Apocalipsis 10
El Ángel Con El Librillo, 10:1-11.
Vers. (1-5) Aparece un ángel poderoso con un librito abierto, (6-8) y jura por el que vive para siempre que el tiempo no será más. (9-11) Se le ordena a Juan tomar el librito y comérselo.
1 VI DESCENDER del cielo a otro
ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su
rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego. 2 Tenía en su mano
un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la
tierra; 3 y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete
truenos emitieron sus voces. 4 Cuando los siete truenos hubieron emitido sus
voces, yo iba a escribir; pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las
cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas.
5 Y el ángel que vi en pie sobre
el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo,
6 y juró por el que vive por los
siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la
tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que
el tiempo no sería más,
7 sino que en los días de la voz
del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios
se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas. 8 La voz que oí
del cielo habló otra vez conmigo, y dijo: Ve y toma el librito que está abierto
en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra.
9 Y fui al ángel, diciéndole que
me diese el librito. Y él me dijo: Toma, y cómelo; y te amargará el vientre,
pero en tu boca será dulce como la miel. 10 Entonces tomé el librito de la mano
del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube
comido, amargó mi vientre.
11 Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos,
naciones, lenguas y reyes. (Apocalipsis 10).
1. Vi. Ver com. cap. 1:1; 4:1.
Este pasaje (cap. 10:1 a 11:14)
constituye un paréntesis entre la sexta y séptima trompetas, parecido al del
cap. 7, que se intercala entre los sellos sexto y séptimo.
Descender del cielo. La visión se enfoca sobre un ser
celestial, pero su ubicación está aún en la tierra.
Otro ángel fuerte. O sea, además de los ángeles que
habían aparecido poco antes.
Evidentemente es un ángel
distinto de los que retienen los cuatro vientos (cap. 7:1), de los que tocan
las siete trompetas (cap. 8:2), del ángel ante el altar (cap. 8:3) y de los que
están junto al río Éufrates (cap. 9:14).
Este ángel puede ser identificado
como Cristo.
(ver EGW, Material Suplementario
com. cap. 10:1-11), quien como Señor de la historia hace la proclamación del
vers. 6.
Envuelto. Gr. peribállÇ, "arrojar alrededor", "envolver", "vestir".
El ángel se ve envuelto en una nube.
Las Escrituras frecuentemente
relacionan a las nubes con las apariciones de Cristo.
(Dan. 7:13; Hech. 1:9; Apoc. 1:7;
14:14; cf. Sal. 104:3; 1 Tes. 4:17).
Arco iris. Cf. Apoc. 4:3; Eze. 1:26-28.
El rostro del ángel, que brilla
"como el sol" a través de la nube que lo envuelve, puede considerarse
como lo que forma el arco. Cf. com. Gén. 1:12-13.
Como el sol. Compárese con la descripción de Cristo en cap. 1:16.
Pies. La comparación de los pies como columnas parece algo incongruente, pero la palabra "pies" (póus) designa también a las piernas, que se asemejan a columnas de fuego. (cf. Cant. 5:15; cf. com. Eze. 1:7).
Columnas de fuego. Compárese con la descripción de
los pies de Cristo en cap. 1:15.
2. En su mano. Compárese con el simbolismo de Eze. 2:9.
Un librito. Gr. biblarídion, "rollito", diminutivo de biblíon, "libro", "rollo".
Biblarídion aparece en el NT
sólo en este capítulo.
Al contrastar este rollito con el
rollo (biblíon) que estaba en la mano de Dios (cap. 5:1), es evidentemente más
pequeño. Compárese con el simbolismo de
Eze. 2:9.
Abierto. El verbo griego manifiesta que el libro ha sido
abierto y permanece abierto; pero el rollo anterior estaba sellado con siete
sellos (cap. 5:1). Daniel recibió la orden: "cierra las palabras y sella
el libro hasta el tiempo del fin" (cap. 12:4).
