Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo
de toda la obra que había hecho en la creación. Génesis 2:2.
Dios santificó y bendijo el día en el que descansó de
toda su prodigiosa obra.
Y ese sábado, santificado por Dios, iba a ser
guardado por pacto perpetuo.
Era
un monumento conmemorativo que iba a permanecer de era en era, hasta el fin de la
historia de la tierra.
Dios sacó a los hebreos de la esclavitud de
Egipto y les ordenó que observaran su sábado, y que guardaran la ley dada en el
Edén.
Cada semana obró un milagro para grabar en su mente
el hecho de que en el principio del mundo él había instituido el sábado...
En el mes tercero llegaron al desierto del Sinaí y allí se promulgó la ley desde el monte
con una grandiosidad aterradora.
Durante su permanencia en Egipto, Israel había
oído y había visto practicar la idolatría por tanto tiempo que habían perdido
en alto grado su conocimiento de Dios y de su ley, y su sentido de la
importancia y la santidad del sábado; la ley fue dada por segunda vez para
traer esas cosas a su recuerdo.
En los estatutos de Dios estaba definida la religión práctica para
toda la humanidad. Ante Israel se colocó la norma de
justicia.
“Habló además Jehová a Moisés diciendo: Tú hablarás a los hijos
de Israel, diciendo: En verdad vosotros guardaréis mis días de reposo”. Éxodo
31:12,13.
Algunos, que han estado deseosos de
anular la ley de Dios, han citado esta palabra, “sábados”, interpretando que
significa los sábados anuales de los judíos.
Pero esas personas no relacionan
esta exigencia positiva con lo que sigue:
“Porque es
señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para
que sepáis que yo soy Jehová que os santifico.
Así que guardaréis el día de reposo, porque santo es a vosotros; el que
lo profanare, de cierto morirá; porque cualquiera que hiciere obra alguna en
él, aquella persona será cortada de en medio de su pueblo.
Seis días se trabajará, más el día séptimo es día de reposo consagrado a
Jehová; cualquiera que trabaje en el día de reposo, ciertamente morirá.
Guardarán, pues, el día de reposo los hijos de Israel,
celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo.
Señal es para
siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el día séptimo cesó y reposó”. Éxodo
31:13-17.
The Review and Herald, 30 de agosto de 1898. [129]
AUDIO. https://www.youtube.com/watch?v=znyYBfgHuDw&list=PLVsLdOIe7sVuUZaZ1uR2ftk0UT8XIe3vg&index=1&pp=sAQB
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