Apocalipsis 11
LOS JUICIOS DE
DIOS:
MEDICIÓN DEL TEMPLO,
11:1-2.
LOS DOS TESTIGOS,
11:3-14.
Los dos testigos
profetizan. 3-5.
Tienen poder de
cerrar el cielo para que no llueva. 6
La bestia pelea
contra ellos, los mata. No son enterrados. 7-10
Pero después de
tres días y medio se levantan de nuevo. 11-13
El segundo ay es
pasado. 14
SUENA LA SÉPTIMA TROMPETA: El Triunfo De Dios, 11:15-19.
1 ENTONCES me fue dada una caña
semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de
Dios, y el altar, y a los que adoran en él. 2 Pero el patio que está fuera del templo
déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos
hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses.
3 Y daré a mis dos testigos que
profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio. 4 Estos testigos
son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de
la tierra. 5 Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos, y
devora a sus enemigos; y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la
misma manera.
6 Estos tienen poder para cerrar
el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tienen poder
sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda
plaga, cuantas veces quieran.
7 Cuando hayan acabado su
testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los
vencerá y los matará. 8 Y sus cadáveres estarán en la plaza de la grande ciudad
que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor
fue crucificado. 9 Y los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones verán sus
cadáveres por tres días y medio y no permitirán que sean sepultados. 10 Y los
moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y se enviarán
regalos unos a otros; porque estos dos profetas habían atormentado a los
moradores de la tierra.
11 Pero después de tres días y
medio entró en ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron
sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los vieron. 12 Y oyeron una
gran voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube;
y sus enemigos los vieron. 13 En aquella hora hubo un gran terremoto y la
décima parte de la ciudad se derrumbo por el terremoto murieron en número de
siete mil hombres; y los demás se aterrorizaron, y dieron gloria al Dios del
cielo.
14 El segundo ay pasó; he aquí,
el tercer ay viene pronto.
15 El séptimo ángel tocó la
trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han
venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de
los siglos. 16 Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios
en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios, 17 diciendo:
Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de
venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado.
18 Y se airaron las naciones, y
tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar galardón a tus
siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños
y a los grandes, y a destruir a los que destruyen la tierra
19 Y el templo de Dios fue
abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo
relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo. (Apocalipsis
11).
1. Me fue dada. La línea de pensamiento del cap.
10 continúa en el cap. 11.
Una caña. Esta caña debía usarse como una vara de medir.
Compárese con el simbolismo de
Eze. 40:3, 6; Zac. 2:1-2.
Levántate. Se le ordena a Juan que partícipe de la acción que
se le muestra en la visión.
Mide. El símbolo del hombre que medía a Jerusalén con un
cordel, se interpretó como una garantía de que la ciudad sería reedificada (ver
com. Zac. 2:1-2); por lo tanto, la medición del templo y sus adoradores puede
sugerir también una promesa de restauración y preservación.
En el paréntesis entre los sellos
sexto y séptimo hay una garantía de que a pesar de los terrores que acompañarán
a la segunda venida de Cristo, Dios tiene un pueblo que permanecerá firme
(Apoc. 7; cf. com. cap. 6:17).
Este otro paréntesis entre la
sexta y la séptima trompeta también puede tener el propósito de confirmar que
en medio de los horrores que acompañan el sonido de las trompetas, el templo de
Dios -es decir, el plan de la redención que en él se representa- y los
verdaderos adoradores del Señor están a salvo.
Esta restauración y conservación
del templo de Dios también parece tener una aplicación especial para la
comprensión más plena del significado del ministerio de Cristo en el santuario
celestial, conocimiento que ha ido en aumento desde 1844.
Templo. Gr. naós (ver com. cap. 3:12; 7:15; cf. cap. 11:19).
Después del gran chasco del 22 de
octubre de 1844, la atención de los creyentes adventistas fue dirigida hacia el
santuario celestial y la obra de Cristo como sumo sacerdote en ese santuario.
Esta no es una referencia al
templo literal de Jerusalén, porque cuando Juan recibió sus visiones ese templo
estaba en ruinas.
Los judíos fueron rechazados por Dios como sus representantes escogidos.
(ver com. Mat. 21:43; t. IV, pp. 28-36).
Y por esta razón ese templo nunca será restaurado como centro de culto divinamente
reconocido (ver com. Eze. 40:1).
Por consiguiente, "los que
adoran" no son judíos literales adorando en su templo literal, sino los
que dirigen su adoración hacia el templo celestial, donde Cristo ministra a
favor de sus hijos (Heb. 8:1-2).
En un sentido especial y según el
contexto de esta profecía, la medición ocurre en un período específico de la
historia de la iglesia.
Los que adoran. Es decir, el verdadero Israel espiritual, el pueblo de Dios, que contrasta con los "gentiles" (vers. 2). La medición de los adoradores sugiere una obra de juicio. (Ver EGW, Material Suplementario sobre este versículo).
2. El patio. En el templo de Herodes, que Juan había conocido muy bien, había un patio interior compuesto por el patio de las mujeres, el patio o atrio de Israel y el atrio de los sacerdotes. Más allá había un gran patio exterior, el patio o atrio de los gentiles.
Una barrera -una "pared intermedia
de separación" (Efe. 2:14)- separaba el atrio interior del atrio exterior,
y no se permitía que ningún gentil traspasase esa barrera, y si lo hacía, era
muerto (ver t. V, pp. 68-69).
En vista de que el atrio que aquí
se menciona es "dado a los gentiles", parece que Juan tenía
específicamente en cuenta ese gran patio exterior.
El patio ha sido considerado como
símbolo de esta tierra, en contraste con "el templo de Dios" en el
cielo (vers. 1).
No lo midas. Juan no debe medir sino a los adoradores de Dios,
los que tienen derecho de entrar más allá de la barrera, donde sólo podían
penetrar los israelitas.
Los que trazasen ese límite son
los únicos que pueden esperar que serán librados de los castigos finales que
caerán sobre la tierra.
Entregado a los gentiles. Como sucedía con el atrio de los
gentiles del templo de Jerusalén. Puede
entenderse que "gentiles" se aplica a los que no son verdaderos
adoradores de Dios, los que no han declarado que pertenecen al Israel de Dios.
Hollarán. Este pasaje es paralelo con la descripción de Dan.
7:7,23, donde se describe la acción de la cuarta bestia que "hollaba con
los pies" (ver com. Dan. 7:7-8, 25).
Esa bestia actuaba
particularmente contra los "santos del Altísimo" (Dan. 7:25), por eso
es lógico entender que la "ciudad santa" representa al pueblo de
Dios.
La ciudad santa Es decir, Jerusalén
(Dan. 9:24; cf. Luc. 21:20).
La entrega del atrio exterior a
los gentiles significa, por extensión, que la ciudad santa es hollada. En
cuanto al significado simbólico de Jerusalén, ver "hollarán".
Cuarenta y dos meses. Este período es claramente
idéntico con el "tiempo, y tiempos, y medio tiempo" de Dan. 7:25 (ver
com. respectivo).
3. Mis dos testigos. Se han propuesto varias interpretaciones para este símbolo.
Las alusiones de los vers. 5-6 han llevado
a algunos a identificarlos como Elías y Moisés (ver com. vers. 5-6); pero el
significado de estos "dos testigos" es mucho más extenso.
En el vers. 4 se los identifica
como "dos olivos" y "dos candeleros, símbolos que se hallan en
Zac. 4:1-6, 11-14, en donde se dice que representan a los "que están
delante del Señor de toda la tierra" (vers. 14).
Así como se dice que las ramas de los olivos dan aceite para las lámparas del santuario (vers. 2,12), también de estos santos que están delante del trono de Dios, se imparte el Espíritu Santo a los hombres.
(Ver com. Zac. 4:6,14; PVGM 336-337; cf. TM 338).
LA EXPRESION MAS COMPLETA del
Espíritu Santo para los hombres está contenida en las Escrituras del AT y el
NT, y por eso es que ambos testamentos deben considerarse como los dos testigos
(ver CS 310 cf. com. Juan 5: 39).
El salmista declara de la Palabra de Dios: "Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino,... la exposición de tus palabras alumbra"
(Sal. 119:105,130; cf. Prov. 6:23).
Que profeticen. A pesar del predominio del mal
durante el período de los 1.260 días o años (ver com. vers. 2), el Espíritu de
Dios, especialmente como se manifiesta en las Escrituras, llevaría su
testimonio a los hombres que lo recibieran.
