domingo, agosto 29, 2010

83. “El enviará desde los cielos, y me salvará de la infamia del que me acosa; Dios enviará su misericordia y su verdad.”


Sal. 57:3 dice:
“El enviará desde los cielos, y me salvará de la infamia del que me acosa; Dios enviará su misericordia y su verdad.”
No es difícil romper las cadenas que esclavizan. No es imposible soltar los grillos que paralizan. Sabemos dónde está el problema y encontramos el remedio para ese tipo de opresión.

Pero, ¿cómo luchar contra las cadenas que no vemos? ¿Cómo librarnos de los grillos que, disfrazados de complejos o traumas, paralizan las emociones? La obra de liberación que el salmista menciona hoy es algo que no está bajo el control humano. "El enviará desde los cielos, y me salvará", dice él. La liberación divina abarca todas las áreas de la vida. Dios necesita librar al ser humano de las debilidades, de las intenciones torcidas del corazón pecaminoso, de la ignorancia, del prejuicio y de la rebeldía.

El salmista dice en el versículo 4: "Mi vida está entre leones". La mayoría de esos leones estaban dentro de él mismo, atormentándolo todo el tiempo. Los complejos impiden crecer. Sofocan, asfixian y nos llevan a cometer insensateces. David afirma que encontró ayuda procedente de los cielos. Ese auxilio llegó al afligido, en forma de "misericordia y verdad" o fidelidad, como también se traduce. Ambas cosas son atributos divinos que pueden encontrarse en la persona de Jesucristo.  Cuando el ser humano deja de huir y se deja encontrar por el Señor Jesús, los grillos que le impedían ser feliz son finalmente destruidos.

David vivió esa experiencia de manera dramática. Este salmo fue escrito mientras el salmista se escondía de Saúl, en las cuevas. En aquella ocasión, Saúl estaba en las manos de David, cuyo corazón seguramente cargaba penas y heridas, porque estaba siendo perseguido injustamente. Si matase al rey enemigo, estaría "actuando en consecuencia", pero el gran enemigo del futuro rey de Israel no era Saúl, era él mismo. Necesitaba vencer sus traumas y las heridas que llevaba en el corazón.

De los cielos vino la ayuda en forma de misericordia y fidelidad para librarlo del veneno interior que su alma destilaba. Ese milagro puede también ocurrir en ti hoy, si clamas en tu corazón: "El enviará desde los cielos, y me salvará de la infamia del que me acosa; Dios enviará su misericordia y su verdad".

82. “El camino de la vida es hacia arriba al entendido; para apartarse del Seol abajo.”


Prov. 15:24 dice:
“El camino de la vida es hacia arriba al entendido; para apartarse del Seol abajo.”
¿Subir o bajar? ¡Esa es la cuestión! Un gato que vivía con su dueño en el vigésimo segundo piso de un edificio de treinta pisos, decidió un día salir de aventuras. Aprovechó que la puerta estaba abierta y comenzó a bajar por la escalera. Al principio parecía maravilloso. Nunca había experimentado algo semejante. Al llegar al octavo piso, paró. Estaba confundido, sentía náuseas, y no sabía si subía o bajaba.

¿Alguna vez te pusiste a pensar si subes o si bajas? ¿O simplemente corres de un lado al otro, tratando de encontrar la salida? El otro día alguien se quejó: "¡No sé lo que me pasa, trabajo como un loco, nadie puede acusarme de perezoso, pero no veo el fruto de mi trabajo!" ¿Ya te pasó eso a ti? ¿No estarás confundiendo actividad con eficiencia? La persona sabia no sale de mañana corriendo "como un loco". Por el contrario, coloca su vida en las manos de Dios, revisa el programa de actividades, determina las prioridades, organiza el trabajo y sale entonces para ejecutado.

El trabajo que tienes ante ti puede ser enorme, el sueño que tú quieres ver realizado puede ser grande, pero si eres sabio, no tratarás de realizado de una sola vez, entenderás que toda realización grande es un conjunto de pequeñas realizaciones. Un ladrillo ahora, otro más tarde; una pared hoy y otra mañana, y en poco tiempo verás el edificio acabado.

La vida es como un edificio. Establece metas y avanza sin temor. Tú nunca estás solo, Jesús está a tu lado para animarte cada vez que las fuerzas parezcan abandonarte. Sube. La recompensa siempre se encuentra en la cima. Bajar es fácil. Es solo detenerse y ya comienzas a retroceder. El camino de los sabios conduce a lo alto. "Abajo está el infierno", dice Salomón. Aparte de las implicaciones religiosas, abajo siempre está el infierno, porque nada puede ser más sofocante que una vida mediocre y conformista.

Haz de este día un día de victoria. Ama, perdona, pide perdón, revisa tus objetivos y sé feliz, porque "El camino de la vida es hacia arriba al entendido; para apartarse del Seol abajo".

Alejandro Bullón

81. El camino del perezoso es como seto de espinos; mas la vereda de los rectos, como una calzada.”


“El camino del perezoso es como seto de espinos; mas la vereda de los rectos, como una calzada.” Prov. 15:19.
A Julio no le gustaba trabajar. Cuando era pequeño, los padres le cumplieron todos los gustos y le satisficieron todos sus deseos. Hijo único, creció pensando que era el dueño del mundo, y que bastaba pedir para que todo se realizara de la manera como él quería.

Pero Julio creció. Se hizo adulto y los padres continuaron tratándolo como si fuese un niño dependiente. Hoy, los padres ya están muertos y Julio se encuentra solo. La herencia que los padres le dejaron no le duró mucho. Pronto vio que la vida no era una simple historia de hadas. En este mundo, no basta desear para que todo acontezca.

Julio vive hoy una vida llena de penurias y privaciones. Se casó dos veces y las esposas encontraron que era imposible vivir a su lado. Estuvo preso seis meses, debido a confusiones financieras de las cuales participó. Él cree que la vida es injusta con él, porque sus padres fallecieron en un trágico accidente. Todo padre pasa al descanso, más temprano o más tarde. El problema de Julio no es el hecho de que los padres estén muertos. Su tragedia es que nunca aprendió a darle valor al trabajo.

