martes, octubre 27, 2020

REFLEXIÓN 439. EL LLAMAMIENTO Y LA COMISIÓN DEL PROFETA (JEREMÍAS 1).

Jeremías 1. Es el llamado del profeta Jeremías a dar el último mensaje a su pueblo obstinado y apóstata. Sucede aproximadamente en el 626 AC. Dios le hace ver al profeta que lo conoce antes de que hubiera sido formado en el vientre de su madre. Y ante la negativa o excusa de Jeremías para tomar la misión. Dios se impone con argumentos definitivos.

Así comienza el ministerio de Jeremías, el profeta del tiempo del fin de Jerusalén y de la paciencia divina con éste pueblo. Donde su vida no sería fácil... Pero no lo vencerían. Abarca del 626-586 AC. Aproximadamente.

*Cuán importante es el valor, la valentía para llevar a cabo todo emprendimiento en la vida y con la ayuda de Dios. Como se le dijo a Josué, el sucesor de Moisés y Dios estaría con él, y con todos sus hijos. Amen.

Vers. (1-2) Época, (3-8) y llamado de Jeremías. (11-14) Sus visiones Proféticas de la vara de almendro y la olla hirviente. (15-16) Su duro mensaje contra Judá. (17-19) Dios lo anima con su promesa de ayuda.

1 Las palabras de Jeremías hijo de Hilcías, de los sacerdotes que estuvieron en Anatot, en tierra de Benjamín. 2 Palabra de Jehová que le vino en los días de Josías hijo de Amón, rey de Judá, en el año decimotercero de su reinado. 

3 Le vino también en días de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, hasta el fin del año undécimo de Sedequías hijo de Josías, rey de Judá, hasta la cautividad de Jerusalén en el mes quinto. 4 Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo: 5 Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones. 6 Y yo dije: ¡Ah! ¡ah, Señor Jehová!  He aquí, no sé hablar, porque soy niño. 7 Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande. 8 No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová. 9 Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca. 10 Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar.

11 La palabra de Jehová vino a mí, diciendo: ¿Que ves tú, Jeremías?  Y dije: Veo una vara de almendro. 12 Y me dijo Jehová: Bien has visto; porque yo apresuro mi palabra para ponerla por obra. 13 Vino a mí la palabra de Jehová por segunda vez, diciendo: ¿Qué ves tú?  Y dije: Veo una olla que hierve; y su faz está hacia el norte. 14 Me dijo Jehová: Del norte se soltará el mal sobre todos los moradores de esta tierra.

15 Porque he aquí que yo convoco a todas las familias de los reinos del norte, dice Jehová; y vendrán, y pondrá cada uno su campamento a la entrada de las puertas de Jerusalén, y junto a todos sus muros en derredor, y contra todas las ciudades de Judá. 16 Y a causa de toda su maldad, proferiré mis juicios contra los que me dejaron, e incensaron a dioses extraños, y la obra de sus manos adoraron.

17 Tú, pues, ciñe tus lomos, levántate, y háblales todo cuanto te mande; No Temas delante de ellos, para que no te haga yo quebrantar delante de ellos. 18 Porque he aquí que yo te he puesto en este día como ciudad fortificada, como columna de hierro, y como muro de bronce contra toda esta tierra, contra los reyes de Judá, sus príncipes, sus sacerdotes, y el pueblo de la tierra. 19 Y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte. (Jeremias 1).

1. Las Palabras De Jeremías. La introducción más común de los libros proféticos dice: "Vino palabra de Jehová" (Eze. 1: 3; Ose. 1: 1; Joel 1: 1; etc.). En la LXX el primer versículo de Jeremías dice: "La palabra de Dios, la cual vino a Jeremías". Algunos comentadores judíos sugieren que se usó la introducción hebrea más corta, porque el libro no sólo presenta profecías sino que también relata episodios de la vida de Jeremías (cf. Amós 1: 1).

Hilcías. Es probable que no sea el mismo Hilcías, sumo sacerdote, que tanto se destaca en el descubrimiento del "libro de la ley" (2 Rey. 22: 8). El hecho de que el padre de Jeremías fuera de Anatot, probablemente lo identifique como descendiente de Abiatar, quien fue quitado del sacerdocio en tiempos de Salomón (1 Rey. 2: 26-27, 35).

