miércoles, marzo 30, 2011

8 "Salud y Alegría en el Hogar"


“Tenga un Hogar Feliz,
su Familia lo merece”
Lección 08 de 10

De todos los tesoros que poseemos los mortales, ninguno tiene mayor valor que la vida misma y la salud que de ella se deriva. Por eso cuando los padres y los hijos gozan de buena salud, pueden considerarse dichosos y poseedores de una gran fortuna. Pero cuando la enfermedad llama a la puerta del hogar, y desgasta las energías y agota las economías de la familia, entonces la felicidad también se enferma.
1. ENEMIGOS DE LA SALUD
ENEMIGO NO. 1
La hermosa muchacha acababa de ser elegida reina del colegio secundario al cual asistía, Tan feliz estaba que a la noche siguiente fue a celebrar el triunfo con su novio. Poco después de la medianoche el teléfono suena en la casa del padre de la joven, y se le comunica que se presente en cierto lugar donde había ocurrido un accidente. A los pocos minutos, en plena ruta, debajo de un automóvil, el padre encontró sin vida los cuerpos de su hija y de su novio. Sobre el pavimento había una botella vacía, cuyo olor no dejaba duda de que había contenido el licor causante del accidente. Y entre sollozos el padre comentó: “¡Si yo pudiera encontrar al criminal que les vendió esa botella, lo mataría!” Al regresar a su casa el pobre hombre se encontraba tan deshecho, que pensó que necesitaba un poco de bebida fuerte para reanimarse. Abrió la refrigeradora, y en el lugar donde solía tener su botella preferida encontró una notita de su hija, que decía: “Papá, vamos a celebrar mi coronación, nos llevamos tu botella de licor. Espero que no te molestarás por eso, ¡Gracias!”
Con su botella predilecta, el padre había provocado la muerte de su propia hija y de su novio. ¡Cuántas botellas semejantes a ésa, conservadas inocentemente en la casa, están siendo causa de ruina para incontable número de hogares!
El alcohol está ensangrentando nuestras carreteras, llevando miseria a familias
enteras, provocando problemas sociales y estropeando la salud y la felicidad de sus consumidores.
Aun utilizadas en “dosis moderadas”, las bebidas embriagantes constituyen
una amenaza permanente contra el bienestar del individuo y de los hogares.
ENEMIGO NO. 2
Otro enemigo de la salud es el tabaco.
¿Sabía Ud. que las dos principales causas de muerte en nuestros países son las enfermedades cardiovasculares y el cáncer? Y además, ¿sabía que estos dos males guardan una estrecha relación con el consumo de tabaco? Esto significa que quien se abstiene de fumar conserva mejor su salud y prolonga su vida.
En efecto, según la información estadística sobre la materia, una persona que fuma durante tres décadas de 30 a 35 cigarrillos por día acorta su vida en un promedio de 11 años,
La nicotina contenida en el tabaco es un veneno casi tan fuerte como el cianuro, tanto que si se destilara la que hay en sólo tres cigarrillos, se obtendría una dosis letal para el organismo humano. Además, la nicotina es el alcaloide responsable del enviciamiento del fumador, del cual es tan difícil liberarse. Por otro lado, por el efecto vasoconstrictor que tiene, la nicotina enferma el sistema cardiovascular, recarga el trabajo del corazón y favorece el paro cardíaco.
Pero el tabaco no sólo contiene nicotina. También contiene el alquitrán que congestiona los pulmones del fumador, y que tantas veces produce el temible cáncer pulmonar. Y como si no bastaran la nicotina y el alquitrán, el tabaco trae consigo el monstruoso séquito de treinta venenos más.
Quien desee gozar de buena salud y quiera ahuyentar la enfermedad de su hogar, hará bien en abstenerse –él con los suyos –del consumo de tabaco en cualquiera de sus formas. Los padres deben comenzar dando el ejemplo. Y no importa cuán aceptable y moderna parezca la costumbre de fumar, tanto el hombre como la mujer que fuman están atentando contra su salud y su felicidad, contra el bienestar de su hogar y contra su economía familiar.
Feliz de aquel que no fuma, o de aquel que ejerciendo su fuerza de voluntad, abandona su hábito tabáquico por el bien propio y el de sus seres amados.
ENEMIGO NO. 3
Otro enemigo que no podemos pasar por alto, son las drogas. La drogadicción constituye un dramático azote para muchos países. Está destruyendo hogares enteros, especialmente la vida de jóvenes que se inutilizan a sí mismos, cuando podrían disfrutar de buena salud física, moral y mental.
Cuánto deberían cuidar los padres las amistades de sus hijos y el modo en que usan su tiempo libre, porque es entre las malas compañías y en los momentos de ocio cuando el adolescente puede verse arrastrado hacia el vicio y la corrupción de las buenas costumbres.
Quien valore y respete la maravilla de su propio organismo, jamás podría aceptar en él la presencia de alguno de los tres enemigos mencionados. Es que el cuerpo humano no ha sido hecho para alojar toxinas y venenos.
El Creador desea que nos mantengamos sanos, y que para ello nos alimentemos sabiamente, descartando lo nocivo y aun siendo moderados en el consumo de lo bueno. La divina Palabra nos recuerda: “¿0 ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” (1 Corintios 6:19). “El templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es” (Id., 3:17).
Sí, nuestro cuerpo es morada del Espíritu divino; es santo; es propiedad de Dios. No podemos maltratarlo sin apenar al Creador. Cada vez que nuestro organismo recibe en su seno sustancias tóxicas, queda afectada nuestra relación con Dios, a la vez que enferma nuestra salud física y espiritual.
2. HABITOS DEL BUEN VIVIR
Nuestra felicidad está condicionada a los hábitos de vida que cultivemos. Si en un hogar reina el orden, y no sólo hay un lugar para cada cosa, sino también un tiempo para cada tarea, la marcha general del hogar será exitosa y armoniosa. De ahí que, por ejemplo, sea de gran importancia tener:
a). Una hora más o menos fija para las comidas del día. Comer a cualquier hora, o estar masticando “alguna cosita” durante todo el día, es una costumbre perniciosa para la salud.
b). Un tiempo adecuado destinado al descanso. Acostarse tarde por la noche, para levantarse temprano a la mañana siguiente, es minar las energías físicas y nerviosas del organismo. La falta del descanso necesario a menudo es causa de irritabilidad y roces entre los miembros de la familia. El cuerpo cansado no rinde en el trabajo, ni brinda felicidad en el hogar.
En todo hogar se deben inculcar y cultivar buenos hábitos de vida: de orden, de alimentación, de trabajo, de estudio, de descanso, de higiene, de responsabilidad, de ahorro, de recreación y de buenos modales. Sin estos hábitos el hogar se convierte en un caos, Con ellos el hogar goza de salud y de contentamiento.
CONTROL SOBRE LA MENTE
Entre los hábitos del buen vivir, el modo de pensar es de capital importancia. En realidad, somos lo que pensamos. Si deseamos tener un hogar feliz, padres e hijos debemos tener pensamientos de esa naturaleza: optimistas, alegres, positivos. Es imposible labrar un hogar dichoso mientras abriguemos pensamientos lúgubres y negativos. Por otra parte, conviene recordar que la mente influye sobre el cuerpo. El espíritu alegre favorece la salud.
En cambio, el espíritu amargado y el corazón angustiado alteran el buen funcionamiento del organismo.
3. LA SALUD ESPIRITUAL
QUE VEMOS Y LEEMOS

Si la salud física es importante, no lo es menos la salud espiritual. Y así como en buena medida la salud del cuerpo depende de la alimentación, también la salud del espíritu depende de cómo la alimentamos. Inadvertidamente pueden entrar en el hogar elementos que, en lugar de nutrir, enferman el espíritu. Tal es el caso de ciertos libros, revistas y programas televisivos, inconvenientes o decididamente perjudiciales, y cuyo contenido daña el corazón sensible del niño y enciende la violencia y la sensualidad en el adolescente. Una triste pérdida de valores y de tiempo para toda la familia.
QUE AMISTADES TENEMOS
Y lo dicho acerca de libros, revistas y espectáculos indebidos, se aplica también a las compañías malsanas de las cuales se hacen los hijos, e incluso los padres.
Muchos hijos dan su primer paso descendente por causa de un mal amigo. Y muchos esposos caen en infidelidad matrimonial porque no han sabido mantener su lugar con matrimonios amigos o con allegados del sexo opuesto. Que las amistades sean puras, edificantes y respetuosas. De lo contrario, mejor no tenerlas. Tal el principio más seguro en el cultivo de las amistades que tengan los hijos y los padres.
CUIDADO DEL ALMA
“¡Mamá, dime algo, que me muero!” le decía a su madre una muchacha agonizante recién accidentada. Y le seguía diciendo casi con su último aliento: “Mamá, me has enseñado muchas cosas: cómo vestir y cómo fumar, cómo tomar el vaso de whisky y cómo cuidarme al salir con los muchachos. Pero no me has enseñado cómo morir. ¡Mamá, dime algo, que me muero!” Una madre que había formado a su hija para la sociedad”, pero sin una sola orientación espiritual que le diera fortaleza y esperanza en su hora postrera, Una muchacha sin la más mínima noción de Dios y de la trascendencia de la vida, porque sus padres no habían sabido inculcarle ninguna medida de fe. Y ahora, al borde de la muerte, se sentía vacía y perdida. ¿No es parte de la responsabilidad paterna velar por la salud espiritual de la familia? Porque, ¿de cuánto vale un cuerpo sano con un alma enferma? Ya lo dijo Jesús:
“¿cuánto le aprovecha al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? " La salud y la alegría del hogar sólo se consiguen cuando padres e hijos buscan por igual la dirección del Altísimo.
Entonces sí hay sanidad integral,de cuerpo y de espíritu, y el gozo y la felicidad inundan el hogar.
4. ANALISIS PERSONAL
En esta lección acabamos de ver cuán importantes son los buenos hábitos de vida y el atender las necesidades del alma. Todo esto para que nosotros y nuestros hijos podamos gozar de salud y alegría. Y ahora ha llegado el momento de autoanalizarnos, para determinar si nuestra manera de vivir está contribuyendo realmente al bienestar integral de nuestro hogar. He aquí unas preguntas para el análisis personal:
1. ¿Cuido de mi salud, a fin de preservar mi felicidad y la de mis amados?
2. ¿Pienso que el fumar me hace más hombre, o más moderna como mujer?
3. Si deseo buena salud para mis hijos, ¿les doy el ejemplo en el cuidado de mi salud?
4. ¿Se consumen bebidas alcohólicas en mi hogar? ¿Por qué? ¿Pueden ellas ayudamos en la conservación de nuestra salud?
5. ¿Qué puedo hacer para evitar que mis hijos caigan alguna vez en la drogadicción?
6. ¿Recuerdo siempre que mí cuerpo es templo del Espíritu de Dios, y que el verdadero dueño de mí vida es el Creador?
La voz.org

7 "El Equilibrio del Hogar"