Mil doscientos sesenta días. El mismo período de los
"cuarenta y dos meses" del vers. 2 (ver el comentario respectivo).
Vestidos de cilicio. Vestirse de cilicio era una señal
común de duelo (2 Sam. 3:31) y arrepentimiento (Jon. 3:6,8).
De este modo se describe a las
Escrituras como si estuvieran de duelo en un tiempo cuando las tradiciones
humanas tendrían casi un total predominio (ver com. Dan. 7:25).
4. Los dos olivos. Ver com. vers. 3.
Los dos candeleros. O "los dos portalámparas"
(ver com. cap. 1:12). Ver com. cap. 11:3.
Están en pie delante del Dios de la tierra. Ver com. Zac.
4:14; Apoc. 11:3.
5. Sale fuego. Semejante al castigo que Elías hizo caer sobre los mensajeros de Ocozías. (2 Rey. 1:10,12).
Los que persistan en rechazar el
testimonio del Espíritu Santo, finalmente serán destruidos en el lago de fuego
(Apoc. 20:15).
6. Poder. Gr.
exousía, "autoridad", se halla dos veces en este versículo.
Cerrar el cielo. Como en el vers. 5, parece ser también una alusión a Elías, quien predijo que no llovería en Israel "en estos años, sino por mi palabra" (1 Rey. 17:1), o, como lo presenta Lucas, el evangelista, "por tres años y seis meses"
(Luc. 4:25; cf Sant. 5:17).
Las aguas... en sangre. Las alusiones a los testigos
recuerdan hasta ahora a Elías (ver lo anterior y com. vers. 5); pero este
versículo parece aludir a Moisés y la primera plaga sobre Egipto (Exo. 7:19-21).
Toda plaga. Los testigos no sólo tienen poder para herir a sus
enemigos con la primera plaga que cayó sobre Egipto, sino que tienen autoridad
para herir la tierra con cualquiera de las plagas.
7. Cuando hayan acabado. Es decir, al final de los 1.260 días,
(cf. Apoc. 11:3; ver com. Dan. 7:25).
La bestia. Gr.to th'ríon, "la fiera".
Hasta ahora Juan no ha mencionado
ninguna "bestia" (th'ríon; los "cuatro seres vivientes" del
cap. 4:6 no son realmente bestias; ver el comentario respectivo).
La expresión "la
bestia" parece implicar que el lector entiende cuál bestia es.
Se Han Expuesto Dos Interpretaciones De Este Símbolo.
En primer lugar, la de los comentadores que
sostienen que la expresión "la bestia" sugiere alguna identificación
previa, y como ésta no se halla en el Apocalipsis la buscan en el libro de
Daniel, donde la bestia por excelencia es la cuarta bestia de Dan. 7.
Además, destacan que esta bestia
surgió del mar, pero que la de Apoc. 11 "sube del abismo", el cual
tiene en el AT una evidente relación con el mar (ver com. Apoc. 9:1).
Según este punto de vista, el
poder simbolizado por la cuarta bestia de Daniel, y especialmente sus fases
ulteriores, sería el poder que mata a los dos testigos.
Otros comentadores
identifican esta bestia como un poder que intentaría destruir las Escrituras
(simbolizadas por los dos testigos) al final del período de los 1.260 días, en
1798 d. C. (ver com. Dan. 7:25).
PUESTO QUE EL ATEÍSMO se propagó intensamente en
Francia en ese tiempo y el espíritu antirreligioso de esa época se dirigió
directamente contra la creencia en las Sagradas Escrituras, la Primera
República Francesa ha sido identificada como la bestia de este pasaje.
Los adventistas del séptimo día
han apoyado generalmente este punto de vista.
Del Abismo. Gr. abússos (ver com. cap. 9:1; cf. com. "la
bestia").
El hecho de que la bestia sale
del abismo se ha interpretado como que indica que esa nación o poder no tenía
un firme fundamento, que era un poder tal como lo fue Francia. Se manifestó
entonces una nueva forma de poder satánico (ver CS 312).
Los matará. Es decir, intentará destruir la Palabra de Dios. En
cuanto a la manera en que Francia hizo guerra contra la religión, ver com.
vers. 9.
8. Cadáveres. La evidencia textual establece el singular: "cadáver".
Cada uno tiene un cadáver.
Estarán. Dejar sin sepultar un cadáver siempre se ha
considerado como una indignidad repugnante (cf. Sal. 79:2-3). Ver com. Apoc.
11:9.
La grande ciudad. El hecho de que se diga que esta
ciudad es aquélla "donde también nuestro Señor fue crucificado",
parecería identificarla con Jerusalén, la "ciudad santa" del vers. 2;
sin embargo, muchos comentadores han entendido figuradamente la expresión
"donde también nuestro Señor fue crucificado", como sin duda también
han de entenderse los nombres Sodoma y Egipto.
Por lo tanto, identifican
"la gran ciudad" con Francia, nación que manifestó al final del
período de 1.260 años las características simbolizadas por estas expresiones.
Los adventistas del séptimo día sostienen, en términos generales,
este último punto de vista.
En sentido espiritual. Gr. pneumatik's, es decir, no
literalmente sino en sentido espiritualmente figurado (cf. Isa. 1:10).
Sodoma. Sodoma es símbolo de degradación moral (Eze. 16:46-55).
Esta fue la condición de Francia durante la Revolución.
Egipto. Este país fue conocido por su obstinada negación de
la existencia del Dios verdadero y por desafiar sus órdenes.
Faraón dijo con altanería:
"¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz ...?
Yo no conozco a
Jehová" (Exo.5:2).
Estas actitudes fueron
características de los dirigentes de la Revolución Francesa.
Crucificado. En la persona de sus seguidores, muchos de los
cuales perecieron en las persecuciones en Francia.
9. Los pueblos... y naciones. Otras naciones que observarían la
guerra de Francia contra la Biblia.
Tres días y medio. En armonía con el principio de
interpretación profético que un día representa un año, "tres días y
medio" equivalen a tres años y medio.
Los adventistas del séptimo día,
que entienden que la bestia del vers. 7 representa a la Primera República
Francesa (1789-1801), especialmente en lo referente a sus tendencias
antirreligiosas, sitúan el cumplimiento de esta profecía en el breve período de
la historia de la Revolución Francesa, cuando el ateísmo llegó a su apogeo.
Este período puede
calcularse a partir del 26 de noviembre de 1793, cuando se promulgó un decreto
en París para abolir la religión, hasta el 17 de junio de 1797 cuando, según se
afirma, el gobierno francés quitó las restricciones impuestas a la práctica de
la religión.
Como ha sucedido con otros
pasajes del Apocalipsis, el cómputo de estos "tres días y medio" ha
sido motivo de diversas opiniones por parte de los comentadores. Esto se debe
no sólo a ciertos problemas del simbolismo en sí, sino también a la dificultad
de fijar algunas fechas exactas en la historia de ese turbulento período de la
Revolución Francesa; sin embargo, la ubicación exacta de este lapso
afortunadamente no es vital para la comprensión global de los grandes períodos
poéticos de la Biblia o para una comprensión del tema central de la profecía de
la cual forma parte.
10. Los moradores de la tierra. Ver com. cap. 3:10.
Se regocijarán. Gr. eufráinÇ,
"regocijarse", "alegrarse",
también se traduce
"huélgate" en Luc. 12:19.
Aliviados ahora del tormento, es decir,
del testimonio condenatorio de los dos testigos, los impíos apaciguan su
conciencia entregándose al regocijo.
Enviarán regalos. Una señal de regocijo (cf. Est.
9:22).
Atormentado. Por el poder condenatorio de la profecía de los dos
testigos (vers. 3).
Hay pocas torturas que superen la
de una conciencia culpable. Cuando la verdad y la justicia se presentan
constantemente ante el pecador obstinado, a menudo llegan a serie intolerables.
11. Después de tres días y medio. Osea al final del período cuando los cuerpos de los testigos estuvieron insepultos y expuestos a la contemplación pública.
(Ver com. vers. 9).
El espíritu de vida. O un espíritu que es vida. La
frase hebrea rúaj jayyim, equivalente a la que comentamos, se traduce en el AT,
'soplo de vida" (Gén. 6:17; 7:15, LXX).
Los hebreos virtualmente
identificaban el aliento con la vida. Por consiguiente, decir que el soplo de vida
entraba en una persona significaba que había recibido la vida (Gén. 2:7).
Por Dios. Dios, el Dador de toda vida, levanta a sus fieles
testigos.
