1 DE JEHOVÁ es la tierra y su plenitud;
El mundo, y los que en él habitan.
2 Porque él la fundó sobre los
mares,
Y la afirmó sobre los ríos.
3 ¿Quién subirá al monte de
Jehová?
¿Y quién estará en su lugar santo?
4 El limpio de manos y puro de
corazón;
El que no ha elevado su alma a
cosas vanas,
Ni jurado con engaño.
5 El recibirá bendición de Jehová,
Y justicia del Dios de salvación.
6 Tal es la generación de los que
le buscan,
De los que buscan tu rostro, oh
Dios de Jacob.
7 Alzad, oh puertas, vuestras
cabezas,
Y alzaos vosotras, puertas
eternas,
Y entrará el Rey de gloria.
8 ¿Quién es este Rey de gloria?
Jehová el fuerte y valiente,
Jehová el poderoso en batalla.
9 Alzad, oh puertas, vuestras
cabezas,
Y alzaos vosotras, puertas
eternas,
Y entrará el Rey de gloria.
10 ¿Quién es este Rey de gloria?
Jehová de los ejércitos,
Él es el Rey de la gloria.
Salmo 24.
*EL Sal. 24, uno de los himnos
compuestos para celebrar la fundación de Jerusalén como la ciudad del gran Rey
(ver Sal. 30; 101; 132: 1-9), parece tener su marco histórico en los
acontecimientos narrados en 2 Sam. 6 y 1 Crón. 15. Después que David tomó la fortaleza
jebusea de Sión (2 Sam. 5: 6- 10), decidió trasladar el arca desde su sede
transitoria en casa de Obed-edom, en Quiriat-jearim, hasta el lugar que le
había preparado en Jerusalén. Preparó
una ceremonia para esta ocasión, y como parte culminante de este servicio se
cantó el Sal. 24 (ver PP 766, 767). Algunos han pensado que David escribió este
salmo especialmente para dicha ocasión; pero esto no se dice explícitamente.
DOS COROS ANGELICALES entonaron las palabras de los vers. 7-10, cuando el
verdadero Hijo de David -Jesús- regresó a la Jerusalén celestial y recibió la
bienvenida del cielo (ver DTG 772; PE 187, 190, 191).
El himno consta de dos partes.
Cuando se cantaba mientras se trasladaba el arca, sin duda se entonó la primera
parte al pie de la colina donde se levantaba Jerusalén, antes de que los
participantes comenzaran a ascender hasta la ciudad (vers. 1-6). La segunda
parte se cantó frente a las puertas de la ciudad, inmediatamente antes de hacer
la entrada triunfal (vers. 7- 10).
Posiblemente las dos estrofas de la primera parte fueron cantadas en
forma alternada por dos coros. Los desafíos y las respuestas de la segunda
parte sin duda se cantaron en forma antifonal.
Los vers. 7-10 aparecen en el inspirador coro "Alzad, oh puertas,
vuestras cabezas", de la segunda parte del oratorio El Mesías de Haendel,
el cual interpreta muy adecuadamente la naturaleza antifonal de este salmo.
Este poema, tan cuidadosamente
estructurado, se considera como una ampliación del pensamiento implícito en la
declaración de Jesús: "Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos
verán a Dios" (Mat. 5: 8). El primer requisito para llegar a ser ciudadano
del reino de Dios es la pureza. Sólo los puros de corazón podrán entrar en la
Jerusalén celestial. La rectitud permite la entrada por las puertas del cielo
(ver Sal. 118: 19, 20).
3CBA
3CBA
*COMO DIOS es el Creador y Señor
de toda la tierra, él tiene derecho sobre ella, sobre todo lo que la misma
contiene y sobre todos sus habitantes. Este concepto elimina el exclusivismo
del judío o del gentil. Este versículo es un perfecto ejemplo de paralelismo
sinónimo. La segunda parte equilibra, repite y amplía el pensamiento de la
primera.
¿QUIÉN SUBIRÁ AL MONTE DE JEHOVÁ?
El Limpio de manos. No manchadas por la iniquidad. Las manos son los
instrumentos de la actividad, y tenerlas limpias equivale a ser recto (ver Job
17: 9; Sal. 18: 24).