“Tenga un Hogar Feliz,
su Familia lo merece”
Lección 07 de 10

La lección anterior nos mostró al hogar como un aula bulliciosa, como un taller de aprendizaje, como una fragua que forja los espíritus, como un faro que orienta y encauza por buenos rumbos las energías de los hijos. En la presente haremos resaltar
en forma más destacada el sublime papel de los empresarios del hogar: los padres, ese hombre y esa mujer.
1. LOS EMPRESARIOS DEL HOGAR
Los padres, al ser los empresarios del hogar, lo son también de la comunidad. Si ellos fracasan en su empresa, la vida de la comunidad se hará insegura, pues crecerá el vicio, la delincuencia y la inmoralidad. El éxito de los padres no consiste tanto en honores y riquezas logrados a lo largo de la vida, sino en formar a sus hijos como hombres y mujeres de bien. Esta es la gran empresa de los padres.
2. LA ADMINISTRACIÓN DOMÉSTICA
Un problema básico que deben resolver los empresarios del hogar es la administración doméstica. Analizaremos sólo dos aspectos de la misma: las finanzas y el tiempo. Si se los atiende adecuadamente, el hogar navegará por aguas tranquilas. Por el contrario, si se descuida la importancia que tienen, pueden llevar al hogar por aguas borrascosas de tensión y desdicha.
LAS FINANZAS
El éxito de cualquier empresa está ligado estrechamente a las finanzas.
El desorden administrativo produce inseguridad, cesación de pagos y finalmente los inevitables conflictos humanos, porque se trata de localizar al culpable.
¿Es el gerente, son los administradores, o los obreros? Lo mismo ocurre en la empresa del hogar. Cuando se acumulan las cuentas y el dinero no alcanza, aumentan las tensiones y comienzan las recriminaciones mutuas.
El esposo enrostra a su esposa que no sabe administrar; ésta a su vez le señala al marido su incapacidad de ganar más dinero, de tener un mejor empleo, etc. Las relaciones mutuas se enfrían y una atmósfera opresiva envuelve a toda la familia. Quizá en el fondo ninguno de los esposos sea culpable. Probablemente él contrajo compromisos financieros por su cuenta, sin el conocimiento de
su esposa, y otro tanto hizo ella. ¡Cuán importante es la administración adecuada del dinero! Es necesario que ambos esposos planeen los gastos y se pregunten: ¿Cuánto podemos gastar en alimentación, ropa, alquiler, viajes, salud, etc.? A medida que las cifras se van colocando en cada rubro, una sensación de realidad y responsabilidad se apodera de ambos. Se ha puesto orden en el caos. El torrente amenazador ha sido controlado y canalizado para estimular la
gozosa cooperación de ambos cónyuges. Nuestro Señor se refirió a esta buena práctica de planear los gastos con estas palabras: “¿Quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla?” (S. Lucas 14:28).
EL TIEMPO
Al hablar de administración casi siempre se piensa en dinero, sin tener en cuenta que el tiempo es también un precioso capital que debe utilizarse
con sabiduría y método. Alguien ha dicho que no debemos desperdiciarlo porque es la trama de la vida. Y tenía mucha razón.
En la administración del tiempo en el hogar se cometen a menudo dos errores.
El primero de ellos es la falta de control. Los hijos gastan el tiempo como quieren,
ya sea durmiendo, jugando, o paseando con amigos, etc. Nada está mal. No hay horarios para las comidas, el baño, o para ir a la cama. El otro no menos pernicioso es el excesivo control. Una orden sigue a la otra; una tarea agrega a la otra su carga de rutina. Pareciera como si un rato de esparcimiento estuviera fuera de lugar. En esto también los esposos debieran detenerse y planear con equilibrio las actividades de la familia. Un programa equilibrado incluirá estudio, trabajo, esparcimiento, cultivo espiritual, horas para comer y dormir, etc. También es necesario planear cuidadosamente las vacaciones.
Un estudio muestra que un hijo hasta los 18 años, descontando un poco más de 8 horas por día de sueño, vive unas 105.000 horas posibles de ser llenadas con actividades. Si calculamos las horas que pasa en escuelas y colegios entre los 6 y 18 años, nos dará unas 13.000 horas aproximadamente. Además dedicará 13.000 horas para comer y 6.000 horas a la higiene personal. Finalmente, se considera que en 18 años puede pasar unas 1.000 horas en la iglesia o en ejercicios espirituales. Sin detenerse a analizar demasiado, muchos padres piensan que sus hijos pasan la mayor parte del tiempo en la escuela, pero los números nos muestran lo contrario. De 105.000 horas, sólo 33.000 pasa el hijo en las actividades mencionadas, y nada menos que las ¡72.000! horas restantes para ser sabiamente administradas. Si no lo ha hecho todavía,
¿ no le parece que debería planear la administración de esas horas?
3. EL PAPEL DE LA MADRE
A la madre podemos describirla pero es muy difícil definirla. Algunas de las páginas más hermosas de la literatura universal lo han intentado. Y siempre
pareciera que falta mucho por decir: Quedan tantos sentimientos de gratitud, de amor, de admiración que no alcanzan a expresar las palabras.
El más alto honor concedido por Dios a la mujer es el privilegio de ser madre. Pobre o rica, ilustrada o ignorante, es capaz de heroísmos increíbles y hasta de dar su vida por los hijos. Domingo Faustino Sarmiento dijo que el corazón del hombre se adhiere al de su madre como las raíces al suelo. El gran educador hablaba por experiencia, pues su madre había sido un dechado de amor, abnegación y virtud. Cuando la madre cumple con su sagrado cometido, llega a formar con su hijo una unidad sellada no sólo por los lazos de la sangre sino también por el afecto.
Con mucha razón apuntaba Pablo Geraldy:
“Los hombres cambian de mujer, la mujer cambia de marido, pero el hijo nunca cambia de madre”. Siendo así, una de las metas más importantes de toda madre será la de ser digna del respeto y la admiración de sus hijos. Estimada madre, ¿se ha detenido a pensar en esta gran verdad?
Dichosa la familia cuya madre descubre en la formación de sus hijos la vocación de su vida. El niño es un ser hambriento de amor, dirección y seguridad, y cuando la madre se da entera a su hijo en esta triple dimensión, le hace la mejor y más grande contribución. Una madre tal gozará de las más estimulantes satisfacciones a medida que avance por la existencia en compañía de sus hijos.
4. EL PAPEL DEL PADRE
Al igual que a la madre, muchas veces no se valora al padre hasta que se lo pierde. Lleno de abnegación y fortaleza, se constituye por propia gravitación en el eje y motor de la familia. Lo da todo sin reclamar reconocimiento, porque considera que no podría hacer menos por los suyos.
Una filosofía popular apunta lo siguiente en cuanto a cómo considera a veces el hijo a su padre:
Entre los 4 y 6 años: “Papá es un sabio. ¡Sabe todo lo que le pregunto!”
Entre los 7 y 10 años: “Papá lo puede todo. ¡Qué fuerza tiene!”
Entre los 10 y 14 años: " ¡Hum! Me parece que papá se equivoca en algunas cosas”.
Entre los 14 y 18 años: “¿Papá?” ¡Es un hombre chapado a la antigua!”
Entre los 18 y 25 años: “¡Pobre viejo! Está completamente pasado de moda”.
A los 30 años, cuando las preocupaciones han dejado ya algunas arrugas en su frente, el hijo dice: “¡Qué problema! ¡Tal vez debiera consultar con papá!”
A los 40 años, el padre ya ha muerto. Las canas comienzan a platear la cabellera del hijo. Este exclama lleno de nostalgia y admiración: “¡Mi padre fue un sabio, lástima que no supe apreciarlo!”

¿Por qué ha de ser así? ¿Por qué no aprender a valorar las virtudes del padre y escuchar sus consejos respaldados por su larga experiencia?
La autoridad del padre no emana tanto de sus prerrogativas, sino de la fuerza que le otorga el ascendiente de una conducta ejemplar.
Así podrá infundir seguridad y confianza en los suyos. Será un piloto en la tormenta, un amigo y compañero en la bonanza.
En la familia del célebre compositor ruso Nicolás R. Korsakov se tenía este
lema para un padre:
“El padre debe ser un soberano para el hijo hasta los 10 años;
“Un padre hasta los 20; un amigo hasta la muerte”.
La principal tarea del padre no es mandar, sino conducir, guiar y orientar a su familia. Si el niño ama y respeta a su padre, éste también desarrollará en el hijo
el amor a la justicia y el respeto por la autoridad constituida. De esta manera, cumplirá su deber para con la sociedad y recibirá la bendición divina. Y cuando
un padre revela su afecto abnegado hacia su hijo, no hace más que ilustrar el amor infinito del Padre Celestial. “Dichosos los padres cuya ternura, justicia y longanimidad interpretan al niño el amor, la justicia y la longanimidad de Dios”
(El Hogar y la Salud, pág. 29).
Amigos padres: ustedes desean ser padres de éxito. Para ello les sugerimos pedir la bendición del Cielo. Dios estará junto a ustedes en el papel más importante que se les haya confiado en la vida. Como empresarios del hogar, actuando en estrecha colaboración mutua –tanto en la hora de la alegría como del dolor–, les asiste la divina promesa que dice: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10)
5. HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE
Digamos también dos palabras sobre los hijos. A ellos fue dado el único mandamiento que contiene una promesa: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da”
(Éxodo 20:12).
Honrar a aquellos que nos trajeron a la existencia es el privilegio de todo hijo.
Y, ¿qué es el honrar, sino amar, , respetar, y demostrar el espíritu de gratitud?
Estimado alumno: Como hijos debemos honrar a nuestros padres y dignificarlos. Y si usted ya no tiene el gozo de su presencia, todavía puede honrarlos viviendo una vida honesta, como ellos desearían si viviesen.
Así honrará su memoria.

La voz.org

martes, marzo 29, 2011

6 "La Escuela del Hogar"


“Tenga un Hogar Feliz,
su Familia lo merece”