De Los Sacerdotes. Jeremías era sacerdote por nacimiento y profeta por llamamiento divino específico, como lo fueron también algunos de los otros profetas (Eze. 1: 3; Zac. 1: 1; cf. p. 1107).

Anatot. Una de las cuatro ciudades de Benjamín, asignada a los descendientes de Aarón (Jos. 21: 17-18), a unos 4 km. al noreste 390 de Jerusalén, al otro lado del monte de los Olivos.

2. El Año Decimotercero. Es decir, el año 628/ 27 a. C., si se supone que Jeremías computaba los años a partir del otoño; pero sería el 627/26 si los computaba a partir de la primavera, como piensan algunos (ver t. III, p. 96, nota 7). En cualquiera de los dos casos, se computa a partir de la muerte de Josías, en el año 609 a. C. (ver p. 537).

3. Año Undécimo. Es decir, el 586 a. C. (ver t. II, pp. 99-100). El cautiverio final comenzó en el quinto mes judaico de ese año.  Puesto que el ministerio profético de Jeremías continuó más allá de esa fecha (ver p. 21), duró más de 40 años.

4. Vino, Pues, Palabra De Jehová. Es evidente que el primer capítulo es la introducción del autor para todo el libro. En esta introducción, Jeremías presenta desde el mismo comienzo sus credenciales como profeta de Dios. Esta vocación no había sido suya por elección humana, sino por orden directa de Dios. La convicción íntima del llamamiento divino fue la fuerza que impulsó su ministerio, y su apoyo y sostén en momentos de desánimo.

5. Antes Que Te Formase. Aun antes de que Jeremías hubiera nacido, Dios había tenido el propósito de que fuera un profeta. Dios ha asignado a toda persona un lugar para trabajar y una responsabilidad en su gran plan (ver PR 393; PVGM 262).

Te Santifiqué. Heb. qadash, verbo que en la forma que aquí emplea, significa "declarar sagrado". "Te tenía consagrado" (BJ). Ver com. Gén. 2:3. Dios había apartado a Jeremías para una obra especial; lo había asignado para que realizara su tarea profética especial.

Te Di. El verbo nathan, "dar", también puede traducirse como "designar". "Profeta de las naciones te constituí" (BJ). En forma similar se escogió a Juan el Bautista antes de que naciera (Luc. 1: 15). Jeremías podría haberse negado a aceptar el llamado divino. Al nacer, todos los hombres están dotados de ciertas posibilidades, pero ellos son responsables de desarrollar plenamente esas aptitudes. Del mismo modo, Dios hoy tiene un plan para cada persona. "El lugar específico señalado para nosotros en la vida es determinado por nuestras aptitudes" (Ed 259). Debemos descubrir cuál es ese lugar y procurar cumplir el propósito y el plan que Dios tiene para con nosotros.

Profeta. Profeta es aquel que recibe revelaciones directas de parte de Dios para comunicarlas a otros. La predicción no se origina en el profeta: éste es sólo el portavoz o intérprete de Dios. La revelación que recibe el profeta puede referirse o no al futuro.

Naciones. Heb. goyim, "paganos" o "gentiles". Jeremías sería mensajero de Dios no sólo para Judá, sino también para las naciones gentiles vecinas.

6. ¡Ah, Señor Jehová! Ver t. I pp. 39, 179-181. El joven se aterrorizó ante la idea de ser profeta. Fue abrumado por el sentimiento de indignidad; su naturaleza rechazaba una tarea que lo obligaría a ser diferente de sus contemporáneos. Como lo indica una amarga queja posterior (cap. 15: 10), temía la enemistad de los hombres.

No Sé Hablar. Jeremías argumentó que carecía de la elocuencia necesaria para ejercer el oficio profético. Un profeta debe dirigirse a personas importantes y a grandes multitudes. Como no era un hábil orador, ¿cómo podría atraer la atención del pueblo o influir en él en favor de Dios? (Ver com. Exo. 3: 11; 4:10.) Pensó que no podría expresar sus mensajes en el lenguaje apropiado.

Niño. Heb. ná'ar, "joven" (Gén. 41: 12; Exo. 33: 11). A juzgar por la duración de su ministerio, es probable que Jeremías tuviera en este tiempo menos de 25 años, quizá entre 18 y 20 años. En otros pasajes se emplea la palabra ná'ar para designar a adultos jóvenes (Gén. 41: 12; ver com. 1 Rey. 3: 7).

