Apocalipsis 12
LA FASE FINAL DEL
GRAN CONFLICTO:
Satanás Hace Guerra
Contra El Pueblo Remanente, 12:1-17.
1. Desarrollo Del
Conflicto, 12:1-16.
2. Satanás Declara
La Guerra, 12:17.
-Una mujer vestida
del sol y con dolores de parto.
-El gran dragón
rojo se para frente a ella, listo para devorar a su hijo.
-La mujer es
librada y huye al desierto.
-Miguel sus ángeles
luchan contra el dragón, y lo vencen.
-El dragón es lanzado a la tierra, y persigue a la mujer.
1 APARECIÓ en el cielo una gran
señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su
cabeza una corona de doce estrellas. 2 Y estando encinta, clamaba con dolores
de parto, en la angustia del alumbramiento.
3 También apareció otra señal en
el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez
cuernos, y en sus cabezas siete diademas; 4 y su cola arrastraba la tercera
parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se
paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan
pronto como naciese. 5 Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de
hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su
trono.
6 Y la mujer huyó al desierto,
donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos
sesenta días.
7 Después hubo una gran batalla
en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el
dragón y sus ángeles; 8 pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos
en el cielo. 9 Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se
llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la
tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.
10 Entonces oí una gran voz en el
cielo que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro
Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de
nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.
11 Y ellos le han vencido por
medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y
menospreciaron sus vidas hasta la muerte.
12 Por lo cual alegraos, cielos,
y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque
el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco
tiempo.
13 Y cuando vio el dragón que
había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al
hijo varón. 14 Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para
que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es
sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo.
15 Y la serpiente arrojó de su
boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río. 16
Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río
que el dragón había echado de su boca.
17 Entonces el dragón se llenó de
ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia
de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de
Jesucristo. (Apocalipsis 12).
1. Apareció. Con el cap. 12 comienza una nueva línea profético
que continúa hasta el fin del libro. Esta sección presenta a la iglesia de Dios
enfrentándose a los poderes del mal y su triunfo final sobre ellos.
Cielo. Se refiere al firmamento, no al ciclo donde mora
Dios. En cuanto a la naturaleza de las visiones simbólicas, ver com. Eze.1:10.
Señal. Gr. s'méion, "señal", "marca", "prenda", de s'máinÇ, "dar señal", "significar", "indicar" (ver com. cap. 1:1). s'méion se traduce frecuentemente como "milagro" (Hech. 4:22; 8:13); describe un milagro como señal de autoridad (ver t. V, p. 199).
En Apoc. 12:1 s'méion significa una señal que
anuncia acontecimientos venideros.
Mujer. En el AT la verdadera iglesia se simboliza algunas
veces por medio de una mujer (Isa. 54:5-6; Jer. 6:2).
Cuando la iglesia apostató, fue comparada con una mujer corrompida.
(Jer. 3:20; Eze. 23:24).
Los mismos símbolos aparecen en
el NT (2 Cor. 11:2; Efe. 5:25-32; Apoc. 17:1-3).
En Apoc. 12 la mujer representa a
la verdadera iglesia.
Esta mujer, que está por dar a
luz a Cristo (vers. 2, 4-5) y es perseguida después de la ascensión de Cristo
(vers. 5, 13-17), representa a la iglesia tanto del AT como del NT. Cf. Hech.
7:38.
Vestida del sol. Esta luz puede considerarse como
una representación de la gloria de Dios, especialmente como se revela en el
Evangelio; pero la mujer que representa a la iglesia falsa es descrita, por
contraste, como ataviada con ropas escandalosas y con una copa llena de
abominaciones (cap. 17:4).
La luna. Este símbolo es interpretado por muchos
comentadores como un símbolo del sistema de ritos y sombras de los tiempos del
AT, los cuales fueron eclipsados por la revelación más plena que llegó por
medio de Cristo.
La ley ceremonial, que fue
cumplida en la vida y la muerte de Cristo, bien podía ser representada por la
luna, que brilla con luz que refleja del sol.
Corona. Gr. stéfanos, una corona de vencedor (ver com. Mat.
27:29; Apoc. 2:10), no diád'ma, una corona real (ver com. "diademas",
cap. 12:3).
Doce estrellas. Los comentadores han aplicado en general este símbolo
a los 12 patriarcas a los 12 apóstoles, o a ambos.
Puesto que el énfasis principal
del cap. 12 es sobre la iglesia del NT, sin duda debe referirse a los 12
apóstoles; pero el cuadro de las 12 tribus también continúa al mismo tiempo en
la iglesia del NT (ver com. Apoc. 7:4).
2. Encinta. Se presenta a la iglesia en el tiempo en que estaba
por nacer el Mesías.
Algunos ven una referencia a Isa.
7:14.
En cuanto a la figura de una
mujer en estado de gravidez, ver Isa. 26:17; 66:7-8.
3. Señal. Gr. s'méion (ver com. vers. 1).
Dragón escarlata. Este símbolo o poder se
identifica en el vers. 9 como "la serpiente antigua, que se llama diablo y
Satanás".
Este símbolo representa a Satanás
actuando por medio de la Roma pagana, el poder que gobernaba el mundo cuando
Jesús nació (ver com. vers. 4; cf. CS 491).
El dragón se describe como de color "escarlata", probablemente porque en toda su relación con la iglesia de Dios aparece como perseguidor y destructor de ella.
Su propósito ha sido el de destruir a los
hijos del Altísimo.
Siete cabezas. También aparecen siete cabezas en la bestia que
Juan vio surgir del mar (Apoc. 13:1) y sobre la bestia bermeja (cap. 17:3). Las
cabezas del cap. 17:9-10 se identifican como "siete montes" y
"siete reyes".
ES, PUES, RAZONABLE CONCLUIR QUE LAS SIETE CABEZAS DEL
DRAGÓN representan poderes políticos
que han fomentado la causa del dragón, y por medio de los cuales este ha
ejercido su poder perseguidor.
Algunos sostienen
que el número "siete" se usa aquí como un número que indica plenitud,
y que no es necesario identificar precisamente a siete naciones por medio de
las cuales haya obrado Satanás. Cf. com. cap. 17:9-10.
En cuanto a una descripción de la
serpiente de siete cabezas en la mitología antigua, ver com. Isa. 27:1. El
Talmud también menciona un dragón con siete cabezas (Kiddushin 29b).
Diez cuernos. La bestia de los cap. 13 y 17 también tenía cada
una diez cuernos.
Algunos sostienen que los diez cuernos del dragón son idénticos a los de las dos bestias, y que los de la segunda bestia (Apoc. 17:7) son idénticos a los diez cuernos de la cuarta bestia de Dan.7. Para identificar los diez cuernos de la cuarta bestia,
ver
com. Dan. 7:1.
Otros ven en los diez cuernos del
dragón una designación más general de los poderes políticos menos importantes,
por medio de los cuales ha obrado Satanás, en contraste con las siete cabezas,
que pueden considerarse como una representación de los principales poderes
políticos (ver com. "siete cabezas"). Sugieren que el número "diez" puede ser un número redondo,
como sucede a menudo en otras partes de las Escrituras (ver com. Luc. 15:8).
Cf. com. Apoc. 17:9-10.
En sus cabezas. Las insignias de realeza sobre
las cabezas pueden tomarse como una evidencia adicional de que representan
reinos políticos (ver com. "siete cabezas").
Diademas. Gr. diád'ma, literalmente "algo ceñido",
de diadéÇ, "ceñir".
Esta palabra se usaba para
describir la insignia de realeza de los reyes persas, una cinta azul bordeada
de blanco, que se usaba sobre el turbante.
Después llegó a ser usada como
señal de realeza.
Diád'ma sólo aparece aquí y en
cap. 13: 1 y 19: 12.
Diád'ma, que contrasta con
stéfanos, también se traduce "corona" en el NT
(Mat. 27:29; 1 Cor. 9:25; 2 Tim.
4:8; etc,)
Stéfanos era una guirnalda que
con frecuencia significaba el premio o trofeo que se daba a los vencedores (ver
com. 1 Cor. 9:25).
4. Su cola arrastraba. Literalmente "su cola está
arrastrando". En la visión profético Juan vio la acción mientras ésta
ocurría
La tercera parte. Algunos creen que este
acontecimiento se describe con mayores detalles en los vers. 7-9, y que
"la tercera parte de las estrellas del cielo" representa una tercera
parte de los ángeles celestiales que se unieron con Satanás en su rebelión y
fueron expulsados del cielo (ver 1JT 312; 2JT 103).
Otros interpretan que estas
"estrellas" representan dirigentes judíos, de los cuales había tres
clases principales: reyes, sacerdotes y el sanedrín. Interpretan que la tercera parte que fue
arrojada en tierra es la realeza, la cual Roma quitó a judá.
Devorar. Una representación de los esfuerzos de Satanás para
destruir al niño Jesús.
Para apreciar cuán apropiado es
este simbolismo, bastaría recordar el proceder de Herodes cuando oyó el mensaje
de los magos (Mat. 2:16).
Años más tarde la Roma pagana nuevamente se levantó contra el "Príncipe de los príncipes" (ver com. Dan. 8:25).
5. Un hijo varón. Literalmente "un hijo, un
varón".
Regira... a todas las naciones. Una alusión a Sal. 2:8-9, claramente aplicable al Mesías. Los judíos reconocían esta aplicación (Talmud Sukkah 52a).
El ser que aquí se describe se
identifica en Apoc. 19:13-16 como "EL VERBO DE DIOS... REY DE REYES Y
SEÑOR DE SEÑORES". Ver com. cap. 2:27; 19:15.
Arrebatado. Una referencia a la ascensión de Jesucristo (Heb.
1:3; 10:12).
Para cumplir mejor el propósito
de esta profecía, el simbolismo pasa completamente por alto el relato de la
vida, obra, sufrimiento, muerte y resurrección de Jesús. Sólo se menciona su
ascensión.