Lección 06 de 10
¿Por qué ladra el perro? ¿Cómo es la casita del grillo cantor? ¿Quién estiró el pescuezo de la jirafa? Tales son algunas de las preguntas infantiles que al darles repuesta transforman a todo hogar en una escuela. Y no pocas veces los improvisados maestros, los padres, se ven en apuros para contestar otras preguntas, como las siguientes: “¿Qué hace el viento cuando no corre?” “¿Por qué una rosa es blanca y la otra roja?” A medida que los hijos crecen, las preguntas se hacen más complejas, y el hogar se transforma en una escuela formativa donde los padres actúan como maestros y consejeros, tal como lo veremos en la presente lección.
1. EL PAPEL EDUCATIVO Y FORMATIVO DEL HOGAR
El hogar no suplanta a la escuela, así como tampoco ésta puede reemplazar al hogar. Ambos deben colaborar estrechamente para una educación integral. En las aulas de las escuelas y los colegios se le impartirán al niño mayormente conocimientos en forma sistemática, En el hogar recibirá de sus padres un modelo para aplicar esos conocimientos en la vida. La escuela instruye; el hogar forma y educa desarrollando hábitos correctos. ¿De qué valdrá, por ejemplo, que la escuela le enseña a Pedrito que debe ser honrado, si luego nota en su hogar que su padre hurta materiales de la fábrica donde trabaja? Dichosos los hijos cuyos padres se dan cuenta cabal de que ellos son los maestros de la primera y más fundamental de todas las escuelas: el hogar.
La Biblia ya señalaba esta función paterna con las siguientes palabras: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbios 22:6).
CUANDO COMENZAR
Cierta vez una joven madre concurrió con su hijito a consultar a un pedagogo.
–Deseo saber–dijo la señora –cuándo debo iniciar la educación de Carlitos.
–¿Qué edad tiene su chico, Sra. Gutiérrez?
–preguntó el profesional.
–Cinco años –repuso la madre. El pedagogo hizo una pequeña cuenta y repuso:
–Calculo que la educación de Carlitos debió haber empezado hace 20 años.
–¿Cómo? No entiendo –dijo extrañada la madre.
–Sí señora, la educación de su hijo debió haber empezado muchos años atrás con la preparación suya, para ser la primera maestra de Carlitos.
¡Cuánta verdad contiene esta declaración del pedagogo! Desde las primeras horas de vida el niño empieza a adquirir hábitos y costumbres que afectarán toda su vida en forma negativa o positiva. Y para ese momento transcendente ya la madre y el padre deben estar preparados para enseñar en esa escuela sin igual.
QUÉ ENSEÑAR
El hogar es la escuela donde se enseña el arte de vivir, que abarca toda la vida. Y por tratarse de un arte tan esencial, nos referiremos a él, aunque tocando sólo algunos aspectos prácticos. En la próxima lección trataremos algo más acerca del tema.
He aquí algunas lecciones que los padres deben grabar en el carácter de sus hijos:
El orden, que abarcará desde cómo guardar sus juguetes, libros, etc., hasta la forma de usar su ropa y peinar su cabello. Higiene y limpieza, acerca de lo cual huelga todo comentario. Sentimientos humanitarios, ya sea cultivando una planta o cuidando un animalito doméstico, o compartiendo los juguetes o la merienda con el compañero.
Manejo del dinero. Con la finalidad de desarrollar en los hijos el sentido de responsabilidad y administración, es bueno que ellos reciban una compensación monetaria por algún trabajito bien realizado. De esa manera comprenderán que el dinero se obtiene mediante un esfuerzo definido, en el que se debe dar lo mejor de sí. Luego, debe animárselos a formular un plan de gastos y ahorro. Esto les permitirá llevar sus cuentas, les dará nociones de cómo orientar las compras, etc.
Arte culinario. La madre que enseña a sus hijas el valor de los alimentos y la forma de presentar un menú sabroso y equilibrado, les hará un gran legado a ellas y a los hogares que puedan formar. Para los varones, el cultivo de un hobby o la enseñanza de un oficio les proporcionará un pasatiempo provechoso y los alejará de las influencias perniciosas de la calle.
La fe también es una de las grandes lecciones que deben impartirse en el hogar, pues enriquece la vida con el optimismo y la confianza. En medio de una dinámica tal, la escuela del hogar irá desarrollando en los hijos otros rasgos nobles de carácter, tales como el valor, el honor, el amor al trabajo, la cortesía, etc. Estas metas constituyen el anhelo más acariciado de los maestros del hogar, y para lograrlas nunca se recalcará lo suficiente la importancia que tiene el ejemplo de los padres. “La actitud de los padres no tarda en ser la actitud de los hijos. Si el padre y la madre son siempre corteses entre sí, los niños propenderán a serlo también. Las cosas que nunca se hacen en el hogar, rara vez llegan a ser hábitos de los niños. No es lo que se les dice que hagan o que no hagan, sino lo que oyen y ven, lo que afecta el desarrollo de la personalidad. No hay nada que los niños se deleiten más en hacer, que aquello que hace su padre y su madre. Y el poder del ejemplo supera de tal manera al del precepto que si podemos valemos de sólo uno de ellos, habremos de elegir forzosamente el primero: el ejemplo”(¿Basta el Amor? Pág 27).
Por lo tanto, la lección más importante y objetiva de todas las que deben impartir los padres es el ejemplo de sus propias vidas.
2. AMOR Y DISCIPLINA
El amor y la disciplina son ingredientes indispensables de la fórmula ideal para regir la escuela del hogar. “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina”, dice la Biblia en Efesios 6:4.
Los padres deben apoyarse mutuamente para llevar a cabo “su plan” de educación en el hogar. Nunca deben presentar un frente dividido ante los hijos, pues éstos pronto tomarán partido con aquel que abandona la norma establecida. Así se introduce la desorientación, y los hijos pensarán que lo que se desea enseñar no es tan importante. Los hijos deben saber y sentir que se los ama. De este modo entenderán que toda exigencia es para su bien y para el bien del hogar. El padre que no corrige los malos hábitos de su hijo por no verlo sufrir, está practicando un amor mal entendido, y permitiendo que se desarrollen males que lo harán sufrir de veras en el futuro. Queridos padres, si desean labrar un futuro feliz para su hijo, practiquen con él una disciplina amante, bondadosa, pero firme. He aquí algunos consejos
útiles: No permitan que el hijo piense que es el centro del hogar y que todo debe girar en derredor de él.
Enséñenle a soportar valientemente las pequeñas desilusiones y pruebas, a fin de fortalecer su dominio propio. No le permitan hacer uso de todo lo que hay en la casa como si fuese exclusivamente suyo. Nunca dejen pasar sin corrección la terquedad en su hijo. Desarraiguen todas estas tendencias antes de que se transformen en hábito. Logren que practique la abnegación, el respeto y la consideración por la felicidad ajena. Enséñenle a subyugar el temperamento impulsivo, a retener la palabra apasionada, a manifestar invariablemente bondad, cortesía y dominio propio. Pero al cumplir esta delicada misión, no olviden que el hijo es una persona y que debe ser tratado como tal. Un niño no es un objeto, y su trato debe merecer toda consideración. Muchas veces “los niños oyen hablar a los mayores abiertamente de ellos, ventilar sus defectos, divertirse de su sinceridad o manifestar sorpresa por ella. Sienten que a veces se ríen de ellos, y otras veces los pasan por alto.
Los regañan cuando no tienen la menor noción de haber hecho algo malo, y los instan a que actúen delante de otras personas, sin ningún motivo que ellos puedan comprender. Con un programa tal, creen vivir en un mundo aparte del de los mayores, y su sentimiento subconsciente es que los adultos son seres diferentes de ellos, de los que conviene aprovecharse y mantenerse en guardia” (¿Basta el Amor?, pág. 31).
Felices los padres que siendo adultos pueden “hacerse niños”, para entender a sus hijos, descubrir sus puntos de vista y animarlos a expresar sus sentimientos. En tal caso podrán ser excelentes maestros del arte de vivir y contarán con la aprobación de Dios. Con todo, muchas veces sentirán la necesidad de la ayuda divina y de la sabiduría que viene de lo Alto. Para recibirlas sólo les bastará pedirlas. Así lo asegura la Sagrada Escritura:
“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídale a Dios, el cual da a todos abundantemente ... y le será dada” (Santiago 1:5).
3. EL HOGAR DE JOSÉ Y MARÍA
Del hogar de José y la bienaventurada Virgen María podemos obtener una lección objetiva. Los padres de Jesús eran pobres y dependían de su trabajo diario para su sostén. Esto hizo que Jesús conociera la pobreza, la abnegación y las privaciones, lo cual redundó en salvaguardia para él. En su vida laboriosa no había momentos ociosos que invitasen a la disipación. No había horas vacías que prepararan el camino para compañías corruptas. En esta generación encontramos que los padres han descuidado peligrosamente educar a sus hijos en lo que es útil. A menudo la abundancia económica unida a la ociosidad, es la causa que lleva al vicio y a la delincuencia a un gran sector de la juventud moderna.
Esto mismo motivó la ruina de la tristemente célebre ciudad de Sodoma, cuyo nombre ha servido para caracterizar una lamentable desviación humana. De ella dice la Biblia: “He aquí que esta fue la maldad de Sodoma ... soberbia, hartura de pan, y abundancia de ociosidad...” (Ezequiel 16:49).
El hábito del trabajo útil, cuyo ejemplo nos dejó Jesús, es un aliado poderoso de los padres para librar a sus hijos de los malos pasos.
4. LOS PADRES COMO CONSEJEROS
Una de las mayores satisfacciones de los padres es la de ser amigos y consejeros de sus hijos. Para ellos, todo padre y madre debe ganar la confianza de sus hijos. Una buena forma de lograrlo es contestando sus preguntas por embarazosas que sean, y mostrando sumo interés por ellas. Si no se procede así, los hijos perderán la confianza y buscarán consejos y orientación en la calle, donde a menudo los recibirán distorsionados y bajo los aspectos más negativos. Es muy vasta la gama de situaciones en la que los padres deben ser hábiles consejeros.
Aquí trataremos sólo dos.
LA VOCACIÓN
Al conversar amigablemente con sus hijos, los padres deben intercambiar ideas y planes con ellos acerca del futuro. “¿Qué seré yo en la vida?”, tal la pregunta clave. En estas charlas se debe lograr que los hijos se pongan un ideal tan alto como sea posible. La vocación o carrera de la vida debe elegirse entre aquellas actividades por las cuales el joven o la señorita sienten una inclinación natural. Es pernicioso que los padres elijan la carrera del hijo. Debido a este proceder abundan los profesionales, obreros y empleados fracasados. Despertar un ideal y planear junto con el hijo la manera de alcanzarlo, es una experiencia emocionante para todo padre.
EL NOVIAZGOUna vez elegida la manera en que servirá a la sociedad, ya sea en carreras profesionales, técnicas, u oficios manuales, la siguiente pregunta del hijo será:
“¿Con quién me casaré?” Siendo que a veces es difícil razonar con un enamorado, esta situación pone a prueba toda la capacidad de diálogo de un padre o de una madre. Pero si se ha ganado la confianza del hijo desde sus tiernos años, la tarea se verá facilitada.
¡Dichosos los hijos que ante tan difícil elección pueden escuchar buenos consejos de padres comprensivos y respetuosos! ¡Felices también los padres que pueden ayudar a sus hijos en este paso tan importante de la vida!

La voz.org

5 "La Belleza de Vivir en Familia"