7. No Digas. Dios se negó a aceptar las excusas del profeta, y respondió con una declaración categórica de su voluntad.  Cuando Dios ordena, están fuera de lugar los pensamientos que giran en torno del yo. No queda más que un camino: la completa obediencia. Jeremías debía ir a cualquier parte y dirigirse a cualquier persona que Dios escogiera, ya fuera a reyes idólatras, a sacerdotes corruptos, a profetas mentirosos, a jueces injustos, a hombres de toda jerarquía, sin importar cuán prominentes o poderosos fueran. Jeremías declaró: "No sé hablar"; pero Dios le respondió: "Dirás todo lo que te mande". Dios lo capacitaría para hacer todo lo que se le indicara que debía hacer (cf. Exo. 4: 10-12; Mat. 10: 18-19).

8. Contigo Estoy. Dios prometió ayudar y proteger a su profeta. La convicción de que 391 Dios lo acompañaba, hizo que Jeremías se elevara por encima de su temor y timidez y lo tornó invencible. Fue acosado por muchos enemigos poderosos, y con frecuencia se encontró en grave peligro por causa de sus enseñanzas impopulares y su dura condenación de la impiedad. Pero esta promesa, repetida al menos dos veces (cap. 1:19; 15:20), fue una fuente de inmensa fortaleza y de gran consuelo para él. Del mismo modo, la abarcante promesa de Jesús: "Yo estoy con vosotros todos los días" (Mat. 28: 18-20), ha sido motivo de ánimo y fortaleza para los cristianos que han procurado obedecer la gran comisión de predicar el Evangelio.

9. Tocó Mi Boca. Después de que fue llamado el profeta se realizó este solemne acto de consagración, como símbolo de la comunicación de nuevos poderes de pensamiento y expresión. Apenas recibió este toque en sus labios (Isa. 6:6-7), Jeremías se sintió seguro de que no habría incertidumbre en su mensaje. Saldría a pronunciar las palabras que el Espíritu de Dios colocara en su corazón (Jer. 5:14; 15:16; cf. Isa. 51:16; 59:21; Mat. 10:20; 2Ped. 1: 21).

10. Sobre Naciones. El profeta fue investido con la autoridad de Dios como su representante. La forma verbal traducida "he puesto", significa "designar a una persona para desempeñar un puesto de autoridad" (Gén. 39: 4-5; Núm. 1: 50; 2 Rey. 25: 23). Jeremías fue designado por Dios para ser su representante, y le fue dada autoridad para declarar los propósitos que Dios tenía para las naciones. Su palabra habría de ser la palabra de Dios (Isa. 55: 10-11).

Para Arrancar. Se representa al profeta que anuncia los propósitos de Dios como si él mismo los ejecutara. (Jer. 5: 14; Isa. 6: 10; Eze. 43: 3). La obra de Jeremías habría de ser doble: una obra tanto destructora como de edificación. Las metáforas de Jer. 1: 10 fueron basadas en la arquitectura y la agricultura. Se emplean cuatro verbos para expresar el aspecto destructor de los castigos, y dos para declarar el propósito divino de restaurar y sanar. El libro de Jeremías constituye un comentario sobre estas afirmaciones.

11. Almendro. Heb. shaqed, de la raíz shaqad, "ser vigilante", "estar en vigilia".  Evidentemente, el nombre del árbol se origina en el hecho de que el almendro es el primer árbol que "despierta" en la primavera. En Palestina puede estar floreciendo ya en enero.

12. Yo Apresuro. Del Heb. shaqad (ver com. vers. 11). Hay un interesante juego de palabras en los vers. 11-12: "Veo una vara del árbol vigilante... Bien has visto; porque yo estoy vigilante sobre mi palabra para ponerla por obra". O quizá: "Veo una vara del árbol alerta.... porque estoy alerta para poner mi palabra por obra".