6. Desierto. Gr. ér'mos, "lugar abandona desierto,
vacío", "lugar deshabitado".
Representa sin duda un lugar de
retiro u oscuridad, una región o paraje en donde la iglesia estaría oculta,
lejos de la mirada de los hombres. Ver com. cap. 17:3.
Lugar. A este paraje se hace referencia en el vers. 14
como "su lugar".
La idea que encierra este pasaje
es que la protección y el asilo del desierto que halló la mujer fueron
divinamente escogidos y preparados.
La. No se dice quienes "la" socorren, pero
sin duda se refiere a los diversos instrumentos que Dios usó para proteger,
fortalecer y sostener a la iglesia durante el tiempo cuando fue cruelmente
perseguida.
Sustenten. Gr. tréfÇ, "criar", "nutrir". TrefÇ se traduce "sustentada" en el
vers. 14.
Dios cuida de los suyos. Aun cuando la iglesia es perseguida
y condenada al exilio, el Señor la
sostiene.
Días. Este período de 1.260 días se menciona siete veces y en tres diferentes maneras en los libros de Daniel y Apocalipsis: 1.260 días (Apoc. 11: 3; 12: 6),
42 meses (Apoc. 11: 2; 13: 5) y 3 1/2 tiempos (Dan. 7: 25; 12:7; Apoc. 12: 14).
Para el cálculo
de este período, ver com. Dan. 7:25.
Los adventistas creen que este
período transcurrió desde 538 d. C. hasta 1798.
Durante este período la mano de
Dios cuidó de la iglesia, protegiéndola para que no fuera exterminada.
7. Batalla en el cielo. Juan presenta ahora brevemente la
historia del gran conflicto que hubo en el cielo entre Satanás y Cristo, desde
su origen hasta el momento en que Cristo triunfó en la cruz (Apoc. 12:7-9 cf.
Col. 2:14-15), cuando Satanás fue arrojado definitivamente del cielo a la
tierra (Apoc. 12: 10-12), y el desarrollo de ese conflicto en la tierra hasta
el tiempo del fin (Apoc. 12:13-16; ver com. Dan. 11: 35).
Esta breve reseña queda como
trasfondo de la extensa descripción del desarrollo del conflicto durante el
tiempo del fin, por medio del cual esa lucha finalmente termina con éxito
(Apoc. 12:17 a 20:15).
En el cap. 12:9-11. Juan habla
más particularmente de la fase del conflicto librado en el cielo en relación
con la muerte de Cristo en la cruz.
En cuanto a la evidencia del
contexto que apoya esta conclusión, ver com. vers. 9.
Aunque el revelador enfoca
primordialmente su atención sobre el punto culminante del conflicto, que tuvo
lugar en la cruz, la frase "hubo una gran batalla en el cielo"
también puede entenderse como que se refiere al tiempo anterior a la creación
de la tierra, cuando la hostilidad del dragón comenzó porque Lucifer aspiraba a
ser semejante a Dios (ver com. Isa. 14:13-14; Eze. 28:12-16).
En ese tiempo Satanás fue
expulsado del cielo junto con los ángeles que simpatizaban con él (ver 2 Ped.
2:4; Jud. 6).
Los ángeles leales no entendieron
plenamente entonces todas las consecuencias que estaban implicadas; pero cuando
Satanás vilmente derramó la sangre de Cristo, quedó completa y eternamente
desenmascarado delante del mundo celestial.
Desde ese momento sus actividades
fueron aún más restringidas (ver DTG 709).
Miguel. Gr. Mija'l, una transliteración del Heb. mika'el,
que significa "¿quién semejante a Dios?" Miguel es mencionado como
"uno de los principales príncipes" (Dan. 10:13), como "el gran
príncipe" (Dan. 12:1), y también como "el arcángel" (Jud. 9).
La literatura judía describía a Miguel como el más encumbrado de los ángeles, el verdadero representante de Dios, y lo identificaba como el ángel de Jehová.
(Ver Talmud Yoma 37a; Midrash
Rabbah, com. Gén. 18:3; Exo. 3:2).
Según el Midrash Rabbah, com. Exo.
12:29, Miguel fue el ángel que vindicó a Israel contra las acusaciones de
Satanás.
Un examen cuidadoso de las referencias bíblicas a Miguel permite concluir que no es otro sino nuestro bendito Señor y Salvador Jesucristo.
(Ver com. Dan. 10:13; cf. com. Jud. 9).
Sus ángeles. Es decir, los ángeles leales, los "espíritus
ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la
salvación" (Heb. 1:14).
Dragón. Ver com. vers. 3.
Sus ángeles. Es decir, los ángeles que apoyaron a Satanás en su
guerra contra Cristo (ver com. vers. 4).
8. No prevalecieron. Como la frase "batalla en el
cielo" (vers. 7) puede tener una doble aplicación cuando se describe tanto
el conflicto inicial en el cielo entre Lucifer y Dios como el que comenzó en la
tierra entre Satanás y el Cristo encarnado, las palabras "no
prevalecieron" pueden aplicarse apropiadamente a ambas etapas del
conflicto, pues Satanás no tuvo éxito en ninguna de las dos.
Ya lugar. Estas palabras pueden entenderse como una
referencia al lugar que una vez poseyeron u ocuparon, o se les había asignado.
Lucifer fue una vez el querubín
"protector" (ver com. Eze. 28:14), y los ángeles que se unieron con
él en la rebelión ejercían diversas funciones de responsabilidad.
Lucifer y sus ángeles perdieron
esas funciones cuando fueron arrojados del cielo.
9. Fue lanzado fuera. Satanás y sus ángeles fueron expulsados del cielo en las edades pasadas (2 Ped. 2:4), antes de la creación de este mundo.
(PP 14-23; cf. PE 145-146; CS 552-554; 3SG 36, 39; 1SP 17-33).
Sin embargo, parece que hasta el
momento del drama de la cruz podía llegar hasta los seres celestiales, y en un
grado limitado, posiblemente como "príncipe de este mundo" (Juan
12:31; Luc. 4:6), pero no como habitante del cielo, podía entrar en los recintos
celestiales (DTG 709; cf. HR 26-27; ver com. "en tierra").
Esta puede ser, sin embargo, la
expulsión definitiva que ocurrió en la cruz, como lo declaró nuestro Señor
(Juan 12:31-32; cf. PP 54-57; DTG 455, 633,706).
Es evidente por el contexto
(vers. 10-13) que Juan se está refiriendo más específicamente a los sucesos
relacionados con el triunfo de Cristo en la cruz.
Pueden notarse los siguientes puntos:
1. La proclamación que hace una "gran voz en el
cielo" (vers. 10-12) es más o menos un paréntesis, cuyo propósito es
explicar el significado de la expulsión de Satanás (vers. 9), en primer lugar a
los habitantes del cielo, y luego a los de esta tierra.
Después de este paréntesis
explicatorio, el vers. 13 continúa la narración de las actividades de Satanás a
partir del lugar donde había quedado en el vers. 9. Por consiguiente, los vers.
10-12 constituyen, principalmente, una declaración relativa al estado del plan
de salvación en el momento en que Satanás fue "arrojado a la tierra".
2. La primera declaración de la "gran voz"
consiste en una serie de hechos relacionados con el triunfo de Cristo en la
cruz sobre Satanás: se aseguró el plan de la "salvación", se dio
"poder" para resistir los engaños de Satanás, se aseguró el
"reino" de Cristo y fue confirmado su "poder" literalmente
"autoridad" de ser el Salvador del hombre, el sumo sacerdote y rey
(Mat. 28:18; CS 558).
3. La razón que se da en Apoc. 12:10 para esta
cuádruple victoria es muy especifica: que "ha sido lanzado fuera el
acusador de nuestros hermanos", lo cual relaciona claramente lo que se ha
hecho con la expulsión del vers. 9.
4. En el tiempo de la expulsión de los vers. 9-10,
13, "el acusador de nuestros hermanos" ya los había estado acusando
activamente "delante de nuestro Dios día y noche".
Es obvio que esta caída ocurrió
después de que Satanás había estado acusando durante cierto tiempo a "los
hermanos"; por lo tanto, según parece ésta no puede ser la expulsión
original de Satanás, la cual fue, por supuesto, antes de la creación de la
tierra y de Adán y Eva.
5. El vers. 11 declara específicamente que fue
"la Sangre del Cordero" -la muerte de Cristo en la cruz- la que había
hecho posible la victoria sobre "el acusador de nuestros hermanos".
El gran dragón. Ver com. vers. 3.
Serpiente. Una referencia a la serpiente que engañó a Eva
(Gén. 3:1).
Antigua. Gr. arjáios, "antiguo", "viejo", de arj', "principio".
"Arcaico" deriva de arjáios. Cf.
Juan 8:44.
Diablo. Gr.Diábolos, "calumniador" (ver com. Mat.
4:1).
Satanás. Gr. Satanás, transliteración del Heb. Sátan, que significa
"adversario"
(ver com. Zac. 3:1).
Engaña. Gr. PlanáÇ, "hacer errar",
"descarriar". "engañar" (ver com. Mat. 18:12).
Mundo. Gr. oikoumén' "el mundo habitado", de
oikéÇ, "morar" (ver com. Mat. 4:8).
A la tierra. El conflicto en el cielo comenzó debido a los
planes para la creación del hombre (ver 3SG 36). Cuando la tierra fue creada y entregada a
Adán, Satanás se esforzó para hacer que cayera el hombre que acababa de ser
creado.
Cuando consiguió que Adán y Eva
cayeran, reclamó la posesión de la tierra (ver com. Mat. 4:8-9); pero no limitó
sus esfuerzos a esta tierra sino que también tentó a los habitantes de otros
mundos (ver PE 290).
No será sino hasta la segunda
venida de Cristo cuando Satanás será completamente confinado a esta tierra
durante mil años (ver com. Apoc. 20:3; cf. PE 290, DTG 455).
