Apocalipsis 19
LA CORONACIÓN DE CRISTO
COMO REY DE REYES, 19:1-10.
-Dios es alabado en el cielo
porque juzga a la gran ramera
y venga la sangre de sus santos.
-Las bodas del Cordero.
-El ángel no deja que Juan lo
adore.
LA SEGUNDA VENIDA
DE CRISTO
Y SU TRIUNFO SOBRE
ESTA TIERRA, 19:11-21.
-Cristo y los ejércitos
celestiales.
-Las aves son llamadas a participar de la gran cena de Dios
1 DESPUÉS de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía: ¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro;
2 porque sus juicios son verdaderos y justos;
pues ha juzgado a la gran ramera que ha, corrompido a la tierra con su fornicación,
y ha vengado la sangre de sus
siervos de la mano de ella.
3 Otra vez dijeron: ¡Aleluya! Y
el humo de ella sube por los siglos de los siglos.
4 Y los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron
en tierra y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y decían:
¡Amén! ¡Aleluya!
5 Y salió del trono una voz que
decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que le teméis, así
pequeños como grandes. 6 Y oí como la voz de una gran multitud, como el
estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios
Todopoderoso reina.
7 Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.
8 Y a ella se le ha concedido
que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los
santos.
9 Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a
la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas cosas son palabras
verdaderas de Dios.
10 Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo
hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de
Jesús. Adora a Dios; porque el
testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.
11 Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea.
12 Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo.
13 Estaba vestido de una ropa teñida en sangre;
y su nombre es: EL
VERBO DE DIOS.
14 Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo,
blanco y limpio, le seguían en caballos blancos.
15 De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones,
y él las regirá con vara de hierro;
y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso
16 Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre:
REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.
17 Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz,
diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo:
Venid, y congregaos a la GRAN CENA DE DIOS,
18 para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes, carnes
de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y
grandes.
19 Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos,
reunidos para guerrear contra el que
montaba el caballo, y contra su ejército.
20 Y la bestia fue apresada y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen.
Estos dos fueron LANZADOS VIVOS dentro de un lago de fuego que arde con azufre.
21 Y los demás fueron muertos con
la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves
se saciaron de las carnes de ellos. (Apocalipsis 19).
1. Después de esto. Es decir, después de ser testigo de las escenas presentadas en los cap. 17 y 18. (ver com. cap. 18:1).
Las del cap.19 fueron presentadas a Juan inmediatamente, sin interrupción.
Según el vers. 2,
es evidente que se entona este canto después de que el castigo ha sido
ejecutado contra la "gran ramera", acontecimiento que sucederá
durante la séptima plaga (ver com. cap. 16:19; 17:1) y, por lo tanto, después
de la escena descrita en los cap. 17:16-17; 18:4-23.
De acuerdo con TM 432, la
entonación de este cántico de alabanza a Dios será inmediatamente después de
que se haya completado la obra del séptimo ángel portador de la plaga. Si los
sucesos de los cap. 18 a 20 son registrados en orden cronológico, como parece
ser el himno del cap. 19:1-7, se canta en estrecha relación con los
acontecimientos que acompañan a la segunda venida de Cristo, pero si es al
mismo tiempo o inmediatamente antes o después, no puede determinarse con
seguridad. El contexto puede entenderse como que el himno se cantará en un
momento inmediatamente anterior a la aparición de Cristo (cf. vers. 11).
Una gran voz. Ver com. cap. 11:15.
Gran multitud. Los habitantes del cielo y quizá también los
redimidos (cf. cap. 18:20). Puede ser que el himno del cap. 19:1-7 se cante en
respuesta a la invitación del cap. 18:20.
¡Aleluya! Gr. Allelouiá, transliteración del Heb. halelu-Yah,
"alabad a Jehová" (ver com. Sal. 104:35), de halal,
"brillar", "jactarse", "celebrar",
"alabar" y Yah, forma abreviada de Yahweh, Jehová. "Aleluya",
como la palabra "amén", ha sido asimilada al español prácticamente
sin cambio.
Ocurre cuatro veces en el NT, y
todas en Apoc. 19 (vers. 1, 3, 4, 6).
LOS VERS. 1-7 CONSTITUYEN UN CANTO COMPUESTO DE DOS
COROS Y DOS RESPUESTAS:
(1) En los vers. 1-3
una gran voz del cielo inicia el tema del canto, atribuyendo honor y justicia a
Dios por haber castigado a Babilonia;
(2) en el vers. 4 los
"seres vivientes" y los "ancianos" responden y confirman
que es verdad;
(3) en el vers. 5 una
voz del trono llama a todos los súbditos leales del universo a que se unan en
el reconocimiento de la verdad del tema;
(4) en los vers. 6 y 7
el universo entero se une para aclamar el derecho de Dios a la soberanía
universal. Este canto triunfal de alabanza se destaca en vívido contraste con
la endecha por la muerte del cap. 18:10-19.
El tema de este himno antifonal de alabanza es semejante al del Sal. 24:7-10, el cual
también se compone de dos himnos y dos respuestas. Este coro de respuesta se
usó por primera vez durante la procesión triunfal que se hizo cuando el arca
fue devuelta a Jerusalén (PP 767), y siglos más tarde en la resurrección (PE
187) y en la ascensión (DTG 772; PE 190-191).
Salvación. Literalmente "la salvación". En el texto
griego cada una de las virtudes aquí atribuidas a Dios es precedida por el
artículo definido, lo cual sugiere la plenitud, la suma total de cada atributo.
La "salvación" del cap.
12:10 (ver el comentario respectivo) es específicamente salvación de las garras
del "acusador de nuestros hermanos"; aquí es de triunfo frente a la
Babilonia simbólica (ver com. cap. 16:17).
La una se refiere a
lo que se obtuvo con el primer advenimiento; el otro, a lo que se obtendrá con
el segundo advenimiento.
Honra. La evidencia textual establece (cf. p.10) la omisión de esta palabra.
La omiten la
BJ, BA, BC.
Gloria. Ver com. Mat. 6:13; Rom. 3:23.
Poder. Ver com. Mat. 6:13; 28:18.
Del Señor. La evidencia textual establece (cf. p. 10) la omisión de estas palabras.
Las omiten la BJ, BC y NC.
2. Porque. El vers. 2 presenta la razón por la cual se atribuye
a Dios la alabanza del vers. 1.
Juicios. Gr. krísis, "ejecución del juicio" (ver
com. cap. 16:7; 18:10).
Se refiere, sin duda, a las siete
últimas plagas en general y al juicio de la Babilonia simbólica en particular
(ver com. cap. 17:1; 18:4, 10).
Verdaderos. Es decir, auténticos, reales, dignos de confianza
(ver com. cap. 15:3).
Justos. Ver com. cap. 15:3; 16:1, 5. Dios no cometerá
ningún error en sus actos de juicio; tomará todos los hechos.