El texto de hoy dice que la vida del perezoso "es como un seto de espinos". Es una vida de sufrimiento y dolor. No arranca, no avanza, está presa. Me gusta cómo aparece este versículo en la versión La Biblia al día (paráfrasis): "El perezoso tiene dificultades toda su vida; la senda del bueno es fácil". La vida tiene sus complicaciones. Tú vas a encontrar dificultades en el camino. La felicidad no es la ausencia de problemas, pero la persona sabia es victoriosa a pesar de los obstáculos. El perezoso, no. Solo ve dificultades, no está dispuesto a luchar, no quiere pagar el precio.

Prepárate para la lucha de hoy. La vida es como el fútbol. Tú solo conviertes el gol si luchas. Sal de la rutina, enfrenta las dificultades. No tengas miedo de avanzar hacia lo desconocido. Nadie descubre nuevos océanos, a menos que pierda de vista el confort de la playa.

Busca a Dios. Pídele sabiduría y fuerzas. Tu lucha será infructuosa si Dios no está de tu lado y en el control de tus emprendimientos. ¡Ah, no te olvides!: "El camino del perezoso es como un seto de espinos; mas la vereda de los rectos, como una calzada".

Alejandro Bullón

80. “Los ojos de todos esperan en ti, y tú les das su comida a su tiempo.”


Sal. 145:15.
“Los ojos de todos esperan en ti, y tú les das su comida a su tiempo.”
El tiempo de Dios, no es el tiempo del hombre. Lamentablemente, a los ojos de los humanos. Felizmente, en la opinión de Dios. Para entender esto, la criatura necesita atravesar el valle del dolor y de la frustración a donde su obcecación la lleva.

En el versículo de hoy, el salmista menciona la expectativa humana. "Los ojos de todos", dice él. Aquí está incluida la humanidad toda. Todos somos así. Apurados e inmediatistas. Queremos que las cosas sucedan, aquí y ahora. Tal vez porque la vida es corta para realizar tantos sueños y proyectos.

Las personas descritas por el salmista no esperan lujo, ni extravagancias. Apenas alimento. Nada más básico para la sobrevivencia. ¿Es mucho esperar por el pan de cada día? ¿Qué clase de Dios es ese que parece insensible ante las necesidades básicas de sus hijos?

El salmista toma la metáfora de la naturaleza. La naturaleza enseña a entender la vida.  ¿Alguna vez observaste cómo alimentan los pajaritos a sus polluelos? Es una banda de hambrientos, llorando, y disputándose el alimento que la madre trae. Cada uno lucha por la sobrevivencia y trata de sacar el alimento del otro. Darwin diría que en esas circunstancias sobrevive el más fuerte. No es verdad. La madre pájaro es instintivamente sabia y alimenta a cada polluelo, a su debido tiempo. Ella no ignora la necesidad de cada uno, ni se conmueve con la impaciencia, ni con los gritos. El tiempo de los polluelos no es el tiempo de la madre.

Si tú confías en Dios y sales a la batalla y, a pesar de eso, las cosas no salgan como quieres, ten paciencia, coloca los ojos en Jesús y espera tu tiempo. El vendrá. En el momento preciso. Ni antes, para que no te deslumbres; ni después, para que tus enemigos no se burlen de tu fe. El éxito no es una meta que tienes que alcanzar. Es un proceso que incluye confianza en Dios, lucha, esfuerzo, lágrimas, aparentes derrotas y, por sobre todo, paciencia. Busca hoya los seres a quienes amas. Diles cuán valiosos son para ti. Anímalos y dales valor. Las personas son como un espejo. Si tú sonríes, ellas sonríen; si tú frunces el rostro, recibes la misma imagen.

Antes de salir ahora para enfrentar los desafíos de hoy, di como el salmista: “los ojos de todos esperan en ti, y tú les das su comida a su tiempo".


Alejandro Bullón

79. “El camino de los impíos es como la oscuridad; no saben en qué tropiezan.”


Prov. 4:19 dice:
“El camino de los impíos es como la oscuridad; no saben en qué tropiezan.”
Perverso o impío es aquel que busca su propio camino e insiste en andar en él. Su vida es tenebrosa y oscura. No hay luz. Las cosas con él nunca son claras, vive siempre zambullido en la ambigüedad y la penumbra. Puede ser, incluso, que brille, pero es un brillo artificial. El combustible que lo alimenta es la vanidad, el orgullo y el egoísmo.

El problema del impío no es solamente lo que hace, sino, esencialmente, lo que es. Hay sombras en su interior. No es capaz de comprenderse a sí mismo. Vive confundido y nervioso, y acaba lastimando y haciendo desdichadas a las personas que lo rodean. El impío sigue su camino. Cree que el camino que escogió es el mejor.

Confía en sus sentimientos, en sus conceptos y prejuicios. Endiosa la razón. En su vida no hay lugar para la fe. Mira a las personas que ejercen la fe como si fueran personas ingenuas, demasiado crédulas para vivir en un mundo de ciencia y' tecnología. Pero no es feliz. La oscuridad no es símbolo de paz ni de felicidad. Las sombras son atemorizantes y una vida rodeada de ellas es, necesariamente, una vida de miedo. Para quien no conoce a Jesús, solo hay dos maneras de enfrentar el miedo: Huir o agredir. Detrás de una persona agresiva, frecuentemente se esconde una persona miedosa.

Este es un día de decisión. Todos los días lo son. Vivir en la luz, o en las sombras. Esa es la cuestión. Vivir en la luz, es ser. Escoger las sombras te lleva a no ser. Si tú no eres, no vives. Apenas sobrevives. Pero la vida que Jesús te ofrece es mucho más que eso. Abre tu corazón a Jesús. Deja entrar en él la luz. Ilumina el mundo a tu alrededor. Actúa. No te satisfagas con leer la historia. Escríbela. Con Jesús es posible.

Enfrenta este nuevo día con altruismo porque tu vida está escondida en las manos de Alguien que no conoce la derrota. No sigas sus propias reglas. No escojas tus propios valores. Sé sensible a las enseñanzas divinas, porque "El camino de los impíos es como la oscuridad; no saben en qué tropiezan".