“Tenga un Hogar Feliz,
su Familia lo merece”
Lección 05 de 10
El hogar de los esposos Martínez estaba enfermo de tristeza. En contados meses habían fallecido los dos hijos menores, preciosos niños de pocos años de edad.
El padre estaba deshecho por el dolor. Había perdido el apetito, y durante semanas no podía conciliar el sueño, su salud estaba completamente quebrantada. Pero cierto día el hijito de cuatro años que aún les quedaba, le dijo a su papá: “Papito, ¿por qué no juegas conmigo? Ayúdame a hacer un barquito”. Y durante dos horas el padre se entretuvo con su pequeño haciéndole un hermoso barquito. Esas fueron las primeras horas de paz mental que conoció el padre, después de meses de angustioso dolor. Esa noche pudo dormir. Al día siguiente mejoró su apetito. De allí en adelante, cada día dedicó un momento para convivir alegremente con su hijito. Su dolor se fue desvaneciendo y la felicidad retornó al hogar.
Este caso verídico ilustra cuán importante y hermoso es el compañerismo familiar. Precisamente, tal será el tema de esta lección. Pero antes de abordarlo de lleno, digamos algo acerca de la paternidad y la presencia de los hijos en el hogar. El propósito supremo del matrimonio es la formación de la familia, con hijos que alegren el corazón de sus padres. La conocida frase de que “un hogar sin hijos es como un jardín sin flores”, afirma que la felicidad conyugal sólo puede ser completa con la presencia de hijos debidamente formados. Esto, sin embargo, no significa que cuando un matrimonio carece de armonía, la solución consiste en traer hijos al mundo. “Cuando los cónyuges no congenian y tienen dificultades en fusionar su personalidad, es mejor que resuelvan sus diferencias antes de traer deliberadamente otras vidas al hogar para compartir sus desgracias. No es justo que a un niño se lo traiga a un hogar donde reina la discordia”
(H. Shryock, El Secreto de la Dicha Conyugal, pág. 217).
1. LA EXPERIENCIA DE LA PATERNIDAD
La experiencia de ser padres produce un gozo desbordante. La llegada de cada hijo es como si se tratara de un valioso obsequio, de una pieza única, que brinda contentamiento a sus poseedores. Efectivamente, los hijos son un regalo de Dios a los padres. Pero la paternidad, además de ser un gozo, es un privilegio que proporciona madurez y bendición a los padres. El hombre y la mujer se vuelven más tiernos, comprensivos y joviales cuando se entregan de corazón a la tarea de criar a un hijo. Y como los niños deben aprender de los mayores, también éstos pueden aprender grandes lecciones de sus hijos acerca de la vida, mientras se ocupan en educarlos.
Además de un privilegio, la paternidad entraña también una sagrada responsabilidad que incluye mucho más que el brindar instrucción, ropa o comida a los hijos. Implica sobre todo formarlos para la vida, ayudarles a desarrollar un buen carácter y encender en ellos la chispa de un noble ideal. Y esta obra trascendente no sólo demanda el sano consejo, sino también el buen ejemplo de los padres.
Esta es una tarea en la cual han de participar por igual tanto el padre como la madre, recordando que tendrán que dar cuenta a Dios de la manera en que cumplan tan sagrado cometido.GOZO, PRIVILEGIO,RESPONSABILIDAD: tal la experiencia de la paternidad.
2. EL HIJO QUE NO LLEGÓ
Es frecuente encontrar familias compuestas por los padres y un solo hijo. Hubo intentos reiterados por aumentar la prole, pero por diversos motivos los otros hijos nunca llegaron. En tal caso, cuánta sabiduría deben ejercer los padres, a fin de no echar a perder al hijo único con una sobrecarga afectiva que se concentre en su persona. En otros casos, los esposos simplemente no han podido tener hijo alguno. Se han sometido pacientemente a tratamientos médicos, pero la concepción no se ha producido. El resultado es un lamentable sentimiento de frustración.
Para los esposos que se encuentran en tal condición, qué solución tan sencilla y efectiva puede ser la adopción de una o varias criaturas. Procediendo con prudencia, acatando la ley civil vigente, y tomando en cuenta los factores de la edad
(tanto de la criatura como de los padres adoptivos), la adopción de un hijo, fuera de ser una obra altamente humana y cristiana, puede llenar de felicidad la vida de los padres. Estos hijos, debidamente integrados en el círculo familiar, podrán
responder con la misma medida de afecto que se les brinde y podrán ser una gran bendición en la sociedad.
Los cambios saludables que se producen en todo buen hogar cuando llegan los hijos hacen aconsejable su adopción cuando no se los puede procrear.
3. COMPAÑEROS DE LOS HIJOS
La comunicación afectuosa entre padres e hijos crea el verdadero clima de una familia feliz.
No puede existir amistad, unidad o armonía familiar si no existe una sana comunicación entre los miembros del hogar. Y eso que parece tan obvio y elemental, se descuida sin embargo con suma frecuencia, especialmente en las grandes urbes, donde la agitada vida ciudadana produce cansancio y fatiga emocional entre la gente, indisponiéndola para la
apacible tertulia familiar. Y así, por ejemplo, es fácil encontrar al esposo, que al regresar a la casa por la noche, quizá se concentre en la lectura del diario o
mirando televisión, sumido en silencio y desconectado del resto de los suyos. Comunicado con el mundo exterior mediante las noticias, pero incomunicado con el propio mundo de su hogar.
4. BENEFICIOS DEL COMPAÑERISMO FAMILIAR
Señalemos concretamente algunos de los beneficios del compañerismo entre padres e hijos:
1. Los padres aprenden a conocer a sus hijos, a interpretar sus reacciones, anhelos e ideales. Los padres pasan a ser los mejores amigos de sus hijos y éstos de sus padres.
2. Se crea en el hogar un clima social que disipa la tristeza y fomenta la alegría. Todos se gozan viviendo en familia; ninguno se siente solo.
3. Facilita la tarea de disciplinar a los hijos. Los padres que son amigos de sus hijos reducen sensiblemente los problemas de conducta filial.
4, Los padres mantienen un espíritu juvenil, mientras que los hijos maduran más rápidamente, cuando existe entre ellos una sana comunicación.
5. Se crean vínculos de afecto y amistad también entre los hermanos, evitándose así los celos y las discordias entre ellos.
6. Se desarrolla la confianza mutua entre padres e hijos, y éstos acuden a sus padres con la seguridad de ser comprendidos y bien aconsejados. Y cuando llega la edad de las grandes preguntas, los hijos no buscarán explicaciones afuera sino la que sus padres sepan darles.
7. El hogar se convierte en el sitio más placentero de la tierra, con lo cual los esposos aseguran su fidelidad conyugal y los hijos rechazan los “atractivos” de la calle.
5. QUÉ DECIR, QUÉ HACERA veces los padres vacilan antes de ponerse a charlar con sus hijos. “¿Qué tema conviene abordar? Y si los chicos preguntan algo sobre el sexo, ¿qué les
diremos?” Tales algunas de las preguntas que suelen formularse los padres. Y sin embargo, no deberían ser motivo de preocupación, porque con los hijos se debe proceder con lealtad, franqueza, confianza y amistad, atendiendo sus inquietudes sin crear tabúes innecesariamente. Los hijos quieren saber y aprender. Y si los padres están capacitados para ser sus maestros, ¿por qué soslayar tan importante función? Y si no poseen esta capacidad, ¿no deberían esforzarse e ilustrarse para poseerla?
Tanto el niño como el adolescente necesitan encontrar respuestas satisfactorias– acordes con su edad– a sus interrogantes y a su sed de conocer.
Todo lo positivo eleva. Pero cuando las conversaciones incluyen chismes, críticas, envidia, odio o impureza, entonces la atmósfera familiar se torna sombría y queda enferma con malos sentimientos. Y ya que estamos en el tema, digamos que el tono con que se habla también reviste importancia, El tono sereno y confiado, tierno y afectuoso, predispone el ánimo de la familia para cultivar el sano compañerismo. Pero cuando se utiliza el tono nervioso y autoritario el clima de la amistad se resiente.
La vida social del hogar no debiera cultivarse exclusivamente dentro de la casa. La recreación al aire libre, los paseos y las comidas en contacto con la naturaleza son elementos que tonifican el cuerpo y el espíritu, a la vez que enriquecen la unidad de la familia.
6. CÓMO ES MI HOGAR
Después de haber considerado el tema de esta lección, usted como padre, o madre, comprenderá que el compañerismo con los hijos es indispensable para la felicidad familiar. El “vivir en familia” es una de las mayores delicias que puede experimentar un ser humano. Pero este clima de belleza hogareña no se produce por simple casualidad. Hay que crearlo y cultivarlo cada día, con espíritu de amor, de amistad, de comprensión y de perdón. Y dicho espíritu debe existir primeramente en el corazón de los padres. Los esposos deben dispensarse mutuamente amor, amistad y comprensión. Y cuando exista entre ellos esta dulce comunicación conyugal, entonces sí será fácil lograr que los hijos participen de la misma modalidad.
Padre o Madre, pregúntese usted:
1. ¿Soy realmente amigo de mi cónyuge? ¿Se dan cuenta de ello mis hijos?
2. ¿Qué hago yo para mantener en mi hogar un clima saludable de amistad con mis hijos?
3. ¿Soy amigo de mis hijos? ¿Dedico algún tiempo para conversar, jugar, pasear y trabajar con ellos?
4. ¿Se gozan en mi compañía mis hijos, o la rehúyen prefiriendo otras compañías ajenas al hogar?
5. ¿Mis hijos son confidentes conmigo? ¿Soy comprensivo con ellos, y estoy capacitado para aconsejarlos en todos sus problemas?
6. Si tenemos dificultad para criar a nuestros hijos, ¿no será porque hemos dejado de ser sus amigos?
7. ¿Soy justo en el trato con mis hijos, o tengo mis preferidos?
8. Como padre, ¿me cultivo lo suficiente, para saber alternar con mis hijos aunque ellos tengan una mayor instrucción?
Usted hijo, pregúntese:
1. ¿Acepto la amistad de mis padres? ¿Soy confidente con ellos?
2. ¿Soy amigable y compañero con mis hermanos?
3. ¿Gozo estando en casa, o prefiero estar con mis amigos, lejos de mis padres?
4. ¿Soy cariñoso y respetuoso con mis padres, al punto de que ellos se sienten gozosos a mi lado?
5. Cuando ellos planean salir de vacaciones, ¿los acompaño gustosamente?
Mientras usted medita en las preguntas precedentes y toma las mejores resoluciones en relación con ellas, le invitamos a continuar estudiando las cinco lecciones restantes de nuestro curso.

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4 "Hacia una dicha sin sombras"