Se levantaron sobre sus pies. Cf. 2 Rey. 13:21; Eze. 37:10
Cayó gran temor. Los impíos nuevamente tienen mala
conciencia; la misma que los había atormentado cuando los dos testigos habían
profetizado (ver com. vers. 10).
Los que se habían regocijado por
la muerte de los testigos, están ahora pasmados al contemplar el milagro de su
resurrección.
12. Una gran voz del cielo.
No se identifica al que habla,
pero probablemente sea Dios.
Subid acá. Los testigos no sólo son resucitados por Dios, sino
que se les ordena entrar en el ciclo. Mientras "sus enemigos" los
contemplan, son completamente vindicados de los ultrajes que habían sufrido, y
es demostrada ante todos la veracidad de la profecía que habían proclamado
fielmente durante 1.260 días o años. La voz de Dios les da la bienvenida al
cielo en presencia de los que habían intentado destruirlos.
Este ensalzamiento de los dos
testigos se ha entendido como un símbolo de la gran propagación de las
Escrituras a partir del principio del siglo XIX.
Poco después de la Revolución
Francesa fueron establecidas varias sociedades bíblicas nacionales. Las más
notables de todas han sido la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera, fundada
en 1804, y la Sociedad Americana, organizada en 1816.
Estas sociedades y otras más
hacen circular Escrituras (hasta 1989) en más de 1,907 idiomas y dialectos. En
algo más de un siglo y medio, la Biblia, en vez de ser relegada al olvido como
guía espiritual, ha llegado a gozar su más amplia circulación.
Subieron... en una nube. Mientras Jesús se despedía de sus
discípulos, "te recibió una nube que le ocultó de sus ojos" (Hech.
1:9).
Los dos testigos también son
llevados al cielo en una nube. El lenguaje describe de una manera muy adecuada
el ensalzamiento de las Escrituras en el período que siguió a su supresión
Francia. (Ver com. Apoc, 11:9; cf. Dan. 4:22).
Sus enemigos los vieron. Ver com. "subid acá".
13. Aquella hora.
Es decir, casi inmediatamente
después de la ascensión de los testigos.
Un gran terremoto. El símbolo de un terremoto se usa
repetidas veces en las Escritura describir la agitación y perturbación que
caracterizarán al mundo inmediatamente antes de la segunda venida de Cristo
(Mar. 13:8; Apoc. 16:18).
Cuando los comentadores aplican
esta profecía a Francia, ven en el terremoto un cuadro de la agitación que
sacudió a esa nación a fines del siglo XVIII.
Décima parte. No es el terremoto final, porque en esta ocasión
(cf. cap. 16:18) sólo cae una fracción de la ciudad (ver com. vers. 2,8).
Este terremoto significa un castigo transitorio que atemoriza a algunos de los que se han gloriado por
la muerte de los testigos.
Algunos aplican la
expresión "la décima parte de la ciudad" a toda la nación francesa;
razonan que Francia era uno de los "diez reyes" que surgirían a raíz
de la caída del Imperio Romano (Dan. 7:24).
Otros identifican la ciudad con
la Roma papal y a Francia como una de sus diez divisiones.
Siete mil. Un número comparativamente pequeño de personas,
pero suficiente para que los sobrevivientes reconozcan la soberanía de Dios,
cuyos testigos habían despreciado.
Hombres. Gr. onómata anthrÇpÇn, literalmente "nombres
de hombres".
Algunos creen que onómata, "nombres", corresponde a "personas"
(ver com. Hech. 3:16).
Otros lo aplican a los títulos,
categorías u órdenes que fueron abolidos durante la Revolución Francesa.
Al Dios del cielo. Este título se usa frecuentemente
en Daniel.
(Dan. 2:18-19, 37,44; cf. Esd. 5:11-12;
6:9; 7:12).
14. El segundo ay. Osea los castigos
correspondientes a la sexta trompeta, que terminó en 1840 (cap. 8:13; cf. cap.
9:12; ver Nota Adicional com. cap. 9).
El tercer ay. Los acontecimientos descritos durante la séptima
trompeta (vers. 15-19).
15. El séptimo ángel. Osea el principio del tercer ay
(ver com. vers. 14), que marca el fin del paréntesis entre la sexta y la séptima
trompetas (cap. 10:1 a 11:14; ver com. cap. 11:1).
Los adventistas del séptimo día creen
que el comienzo de la séptima trompeta fue en 1844 (ver com. vers. 19).
Grandes voces. Probablemente fueron las de las huestes celestiales.
(Cf. cap. 5:11-12).
En la séptima plaga también se
oye una gran voz que procede del templo del cielo (cap. 16:17).
Reinos. La evidencia textual establece (cf. p.10) el texto
"reino" (BA, NC).
Cristo recibirá el reino poco
tiempo antes de su regreso a la tierra (ver com. Dan. 7:14), y cuando venga
toda oposición terrenal será aplastada (ver com. Apoc. 17:14).
Su Cristo. Es decir, su Ungido (cf. Sal. 2:2).
Las huestes celestiales que no
han sido salvadas por Cristo, se refieren a él como el Cristo de Dios o del
Señor, probablemente porque el título "Cristo" se refiere de un modo
particular a la segunda persona de la Deidad en su obra como Aquel que fue
ungido para la obra de la redención.
Reinará por los siglos de los siglos. Cf. Dan. 2:44;
7:14,27; Luc. 1:33.
16. Los veinticuatro ancianos. Ver com. cap. 4:4.
Se postraron sobre sus rostros. Cf. cap. 4:10.
17. Señor Dios Todopoderoso. Ver com. cap. 1:8.
Un título particularmente
adecuado para Dios como vencedor.
Que eres. Ver com. cap. 1:4.
Que eras. Ver com. cap. 1:4.
Que has de venir. La evidencia textual establece (cf. p. 10) la omisión de estas palabras. Las omiten la BJ, BA, BC y NC. Según la BJ (nota) es una adición tomada de la Vulgata.
Probablemente no se incluyen como
en el cap. 1:4, porque aquí el centro de la alabanza de los ancianos es la
posición pasada y presente de Dios, y no la futura.
Has tomado... has reinado. Los dos verbos están en tiempos
diferentes. Se traduciría mejor: "has tomado el reino" y
"comenzaste a reinar". El reinado triunfante comienza cuando Dios
hace efectiva su omnipotencia.
Dios siempre ha sido
todopoderoso, y el reinado del pecado ha existido sólo por la tolerancia divina
con el propósito de que se revelara a los seres creados la verdadera naturaleza
del mal. Cuando se cumpla este
propósito, entonces tomará su "gran poder" y una vez más reinará en
forma soberana. Ver 1Cor. 15:24-28.
18. Se airaron las naciones. Cf. Sal. 2:1. La ira será característica de las naciones antes de la venida de Cristo. Se agruparán para oponerse a la obra de Cristo y a su pueblo. (Ver com. Apoc. 13:12; 14:8).
Ira. La ira de Dios se sintetiza en las siete últimas
plagas (cap. 15:1).
La obra de oposición contra
Cristo es detenida por estas plagas.
Tiempo. Gr. kairós, un tiempo particular con un propósito
definido (ver com. cap. 1:3).
Este es un tiempo de juicio,
tanto para recompensa como para destrucción.
De juzgar. El que Juan hable de la recompensa y de la
destrucción, significa que se refiere al juicio final, que tendrá lugar después
de los mil años (cap. 20:12-15).
El galardón a tus siervos. Cf. Mat. 5:12; 6:1; 1Cor. 3:8;
Apoc. 22:12. Puesto que los acontecimientos enumerados son consecutivos (ver PE
36), esta recompensa es la heredad de la tierra nueva al final de los mil años.
Profetas. Los siervos especiales de Dios hablan por él. Llevaron
pesadas responsabilidades y a menudo sufrieron terriblemente por su Señor.
Santos. O "seres santos".
Los miembros del cuerpo de Cristo
se caracterizan por la pureza de sus vidas.
Los que temen. Gr. hoi fobouménoi, frase que usa los Hechos para
referirse a los que adoraban al verdadero Dios (ver com. Hech. 10:2), aunque no
eran plenamente prosélitos de Israel.
Si se emplea aquí este mismo
significado, puede entenderse que esta tercera clase que recibirá una
recompensa en el juicio, son los que no conocieron completamente a Cristo y sus
caminos, pero que vieron de acuerdo con toda la luz que les fue dada. Temieron
el nombre de Dios hasta donde les fue revelado, y por lo tanto reciben su
recompensa (ver DTG 593).