Alejandro Bullón

78. “El hombre perverso cava en busca del mal, y en sus labios hay como llama de fuego.”


Prov. 16:27.
“El hombre perverso cava en busca del mal, y en sus labios hay como llama de fuego.”
Todo el Brasil quedó espantado con la noticia del asesinato de un matrimonio de la clase media alta. Los mataron a palos mientras dormían. Si la noticia terminara aquí, sería apenas una noticia más en este mundo de violencia.

Lo que asustó fue el descubrimiento de que los asesinos habían sido la propia hija del matrimonio, el novio y un hermano de éste. Una historia para una película de terror. El texto de hoy describe justamente este tipo de personas: "El hombre perverso cava en busca del mal", dice el versículo. El perverso es un depravado. Algo depravado describe algo echado a perder, algo que perdió su valor y solo sirve para ser tirado a la basura. Expresa profunda degradación moral.

¿Cómo llega un ser humano al terreno de la depravación?Comienza con una pequeña tontería. Luego la persona sigue el camino del mal, por curiosidad. Es una especie de aventura que lo fascina. Cuando una persona insiste en ese tipo de camino peligroso, termina en el terreno del cinismo. El cínico percibe el peligro del camino por donde va, pero no le da importancia, endurece su corazón y llama al mal, bien. Finalmente, más tarde o más temprano, el cínico cae en el abismo de la depravación.

La depravación no tiene límites. Es un abismo sin fondo. Siempre ofrece sensaciones más fuertes, no queda satisfecha con nada. Si tú crees que ya viste o escuchaste la historia más terrible de escenas depravadas, aún estás a mitad de camino. La mente depravada es capaz de imaginar cosas que difícilmente se les ocurriría a los más hábiles libretistas de Hollywood.

¿Hay esperanza de recuperación para el depravado? Las buenas nuevas del evangelio dicen que sí, que la hay. En el momento en que el más perverso de los seres humanos responde al llamado del Espíritu y acepta la gracia transformadora de Cristo, sucede el milagro del nuevo nacimiento. Todo lo que pasó queda borrado por el perdón gratuito de Jesús, y la persona recibe una página en blanco para escribir una nueva historia. Dios nunca consulta tu pasado, para ayudarte a construir tu futuro.

¡Que este nuevo día sea un día de victoria para ti! Las grandes victorias son el resultado de la suma de pequeñas victorias. Vence con la ayuda de Jesús, una batalla hoy. Deja el mañana en las manos de Dios, y recuerda: "El hombre perverso cava en busca del mal, y en sus labios hay como llama de fuego".

Alejandro Bullón

77. “Y conozcan que tu nombre es Jehová; tú solo Altísimo sobre toda la tierra.”


Sal. 83:18.
“Y conozcan que tu nombre es Jehová; tú solo Altísimo sobre toda la tierra.”
Cuando el médico le dio la noticia de que su hijito estaba condenado a muerte, la primera reacción de Alberto fue rebelarse. Pero, ¿rebelarse contra quién? ¿Contra la ciencia, que no podía hacer nada para curar la leucemia que estaba acabando con la corta existencia de su único hijo? ¿Contra él mismo y contra la esposa, que no se dieron cuenta de los primeros síntomas de la enfermedad fatal? ¿O contra Dios? No, contra Dios no podría rebelarse porque él no creía en la existencia de un Ser supremo. Su corazón y su mente estaban llenos de ideas existencialistas y sentimientos de superioridad sobre la esposa, que "era capaz de creer en una idea tan anticuada como la idea de Dios". ¿Alguna vez te sentiste insignificante e impotente ante circunstancias adversas? ¿Qué haces tú cuando todos los recursos humanos fallan? ¿A dónde vas cuando la ciencia, la tecnología y hasta el racionalismo humanista gritan: Imposible?

Si tú pasaste por un momento así, tal vez entiendas cómo se sentía Albero. Los días iban pasando. Lentos, agonizantes, implacables y crueles. El tiempo, que la mayoría de las veces simboliza esperanza, era para Alberto el proceso doloroso de ver a su querido hijo apagándose como vela cuya cera se está acabando. La fe de la esposa, y la confianza que ella depositaba en Dios, en medio del dolor, eran ofensivas para el marido incrédulo.

Un día gris del mes de octubre Alberto vio los ojitos tristes del hijo amado, como diciendo adiós. Alberto no aguantó más y cayó arrodillado, a los pies de la cama por primera vez. Clamó por la misericordia de Dios, en cuya existencia nunca había creído. ¡El milagro sucedió! Ningún médico fue capaz de explicar la recuperación del muchacho, ni la cura posterior. Hoy, Alberto alaba el nombre de Dios al lado de su esposa y su hijo.

Las cosas con Dios son así. Su existencia y poder no dependen de que tú creas o no creas. Dios está por encima de los prejuicios, de las dudas o de la incredulidad de la criatura. Él es Dios. Si las personas creen, muy bien. Si no creen, un día conocerán "que tu nombre es Jehová; tú solo Altísimo sobre toda la tierra'.

Alejandro Bullón

76. “No saben, no entienden, andan en tinieblas; tiemblan todos los cimientos de la tierra.”


Escogí hoy Sal. 82:5.
“No saben, no entienden, andan en tinieblas; tiemblan todos los cimientos de la tierra.”
La mujer se quejaba del dictamen. El juez había concedido la tenencia de su único hijo al marido. Estaba deshecha y no sabía a dónde ir para buscar ayuda. "Es injusto -reclamaba la mujer. El juez hizo eso debido a la influencia de la familia de mi esposo, que tiene mucho poder en la ciudad".

Aunque el salmo se refiere exclusivamente a las personas que administraban la justicia en aquellos días; la advertencia es válida también para el ser humano de hoy, independientemente de la profesión u oficio que tenga. La gente sin Dios andará en tinieblas, y quien anda envuelto en las sombras, no anda, deambula. No tiene rumbo, tropieza, cae, se levanta, vuelve a caer. No tiene conciencia de su realidad. Pretende saber de dónde viene y para dónde va, pero camina sin rumbo. Acertando a veces, errando en la mayoría.