“Tenga un Hogar Feliz,
su Familia lo merece”
Lección 04 de 10
Con frecuencia cada vez mayor se habla de “incompatibilidad de caracteres”, de “crueldad mental” y de “amores clandestinos” que producen verdaderas rupturas en los lazos afectivos de la pareja. Y en ciertos países, debido a estas causas, uno de cada dos, y hasta dos de cada tres matrimonios, terminan en la separación, como resultado de lo cual familias enteras arruinan todos sus esfuerzos y desvelos por lograr la felicidad. Esposos fracasados lloran su desgracia, e hijos solos y traumatizados soportan su cuota de dolor y desencanto. En verdad, los hogares deshechos constituyen uno de los problemas más graves de nuestra sociedad, ya que, según serios estudios hechos sobre el particular, cada ruptura matrimonial implica la desdicha –directa o indirecta–de por lo menos cuarenta personas, contando los familiares, allegados y amigos afectados. ¡Qué carga de dolor para tanta gente, que bien puede evitarse cultivando sabiamente la planta de la felicidad!
1. CAUSAS POSIBLES DE NAUFRAGIO
Hacía cinco años que se habían casado. Ambos eran felices. Pero un día el esposo perdió su trabajo. Durante varias semanas estuvo buscando un empleo, sin encontrarlo. Llegó el momento cuando su angustia alcanzó tal proporción, que el buen esposo entró desmoralizado en un bar. Allí bebió un poco “para olvidar”. Y después de ese día sintió más y más la necesidad de “olvidar”. Así fue como comenzó a frecuentar otros bares. En cada ocasión bebía una mayor medida de alcohol. El resultado final fue que el pobre hombre jamás encontró trabajo, porque cayó en las garras del alcoholismo. Y finalmente, tras muchos intentos fallidos, su matrimonio se deshizo. Todo por causa del alcohol, el que a su vez dio paso a otros vicios que el corazón de su esposa no pudo tolerar. Pero el alcoholismo está lejos de ser la única o la principal causa de ruina matrimonial. He aquí otros factores que también puedan provocar fisuras en la unidad conyugal:
1. El genio violento y duro de parte de uno de los esposos.
2. El espíritu egoísta, el corazón frío y las palabras ásperas.
3. Los celos, la desconfianza y el rencor entre los cónyuges.
4. Los intereses divididos, propios de los esposos que, absortos en ocupaciones e ideales diferentes, descuidan la vida matrimonial y familiar.
5. El desengaño y la desilusión por parte de uno de los esposos, al descubrir defectos y vicios en la conducta del cónyuge.
6. La rutina conyugal producida por esposos insípidos, incapaces de convivir alegremente y de expresar el amor. Consecuencia: apatía, monotonía, convivencia sin atractivo.
7. La abundancia material. La riqueza mal usada a menudo descompone el amor. Las estadísticas revelan que en cualquier país las disoluciones matrimoniales aumentan notablemente en las épocas de prosperidad, mientras que disminuyen cuando hay necesidad económica.
8. La infidelidad y la falta de amor. Sin duda, ésta es la causa más común de rupturas conyugales.
2. EL CLAMOR DE UN HIJO
No importa cuál sea la causa que produzca el rompimiento del vínculo conyugal –sea una de las ya señaladas o no –toda la familia enferma cuando los padres demuestran que no han aprendido a convivir armoniosamente bajo el mismo techo. Sin embargo, quienes mías sufren frente al drama del naufragio familiar son inevitablemente los hijos, sean niños o adolescentes. Así lo indica el clamor de aquel niño de diez años, que un día le habló a su padre de esta manera: “Papá, ¿por qué dices que te vas a ir de casa? ¿Acaso no me quieres? Y si te vas, ¿adónde irás? ¿Qué va a pasar conmigo? Yo sé que quieres irte porque siempre te peleas con mamá... ¡Ay! ... ¡ah! ¡qué dolor tengo aquí en el pecho! ¿Por qué será? Tal vez porque voy a quedar solo. Yo te quiero, papito. No te vayas; no me dejes. Cuando de noche estoy solito en la pieza lloro y lloro pensando que al levantarme ya no estarás en casa. ¡Qué lindo es estar a tu lado con mamá, cuando vamos a pasear o cuando hago los deberes de la escuela! Papito, no te vayas. Me portaré bien. No te pelees con mamá. Es tan, tan lindo estar juntitos en casa... (y la voz del niño, ahogada por las lágrimas, quedó detenida, mientras abrazaba fuertemente a su papá)”. ¡Qué hermoso! El clamor del niño fue escuchado, y su hogar se salvó. Las palabras tan sentidas de este niño dolorido, ¿no encierran un mensaje de reflexión para todo padre o madre que está pensando en una separación, sin haber agotado quizá todos los recursos por evitarla? Quien cree que no puede continuar con su matrimonio y decide romperlo, debería tomar en cuenta no sólo sus intereses personales, sino también los de toda la familia, el futuro de sus hijos, y aun los nuevos problemas que surgirán después de rota la vida conyugal. Cuántas veces son el ofuscamiento y el amor propio los que provocan decisiones precipitadas, al dividir matrimonios que con un poco de calma y tolerancia podían retomar la senda de la felicidad.
3. LA BASE FUNDAMENTAL
El factor primordial del matrimonio, y el único que realmente lo justifica, es el amor. Y cuando éste falta no es de extrañar que toda la estructura del hogar se desplome. De ahí la necesidad de subrayar la importancia y el papel insustituible del amor. No de balde la divina Palabra aconseja: “Maridos,
amad a vuestras mujeres” (Efesios 5:25). Y de la mujer se espera otro tanto con respecto a su esposo. Pero, ¿cuál es la clase de amor que deben dispensarse? ¿Pasajero y superficial, o estable y profundo? San Pablo define el amor verdadero, cuando dice que los hechos humanos, por más grandes que sean, carecen de valor si no van acompañados de amor. Y a continuación declara: “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser”(1 Corintios 13:4-8).
Magnífica definición de amor, cuyos términos aluden a un sentimiento puro, tierno y bondadoso, que se entreteje con las virtudes más preciadas del espíritu humano; sin egoísmo ni orgullo, paciente y constante. Cuando esta clase de amor vibra en el corazón, no hay peligro de naufragios conyugales. Porque junto con el verdadero amor vienen la ternura, la comprensión, el respeto, la consideración, la madurez emocional, la disposición de compartir la carga familiar, la tolerancia hacia los defectos del cónyuge y la fidelidad al ser amado. Pregúntese todo esposo: ¿Amo tiernamente a la mujer con la cual he unido mi vida? ¿La quiero tanto como el día cuando me casé con ella? ¿Suelo decirle como cuando éramos novios: “Te quiero, soy feliz contigo”? Por cierto, es aconsejable que la esposa también se haga estas mismas preguntas referidas a su esposo. Y si las respuestas son positivas, la felicidad está asegurada. Pero si para cada pregunta brota un “No”, es como si se encendiera una luz roja de peligro que debe llamar a reflexión y a un cambio saludable en los sentimientos y en la conducta.
4. EL AMOR Y LA LENGUA
La manera como se habla tiene una vital importancia en la vida matrimonial. Las peores tormentas y reyertas entre los esposos a menudo surgen porque alguno de ellos hirió al otro con su lengua. Una sola palabra ofensiva, de burla, de desprecio o de mentira puede dar origen a graves consecuencias. Pero felizmente, también unas pocas palabras de afecto y dulzura pueden llevar aliento y alegría al corazón del cónyuge. A un joven recién casado su suegro le regaló un hermoso reloj, sobre cuya esfera se leían estas palabras: “Dile a Sara algo amable”. Sara era el nombre de su flamante esposa. El regalo tenía por objeto recordar al joven que cada vez que mirara el reloj supiera que ése era un momento oportuno para expresarle algo amable a su esposa. Sí, siempre es grato al corazón recibir palabras de afecto íntimo. Son un alivio para las cargas de la esposa y un estímulo para la lucha diaria del marido. Pero no siempre es fácil dominar la lengua y hacerle decir lo mejor. Por eso, aun sin desearlo, a veces pueden salir de los labios de los esposos expresiones ásperas o desalentadoras. Y en tal caso, ¡cuán hermoso y necesario es saber restañar la herida pidiendo perdón! Quizá las palabras más difíciles de pronunciar en la vida sean estas tres: “Me equivoqué, perdóname”. Pero en el ámbito del hogar hay que saber usarlas con valor y con amor. Son palabras que, pronunciadas a tiempo, evitan problemas y mantienen unida a la pareja. ¡Cuántos esposos podrían haberse salvado de la ruina si hubiesen sabido pronunciar tales palabras!
5. LA FIDELIDAD DEL AMOR Volviendo a la parte de esta lección titulada “Causas Posibles de Naufragio”, comprenderemos que si los esposos pueden convivir sin dar origen a estas causas, su felicidad será plena y duradera. Por lo tanto, cuán en guardia hay que vivir para no dar cabida en el alma a estos destructores de la dicha conyugal. En esa misma parte de nuestra lección mencionamos la infidelidad como “la causa más común de rupturas conyugales”. Siendo así, deseamos dedicar algunas líneas a este problema que, cual cáncer moral y social, atenta contra el mismo fundamento del matrimonio. Las relaciones extramaritales son un síntoma de que los esposos no armonizan plenamente, sea en la vida sexual, cultural o emotiva. Esa falta de armonía crea insatisfacción, e induce a una de las partes (a veces a ambas) a buscar y a volcar el afecto en otro ser, produciéndose así el triángulo fatal del matrimonio.
En otros casos esa misma falta de armonía no se convierte en infidelidad, pero sí crea un triste abismo de separación afectiva, del cual resultan matrimonios desavenidos y desdichados.
De lo antedicho se desprende cuán importante es lograr la armonía matrimonial, ya que sobre ella descansa la misma felicidad familiar. Y si por alguna razón comenzara a resquebrajarse esa dulce armonía entre los esposos, el camino a seguir no es el distanciamiento o el buscar otros afectos, sino el conversar íntima y lealmente sobre la raíz del problema si es necesario, con algún profesional competente hasta restablecer por completo la normalidad afectiva. Procediendo de este modo cada vez que surja alguna sombra en el corazón de los esposos, difícilmente podría producirse el adulterio.
6. REFLEXIÓN PERSONAL
¿Estoy realmente enamorado de mi esposa (o de mi esposo)?
Desde el día en que nos casamos, ¿ha crecido
nuestro amor? ¿Observan nuestros hijos un trato tierno entre nosotros, o les toca ver modales y oír palabras carentes de afecto?
¿Cómo se desarrollan nuestras relaciones íntimas? ¿Soy realmente confidente con mi esposa (marido), como para hacer de nuestra vida una unión sagrada e íntima, sin que terceros interfieran nuestra felicidad?

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3 "Y Fueron Felices"


“Tenga un Hogar Feliz,
su Familia lo merece”
Lección 03 de 10
En materia de publicidad se ha dicho que lo que no se da a conocer, es como si no existiera. Puede haber un remedio muy bueno para curar cierta enfermedad, pero si se ignora su existencia, los enfermos morirán a pesar de que exista cura para ellos, Esto también es aplicable a la expresión del amor en el hogar.

1. LA EXPRESION DEL AMOR

El cónyuge que no expresa su afecto en atenciones, en palabras y en hechos, está marchitando el amor en el corazón de su compañero. Seguramente lo ama, pero si no se lo manifiesta, será como si no existiera ese amor y la otra persona hasta podrá pensar que no es amada. El novio que con orgullo le entregaba un costoso obsequio a su novia porque deseaba conquistarla, se transforma a veces en el esposo que considera una debilidad llevarle un ramo de flores o un presente a su esposa.
Cuando perdemos a un ser amado cubrimos su ataúd con flores. Exteriorizamos así nuestro afecto. Pero ¿qué hubiese sucedido si le hubiéramos hecho muy feliz y nosotros mismos hubiéramos sido mucho más dichosos? El matrimonio no debe ser el final de las atenciones galantes, sino el verdadero principio de las mismas, El cónyuge que recibe una atención, por pequeña que sea en valor pecuniario, recibe un mensaje de afecto de valor incalculable. Esa atención significa que Ud. pensó en él, que lo recordó con cariño durante el día, y que desea hacerlo feliz. Pero no sólo gastando en un regalo podemos expresar nuestro afecto y estima. ¡Cuántas veces una sola palabra de ternura y reconocimiento basta para borrar en el corazón del cónyuge las fatigas y los contratiempos de una jornada agotadora! Si se procede así, el matrimonio, en lugar de ser el fin del amor será su verdadero comienzo.

2. LA FUSION DE LAS PERSONALIDADES

Por cuidadosos y prudentes que hayan sido los contrayentes, pocas son las parejas que están perfectamente unidas al realizarse la ceremonia nupcial.
La verdadera unión de ambos cónyuges es obra de los años futuros. Ambos inician una empresa común, pero teniendo su propia personalidad. Quizá provengan de hogares con enfoques diferentes ante los variados problemas de la vida. o quizá de distinto nivel cultural. El aspecto romántico con que la imaginación suele revestir a menudo el matrimonio, desaparece ante los esposos al presentárseles la vida con su carga de afanes, preocupaciones y frustraciones. Es entonces cuando ambos esposos aprenden a conocerse como no lo habían hecho antes. Es uno de los momentos más críticos en la vida de toda pareja. La felicidad futura depende de la actitud serena y juiciosa que adopten en ese momento. A menudo cada uno de ellos descubre en el otro defectos y flaquezas que nunca imaginó que podría tener. En tal situación no es difícil que en alguno de ellos surja la pregunta: ¿Será que me equivoqué?
¿No hubiera sido mejor que me hubiese casado con Fulano o Mengana? Y en verdad si se hubiese casado con Germán o con Graciela, hubiese tenido los mismos problemas, pues siempre habrían sido dos personalidades que necesariamente debían ajustarse.
Ni el esposo ni la esposa deben fundir su individualidad en la del otro. Pero con el andar del tiempo dichos ajustes irán produciendo una armonía conyugal plena de satisfacción. Esta es una obra de toda la vida.
Juntamente con los aspectos negativos, también descubrirán rasgos positivos desconocidos hasta entonces. La actitud serena y juiciosa a que aludíamos en el párrafo anterior incluye el descubrir y alentar las virtudes más bien que los defectos. Los corazones unidos por el amor procurarán con bondad y tacto limar los defectos y pulir las virtudes a fin de que brillen más. La Sagrada Escritura tiene un consejo oportuno para los esposos que pasan por esta situación: “Por lo demás, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8). Felices los esposos que, al emprender la aventura de la vida matrimonial, se reconocen y aceptan tales como son y con la ayuda de Dios se proponen armonizar sus personalidades. Esta sensata actitud es muy semejante a la del marino que antes de aventurarse por los océanos, ajusta y pone en orden los avíos de su barco. Por otra parte, si la barca del matrimonio ya ha soltado amarras, ¿no le parece que con mayor razón los esposos deberían ajustar sus personalidades a fin de hacer más seguro el rumbo?

3. COMO MANTENER EL AMOR

Hay quienes piensan erróneamente que la conquista del cónyuge es algo que concluyó en el altar. Esta posición falsa a menudo crea un vacío afectivo en uno o en ambos cónyuges, que lamentable y desgraciadamente es aprovechado muchas veces por terceros para iniciarlos en el camino de la infidelidad y la desdicha. El amor es la planta más delicada y la más importante de todas las que deben cultivar los esposos, un experto ha dicho: “La acción más importante que un padre puede hacer por sus hijos es amar a la mujer que los trajo al mundo”. Las reyertas entre los padres producen inseguridad e inestabilidad en el carácter de sus hijos.
¿Protege Ud. su matrimonio mediante pequeños actos de consideración? ¿Está seguro su cónyuge de su afecto por él? ¿Sabe su esposa, o esposo, que ningún ataque externo podrá poner en peligro la estabilidad del barco matrimonial? Para mantener el amor también es necesario desterrar el rescoldo de algún rencor. Este sentimiento negativo impide manifestar afecto y aleja la felicidad del corazón que lo alberga. La Biblia tiene un buen consejo al respecto: “No se ponga el sol sobre vuestro
enojo” (Efesios 4:26). Por otra parte, la más genuina cortesía que brota
espontáneamente de nuestra consideración hacia los demás creará la atmósfera apropiada para el cultivo del amor.