Ha juzgado. El verbo griego especifica una acción única y
completa.
La gran ramera. Ver com. cap. 17:1, 5.
Corrompido. O "estaba corrompiendo".
Su conducta
criminal abarcó un largo período.
Ver com. cap. 17:2, 6.
Su fornicación. Ver com. cap. 17:2.
Ha vengado. Su enjuiciamiento es la venganza. Ver com. cap. 18:
6, 20.
La sangre de sus siervos. Ver com. cap. 6:9-10; 16:6; 17:6.
3. El humo de ella sube. Ver com. cap. 18:8-9.
Por los siglos de los siglos. Ver com. cap. 14:11.
4. Ancianos. Ver com. cap. 4:4.
Seres vivientes. Ver com. cap. 4:6-8.
Se postraron. Cf. cap. 4:10.
Estaba sentado en el trono. Ver com. cap 4:2.
¡Amén! Ver com. Mat. 5:18.
5. Salió del trono una voz. O era la voz d Dios,
o de alguno
que hablaba por él (ve com. cap. 16:17).
Alabad. O "continuad alabando".
La respuesta a esta invitación
es el coro de voces de los vers. 6 y 7.
Sus siervos. Ver com. cap. 1:1.
Y los que. O "también vosotros", "vosotros que teméis",
que equivale a "vosotros sus siervos".
Teméis. En sentido de respeto reverente (ver cap. 11:18).
Pequeños como grandes. Cf. cap. 11:18.
6. Oí. Cf. com. cap. 1:2.
Como. O "lo que parecía ser".
La voz. Ver com. cap. 14:2.
Como la voz. Mejor "aun como la voz",
en ambos casos
en que ocurre esta expresión en el vers. 6.
Muchas aguas. Cf. cap. 14:2.
Aleluya. Ver com. vers. 1.
Reina. Más precisamente "comenzó a reinar". Cristo
recibirá y comenzará su reinado como "Rey de reyes" (PE 280; CS 481;
cf. P 55) al concluir el juicio investigador, pero antes de que salga del lugar
santísimo.
7. Gocémonos. La experiencia íntima del corazón.
Alegrémonos. La expresión externa gozo interior. Proviene de un
corazón rebosante de felicidad porque Cristo reina ahora como rey (cf. cap. 18:20).
Gloria. La expresión culminante de gratitud y consagración.
Han llegado. O "ya llegó", es decir, el acontecimiento
ya habrá sucedido cuando se hace este anuncio (ver com. "bodas"; cf.
com. vers. 1).
Las bodas. "La esposa del Cordero [es] la gran ciudad santa de Jerusalén"
(cap. 21:29-10).
La Nueva Jerusalén será la capital de la Tierra Nueva, y como tal será representante de "los reinos del mundo", que "ha venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo.
(cap. 11:15; 21:1-5; CS 479).
En la Nueva Jerusalén estará el jardín del Edén, en el cual se ha guardado el árbol de la vida. (Cap. 22:1-2 cf. PP 47; CS 344, 704-706).
Estas bodas consisten en que Cristo recibirá su reino, representado por la Nueva Jerusalén, y en su coronación como Rey de reyes y Señor de señores en el cielo cuando finalice su ministerio sacerdotal, antes de que se derramen las plagas.
(PE 559 251, 280-281;
CS 480-481; ver com. cap. 17:14).
Como en la parábola de las diez
vírgenes, los santos que esperan son representados como los invitados a la
fiesta de bodas (cap. 19:9; CS 479-480; cf. Mat. 25:1-10).
Cordero. Ver com. cap. 5:6.
Se ha preparado. Juan continúa con su relato figurado, comparándolo con una antigua boda del mundo mediterráneo. Hay una explicación de las costumbres que se seguían en esas ocasiones, en com. Mat. 22:1-13; 25:1-10; Juan 2:1-10.
8. Lino fino. Un símbolo de la justicia o rectitud del carácter.
(Cf. cap. 3:5; 6:11; ver cap.
3:18; cf. cap. 22:14).
Limpio. Mejor "espléndido"; brillante y
refulgente como la luz de una lámpara.
Esta palabra se traduce como "espléndida" en Luc. 23:11
y "resplandeciente" en Apoc. 22:16.
Resplandeciente. Mejor "puro".
Justas. Gr. dikáiÇmna, "justicia", "acción
justa" (ver Mat. 5:6; Rom. 3:20).
Las acciones justas son el
resultado natural e inevitable de un carácter recto.
DikáiÇmna se aplica
particularmente a las acciones del cristiano, a su vida victoriosa desarrollada
por la gracia interior de Cristo (ver Gál. 2:20; Sant. 2:17-18, 20).
Véase sobre el vestido de bodas
el comentario de la parábola de Mat. 22:11-14.
Cf. Mat. 5:48; ver PVGM 255-257.
9. Escribe. Ver cap. 1:2, 11.
Bienaventurados. O "felices" (ver Mat.
5:3).
Llamados. Esto es, invitados a la fiesta de bodas (ver Mat.
22:14; Rom. 8:28).
Cena. Gr. déipnon, "cena" o
"banquete". "La cena de las bodas del Cordero" se celebrará
al concluir el largo día de la historia de esta tierra. Ver Mat. 22:1-14.
El Cordero. Ver cap. 5:6.
Estas. Osea las palabras de invitación.
Verdaderas. O "genuinas". La invitación es
completamente digna de confianza; se puede esperar con toda seguridad.
10. Me postré. Una posición de reverencia y adoración típica de
Oriente.
Es una actitud de gratitud y gozo
profundos porque la fiesta de bodas es una celebración de triunfo sobre las
fuerzas del mal, el cual ha tratado siempre de impedir este magno
acontecimiento.
Esta es la primera ocasión en la cual Juan respondió de esta manera al mensaje del ángel. Representa la profundidad del sentimiento que lo conmovió.
Mira, no lo hagas. Cf. Hech. 10:26.
Consiervo tuyo. Mejor "compañero de
esclavitud". ¡Qué privilegio es que los fieles siervos en esta tierra
puedan compartir compañerismo de los ángeles celestiales y ser sus
colaboradores!
De tus hermanos. Es decir, conservo de tus
hermanos.
Algunos consideran que es
designación es una evidencia de que el que hablaba era un miembro de la familia
humana, como Enoc, Elías, Moisés, o uno de los santos que resucitaron con Cristo
cuando él resucitó (ver com. Mat. 27:50-53); sin embargo, no hay evidencia
directa en las Escritura de que un ser humano trasladado al cielo haya
desempeñado alguna vez el papel de un ángel, como aquí, para revelar la verdad
sus prójimos humanos (cf. PE 231).
El testimonio de Jesús. Ver com cap. 1:2 12:17.
El espíritu de la profecía.
En cuanto a la palabra
"profecía", compárese con la palabra "profeta" en Mat.