La mayor parte de los problemas del ser humano se origina en la falta de sabiduría. En la vida familiar, profesional o financiera, la falta de criterio lleva a la criatura a vivir "en las tinieblas", intentando encontrar el camino, pero hiriéndose e hiriendo a las personas a su alrededor.

Por eso hoy, antes de tomar alguna decisión trascendental, o antes de comenzar tus actividades diarias, recuerda el consejo de Santiago, que dice: "Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente... "*  No comiences el día sin Dios, no tomes decisiones sin su consejo, por- que la persona que vive sin Dios no sabe, ni entiende, anda en tinieblas.

Alejandro Bullón

75. “Entended, oh simples, discreción; y vosotros, necios, entrad en cordura.”


El texto para tu inspiración es:
“Entended, oh simples, discreción; y vosotros, necios, entrad en cordura.” Prov. 8:5
El capítulo 8 de Proverbios, es un himno a la sabiduría. Salomón Compara la sabiduría con una dama famosa, que está "en las alturas junto al camino", invitando a las personas a seguirla. En este contexto aparece otra recomendación del sabio: "Entended, oh simples, discreción; y vosotros, necios, entrad en cordura".

Cordura es sinónimo de sabiduría. Hay cosas que la gente no acepta, simplemente porque no las entiende. Si tú colocas un billete de 100 dólares en las manos de un niño de un año, seguramente lo romperá, y si lo reprendes por haberlo roto, quedará confundido, por un simple motivo: el niño no entiende el valor del dinero. Por eso, el consejo del sabio es: "Entended, oh simples, discreción". La discreción es prudencia. Tú no puedes darle valor a algo que no entiendes. La gente vive hoy corriendo de un lado al otro, sin detenerse a pensar cuál es el motivo de tanta agitación. Entramos en el tobogán de las circunstancias y nos dejamos llevar. Hay una montaña de deberes no cumplidos, de responsabilidades de las que no podemos escapar, compromisos, y agendas apretadas. No queda tiempo para pensar en las cosas simples, que son la esencia de la vida. ¿Para qué la sabiduría? ¿Qué valor tiene? Poco importa.

Cuando era joven, alguien me dijo: "Usted necesita aprender a vivir con sabiduría". Al escribir este devocional, confirmo que la mayor necesidad del ser humano, es la sabiduría y la prudencia. Con sabiduría tú produces mucho más de lo que estás produciendo, y lo haces en menos tiempo y con menor esfuerzo. Evita dolores de cabeza y sufrimientos, y capitaliza las adversidades.

El proverbio de hoy dice que la persona que se atreve a vivir sin sabiduría, es una persona necia. Una vida necia es una vida insatisfecha y llena de estrés. La vida es como un partido de fútbol. Algunos corren de un lado al otro, pero nunca hacen el gol. No piensan, no reflexionan, no tienen un plan de acción, ni inspiración. Solo corren.

Toma tiempo hoy para pedir sabiduría a Dios. Al hacerla, tú te encontrarás con la persona de Jesús, porque él es la sabiduría en persona. Sal hoy con Jesús. Camina con él. Depende de él. Permítele participar de tus negocios, emprendimientos y decisiones. Escucha el consejo de Salomón: "Entended, oh simples, discreción; y vosotros, necios, entrad en cordura".

Alejandro Bullón

domingo, agosto 01, 2010

74. “La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo.”


Sal 118:22. “La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo.”
¿Fuiste rechazado alguna vez? Duele, ¿verdad? El ser humano no fue creado para ser una isla. Todos tenemos la necesidad básica de ser aceptados. Es parte de nuestra naturaleza. Nadie es feliz cuando es excluido.

Pero vivimos en un mundo que selecciona todo. Tú buscas un empleo y tienes que competir con otros, y la mayoría de los postulantes es rechazado. No todos aprueban en un examen. No todos consiguen la visa de entrada a un país. Centenares de señoritas participan del concurso, pero solo una es escogida como la vencedora. De una u otra manera, todos sentiremos alguna vez el dolor del rechazo.

En el versículo de hoy se hace referencia a la manera cruel como fue rechazado el mismo Señor Jesús. El apóstol Juan dice que "a lo suyo vino, y los suyos no le recibieron".* Y eso que él vino para salvar a la humanidad. Es como si tú llegaras al hogar de una familia endeudada llevándole el dinero que necesita para pagar su deuda, y los miembros de aquella familia, en vez de recibirte con los brazos abiertos, te apedrearan.

Sin embargo, el pensamiento central del texto de hoy no es el rechazo de Jesús, sino el resultado de dicho rechazo. El Salvador del mundo tenía un propósito en la mente y en el corazón. Había venido para salvar a la humanidad y nada, ni nadie, conseguiría hacerlo desistir de su propósito.

Cuando tú y yo enfrentamos el rechazo, nos sentimos tentados a caer en el desánimo. Jesús fue hasta las últimas consecuencias. Murió clavado en la cruz como un criminal. Pero su muerte no fue el punto final de su historia. Resucitó victorioso y llegó a ser "la piedra angular" del cristianismo. Alcanzó el objetivo, a pesar del rechazo. ¿Por qué desanimarte, con ganas de desistir o huir, solo porque alguien te dijo "no"? ¿Cuál es el propósito de tu existencia? ¿Tienes bien claro en tu mente, por qué y para qué viniste al mundo?

Haz de este día un día de victoria. Levanta la cabeza y clama al Señor, y renace de las cenizas. Tú verás que las personas que te rechazaron se lamentarán y te volverán a llamar, porque "la piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo".
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* Juan 1:11.

Alejandro Bullón

73. “El hipócrita con la boca daña a su prójimo; mas los justos son librados con la sabiduría.”


Prov. 11:9 dice:
“El hipócrita con la boca daña a su prójimo; mas los justos son librados con la sabiduría.”
En el proverbio de hoy, Salomón contrasta la libertad de los justos con la destrucción que los impíos provocan. Este contraste no tiene sentido. Porque la libertad no contrasta con la destrucción, sino con la esclavitud. ¿Cuál es, entonces, el mensaje subyacente en la aparente incoherencia de este contraste?