10. Una gran voz. Hay gran regocijo en las cortes
celestiales por la expulsión de Satanás y de su hueste.
Ahora ha venido. El punto crucial de la historia
es la cruz (ver com. vers. 7, 9).
Los habitantes del cielo bien
podían regocijarse porque ahora estaba asegurada la destrucción de Satanás.
Ya antes había sido así en el
plan de Dios, pero ahora los seres celestiales se unían al canto porque habían
visto revelada en el Calvario la malignidad de Satanás contra Cristo.
Salvación. Gr. sÇt'ría, "liberación",
"salvación"; aquí posiblemente "victoria".
Poder. Gr. dúnamis, "poder", "fuerza".
Sin duda se hace referencia a la
manifestación de poder que produjo la caída del dragón.
Reino. Satanás había pretendido que él era el gobernante legítimo de este mundo; pero cuando no pudo conseguir que pecara el Hijo de Dios, quedó asegurado el reino de Cristo. Su Cristo. O "su Ungido". Cristo significa "ungido" (ver com. Mat. 1:1).
El acusador. Satanás era el acusador de los hermanos en los días
del AT (Job 1:8-12; Zac. 3:1), y ha continuado desempeñando este papel después
de la cruz, pero en escala limitada (ver com. Juan 12:31; cf. DTG 709).
Los escritos rabínicos
frecuentemente presentan a Satanás como el gran acusador.
(Ver Talmud Sanhedrin 89b;
Midrash Rabbah, com. Exo. 32:2).
Hermanos. Cf cap. 6:11.
Día y noche. O siempre que se presentaba la oportunidad.
11. Ellos le han vencido. La mente del profeta está absorta
en la contemplación de los que han sido acusados por el instigador del mal.
Piensa en cuánto han sufrido y en
las indignidades a las cuales han sido expuestos.
Recuerda cómo vencieron a pesar de las dificultades,
no por su propia fuerza sino "por medio de la sangre
del Cordero".
Por medio de la sangre. O "en virtud de la
sangre", "debido a la sangre".
Los santos vencieron a causa de
la victoria del Calvario.
En cuanto al significado de la
"sangre", ver com. Apoc. 1:5; cf. com. Rom. 5:9.
Cordero. Ver com. Juan 1:29.
De la palabra. "A causa de la palabra", o "debido a
la palabra".
Del testimonio. Es decir, su testimonio personal
respecto a Jesús y el Evangelio.
Menospreciaron sus vidas. ¡Qué fidelidad!
Preferían morir antes que desobedecer a Dios.
Ver com. Juan 12:25.
12. Alegraos, cielos. Había regocijo en el cielo porque
los ángeles y los habitantes de otros mundos sabían que Satanás estaba
condenado por la victoria de Cristo en el Calvario.
¡Ay! Para la iglesia aún habría persecución, por eso sus
miembros no podían regocijarse todavía.
Gran ira. El diablo está airado por su derrota. En vez de
sentir remordimiento y pesar por el mal, se sumerge cada vez más profundamente
en la iniquidad; sigue adelante con una malignidad intensificada y renovada en
sus esfuerzos por perseguir a la iglesia del Dios viviente. Cf. 1 Ped. 5:8.
Poco. Gr. olígos, "poco", "pequeño",
"escaso", cuando se refiere a un número, cantidad o tamaño;
"corto", cuando se refiere a tiempo.
Olígos es un término relativo;
describe aquello a que se refiere según el sentido del contexto.
Olígos se usa para referirse a
"unos pocos pececillos" en el relato de la alimentación de los 4.000,
en comparación con la cantidad que habría sido necesaria para alimentar a esa
multitud (Mat. 15: 34).
El número de los que hallan el
camino de la vida son "pocos" (olídos), comparado con el número de
los que escogen el camino de la destrucción (Mat. 7:14). Jesús puso sus manos
sobre "pocos" (olídos) enfermos, en comparación con el número de los
que podrían haber sido sanados si no hubiera habido tanta incredulidad (Mar. 6:5).
Olígos se usa ocho veces en el NT
con referencia al tiempo.
En cinco casos el tiempo está implícito
en la palabra (Mar. 6:31; Sant. 4:14; 1 Ped. 1:6; 5:10; Apoc. 17:10); en tres
casos, el tiempo se expresa mediante una palabra modificada por olígos (Hech.
14:28 dice literalmente "no poco tiempo"; Heb. 12:10; Apoc. 12:12).
La duración del tiempo expresada
por olígos depende de aquello con lo cual se compara; por ejemplo, el reposo
descrito en Mar. 6:31 que durará olígos, probablemente continuó sólo por pocos
días, o a lo sumo pocas semanas.
Pero en Sant. 4:14 olígos
describe la duración de la vida de un hombre.
En Apoc. 12:12 olígos define el
período desde la expulsión de Satanás cuando Cristo fue crucificado (ver com.
"Fue lanzado fuera"), hasta el fin de la tiranía de Satanás sobre los
habitantes de la tierra.
Este período se describe como
olígos en comparación con el lapso de más de 4.000 años que transcurrieron
antes de la crucifixión.
Puede parecer que los 2.000 años
que han transcurrido desde la crucifixión, durante los cuales Satanás ha estado
trabajando activamente contra la iglesia, no es "poco tiempo", ya sea
en sentido absoluto o cuando se compara con los 4.000 años que precedieron a la
crucifixión; sin embargo, esta expresión debe entenderse dentro del contexto de
todo el contenido del libro de Apocalipsis, que presenta la segunda venida de
Cristo como cercana (ver com. cap. 1:1; cf cap. 22:20).
Si Jesús viene
"presto", entonces el tiempo que Satanás tiene para obrar es
"poco".
Ver com. cap. 17:10.
13. La mujer. Ver com. vers. 1. Como el dragón no puede atacar ahora directamente al Hijo de Dios, procura herirlo a través de la madre, persiguiendo a la iglesia, la madre del hijo varón (ver com. vers. 6). Hijo varón. Ver com. vers. 5.
14. Dos alas. El símbolo de alas de águila era familiar para el
antiguo pueblo de Dios.
Con esta figura se hace
referencia a la liberación de los israelitas de manos del Faraón y sus huestes
(Exo. 19:4; Deut. 32:11).
Algunos ven en estas alas un
símbolo del apresuramiento con que la iglesia se vio obligada a buscar refugio.
Sustentada. Ver com. vers. 6.
Un tiempo, y tiempos. Ver com. vers. 6.
15. Agua como un río. En Sal. 74:13 y Eze. 29:3 el
dragón es identificado como un animal acuático, y tal vez por eso se usa la
figura del agua como símbolo de destrucción.
Satanás procuró destruir a la
iglesia cristiana con la inundación de falsas doctrinas, además de la
persecución (cf. Apoc. 17:15).
16. La tierra ayudó a la mujer. Algunos sostienen que "tierra"
representa regiones donde había pocos habitantes, en contraste con "aguas"
que a veces representa "pueblos", "naciones" y
"lenguas" (cap. 17:15).
Destacan que en el tiempo de la
Reforma había millones de personas en Europa y el Lejano Oriente, pero que el
continente norteamericano estaba muy escasamente poblado, e indican que esta
región es la "tierra" que proporcionó alivio a la iglesia perseguida en
el Viejo Mundo.
Puede incluirse también a los
países protestantes de Europa occidental que dieron refugio a los perseguidos.
Otros señalan la Reforma
protestante como el factor principal para destruir el hechizo que ejercía la
iglesia apóstata.
Tragó. Es decir, hizo ineficaces los medios diseñados para
destruir la iglesia.
17. Se llenó de ira. O "se enfureció". Su
fracaso en destruir a la iglesia del desierto intensifica la ira del dragón, y
por eso se prepara con gran determinación para hacer guerra contra el pueblo de
Dios, específicamente contra "el resto de la descendencia de ella".
Hacer guerra. Es, sin duda, un intenso esfuerzo por destruir a la iglesia cristiana.
Su empeño supremo en este sentido aún está en el futuro.
(Ver
com. cap. 13:11-17; 16:12-16; cf. CS 650).
El resto. Gr. loipós,
"lo que queda", de leípÇ "abandonar"; "dejar
atrás".
Ver la Nota
Adicional al final de este capítulo.
Guardan los mandamientos. El hecho de que el remanente sea identificado de esta manera, indica que los mandamientos de Dios es especialmente en pugna en esta lucha entre el dragón y la iglesia. (ver com. cap. 14:12; CS 498- 503).
Testimonio de Jesucristo. En el texto griego esta frase puede entenderse como " testimonio" que los cristianos dan respecto a Jesús, o como el "testimonio" que se origina con Jesús y es revelado a su iglesia por medio de los profetas.
(Ver com. cap. 1:2).
Una comparación con el cap. 19:10
claramente favorece la segunda interpretación.
El "testimonio de Jesucristo"
se define como "el espíritu de la profecía", lo que significa que
Jesús da testimonio o seguridad a la iglesia por medio de las profecías.
La estrecha relación entre el
"testimonio de Jesús" y la profecía se demuestra, además, al hacer
una comparación entre los cap. 19:10 y 22:9.
En el cap. 19:10 el ángel se
identifica como un "siervo contigo, y con tus hermanos que tienen el
testimonio de Jesús", y en el cap. 22:9 como "siervo contigo, y con
tus hermanos los profetas".
Según la razonable conclusión que
estas dos expresiones del ángel son paralelas, entonces los que tienen el
testimonio de Jesús pueden ser identificados con los profetas.
Puesto que la obra distintiva de
los profetas es llevar los mensajes de Jesús al pueblo (ver com. cap. 1:1), la
interpretación de que el testimonio de Jesús se refiere al
"testimonio" que él tiene para la iglesia, queda firmemente apoyada.
Los Adventistas del Séptimo Día interpretan el pasaje de este modo, y creen que el "resto" (o "remanente") se distinguirá por la manifestación del don de profecía en medio de ellos. Creen que el "testimonio de Jesucristo" es el testimonio de Jesús entre ellos mediante el don profético.
