El Salmo 130, es la experiencia del perdón de
Dios en la vida del salmista
e invita al pueblo a hacer lo mismo.
e invita al pueblo a hacer lo mismo.
Cántico
gradual.
1 De
Lo profundo, oh Jehová, a ti clamo.
2
Señor, oye mi voz; Estén atentos tus oídos A la voz de mi súplica.
3
JAH, si mirares a los pecados, ¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse?
4
Pero en ti hay perdón, Para que seas reverenciado.
5
Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; En su palabra he esperado.
6 Mi
alma espera a Jehová Más que los centinelas a la mañana,
Más que los vigilantes a la mañana.
Más que los vigilantes a la mañana.
7
Espere Israel a Jehová, Porque en Jehová hay misericordia,
Y abundante redención con él;
Y abundante redención con él;
8 Y
él redimirá a Israel De todos sus pecados.
(Salmo
130).
*EL
Sal. 130 es la confesión de un pecador desesperado que ruega a Dios que lo
perdone.
Reconoce que si el Señor lo tratara como lo exige su pecado, no tendría esperanza.
El Señor se revela a este pecador como un Dios perdonador.
Reconoce que si el Señor lo tratara como lo exige su pecado, no tendría esperanza.
El Señor se revela a este pecador como un Dios perdonador.
¿Que
hace que Dios, nos perdone?
¿Perdonar
es lo mismo que perdonarnos de las consecuencias de nuestros pecados?
El
salmista se encontraba sumido en profunda angustia, pero también conocía que el
Señor se deleita en responder las oraciones en semejantes circunstancias.
Para
poder estar en pie en el gran día del juicio, debemos depender plenamente del
perdón que ofrecen el amor y la misericordia divinos, y suplicar a Dios que se
nos impute la justicia de Cristo.
AUNQUE Dios se deleita en perdonar porque es
misericordioso y perdonador por naturaleza,
hay requisitos para el perdón.
hay requisitos para el perdón.
*
Hay sólo una base
para el perdón del pecado: el arrepentimiento.
La confesión (1 Juan 1: 9) sólo tiene valor cuando va acompañada del
arrepentimiento. Algunos cristianos confunden los dos elementos, y piden perdón
sólo por haber reconocido su culpabilidad.
Pero Dios tiene interés en los aspectos prácticos del caso. Además de la
tristeza causada por el pecado, el arrepentimiento comprende la expulsión del
pecado de la vida. Esa expulsión es un acto del alma misma (DTG 431)
fortalecida por el poder divino. El perdón es una consecuencia automática de
esa experiencia. Dios puede perdonar todo pecado que sea eliminado de la vida.
Muchos cristianos parecen preocuparse más por obtener el perdón que
por apartarse de todos sus pecados. Luchan por confesar cada día todos sus
pecados, lo que, sin duda, es un propósito noble; pero este sistema no tiene
mérito si cada confesión no va acompañada del alejamiento del pecado.
"La justicia de Cristo no cubrirá ningún pecado acariciado"
(PVGM 257). Antes de poder recibir este precioso don -la justicia de Cristo-
deben desecharse las viejas inclinaciones hacia el mal heredado y cultivado.
Así lo hizo David, y por esto obtuvo el perdón de su gran pecado.
Su arrepentimiento fue genuino: aborreció el pecado del cual era culpable (ver CC 27-29).
Su arrepentimiento fue genuino: aborreció el pecado del cual era culpable (ver CC 27-29).
Esperé. Quizá la respuesta no se dé tan prontamente como
lo desearía el salmista, pero éste confiadamente espera con paciencia y
esperanza. Aunque pueda parecer larga la
noche de tristeza, sabe que pronto amanecerá.
Cuando se disipen los oscuros nubarrones de la noche, se verán los
brillantes rayos del "Sol de justicia" (Mal. 4: 2).
Espere
Israel. El salmista
pide a su pueblo que se una con él en esta bienaventurada esperanza.
Misericordia.
Heb. Jésed, "amor divino"
Abundante
redención. El poder de
Dios es ilimitado. Él puede y quiere
hacer por nosotros
"mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos" (Efe. 3: 20), y en ello se deleita.
"mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos" (Efe. 3: 20), y en ello se deleita.
ÉL Redimirá. Pronombre, que en hebreo tiene una posición
enfática. En ningún otro hay salvación
(Mat. 1: 21; Hech. 4: 12). El salmista ha emergido del abismo, de una sensación
aplastante de pecado, para afirmarse sobre la cumbre de la redención y el
perdón.
6 Como también David habla...7 diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son
perdonadas, Y cuyos pecados son cubiertos. 8 Bienaventurado el varón a quien el
Señor no inculpa de pecado.
Rom. 4. (3CBA). Ministerio Hno. Pio
Rom. 4. (3CBA). Ministerio Hno. Pio
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