Pero la frase hoi fobóumenoi
puede simplemente estar unida con la palabra que se traduce "santos",
y entonces diría: "los santos, es decir, los que temen tu nombre".
Pequeños y... grandes. Las jerarquías del mundo no
tendrán ninguna importancia en el juicio final.
Destruir a los que destruyen. La suerte de los impíos, de los
que han destruido la tierra física y moralmente, es muy adecuada: ellos mismos
serán destruidos.
19. El templo. Ante Juan se presenta una visión el templo de Dios,
con "el arca de su pacto" como centro de la visión.
En el santuario terrenal, que era
una "reproducción del verdadero" (Heb. 9:24, BJ) que está en el
cielo, el arca estaba en el lugar santísimo, que era el centro del servicio del
día de la expiación, día que simbolizaba el juicio.
Durante el transcurso de la séptima trompeta Juan ve el templo de Dios en el cielo, y específicamente "el arca de su pacto", lo cual significa que ha comenzado la segunda y última parte del ministerio celestial de Cristo, que corresponde con el simbólico día de la expiación. Otros pasajes revelan que esta fase final de la obra de Cristo comenzó en 1844 (ver com. Dan. 8:14).
Por lo tanto, los adventistas del
séptimo día colocan el comienzo de la séptima trompeta en ese año.
El arca de su pacto. Dentro del santuario terrenal
estaban los Diez Mandamientos, la inmutable ley moral de Dios para todos los
hombres en todas las edades.
Ningún creyente en Dios en el
tiempo de los judíos podía imaginarse el arca sin pensar inmediatamente en los
Diez Mandamientos.
La visión de Juan del arca celestial comprueba elocuentemente que en las últimas horas de la tierra la gran ley moral de Dios será el centro del pensamiento y de la vida de todos los que se esfuerzan por servir a Dios en espíritu y en verdad.
(Ver com. cap.
12:17; 14:12; cf. CS 486).
Relámpagos, voces, truenos. Como en la séptima plaga (cap.
16:18).
Un terremoto. Como en la séptima plaga (cap. 16:18-19; cf. com.
cap. 11:13).
Grande granizo. Como en la séptima plaga (cap. 16:21).
7CBA
COMENTARIOS DE EGW
1. TM 17. IDENTIFICADO
CON SU IGLESIA. Dios tiene una iglesia, un pueblo escogido; y si todos pudieran
ver como yo he visto cuán estrechamente Cristo se identifica con su iglesia, no
se oiría un mensaje tal como el que acusa a la iglesia de ser Babilonia. Dios
tiene un pueblo cuyos miembros son colaboradores con él, y ellos han avanzado
hacia adelante, teniendo la gloria del Señor en vista.
Escuchad 17 la oración de nuestro representante en el cielo: "Padre,
aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, ellos estén también
conmigo; para que vean mi gloria que me has dado". ¡Oh, cómo anhelaba la
divina Cabeza tener a su iglesia consigo! Sus hijos tuvieron compañerismo con
él en sus sufrimientos y humillación, y el mayor gozo que él experimente
consiste en tenerlos consigo para hacerlos participantes de su gloria. Cristo
reclama el privilegio de tener a su iglesia consigo. "Aquellos que me has
dado, quiero que donde yo estoy, ellos estén también conmigo". El tenerlos
consigo está de acuerdo con la promesa, el pacto y el acuerdo hecho con su
Padre. El presenta reverentemente ante el propiciatorio su redención terminada
en favor de su pueblo.
El arco de la promesa circunda a
nuestro Sustituto y Seguridad mientras derrama su petición de amor:
"Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, ellos estén
también conmigo; para que vean mi gloria que me has dado". Contemplaremos
al rey en su hermosura, y la iglesia será glorificada.
A semejanza de David, podemos
orar ahora: "Tiempo es de hacer, oh Jehová; disipado han tu ley". Los
hombres han andado desobedeciendo la ley de Dios hasta alcanzar un punto de
insolencia sin paralelo. Los hombres se están educando en la desobediencia, y
se acercan rápidamente al límite de la tolerancia y del amor de Dios, y Dios
seguramente intervendrá.
El vindicará ciertamente su
honor, y reprimirá la iniquidad prevaleciente. ¿Será arrastrado el pueblo que
guarda los mandamientos de Dios por la iniquidad que predomina? ¿Serán ellos
tentados, porque se tenga a la ley de Dios en oprobio universal, a pensar menos
en esa ley que es el fundamento de su gobierno tanto en el cielo como en la
tierra? No.
Para su iglesia su ley llega a
ser más preciosa, santa, honorable, a medida que los hombres arrojen sobre ella
escarnio y contención. 18 Como David, pueden decir: "Disipado han tu ley.
Por eso he amado tus mandamientos más que el oro, y más que oro muy puro. Por
eso todos los mandamientos de todas las cosas estimé rectos: aborrecí todo
camino de mentira".
La iglesia militante no es
todavía la iglesia triunfante; pero Dios ama a su iglesia, y describe por medio
del profeta cómo él se opone y resiste a Satanás, quien está vistiendo a los
hijos de Dios con las ropas más negras y contaminadas, y está reclamando el
privilegio de destruirlos.
Los ángeles de Dios los protegen
de los asaltos del enemigo. El profeta dice: "Y mostróme a Josué, el gran
sacerdote, el cual estaba delante del ángel de Jehová; y Satán estaba a su mano
derecha para serle adversario. Y dijo Jehová a Satán: Jehová te reprenda, oh
Satán; Jehová, que ha escogido a Jerusalén, te reprenda. ¿No es éste tizón
arrebatado del incendio?
Y Josué estaba vestido de
vestimentas viles, y estaba delante del ángel. Y habló el ángel, e intimó a los
que estaban delante de sí, diciendo: Quitadle esas vestimentas viles. Y a él
dijo: Mira que he hecho pasar tu pecado de ti, y te he hecho vestir de ropas de
gala. Después dijo: Pongan mitra limpia sobre su cabeza. Y pusieron una mitra
limpia sobre su cabeza, y vistiéronle de ropas. Y el ángel de Jehová estaba en
pie. Y el ángel de Jehová protestó al mismo Josué, diciendo: Así dice Jehová de
los ejércitos: Si anduvieras por mis caminos, y si guardares mi ordenanza,
también tú gobernarás mi casa, también tú guardarás mis atrios, y entre éstos
que aquí están te daré plaza".
2-11. CS 309.
3-4. CS 310, 312
5, 7. CS 311
8. CS 312.
LA SUPRESIÓN DE LAS
SAGRADAS ESCRITURAS durante el período de la supremacía papal había sido
predicha por los profetas; y 309
el revelador había señalado también los terribles resultados que iba a tener
especialmente para Francia el dominio "del hombre de pecado."
DIJO EL ÁNGEL DEL SEÑOR: "Hollarán la Santa Ciudad, cuarenta y dos meses. Y daré autoridad a mis dos testigos, los cuales profetizarán mil doscientos sesenta días, vestidos de sacos.... Y cuando hayan acabado de dar su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y prevalecerá contra ellos, y los matará. Y sus cuerpos muertos yacerán en la plaza de la gran ciudad, que se llama simbólicamente Sodoma y Egipto, en donde también el Señor de ellos fue crucificado.... Y los que habitan sobre la tierra se regocijan sobre ellos, y hacen fiesta, y se envían regalos los unos a los otros; porque estos dos profetas atormentaron a los que habitan sobre la tierra. Y después de los tres días y medio, el espíritu de vida, venido de Dios, entró en ellos, y se levantaron sobre sus pies: y cayó gran temor sobre los que lo vieron."
(Apocalipsis 11:2-11V.M.)
LOS "CUARENTA Y DOS MESES" Y LOS "MIL DOSCIENTOS SESENTA DÍAS" designan el mismo plazo, o sea el tiempo durante el cual la iglesia de Cristo iba a sufrir bajo la opresión de Roma.
Los 1260 años del dominio temporal del papa
comenzaron en el año 538 de J. C. y debían terminar en 1798 (Véase el
Apéndice.) En dicha fecha, entró en Roma un ejército francés que tomó preso al
papa, el cual murió en el destierro. A pesar de haberse elegido un nuevo papa
al poco tiempo, la jerarquía pontificia no volvió a alcanzar el esplendor y
poderío que antes tuviera.
