jueves, diciembre 06, 2012

REFLEXIÓN 23.- Dios, Nuestro Creador (Bencay)


Porque tú formaste mis entrañas, me cubriste desde antes de nacer. Te alabo, porque de modo formidable y maravilloso fui hecho. Maravillosas son tus obras. Lo sé muy bien. No fueron encubiertos de ti mis huesos, aun cuando en oculto fui formado, y tejido en lo más profundo de la tierra. Tus ojos velan mi embrión, todo eso estaba escrito en tu libro, habías señalado los días de mi vida, cuando aún no existía ninguno de ellos. (Salmos 139:13-16). 

El caso de Bencay: es una historia del todo alucinante, impresionante, y sobre todo milagrosa. Eran los últimos días de marzo del 2012. En que el ciclo regular debería de llegar, pero no llegó. Después de algunos días fuimos al laboratorio particular para el análisis de sangre, era un domingo, estábamos nerviosos. Pero el primer examen arrojó negativo. Volvió la calma entonces; pero seguía la duda. 

Y esta vez fue mi Rachel al seguro social, y el ginecólogo le dijo lo mismo que no había nada, que el retraso debe ser porque estas lactando, y por eso demora, pero tranquila ya vendrá el ciclo. Pero los días seguían pasando.
 Buscamos una tercera opinión, y la ecografía también salió con resultado negativo. Y otra vez volvió al seguro, y le dijeron lo mismo que los demás profesionales. 

Y en todo eso habían pasado 5 meses y se acercaba mi cumpleaños. Y en esa fecha lo dimos por aceptado que había un bebe en camino. Y desde que lo aceptamos empezó a notarse más y más. Y empezamos a orar agradeciendo a Dios, y como su voluntad se impuso a nuestros planes. Que fuera un varón. Y que cumpliera sus propósitos. Y que llegue más lejos de lo que su padre llegó en la misión de predicar su palabra. 

Y luego los análisis y ecografía, dieron un pronóstico que nacería el 5 de Diciembre. 

Pero hoy 6 de Diciembre es el día que se convierte en todo especial, porque llegó mi hijo Bencay. 
El quinto de mis hijos. Porque así Dios lo dispuso.
 Bendito seas Oh Señor. Tu misericordia permanezca siempre en mi hogar y en mis hijos y en toda mi descendencia y nos lleves fieles hasta el final de nuestra estadía en esta tierra. Hasta que en aquel día eterno nos levantemos para morar contigo por siempre jamás. Amen.  
 
Este deseo no solo debe ser mío, también hazlo tuyo(a), porque quien confía en Dios, 
y se deleita en él, siempre le irá bien. Dios te bendiga y despierte en ti el amor que puso en tu ser, cuando te creó. 
Con Afecto: Pio Pablo Huamán Julca 

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