Salomón afirma que "los justos son librados con la sabiduría", es decir, con el conocimiento. El conocimiento nos libra de la ignorancia, de la mediocridad y de la superficialidad. Pero el sabio no está hablando aquí simplemente del conocimiento intelectual, sino del conocimiento de Dios, que nos liberta de los traumas y complejos que destruyen la vida.

El hipócrita, como el impío, desconoce a Dios, y por este hecho es un esclavo de sus propias pasiones y temores. Es una bolsa llena de complejos, y para librarse de ellos, trata de destruir a otras personas. El instrumento que usa es la palabra. Habla mal de los otros para proyectarse él. Cree inconscientemente que denigrando la imagen ajena podrá llamar la atención sobre sí mismo. El impío vive ansioso por ser el centro de las atracciones. Se alimenta de los elogios y aplausos. Se nutre del comentario positivo de su persona, por tanto, necesita estar siempre en primer plano.

El único lugar donde una persona puede conocerse y aceptarse es ir ame los pies del Salvador. Ante el Señor Jesús no hay manera de aparentar, ni fingir, ni disfrazar. Él conoce los pensamientos más íntimos y las intenciones más ocultas. Él te acepta y te quita la culpa, borra el pecado, te perdona y te da una nueva oportunidad. Jesús libra y perdona. Por primera vez tú estás en condiciones de aceptarte y convivir con la realidad, sin aparentar, sin tratar de destruir a los demás.

¿Sientes un extraño dolor en el corazón cuando otros crecen? La victoria de los otros, ¿te deja un sabor amargo en tu boca? ¿Te preguntas muchas veces a ti mismo el porqué de ese sentimiento y no encuentras explicación?

Acude hoya Jesús, entrégale tu corazón, confiésale tus temores, déjalo entrar en la recámara secreta de tu mundo interior y sentirás paz. Solo entonces percibirás que tu vida se torna un manantial de bendiciones para los demás, y recuerda: "El hipócrita con la boca daña a su prójimo; mas los justos son librados con la sabiduría".

Alejandro Bullón

72. “Oh Dios de los ejércitos, restáuranos; haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.”


No hay nada mejor que empezar el día con un pensamiento bíblico. Escogí hoy Sal. 80:7.
“Oh Dios de los ejércitos, restáuranos; haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.”
El otro día hablé con el hijo de un empresario de éxito. Hijo único, tenía todo para continuar haciendo crecer la empresa del padre. Pero, lamentablemente, se juntó con las personas equivocadas y terminó prisionero de las drogas. El hombre tenía cuarenta años. Ya no era joven, y mirando hacia atrás, decía: "Fueron más de veinte años de mi vida tirados a la basura".

Pero un día se encontró con Jesús. Era el último recurso y se aferró a él con las fuerzas que todavía le quedaban. Hoy, cuesta creer en la transformación operada en la vida de este joven. Volvió a los estudios y comenzó a trabajar en la empresa del padre.

A eso, exactamente, se refiere la súplica del salmista hoy: "Restáuranos". Restaurar es arreglar lo que está destruido. Muchas veces, restaurar es "hacer de nuevo". Tú tomas un jarrón hecho añicos y lo reconstruyes pedazo a pedazo, de modo que nadie nota que un día estaba roto. Pero el salmista va más allá. Él dice: "Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos".

El hombre de nuestra historia, me contaba que mientras estaba prisionero en las garras del vicio, tenía vergüenza de mirar la cara de sus padres. El padre le decía: "¿Por qué, hijo, si nunca te dejé de amar, a pesar de todo lo que hacías?" Y el hijo responde: "Me sentía sucio, indigno y por eso desaparecía durante meses".

Así es el sentimiento de culpa. Dios nunca abandona al hijo rebelde. Nunca "esconde su rostro", pero el pecado crea en el ser humano tal sentimiento de culpa que él cree que Dios está enojado. Si por algún motivo, tú fuiste herido por algún dardo envenenado del pecado, no tengas miedo ni vergüenza de ir al Padre celestial. Él está con los brazos abiertos dispuesto a recibirte.

El salmista apela hoy al Señor de los ejércitos. En hebreo, el nombre de Dios en este versículo es Jehová. Este nombre denota todo el poder controlador de los cielos y de la tierra. Todo ese poder está disponible para ser usado en tu favor, para restaurar lo que parece humanamente imposible de ser restaurado.

Clama hoy en tu corazón: "Oh Dios de los ejércitos, restáuranos; haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos".

Alejandro Bullón

71. “Espera, oh Israel, en Jehová, desde ahora y para siempre.”


Mira lo que dice Sal. 131:3.
“Espera, oh Israel, en Jehová, desde ahora y para siempre.”
El pueblo de Israel retornaba del exilio. Habían pasado ya muchos años desde que fuera arrancado de su hogar, pero Dios siempre cumple sus promesas y ahora el pueblo estaba volviendo a Jerusalén. A lo largo del camino de regreso, los israelitas cantaban salmos. Era una manera de disminuir la ansiedad por llegar a casa. Si tú estás triste o ansioso, canta.

Hay unos quince salmos graduales. Se los llama así porque se los cantaba gradualmente, mientras el pueblo se aproximaba a la tierra de sus padres. El salmo de hoy es uno de ellos. Los que regresaban, no eran más que los que partieron. Habían pasado generaciones, pero la esperanza del retorno no se había apagado en sus corazones.

En el Salmo 131 David aconseja a los hijos de Dios a esperar. "Espera, oh Israel, en Jehová", dice él. Sabía de lo que estaba hablando. Uno de los secretos de las grandes victorias que el Señor le había concedido, había sido "esperar". Cuando Samuel lo ungió como nuevo rey de Israel, no le entregó ni la corona ni el cetro. Tuvo que esperar. Había un rey ambicioso que no quería reconocer que Dios le había quitado el reino y se lo había pasado a las manos de un joven. David fue perseguido. Huyó a las montañas. Anduvo errante, pero supo esperar, y el día de la justicia llegó. Dios siempre cumple sus promesas.