La persecución contra la iglesia
no continuó durante todos los 1260 años. Dios, usando de misericordia con su
pueblo, acortó el tiempo de tan horribles pruebas. Al predecir la "gran
tribulación" que había de venir sobre la iglesia, el Salvador había dicho:
"Si aquellos días no fuesen acortados, ninguna carne sería salva; mas por
causa de los escogidos, aquellos días serán acortados." (Mateo 24:22.)
Debido a la influencia de 310 los acontecimientos relacionados con la Reforma,
las persecuciones cesaron antes del año 1798.
Y ACERCA DE LOS
DOS TESTIGOS, el profeta declara más adelante: "Estos son los dos olivos y los dos
candelabros, que están delante de la presencia del Señor de toda la
tierra." "Lámpara es a mis pies tu palabra -dijo el salmista,- y luz
a mi camino." (Apocalipsis 11:4; Salmo 119:105, V.M.) Estos dos testigos
representan las Escrituras del Antiguo Testamento y del Nuevo. Ambos son
testimonios importantes del origen y del carácter perpetuo de la ley de Dios.
Ambos testifican también acerca del plan de salvación.
Los símbolos, los sacrificios y
las profecías del Antiguo Testamento se refieren a un Salvador que había de
venir. Y los Evangelios y las epístolas del Nuevo Testamento hablan de un
Salvador que vino tal como fuera predicho por los símbolos y la profecía.
"Los
cuales profetizarán mil doscientos sesenta días, vestidos de sacos." Durante la
mayor parte de dicho período los testigos de Dios permanecieron en obscuridad.
El poder papal procuró ocultarle al pueblo la Palabra de verdad y poner ante él
testigos falsos que contradijeran su testimonio. (Véase el Apéndice.)
CUANDO LA
BIBLIA FUE PROHIBIDA por las autoridades civiles y
religiosas, cuando su testimonio fue pervertido y se hizo cuanto pudieron
inventar los hombres y los demonios para desviar de ella la atención de la
gente, y cuando los que osaban proclamar sus verdades sagradas fueron
perseguidos, entregados, atormentados, confinados en las mazmorras,
martirizados por su fe u obligados a refugiarse en las fortalezas de los montes
y en las cuevas de la tierra, fue entonces cuando los fieles testigos
profetizaron vestidos de sacos.
No obstante, siguieron dando su
testimonio durante todo el período de 1260 años. Aun en los tiempos más
sombríos hubo hombres fieles que amaron la Palabra de Dios y se manifestaron
celosos por defender su honor.
A estos fieles siervos de Dios
les fueron dados poder, sabiduría y autoridad para que divulgasen la verdad
durante todo este período. 311
"Y si alguno procura
dañarlos, fuego procede de sus bocas, y devora a sus enemigos; y si alguno
procurare dañarlos, es menester que de esta manera sea muerto."
(Apocalipsis 11:5, V.M.)
LOS HOMBRES NO
PUEDEN PISOTEAR IMPUNEMENTE LA PALABRA DE DIOS. El significado de tan terrible
sentencia resalta en el último capítulo del Apocalipsis: "Yo protesto a
cualquiera que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno
añadiere a estas cosas, Dios pondrá sobre él las plagas que están escritas en
este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía,
Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad, y de las
cosas que están escritas en este libro." (Apocalipsis 22:18,19.)
TALES SON LOS
AVISOS QUE HA DADO DIOS para que los hombres se
abstengan de alterar lo revelado o mandado por él. Estas solemnes denuncias se
refieren a todos los que con su influencia hacen que otros consideren con
menosprecio la ley de Dios. Deben hacer temblar y temer a los que declaran con
liviandad que poco importa que obedezcamos o no obedezcamos a la ley de Dios.
TODOS los que
alteran el significado preciso de las Sagradas Escrituras sobreponiéndoles sus
opiniones particulares, y los que tuercen los preceptos de la Palabra divina
ajustándolos a sus propias conveniencias, o a las del mundo, se arrogan
terrible responsabilidad.
LA PALABRA ESCRITA, LA LEY DE
DIOS, medirá el carácter de cada individuo y condenará a todo el que fuere
hallado falto por esta prueba infalible.
"Y cuando hayan acabado
[estén acabando] de dar su testimonio". El período en que los dos testigos
iban a testificar "vestidos de
sacos" terminó en 1798. Cuando estuviesen por concluir su obra en la
obscuridad, les haría la guerra el poder representado por "la bestia que
sube del abismo." En muchas de las naciones de Europa los poderes que
gobernaban la iglesia y el estado habían permanecido bajo el dominio de Satanás
por medio del papado. Mas aquí se deja ver una nueva manifestación del poder satánico.
Con el pretexto de reverenciar
las Escrituras, Roma las 312 había mantenido aprisionadas en una lengua
desconocida, y las había ocultado al pueblo. Durante la época de su dominio los
testigos profetizaron "vestidos de sacos;" pero, otro poder -la bestia
que sube del abismo- iba a levantarse a combatir abiertamente contra la Palabra
de Dios.
La "gran ciudad" en cuyas calles son asesinados los testigos y donde yacen sus cuerpos muertos, "se llama simbólicamente Egipto." De todas las naciones mencionadas en la historia de la Biblia, fue Egipto la que con más osadía negó la existencia del Dios vivo y se opuso a sus mandamientos.
Ningún monarca
resistió con tanto descaro a la autoridad del cielo, como el rey de Egipto.
Cuando se presentó Moisés ante él para comunicarle el mensaje del Señor, el
faraón contestó con arrogancia: "¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz
y deje ir a Israel? Yo no conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a
Israel." (Éxodo 5:2.)
Esto es ateísmo; y la nación
representada por Egipto iba a oponerse de un modo parecido a la voluntad del
Dios vivo, y a dar pruebas del mismo espíritu de incredulidad y desconfianza.
La "gran ciudad" es también comparada
"simbólicamente" con Sodoma.
La corrupción de Sodoma al
quebrantar la ley de Dios fue puesta de manifiesto especialmente en la vida
disoluta. Y este pecado iba a ser también rasgo característico de la nación que
cumpliría lo que estaba predicho en este pasaje.
En conformidad con lo que dice el
profeta, se iba a ver en aquel tiempo, poco antes del año 1798, que un poder de
origen y carácter satánicos se levantaría para hacer guerra a la Biblia. Y en
la tierra en que de aquella manera iban a verse obligados a callar los dos
testigos de Dios, se manifestarían el ateísmo del faraón y la disolución de Sodoma.
ESTA PROFECÍA se cumplió de un
modo muy preciso y sorprendente en la historia de Francia.
DURANTE LA REVOLUCIÓN, EN 1793, "el mundo oyó por primera vez a toda una asamblea de hombres nacidos y educados en la civilización, que se habían arrogado el derecho de gobernar a una de las más admirables 313 naciones europeas, levantar unánime voz para negar la verdad más solemne para las almas y renunciar de común acuerdo a la fe y a la adoración que se deben tributar a la Deidad."
Sir Walter Scott, Life of Napoleon Bonaparte, tomo 1, cap. 17.
"Francia
ha sido la única nación del mundo acerca de la cual consta en forma auténtica
que fue una nación erguida en rebelión contra el Autor del universo. Muchos
blasfemos, muchos infieles hay y seguirá habiéndolos en Inglaterra, Alemania,
España y en otras partes; pero Francia es la única nación en la historia del
mundo, que por decreto de su asamblea legislativa, declaró que no hay Dios,
cosa que regocijó a todos los habitantes de la capital, y entre una gran mayoría
de otros pueblos, cantaron y bailaron hombres y mujeres al aceptar el
manifiesto." -Blackwood's Magazine, noviembre, 1870.
FRANCIA presentó
también la característica que más distinguió a Sodoma. Durante la Revolución
manifestóse una condición moral tan degradada y corrompida que puede compararse
con la que acarreó la destrucción de las ciudades de la llanura.
Y EL HISTORIADOR Presenta Juntos El Ateísmo Y La Prostitución De Francia, Tal Como Nos Los Da La Profecía: "Íntimamente relacionada con estas leyes que afectan la religión, se encontraba aquella que reducía la unión matrimonial -el contrato más sagrado que puedan hacer seres humanos, y cuya permanencia y estabilidad contribuye eficacísimamente a la consolidación de la sociedad- a un mero convenio civil de carácter transitorio, que dos personas cualesquiera podían celebrar o deshacer a su antojo....
Si los demonios se hubieran propuesto inventar la manera más eficaz de destruir todo lo que existe de venerable, de bueno o de permanente en la vida doméstica, con la seguridad a la vez de que el daño que intentaban hacer se perpetuaría de generación en generación, no habrían podido echar mano de un plan más adecuado que el de la degradación del matrimonio....