Esta admonición se aplica particularmente
a la parte de las profecías de Daniel que se refieren a los últimos días (ver
com. cap. 12:4), y, sin duda, de una manera especial a los detalles cronológicos
de los 2.300 días (cap. 8:14) en lo que se relaciona con la predicación de los
mensajes del primero, el segundo y el tercer ángel (Apoc. 14:6-12).
Puesto que el mensaje del ángel
de Apoc. 10 se refiere a tiempo, y probablemente a los acontecimientos del
tiempo del fin, cuando el libro de Daniel debía ser abierto (Dan. 12:4), parece
razonable concluir que el librito abierto en la mano del ángel era el libro de
Daniel.
Con esta presentación que se hace
a Juan del librito abierto, se revelan las porciones selladas de la profecía de
Daniel, se aclara el cómputo cronológico que señala el fin de la profecía de
los 2.300 días. Por esta razón, el
capítulo que consideramos se enfoca en el tiempo cuando se hizo la proclamación
de los vers. 6-7, es decir, entre 1840 y 1844 (ver com. vers. 6; EGW, Material
Suplementario com. cap. 10:1-11).
Sobre el mar, y... sobre la tierra. El mar y la
tierra se usan repetidas veces para abarcar el mundo como una unidad (Exo.
20:4,11; Sal. 69:34).
El hecho de que el ángel esté de
pie sobre el mar y la tierra, sugiere la proclamación mundial de su mensaje y
también su poder y autoridad sobre el mundo.
3. Gran voz. Cf. cap. 1:10; 5:2; 6:10; 7:2.
Como ruge un león. Se destaca únicamente la nota
profunda y resonante de la voz del ángel. No se registra lo que dijo.
Siete truenos. Otra de las varias series de siete que caracterizan al Apocalipsis.
(Ver com. cap. 1:11).
4. Yo iba a escribir. Juan entiende las voces de los
siete truenos, y se prepara para registrar su mensaje.
Este pasaje indica que Juan
registraba las visiones del Apocalipsis cuando se le revelaban, y no en un
momento posterior.
Sella. A Juan se le ordena, como a Daniel mucho antes, que
"selle" la revelación que había recibido (cf. Dan. 12:4).
Pablo también había oído en
visión
"palabras inefables que no
le es dado al hombre expresar" (2 Cor. 12:4).
Es obvio que los mensajes de los
siete truenos no eran una revelación para la gente de los días de Juan.
Sin duda revelaban detalles de
los mensajes que habían de ser proclamados en "el tiempo del fin" (Dan.
12:4; cf. com. Apoc. 10:2).
Por lo tanto, pueden entenderse
como una descripción de los mensajes del primero y el segundo ángel (cap. 14:
6-8; ver EGW, Material Suplementario com. cap. 10:1-11).
5. Levantó su mano. Gesto característico al
pronunciar un juramento tanto en tiempos antiguos como ahora (Gén. 14:22-23;
Deut. 32:40; Eze. 20:15; Dan. 12:7).
6. El que vive. Cf'. com. cap. 1: 18; 4: 9; 15:
7.
Que creó. Cf. Exo. 20:11; Sal. 146:6.
No podía haberse hecho un juramento
más solemne (ver Heb. 6:13).
Cuando el ángel, que es Cristo, jura por el Creador.
(Ver com. Apoc. 10:1), está jurando por sí mismo.
Que el tiempo no sería más. Gr. jrónos oukéti éstai,
"tiempo no más será".
Esta misteriosa declaración ha
sido interpretada de diversas maneras. Muchos expositores han entendido que
señala el fin del tiempo y el comienzo de la eternidad.
Otros han tomado la palabra "tiempo" en el sentido del tiempo que transcurre inmediatamente antes de los acontecimientos finales de la historia, y han traducido:
"no habrá
más demora".
Los adventistas del séptimo día
en general han entendido que estas palabras describen particularmente el
mensaje proclamado en los años 1840-1844 por Guillermo Miller y otros, en
relación con el fin de la profecía de los 2.300 días. Han entendido que el "tiempo" es
tiempo profético, y que su fin significa la terminación de la profecía
cronológica más larga de la Biblia: la de los 2.300 días de Dan. 8:14.
