1 ¿HASTA cuándo, Jehová?
¿Me olvidarás para siempre?
¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?
¿Me olvidarás para siempre?
¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?
2 ¿Hasta cuándo pondré consejos en
mi alma, Con tristezas en mi corazón cada día?
¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?
¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?
3 Mira, respóndeme, oh Jehová Dios
mío; Alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte;
4 Para que no diga mi enemigo: Lo
vencí. Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara.
5 Mas yo en tu misericordia he
confiado;
Mi corazón se alegrará en tu salvación.
Mi corazón se alegrará en tu salvación.
6 Cantaré a Jehová, Porque me ha
hecho bien. Salmo 13.
EL Salmo 13 comienza con un lamento
(vers. 1, 2),
sigue con una plegaria (vers. 3, 4),
y termina con una alabanza (vers. 5, 6).
En este salmo David, aparentemente olvidado por Dios, se desespera por la diaria persecución de la cual es objeto.
Ora fervientemente para que Dios lo auxilie y, en respuesta a su oración recibe una nueva provisión de fe y esperanza. 3 CBA
sigue con una plegaria (vers. 3, 4),
y termina con una alabanza (vers. 5, 6).
En este salmo David, aparentemente olvidado por Dios, se desespera por la diaria persecución de la cual es objeto.
Ora fervientemente para que Dios lo auxilie y, en respuesta a su oración recibe una nueva provisión de fe y esperanza. 3 CBA
Algunas
veces esperamos con paciencia la voluntad de Dios. Pero hay momentos en la
vida, que la espera desespera. Quisiéramos que Dios respondiera ya.
Y decimos ¿Hasta cuándo Señor?
Y decimos ¿Hasta cuándo Señor?
David, soportó por mucho tiempo sus problemas. Pero veía que no tenían solución al
pasar el tiempo.
El
que confía en Dios. también se agota, se cansa. Cuando ve que los problemas de siempre
no tienen solución definitiva.
Y
el clamor de David, es natural de un corazón atribulado, cansado y perseguido
por sus enemigos.
Pero
lo bello de todo esto es que al final, después de haber derramado nuestra alma
a nuestro Dios. viene la paz; la paz de Dios que no tiene precio.
¿Si todo eso tenemos que pasar para recibir su paz?
Valió la pena.
¿Si todo eso tenemos que pasar para recibir su paz?
Valió la pena.
David,
termina su salmo con alegría.
Ya no está deprimido.
Ya no está deprimido.
Las
batallas de la fe se luchan día a día.
Por hoy venció.
Por hoy venció.
Todos los que en este mundo prestan verdadero
servicio a Dios o al hombre, reciben una educación preparatoria en la escuela
del dolor.
Cuanto mayor sea la confianza y más elevado el
servicio, más estrecha será la prueba y más severa la disciplina.
ED 151
ED 151
Ministerio Hno. Pio
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