Ver Nota Adicional com. cap. 19.
NOTA ADICIONAL DEL
CAPÍTULO 12
Como el lenguaje y los símbolos
del Apocalipsis han sido tomados en gran parte del AT (ver p. 742; cf. com.
Isa. 47:1; Jer. 25:12; 50:1; Eze. 26:13; Nota Adicional de Apoc. 18), para
entender correctamente la palabra "resto", usada en Apoc. 12:17,
necesitamos considerar sus equivalentes hebreos dentro del contexto de su uso
en el AT.
Las Tres Palabras Hebreas Más Comunes En El AT Para
Expresar La Idea De Remanente", Son:
(1) peletah (o palet,
palit), "lo que escapa", "aquellos que escapan"; de palat,
"escapar", "librar";
(2) she'erith (o
she'ar) "el resto", "lo que queda", "restante",
"remanente", y su verbo afín sha'ar, "dejar sobras",
"quedar de sobra", "quedar";
(3) yether, "lo
que queda", "restante", "remanente", de yathar,
"dejar de sobra", "quedar de sobra".
Los Ejemplos Del Uso De Estas Palabras Con Referencia Al Pueblo Escogido De
Dios, Pueden Ser Clasificados De La Siguiente Manera:
1. Se habla de los miembros de la familia de Jacob
que fueron protegidos en Egipto bajo el cuidado de José, como una
"posteridad" en la tierra, literalmente un "resto" o "remanente"
(she'erith; Gén. 45:7).
Se da énfasis al hecho de la protección.
Hasta donde sepamos, la familia entera sobrevivió.
2. En medio de la apostasía general, Elías protestó:"sólo yo he quedado [yathar] profeta de Jehová" (1Rey 18:22); pero Dios declaró: "Y yo haré que queden [sha'ar] en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal"
(1 Rey 19:14,18; cf. Rom. 11:4-5).
3. Un pequeño "remanente" (peletah) de las
diez tribus "que ha quedado [sha'ar] de la mano de los reyes de
Asiria" cuando se llevaron a la gran mayoría de la nación al cautiverio,
"remanente" que había quedado en Palestina, (2 Crón. 30:6).
En el año 722 a. C. sólo Judá
"quedó" [sha'ar] como nación (2 Rey. 17:18).
Por lo tanto, se convirtió en "remanente" (she'ar) de las doce tribus y único heredero de las promesas, privilegios y responsabilidades del pacto que originalmente habían pertenecido a las doce tribus. (Isa. 10:22; ver t. IV, pp. 28-34).
4. Años más tarde Senaquerib conquistó a todo Judá
excepto a Jerusalén, la cual es llamada "residuo".
Este "residuo [peletah] de la casa de Judá que hubiere escapado" [sha'ar] debía "echar raíz abajo", y daría "fruto arriba" y saldría como "remanente" (she'erith) del pueblo escogido de Dios, su instrumento escogido para la salvación del mundo.
(2 Rey 19:4, 30-31; Isa. 37:4, 31-32; cf.
Isa. 4:2; 10:20).
Dios también se proponía
"recobrar" el "remanente" (she'ar) de los israelitas y
judíos que habían sido llevados cautivos a Asiria, y su propósito era preparar
un "camino para el remanente [she'ar] de su pueblo" como lo había
hecho antes cuando sus antepasados salieron de Egipto (Isa. 11:11-12,16).
5. Cuando el "rey de Babilonia" invadió a
Palestina un siglo más tarde, él también dejo [yether; sha'ar en 2 Rey. 25:22;
cf. cap. 24:1] un "remanente" [peletah; she'ar en 2Rey.25:22] (Eze.
14:22; cf. ser. 40:11; 42:2), que escaparía (palat) es decir, que sobreviviría
a la espada, la pestilencia y el hambre que acompañaron al sitio de Jerusalén
(Eze. 7:16).
Pero Jeremías previno que aun una
parte de ese "resto" (yether; cap. 39:9) o "el resto [sha'ar] de
Jerusalén", que Dios deseaba que quedara [sha'ar] en esa tierra,
"serían más tarde llevados a todos los reinos de la tierra" (cap. 24:8-9).
La mayor parte de este
"resto" huyó a Egipto, pero Jeremías previno que "del resto
[she'erit] de los de Judá que entraron en la tierra de Egipto para habitar
allí, no habrá quien escape [palit] ni quien quede vivo para volver a la tierra
de Judá" (cap. 44:14).
6. El Señor prometió dejar "un resto"
[yathar] de los que fueron llevados cautivos por Nabucodonosor, que escaparían
"de la espada" y se acordarían de Dios en la tierra de su cautiverio
(Eze. 6:8-9).
Un "remanente"
(she'erith) de los que estaban cautivos (Jer. 23:3; cf cap. 31:7) finalmente
escaparía (palat) "de la tierra de Babilonia" (cap. 50:28).
Nehemías habla de los
repatriados, como de "judíos que habían escapado [peletah]"el
remanente, [peletah] los que quedaron [sha'ar] de la cautividad" (cap. 1:2-3).
A este "remanente"
(she'erith) Dios encomendó todas las responsabilidades y promesas del pacto
(Zac. 8:12; cf. t. IV, pp. 32-34), pero les advirtió que si quebrantaban de
nuevo los mandamientos de Dios, él los consumiría hasta que no "quedara
remanente [she'erith] ni quien" escapara [peletah] (Esd. 9:14).
7. Aparecen muchas referencias al
"remanente" (o "resto") dentro de un contexto que
claramente anticipa el reino mesiánico (Isa. 4:2-3; 11:11,16; cf. cap. 11:1-9;
Jer. 23:3; cf. cap. 23:4-6; Miq. 4:7; cf. cap. 4:1-8; 5:7-8; cf. cap. 5:2-15;
Sof. 3:13).
UNA DESCRIPCIÓN DEL "REMANENTE" basada en
estos y en otros pasajes del AT, identifica al mencionado grupo como compuesto
de israelitas que sobrevivieron a calamidades como guerra, cautiverio,
pestilencia y hambre, pero que fueron salvados por misericordia para seguir
siendo el pueblo escogido de Dios (Gén. 45:7; Esd. 9:13; Eze. 7:16).
Este "resto" o
"remanente" a menudo era lo que había "quedado [sha'ar] unos
pocos" de muchos (Jer. 42:2; cf. Isa. 10:22).
Cuando se acordaron del Dios
verdadero y se volvieron a él (2 Crón. 30:6; Isa. 10:20; Eze. 6:8-9),
renunciaron a la autoridad de los falsos sistemas de religión (1 Rey 19:18) y
dejaron de cometer iniquidad (Sof. 3:13).
Por su lealtad a los mandamientos de Dios (Esd. 9:14), fueron llamados santos y "registrados entre los vivientes" de Jerusalén (Isa. 4:3). Al aceptar de nuevo los privilegios y las responsabilidades del pacto eterno de Dios, echaron "raíces abajo" y dieron "fruto arriba", y declararon la gloria divina entre los gentiles.
(2 Rey 19:30-31; Isa. 37:31-32; 66:19).
POR LO TANTO, el "remanente" de los tiempos
del AT está compuesto de generaciones sucesivas de israelitas: el pueblo
escogido de Dios.
Vez tras vez la mayoría apostató,
pero siempre quedaba un "remanente" fiel que llegó a ser heredero
exclusivo de las sagradas promesas, responsabilidades y privilegios del pacto
originalmente hecho con Abrahán y confirmado en el Sinaí.
Este "remanente" fue el
grupo formalmente designado al cual Dios se proponía enviar el Mesías y a
través del cual deseaba evangelizar a los paganos. No consistía de individuos esparcidos,
no importa cuán fieles fueran, sino que era una entidad colectiva, la
organización visible de Dios, divinamente comisionada en la tierra.
Debe también notarse que los
varios términos hebreos que se traducen "remanente" (o
"resto") no dan la idea de final o de lo último de algo o de un grupo
humano, excepto en el sentido de que los que "quedan" son
transitoriamente, en su generación, el último eslabón del linaje escogido.
Desde los días de Abrahán siempre ha habido un "remanente"
conforme a la "gracia" de Dios. (cf. Rom. 11:15).
Dios advirtió a los que
regresaron del cautiverio babilónico, que no habría "remanente ni
quien" escapara si de nuevo le eran desleales (Esd. 9:14; cf Deut. 19:20).
Por eso, cuando los judíos rechazaron al Mesías y renunciaron a su participación
en el pacto (DTG 686), el "reino de Dios" les fue quitado a los
judíos como pueblo y "dado a gente que" produjera "los frutos de
él" (Mat. 21:43; cf. 1 Ped. 2:9-10).
Esto significó la cancelación permanente e irrevocable de su posición especial delante de Dios como nación y la transferencia de los privilegios, promesas y responsabilidades de la reacción del pacto a la iglesia cristiana.
(Ver t. IV, pp. 34-38).
En Rom. 9:27. Pablo
declara que "si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del
mar, tan sólo el remanente [hupóleimma] será salvo" (ver com. Rom. 9:27). Aplica
el término "remanente" de Isa. 10:22 a los judíos de su tiempo que
individualmente habían aceptado a Cristo como el Mesías; pero tenían derecho a
este título como miembros de la iglesia cristiana y no como judíos.
En Rom. 11:5. Habla
de ellos como de "remanente [léimma] escogido por gracia".
En los cap. 9 al 11.
Pablo presenta a la iglesia cristiana como heredera de las promesas, los
privilegios y las responsabilidades del pacto eterno.
La iglesia es, pues,
la sucesora del judaísmo, divinamente comisionada como depositaria de la
voluntad revelada de Dios, como la representante colectiva de los propósitos
divinos en la tierra y como el instructor escogido del Señor para la
proclamación del Evangelio para la salvación de los hombres (ver t. IV, pp.
