“Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza, Seguridad mía desde mi juventud”. Salmos 71:5.
La madrugada del sábado 29 de junio del 2019. Quedará marcado en nuestras vidas. Eran como a las 2.45 am. Aprox. Cuando los gritos y llantos de los vecinos llenaron el aire. Y me levanté. Y cuando Salí para ver por la puerta a la calle. Vi que a dos casas de la mía. Grandes lenguas de fuego envolvían rápidamente las viviendas, sin que nada se pudiera hacer. Los vecinos salían presurosos con los pocos enseres que podían sacar y salían entre mezcla de emociones: gritos, llantos, impotencia y resignación al ver destruidos sus cosas.
Mis hijos ya estaban dormidos. Tuve que despertarlos y sacarlos a la intemperie como pude con la rapidez posible. Sabía que no llegaría a mi casa. Pero por precaución lo hice.
Luego de tanto esperar llegaron los bomberos y luego lentamente fueron dominado la situación. Al final se pudo saber que había una persona fallecida. Y varias propiedades arruinadas por el fuego.
Una vez más comprendí, cuan vulnerables somos. Y no hay seguridad si no en las manos de Dios.
Fueron varios días de oscuridad. Fueron momentos para aprender a vivir sin la tecnología. Saben es muy complicado. Pero gracias a Dios. es posible. Pude hacer cosas que no lo hubiera hechos de otra manera. Como descansar totalmente por ejemplo y dedicar un espacio en esas situaciones a los míos.
Mientras estemos en esta vida. No habrá seguridad plena.
Por eso cada día, debemos rogar a Dios por su protección y que se haga su voluntad. Amen.
“Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza,
Seguridad mía desde mi juventud”.
Ministerio Hno. Pio
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