Sofía
Arnoult, notable actriz que se distinguía por la agudeza de sus dichos, definió
el 314 casamiento republicano como 'el sacramento del adulterio.'" -Scott, tomo 1, cap.
17.
"En donde
también el Señor de ellos fue crucificado." En Francia se
cumplió también este rasgo de la profecía. En ningún otro país se había
desarrollado tanto el espíritu de enemistad contra Cristo. En ninguno había
hallado la verdad tan acerba y cruel oposición. En la persecución con que
Francia afligió a los que profesaban el Evangelio, crucificó también a Cristo
en la persona de sus discípulos.
Siglo tras siglo la
sangre de los santos había sido derramada. Mientras los valdenses sucumbían en
las montañas del Piamonte "a causa de la Palabra de Dios y del testimonio
de Jesús," sus hermanos, los albigenses de Francia, testificaban de la
misma manera por la verdad.
En los días de la Reforma los
discípulos de ésta habían sucumbido en medio de horribles tormentos. Reyes y
nobles, mujeres de elevada alcurnia, delicadas doncellas, la flor y nata de la
nación, se habían recreado viendo las agonías de los mártires de Jesús. Los
valientes hugonotes, en su lucha por los derechos más sagrados al corazón
humano, habían derramado su sangre en muchos y rudos combates. Los protestantes
eran considerados como fuera de la ley; sus cabezas eran puestas a precio y se
les cazaba como a fieras.
La "iglesia
del desierto," es decir, los pocos descendientes de los antiguos
cristianos que aún quedaban en Francia en el siglo XVIII, escondidos en las
montañas del sur, seguían apegados a la fe de sus padres. Cuando se arriesgaban
a congregarse en las faldas de los montes o en los páramos solitarios, eran
cazados por los soldados y arrastrados a las galeras donde llevaban una vida de
esclavos hasta su muerte. A los habitantes más morales, más refinados e
inteligentes de Francia se les encadenaba y torturaba horriblemente entre
ladrones y asesinos.
(Wylie, lib. 22,
cap. 6.)
Otros, tratados con más misericordia, eran muertos a sangre fría y a balazos, mientras que indefensos oraban de rodillas. Centenares de ancianos, de mujeres indefensas y de niños inocentes, eran dejados muertos 315 en el mismo lugar donde se habían reunido para celebrar su culto. Al recorrer la falda del monte o el bosque para acudir al punto en donde solían reunirse, no era raro hallar "a cada trecho, cadáveres que maculaban la hierba o que colgaban de los árboles." Su país, asolado por la espada, el hacha y la hoguera, "se había convertido en vasto y sombrío yermo." "Estas atrocidades no se cometieron en la Edad Media, sino en el siglo brillante de Luis XIV, en que se cultivaba la ciencia y florecían las letras; cuando los teólogos de la corte y de la capital eran hombres instruídos y elocuentes y que afectaban poseer las gracias de la mansedumbre y del amor." -Id., cap. 7.
7. CS 316.
10. CS 317.
"CUANDO LA NOTICIA DE LA MATANZA LLEGÓ A ROMA, el regocijo del clero
no tuvo límites. El cardenal de Lorena premió al mensajero con mil duros; el
cañón de San Angelo tronó en alegres salvas; se oyeron las campanas de todas
las torres; innumerables fogatas convirtieron la noche en día; y Gregorio XIII
acompañado de los cardenales y otros dignatarios eclesiásticos, se encaminó en
larga procesión hacia la iglesia de San Luis, donde el cardenal de Lorena cantó
el Te Deum.... Se acuñó una medalla para conmemorar la matanza, y aun pueden
verse en el Vaticano tres frescos de Vasari, representando la agresión contra
el almirante, al rey en el concilio maquinando la matanza, y la matanza misma.
Gregorio envió a Carlos la Rosa
de Oro; y a los cuatro meses de la matanza, . . . escuchó complacido el sermón
de un sacerdote francés, . . . que habló de 'ese día tan lleno de dicha y
alegría, cuando el santísimo padre recibió la noticia y se encaminó hacia San
Luis en solemne comitiva para dar gracias a Dios.' " -H. White, The
Massacre of St. Bartholomew, cap. 14.
El
Mismo Espíritu Maestro Que Impulsó La Matanza De San Bartolomé Fue También El
Que Dirigió Las Escenas De La Revolución.
Jesucristo fue declarado
impostor, y el grito de unión de los incrédulos franceses era: "Aplastad al infame," lo cual
decían refiriéndose a Cristo. Las blasfemias contra el cielo y las iniquidades
más abominables se daban la mano, y eran exaltados a los mejores puestos los
hombres más degradados y los más entregados al vicio y a la crueldad. En todo
esto no se hacía más que tributar homenaje supremo a Satanás, mientras que se
crucificaba a Cristo en sus rasgos característicos de verdad, pureza y amor
abnegado.
"La
Bestia Que Sube Del Abismo Hará Guerra Contra Ellos, Y Prevalecerá Contra Ellos
Y Los Matará."
EL PODER ATEO que
gobernó a Francia durante la Revolución y el reinado del terror, hizo a Dios y
a la Biblia una guerra como nunca la presenciara el mundo.
EL CULTO DE LA
DEIDAD FUE ABOLIDO POR LA
ASAMBLEA NACIONAL. Se recogían Biblias para quemarlas en las calles 317 haciendo cuanta burla de ellas se
podía. La ley de Dios fue pisoteada; las instituciones de la Biblia abolidas;
el día del descanso semanal fue abandonado y en su lugar se consagraba un día
de cada diez a la orgía y a la blasfemia. El bautismo y la comunión quedaron
prohibidos. Y en los sitios más a la vista en los cementerios se fijaron avisos
en que se declaraba que la muerte era un sueño eterno.
El temor de Dios,
decían, dista tanto de ser el principio de la sabiduría que más bien puede
considerársele como principio de la locura.
QUEDÓ PROHIBIDA toda clase de
culto religioso a excepción del tributado a la libertad y a la patria.
El "Obispo Constitucional De París fue empujado a desempeñar el papel más importante en la farsa más desvergonzada que jamás fuera llevada a cabo ante una representación nacional.... Lo sacaron en pública procesión para que manifestase a la convención que la religión que él había enseñado por tantos años, era en todos respectos una tramoya del clero, sin fundamento alguno en la historia ni en la verdad sagrada.
Negó solemnemente y
en los términos más explícitos la existencia de la Deidad a cuyo culto se había
consagrado él y ofreció que en lo sucesivo se dedicaría a rendir homenaje a la
libertad, la igualdad, la virtud y la moral. Colocó luego sobre una mesa sus
ornamentos episcopales y recibió un abrazo fraternal del presidente de la
convención. Varios sacerdotes apóstatas imitaron el ejemplo del prelado."
-Scott, tomo 1, cap. 17.
"Y
los que habitan sobre la tierra se regocijan sobre ellos, y hacen fiesta; y se
envían regalos los unos a los otros; porque estos dos profetas atormentaron a
los que habitan sobre la tierra."
La Francia incrédula había
acallado las voces de reprensión de los testigos de Dios. La Palabra de verdad
yacía muerta en sus calles y los que odiaban las restricciones y los preceptos
de la ley de Dios se llenaron de júbilo. Los hombres desafiaban públicamente al
Rey de los cielos, y gritaban como los pecadores de la antigüedad: "¿Cómo
sabe Dios? ¿y hay conocimiento en lo alto?" (Salmo 73:11.) 318
7; 11-12. CS 331.
LA RELIGIÓN, LA
LEY, LA SOCIEDAD, El Orden;
La Familia, El Estado Y La Iglesia, Todo Lo Abatía La Mano Impía Que Se
Levantara Contra La Ley De Dios.
Bien dijo el sabio: "Por su misma maldad caerá el hombre malo." "Pero aunque el pecador haga mal cien veces, y con todo se le prolonguen los días, sin embargo yo ciertamente sé que les irá bien a los que temen a Dios, por lo mismo que temen delante de él. Al hombre malo empero no le irá bien." "Por cuanto aborrecieron la ciencia, y no escogieron el temor de Jehová; . . . por tanto comerán del fruto de su mismo camino, y se hartarán de sus propios consejos."
(Proverbios 11:5; Eclesiastés 8:12,13; Proverbios 1:29, 31,
V.M.)