Después de esta profecía no
habría otro mensaje fundado en un tiempo definido, exacto.
No hay ningún otro período
profético que se extienda más allá de 1844.
7. Días. Algunos comentadores han tomado estos
"días" como días-años proféticos; pero si se entienden como días o
como años no hay mayor diferencia porque la expresión es de carácter general, y
como viene después de la declaración del vers. 6 no pueden especificar un
período que puede medirse (ver com. vers. 6).
El sentido del pasaje es que en
el tiempo de la séptima trompeta el misterio de Dios será consumado. En el plan de Dios este acontecimiento
seguiría a la proclamación de que "el tiempo no sería más" (vers. 6).
Compárese con la declaración de
la séptima plaga: "Hecho está" (cap. 16:17).
El séptimo ángel. En cuanto a los acontecimientos,
cf. cap. 11:15-19.
Cuando él comience. O "cuando hiciere
sonar".
La séptima trompeta señala un punto culminante en el gran conflicto entre Cristo y Satanás, como lo revela la proclamación de las voces del cielo en ese tiempo.
(Cap. 11:15).
El misterio de Dios. En cuanto a un comentario sobre la palabra "misterio",
cf. com. Apoc. 1:20; cf. com. Rom. 11:25.
Jesús usó una frase similar:
"el misterio del reino de Dios" (Mar 4: 11), y Pablo también habla
del "misterio de Dios" (Col. 2: 2), y el "misterio de
Cristo" (Col. 4:3).
El misterio de Dios, que él
revela a sus hijos, es su propósito para con ellos: el plan de salvación. Cf.
1Tim. 3:16; 2JT 374.
Se consumará. Ver com. cap. 11: 15.
Sus siervos los profetas. La declaración y exposición del
"misterio de Dios" (ver com. 11 "el misterio de Dios") ha
sido siempre la misión de sus siervos los profetas en sus mensajes para los
hombres (ver com. Rom. 3:21).
8. La voz. Sin duda la voz que le había prohibido a Juan que
escribiera lo que habían declarado los siete truenos (vers. 4), como lo
demuestra la repetición de las frases "del cielo" y "otra
vez".
Ve y toma. Se le ordena a Juan que tome parte en la visión.
El librito. Ver com. vers. 2
Abierto. Ver com. vers. 2.
En la mano. Ver. com vers.2
El mar... la tierra. Ver com. vers. 2.
9. Me diese. Juan es colocado en una situación en la expresa su
deseo de tener el libro. Desempeña el papel de los que proclamaron el mensaje
adventista en los años 1840-1844.
Aunque equivocados en cuanto al
tiempo del acontecimiento que proclamaban, sin embargo fueron dirigidos por
Dios, y el mensaje del pronto advenimiento fue precioso para sus almas.
Su cómputo de la cronología
profético de Dan. 8:14 era correcto (ver el comentario respectivo), pero están
equivocados en cuanto a la naturaleza del acontecimiento que debía suceder al
final de los 2.300 días.
Cómelo. Compárese con el simbolismo de Eze. 3:1 (cf. Jer.
15:16) Comerse el libro es una figura de lenguaje que representaba la plena
comprensión del significado del mensaje contenido en el rollito. La experiencia
de Juan en Apoc. 10:10 describe exactamente la de los creyentes adventistas
cuando comprendieron más plenamente el significado de los mensajes de los tres
ángeles (cap. 14: 6-12) en relación con el verdadero cumplimiento de la
profecía de los 2.300 días.
Te amargará el vientre. Ver com. vers. 10.
El orden de las frases en los
vers. 9 y 10 es una forma familiar de paralelismo hebreo.
(Ver com. cap. 1:2; 9:17):
"Te amargará el vientre...En tu boca será dulce como la miel... Era dulce
en mi boca como la miel... Amargó mi vientre".
En tu boca será dulce. Ver com. vers. 10.