37-38).
ADEMÁS de Rom. 9:27; 11:5; Apoc. 12:17, los términos que
significan "remanente" o "resto" (Mat. 22:6; Apoc. 11:13;
19:21, RVR: "otros" y "los demás"), no tienen mayor
significado respecto al pueblo de Dios; sin embargo, en Apoc. 3:2, la frase
"que está para morir", deriva de loipós, la misma palabra que se
traduce "resto" en el cap. 12:17.
La iglesia experimentó la gran
apostasía papal unos pocos siglos después de Cristo. Durante unos 1,200 años;
el poder papal suprimió y esparció total o parcialmente a los verdaderos
representantes de Dios. (Ver Nota Adicional de Dan. 7; coro. Dan. 7:25;
cf. Apoc. 12:6).
PERO POR MEDIO DE LA REFORMA DEL SIGLO XVI (ver com.
cap. 12:15-16). Dios se propuso sacar un
"remanente", esta vez de la Babilonia simbólica. Varios grupos
protestantes sirvieron como precursores de la verdad, divinamente instituidos
para restaurar punto por punto el glorioso Evangelio de salvación.
Pero grupo tras
grupo se satisfizo con su concepto parcial de verdad y no avanzaron a medida
que aumentaba la luz de la Palabra de Dios. Cuando un grupo se negaba a avanzar
más, Dios levantaba otro grupo como su instrumento escogido para la
proclamación de la verdad.
CUANDO FINALMENTE TERMINARON LOS 1.260 AÑOS de la supremacía papal (ver com. cap. 12:6,14) y llegó el "tiempo del fin", el tiempo cuando el último mensaje del cielo (cap. 14:6-12) debía ser proclamado al mundo (ver com. Dan. 7:25; 11:35), Dios levantó otro "resto" o "remanente": el que se menciona en Apoc. 12:17
(cf. vers. 14-17).
Este es el "remanente"
del dilatado y digno linaje del pueblo escogido de Dios, que ha sobrevivido a
los fieros ataques del dragón durante el transcurso de la historia, y más
específicamente a través de la oscuridad, la persecución y el error del "tiempo,
y tiempos y la mitad de un tiempo", o sea los 1.260 "días" de
los vers. 6 y 14.
Es el último "remanente" de Dios porque es el heraldo designado para pregonar su última exhortación al mundo para que acepte el don gratuito de la salvación.
(Cap. 14:6-12).
Los adventistas del séptimo día han proclamado desde el comienzo
y sin temor los tres mensajes del cap. 14:6-12, como la última invitación de
Dios a los pecadores para que acepten a Cristo. Han creído humildemente que su
movimiento es el que aquí se designa "resto" o "remanente".
Ningún otro grupo religioso está proclamando este mensaje múltiple, ni ningún
otro cumple con las especificaciones presentadas en el cap. 12:17. Por eso,
ningún otro grupo tiene una base fundada en las Escrituras para sostener que es
"el resto" mencionado en el vers. 17.
Sin embargo, los adventistas
rechazan enfática y claramente toda idea de que sólo ellos son hijos de Dios y
tienen derecho al cielo. Creen que todos los que adoran a Dios con completa
sinceridad, es decir, en armonía con toda la voluntad revelada de Dios que
ellos entienden, son miembros en potencia de este grupo final -"resto"-
mencionado en el cap. 12:17.
Los adventistas creen que su solemne tarea y gozoso privilegio es presentar en forma clara y persuasiva las últimas, cruciales y decisivas verdades divinas para atraer a todos los hijos de Dios a ese grupo, que, según la profecía, se está preparando para el gran día del Señor. (7CBA).
COMENTARIOS DE EGW
3-4; 9. CS 491. EN CONTRAPOSICIÓN con los que
guardan los mandamientos de Dios y tienen la fe de Jesús, el tercer ángel
señala otra clase de seres humanos contra cuyos errores va dirigido solemne y
terrible aviso: "¡Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe su
marca en su frente, o en su mano, él también beberá del vino de la ira de
Dios!" (Apoc. 14:9,10, V.M.) Para comprender este mensaje hay que
interpretar correctamente sus símbolos. ¿Qué representan la bestia, la imagen,
la marca?
LA ILACIÓN
PROFÉTICA en la que se encuentran estos símbolos empieza en el capítulo 12 del
Apocalipsis, con el dragón que trató de destruir a Cristo cuando nació. En
dicho capítulo vemos que el dragón es Satanás (Apocalipsis 12:9); fue él quien
indujo a Herodes a procurar la muerte del Salvador. Pero el agente principal de
Satanás al guerrear contra Cristo y su pueblo durante los primeros siglos de la
era cristiana, fue el Imperio Romano, en el cual prevalecía la religión pagana.
Así que si bien el dragón representa primero a Satanás, en sentido derivado es
un símbolo de la Roma pagana. 492
6. CS 59, 309. EL PAGANISMO había dejado
el lugar al papado. El dragón dio a la bestia "su poder y su trono, y
grande autoridad." (Apocalipsis 13: 2, V.M.; véase el Apéndice.) Entonces
empezaron a correr los 1260 años de la opresión papal predicha en las profecías
de Daniel y en el Apocalipsis. (Daniel 7:25; Apocalipsis 13:5-7.)
Los cristianos se
vieron obligados a optar entre sacrificar su integridad y aceptar el culto y
las ceremonias papales, o pasar la vida encerrados en los calabozos o morir en
el tormento, en la hoguera o bajo el hacha del verdugo.
59 Entonces se
cumplieron las palabras de Jesús: "Seréis entregados aun de vuestros
padres, y hermanos, y parientes, y amigos; y matarán a algunos de vosotros. Y
seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre." (Lucas 21:16, 17.)
La persecución se desencadenó
sobre los fieles con furia jamás conocida hasta entonces, y el mundo vino a ser
un vasto campo de batalla. Por centenares de años la iglesia de Cristo no halló
más refugio que en la reclusión y en la obscuridad. Así lo dice el profeta:
"Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar aparejado de Dios, para
que allí la mantengan mil doscientos y sesenta días." (Apocalipsis 12:6.)
El advenimiento de la iglesia
romana al poder marcó el principio de la Edad Media. A medida que crecía su
poder, las tinieblas se hacían más densas.
La fe pasó de
Cristo, el verdadero fundamento, al papa de Roma.
En vez de confiar
en el Hijo de Dios para obtener el perdón de sus pecados y la salvación eterna,
el pueblo recurría al papa y a los sacerdotes y prelados a quienes él
invistiera de autoridad.
SE LE ENSEÑÓ
QUE EL PAPA era su mediador terrenal y que nadie podía acercarse a Dios sino por medio
de él, y andando el tiempo se le enseñó también que para los fieles el papa
ocupaba el lugar de Dios y que por lo tanto debían obedecerle implícitamente.
Con sólo desviarse de sus disposiciones se hacían acreedores a los más severos
castigos que debían imponerse a los cuerpos y almas de los transgresores.
Así fueron los espíritus de los
hombres desviados de Dios y dirigidos hacia hombres falibles y crueles; sí, aun
más, hacia el mismo príncipe de las tinieblas que ejercía su poder por
intermedio de ellos. El pecado se disfrazaba como manto de santidad. Cuando las
Santas Escrituras se suprimen y el hombre llega a considerarse como ente
supremo, ¿qué otra cosa puede esperarse sino fraude, engaño y degradante
iniquidad? Al ensalzarse las leyes y las tradiciones humanas, se puso de
manifiesto la corrupción que resulta siempre del menosprecio de la ley de Dios.
DÍAS AZAROSOS
FUERON AQUÉLLOS PARA LA IGLESIA DE CRISTO. 60 Pocos, en
verdad, eran los sostenedores de la fe. Aun cuando la verdad no quedó sin
testigos, a veces parecía que el error y la superstición concluirían por
prevalecer completamente y que la verdadera religión iba a ser desarraigada de
la tierra.
El Evangelio se perdía de vista
mientras que las formas de religión se multiplicaban, y la gente se veía
abrumada bajo el peso de exacciones rigurosas.
No sólo se le enseñaba a ver en
el papa a su mediador, sino aun a confiar en sus propias obras para la
expiación del pecado. Largas peregrinaciones, obras de penitencia, la adoración
de reliquias, la construcción de templos, relicarios y altares, la donación de
grandes sumas a la iglesia, -todas estas cosas y muchas otras parecidas les
eran impuestas a los fieles para aplacar la ira de Dios o para asegurarse su
favor; ¡como si Dios, a semejanza de los hombres, se enojara por pequeñeces, o
pudiera ser apaciguado por regalos y penitencias!
CS 309. * LA SUPRESIÓN DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS durante el
período de la supremacía papal había sido predicha por los profetas; y 309 el
revelador había señalado también los terribles resultados que iba a tener
especialmente para Francia el dominio "del hombre de pecado."
DIJO EL ÁNGEL DEL SEÑOR: "Hollarán la Santa Ciudad, cuarenta y dos meses. Y daré autoridad a mis dos testigos, los cuales profetizarán mil doscientos sesenta días, vestidos de sacos.... Y cuando hayan acabado de dar su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y prevalecerá contra ellos, y los matará. Y sus cuerpos muertos yacerán en la plaza de la gran ciudad, que se llama simbólicamente Sodoma y Egipto, en donde también el Señor de ellos fue crucificado.... Y los que habitan sobre la tierra se regocijan sobre ellos, y hacen fiesta, y se envían regalos los unos a los otros; porque estos dos profetas atormentaron a los que habitan sobre la tierra. Y después de los tres días y medio, el espíritu de vida, venido de Dios, entró en ellos, y se levantaron sobre sus pies: y cayó gran temor sobre los que lo vieron."
(Apocalipsis 11:2-11V.M.)