11:9.
El Espíritu Santo os envió para
dar testimonio de Jesús (Juan 15:26), y su testimonio es equivalente al de
Jesús en persona. El espíritu de profecía e uno de los dones del Espíritu (ver
com. 1 Cor. 12:10; Efe. 4:11).
En cuanto a la manifestación de
este don entre el pueblo de Dios en los últimos días,
ver la Nota Adicional a final de
este capítulo; com. cap. 12:17.
11. Abierto. El cielo estaba abierto cuando la atención de Juan
fue dirigida hacia él, permaneció abierto. Cf. cap. 4:1; 11:19; 15:5. Se ve a Cristo acompañado por los ejércitos
celestiales (cap. 19:14) y descendiendo de los cielos como Rey de reyes (vers.
16) con poder y majestad para liberar a su pueblo fiel de aquellos que estarán
resueltos a destruirá (cf. CS 698-699).
La escena descrita en los vers. 11-21, es la culminación de "la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso", que a menudo es llamada la batalla del Armagedón.
(Ver com.
cap. 16:12-19; cf. 6T 406).
He aquí. Cf. com. cap. 21:5.
Caballo blanco. Los caballos se usaban en los tiempos bíblicos casi exclusivamente para la guerra o las actividades de gobierno. Cuando el caballo se usa simbólicamente en la Biblia, como aquí, generalmente simboliza guerra (cf. Exo. 15:21; Isa. 43:17;
Jer. 8:6; Eze.
38:15; Zac. 10:3; Apoc. 14:20; ver com. cap. 6:2).
El blanco simboliza la santidad
de carácter (ver com. cap. 3:4; 6:2; 7:14).
Los caballos blancos siempre han
sido preferidos por los reyes y jefes militares.
Cristo ha recibido el derecho de gobernar esta tierra como Rey de reyes.
(Ver com. cap. 19:1, 7),
Y ahora simbólicamente aparece como un guerrero que cabalga vencedor sobre un hermoso caballo blanco, que para ocupar su dominio legítimo y acompañar a su pueblo fiel a su regreso de la "cena de las bodas" (vers. 9; ver com. cap. 11:15). Cf. Isa. 63:1-6.
Fiel y Verdadero. Debe recordarse que en la Biblia
los nombres describen el carácter (ver com. Hech. 3:16), y que por lo tanto los
nombres que aquí se le atribuyen a Cristo lo representan específicamente en su
papel de paladín de su pueblo perseguido.
Hay cuatro declaraciones en cuanto al nombre de Cristo
en relación con la batalla de Apoc. 19:11-21:1.
1. Se lo llama a Cristo
"Fiel y Verdadero" (vers. 11) porque ahora aparece, según su promesa
(Juan 14:1-3), para liberar a los suyos. A ellos les ha parecido que ha
demorado su venida (ver com. Apoc. 16:15), pero lo han "esperado", y
ahora aparece con el propósito de salvarlos (Isa. 25:9; cf. Apoc 16:17).
2. El "nombre escrito que ninguno conoció sino él mismo" (vers. 12)
representa su función desconocida hasta este momento, pero ahora aparece
desempeñándola como el vengador de su pueblo (ver com. cap. 16:1). En el
desempeño de esta "extraña obra" (Isa 28:21) actúa en un papel nuevo
tanto para los hombres como para los ángeles.
3. Pero como el vengador y libertador de su pueblo, es todavía "el Verbo de Dios" (vers. 13). Es "el Verbo de Dios" en acción para cumplir la voluntad del Padre en la tierra; ahora en castigo, como anteriormente e1 fue en misericordia.
(Ver com.
Juan 1:1-3 Apoc. 19:15).
4. El título "Rey de reyes y Señor de
señores" (vers. 16) se aplicará en
ese tiempo, de sentido especial, a Cristo (ver com. cap 17:14). Todo poder ha
sido entregado en sus manos (1 Cor. 15:25).
Satanás aspiró egoístamente a la suprema posición que había sido reservada para Cristo como Hijo de Dios (Isa. 14:12-14; Apoc. 12:7-9; PP 14).
Pero el Redentor, que no
consideró como usurpación ser igual a Dios, voluntariamente dejó un lado por un
tiempo el ejercicio pleno de los atributos y las prerrogativas de la Deidad
(ver t. V, p. 895; com. Fil. 2:6-8), y así demostró ser digno de recibir el
honor y la jerarquía implícita en el título "Rey de reyes y Señor de
señores".
Con justicia. Su causa es completamente justa (ver com. cap. 15:3; 16:5).
Los gobernantes de la tierra han reñido guerras a través de la
historia por motivos egoístas y para lograr un engrandecimiento personal o nacional.
Cf. Isa. 11:1-5.
Juzga y pelea. Ejecuta el juicio al librar la batalla. Esta guerra
es contra las fuerzas políticas y militares de la tierra, las cuales se habían
reunido para destruir a los siervos fieles de Dios (ver com. cap. 13:15; 16:13-14,
16-17).
12. Sus ojos. Ver com. cap. 1:14. A medida que Cristo, el gran
paladín de la justicia eterna, avanza, no hay nada que escape a su observación.
Diademas. Gr. diád'ma (ver com. cap. 12:3).
La diád'ma nunca se refiere a la recompensa de los santos.
Siempre se aplica a la corona de la realeza.
Además de las muchas coronas reales que Cristo recibe como Rey de reyes, también lleva la guirnalda de la victoria, el stéfanos, pues también venció a Satanás.
(Ver com. cap. 12:3; 14:14).
Un nombre. Ver com. vers. 11; cf. com. cap. 2:17.
13. Ropa. Gr. himátion (ver com. Mat. 5:40), aquí tal vez la
capa de un jinete o de un comandante militar.
Teñida de sangre. Simbólicamente, por supuesto. Surge
la pregunta: ¿De quién es la sangre que tiñe la ropa del jinete? Algunos han
sugerido que es un símbolo de la sangre de Cristo derramado en la cruz,
basándose en que no puede ser la de los impíos que, en este momento de la narración,
aún no han sido muertos. Pero Cristo no aparece aquí como "un Cordero
inmolado" (cap. 5:6) sitio como un guerrero victorioso. El notable
parecido entre este pasaje y el de Isaías (cap. 63:1-6), sugiere que este texto
es un cumplimiento de las palabras de este profeta.
Su nombre. Ver com. vers. 11.
EL VERBO DE DIOS. Ver com. Juan 1:1.
Cristo, al
ejecutar la justicia divina sobre los que persisten en su rebelión contra el
gobierno del cielo, es tan ciertamente el "Verbo de Dios" como cuando
vino a la tierra con su bondadoso ofrecimiento de misericordia divina; pero en
ambas ocasiones su venida es una expresión de la voluntad divina.
14. Ejércitos. Es decir, las huestes angélicas que acompañan a
Cristo en su segundo advenimiento (Mar. 24:31;25:31). Ver com. Apoc. 17:14; cf.