10. Tomé. Ver com. vers. 9.
Dulce... como la miel. Cf. Eze. 3:3.
Los mensajes de Dios a sus
siervos han sido a menudo, como en el caso de Ezequiel, una mezcla de dulzura y
amargura porque pueden revelar su amor y también sus castigos.
Los profetas de Dios han
experimentado tanto el éxtasis de la visión divina como la amargura de tener
que dar mensajes de reprensión. Experiencia por la que pasó Juan en esta visión puede considerarse, en
un sentido específico, como un símbolo de la de los creyentes adventistas en
los años 1840-1844.
Cuando esos creyentes oyeron por
primera vez el mensaje de la inminencia de la segunda venida, fue para ellos
"dulce como la miel"; pero cuando Cristo no vino como lo esperaban,
su experiencia fue en verdad amarga. Cf. com. vers. 9.
Amargó mi vientre. Ver com. "dulce como la
miel".
11. El. Cristo, el "ángel" de los vers. 1, 9.
Es necesario que profetices otra vez. Cf Eze. 3:1,4.
Aunque el comer el rollo le había producido amargura a Juan, las palabras
consoladoras que Cristo dirige al profeta son que ahora debe profetizar
nuevamente.
A Juan como representante de los
creyentes adventistas después del chasco, se le impone la obligación de
proclamar un mensaje adicional, más amplio.
Aún queda por hacer una gran
obra. Deben salir a proclamar el mensaje
del tercer ángel de Apoc. 14:9-12.
Sobre. "Acerca de" o "para";
cualquiera de estos significados concuerda con el contexto. Los mensajes serían "para muchos
pueblos..." y "acerca de muchos pueblos".
Muchos pueblos. A medida que los creyentes
adventistas comprendían el pleno significado del mensaje del tercer ángel, se
dieron cuenta más y más que era un mensaje para el mundo, que tenía que ser
llevado a "muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes".
Esta convicción ha dado como
resultado uno de los programas más extensos de evangelización mundial que haya
visto la historia cristiana a medida que los adventistas del séptimo día han
proclamado "a toda nación, tribu, lengua y pueblo" (cap. 14: 6) el
mensaje que les fue dado. (7CBA).
COMENTARIOS DE EGW
11. 2JT 154. "Ciertamente
la ira del hombre te acarreará alabanza -dice el salmista: - tú reprimirás el
resto de las iras." (Sal. 76:10.) Dios quiere que la verdad probadora se
destaque al frente y llegue a ser tema de examen y de discusión, aunque sea por
el desprecio que se le imponga. Deben agitarse los espíritus. Toda
controversia, todo oprobio y toda calumnia serán para Dios el medio de provocar
investigación y despertar las mentes que de otra manera dormitarían.
Así fue en la historia pasada del
pueblo de Dios. Por negarse a adorar la imagen de oro que Nabucodonosor había
levantado, los tres hebreos fueron arrojados al horno ardiente. Pero Dios protegió a sus siervos en medio de
las llamas, y la tentativa de imponer la idolatría resultó en que el conocimiento
del verdadero Dios fue presentado a la congregación de príncipes y nobles del
vasto reino de Babilonia.
Así sucedió también cuando se
promulgó el decreto que prohibía que se hiciese oración a cualquier dios menos
al rey.
Como Daniel, según su costumbre,
suplicaba tres veces por 154 día al
Dios del cielo, la atención de los príncipes y gobernantes fue atraída a su
caso. Tuvo oportunidad de hablar en su defensa, de demostrar quién es el
verdadero Dios y presentar la razón por la cual él solo debe recibir la
adoración y nosotros debemos rendirle alabanza y homenaje. Y al ser liberado
Daniel del foso de los leones, se tuvo otra evidencia de que el Ser a quien
adoraba era el Dios verdadero y vivo.
Así también el encarcelamiento de
Pablo llevó el Evangelio ante reyes, príncipes y gobernantes que de otra manera
no habrían tenido esa luz. Los esfuerzos hechos para retardar el progreso de la
verdad servirán para impulsarlo y ensancharlo. Desde cualquier punto que se
considere la verdad, su excelencia se destacará con claridad cada vez más intensa.