Años más tarde, mientras los hijos de Israel retornaban del exilio, errantes por el desierto, con los pies cansados, sintiendo como que la ciudad estaba cada vez más lejos, ellos cantaban: "Espera, oh Israel, en Jehová". ¿Cuánto tiempo hace que tú estás esperando alcanzar tus metas? ¿Sientes que nunca llegarás al puerto deseado de tus sueños? ¿Qué promesa divina no se cumplió todavía en tu vida?

Hoy es un día para levantar la cabeza, sacudir el polvo de los pies, mirar hacia arriba y saber que el Dios de David y de Israel, es también tu Dios. Dios cumplió la promesa que les había hecho y un día entraron en la tierra de sus sueños. Contigo no será menos.

Por tanto, no te desanimes. Las circunstancias que te rodean pueden ser las más difíciles, y es posible que sientas que no tienes más fuerzas, pero repítete a ti mismo: "Espera, oh Israel, en Jehová, desde ahora y para siempre".

Alejandro Bullón

70. “Alaben el nombre de Jehová, porque sólo su nombre es enaltecido. Su gloria es sobre tierra y cielos.”


Lo mejor que puedes hacer es empezar el día meditando en Sal. 148:13.
“Alaben el nombre de Jehová, porque sólo su nombre es enaltecido. Su gloria es sobre tierra y cielos.”
Esta es una invitación a la adoración. Es difícil tomar en este salmo un versículo separado de los demás. C. H. Spurgeon, el gran predicador, definía este salmo como "indivisible". Yo tomé el versículo 13 para la meditación.

El salmista convoca a todas las criaturas a alabar el nombre de Dios. En la cultura hebrea, el nombre de una persona expresaba su carácter, y para referirse a Dios, los hebreos utilizaban, por lo menos, cinco nombres. Esos nombres expresan su misericordia, justicia, poder y soberanía. Mientras la mayoría de las personas usa el poder para destruir y subyugar, el Señor lo usa para amar y administrar justicia. Solo un ser humano transformado por la gracia de Cristo es capaz de colocar el poder al servicio de la justicia.

El nombre de Dios es excelso, porque su carácter es excelso. El salmista habla de la grandeza de Dios, y concluye diciendo: "Su gloria es sobre tierra y cielos". Reconocer la grandeza de Dios es garantía de equilibrio para la criatura. La humanidad vive hoy preocupada con el equilibrio ecológico y el impacto ambiental. Según la ecología, la naturaleza debe conservarse para mantener el equilibrio de la vida. Lo que el hombre parece ignorar, es que el equilibrio ecológico depende del equilibrio cosmológico.

El principio ecológico nace del cosmológico. El principio establece que, en el universo, cada ser debe ser preservado en su debido lugar. ¿Qué pasa con el hombre? Trata de quitar a Dios de su lugar supremo como Creador del universo. Esto no afecta a Dios. Él sigue siendo Dios. Pero afecta a la criatura. Sin Dios, el hombre se des integra, se mata a sí mismo, a la naturaleza, al ambiente en que vive, a los seres amados, en fin.

¿Qué equilibrio ecológico se puede esperar de una humanidad desequilibrada interiormente? Esa es la razón por la cual el salmista llama a las criaturas a adorar a Dios. Adorarlo es reconocerlo. "Su gloria es sobre tierra y cielos". Hacer eso es garantizar la propia existencia.

Haz de este día un día de adoración. Sigue el consejo de David: "Alaben el nombre de Jehová, porque sólo su nombre es enaltecido. Su gloria es sobre tierra y cielos".

Alejandro Bullón

69. “Oh Dios, santo es tu camino; ¿Qué dios es grande como nuestro Dios?”


No hay nada mejor que empezar el día con un pensamiento bíblico. Escogí hoy Sal. 77:13. “Oh Dios, santo es tu camino; ¿Qué dios es grande como nuestro Dios?”

Hacía varias horas que mi guía y yo caminábamos en silencio. Él iba adelante, abriendo el sendero con un machete en la mano. Yo iba atrás, medio desconfiado, porque lo veía mirar insistentemente para todos lados. De repente, se paró y respiró hondo. Casi dije: "No me diga que está perdido". Él me miró, sin demostrar mucha emoción: "Yo nunca estoy perdido" -dijo-o "Pero usted está confundido" -repliqué. Esta vez sonrió suavemente, como para inspirar confianza, y afirmó: "Yo soy el camino", y continuó andando.

Durante los años que fui misionero en la Amazonia, aprendí la importancia de seguir al guía. Es la única manera de sobrevivir a los peligros. Seguir al guía es indispensable. Él siempre sabe el camino. En el versículo de hoy, Asaf descubre el camino de Dios. "Oh Dios, santo es tu camino", dice él. La palabra "santo" en el original hebreo es qadosh, que significa separado para un propósito especial.

En la vida hay muchos caminos. Cada uno tiene un propósito diferente, pero el fin siempre es el mismo: la destrucción del ser humano. Pero entre todos ellos hay un camino especial, diferente, separado y consagrado para llevar al ser humano al deseado puerto de la felicidad. Dios quita de este camino todo aquello que distrae la atención. Por eso es un camino santo. Las personas que siguen ese camino son santas por su relación con el Dios Santo que los llamó.

No es fácil tener siempre conciencia de haber sido separado por Dios para vivir una vida de valores y principios espirituales. Solo, nadie conseguirá vivir la vida que Dios desea. Por eso, el salmista menciona también el poder. "¿Qué dios es grande como nuestro Dios?". La respuesta es obvia. Nadie. Ninguno de los dioses pequeños que la criatura fabrica será capaz de implantar en el corazón humano el principio de la santidad.

Haz de tu vida hoy una vida de entrega y consagración al elevado propósito que Dios tenía en mente cuando permitió que tú nacieras. Acepta su Consejo, sigue su camino. Nadie que hizo eso, fracasó en su vida. Antes de salir de tu casa, repite hoy: "Oh Dios, santo es tu camino; ¿Qué dios es grande Como nuestro Dios?"

Alejandro Bullón

68. “Todo lo que respira alabe a Jehová. Aleluya.”


Lo mejor que puedes hacer es empezar el día meditando en Sal. 150:6. “Todo lo que respira alabe a Jehová. Aleluya.”

