un ejercicio equilibrado de los diversos órganos y facultades del cuerpo, es esencial para el mejor funcionamiento de los mismos. Hay pérdida de fuerza física y mental cuando el cerebro está constantemente recargado mientras que los otros órganos quedan inactivos. Las facultades físicas quedan privadas de su tono sano, la mente pierde su frescura y vigor, y el resultado es una excitación mórbida.
A fin de que los hombres y las mujeres tengan mentes bien equilibradas, todas las aptitudes del ser deben ser puestas en uso y desarrolladas. Hay en este mundo muchas personas más desarrolladas en un sentido que en otro, porque un conjunto de facultades ha sido cultivado, mientras que el otro se ha atrofiado por la inacción. La educación de muchos jóvenes fracasa porque estudian demasiado, mientras descuidan lo que pertenece a la vida práctica. Para que el equilibrio de la mente pueda conservarse, debe combinarse un juicioso sistema de trabajo físico con el trabajo mental, a fin de que haya desarrollo armonioso de todas las aptitudes (Consejos para los maestros, pág. 226). 238
75. LA EDUCACIÓN OBTENIDA A EXPENSAS DE LA SALUD
ALGUNOS alumnos dedican todo su ser a los estudios, y concentran su mente con el objeto de educarse. Hacen trabajar el cerebro, pero dejan inactivas las facultades físicas. El cerebro se recarga, y los músculos se debilitan porque no se los ejercita. Cuando esto estudiantes se diploman, es evidente que han obtenido su educación a expensas de la vida. Han estudiado día y noche, año tras año, manteniendo continuamente su mente en tensión, pero no han ejercitado suficientemente sus músculos. . .
Las señoritas se entregan frecuentemente a estudio, y descuidan otros ramos de la educación que son aún más esenciales para la vida práctica que el estudio de los libros. Y después de haberse educado, son con frecuencia inválidas para toda la vida. Descuidaron su salud, permaneciendo demasiado encerradas entre cuatro paredes, privadas del aire puro del cielo y de la luz solar que Dios nos da. Estas jóvenes podrían haber salido de la escuela con salud, si hubiesen combinado con sus estudios las labores caseras y el ejercicio al aire libre.
La salud es un gran tesoro. Es el bien más precios que puedan tener los mortales. La riqueza, los honores y el saber, se compran a precio muy alto, si es con la pérdida del vigor y de la salud. Ninguna de esta cosas puede asegurar la felicidad, si falta la salud (Consejos para los maestros, pág. 218). 239
76. LA INSIGNIA DE LA NOBLEZA
DURANTE los tres años de adiestramiento, Daniel y sus compañeros mantuvieron sus hábitos de moderación, su lealtad a Dios y su dependencia constante de su poder. Cuando llegó el momento de que el rey pusiese a prueba su capacidad y sus adelantos, fueron examinados junto con otros candidatos para el servicio del reino. Pero "no fueron hallados entre todos ellos otros como Daniel, Ananías, Misael y Azarías".* Su penetrante percepción, su lenguaje escogido y preciso, su vasto conocimiento, daban testimonio de la fuerza intacta y del vigor de su potencia mental. Por causa de estos hechos estuvieron delante del rey. "Y en todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino".*
Dios honra siempre la rectitud. En Babilonia se hallaban reunidos los más promisorios jóvenes de todos los países sometidos al gran conquistador y, sin embargo, entre todos ellos no tenían rival los cautivos hebreos.
La forma erguida, firme, el paso elástico, el rostro bello, los sentidos despiertos el aliento sin contaminar, constituían la insignia de la nobleza con que la naturaleza honra a los que son obedientes a sus leyes.
EFECTOS DE LOS HÁBITOS FÍSICOS SOBRE LA MENTE
Haríamos bien en meditar en la lección que aquí se presenta. La estricta obediencia de los requerimientos 240 de la Biblia será una bendición, tanto para el cuerpo como para el alma. Los frutos del Espíritu no consisten sólo en amor, paz y gozo, sino también en temperancia. Se nos manda que no contaminemos nuestros cuerpos, pues son templos del Espíritu Santo.