LOS
"CUARENTA Y DOS MESES" Y LOS "MIL DOSCIENTOS SESENTA DÍAS" designan el
mismo plazo, o sea el tiempo durante el cual la iglesia de Cristo iba a sufrir
bajo la opresión de Roma. Los 1260 años del dominio temporal del papa
comenzaron en el año 538 DC. y debían terminar en 1798 (Véase el
Apéndice.) En dicha fecha, entró en Roma un ejército francés que tomó preso al
papa, el cual murió en el destierro. A pesar de haberse elegido un nuevo papa
al poco tiempo, la jerarquía pontificia no volvió a alcanzar el esplendor y
poderío que antes tuviera.
La persecución contra la iglesia
no continuó durante todos los 1260 años. Dios, usando de misericordia con su
pueblo, acortó el tiempo de tan horribles pruebas. Al predecir la "gran
tribulación" que había de venir sobre la iglesia, el Salvador había dicho:
"Si aquellos días no fuesen acortados, ninguna carne sería salva; mas por
causa de los escogidos, aquellos días serán acortados." (Mateo 24:22.)
Debido a la influencia de 310 los
acontecimientos relacionados con la Reforma, las persecuciones cesaron antes
del año 1798.
7-9. HR 19. Los ángeles
buenos lloraron al escuchar las palabras de Satanás y sus alborozadas
jactancias. Dios afirmó que los rebeldes no podían permanecer más tiempo en el
cielo. Ocupaban esa posición elevada y feliz con la condición de obedecer la
ley que Dios había dado para gobernar a los seres de inteligencia
superior. Pero no se había hecho ninguna
provisión para salvar a los que se atrevieran a tansgredirla.
Satanás se envalentonó en su
rebelión y expresó su desprecio por la ley del Creador. No la podía soportar.
Afirmó que los ángeles no necesitaban ley y 19 que debían ser libres para
seguir su propia voluntad, que siempre los guiaría con rectitud; que la ley era
una restricción de su libertad; y que su abolición era uno de los grandes
objetivos de su subversión. La condición de los ángeles, según él, debía
mejorar. Pero Dios, que había promulgado las leyes y las había hecho iguales a
sí mismo, no pensaba así.
La felicidad de la
hueste angélica dependía de su perfecta obediencia a la ley. Cada cual tenía
una tarea especial que cumplir, y hasta el momento cuando Satanás se rebeló,
había existido perfecto orden y armonía en las alturas.
Entonces hubo guerra en el cielo.
El Hijo de Dios, el Príncipe celestial y sus ángeles leales entraron en
conflicto con el archirrebelde y los que se le unieron. El Hijo de Dios y los
ángeles fieles prevalecieron, y Satanás y sus seguidores fueron expulsados del
cielo. Toda la hueste celestial reconoció y adoró al Dios de justicia. Ni un
vestigio de rebeldía quedó en el cielo. Todo volvió a ser pacífico y armonioso
como antes. Los ángeles lamentaron la suerte de los que habían sido sus
compañeros de felicidad y bienaventuranza. El cielo sintió su pérdida.
El Padre consultó con el Hijo con
respecto a la ejecución inmediata de su propósito de crear al hombre para que
habitara la tierra. Lo sometería a prueba para verificar su lealtad antes que
se lo pudiera considerar eternamente fuera de peligro. Si soportaba la prueba a
la cual Dios creía conveniente someterlo, con el tiempo llegaría a ser igual a
los ángeles. Tendría el favor de Dios, podía conversar con ellos y éstos con
él. Dios no creyó conveniente ponerlos fuera del alcance de la desobediencia.
20
9. CS 639. DESDE el origen
de la gran controversia en el cielo, el propósito de Satanás ha consistido en
destruir la ley de Dios. Para realizarlo se rebeló contra el Creador y, aunque
expulsado del cielo, continuó la misma lucha en la tierra. Engañar a los
hombres para inducirlos luego a transgredir la ley de Dios, tal fue el objeto
que persiguió sin cejar. Sea esto conseguido haciendo a un lado toda la ley o
descuidando uno de sus preceptos, el resultado será finalmente el mismo. El que
peca "en un solo punto" manifiesta menosprecio por toda la ley; su
influencia y su ejemplo están del lado de la transgresión; y viene a ser
"culpado de todos" los puntos de la ley. (Santiago 2:10.)
En su afán por desacreditar los
preceptos divinos, Satanás pervirtió las doctrinas de la Biblia, de suerte que
se incorporaron errores en la fe de millares de personas que profesan creer en
las Santas Escrituras.
El último gran
conflicto entre la verdad y el error no es más que la última batalla
de la controversia que se viene desarrollando desde hace tanto tiempo con
respecto a la ley de Dios. En esta batalla estamos entrando ahora; es la que se
libra entre las leyes de los hombres y los preceptos de Jehová, entre la
religión de la Biblia y la religión de las fábulas y de la tradición.
Los elementos que se coligarán en
esta lucha contra la verdad y la justicia, están ya obrando activamente. La
Palabra santa de Dios que nos ha sido transmitida a costa de tanto
padecimiento, de tanta sangre de los mártires, no es apreciada debidamente.
La Biblia está al alcance de
todos, pero pocos son los que la aceptan verdaderamente por guía de la vida. La
incredulidad predomina de modo alarmante, no sólo en el mundo sino también en
la iglesia. Muchos han llegado al 640 punto de negar doctrinas que son el
fundamento mismo de la fe cristiana.
Los grandes hechos
de la creación como los presentan los escritores inspirados, la caída del
hombre, la expiación y el carácter perpetuo de la ley de Dios son en realidad
rechazados entera o parcialmente por gran número de los que profesan ser
cristianos.
Miles de personas que se
envanecen de su sabiduría y de su espíritu independiente, consideran como una
debilidad el tener fe implícita en la Biblia; piensan que es prueba de talento
superior y científico argumentar con las Sagradas Escrituras y espiritualizar y
eliminar sus más importantes verdades. Muchos ministros enseñan a sus
congregaciones y muchos profesores y doctores dicen a sus estudiantes que la
ley de Dios ha sido cambiada o abrogada, y a los que tienen los requerimientos
de ella por válidos y dignos de ser obedecidos literalmente, se los considera
como merecedores tan sólo de burla o desprecio.
Al rechazar la
verdad, los hombres rechazan al Autor de ella. Al pisotear la
ley de Dios, se niega la autoridad del Legislador. Es tan fácil hacer un ídolo
de las falsas doctrinas y teorías como tallar un ídolo de madera o piedra. Al
representar falsamente los atributos de Dios, Satanás induce a los hombres a
que se formen un falso concepto con respecto a él. Muchos han entronizado un
ídolo filosófico en lugar de Jehová, mientras que el Dios viviente, tal cual
está revelado en su Palabra, en Cristo y en las obras de la creación, no es adorado
más que por un número relativamente pequeño. Miles y miles deifican la
naturaleza al paso que niegan al Dios de ella.
Aunque en forma
diferente, la idolatría existe en el mundo cristiano de
hoy tan ciertamente como existió entre el antiguo Israel en tiempos de Elías.
El Dios de muchos así llamados sabios, o filósofos, poetas, políticos,
periodistas -el Dios de los círculos selectos y a la moda, de muchos colegios y
universidades y hasta de muchos centros de teología- no es mucho mejor que
Baal, el dios-sol de los fenicios.
10. CS 446, 574. Satanás
es "el acusador de nuestros hermanos," y es su espíritu el que
inspira a los hombres a acechar los errores y defectos del pueblo de Dios, y a
darles publicidad, mientras que no se hace mención alguna de las buenas
acciones de este mismo pueblo. Siempre está activo cuando Dios obra para salvar
las almas.
Cuando los hijos de Dios acuden a
presentarse 447 ante el Señor, Satanás viene también entre ellos. En cada
despertamiento religioso está listo para introducir a aquellos cuyos corazones
no están santificados y cuyos espíritus no están bien equilibrados. Cuando
éstos han aceptado algunos puntos de la verdad, y han conseguido formar parte
del número de los creyentes, él influye por conducto de ellos para introducir
teorías que engañarán a los incautos.
El hecho de que una persona se
encuentre en compañía de los hijos de Dios, y hasta en el lugar de culto y en
torno a la mesa del Señor, no prueba que dicha persona sea verdaderamente cristiana.
Allí está con frecuencia Satanás en las ocasiones más solemnes, bajo la forma
de aquellos a quienes puede emplear como agentes suyos.
El príncipe del mal disputa cada
pulgada del terreno por el cual avanza el pueblo de Dios en su peregrinación
hacia la ciudad celestial. En toda la historia de la iglesia, ninguna reforma
ha sido llevada a cabo sin encontrar serios obstáculos.
Así aconteció en los días de San
Pablo. Dondequiera que el apóstol fundase una iglesia, había algunos que
profesaban aceptar la fe, pero que introducían herejías que, de haber sido
recibidas, habrían hecho desaparecer el amor a la verdad.
Lutero tuvo también que sufrir
gran aprieto y angustia debido a la conducta de fanáticos que pretendían que
Dios había hablado directamente por ellos, y que, por lo tanto, ponían sus
propias ideas y opiniones por encima del testimonio de las Santas Escrituras.
Muchos a quienes les faltaba fe y
experiencia, pero a quienes les sobraba confianza en sí mismos y a quienes les
gustaba oír y contar novedades, fueron engañados por los asertos de los nuevos
maestros y se unieron a los agentes de Satanás en la tarea de destruir lo que,
movido por Dios, Lutero había edificado. Y los Wesley, y otros que por su
influencia y su fe fueron causa de bendición para el mundo, tropezaron a cada
paso con las artimañas de Satanás, que consistían en empujar a personas de celo
exagerado, desequilibradas y no santificadas a excesos de fanatismo de toda
clase.
CS 572-574. LAS SAGRADAS ESCRITURAS DECLARAN que en cierta ocasión, cuando los ángeles de Dios vinieron para presentarse ante el Señor, Satanás vino también con ellos (Job1:6), no para postrarse ante el Rey eterno sino para mirar por sus propios y malévolos planes contra los justos. Con el mismo objeto está presente allí donde los hombres se reúnen para adorar a Dios. Aunque invisible, trabaja con gran diligencia, tratando de gobernar las mentes de los fieles. Como hábil general que es, fragua sus planes de antemano.