El error requiere disfraz y ocultamiento. Se viste de manto angelical y toda
manifestación de su verdadero carácter disminuye sus probabilidades de éxito.
Las personas a quienes Dios ha
hecho depositarias de su ley no han de permitir que se oculte su luz. La verdad
debe ser proclamada en los lugares obscuros de la tierra. Hay que hacer frente
a los obstáculos y superarlos. Debe
hacerse una gran obra, y esta obra ha sido confiada a los que conocen la
verdad. Deben interceder poderosamente
con Dios para obtener ayuda ahora.
El amor de Cristo debe difundirse
en su propio corazón. El Espíritu de Cristo debe ser derramado sobre ellos, y
deben prepararse para subsistir en el juicio. Mientras se estén consagrando
ellos mismos a Dios, un poder convincente acompañará sus esfuerzos para
presentar la verdad a otros, y su luz hallará acceso a muchos corazones.
Ya no debemos dormir en el terreno encantado de Satanás, sino poner a requisición todos nuestros recursos y valernos de toda oportunidad que nos ha provisto la Providencia.
La última
amonestación ha de ser proclamada "a muchos pueblos y gentes y lenguas y
reyes" (Apoc. 10:11), y se nos hace la promesa: "He aquí, yo estoy
con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo." (Mat. 28:20.) 155
9T 123. El propósito de Dios para con sus hijos es
que éstos crezcan hasta alcanzar la medida de la estatura de los hombres y
mujeres perfectos en Cristo Jesús. Para ello, deben hacer uso conveniente de
todas las facultades de la mente, el alma y el cuerpo. No pueden derrochar
ninguna de sus energías mentales o físicas. El tema de la conservación de la
salud tiene una importancia capital. Al estudiarlo en el temor de Dios,
aprenderemos que lo mejor para nuestro progreso físico y espiritual, es
atenemos a un régimen alimenticio sencillo. Estudiemos con paciencia este
asunto. Para obrar atinadamente en este sentido, necesitamos conocimientos y
discernimiento. Las leyes de la naturaleza existen, no para ser resistidas,
sino acatadas. Los que hayan recibido instrucciones acerca de los peligros del
consumo de carne, té, café y alimentos demasiado condimentados o malsanos, y
quieran hacer un pacto de sacrificio con Dios, no continuarán satisfaciendo sus
apetitos con alimentos que saben que son malsanos. Dios pide que los apetitos
se purifiquen y que se practique la abnegación en relación con las cosas que
no son buenas. Esta obra debe ser hecha antes que su pueblo pueda estar delante
de él como un pueblo perfecto. (124)
RP. 144. Y él me dijo: Es necesario que profetices otra
vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes. Apocalipsis 10:11.
Nuestra obra de
publicaciones se estableció según las instrucciones de Dios y bajo su dirección
especial. Fue fundada para alcanzar un objetivo preciso.
Los adventistas del
séptimo día han sido elegidos por Dios como pueblo particular, separado del
mundo. Con el gran instrumento de la verdad, los ha sacado de la cantera del
mundo y los ha relacionado consigo. Ha hecho de ellos representantes suyos, y
los ha llamado a ser sus embajadores durante esta última fase de la obra de
salvación. Les ha encargado que proclamen al mundo la mayor suma de verdad que
se haya confiado alguna vez a seres mortales, las advertencias más solemnes y
terribles que Dios haya enviado alguna vez a los hombres. Y nuestras casas
publicadoras se cuentan entre los medios más eficaces para realizar esta obra.
Estas instituciones
deben ser testigos para Dios y enseñar la justicia al mundo. La verdad debe
resplandecer de ellas como una antorcha. Deben emitir constantemente en las
tinieblas del mundo rayos de luz que adviertan a los hombres los peligros que
los exponen a la destrucción, y parecerse así a la poderosa luz de un faro edificado
en una costa peligrosa.