Mat. 22:7.
15. De su boca. La espada es, sin duda, figurada.
Por la palabra del Señor fueron llamados a la existencia la tierra y sus
habitantes (Sal. 33:6, 9), y por la palabra de su boca concluye ahora esa
existencia (Apoc. 19:20-21).
Espada. Gr. romfáia (ver com. cap. 1:16), la gran arma de
ataque que usaban los soldados de la antigüedad, en contraste con la májaira,
la espada corta que se usaba para la defensa (ver com. Luc. 22:36). Cf. Jer.
46:10.
Regirá. Gr. poimáinÇ, literalmente "pastorear"
(ver com. Mat. 2:6).
La expresión "y él las regirá"
puede traducirse: "es decir, las regirá", porque herir y regir se
refieren a la misma acción.
Vara de hierro. Ver com. Apoc. 2:27; cf. Sal. 2-9;
110:1-2, 5-6.
La vara de los pastores antiguos tenía una doble función. El gancho de un extremo servía para ayudar y guiar a las ovejas, mientras que el pesado casquillo del extremo opuesto -un refuerzo o anillo de metal para hacer más fuerte la vara- la convertía en un arma de ataque. Se usaba para proteger el rebaño, para rechazar y matar a las fieras que trataban de desparramar y destruir el ganado.
Ahora ha llegado el momento
para que el Buen Pastor use la "vara de hierro" contra las naciones y
libere a su angustiada grey en la tierra. Este regir o herir las naciones con una vara de hierro equivale a su
exterminio, no a su gobierno durante mil años, como algunos enseñan (ver la
segunda Nota Adicional del cap. 20).
Lagar. Ver com. Isa. 63:3; Apoc. 14:19-20, donde se amplía
el estudio de este símbolo. Cf. Lam. 1:15.
Del vino del furor y de la ira. Más bien, "que es el furor
de la ira". Ver com. cap. 16:1.
Todopoderoso. Ver com. cap. 1:8.
16. Vestidura. Ver com. vers. 13.
Y en su muslo. Mejor: "Es decir, en su muslo".
El nombre se vio escrito en la
parte de su capa que cubría el muslo.
Este nombre. Ver com. vers. 11.
REY DE REYES. Ver com. cap. 17:14; cf. com. cap. 19:6.
17. Estaba en pie en el sol. La luz cegadora del sol quizá
describa aquí la luz gloriosa de la presencia divina (cf. 2 Tes. 2:8-9; Apoc.
6:15-17); por lo tanto, el ángel que pronuncia esta orden estaría de pie junto
a Cristo, así como en una batalla antigua el escudero estaba junto su señor.
Aves. Esta invitación a las "aves" advierte a
las huestes congregadas de los impíos en cuanto a la suerte que les espera (ver
com. cap. 16:15-17).
La presentación está hecha en la
gráfica fraseología oriental de un desafío a un combate personal (cf. 1Sam.
17:44-46). Ser devorado por las aves de rapiña era una de las maldiciones por
la desobediencia, pronunciada por Moisés en su discurso de despedida al pueblo
de Israel (Deut. 28:26).
La fraseología de Juan en Apoc.
19:17-18 parece basarse en las palabras de Dios a las naciones paganas, como se
registran en Eze. 39:17-22 (cf. Jer. 7:32-33).
Cena. La alternativa es pavorosa: o se participa de la
cena de bodas del Cordero (vers.9), o se es devorado por las aves del cielo en
la "gran cena de Dios". Los que no aceptan voluntariamente la
bondadosa invitación de Dios de estar presentes en la primera, tendrán que
responder obligadamente a su llamada imperativa para la segunda.
18. Reyes. Las naciones confederadas de la tierra, que actuarán al unísono bajo la supervisión directa de Satanás disfrazado de ángel de luz.
(Cf. com. cap. 16:14, 16-17; 17:12, 14).
Capitanes. Los jefes que encabezaban las fuerzas militares
reunidas para llevar a cabo la voluntad de Satanás en las escenas finales del
gran conflicto.
Fuertes. Fuerzas armadas organizadas, adiestradas y
equipadas.
Carnes de caballos. El resto del vers. 18 es una figura de lenguaje que describe la destrucción total de todas las fuerzas del mal cuando Cristo venga por segunda vez.
(Cf. cap. 6:15; 14:17-20; 16:21).
Libres y esclavos. Cf. cap. 13:16.
19. La bestia. Ver com. cap. 17:3, 8, 11.
Los reyes de la tierra. Ver com. cap. 16:14, 16; 17:12-14.
Sus ejércitos. Ahora reunidos para la batalla y empeñados en una amarga lucha entre ellos mismos (ver com. cap. 16:17, 19). Reunidos. Ver com. cap. 16:14, 16.
Guerrear. "Hacer la guerra", es decir, librar
"la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso", a menudo
llamada la batalla del Armagedón (ver com. cap. 16:14).
El que montaba. Ver com. vers. 11.
Su ejército. Compárese con "los que están con él"
(cap. 17:14; compárese con el comentario del cap. 16:12; 19:14).
20. La bestia. Ver com. cap. 17:3, 5.
Apresada. O "capturada". La fase de la batalla
después de la aparición de Cristo es corta y dramática, porque desde su
comienzo la "bestia" y el "falso profeta" son capturado
(ver com. cap. 16:17, 19).
Falso profeta. Es decir, el protestantismo apóstata, que es
engañado por Satanás y coopera con él (ver com. cap. 13:11-17; 16:14).
Un "profeta" es el que
habla en nombre de otro (ver com. Mat. 11:9).
Este "profeta" habla en
nombre de la primera bestia, en relación con la curación de su "herida
mortal (ver com. cap. 13:12; 17:8), para persuadir al mundo para que se una en
homenaje a ella.
Señales... engañado. Ver com. cap. 13:13-14; 16:14;
17:2; 18:2-3, 23.
Marca de la bestia. Ver com. cap. 13:16 cf. cap.
14:9; 16:1.
Imagen. Ver com. cap. 13:14; 14:9.
Un lago de fuego. O "el lago que es
fuego". Esta frase dirige inmediatamente la atención del lector a una frase
idéntica en cap. 20:10, la que a su vez parece llevar a la conclusión de que
las dos se refieren al mismo acontecimiento caracterizado por el fuego, es
decir, la destrucción de los impíos final de los mil años; pero el hacerlo
presenta un problema.
Es muy evidente que en el cap. 19
se tratan acontecimientos relacionado con la segunda venida de Cristo; por lo
tanto, sostener que este lago de fuego describe un acontecimiento al final de
los mil años, es sacar este versículo de su contexto.
Siempre es mejor, hasta donde sea
posible, hallar una explicación que permita que una determina da declaración
mantenga su secuencia histórica en un pasaje de las Escrituras.