El Puro de corazón. La verdadera religión no consiste sólo en la
conformidad externa con las ceremonias religiosas, sino que también convierte
al corazón y produce pureza de pensamiento y sinceridad de motivos.
Elevado su alma. O sea, "no se ha elevado"
(ver com. Sal. 3: 2; 16: 10).
(ver com. Sal. 3: 2; 16: 10).
Cosas vanas. Heb. shaw", "inutilidad". Algunas
veces se emplea esta voz para indicar que los ídolos no son sino
"vanidad" (Jer. 18: 15). También puede referirse a las opiniones
falsas, al perjurio o al acto de tomar el nombre de Dios en vano (Exo. 20: 7).
El hombre piadoso sólo toma en consideración lo que es verdadero y real.
Ni jurado con engaño. Ver el noveno mandamiento
(Exo. 20: 16).
(Exo. 20: 16).
EL RECIBIRÁ BENDICIÓN DE JEHOVÁ, Y JUSTICIA DEL DIOS
DE SALVACIÓN.
*La persona cuyo carácter es como
el que se acaba de describir disfruta de la aprobación y el favor de Dios.
Como es justo, recibe la 697 aprobación
de Dios y el trato que se merece por su verdadero carácter.
TAL ES LA GENERACIÓN DE LOS QUE LE BUSCAN, DE LOS
QUE BUSCAN TU ROSTRO, OH DIOS DE JACOB.
Generación. El término hebreo significa "pueblo",
"raza" o "tipo de persona" (ver Sal. 14: 5). La frase "buscar
a Dios" se emplea para describir la verdadera religión del corazón (ver
Sal. 9: 10; 14: 2; 63: 1). Abarca el
sincero deseo de conocer a Dios.
Oh Dios de Jacob. El hebreo dice sólo: "tu rostro, oh
Jacob". La LXX traduce: "de los que buscan el rostro del Dios de
Jacob".
ALZAD, OH PUERTAS, VUESTRAS CABEZAS.
La procesión se acerca a las
puertas de Sión; está a punto de entrar en la ciudad, y desde allí se pide
permiso para que el Rey de gloria pueda pasar (ver com. Mar. 16: 19).
Puertas eternas. Esta frase sugiere permanencia. Jerusalén debía ser
el lugar de la morada permanente del arca.
¿QUIÉN ES ESTE REY DE GLORIA?
Esta pregunta se cantó en
respuesta a la demanda que se había hecho de que las puertas de la ciudad
fueran abiertas (ver PP 766). En seguida, se da la respuesta: el Rey de gloria
es Jehová, fuerte y poderoso; un Dios de autoridad que fue el creador y dueño
de la tierra, y que manifiesta su poder derribando a sus enemigos.
ALZAD, OH PUERTAS.
La repetición de esta exhortación
refuerza lo que se está diciendo y enaltece la forma ritual del poema. Se está
celebrando una ceremonia. La poesía hebrea usa agradablemente la repetición
para lograr mayor énfasis.
(ver vers. 7).
(ver vers. 7).
¿QUIÉN ES ESTE REY?
Jehová de los ejércitos. Dios es soberano de un universo de cosas y de seres
creados, y que están ordenados como ejércitos dispuestos para la batalla. Su
dominio es universal. Los habitantes del universo, de toda clase y categoría,
reconocen su dominio. Algunas veces se usa el término "ejércitos"
para referirse a los cuerpos celestes (ver Gén. 2: 1; Deut. 17: 3); en otros
casos, para referirse a los ángeles (Jos. 5: 14; Sal. 103: 21; 148: 2). Los que
llevaban el arca respondieron por primera vez (Sal. 24: 8), pero aparentemente
las puertas permanecieron cerradas frente a la procesión que espera. Cuando responden por segunda vez con la frase
"Jehová de los ejércitos", en vez de "Jehová el fuerte y
valiente, Jehová el poderoso en batalla", parece haber sido un glorioso
santo y seña para que se abriera la ciudad, con lo cual se refuerza el efecto
del ritual. Ver también 1 Sam. 17: 45; 2 Sam. 6: 2; Isa. 1: 9.