Las páginas impresas que salen de nuestras casas publicadoras, deben preparar a un pueblo para ir al encuentro de su Dios. En el mundo entero, estas instituciones deben realizar la misma obra que hizo Juan el Bautista en favor de la nación judía. Mediante solemnes mensajes de amonestación, el profeta de Dios arrancaba a los hombres de sus sueños mundanos.
Por su medio, Dios llamó al arrepentimiento al apóstata Israel. Por la presentación de la verdad desenmascaraba los errores populares. En contraste con las falsas teorías de su tiempo, la verdad resaltaba de sus enseñanzas con certidumbre eterna. “Arrepentíos, que el reino de los cielos se ha acercado”. Mateo 3:2. Tal era el mensaje de Juan. El mismo mensaje debe ser anunciado al mundo hoy por las páginas impresas que salen de nuestras casas editoras.
Joyas de los Testimonios 3:140, 141.
CT. 343. “Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y
lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido,
amargó mi vientre. Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre
muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes”. Apocalipsis 10:10,11.
Mediante la historia y la
profecía, la Palabra de Dios describe el prolongado conflicto entre la verdad y
el error. Ese conflicto sigue en desarrollo. Las cosas que han acontecido
volverán a repetirse. Revivirán antiguas controversias, y continuamente
surgirán teorías nuevas.
Pero el pueblo de Dios el cual
mediante sus creencias y su cumplimiento de la profecía ha desempeñado una
parte en la proclamación de los mensajes del primero, segundo y tercer ángeles,
sabe dónde se encuentra. Tiene una experiencia que es más preciosa que el oro
refinado. Debe permanecer firme como una roca, aferrándose al comienzo de su
confianza hasta el fin.
Un poder transformador acompañó a la proclamación de los mensajes del primer ángel y del segundo, e igualmente acompaña el mensaje del tercer ángel... El poder del Espíritu Santo se manifestó. Hubo estudio diligente y detallado de las Sagradas Escrituras. Se dedicaron noches casi íntegras a una investigación fervorosa de la Palabra. Buscamos la verdad como si hubiéramos buscado tesoros escondidos.
El Señor se
reveló a nosotros. Se derramó luz sobre las profecías, y supimos que habíamos recibido
instrucción divina...
Después del gran chasco, hubo
pocas personas que se dedicaron de todo corazón a la investigación de la
Palabra. Pero algunos no se desanimaron ni negaron que el Señor los había
guiado. A éstos la verdad les fue revelada punto por punto, y se entrelazó con
sus recuerdos y sentimientos más apreciados... Se hizo brillar la verdad
hermosa en su sencillez, honrada con poder e investida con una seguridad
desconocida antes del Chasco. Entonces pudimos proclamar el mensaje en unidad.
Pero hubo gran confusión entre los que no se habían aferrado a su fe y a su
experiencia. Se presentaron todas las opiniones concebibles como mensajes de
verdad; pero la voz del Señor dijo: “No les creáis; porque no los he enviado”.
Anduvimos cuidadosamente con
Dios. Había que dar el mensaje al mundo, y sabíamos que esta verdad presente
era un don especial de Dios... Algunos de estos chasqueados, que todavía
buscaban la verdad, fueron conducidos paso a paso para que comunicasen al mundo
lo que les había sido revelado... Al comienzo la obra avanzó con dificultad.
Con frecuencia los que escuchaban rechazaban el mensaje como algo
ininteligible, y así comenzó el conflicto y se definió especialmente en torno a
la cuestión del sábado. Pero el Señor manifestó su presencia. En ciertas
ocasiones se descorría el velo que ocultaba su gloria de nuestros ojos. Entonces
podíamos contemplarlo en el lugar elevado y santo.—Manuscrito 32, 1896.
SERMONES
https://www.youtube.com/watch?v=BO-cBvzW-rE&list=PL0QviWO_Fy-3l-RDO0iqnoJf7BmNNUSr3&index=6
Ministerio Hno. Pio
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