No iban a permanecer mucho tiempo
en silencio los fieles testigos de Dios que habían sucumbido bajo el poder
blasfemo 331 "que sube del
abismo." "Después de los tres días y medio, el espíritu de vida,
venido de Dios, entró en ellos, y se levantaron sobre sus pies: y cayó gran
temor sobre los que lo vieron." (Apocalipsis 11:11, V.M.)
En 1793 había
promulgado la Asamblea francesa los decretos que abolían la religión cristiana
y desechaban la Biblia. Tres años y medio después, este mismo cuerpo
legislativo adoptó una resolución que rescindía esos decretos y concedía
tolerancia a las Sagradas Escrituras.
El mundo contemplaba estupefacto
los terribles resultados que se había obtenido al despreciar los Oráculos
Sagrados y los hombres reconocían que la fe en Dios y en su Palabra son la base
de la virtud y de la moralidad.
Dice el Señor: "¿A quién
injuriaste y a quién blasfemaste? ¿contra quién has alzado tu voz, y levantado
tus ojos en alto? Contra el Santo de Israel." "Por tanto, he aquí,
les enseñaré de esta vez, enseñarles he mi mano y mi fortaleza, y sabrán que mi
nombre es Jehová." (Isaías 37:23; Jeremías 16:21.)
HABLANDO DE LOS
DOS TESTIGOS, el profeta dice además: "Y oyeron una grande voz del cielo, que les
decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube, y sus enemigos los
vieron." (Apocalipsis 11:12.)
Desde que Francia
les declarara la guerra, estos dos testigos de Dios han recibido mayor honra
que nunca antes.
EN EL AÑO 1804 se organizó la
Sociedad Bíblica Británica y Extranjera. Este hecho fue seguido de otros
semejantes en otras partes de Europa donde se organizaron sociedades similares
con numerosas ramas esparcidas por muchas partes del continente.
EN 1816 se fundó la
Sociedad Bíblica Americana. Cuando se creó la Sociedad Británica, la Biblia
circulaba en cincuenta idiomas. Desde entonces ha sido traducida en muchos
centenares de idiomas y dialectos. (Véase el Apéndice.)
Durante los cincuenta
años que precedieron a 1792, se daba muy escasa importancia a la obra de las
misiones en el extranjero. No se fundaron sociedades nuevas, y eran muy pocas
las iglesias que se esforzaban por extender el Evangelio en los 332 países
paganos.
PERO en las
postrimerías del siglo XVIII se vio un cambio notable. Los hombres
comenzaron a sentirse descontentos con los resultados del racionalismo y
comprendieron la gran necesidad que tenían de la revelación divina y de la
experiencia religiosa. Desde entonces la obra de las misiones en el extranjero
se extendió rápidamente.
15. CS 346. CUANDO EL SEÑOR ESTUVO
A PUNTO DE SEPARARSE DE SUS DISCÍPULOS,
los consoló en su aflicción asegurándoles que volvería: "¡No se turbe
vuestro corazón! . . . En la casa de mi Padre muchas moradas hay; . . . voy a
prepararos el lugar. Y si yo fuere y os preparare el lugar, vendré otra vez, y
os recibiré conmigo." "Cuando el Hijo del hombre vendrá en su gloria,
y todos los ángeles con él, entonces se sentará sobre el trono de su gloria; y
delante de él serán juntadas todas las naciones." (Juan 14:1-3; Mateo 25:31,32
V.M.)
Los ángeles que
estuvieron en el Monte de los Olivos después de la ascensión de Cristo,
repitieron a los discípulos la promesa de volver que él les hiciera: "Este
mismo Jesús que ha sido tomado de vosotros arriba al cielo, así vendrá del
mismo modo que le habéis visto ir al cielo."
Y el apóstol Pablo,
hablando por inspiración, asegura: "El Señor mismo descenderá del cielo
con mandato soberano, con la voz del arcángel y con trompeta de Dios." El
profeta de Patmos dice: "¡He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le
verá!" (Hechos 1:11; 1Tesalonicenses 4:16; Apocalipsis 1:7, V.M.)
En torno de su
venida se agrupan las glorias de "la restauración de todas las cosas, de
la cual habló Dios por boca de sus santos profetas, que ha habido desde la
antigüedad."
Entonces será
quebrantado el poder del mal que tanto tiempo duró; "¡el reino del
mundo" vendrá "a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo; y él
reinará para siempre jamás!" "¡Será manifestada la gloria de Jehová,
y la verá toda carne juntamente!" "Jehová hará crecer justicia y
alabanza en presencia de todas las naciones." El "será corona de
gloria y diadema de hermosura para el resto de su pueblo." (Hechos 3:21;
Apocalipsis 11:15; Isaías 40:5; 61:11; 28:5, V.M.)
Entonces el reino de
paz del Mesías esperado por tan largo tiempo, será establecido por toda la
tierra. "Jehová ha consolado a Sión, ha consolado todas sus desolaciones;
y ha convertido su desierto en un Edén, y su soledad en jardín de Jehová."
"La gloria del Líbano le será dada, la hermosura del 347 Carmelo y de
Sarón." "Ya no serás llamada Azuba [Dejada], y tu tierra en adelante
no será llamada Asolamiento; sino que serás llamada Héfzi-ba [mi deleite en
ella], y tu tierra, Beúla [Casada]." "De la manera que el novio se
regocija sobre la novia, así tu Dios se regocijará sobre ti." (Isaías
51:3; 35:2; 62:4,5 V.M.)
LA
VENIDA DEL SEÑOR ha sido en todo tiempo la
esperanza de sus verdaderos discípulos. La promesa que hizo el Salvador al
despedirse en el Monte de los Olivos, de que volvería, iluminó el porvenir para
sus discípulos al llenar sus corazones de una alegría y una esperanza que las
penas no podían apagar ni las pruebas disminuir. Entre los sufrimientos y las
persecuciones, "el aparecimiento en gloria del gran Dios y Salvador
nuestro, Jesucristo" era la "esperanza bienaventurada."
18. 2JT 369. ESTAMOS en el
umbral de grandes y solemnes acontecimientos. Las profecías se están
cumpliendo. La historia, extraña y llena de sucesos, está registrándose en los
libros del cielo. Todo en nuestro mundo está en agitación. Hay guerras y
rumores de guerras. Las naciones están airadas, y ha llegado el tiempo en que
deben ser juzgados los muertos.
Los acontecimientos están
cambiando para traer el día de Dios, que se apresura grandemente. Queda, por
así decirlo, solamente un momento de tiempo. Pero aunque ya se levanta nación
contra nación, y reino contra reino, no hay todavía conflagración general.
Todavía los cuatro vientos son retenidos hasta que los siervos de Dios sean
sellados en sus frentes. Entonces las potencias de la tierra ordenarán sus
fuerzas para la última gran batalla.
Satanás está haciendo activamente
sus planes para el postrer gran conflicto, en el que todos tomarán posiciones.
Después que el Evangelio se ha venido proclamando en el mundo durante casi dos
mil años, Satanás presenta todavía a los hombres y mujeres la misma escena que
presentó a Cristo. En forma prodigiosa despliega ante ellos los reinos de este
mundo en su gloria. Los promete a todos los que quieran postrarse y adorarle.
Así trata de poner a los hombres
bajo su dominio.
Satanás está obrando con suma
intensidad para presentarse como Dios, y para destruir a todos los que se
oponen a su poder. Y hoy el mundo se está postrando delante de él. Se recibe su
poder como poder de Dios. Se está cumpliendo la profecía del Apocalipsis, de
que "se maravilló toda la tierra en pos de la bestia." (Apoc. 13:3.)
En su ceguera, los hombres se jactan de haber alcanzado maravillosos progresos e ilustración; pero su culpabilidad y 370 depravación interior son manifiestas para el ojo de la Omnisciencia. Los vigilantes celestiales ven la tierra llena de violencia y crimen. Se obtienen riquezas robando de toda manera posible, no sólo a los hombres sino también a Dios.
Los
hombres emplean sus recursos para satisfacer su egoísmo. Usan todo lo que
pueden obtener para servir a su codicia. La avaricia y la sensualidad
prevalecen. Los hombres aprecian los atributos del primer gran engañador. Le
han aceptado como Dios y se han compenetrado de su espíritu.
Pero la nube de la ira justiciera los cubre y encierra los elementos que destruyeron a Sodoma.
En las visiones de las cosas venideras, el profeta Juan contempló esta escena. Le fue revelada esta adoración del demonio, y le pareció como que todo el mundo estuviese al borde de la perdición.