En cuanto al cap.
19:20, esto es posible si se toma como premisa razonable que habrá un castigo
divino con fuego tanto al principio como al fin de los mil años. No hay
contradicción alguna entre un lago de fuego al principio y otro final de los
mil años.
Jaime White escribió acerca de
este punto "Permítaseme decir que hay dos lagos de fuego, uno en cada
extremo de los mil años (RH 21-1-1862).
21. Los demás. Es decir, todos los habitantes del mundo, salvo los
redimidos.
(ver la Notas Adicionales del
cap. 20).
La espada. Ver com. vers. 15.
Del que montaba. Ver com. vers. 11.
Todas las aves. Ver com. vers. 17.
NOTA ADICIONAL DEL CAPÍTULO 19.
En el cap. 12:17 Juan habla del "testimonio de Jesucristo", el cual es "el espíritu de la profecía", como uno de los rasgos que identifican al "remanente"
(ver el comentario respectivo y la Nota Adicional del cap.
12).
LA PALABRA "PROFECÍA" describe cualquier mensaje inspirado, comunicado por
Dios por medio de un profeta (ver com. Mat. 11:9). La profecía puede ser una
predicción de sucesos futuros, pero por lo general no lo es. La expresión
"espíritu de la profecía" se refiere específicamente a la
"manifestación del Espíritu" en la forma de un don especial del
Espíritu Santo, que inspira al que lo recibe y lo capacita para hablar con
autoridad como representante de Dios (1 Cor. 12:7-10) cuando es "inspirado
por el Espíritu Santo" para hacerlo (2 Ped. 1:21).
El contexto de la expresión de Apoc. 19:10 define en
este sentido "el testimonio de Jesús" y el "espíritu de la
profecía".
En vista de que "el
resto" del cap. 12:17 se refiere específicamente a la iglesia después de
terminar los 1.260 días proféticos de los vers. 6 y 14, es decir, después de
1798 (ver com. Dan. 7:25), el cap. 12:17 queda como una clara predicción de la
manifestación especial del "espíritu" o "don" de profecía
en la iglesia de nuestros días.
LOS ADVENTISTAS DEL
SÉPTIMO DÍA creen que el ministerio de Elena G. de White cumple en una forma
incomparable con los requisitos de Apoc. 12:17.
LOS ESCRITORES BÍBLICOS SE REFIEREN A MÁS DE 20 DE SUS CONTEMPORÁNEOS que ejercieron el don de profecía, aunque sus mensajes no fueron incorporados al canon. Tales fueron Natán, Gad, Iddo, Agabo y otros.
(2 Sam. 7:2; 1 Crón. 29:29; 2 Crón. 9:29; Hech.
11:27-28; 21:10).
Además, es evidente
que el don de profecía no se limitó sólo a hombres ni en el AT ni en el NT,
pues hubo profetisas como Débora (Juec. 4:4), Hulda (2 Crón. 34:22) y las cuatro
hijas de Felipe (Hech. 21:9).
NINGUNO DE LOS ESCRITORES DEL NT SUGIERE QUE EL DON DE PROFECÍA TERMINARÍA CON LA IGLESIA APOSTÓLICA; por el contrario, Pablo declara que habría de continuar con los otros dones del Espíritu que enumera en Efe. 4:11, "hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo" (vers. 13).
Todos los otros
dones especiales mencionados en el vers. 11 siguen necesitándose en la iglesia,
y los hombres y las mujeres aún son capacitados por el Espíritu Santo para
cumplir estas funciones.
¿Por qué habría de
considerarse como una excepción el don de la profecía?
SIEMPRE HA HABIDO MANIFESTACIONES FALSAS DEL DON
PROFÉTICO. No sólo sucedió así en los
tiempos del AT (2Crón. 18; Jer. 27-29), sino que nuestro Señor previno que la
iglesia cristiana sería perturbada por falsos profetas, particularmente a
medida que se acercase el tiempo de su segunda venida (Mat. 24:11, 24).
EL PODER ENGAÑOSO DE ESTOS FALSOS PROFETAS sería tan grande que de serles posible "engañarán...
aun a los escogidos". El hecho de que Cristo advirtiera contra la falsa
manifestación del don profético antes de su segunda venida, es un poderoso argumento
para esperar que también habría manifestaciones verdaderas de este don. De lo
contrario podría simplemente haber advertido que no debían aceptar a ningún
profeta.
EN ARMONÍA CON LA ADVERTENCIA DE CRISTO, Juan aconseja a la iglesia que pruebe a los que afirman que se les ha confiado dones espirituales (1 Juan 4:1), a fin de determinar si estos dones son genuinos.
Las Escrituras especifican ciertas
normas por las cuales deben medirse a los que aseguran que hablan por Dios: (1)
la vida personal del profeta debe estar en armonía con las enseñanzas de las
Escrituras (Mat. 7:15-20); (2) sus mensajes deben también concordar con las
Escrituras; (3) su ministerio debe ensalzar a Cristo como el Hijo de Dios y Salvador
de los hombres (1Juan 4:2); (4) su ministerio debe ser confirmado por
predicciones cumplidas (Jer. 28:9; cf. 1 Sam. 3:19).
Es razonable esperar, además, que
los mensajes que dé sean de beneficio práctico para la iglesia, que sean
oportunos y apropiados, que estén libres de influencias humanas, y que cuando
reciba una visión, su experiencia sea similar a la de los profetas bíblicos.
La vida, el ministerio y los escritos de Elena G. de White cumplen
plenamente estos diversos requisitos.
Los adventistas del séptimo día
no consideran que los escritos de Elena G. de White sean un sustituto ni una
adición al canon sagrado. Para los adventistas la Biblia es única y suprema
como la prueba de fe y práctica cristianas (PE 78).
Los escritos de Elena G. de White
son -de acuerdo con sus propias palabras- "una luz menor para, guiar a los
hombres y las mujeres a la luz mayor" (3MS 32).
Los escritos del espíritu de
profecía no presentan un nuevo camino de salvación, sino tienen el propósito de
que los hombres comprendan y aprecien la Biblia, y aprovechen la fuente de
salvación que ella revela.
ALGUNOS han especulado argumentando que hay grados de inspiración. Consideran que profetas como Débora, Natán y Agabo poseían un grado de inspiración inferior al de los escritores canónicos.
De acuerdo con este concepto consideran que Elena G. de White poseía un grado de inspiración inferior. Pero la Biblia no dice nada en cuanto a grados de inspiración ni apoya esa idea en ninguna forma.
Los adventistas creen que todas
estas especulaciones no sólo son ociosas sino peligrosas. Las mentes limitadas, ¿cómo
pueden esperar que comprenderán el misterio de la manera en que Dios, por medio
del Espíritu, ilumina la mente de sus portadores escogidos?
Hay un estudio de algunas
preguntas que han surgido respecto a la Sra. Elena G. de White en Ellen G.