4. LA INTIMIDAD DEL MATRIMONIO

En nuestros días asistimos a lo que se ha dado en llamar la “revolución sexual”.
Si bien es cierto que una información adecuada acerca del sexo es deseable y útil, es lamentable la tendencia a darle una exagerada importancia. En el seno de las familias más dichosas, a las cuestiones sexuales se les da sólo el lugar que les corresponde, y es además probablemente cierto que el tema del sexo cobre una importancia desusada en las familias inestables. En los hogares felices no es que se
descuiden las relaciones sexuales, sino que se las considera sólo una parte, aunque muy importante, de ese gran todo que es el matrimonio.
“La relación sexual representa la culminación...lo último y definitivo en la felicidad conyugal. Significa infinitamente más que la satisfacción de los impulsos eróticos...No es el motivo del verdadero amor entre los esposos: es el producto del verdadero amor” (Haroldo Shryock, El Secreto de la Dicha Conyugal, pág. 177).
Al Creador del hombre le plugo poner este impulso sexual para preservar la especie, y para hacer más completa la felicidad de la pareja. Por otra parte, el matrimonio es el estado ideal donde este noble instinto encuentra su expresión correcta.
Siendo que la satisfacción sexual mutua es tan importante en la felicidad y estabilidad conyugal, ambos esposos deberían procurar alcanzar una armonía aceptable en este aspecto.

5. LEALTAD, COMPAÑERISMO

El matrimonio debería ser considerado por los esposos como un circulo cerrado, en lo que toca a sus aspectos privados e íntimos.
Nadie debería penetrar en sus secretos a menos que decidan llevar algún problema a un consejero especial, como podría ser el médico de la familia, un pastor, un clérigo o un amigo de probado criterio. A veces algún esposo o esposa, bajo ciertos estados emocionales confía su problema a alguien, para descubrir al poco tiempo que esa persona no fue discreta, por lo que se enteran de él algunas otras, ante quienes ya no puede sentirse cómoda. Otra buena norma de lealtad conyugal es la de no recurrir jamás al engaño u ocultamiento de la verdad. Este proceder podrá evitar un mal momento, pero una vez descubierto minará la confianza del cónyuge. Por muy espinoso que sea un problema relativo a los hijos, por ejemplo, es preferible una discusión franca que permitir que la duda socave el fundamento mismo del hogar: la confianza mutua. ¿Podrían continuar como socios dos comerciantes que se defraudaran
mutuamente? Siendo el matrimonio una sociedad sagrada, ¿no le parece que debe regirse por la más estricta lealtad? Además de esposos, los cónyuges deben ser verdaderos amigos y compañeros. Cuando el esposo se interesa en la labor de su esposa en el hogar, desde el arreglo de la casa hasta la dirección de los hijos y su progreso en la escuela, ella siente que “está a su lado”, que no está sola en la tarea. Igual le ocurre al marido que siente el estímulo de su esposa, ya sea en su trabajo o en sus pasatiempos. Se ha dicho que hay hombres que triunfan sin sus esposas, otros que triunfan a pesar de sus esposas, y otros que triunfan con sus esposas. Amigo cónyuge, integre Ud. esta última legión a la cual debe tanto la sociedad.

6. REFLEXION PERSONAL
3 meses 6 meses 1 año
¿Cuánto tiempo hace que no le llevo un presente a mi esposa?
¿Cuánto tiempo hace que no le hago un obsequio o el postre favorito a mi marido, expresándole así el cariño que siento por él? El amor que no se expresa muere.
¿Cuándo fue la última vez que le dije a mi cónyuge que él constituye lo que más quiero en este mundo?
¿Cuándo fue la última vez que expresé mi sincero aprecio por todo lo que mi esposa hace en las tareas del hogar, y le manifesté mi deseo de ayudarle?
¿Cuándo fue la última vez que le expresé a mi esposo mi reconocimiento tras agotadoras jornadas de trabajo?
¿Cuándo fue la última vez que salimos juntos para pasar algunas horas fuera de casa, ya sea en la ciudad o en el campo?
Sí No
¿Recuerdo los aniversarios: cumpleaños, casamiento, etc?
¿Actúo de manera que mi cónyuge se sienta cómodo delante de otras personas?
¿Quedan lealmente “en casa” los aspectos íntimos del matrimonio, o los comparto con terceros?
¿Evito la ironía y procuro con afecto ayudar a mi cónyuge a superar sus defectos?

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2 "La Belleza del Matrimonio"


“Tenga un Hogar Feliz, su Familia lo merece”
Lección 02 de 10

Habiendo tratado en la lección anterior los aspectos atinentes al noviazgo y formalización del matrimonio, en la presente destacaremos algunos conceptos que contribuirán a caracterizar, o definir a un hogar feliz, como deseamos que sea el suyo.

1. ¿QUE ES UN HOGAR?
“¡Hogar, dulce hogar!” Sin embargo, ¿es siempre fácil lograrlo? Alguien ha dicho que el hogar “es una alfombra de paz, paredes de amor que lo guardan, un techo de esperanza y una puerta abierta a Dios y al prójimo. Es un círculo mágico donde los espíritus cultivados hallan descanso, y el lugar al cual acuden los corazones abrumados para hallar refugio contra los embates de la vida. Es un nido lleno de amor en un mundo envuelto en luchas”. Por otra parte, es el reino del hombre, el mundo de la mujer y el paraíso de los niños.
El muchachito miraba con interés el nuevo pueblo adonde se habían mudado. Un forastero le preguntó " ¿Se halla en este pueblo tu hogar?” “Sí señor -repuso el niño -, nuestro hogar está aquí aunque todavía no le hemos conseguido casa. Papá está edificando una para instalarlo”. Podemos cambiamos de casa, pero no de hogar. Para formarlo se necesitan más que cuatro paredes. Hogar significa calor, amor, ternura, simpatía, comprensión y comunicación afectuosa entre los padres y los hijos. Entendido así, el hogar puede encontrarse en un palacio o en una chocita, en el pequeño departamento de una gran ciudad o en la cumbre de una montaña hay hogar donde hay amor. Entre las muchas definiciones de hogar que recibió una revista londinense después de una encuesta, se destacan las siguientes:

a) Hogar: es un mundo de dificultades afuera, y un mundo de amor adentro.
b) Hogar: es el lugar donde los pequeños son grandes y donde los grandes son pequeños.
c) Hogar: es el lugar donde rezongamos más y se nos trata mejor.
d) Hogar: es el lugar donde nuestro estómago recibe tres comidas diarias y nuestro corazón mil.
e) Hogar: es el único lugar de la tierra donde las faltas y los fracasos de la humanidad quedan ocultos bajo el suave manto del amor.

Todos podemos tener un hogar así. ¿Por qué no empezar hoy mismo? Todos podemos llegar a ser felices en la medida en que nos decidamos a serlo, y en la medida en que estemos dispuestos a pagar el precio de la abnegación y del esfuerzo perseverante.

2. HOGARES MAL FORMADOS
A) –¿De veras te casas? –le preguntó su amigo a Ricardo. –Así es –afirmó éste–, pero no vayas a creer que estoy enamorado. Lo decidí al hacer mis cálculos y comprobar que me saldrá más barato que vivir en el hotel.
B) El padre trataba, sin éxito, de razonar con Rosa y Alfredo, dos adolescentes de 16 y 17 años que deseaban casarse. Trataba de demostrarles que física y emocionalmente no estaban todavía maduros para afrontarlas responsabilidades que entraña el
matrimonio. Finalmente le hizo a Alfredo una pregunta que había estado tratando de evitar: – ¿Cómo sostendrás tu hogar? Rosa terció diciéndole a su progenitor:
– ¡Papá, nos casaremos aunque tengamos que vivir a pan y agua! Alfredo quedó pensativo y dijo: –Ahora comprendo, Sr. Fernández. Honestamente reconozco que lo único que podríamos costear es el agua.
C) –¡Cómo! ¿te casaste? No supimos nada de tu boda –le decían dos compañeras a Gloria.
Esta bajó el rostro y con lágrimas repuso: –Pronto seremos padres y decidimos con Alberto realizar un casamiento privado, en medio de una tempestad familiar.
El egoísmo interesado de Ricardo, la inmadurez y precipitación irresponsables de Rosa y
Alfredo, y la relación premarital de Gloria que abatió de vergüenza su frente, ilustran sólo tres de los tantos casos de hogares mal formados en nuestros días. “Antes de asumir las responsabilidades del matrimonio, los jóvenes y las jóvenes deben tener experiencia en la vida práctica, que los haga aptos para cumplir con sus deberes y llevar las cargas de la vida. No hay que favorecer los matrimonios prematuros. Un compromiso tan importante como el matrimonio y de resultados tan trascendentes no debe contraerse con precipitación, sin la preparación suficiente, y antes que las facultades intelectuales y físicas estén bien desarrolladas” (El Hogar y la Salud, pág. 13).
Si Ud. ya formó su hogar no habiendo tenido en cuenta estos principios de la felicidad conyugal, siempre está a tiempo para cultivarlos, no importa los años transcurridos desde la boda.

3. LA INFLUENCIA DE HOGARES BIEN FORMADOS
El “dulce hogar” con que legítimamente sueñan los seres humanos es una delicada empresa cargada de tremenda responsabilidad por las consecuencias que implica para los contrayentes como también para la sociedad. Se ha dicho que la “restauración y elevación de la humanidad empiezan en el hogar”. La sociedad se compone de familias, y es lo que la hagan las cabezas de las familias. El corazón de la comunidad es el hogar. El bienestar de la sociedad y la prosperidad de la nación dependen de las influencias del hogar. Un hogar bien formado (teniendo en cuenta algunos principios como los expuestos en la lección anterior), se transforma en una potencia para el bien
en el ámbito social, y en felicidad plena para los cónyuges y los hijos. ¿Ha pensado Ud. en las cualidades espirituales y morales que pondrá en marcha hacia el futuro mediante la formación de su hogar y su descendencia?

4. BELLEZA DEL MATRIMONIO
El matrimonio es el estado en el cual el hombre y la mujer se realizan plenamente como tales. Responde adecuadamente a las necesidades físicas y emotivas de los cónyuges, permitiéndoles alcanzar el más sublime de los privilegios: la paternidad, por la cual dan origen a una nueva generación. Tan admirablemente dotó el Creador con atributos masculinos al hombre y femeninos a la mujer, que se complementan en forma ideal para formar una pareja y vivir el estado matrimonial. Por creerlos oportunos, citamos aquí los hermosos pensamientos de Víctor Hugo que titulara “El Hombre y la Mujer”:

“El hombre es la más elevada de las criaturas. La mujer el más sublime de los ideales. Dios hizo para el hombre un trono; para la mujer un altar. El trono exalta, el altar santifica. “El hombre es el cerebro; la mujer el corazón. El cerebro fabrica la luz, el corazón produce el amor. La luz fecunda, el amor resucita. “El hombre es un genio; la mujer es un ángel. El genio es inmensurable, el ángel es indefinible. Se contempla lo infinito, se admira lo inefable. 
“La aspiración del hombre es la suprema gloria; la aspiración de la mujer es la virtud extrema. La gloria hace lo grande, la virtud hace lo divino. “El hombre tiene la supremacía; la mujer la preferencia. La supremacía significa la fuerza, la preferencia representa el derecho. “El hombre es fuerte por la razón; la mujer es invencible por las lágrimas. La razón convence; las lágrimas conmueven. “El hombre es capaz de todos los heroísmos; la mujer de todos los martirios. El heroísmo ennoblece, el martirio corrige... “El hombre tiene un fanal, la conciencia; la mujer tiene una estrella, la esperanza. El fanal guía, la esperanza salva. “En fin: el hombre está colocado donde termina la tierra; la mujer donde comienza el cielo”.