Cuando ve al ministro de Dios
escudriñad las Escrituras, toma nota del tema que va a ser presentado a la
congregación, y hace uso de toda su astucia y pericia para arreglar las cosas
de tal modo que el mensaje de vida no llegue a aquellos quienes está engañando
precisamente respecto del punto que se ha de tratar. Hará que la 573 persona
que más necesite la admonición se vea apurada por algún negocio que requiera su
presencia, o impedida de algún otro modo de oír las palabras que hubiesen
podido tener para ella sabor de vida para vida.
Otras veces, Satanás ve a los
siervos del Señor agobiados al comprobar las tinieblas espirituales que
envuelven a los hombres. Oye sus ardientes oraciones, en que piden a Dios
gracia y poder para sacudir la indiferencia y la indolencia de las almas.
Entonces despliega sus artes con nuevo ardor. Tienta a los hombres para que
cedan a la glotonería o a cualquier otra forma de sensualidad, y adormece de
tal modo su sensibilidad que dejan de oír precisamente las cosas que más
necesitan saber.
Bien sabe
Satanás que todos aquellos a quienes pueda inducir a descuidar la oración y el
estudio de las Sagradas Escrituras serán vencidos por sus ataques. De aquí que
invente cuanta estratagema le es posible para tener las mentes distraídas.
Siempre ha habido una categoría de personas que profesan santidad, y que en
lugar de procurar crecer en el conocimiento de la verdad, hacen consistir su
religión en buscar alguna falta en el carácter de aquellos con quienes no están
de acuerdo, o algún error en su credo. Son los mejores agentes de Satanás.
Los acusadores de los hermanos no
son pocos; siempre son diligentes cuando Dios está obrando y cuando sus hijos
le rinden verdadero homenaje. Son ellos los que dan falsa interpretación a las
palabras y acciones de los que aman la verdad y la obedecen. Hacen pasar a los
más serios, celosos y desinteresados siervos de Cristo por engañados o
engañadores. Su obra consiste en desnaturalizar los móviles de toda acción
buena y noble, en hacer circular insinuaciones malévolas y despertar sospechas
en las mentes poco experimentadas. Harán cuanto sea imaginable porque aparezca
lo que es puro y recto como corrupto y de mala fe.
Pero nadie necesita dejarse
engañar por ellos. Fácil es ver la filiación que tienen, el ejemplo que siguen
y la obra que 574 realizan. " Por sus frutos los conoceréis." (Mateo
7:16.) Su conducta se parece a la de Satanás, el odioso calumniador, "el acusador de nuestros hermanos."
(Apocalipsis 12:10.)
El gran seductor dispone de
muchos agentes listos para presentar cualquier error para engañar a las almas,
herejías preparadas para adaptarse a todos los gustos y capacidades de aquellos
a quienes quiere arruinar. Parte de su plan consiste en introducir en la
iglesia elementos irregenerados y faltos de sinceridad, elementos que fomenten
la duda y la incredulidad y sean un obstáculo para todos los que desean ver
adelantar la obra de Dios y adelantar con ella.
Muchas personas que no tienen
verdadera fe en Dios ni en su Palabra, aceptan algún principio de verdad y
pasan por cristianos; y así se hallan en condición de introducir sus errores
como si fueran doctrinas de las Escrituras.
LA TEORÍA según
la cual nada importa lo que los hombres creen, es uno de los
engaños que más éxito da a Satanás. Bien sabe él que la verdad recibida con
amor santifica el alma del que la recibe; de aquí que trate siempre de
substituirla con falsas teorías, con fábulas y con otro evangelio. Desde un
principio los siervos de Dios han luchado contra los falsos maestros, no sólo
porque eran hombres viciosos, sino porque inculcaban errores fatales para el
alma.
Elías, Jeremías y Pablo se
opusieron firme y valientemente a los que estaban apartando a los hombres de la
Palabra de Dios. Ese género de liberalidad que mira como cosa de poca monta una
fe religiosa clara y correcta, no encontró aceptación, entre aquellos santos
defensores de la verdad.
11. CRA 192, 220. Como pueblo,
necesitamos una reforma, y especialmente 192 la necesitan los ministros y
maestros de la Palabra. He sido instruida para decir a nuestros ministros y a
los presidentes de nuestras asociaciones: Vuestra utilidad como obreros para
Dios en la obra de rescatar a las almas que perecen, depende mucho de vuestro
éxito en dominar el apetito. Dominad el deseo de gratificar el apetito, y si lo
hacéis, vuestras pasiones serán fácilmente dominadas. Entonces vuestras
facultades mentales y morales serán más fuertes. "Y ellos le han vencido... por medio de
la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos".
Un Ruego A Los
Colaboradores
252*. El Señor os ha escogido
para hacer su obra, y si trabajáis con cuidado, con prudencia, y ponéis
vuestros hábitos en el comer en perfecta sujeción al conocimiento que tenéis y
a la razón, tendréis horas mucho más placenteras y agradables que si actuáis
imprudentemente. Aplicad los frenos, resistid vuestro apetito, colocándolo bajo
estricto control, y entonces abandonaos en las manos de Dios. Prolongad vuestra
vida por una cuidadosa vigilancia de vosotros mismos.
La Conducta
Abstemia Aumenta El Vigor
253*. Los hombres que se dedican
a dar el último mensaje de amonestación al mundo, un mensaje que ha de decidir
el destino de las almas, deben hacer en su propia vida una aplicación práctica
de las verdades que predican a los demás. Deben ser para la gente ejemplos en
su manera de comer y beber y en su casta conversación y comportamiento.
En todas partes del mundo, la
glotonería, la complacencia de las pasiones viles y los pecados graves son
ocultados bajo el manto de la santidad por muchos que profesan representar a
Cristo. Hay hombres de excelente capacidad natural, cuya labor no alcanza a la
mitad de lo que podría ser si 193 ellos fuesen templados en todas las cosas. La
satisfacción del apetito y la pasión embota la mente, disminuye la fuerza
física y debilita el poder moral. Sus pensamientos no son claros. No pronuncian
sus palabras con poder; éstas no son vivificadas por el Espíritu de Dios para
alcanzar los corazones de los oyentes.
Así como
nuestros primeros padres perdieron el Edén por complacer
el apetito, nuestra única esperanza de reconquistar el Edén consiste en dominar
firmemente el apetito y la pasión. La abstinencia en el régimen alimenticio y
el dominio de todas las pasiones conservarán el intelecto y darán un vigor
mental y moral que capacitará a los hombres para poner todas sus propensiones
bajo el dominio de las facultades superiores, para discernir entre lo bueno y
lo malo, lo sagrado y lo profano.
Todos los que tienen un verdadero
sentido del sacrificio hecho por Cristo al abandonar su hogar del cielo para
venir a este mundo a fin de mostrar al hombre, por su propia vida, cómo
resistir la tentación, se negarán alegremente a sí mismos y resolverán
participar de los sufrimientos de Cristo.
El temor de Jehová es el
principio de la sabiduría. Los que venzan como Cristo venció, necesitarán
precaverse constantemente contra las tentaciones de Satanás. El apetito y las
pasiones deben ser sometidos al dominio de la conciencia iluminada, para que el
intelecto no sufra perjuicio, y las facultades de percepción se mantengan
claras a fin de que las obras y trampas de Satanás no sean interpretadas como
providencia de Dios. Muchos desean la recompensa y la victoria finales que han
de ser concedidas a los vencedores, pero no están dispuestos a soportar los
trabajos, las privaciones y la abnegación como lo hizo su Redentor. Únicamente
por la obediencia y el esfuerzo continuo seremos vencedores como Cristo lo fue.
El poder dominante del apetito
causará la ruina de millares de personas, que si hubiesen vencido en ese punto,
194 habrían tenido fuerza moral para obtener la victoria sobre todas las demás
tentaciones de Satanás. Pero los que son esclavos del apetito no alcanzarán a
perfeccionar el carácter cristiano. La continua transgresión del hombre durante
seis mil años ha producido enfermedad, dolor y muerte. Y a medida que nos
acerquemos al fin, la tentación de complacer el apetito será más poderosa y más
difícil de vencer.
[La senda de la abnegación en el
comer es la senda de la salud - 473]
CRA 220. CUANDO JESÚS entró en el desierto, fue rodeado por la gloria del Padre. Absorto en la comunión con Dios, se sintió elevado por encima de las debilidades humanas. Pero la gloria se apartó de él, y quedó solo para luchar con la tentación. Esta le apremiaba en todo momento. Su naturaleza humana rehuía el conflicto que le aguardaba.
Durante 220 cuarenta días ayunó y oró. Débil y demacrado por el
hambre, macilento y agotado por la agonía mental, "desfigurado era su
aspecto más que el de cualquier hombre, y su forma más que la de los hijos de
Adán" (Isa. 52:14, VM). Entonces vio Satanás su oportunidad. Pensó que podía vencer a Cristo.
296*. Cristo entró
en la prueba en el terreno del apetito, y durante casi seis semanas resistió la
tentación en favor del hombre. El largo ayuno en el desierto iba a ser una
lección para el hombre caído para todos los tiempos. Cristo no fue vencido por
las fuertes tentaciones del enemigo, y esto da aliento a toda alma que lucha
contra la tentación. Cristo hizo posible que cada miembro de la familia humana
resista a la tentación. Todos los que quieran vivir piadosamente pueden vencer
como Cristo venció, por la sangre del Cordero y la palabra de su testimonio. El
largo ayuno del Salvador le fortaleció para soportar la prueba. El dio al hombre la prueba de que comenzaría
su obra venciendo donde había comenzado la ruina: en el problema del apetito.