White and Her Critics, por F. D. Nichol. 7CBA
COMENTARIOS DE EGW
1-6. TM 432. Hay una gran
obra que hacer. El mundo no se convertirá por el don de lenguas, o por la obra
de los milagros, sino por la predicación de Cristo crucificado. El Espíritu
Santo debe tener libertad para actuar. Dios ha colocado instrumentos en
nuestras manos, y debemos usar cada uno de ellos para hacer su voluntad y su
camino. Como creyentes tenemos el privilegio de realizar una parte en la
promulgación de la verdad para este tiempo. Hasta donde sea posible hemos de
emplear los medios y los agentes que Dios nos ha dado para presentar la verdad
en nuevas localidades. Deben edificarse iglesias para acomodar al pueblo de
Dios, para que sean centros de luz, brillantes en medio de las tinieblas del
mundo. . .
Esta es la obra que Dios quiere
que hagamos. El ejemplo de Cristo debe ser seguido por los que pretenden ser
sus hijos. Aliviad las necesidades físicas de vuestros semejantes, y su
gratitud quebrantará las barreras y os permitirá alcanzar sus corazones.
Considerad con fervor este asunto. Como iglesia habéis tenido la oportunidad de
trabajar como obreros juntamente con Dios. Si hubierais obedecido la Palabra de
Dios, si hubierais emprendido esta labor, habríais sido bendecidos y animados,
y habríais obtenido una rica experiencia. Os habríais hallado a vosotros mismos
como agentes humanos de Dios, defendiendo fervorosamente un plan de salvación,
de restauración. Este plan no sería
estático, sino progresivo, avanzando de gracia en gracia, y de fuerza en
fuerza.
Cristo buscó a la gente donde
estaba, y colocó delante de ella, las grandes verdades relativas a su reino. 432 Al ir de lugar a lugar, bendijo y
consoló a los que sufrían, y sanó a los enfermos. Esta es nuestra obra. Dios
quiere que aliviemos las necesidades de los indigentes. La razón por la cual el
Señor no manifiesta su poder más decididamente, es porque hay tan poca
espiritualidad entre los que pretenden creer la verdad. 433
6. CS 732. LA OBRA DE
DESTRUCCIÓN DE SATANÁS HA TERMINADO para siempre.
Durante seis mil años obró a su gusto, llenando la tierra de dolor y causando
penas por todo el universo. Toda la creación gimió y sufrió en angustia. Ahora
las criaturas de Dios han sido libradas para siempre de su presencia y de sus 732 tentaciones. "¡Ya descansa y
está en quietud toda la tierra; prorrumpen los hombres [justos] en
cánticos!" (Isaías 14:7, V.M.)
Y un grito de
adoración y triunfo sube de entre todo el universo leal. Se oye "como si
fuese el estruendo de una gran multitud, y como si fuese el estruendo de muchas
aguas, y como si fuese el estruendo de poderosos truenos, que decían: ¡Aleluya;
porque reina el Señor Dios, el Todopoderoso!" (Apocalipsis 19:6, V.M.)
Mientras la tierra
estaba envuelta en el fuego de la destrucción, los justos vivían seguros en la
ciudad santa. La segunda muerte no tiene poder sobre los que tuvieron parte en
la primera resurrección. Mientras Dios es para los impíos un fuego devorador,
es para su pueblo un sol y un escudo. (Apocalipsis 20:6; Salmo 84:11.)
"Vi un cielo
nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra han
pasado." (Apocalipsis 21:1V.M.) El fuego que consume a los impíos purifica
la tierra. Desaparece todo rastro de la maldición. Ningún infierno que arda
eternamente recordará a los redimidos las terribles consecuencias del pecado.
SÓLO
QUEDA UN RECUERDO: nuestro Redentor llevará siempre
las señales de su crucifixión. En su cabeza herida, en su costado, en sus manos
y en sus pies se ven las únicas huellas de la obra cruel efectuada por el
pecado. El profeta, al contemplar a Cristo en su gloria, dice: "Su
resplandor es como el fuego, y salen de su mano rayos de luz; y allí mismo está
el escondedero de su poder." (Habacuc 3:4, V.M.)
EN
SUS MANOS, Y SU COSTADO HERIDOS, de donde manó la
corriente purpurina que reconcilió al hombre con Dios, allí está la gloria del
Salvador, "allí mismo está el escondedero de su poder."
"Poderoso para salvar" por el sacrificio de la redención, fue por
consiguiente fuerte para ejecutar la justicia para con aquellos que
despreciaron la misericordia de Dios. Y las marcas de su humillación son su
mayor honor; a través de las edades eternas, las llagas del Calvario
proclamarán su alabanza y declararán su poder. 733 "¡Oh, torre del rebaño, colina de la hija de Sión, a ti te
llegará; sí, a ti vendrá el dominio anterior!" (Miqueas 4:8, V.M.)
6-7. DTG 125. JESÚS EMPEZÓ LA OBRA DE REFORMA PONIÉNDOSE EN UNA RELACIÓN DE ESTRECHA
SIMPATÍA CON LA HUMANIDAD. Aunque manifestaba la mayor reverencia por la ley
de Dios, reprendía la presuntuosa piedad de los fariseos, y trataba de libertar
a la gente de las reglas sin sentido que la ligaban. Procuraba quebrantar las
barreras que separaban las diferentes clases de la sociedad, a fin de unir a
los hombres como hijos de una sola familia.
SU ASISTENCIA A LAS
BODAS ESTABA DESTINADA A SER UN PASO HACIA LA OBTENCIÓN DE ESTE FIN. Dios había
indicado a Juan el Bautista que morase en el desierto, a fin de mantenerlo
escudado contra la influencia de los sacerdotes y rabinos, y prepararlo para
una misión especial. Pero la austeridad y el aislamiento de su vida no era un
ejemplo para la gente. Juan mismo no había indicado a sus oyentes que
abandonasen sus deberes anteriores. Los instaba a dar 125 evidencia de su arrepentimiento
siendo fieles a Dios en el lugar donde los había llamado.
JESÚS CONDENABA LA
COMPLACENCIA PROPIA EN TODAS SUS FORMAS; sin embargo, era de naturaleza
sociable. Aceptaba la hospitalidad de todas las clases, visitaba los hogares de
los ricos y de los pobres, de los sabios y de los ignorantes, y trataba de
elevar sus pensamientos de los asuntos comunes de la vida, a cosas espirituales
y eternas.
NO AUTORIZABA LA
DISIPACIÓN, y ni una sombra de liviandad mundanal manchó su conducta; sin
embargo, hallaba placer en las escenas de felicidad inocente, y con su
presencia sancionaba las reuniones sociales. Una boda entre los judíos era una
ocasión impresionante, y el gozo que se manifestaba en ella no desagradaba al
Hijo del hombre.