Este es el último salmo de la Biblia. Tiene 6 versículos. Igual que el Salmo 1. El primero es un salmo de bendición, y este último es un salmo de alabanza. La bendición y la alabanza van siempre juntas. No hay bendición sin loor y no hay loor sin bendición. En los 5 primeros versículos, e! salmista explica a quién, por qué y cómo debemos alabar. El acto de alabar es mencionado once veces.

El último versículo, que escogí para nuestra meditación de hoy, es una convocación a que "todo lo que respira' alabe al Señor. Esta invitación es una profecía, porque llegará e! día cuando todo ser que respira, aun aquellos que nunca quisieron reconocer a Dios como Dios, doblará sus rodillas ante e! Señor de los ejércitos.* Esto se refiere al punto final de la historia de! pecado. La primera acusación de! enemigo contra Dios fue que Dios exigía la adoración de sus criaturas por motivos egoístas. "Adórenme a mí, y todo será diferente", dijo Lucifer, y muchos ángeles creyeron en él. Ese fue e! punto de partida de una historia que a lo largo de los siglos significó lágrimas, dolor, sufrimiento, traición, violencia y muerte.

La lucha entre Cristo y Satanás es una lucha por causa de la adoración. El enemigo intentó desesperadamente, en e! transcurso de la historia, eliminar la adoración a Dios. Hoy afirma: "adora al sol, la luna, la tierra, los diamantes, cualquier cosa, inclusive adórate a ti mismo, menos a Dios". Y parece ser victorioso, porque la humanidad da la impresión de estar confundida en un laberinto de cosas para adorar. La paciencia de Dios es grande. Él ama a sus criaturas. Cuando espera la adoración de sus hijos, no es porque él se nutra con la alabanza de! hombre. Es que e! hombre necesita alabado para ser completo. La criatura será hueca, vacía e infeliz, mientras no sea completa en Dios.

Llegará e! día cuando la historia se acabará. El mal será extirpado definitivamente. ¿Estarás tú, en aquel día, entre los que voluntariamente lo adoran o entre aquellos que doblarán sus rodillas porque su destino está sellado para la destrucción? Haz de tu vida hoy, una vida de adoración. Canta, alaba y agradece, incluso en medio de! dolor.

La adoración es el mejor remedio para la tristeza. Por eso, hoy, que "Todo lo que respira alabe a JAH. Aleluya”

* Cf. Fil. 2:10,11.

Alejandro Bullón

67. “Él provee de sana sabiduría a los rectos; es escudo a los que caminan rectamente y preserva el camino de sus santos.”


Hoy es un nuevo día y el texto para tu inspiración es: “Él provee de sana sabiduría a los rectos; es escudo a los que caminan rectamente y preserva el camino de sus santos.” Prov. 2:7, 8.

En el pasaje de hoy, el hombre que sigue los consejos divinos es descrito como el "recto", como el "que camina rectamente", y el "santo". La recompensa para este tipo de persona es que Dios será como un escudo para él, le dará sabiduría y lo preservará en su camino.

La sabiduría es el arte de vivir y saber vivir, condición indispensable para ser feliz. Si tú no sabes vivir, sufrirás, harás sufrir a los que te rodean, y terminarás teniendo una vida hueca, vacía y limitada a valores pasajeros. Cuando tú buscas con sinceridad los consejos divinos, recibes entonces "verdadera sabiduría". En hebreo, esta expresión es tushiyah, y transmite la idea de solidez. ¿Por qué tus planes se desbarataron en un instante? ¿Por qué todo lo que soñaste en la vida y parecía que se estaba realizando, explotó en mil pedazos? Dios ofrece tushiyah a los que lo buscan. Si tú aceptas y quieres, aquello que estás construyendo será sólido e indestructible.

En ese proceso de edificación, el Señor promete ser también tu "escudo". Cuando los vientos contrarios soplen con violencia o los huracanes de la vida intenten destruir tus realizaciones, Dios te protegerá. Nada, ni nadie, será capaz de destruirte. Todas estas promesas son hechas a sus santos. En hebreo se utiliza la palabra chasidim, que literalmente significa: sus "adoradores fervorosos".

En el tiempo de los macabeos, los chasidim eran aquellos que voluntariamente escogían seguir las enseñanzas divinas y vivían de un modo diferente al de aquellos que trataban de amalgamar los principios bíblicos con la cultura griega. Esta es una advertencia para salir del secularismo. Muestra el peligro de querer servir a Dios, mientras al mismo tiempo el individuo trata de seguir las normas morales de una cultura que sacó a Dios del escenario.

¿Por qué temer hoy si Dios es tu escudo y la fuente de la sabiduría? La pregunta que necesitas responder para comenzar con seguridad tus actividades hoy, es: ¿Soy yo un "chasidim"? Porque: "Él provee sana sabiduría a los rectos; es escudo a los que caminan rectamente... y preserva el camino de sus santos”.

Alejandro Bullón

66. “Porque mi boca hablará verdad, y la impiedad abominan mis labios.”


Prov. 8:7 dice: “Porque mi boca hablará verdad, y la impiedad abominan mis labios.”

La verdad tiene un precio. Muchos no están dispuestos a pagar ese precio y optan por seguir los caminos de la mentira, de las medias verdades, o como quiera llamarse aquello que no es cristalino y transparente. La mayor parte de las veces, la verdad envuelve dolor. Tal vez sea ése el precio más alto que cobra, y como e! ser humano detesta e! dolor, es lógico que escoja otro camino, cuyo fin es la muerte.

Es extraño que la senda de! dolor conduzca a la vida, pero desde la entrada de! pecado, la solución para e! problema de la muerte estaba en e! dolor. Un corderito murió en silencio en e! jardín de! Edén y su sangre mojó el camino de la historia hasta llegar a la cruz del Calvario donde Jesús mismo, el verdadero Cordero de Dios, sufrió el dolor mayor al entregar su vida en favor de la raza humana. Ese acto nos libró de la muerte. ¿Por qué será que los hombres, queriendo huir del dolor que la verdad incluye, caen en la mentira que es el camino de la muerte?

