Ezequiel 12:21-28. Es la
certidumbre del rápido cumplimiento del juicio divino contra su pueblo impenitente.
Vers. (21-25) Reproche contra jactancioso proverbio
de los judíos. (26-28) Cumplimiento rápido de la visión.
21 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 22 Hijo de hombre, qué refrán es este que tenéis vosotros en la tierra de Israel, que dice: ¿Se van prolongando los días, y desaparecerá toda visión? 23 Diles, por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor: Haré cesar este refrán, y no repetirán más este refrán en Israel. Diles, pues: Se han acercado aquellos días, y el cumplimiento de toda visión. 24 Porque no habrá más visión vana, ni habrá adivinación de lisonjeros en medio de la casa de Israel. 25 Porque yo Jehová hablaré, y se cumplirá la palabra que yo hable; no se tardará más, sino que en vuestros días, oh casa rebelde, hablaré palabra y la cumpliré, dice Jehová el Señor.
26 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 27 Hijo de hombre, he aquí que los de la 644 casa de Israel dicen: La visión que éste ve es para de aquí a muchos días, para lejanos tiempos profetiza éste. 28 Diles, por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor: No se tardará más ninguna de mis palabras, sino que la palabra que yo hable se cumplirá, dice Jehová el Señor. (Ezequiel 12).
21. Palabra de Jehová. Ver com. cap. 6: 1.
22. Se van prolongando los días. Se describe a los habitantes de Jerusalén como si se
burlaran de que las amenazas divinas fueran fidedignas. Su proceder se resume
en un dicho proverbial. Afirman que el tiempo se pasa y no se cumple ni la
predicción de bien ni la de mal. No hay razón ya de esperar que se cumplan las
predicciones. Su actitud refleja la tendencia común de los pecadores a
interpretar mal la longanimidad y la paciencia de Dios (Ecl. 8: 11; Amós 6: 3;
Mat. 24: 48; 1 Tes. 5: 3). Los burladores de los postreros días pronuncian un
refrán similar: "¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Por que...
todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación" (2
Ped. 3: 4).
23. Se han acercado aquellos días. Los días venideros traerían consigo el rápido
cumplimiento de cada detalle de las calamidades que Ezequiel había predicho.
24. Visión vana. Los falsos profetas predecían prosperidad y el
pronto retorno de los cautivos de Babilonia. Los verdaderos profetas predecían
un largo cautiverio, pérdida de muchas vidas y la destrucción y desolación de
la ciudad y del templo. Es probable que los burladores arguyeran que las
predicciones de Ezequiel eran tan vanas como él decía que eran las de los
falsos profetas. Apresurando el cumplimiento del castigo ya predicho, Dios
daría una contestación eficaz a estos argumentos, y convencería a esos falsos
profetas, demostrándoles que sus profecías eran mentirosas, y a esos burladores
les haría ver que sus argumentos eran ilógicos.
25. En vuestros días. Los efectos de la visión no sobrevendrían a alguna
progenie futura, sino a la generación que vivía entonces.
27. Lejanos tiempos. Este nuevo aserto se dirige contra un grupo de
personas que, al menos en apariencia, reconoce a Ezequiel como profeta. También
sería posible concebir que el tiempo transcurrido produjo una modificación en
el lenguaje de los opositores. En vez de decir que la visión desaparecería
(vers. 22), proyectan su cumplimiento para un futuro lejano. El Señor hace
frente a la idea de la postergación diciéndole a la gente que ninguna cosa que
él ha dicho se prolongará o postergará. La actitud del pueblo es característica
de la que manifiestan muchos de los que aguardan la segunda venida de Jesús. No
lo dicen con palabras, pero sus acciones dicen que "mi Señor tarda en
venir" (Mat. 24: 48). Algún día, pronto, súbita e inexorablemente, el fin
los sorprenderá, y con él, el cumplimiento de toda visión.
Puede
surgir la pregunta: ¿Por qué parece demorarse la venida de Jesús? ¿Han fallado
las palabras del Señor? La inspiración formula esta misma pregunta y luego la
contesta: "¿Pero ha fallado la palabra de Dios? ¡Nunca! Debiera recordarse
que las promesas y las amenazas de Dios son igualmente condicionales" (Ev
504).
No es necesario recordar sino unas pocas declaraciones de los autores bíblicos a fin de mostrar que siempre consideraron que el tiempo era muy corto. Pablo escribió a los corintios: "Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto" (1 Cor. 7:29); y a los romanos: "La noche está avanzada, y se acerca el día" (Rom. 13:12).
Por medio del vidente de Patmos, Jesús mismo
testificó: "El tiempo está cerca" (Apoc. 1:3) y "He aquí vengo
pronto" (cap. 22:6-7). Sin embargo, tanto Pablo como Juan también
predijeron con claridad que ciertos acontecimientos debían transcurrir antes de
la venida de Jesús (ver com. 2 Tes. 2:1-5; Apoc. 1:3).
Es
verdad que Cristo no ha venido tan pronto como, al principio, lo esperó su
pueblo remanente, basándose en la profecía cumplida. Repetidas veces se ha
afirmado que Cristo podría haber venido antes (DTG 587-588; CS 511; 3JT 72; 8T
115-116; 3JT 297). La razón de la demora se explica en las siguientes palabras:
"La larga noche de tinieblas es penosa, pero la mañana es postergada por
misericordia, porque si el Señor viniera, muchos serían hallados
desapercibidos. El deseo de Dios de que su pueblo no perezca ha sido la razón
de tan larga demora" (Ev 503). Esto armoniza con lo que el apóstol afirma
en 2 Ped. 3: 9. El mismo autor añade que es deber del cristiano apresurar la
venida de Jesús (vers. 12). El comentario inspirado respecto de este asunto
dice así: "Es privilegio de todo cristiano no sólo esperar sino apresurar
la venida de nuestro Señor Jesucristo" (3JT 212).
Algún
día llegará el momento cuando el tiempo ya no se prolongará más. "[La
venida del Señor] no demorará más que el tiempo que tome la tarea de presentar
el mensaje a 646 toda nación, lengua y pueblo" (Ev 505). Cuando Dios crea
que ha llegado el momento. apropiado, hará que sucedan acontecimientos que
precipitarán el fin "más pronto de lo que los hombres esperan" (CS
689).
Sin
embargo, no puede saberse el tiempo preciso de su venida. Tampoco deberían los
hombres conjeturar en cuanto al momento exacto en que ocurrirá. Las siguientes
palabras representan un excelente consejo: "No podréis decir que habrá de
venir dentro de un año, o de dos, o de cinco; tampoco habréis de postergar su
venida afirmando que posiblemente transcurran aún diez o veinte años. El pueblo
de Dios tiene el deber de que sus lámparas estén preparadas y ardiendo, de ser
como quienes aguardan al novio cuando éste vuelva de las bodas" (EGW RH
22-3-1892). 4CBA/Ministerio Hno. Pio
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