AL ASISTIR A ESTA
FIESTA, JESÚS HONRÓ EL CASAMIENTO COMO INSTITUCIÓN DIVINA. Tanto en el
Antiguo como en el Nuevo Testamento, la relación matrimonial se emplea para
representar la unión tierna y sagrada que existe entre Cristo y su pueblo.
EN EL PENSAR DE CRISTO, la alegría
de las festividades de bodas simbolizaba el regocijo de aquel día en que él
llevará la Esposa a la casa del Padre, y los redimidos juntamente con el
Redentor se sentarán a la cena de las bodas del Cordero. Él dice: "De la
manera que el novio se regocija sobre la novia, así tu Dios se regocijará sobre
ti" "Ya no serás llamada Dejada, . . . sino que serás llamada mi
Deleite, . . . porque Jehová se deleita en ti." "Jehová . . .
gozaráse sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con
cantar." (Isaías 62:5,4 VM.; Sofonías 3:17).
CUANDO LA VISIÓN DE
LAS COSAS CELESTIALES FUE CONCEDIDA A JUAN EL APÓSTOL, ESCRIBIÓ: "Y oí
como la voz de una grande compañía, y como el ruido de muchas aguas, y como la
voz de grandes truenos, que decía: Aleluya: porque reinó el Señor nuestro Dios
Todopoderoso. Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque son venidas las
bodas del Cordero, y su esposa se ha aparejado." "Bienaventurados los
que son llamados a la cena del Cordero.' (Apocalipsis 19:6, 7,9).
JESÚS VEÍA EN TODA
ALMA UN SER QUE DEBÍA SER LLAMADO A SU REINO. Alcanzaba el corazón de la gente
yendo entre ella como quien desea su bien. La buscaba en las calles, en las
casas privadas, en los barcos, en la sinagoga, a orillas del lago, en la fiesta
de bodas. Se encontraba con ella en sus ocupaciones 126 diarias y manifestaba
interés en sus asuntos seculares.
LLEVABA SUS
INSTRUCCIONES HASTA LA FAMILIA, poniéndola, en el hogar, bajo la
influencia de su presencia divina. Su intensa simpatía personal le ayudaba a
ganar los corazones.
6-9. PVGM 347. EL PATRIARCA JOB, mirando hacia adelante, al tiempo del
segundo 347 advenimiento de Cristo, dijo: "Al cual yo tengo de ver
por mí mismo, y mis ojos le mirarán; y ya no como a un extraño". Job 19:27
VM.
CRISTO HA SIDO
UN COMPAÑERO DIARIO Y UN AMIGO FAMILIAR PARA SUS FIELES SEGUIDORES. Estos han vivido
en contacto íntimo, en constante comunión con Dios. Sobre ellos ha nacido
la gloria del Señor. En ellos se ha reflejado la luz del conocimiento de
la gloria de Dios. en la faz de Jesucristo. Ahora se regocijan en los
rayos no empañados de la refulgencia y gloria del Rey en su majestad. Están preparados para la comunión del cielo; pues tienen el cielo en sus
corazones.
CON CABEZAS LEVANTADAS, CON LOS ALEGRES RAYOS
DEL SOL DE JUSTICIA BRILLANDO SOBRE ELLOS, regocijándose porque su redención se acerca,
salen al encuentro del Esposo, diciendo: "He aquí éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos
salvará". Isa. 25:9. "Y
oí como la voz de una grande compañía, y como el ruido de muchas aguas, y como
la voz de grandes truenos, que decía: Aleluya: porque reinó el Señor nuestro
Todopoderoso. Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque son
venidas las bodas del Cordero, y su esposa se ha aparejado... Y él me dice:
Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena del Cordero". El "es el Señor de los señores, y el Rey
de los reyes: y los que están con él son llamados, y elegidos, y fieles".
Apoc. 19:6-9; 17:14.
8. CN 176. ORAD
EN PROCURA DE SABIDURÍA CELESTIAL. Los padres
debieran reflexionar y orar fervientemente a Dios en procura de sabiduría y
ayuda divinas para educar debidamente a sus hijos a fin de que desarrollen
caracteres que aprobará Dios. No debieran preocuparse por la forma de educar
a sus hijos para que sean alabados y honrados por el mundo, sino por la forma
en que puedan educarlos para formar 176 caracteres bellos que Dios pueda
aprobar.
Se
necesitan mucha oración y mucho estudio en procura de sabiduría celestial para conocer
cómo tratar con las mentes juveniles, pues muchísimo depende de la dirección
que los padres den a la mente y a la voluntad de sus hijos.
(Health Reformer, diciembre de 1872).
DEBE IMPARTIRSE DIRECCIÓN MORAL Y ESPIRITUAL. Los padres deben ser impresionados con su obligación de dar al mundo hijos que tengan caracteres bien desarrollados; hijos que tengan poder moral para resistir a la tentación y cuya vida sea un honor para Dios y una bendición para sus prójimos. Los que entren en la vida activa con principios firmes, estarán preparados para mantenerse límpidos en medio de la corrupción moral de este siglo corrupto.
(Christian Temperance and Bible Hygiene, pág. 75).
ENSEÑAD A LOS NIÑOS QUE ELIJAN POR SÍ MISMOS. Enséñese a los jóvenes y niños a escoger para sí la vestidura real tejida en el telar del cielo, el "lino fino blanco. . . . y puro" (Apoc. 19:8) que usarán todos los santos de la tierra. Se ofrece gratuitamente a todo ser humano esta vestidura, el carácter inmaculado de Cristo. Pero todos los que la reciban la han de recibir y usar aquí.
Enséñese
a los niños que, al abrir su mente a los pensamientos de pureza y amor, y
ejecutar acciones útiles y amables, se visten con la hermosa vestidura del
carácter de Cristo. Este traje los hará hermosos y amados aquí, y más
adelante será su título de admisión al palacio del Rey (La Educación, pág.
243). 177
9. CS 480. El ángel dijo a San Juan: "Ven acá; te mostraré la novia, la esposa del cordero." "Me llevó en el Espíritu," agrega el profeta, "y me mostró la santa ciudad de Jerusalem, descendiendo del cielo, desde Dios." (Apocalipsis 21:9, 10, V.M.) Salta pues a la vista que la Esposa representa la ciudad santa, y las vírgenes que van al encuentro del 480 Esposo representan a la iglesia.
En el Apocalipsis, el pueblo
de Dios lo constituyen los invitados a la cena de las bodas. (Apocalipsis
19:9.) Si son los invitados, no pueden representar también a la esposa.
Cristo, según
el profeta Daniel, recibirá del Anciano de días en el cielo "el dominio, y
la gloria, y el reino," recibirá la nueva Jerusalén, la capital de su
reino, "preparada como una novia engalanada para su esposo." (Daniel
7:14; Apocalipsis 21:2, V.M.) Después de recibir el reino, vendrá en su gloria,
como Rey de reyes y Señor de señores, para redimir a los suyos, que "se
sentarán con Abraham, e Isaac, y Jacob," en su reino (Mateo 8:11; Lucas
22:30), para participar de la cena de las bodas del Cordero.