Así pues, hay belleza en el matrimonio cuando el hombre no se considera superior a la mujer ni ésta superior al hombre, sino que respetándose mutuamente se complementan y estimulan hacia la meta común: la felicidad. Y en el hogar, “donde la tierra se encuentra con el cielo”, el hombre y la mujer pueden encontrarse ante Dios, su Hacedor, en plena igualdad, para cumplir bajo su advocación los designios divinos para el hogar.

5. LO QUE DEBEN SABER LOS ESPOSOS
a) Conocimiento de las funciones del cuerpo humano.
La salud es uno de los grandes pilares que sostienen la felicidad del hogar, y el conocimiento de las leyes que la rigen permitirá a los cónyuges protegerse mutuamente, y en forma especial cuidar la salud de sus hijos, Por lo tanto, los esposos deberían estudiar y familiarizarse con el funcionamiento del organismo humano; entender las funciones de los distintos órganos y su mutua relación y dependencia; entender la relación entre las facultades mentales y físicas, y las condiciones que se requieren para el sano funcionamiento de cada una de ellas.
b) Conocimiento acerca del sexo. Muchas parejas entran en la vida matrimonial sin poseer un mínimo conocimiento de la anatomía y fisiología del sexo. Por lo tanto, es necesario que los esposos se ilustren al respecto leyendo buenos textos, informándose
en forma seria y con altura.
¡Cuántos traumas y desdichas se evitarían si ambos cónyuges comprendieran bien este aspecto de la vida matrimonial!
c) Planeamiento familiar. “¿Cuántos hijos tendremos?” Tal la pregunta que cada pareja debe responder en forma honesta y responsable. Dicha respuesta estará condicionada por factores económicos, ambientales y de salud; y en lo biológico estará condicionada al factor a que aludíamos en el párrafo anterior. Ese conocimiento permitirá a la pareja planear sabiamente la cantidad de hijos que desean tener. Así como para la construcción de una casa se trazan primero los planos, se deciden los ambientes que ha de tener, y de acuerdo con éstos y las finanzas se determina el tamaño de la misma, así también los esposos deberían planear la familia. Nadie tiene derecho de traer al mundo hijos que sean una carga para otros o que tengan que sufrir por falta de ternura, orientación y alimento.
d) Cómo “edificar la casa”.
El hogar es una institución divina. Dios mismo unió a la primera pareja en el Edén. Y hoy los contrayentes siguen concurriendo al pie de los altares para formalizar sus votos delante de Dios. Nada mejor entonces que los esposos inviten a Dios a ser el Huésped permanente del nuevo hogar. Con su ayuda podrán “edificar” en forma sólida y feliz un hogar sin sombras. Con cuánta belleza y sencillez expresa esta verdad fundamental la Sagrada Escritura en el Salmo 127: “Si el Señor no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican”.
Por supuesto, muchas otras cosas debieran saber los esposos y padres, tales como administración doméstica, disciplina de los hijos, etc., temas que veremos en lecciones futuras.
La voz.org

lunes, marzo 28, 2011

1 "La Formación del Hogar"


“Tenga un Hogar Feliz, su Familia lo merece”
Lección 01 de 10
Los arduos problemas de la sociedad moderna guardan una íntima relación con los problemas que se viven en el seno del hogar. Sí hubiera mejores hogares, ¿no cree Ud. que viviríamos en un mundo mejor? De ahí que la necesidad más apremiante del momento actual sea la de construir mejores hogares, donde padres e hijos puedan convivir en un clima de armonía, y de donde parta una influencia elevadora para bien de la humanidad. Esta es la razón que nos ha movido a preparar este curso por correspondencia, que hoy ponemos cordialmente en sus manos, con los mejores deseos para Ud. Y sus seres amados. A lo largo de las diez lecciones del curso iremos abordando aspectos prácticos y valiosos para la felicidad familiar, tales como la armonía y la felicidad conyugal, la intimidad del matrimonio, cómo desarrollar el amor, cómo educar a los hijos, cómo tratar al hijo rebelde, las finanzas de la casa, la salud de la familia y muchísimos otros temas relativos al quehacer del hogar. En suma, todos los elementos indispensables para forjar y retener la dicha del núcleo familiar. Si Ud. no ha formado aún su hogar, descubrirá en estas lecciones una orientación práctica que lo conducirá hacia la felicidad. Y si Ud. ya contrajo matrimonio, le aconsejamos que igualmente estudie este material, el que luego podrá utilizar cuando necesite ayudar a sus hijos de edad casadera.
La felicidad de toda la vida puede depender apenas de un acto de elección, cuando un joven le declara su amor a una joven, o cuando ella lo acepta o rechaza.
¿Es entonces importante saber elegir, o no? En el momento en que se elige el compañero de la vida, se decide el éxito o el fracaso de dos vidas, su gozo o su desdicha. Por lo tanto, ¿puede hablarse sensatamente de “amor ciego”, o de que “el matrimonio es una lotería”, algo así como un tiro al aire que con un poco de suerte puede dar en el blanco? Rotundamente, no. En la elección del futuro cónyuge no se juega “a la buena suerte”; se juega –seriamente –a la felicidad, la aspiración humana más codiciable. Por lo tanto, corresponde saber cómo actuar.

1. LA ANTESALA DEL MATRIMONIO
Los jóvenes desean casarse, pero no por eso van a unir impulsivamente sus destinos a otra persona, sin haberse tratado antes y sin saber si podrán convivir con la otra persona en forma feliz y armoniosa. El casamiento es un paso suficientemente serio, como para justificar los mejores preparativos en la combinación de dos corazones que se entiendan para vivir juntos por el resto de la vida. Nadie puede entrar bruscamente en el matrimonio y pretender ser feliz, sin ese previo conocimiento mutuo que sólo el buen noviazgo es capaz de ofrecer. Después de iniciada la vida conyugal es casi seguro que vendrán los hijos. Y si los progenitores, aun antes de ser esposos, no se conocieron y no lograron armonizar con amor sus personalidades, ¿qué clase de ambiente podrían ofrecerles a sus hijos? ¿Podrían ponerse de acuerdo para educarlos sabiamente?
“¿Por qué quiero casarme?” Esta es una pregunta que parece estar de más. Sin embargo, conviene que se la haga quien planea casarse. Según sea la respuesta, así será el noviazgo y el matrimonio. Si quien busca esposo (o esposa) sólo piensa en el amor que pueda recibir, o sólo aspira a una condición económica, social y emocional más favorable, está incapacitándose para formar un buen hogar. Porque está pensando más en lo que podrá recibir que en lo que deberá dar. Está interesándose más en su felicidad que en la del ser amado, y tal actitud mental no encierra amor sino egoísmo.

2. PARA REFLEXIONAR
Supongamos que Ud. ya ha encontrado a la persona con quien desea unir su vida. Ya son novios. Pero Ud. debe tener la seguridad de que ha elegido bien, y que el objeto de su elección será el verdadero amor de su vida. Para ello sería útil que considere la siguiente lista de preguntas que presenta el Dr. Haroldo Shryock en su obra El Secreto de la Dicha Conyugal.
Tilde sus respuestas Si No
1. ¿Es mi novio (o mi novia) generalmente alegre, feliz y optimista? Es muy raro que el matrimonio cambie los rasgos fundamentales de la personalidad.
2. ¿Puede considerar las cuestiones capaces de provocar una controversia, sin entrar en una disputa acalorada?
3. ¿Tiene emociones estables?
4. ¿Son moderadas sus opiniones en asuntos de política, moralidad y finanzas?
5. ¿Coopera con facilidad con los demás y trabaja sin roces con sus superiores?
6. ¿Manifiesta benevolencia para con sus inferiores y se complace en ayudar a los que son menos privilegiados?
7. ¿Puede recibir consejos con buena voluntad?
8. ¿Presta cuidadosa atención a los detalles de su trabajo diario?
9. ¿Está dispuesto a asumir responsabilidades, y ha tenido éxito hasta aquí en sus empresas?
10. ¿Manifiesta cariño hacia los niños?
11. ¿Tiene sentimientos religiosos y practica la misma religión que yo?
12. ¿Lo amo a pesar de sus defectos?
No es prudente suponer que sus defectos
desaparecerán después del casamiento.
13. ¿Puedo enorgullecerme de mi novio (o de mi novia)? Si me siento avergonzado o incómodo en su compañía, esto demuestra que no somos el uno para el otro.

Y el Dr. H. Shryock termina diciendo: “Si se puede responder afirmativamente a las preguntas que anteceden, resulta clara la conclusión de que el novio (o novia) posee cualidades favorables para alcanzar la adaptación conyugal satisfactoria”.