Pero mientras miraba con intenso interés, contempló la
compañía del pueblo que guarda los mandamientos de Dios. Tenían sobre sus
frentes el sello del Dios vivo, y dijo: "Aquí está la paciencia de los
santos; aquí están los que guardan los mandamientos de Dios, y la fe de Jesús.
PE 36. Al principiar el santo sábado 5 de enero de 1849, nos dedicamos a la oración con la familia del Hno. Belden en Rocky Hill, Connecticut, y el Espíritu Santo descendió sobre nosotros. Fui arrebatada en visión al lugar santísimo, donde vi a Jesús intercediendo todavía por Israel.
En la parte inferior de su ropaje, llevaba
una campanilla y una granada. Entonces vi que Jesús no dejaría el lugar
santísimo antes que estuviesen decididos todos los casos, ya para salvación, ya
para destrucción, y que la ira de Dios no podía manifestarse mientras Jesús no
hubiese concluido su obra en el lugar santísimo y dejado sus vestiduras
sacerdotales, para revestirse de ropaje de venganza.
Entonces Jesús saldrá de entre el
Padre y los hombres, y Dios ya no callará, sino que derramará su ira sobre los
que rechazaron su verdad. Vi que la cólera de las naciones, la ira de Dios y el
tiempo de juzgar a los muertos, eran cosas separadas y distintas, que se
seguían, una a otra.
También vi que Miguel no se había
levantado aún, y que el tiempo de angustia, cual no lo hubo nunca, no había
comenzado todavía. Las naciones se están airando ahora, pero cuando nuestro
Sumo Sacerdote termine su obra en el santuario, se levantará, se pondrá las
vestiduras de venganza, y entonces se derramarán las siete postreras plagas.
Vi que los cuatro ángeles iban a
retener los vientos mientras no estuviese hecha la obra de Jesús en el
santuario, y que entonces caerían las siete postreras plagas. Estas
enfurecieron a los malvados contra los justos, pues los primeros pensaron que
habíamos atraído los juicios de Dios sobre ellos, y que si podían raernos de la
tierra las plagas se detendrían.
Se promulgó un decreto para matar
a los santos, lo cual los hizo clamar día y noche por su libramiento. Este 37
fue el tiempo de la angustia de Jacob. Entonces todos los santos clamaron en
angustia de ánimo y fueron libertados por la voz de Dios. Los 144,000
triunfaron. Sus rostros quedaron
iluminados por la gloria de Dios.
19. CS 467. Cuando 467 en una visión le fue dado al apóstol Juan que viese el templo de Dios en el cielo, contempló allí "siete lámparas de fuego ardiendo delante del trono."
(Apocalipsis 4:5
V.M.)
Vio un ángel que tenía "en
su mano un incensario de oro; y le fue dado mucho incienso, para que lo
añadiese a las oraciones de todos los santos, encima del altar de oro que
estaba delante del trono." (Apocalipsis 8:3, V.M.) Se le permitió al
profeta contemplar el primer departamento del santuario en el cielo; y vio allí
las "siete lámparas de fuego" y el "altar de oro"
representados por el candelabro de oro y el altar de incienso en el santuario
terrenal.
DE NUEVO, "fue
abierto el templo de Dios" (Apocalipsis 11:19, V.M.), y miró hacia adentro
del velo interior, el lugar santísimo. Allí vio "el arca de su
pacto," representada por el cofre sagrado construido por Moisés para
guardar la ley de Dios.
Así fue como los que estaban
estudiando ese asunto encontraron pruebas irrefutables de la existencia de un
santuario en el cielo.
Moisés hizo el santuario terrenal
según un modelo que le fue enseñado.
San Pablo declara que ese modelo
era el verdadero santuario que está en el cielo. Y San Juan afirma que lo vio
en el cielo.
EN EL TEMPLO
CELESTIAL, la morada de Dios, su trono está asentado en juicio y en justicia. En el
lugar santísimo está su ley, la gran regla de justicia por la cual es probada
toda la humanidad. El arca, que contiene las tablas de la ley, está cubierta
con el propiciatorio, ante el cual Cristo ofrece su sangre a favor del pecador.
Así se representa la
unión de la justicia y de la misericordia en el plan de la redención humana.
Sólo la sabiduría infinita podía
idear semejante unión, y sólo el poder infinito podía realizarla; es una unión
que llena todo el cielo de admiración y adoración. Los querubines del santuario
terrenal que miraban reverentemente hacia el propiciatorio, representaban el
interés con el cual las huestes celestiales contemplan la obra de redención.
Es el misterio de misericordia que los ángeles desean contemplar, a saber: que Dios puede 468 ser justo al mismo tiempo que justifica al pecador arrepentido y reanuda sus relaciones con la raza caída; que Cristo pudo humillarse para sacar a innumerables multitudes del abismo de la perdición y revestirlas con las vestiduras inmaculadas de su propia justicia, a fin de unirlas con ángeles que no cayeron jamás y permitirles vivir para siempre en la presencia de Dios.
CS. 486. FUE abierto el
templo de Dios en el cielo, y fue vista en su templo el arca de su pacto."
(Apocalipsis 11:19, V.M.)
EL ARCA DEL PACTO DE DIOS ESTÁ EN
EL LUGAR SANTÍSIMO, en el segundo departamento del santuario. En el
servicio del tabernáculo terrenal, que servía "de mera representación y
sombra de las cosas celestiales," este departamento sólo se abría en el
gran día de las expiaciones para la purificación del santuario.
POR CONSIGUIENTE, la
proclamación de que el templo de Dios fue abierto en el cielo y fue vista el
arca de su pacto, indica que el lugar santísimo del santuario celestial fue
abierto en 1844, cuando Cristo entró en él para consumar la obra final de la expiación.
LOS QUE POR FE siguieron a su
gran Sumo Sacerdote cuando dio principio a su ministerio en el lugar santísimo,
contemplaron el arca de su pacto. Habiendo estudiado el asunto del santuario,
llegaron a entender el cambio que se había realizado en el ministerio del
Salvador, y vieron que éste estaba entonces oficiando como intercesor ante el
arca de Dios, y ofrecía su sangre en favor de los pecadores.
EL ARCA que estaba en
el tabernáculo terrenal contenía las dos tablas de piedra, en que estaban inscritos
los preceptos de la ley de Dios. El arca era un mero receptáculo de las tablas
de la ley, y era esta ley divina la que le daba su valor y su carácter sagrado
a aquélla. Cuando fue abierto el templo de Dios en el cielo, se vio el arca de
su pacto.
EN EL LUGAR
SANTÍSIMO, en el santuario celestial, es donde se encuentra inviolablemente
encerrada la ley divina -la ley promulgada por el mismo Dios entre los truenos
del Sinaí y escrita con su propio dedo en las tablas de piedra.
LA LEY DE DIOS que se encuentra
en el santuario celestial es 487 el
gran original del que los preceptos grabados en las tablas de piedra y
consignados por Moisés en el Pentateuco eran copia exacta. Los que llegaron a
comprender este punto importante fueron inducidos a reconocer el carácter
sagrado e invariable de la ley divina.
COMPRENDIERON mejor que nunca
la fuerza de las palabras del Salvador: "Hasta que pasen el cielo y la
tierra, ni siquiera una jota ni un tilde pasará de la ley." (Mateo 5:18,
V.M.)
Como la ley de Dios es una revelación
de su voluntad, un trasunto de su carácter, debe permanecer para siempre
"com testigo fiel en el cielo." Ni un mandamiento ha sido anulado; ni
un punto ni un tilde han sido cambiados.
DICE EL SALMISTA: "¡Hasta la eternidad, oh Jehová, tu palabra permanece en el cielo!" "Seguros son todos sus preceptos; establecidos para siempre jamás."
(Salmos 119:89; 111:7,8, V.M.)
EN EL CORAZÓN
MISMO DEL DECÁLOGO se encuentra el cuarto mandamiento, tal cual fue
proclamado originalmente: "Acordarte has del día del Sábado, para
santificarlo. Seis días trabajarás, harás toda tu obra; mas el séptimo día será
Sábado a Jehová tu Dios: no hagas obra ninguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija; ni
tu siervo, ni tu criada; ni tu bestia, ni tu extranjero, que está dentro de tus
puertas: porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, la mar y todas
las cosas que en ellos hay; y en el día séptimo reposó: por tanto Jehová
bendijo el día del Sábado, y lo santificó." (Éxodo 20:8-11, Versión Valera
de la S.B.A.)
Ministerio Hno. Pio
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