13. Olla. Heb. sir, vasija doméstica que se usaba para cocinar (2 Rey. 4: 38) y lavar (Sal. 60: 8). Esta segunda visión representaba a la "palabra" sobre la cual Dios vigilaba para ponerla por obra, y daba a conocer el instrumento que cumpliría esa palabra. El hebreo habla de una "olla soplada", es decir, una olla que está sobre un fuego al cual se sopla para que haga hervir con mayor fuerza el contenido de la olla (cf. Job. 41: 20).

Hacia El Norte. Preferiblemente, "desde el norte". "Un puchero hirviendo estoy viendo, que se vuelca de norte a sur" (BJ).  Evidentemente, la olla estaba ladeada, y a punto de volcar su contenido hirviente hacia el sur, sobre la tierra de Judá.

14. Del Norte. Ver com. cap. 4: 6; cf. Eze. 26: 7. Aunque Babilonia quedaba al este de Judá, los caminos militares y las rutas de invasión hacia Palestina avanzaban hacia Judá desde el norte. Era casi imposible que los ejércitos cruzaran el desierto que estaba directamente al este de Palestina. Por esto los hebreos con frecuencia se referían a Babilonia como si estuviera en el norte. La dirección no se refiere a la ubicación del país de origen del invasor, sirio a la ruta que seguiría para invadir a Judá, pues tanto los invasores del norte como los del este, venían desde el norte. Se dice que los cautivos fueron llevados al país del norte, y que desde allí Jehová los haría volver (Jer. 3: 18; 23: 8; 31: 8; Zac. 2: 6).

El Mal. Ese mal que los profetas habían predicho por tanto tiempo (Miq. 3: 12). La voz hebrea ra'ah, aquí traducida, "mal", no siempre se refiere al mal moral. Muchas veces se emplea para describir dificultades, desgracias o calamidades.

15. Yo Convoco. El verbo hebreo no expresa tiempo futuro, sino una acción que ya se ha iniciado: "Yo estoy convocando".

Los Reinos Del Norte. Ver com. vers. 14. Las tribus o clanes que forman el reino del invasor que viene del norte (ver cap. 25: 9).  El pasaje también podría traducirse: "Yo convoco a todas las familias, los reinos del norte". 392 El empleo del plural tiene por objeto acentuar la magnitud de la calamidad que se avecina.

De Las Puertas. En el antiguo Cercano Oriente, la puerta de la ciudad era el lugar habitual donde se administraba justicia (ver com. Gén. 19: 1; Jos. 20: 4; Job 29: 7). Los príncipes de los ejércitos conquistadores establecerían la sede de su autoridad en las puertas de Jerusalén. (Jer. 39: 3-5; cf. cap. 43: 9-10).

16. Contra Los Que Me Dejaron. Los pecados mencionados habían sido muy notables durante el reinado del impío Manasés (2 Crón. 33: 1-7).

17. Ciñe Tus Lomos. Esta metáfora se basa en la costumbre del Cercano Oriente de ceñirse las largas vestimentas sueltas con una faja o un cinturón, como preparación para viajar o realizar algún trabajo (1 Rey. 18: 46; 2 Rey. 4: 29; 9: 1; ver com. Sal. 65: 6). Jeremías debía prepararse resueltamente para su tarea (cf. Luc. 12: 35; 1 Ped. 1: 13). Tenía que presentar con franqueza y sin temor cualquier mensaje que Dios le diera.

Para Que No Te Haga Yo Quebrantar. Las repetidas exhortaciones a tener ánimo indican la timidez natural del joven profeta (cf. 1 Tim. 4: 12; 6: 13; 2 Tim. 2: 3). También implican que Jeremías hallaría mucha oposición a su obra.

18. Yo Te He Puesto. El "yo" de este versículo está en oposición al "tú" del versículo anterior. Ambos pronombres son enfáticos en hebreo. El profeta debía hacer sin temor su parte, y Dios haría la suya, concediéndole la protección y el poder que le fueran necesarios.

Ciudad Fortificada. Símbolo de fuerza y de invencibilidad.

19. Yo Estoy Contigo. A Jeremías se le advirtió que la realización de la obra de Dios suscitaría la más acérrima oposición del enemigo. A semejanza de los discípulos de Jesús, siglos más tarde, Jeremías fue enviado como cordero "en medio de lobos" (Luc. 10:3); sin embargo, la presencia de Dios iría con él y lo protegería (cf. Exo. 33: 14). 4CBA

Ministerio Hno. Pio

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