3. HACIA LA FELICIDAD CONYUGAL
Con el propósito de asegurar un noviazgo bien encaminado que abra las puertas de una dulce vida matrimonial, a las preguntas precedentes convendrá añadir el análisis de los siguientes aspectos prácticos relacionados con la felicidad de los novios.
EL AMOR. El amor verdadero no es pasión, ni caprichos, ni celos, ni egoísmo, ni excitación carnal. Es el dulce sentimiento de¡ corazón que se expresa con pureza y que busca la felicidad del ser amado. El afecto genuino implica comprensión, tolerancia, ternura, bondad, abnegación y espíritu servicial, Tal es la actitud que puede unir dos corazones sin que nada los separe, porque se trata de un amor estable, maduro y responsable, en el cual se puede confiar. Si éste es el sentimiento que prevalece entre los novios, y se lo sigue alimentando cada día, el matrimonio brindará la mayor felicidad que dos seres puedan descubrir sobre la tierra. Pero si tal amor está ausente, la dicha no podrá surgir por más dinero o presiones familiares que existan.
AMISTAD FRANCA. Héctor y Marcela se hallaban en feliz viaje de bodas. La noche era apacible, y ambos avanzaban en su automóvil rumbo a una hermosa ciudad balnearia. “¿Te imaginas cuando estemos de vuelta en nuestro propio hogar? ¡Qué hermoso será entonces saborear los platos preparados por ti y vestir la ropa lavada y planchada con tus manos!” Así le comentaba Héctor a su amada, quien algo molesta le contestó: “No, mi querido. Creo que estás equivocado. Los trabajos de la casa no se han hecho para mí. Deberemos conseguir a alguien para que los haga”.
¡Qué novedad tan desagradable para el flamante esposo! Pero, ¿cómo? ¿No habían hablado durante su noviazgo sobre qué clase de vida habría de hacer cada uno después de casados? ¡Qué poca franqueza para hablar y para darse a conocer! Resultado: chasco, desilusión, traición. El noviazgo exige que cada una de las partes se exprese con total sinceridad. De lo contrario, lo que se pretende encubrir pronto saldrá a la luz, cuando el estado matrimonial ya no permita continuar con disimulos.
AFINIDAD. A menudo se afirma: “Los polos opuestos se atraen”. Pero esta ley física no rige en los dominios del corazón. Dos seres pueden entenderse, amarse y ser felices en el matrimonio cuando poseen un grado mínimo de afinidad en la cultura, los gustos, el temperamento, los ideales y los sentimientos religiosos. Y es un error suponer que esta clase de afinidad se logra con el tiempo, luego del casamiento. SI, con el tiempo se cultiva y perfecciona, pero siempre sobre la base de la afinidad que existía previamente.
Aquí cabe una palabra acerca de los matrimonios formados por esposos de creencias religiosas diferentes. La realidad de los hechos indica que la afinidad religiosa entre los contrayentes es factor de primer orden para la obtención de la armonía conyugal.
MADUREZ. La falta de madurez es causa frecuente de naufragios conyugales. Los novios que carezcan de madurez emocional, física y mental (tal vez debido a su poca edad), no estarán en condiciones de establecer un buen hogar, a menos que maduren mientras prolonguen su noviazgo por más tiempo de lo prudencial y aconsejable. Pero idealmente un noviazgo no debería extenderse más allá de los dos años. Esta es la razón por la cual nunca es sabio comenzarlo a edad
prematura, so pena de que la propia inmadurez eche a perder la felicidad de los novios, y hasta desvanezca los sueños de la unión matrimonial.
LOS PADRES. “Ellos son de otra época. ¿Qué me podrán aconsejar acerca de mi noviazgo? ¿Ha dicho Ud. palabras como éstas acerca de sus padres? Sí, es verdad, ellos pertenecen a otra generación. Quizá no han tenido mucha instrucción, pero han vivido más anos y eso es bastante. Aun con su aparente incomprensión de la juventud actual, los padres pueden ofrecer un consejo sabio al hijo que lo solicita frente a la gran decisión de su vida. El buen hijo busca y aprecia la opinión de sus progenitores. Y los padres inteligentes harán y dirán lo mejor para la felicidad de sus hijos.
EL TRATO PRENUPCIAL. Hoy, cuando las relaciones premaritales son tan comunes y socialmente aceptadas, es necesario adoptar una norma de conducta más elevada. La unión matrimonial es de carácter sagrado, y ha de iniciarse sin que el noviazgo deje secuelas traumatizantes sobre la conciencia de los contrayentes. Muchos de los matrimonios desavenidos y problemáticos podrían señalar como causa de su desdicha las relaciones íntimas practicadas durante el noviazgo. ¡Cuántos casamientos deben producirse apurada y obligadamente por esta razón! Los novios más dichosos son aquellos que han sabido esperar, para llegar a ser los “dos en una carne” tan sólo en el estado matrimonial.
4. MUCHO POR DECIR Con lo dicho, ni remotamente pretendemos haber agotado el tema. Pero lo tratado quizá haya sido suficiente para insinuar cómo formar un noviazgo basado en un amor auténtico, acompañado de felicidad y buen criterio. Hemos dicho que el noviazgo es la antesala del matrimonio y del hogar. Por lo tanto, ante un paso de tanta trascendencia, es sabio aquel que busca la dirección y la iluminación del Altísimo. Si en el día de la boda los novios solicitan la bendición de Dios, con igual o mayor razón aún, ¿no deberían solicitarla también cuando se están eligiendo mutuamente, decidiendo así el porvenir de sus vidas? Los novios que aceptan la conducción divina en sus planes e ideales pueden formar hogares ejemplares, que redunden en bien de la sociedad y de las generaciones futuras.
Esta es la clase de hogar que deseamos para Ud. y su felicidad. Para eso hemos preparado este curso, cuyas próximas lecciones le ofrecerán un material de valor imponderable. No se las pierda.
La voz.org

sábado, marzo 26, 2011

¿QUIÉN ES LA BABILONIA DEL APOCALIPSIS?


Pese a algunos beneficios evidentes que ha reportado al mundo el movimiento ecuménico de nuestros días, éste entraña peligros tan grandes que hace que el saldo resulte totalmente negativo. Al sacrificarse la verdad espiritual tal como se halla en la Biblia, en aras de la unión institucional de las iglesias, resuelta por sus organismos jerárquicos, se desconocen las convicciones religiosas de una gran cantidad de cristianos cuya conciencia les exige lealtad a Dios, a su Palabra y a sus mandamientos antes que a la jerarquía de una iglesia.
Por otra parte, la tendencia natural del ser humano hará que la superiglesia, oficial, institucionalmente unida, desemboque en un monopolio religioso que, como todo monopolio, forzosamente será absorbente e impositivo, ya que por fin intentará exigir la adopción universal de dogmas y enseñanzas que la Biblia desconoce.

Este doble peligro, que documentamos en nuestros artículos anteriores con declaraciones de destacadas figuras del mundo católico y protestante, se halla también señalado en la Biblia. En el libro del Apocalipsis se describen con una antelación de siglos los sucesos más dramáticos del mundo político y religioso, hasta la culminación del proceso histórico con la segunda venida de Cristo a la tierra, solución final de todos los problemas humanos. En ese libro se usa con frecuencia la expresión "Babilonia", procedente de "Babel" confusión-, para referirse a un cristianismo popular, confundido y apostatado separado de la verdad un cristianismo que en lugar de iluminar esparce tinieblas. Ese cristianismo decadente y desorientado ha sufrido y está sufriendo los embates de varias corrientes filosóficas y teológicas modernas: la alta crítica, el modernismo religioso y el humanismo existencialista, que han quitado a Dios y a Cristo del centro de la vida del hombre y han puesto al yo humano en su lugar.

Existe sin embargo otro aspecto importante en la identificación de Babilonia. A Babilonia se la re-presenta en la Biblia por una mujer (Apocalipsis 17:1-6). En realidad, en las Escrituras se usa genéricamente el símbolo de una mujer para representar a una iglesia u organización religiosa. En el caso de la auténtica iglesia de Dios, se emplea la figura de una mujer pura. He aquí cómo San Juan describe este símbolo maravilloso: "Apareció en el cielo una gran señal: una mujer [la iglesia] vestida del sol [el Nuevo Testamento], con la luna [el Antiguo Testamento] debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas [los doce apóstoles]" (Apocalipsis 12: 1).

Pero también en las series proféticas del Apocalipsis se usa la figura de tina mujer para representar a una iglesia apóstata, sólo que en este caso se trata de una mujer impura, de una ramera. Para que tengamos todo el cuadro profético que nos ayude a identificar a Babilonia, transcribimos todo el pasaje: "Vino entonces uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo diciéndome: Ven acá, Y te mostraré la sentencia contra la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas [pueblos]; con la cual han fornicado los reyes de la tierra [aceptando sus enseñanzas y dogmas erróneos], y los moradores de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación [sus falsas enseñanzas]. Y me llevó en el espíritu al desierto; y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos. Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación; y en su frente un nombre escrito, un misterio: Babilonia la grande, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra.

"Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús; y cuando la vi, quedé asombrado con gran asombro" (Apocalipsis 17:1-6). En este pasaje profético, donde se usan una cantidad de símbolos perfectamente claros y explicados por otros textos de la Biblia, se denomina "Babilonia la Grande" a una mujer, que es una iglesia u organización eclesiástica.

¿Cuáles son las características objetivas que la profecía presenta acerca de Babilonia, y la mujer adúltera, la iglesia impura? Veamos:

1) Está sentada sobre muchas aguas (Vers. l). Y el mismo apóstol explica: "Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas" (Vers. 15). En otras palabras domina el pensamiento de los pueblos.

2) Con ella han fornicado "los reyes de la tierra", y "los moradores de la tierra" se han embriagado con su vino. Es decir que esa iglesia se ha hecho universal.

3) La "mujer sentada sobre una bestia" (Vers. 3), representa a una iglesia que maneja al gobierno. Las bestias en profecía representan Estados (Daniel 2 y 7). El jinete maneja al animal sobre el cual cabalga. El que la iglesia cabalgue sobre la bestia, implica que la domina, la maneja y la obliga a actuar según sus dictados. Sólo así se hace posible la coacción religiosa y las persecuciones. Hay unión de la iglesia y el Estado, pues es una iglesia que trata de ejercer predominio político siempre que puede.

4) La mujer tenía en la mano un cáliz que contenía el fruto de sus abominaciones y fornicaciones (Vers. 4). Dicho de otra manera, Babilonia se caracterizaría por una serie de doctrinas espurias, falsas cuando se las juzga con la Biblia, suprema norma de fe y piedra de toque de la verdad.

5) Esta mujer impura es "madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra" (Vers. 5). Ella misma es "Babilonia la grande". No sólo ella sostiene un cuerpo de doctrinas confundidas (Babilonia significa confusión) y erróneas, sino que una serie de otras "mujeres" -sus hijas-, iglesias menores, han sido atraídas por ella y han hecho causa común con ella, de manera que, aunque conserven su propia individualidad, no objetan sus dogmas, y se hallan perfectamente identificadas con sus fines y sus procedimientos.

6) Babilonia está ebria de la sangre los mártires de Jesús (Vers.6) Corrompida por el monopolio religioso, el poder, mundial, la popularidad, la unión con otras iglesias y la unión con el poder civil, comienza a imponer sus dogmas. Como muchos cristianos sinceros no aceptan sus imposiciones, y prefieren mantener su lealtad a Dios, su Palabra y su Ley, son perseguidos, y se convierten en mártires. Utilizando un signo profético diferente, otra profecía del apocalipsis habla de este mismo clima de persecución, indicando hasta qué punto iría (Apoc. 13:11-17). Los que no aceptasen las exigencias de carácter religioso perderían sus derechos civiles fundamentales, no podrían comprar ni vender. No sólo se verían del todo proscritos sino que se decretaría contra ellos sentencia de muerte que, gracias a Dios no lograría cumplirse porque Dios intervendrá a favor de sus hijos fieles.

7) La última escena de esta profecía descrita en el capítulo siguiente (cap. 18:6-24), y presenta el juicio y la destrucción de, Babilonia. Sin embargo, antes de la destrucción propiamente dicha por la intervención divina, con motivo de la segunda venida de Cristo a la tierra, la profecía habla de una caída espiritual o ideológica.

He aquí el pasaje:
"Después de esto vi otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria. Y clamó con voz potente: Ha caído, ha caído la gran Babilonia" (Apocalipsis 18:1, 2). Y en el capítulo 14 el profeta registra el mismo mensaje, proclamado por ángel que surca raudamente los cielos: "Otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación" (Cap. 14:8). Estamos asistiendo en estos días a la escena impresionante de la caída de Babilonia. La tierra está comenzando a ser alumbrada con la gloria de Dios (cap. 18:1) y lo será mucho más y completamente en el inminente futuro por la presentación clara y valiente del mensaje divino, el Evangelio eterno (cap. 14:6), puro, tal como aparece en la Biblia, sin mezcla de "inmundicia y fornicación" espiritual.

Cuando brilla la luz, las tinieblas retroceden Y se disipan. Ante el conocimiento de la verdad, el error se desmorona. El ángel que ilumina la tierra en base a la predicción del evangelio eterno produce automáticamente la caída de Babilonia. Pero el broche de oro de ésta profecía se halla en estas palabras: Ha Caído, ha caído la gran babilonia... salid de ella, pueblo mío, para que no seáis participes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas" (Apocalipsis 18:2-4). El hecho de que Dios llame a su pueblo a salir de Babilonia significa que él tendrá una hueste de hijos suyos, sinceros y piadosos, esparcidos en los más diversos sectores religiosos, que oirán la invitación y cumplirán lo profetizarlo por el Señor Jesús: "También tengo otras ovejas que no son de este redil aquellas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño y un pastor" (S. Juan 10:16).

En una hora cuando la inmensa mayoría de la humanidad prefiere seguir el camino fácil de la obsecuencia con las tradiciones populares y la conformidad jerárquica, la palabra de Dios lanza con voz de trompeta un desafío para que cada ser humano echo a la imagen de Dios investigue la verdad bíblica por su cuenta, y escuche la advertencia solemne a salir de Babilonia con sus errores y su confusión sólo así se puede evitar el trágico destino de verse envuelto en su destrucción para transitar en cambio por el único camino que conduce a la paz de este mundo y a la felicidad eterna en el reino de Dios.
Dr. Fernando Chaij