Los cautivos hebreos eran hombres de pasiones semejantes a las nuestras. Se mantuvieron firmes en medio de las seductoras influencias de la lujosa corte de Babilonia. Los jóvenes de hoy día están rodeados de incitaciones a la complacencia propia. En nuestras grandes ciudades, especialmente, se hace fácil y tentadora toda forma de placer sensual. Los que, como Daniel, rehúsan contaminarse, cosecharán como recompensa hábitos de temperancia.
Su mayor vigor físico y poder de resistencia más abundante, constituyen un depósito bancario al cual recurrir en caso de emergencia.
Los hábitos físicos correctos promueven la superioridad mental. La potencia intelectual, el vigor físico y la duración de la vida dependen de leyes inmutables. El Dios de la naturaleza no se interpondrá para preservar a los hombres de las consecuencias de la violación de los requerimientos de la naturaleza. El que lucha por el señorío debe ser temperante en todas las cosas. La claridad mental y la firmeza de propósito de Daniel, su poder para adquirir conocimientos y resistir la tentación, se debían en extenso grado a la sencillez de su régimen alimenticio, en relación con su vida de oración.
EL FORJAMIENTO DE NUESTRO PROPIO DESTINO
Hay mucha verdad en el refrán: "Cada hombre es el arquitecto de su propio destino". Si bien los padres son responsables del sello que ponen al carácter así como de la educación de sus hijos e hijas, también 241 es cierto que nuestra posición y utilidad en el mundo dependen en extenso grado de nuestra conducta.
Daniel y sus compañeros gozaban de los beneficios de una educación y un adiestramiento correctos recibidos en sus primeros años, pero estas ventajas solas no habrían bastado para hacer de ellos lo que fueron. Llegó el tiempo en que debían actuar por sí mismos, cuando su futuro dependía de su propio curso de acción. Resolvieron ser fieles a las lecciones que recibieron en la infancia. El temor de Dios, que es el principio de la sabiduría, fue el cimiento de su grandeza.
La historia de Daniel y sus jóvenes compañeros ha sido registrada en las páginas de la Palabra inspirada para beneficio de los jóvenes de todas las épocas posteriores. Mediante la crónica de su fidelidad a los principios de la temperancia, Dios habla hoy a los jóvenes de ambos sexos, mandándoles que reúnan los preciosos rayos de luz que él les ha dado acerca de la temperancia cristiana y se coloquen en armonía con las leyes de la salud.
LA TEMPERANCIA ES RICAMENTE RECOMPENSADA
Se necesitan ahora hombres de acción y valor, como Daniel. En el mundo se necesita hoy un corazón puro y una mano fuerte, intrépida. Dios propuso que el hombre mejorase constantemente, que diariamente alcanzase un punto más alto en la escala de la excelencia. El nos ayudará si tratamos de ayudarnos a nosotros mismos. Nuestra esperanza de felicidad en dos mundos depende de nuestro progreso en uno. En todo momento deberíamos estar en guardia contra la primera aproximación a la intemperancia.
Queridos jóvenes, Dios os pide que hagáis una obra que, por su gracia, podéis hacer. "Que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro racional culto".* 242
Destacaos en la condición de hombres y mujeres que Dios os ha dado. Mostrad una pureza de gustos, de apetitos, de hábitos que sean comparables con los de Daniel. Dios os recompensará con nervios tranquilos, con un cerebro despejado, con un criterio inalterado, con percepción penetrante. Los jóvenes de hoy, cuyos principios sean fieles e inconmovibles, serán bendecidos con salud de cuerpo, mente y alma (Youth's Instructor, julio 9, 1903).
LA RELIGIÓN Y LA SALUD
"El principio de la sabiduría es el temor de Jehová".* Cuando los hombres de hábitos malos y prácticas pecaminosas ceden al poder de la verdad divina, la entrada de la palabra de Dios da luz y entendimiento al simple. La verdad es aplicada al corazón, y la fuerza moral, que parecía haber estado paralizada, revive. El que la recibe adquiere más fuerte y claro entendimiento que antes. Ha afianzado su alma en la Roca Eterna. La salud mejora, por el hecho de sentirse seguro en Cristo. De este modo van a la par la religión y las leyes de la salud. (Testim., tomo 4, págs. 553, 554). 244
(Mensaje para los Jóvenes de E. G. de White)
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