ESTE
SALMO termina
en perfecta armonía con la idea inicial: sólo Dios es el gobernante del
universo; sólo a él se le debe rendir reconocimiento universal. La ceremonia de
la instalación del arca en el monte del Señor es una ocasión propicia para
lanzar esta proclama.
*El Salmo 24, en su primera parte nos muestra a un
Dios creador y dueño. Y las condiciones de quienes morarán con él. En su segunda
parte a partir del vers. 7. Nos muestra: que es más que, una liturgia preparada
en el tiempo de David. Y va más allá de lo visible a lo invisible. Nos muestra
la ascensión de Cristo, después de que los discípulos lo perdieron de vista,
durante su ascensión. Hechos 1: 9 “Y habiendo dicho estas cosas,
viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos”.
LA ASCENSIÓN DE CRISTO.
El cielo entero aguardaba la hora triunfal en que Jesús ascendería a su
Padre. Vinieron ángeles a recibir al Rey de gloria y escoltarlo triunfalmente
hasta el cielo. Después de bendecir Jesús a sus discípulos, separóse de ellos y
ascendió a los cielos seguido de numerosos cautivos libertados cuando él
resucitó. Acompañábale una numerosísima hueste celestial, mientras una
innumerable cohorte de ángeles esperaba su llegada en el cielo. Según iban
ascendiendo hacia la santa ciudad, los ángeles que escoltaban a Jesús
exclamaban "Alzad, oh puertas, vuestras cabezas y alzaos vosotras, puertas
eternas, y entrará el Rey de gloría."
Los ángeles de la ciudad exclamaban arrobados:
"¿QUIÉN ES ESTE REY DE GLORIA?"
Los ángeles de la escolta respondían con voz de triunfo "Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla. Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria."
"¿QUIÉN ES ESTE REY DE GLORIA?"
Los ángeles de la escolta respondían con voz de triunfo "Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla. Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria."
Nuevamente los ángeles del cielo preguntaban:
"¿Quién es este Rey de gloria?"
"¿Quién es este Rey de gloria?"
Y los de la escolta respondían en melodiosos acentos: "Jehová de los
ejércitos, él es el Rey de la gloria." Y la celeste comitiva entró en la
ciudad de Dios.
Entonces toda la hueste celestial rodeó a su majestuoso Caudillo, e
inclinóse ante él con profundísima adoración, arrojando las brillantes coronas
a sus pies. Después pulsaron las áureas arpas, y con dulces y melodiosos
acordes hinchieron todo el cielo de embelesadora música y cánticos en loor del
Cordero que había sido inmolado, y sin embargo vive en majestad y gloria.
Mientras los discípulos miraban tristemente al cielo para captar la última
vislumbre de su Señor que ascendía, dos ángeles vestidos de blanco se pusieron
junto a ellos y les dijeron: "Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al
cielo? 191 Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así
vendrá como le habéis visto ir al cielo." Los discípulos, y la madre de
Jesús que con ellos había presenciado la ascensión del Hijo de Dios, pasaron la
noche siguiente hablando de las admirables obras de Jesús y de los extraños y
gloriosos acontecimientos ocurridos en tan corto tiempo.
Satanás tuvo otra vez consejo con sus ángeles y con acerbo odio contra el
gobierno de Dios les dijo que si bien él retenía su poder y autoridad en la
tierra, debían de duplicar sus esfuerzos contra los discípulos de Jesús. No
habían prevalecido contra Cristo, pero de ser posible debían vencer a sus
discípulos. En cada generación deberían procurar engañar a quienes creyeran en
Jesús. Les dijo Satanás a sus ángeles que Jesús había conferido a sus
discípulos la potestad de reprenderlos y expulsarlos, y de sanar a cuantos
afligieran. Entonces los ángeles de Satanás salieron como leones rugientes a
procurar la destrucción de los seguidores de Jesús.
(Primeros Escritos Por EGW).
Ministerio Hno. Pio
(Primeros Escritos Por EGW).
Ministerio Hno. Pio
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