297*. Cuando Cristo
se veía más fieramente asediado por la tentación, no comía. Se entregaba a Dios
y gracias a su ferviente oración y perfecta sumisión a la voluntad de su Padre
salía vencedor. Sobre todos los demás cristianos profesos, debieran los que
profesan la verdad para estos últimos días imitar a su gran Ejemplo en lo que a
la oración se refiere.
[Para el contexto
véase 70]
298*. El Redentor
del mundo sabía que, la complacencia del apetito produciría debilidad física y
embotaría de tal manera los órganos de la percepción, que no discernirían 221
las cosas sagradas y eternas. Cristo sabía que el mundo estaba entregado a la
glotonería y que esta sensualidad pervertiría las facultades morales. Si la
costumbre de complacer el apetito dominaba de tal manera a la especie humana
que, a fin de romper su poder, el divino Hijo de Dios tuvo que ayunar casi seis
semanas en favor del hombre, ¡qué obra confronta al cristiano para poder vencer
como Cristo venció! El poder de la tentación a complacer el apetito pervertido
puede medirse únicamente por la angustia indecible de Cristo en aquel largo
ayuno en el desierto.
CS 14. AL REVELARME el Espíritu de
Dios las grandes verdades de su Palabra, y las escenas del pasado y de lo por
venir, se me mandó que diese a conocer a otros lo que se me había 14 mostrado,
y que trazase un bosquejo de la historia de la lucha en las edades pasadas, y
especialmente que la presentase de tal modo que derramase luz sobre la lucha
futura que se va acercando con tanta rapidez.
Con este fin, he tratado de
escoger y reunir acontecimientos de la historia de la iglesia en forma que
quedara bosquejado el desenvolvimiento de las grandes verdades comprobantes que
en diversas épocas han sido dadas al mundo, han excitado la ira de Satanás y la
enemistad de la iglesia amiga del mundo, y han sido sostenidas por el
testimonio de aquellos que "no amaron sus vidas, exponiéndolas hasta la muerte."
En esos anales podemos ver un
anticipo del conflicto que nos espera. Considerándolos a la luz de la Palabra
de Dios, y por la iluminación de su Espíritu, podemos ver descubiertos las
estratagemas del maligno y los peligros que deberán evitar los que quieran ser
hallados "sin mácula" ante el Señor a su venida.
Los grandes acontecimientos que
marcaron los pasos de reforma que se dieron en siglos pasados, son hechos
históricos harto conocidos y universalmente aceptados, que nadie puede negar.
Esa historia la he presentado brevemente, de acuerdo con el fin y objeto de
este libro y con la concisión que necesariamente debe observarse, condensando
los hechos en forma compatible con una clara inteligencia de las enseñanzas
consiguientes.
En algunos casos cuando he
encontrado que un historiador había reunido los hechos y presentado en pocas
líneas un claro conjunto del asunto, o agrupado los detalles en forma
conveniente, he reproducido sus palabras, no tanto para citar a esos escritores
como autoridades, sino porque sus palabras resumían adecuadamente el asunto.
Y al referir los casos y puntos
de vista de quienes siguen adelante con la obra de reforma en nuestro tiempo,
me he valido en forma similar de las obras que han publicado.
12. CS 12. Después de la
maravillosa manifestación del Espíritu Santo, el día de Pentecostés, San Pedro
exhortó al pueblo al arrepentimiento y a que se bautizara en el nombre de
Cristo, para la 12 remisión de sus pecados; y dijo: "Recibiréis el don del
Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y
para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios
llamare." (Hechos 2:38,39.)
El Señor anunció por boca del profeta Joel que una manifestación especial de su Espíritu se realizaría en el tiempo que precedería inmediatamente a las escenas del gran día de Dios.
(Joel
2:28.)
Esta profecía se cumplió
parcialmente con el derramamiento del Espíritu Santo, el día de Pentecostés; pero
alcanzará su cumplimiento completo en las manifestaciones de la gracia divina
que han de acompañar la obra final del Evangelio.
El gran conflicto entre el bien y
el mal aumentará en intensidad hasta la consumación de los tiempos. En todas
las edades la ira de Satanás se ha manifestado contra la iglesia de Cristo; y
Dios ha derramado su gracia y su Espíritu sobre su pueblo para robustecerlo
contra el poder del maligno.
Cuando los apóstoles de Cristo
estaban por llevar el Evangelio por el mundo entero y consignarlo por escrito
para provecho de todos los siglos venideros, fueron dotados especialmente con
la luz del Espíritu. Pero a medida que la iglesia se va acercando a su
liberación final, Satanás obrará con mayor poder.
Descenderá "teniendo grande
ira, sabiendo que tiene poco tiempo." (Apocalipsis 12:12.) Obrará
"con grande potencia, y señales, y milagros mentirosos." (2
Tesalonicenses 2:9.)
Por espacio de seis mil años esa
inteligencia maestra, después de haber sido la más alta entre los ángeles de
Dios, no ha servido más que para el engaño y la ruina. Y en el conflicto final
se emplearán contra el pueblo de Dios todos los recursos de la habilidad y
sutileza satánicas, y toda la crueldad desarrollada en esas luchas seculares.
Durante este tiempo de peligro
los discípulos de Cristo tienen que dar al mundo la amonestación del segundo
advenimiento del Señor; y un pueblo ha de ser preparado "sin mácula, y sin
reprensión" para comparecer ante él a su venida. (2 Pedro 3:14.) Entonces
el derramamiento 13 especial de la gracia y el poder divinos no será menos
necesario a la iglesia que en los días apostólicos.
CS 681. Ahora, mientras
que nuestro gran Sumo Sacerdote está haciendo propiciación por nosotros,
debemos tratar de llegar a la perfección en Cristo. Nuestro Salvador no pudo
ser 681 inducido a ceder a la
tentación ni siquiera en pensamiento. Satanás encuentra en los corazones
humanos algún asidero en que hacerse firme; es tal vez algún deseo pecaminoso
que se acaricia, por medio del cual la tentación se fortalece. Pero Cristo
declaró al hablar de sí mismo: "Viene el príncipe de este mundo; mas no
tiene nada en mí." (Juan 14:30.)
Satanás no pudo encontrar nada en
el Hijo de Dios que le permitiese ganar la victoria. Cristo guardó los
mandamientos de su Padre y no hubo en él ningún pecado de que Satanás pudiese
sacar ventaja. Esta es la condición en que deben encontrarse los que han de
poder subsistir en el tiempo de angustia.
En esta vida es donde debemos
separarnos del pecado por la fe en la sangre expiatoria de Cristo. Nuestro amado
Salvador nos invita a que nos unamos a él, a que unamos nuestra flaqueza con su
fortaleza, nuestra ignorancia con su sabiduría, nuestra indignidad con sus
méritos.
La providencia de Dios es la
escuela en la cual debemos aprender a tener la mansedumbre y humildad de Jesús.
El Señor nos está presentando siempre, no el camino que escogeríamos y que nos
parecería más fácil y agradable, sino el verdadero, el que lleva a los fines
verdaderos de la vida. De nosotros está, pues, que cooperemos con los factores que
Dios emplea, en la tarea de conformar nuestros caracteres con el modelo divino.
Nadie puede descuidar o aplazar esta obra sin grave peligro para su alma.
El apóstol San Juan, estando en
visión, oyó una gran voz que exclamaba en el cielo: "¡Ay de los moradores
de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros, teniendo
grande ira, sabiendo que tiene poco tiempo." (Apocalipsis 12:12.)
Espantosas son las escenas que provocaron esta exclamación de la voz celestial.
La ira de Satanás crece a medida que se va acercando el fin, y su obra de
engaño y destrucción culminará durante el tiempo de angustia.
Pronto aparecerán en el cielo
signos pavorosos de carácter sobrenatural, en prueba del poder milagroso de los
demonios. Los espíritus de los demonios irán en busca de los reyes de la 682
tierra y por todo el mundo para aprisionar a los hombres con engaños e
inducirlos a que se unan a Satanás en su última lucha contra el gobierno de
Dios. Mediante estos agentes, tanto los príncipes como los súbditos serán
engañados. Surgirán entes que se darán por el mismo Cristo y reclamarán los
títulos y el culto que pertenecen al Redentor del mundo. Harán curaciones
milagrosas y asegurarán haber recibido del cielo revelaciones contrarias al
testimonio de las Sagradas Escrituras.
17. CS 650. A medida que
las iglesias protestantes rechacen los argumentos claros de la Biblia en
defensa de la ley de Dios, desearán imponer silencio a aquellos cuya fe no
pueden rebatir con la Biblia. Aunque se nieguen a verlo, el hecho es que están
asumiendo actualmente una actitud que dará por resultado la persecución de los
que se niegan en conciencia a hacer lo que 650
el resto del mundo cristiano está haciendo y a reconocer los asertos hechos en
favor del día de reposo papal.
Los dignatarios de la iglesia y
del estado se unirán para hacer que todos honren el domingo, y para ello
apelarán al cohecho, a la persuasión o a la fuerza.
La falta de autoridad divina se
suplirá con ordenanzas abrumadoras. La corrupción política está destruyendo el
amor a la justicia y el respeto a la verdad; y hasta en los Estados Unidos de
la libre América, se verá a los representantes del pueblo y a los legisladores
tratar de asegurarse el favor público doblegándose a las exigencias populares
por una ley que imponga la observancia del domingo.
La libertad de conciencia que
tantos sacrificios ha costado no será ya respetada.
En el conflicto que está por
estallar veremos realizarse las palabras del profeta: "Airóse el dragón
contra la mujer, y se fue para hacer guerra contra el residuo de su simiente,
los que guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de
Jesús." (Apocalipsis 12:17, V.M.) 651
SERMONES
https://www.youtube.com/watch?v=LKUpKloG_4s&list=PL0QviWO_Fy-3KAt9gbPCH-aKIWX0cGqU7&index=4
Ministerio Hno. Pio
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