A lo largo de mi vida he visto historias tristes. Vidas destruidas, hogares deshechos, relaciones arruinadas por falta de la verdad. Los argumentos para explicar una mentira son muchos y muy variados. "No quería que sufrieras", "Decidí ahorrarte el dolor", "No tuve el valor", "Creí que nunca lo descubrirías". Salomón fue un hombre que, además de ser inspirado por Dios, aprendió mucho con los golpes de la vida. Por eso, en el versículo de hoy habla con convicción. "Mi boca hablará verdad". Ninguna mentira tiene justificación.

La palabra "proclamar" en hebreo se atribuía a los heraldos que anunciaban buenas nuevas cuando el ejército regresaba de la guerra, a pesar del resultado. Buenas nuevas no son apenas las noticias agradables, son a veces realidades dolorosas, pero solo a partir de la realidad tú puedes arreglar el presente y encarar el futuro.

Haz de tus palabras, palabras de verdad. No te escondas, no huyas, no te "laves las manos", no lo dejes para mañana. Pídele a Dios que ponga amor en tus labios. Muestra misericordia cuando expreses la verdad, pero no la escondas por causa del dolor que puede provocar. Acuérdate del consejo de Salomón y di como él: "Porque mi boca hablará verdad, y la impiedad abominan mis labios".

Alejandro Bullón

65. “Cuando los impíos son levantados se esconde el hombre; mas cuando perecen, los justos se multiplican.”


Hoy quiero meditar contigo en Proverbios 28:28. “Cuando los impíos son levantados se esconde el hombre; mas cuando perecen, los justos se multiplican.”

Adolfo Hitler tuvo un sueño. Creía en una raza superior y trató de conquistar el mundo de sus días para establecer la superioridad de su raza. Su carrera loca no tuvo escrúpulos. Mató, arrasó y destruyó, pero como todo mortal, también llegó a su fin.

Esa es la sentencia divina. La criatura no tiene hacia dónde huir. El tiempo de vida recibido de Dios puede ser usado para construir o destruir. El don de la libertad puede dar lugar a la perversión o a la justicia, pero la muerte es inevitable. Como la noche sucede al día, como el invierno viene después del otoño, la muerte llega colocando un punto final a cualquiera de las intenciones humanas. La brevedad de la vida y la certeza de la muerte, son dos motivos poderosos para vivir con sabiduría, administrando con prudencia cada pensamiento, sentimiento y acción.

La historia universal exhibe una larga lista de gente que ignoró el consejo de Salomón. Hombres y mujeres que creyeron que eran eternos. Fueron temidos en vida, persiguieron, humillaron y pretendieron quitar a Dios del escenario. Hoy, la historia registra el nombre de esas personas como estrellas fugaces. Brillaron con intensidad por algún tiempo, y luego se desvanecieron y se perdieron en el polvo de la historia. Lo peor de todo es que, por más que la muerte sea desagradable, en el caso de esas personas fue un presente misericordioso de Dios. La vida que vivían no era vida. La muerte para ellos fue el punto final a una historia de desesperación, locura y obsesión.

La felicidad de una persona y la realización de cualquier sueño, depende de la correcta relación que ella tiene con su Creador. El ser humano es apenas una pieza. Ninguna pieza funciona fuera de su lugar.

Cuando la criatura pretende ser Dios, se transforma en perversa y los resultados son sueños locos y devaneos que asustan. Por eso, haz de este día un día de estrecha comunión con Dios, porque: "Cuando los impíos son levantados se esconde el hombre; pero cuando perecen, los justos se multiplican".

Alejandro Bullón

64. “Jehová, si mirares a los pecados, ¿quién, oh Señor, podrá mantenerse?


Mira lo que dice Sal. 130:3, 4. “Jehová, si mirares a los pecados, ¿quién, oh Señor, podrá mantenerse? Pero en ti hay perdón, para que seas reverenciado.”

La culpa tiene el terrible poder de paralizar. Paraliza la vida, los planes y los sueños. Nos hace sentir sucios, indignos y sin derecho a nada. Hay mucha gente fracasada en la vida porque, inconscientemente, aceptó la derrota como una forma de autocastigo. Esa gente cree que el sufrimiento que la culpa le produce, puede, de alguna forma, ganar un punto a su favor delante de Dios.

El salmista conocía muy bien el peso de la culpa, por eso menciona a Dios dos veces en una frase tan corta. "JAH, si mirares a los pecados, ¿quién, oh Señor, podrá mantenerse?" Se sentía como polvo. Por más que intentase justificarse o sublimar la culpa, su iniquidad lo condenaba. El martillo del pasado lo crucificaba en el madero de su propia conciencia. ¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse? Es la pregunta que perturbó al ser humano a lo largo de los tiempos. La respuesta es: Nadie. Porque el pecado mata. Mata lentamente, poco a poco, imperceptiblemente. Al comienzo, roda parece maravilloso, tú sientes sensaciones que nunca antes sentiste. Te sientes libre como un ave, tomas tu vida y vuelas por el mundo sin límites ni fronteras, por donde tu imaginación te lleva.

Pero el tiempo pasa. Implacable. Cruel. Insensible. Y cuando tú comienzas a darte cuenta de los estragos en tu vida física, moral o psíquica, ya es tarde. Las sombras de la noche ya te envuelven, te gustaría que el día se prolongara para cambiar el rumbo de las cosas, pero sientes como si la propia vida escapase de tus manos. No hay duda, el pecado mata. Nadie subsiste a él.

Por eso, la única solución está en el perdón, y el perdón solo puede alcanzarse a través de Jesús. Este don divino es ofrecido gratuitamente a todos, pero solo lo reciben "los que lo reverencian", es decir, los que le temen. Este temor no tiene nada que ver con el miedo. Es el resultado del amor, nacido de un corazón agradecido que aprendió a confiar en Dios ya creer en sus promesas.

A pesar de tu pasado, hoy puede ser un nuevo día para ti. Ayer ya pasó. No Cuenta. El futuro todavía no llegó, está en las manos de Dios. Aprovecha el presente para decir, como el salmista: "Jehová, si mirares a los pecados, ¿quién, oh Señor, podrá mantenerse? Pero en ti hay perdón, para que seas reverenciado".

Alejandro Bullón