10. PE 231. SE ME TRANSPORTÓ A LA ERA
APOSTÓLICA y se me mostró que Dios había confiado una obra especial a su amado
discípulo Juan. Satanás quiso impedir
esta obra e indujo a sus siervos a que matasen a Juan; pero Dios le libró
milagrosamente por medio de su ángel. Todos cuantos presenciaron el gran poder de Dios en la liberación de
Juan, quedaron atónitos, y muchos se convencieron de que Dios estaba con él, y
que era verdadero el testimonio que daba de Jesús. Quienes trataban de matarlo
temieron atentar de nuevo contra su vida, y le fue permitido seguir sufriendo
por Jesús.
FINALMENTE SUS
ENEMIGOS LE ACUSARON CALUMNIOSAMENTE y fue desterrado a una isla
solitaria, donde el Señor envió a su ángel para revelarle eventos que iban a
suceder en la tierra y la condición de la iglesia hasta el tiempo del fin, sus
apostasías y la posición que ocuparía si agradaba a Dios y obtenía la victoria
final.
EL ÁNGEL DEL CIELO LLEGÓSE MAJESTUOSAMENTE A JUAN, reflejando en su semblante la excelsa gloria de Dios. Reveló a Juan escenas de profundo y conmovedor interés en la historia de la iglesia de Dios, y le presentó los conflictos peligrosos que habrían de sufrir los discípulos de Cristo.
Juan los vió atravesando
durísimas pruebas en que se fortalecían y purificaban para triunfar por fin
victoriosa y gloriosamente salvados en el reino de Dios. El aspecto del ángel
rebosaba de gozo y refulgía extremadamente mientras mostraba a Juan el triunfo
final de la iglesia de Dios.
AL CONTEMPLAR
EL APÓSTOL LA LIBERACIÓN FINAL DE LA IGLESIA, quedó
arrobado por la magnificencia del espectáculo, y con profunda reverencia y
pavor postróse a los pies del ángel para adorarle. El mensajero celestial lo
alzó instantáneamente del suelo y 231
suavemente le reconvino diciendo: "Mira, no lo hagas; yo soy consiervo
tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios;
porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía."
Después el ángel le mostró a Juan
la ciudad celestial en todo su esplendor y refulgente gloria; y él, absorto y
abrumado, olvidándose de la anterior reconvención del ángel, postróse de nuevo
a sus pies para adorarle. También esta vez le reconvino el ángel, diciéndole:
"Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los
profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios."
11. CS 699
14. CS 699.
16. CS 699.
Desde el cielo se
oye la voz de Dios que proclama el día y la hora de la venida de Jesús, y promulga a su
pueblo el pacto eterno. Sus palabras resuenan por la tierra como el estruendo
de los más estrepitosos truenos. El Israel de Dios escucha con los ojos
elevados al cielo. Sus semblantes se iluminan con la gloria divina y brillan
cual brillara el rostro de Moisés cuando bajó del Sinaí.
LOS MALOS NO
LOS PUEDEN MIRAR. Y cuando la bendición es pronunciada sobre los que
honraron a Dios santificando su sábado, se oye un inmenso grito de victoria.
Pronto aparece en el este una
pequeña nube negra, de un tamaño como la mitad de la palma de la mano. Es la
nube que envuelve al Salvador y que a la distancia parece rodeada de
obscuridad.
EL PUEBLO DE DIOS SABE QUE ES LA SEÑAL DEL HIJO DEL HOMBRE. En silencio solemne la contemplan mientras va acercándose a la tierra, volviéndose más luminosa y más gloriosa hasta convertirse en una gran nube blanca, cuya base es como fuego consumidor, y sobre ella el arco iris del pacto. Jesús marcha al frente como un gran conquistador.
Ya no es "varón de dolores," que haya de beber el amargo cáliz de la ignominia y de la maldición; victorioso en el cielo y en la tierra, viene a 699 juzgar a vivos y muertos. "Fiel y veraz," "en justicia juzga y hace guerra." "Y los ejércitos que están en el cielo le seguían."
(Apocalipsis 19:11,14, V.M.)
CON CANTOS
CELESTIALES LOS SANTOS ÁNGELES, en inmensa e Innumerable
muchedumbre, le acompañan en el descenso. El firmamento parece lleno de formas
radiantes,- "millones de millones, y millares de millares." Ninguna
pluma humana puede describir la escena, ni mente mortal alguna es capaz de
concebir su esplendor. "Su gloria cubre los cielos, y la tierra se llena
de su alabanza. También su resplandor es como el fuego." (Habacuc 3:3, 4,
V.M.)
A MEDIDA QUE VA
ACERCÁNDOSE LA NUBE VIVIENTE, todos los ojos ven al Príncipe
de la vida. Ninguna corona de espinas hiere ya sus sagradas sienes, ceñidas
ahora por gloriosa diadema. Su rostro brilla más que la luz deslumbradora del
sol de mediodía. "Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este
nombre: Rey de reyes y Señor de señores." (Apocalipsis 19:16.)
ANTE SU
PRESENCIA, "hanse tornado pálidos todos los rostros;" el terror de la
desesperación eterna se apodera de los que han rechazado la misericordia de
Dios. "Se deslíe el corazón, y se baten las rodillas, . . . y palidece el
rostro de todos." (Jeremías 30:6; Nahum 2:10, V.M.)
LOS JUSTOS
GRITAN TEMBLANDO: "¿Quién podrá estar firme?" Termina el
canto de los ángeles, y sigue un momento de silencio aterrador.
ENTONCES SE OYE
LA VOZ DE JESÚS, que dice: "¡Bástaos mi gracia!"
LOS ROSTROS DE
LOS JUSTOS SE ILUMINAN y el corazón de todos se llena
de gozo. Y los ángeles entonan una melodía más elevada, y vuelven a cantar al
acercarse aún más a la tierra.
EL REY DE REYES desciende en
la nube, envuelto en llamas de fuego. El cielo se recoge como un libro que se
enrolla, la tierra tiembla ante su presencia, y todo monte y toda isla se
mueven de sus lugares. "Vendrá nuestro Dios, y no callará: fuego consumirá
delante de el, y en derredor suyo habrá tempestad grande. Convocará a los
cielos de arriba, y a la tierra, para juzgar a su pueblo." (Salmo 50:3,4.)
Y LOS REYES DE
LA TIERRA y los príncipes, y los ricos, y los 700 capitanes, y los fuertes, y todo
siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los
montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos
de la cara de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero:
porque el gran día de su ira es venido; ¿y quién podrá estar firme?"
(Apocalipsis 6:15-17.)
Ministerio Hno. Pio
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