miércoles, diciembre 09, 2020

REFLEXIÓN 494. NARRACIONES BIOGRÁFICAS E HISTÓRICAS: ACONTECIMIENTOS POSTERIORES AL ASOLAMIENTO DE JERUSALÉN: Advertencias Contra La Idolatría En Egipto (JEREMÍAS 44).

Jeremías 44. Trata ampliamente sobre las Advertencias de Dios, por medio del profeta Jeremías a los judíos que huyeron a Egipto, por sus prácticas idolátricas en ese país.

¿Cómo llegaron a ese nivel de negar y negar la realidad que Vivian? Habían visto como Jerusalén fue destruida y quemada juntamente con el Templo. Pero seguían en el camino que llevó a esa ciudad a ese destino de destrucción. ¿Cómo comprender esa actitud?

Así como la vida de bien hacia Dios, tiene un proceso ascendente, día tras día; de igual manera el camino del mal, en forma descendente... A este proceso de maldad llegaron las últimas generaciones... (Isaías 5:20)

Vers. (1-10) Jeremías expresa la desolación de Judá por causa de la idolatría. (11-14) Predice la destrucción de los que huyeron a Egipto. (15-19) La obstinación de los judíos. (20-28) Jeremías los amenaza por su conducta, (29-30) y, como señal, predice la destrucción de Egipto.

1 PALABRA que vino a Jeremías acerca de todos los judíos que moraban en la tierra de Egipto, que vivían en Migdol, en Tafnes, en Menfis y en tierra de Patros, diciendo: 2 Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Vosotros habéis visto todo el mal que traje sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá; y he aquí que ellas están el día de hoy asoladas; no hay quien more en ellas, 3 a causa de la maldad que ellos cometieron para enojarme, yendo a ofrecer incienso, honrando a dioses ajenos que ellos no habían conocido, ni vosotros ni vuestros padres. 4 Y envié a vosotros todos mis siervos los profetas, desde temprano y sin cesar, para deciros: No hagáis esta cosa abominable que yo aborrezco. 5 Pero no oyeron ni inclinaron su oído para convertirse de su maldad, para dejar de ofrecer incienso a dioses ajenos.

6 Se derramó, por tanto, mi ira y mi furor, y se encendió en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, y fueron puestas en soledad y en destrucción, como están hoy. 7 Ahora, pues, así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: ¿Por qué hacéis tan grande mal contra vosotros mismos, para ser destruidos el hombre y la mujer, el muchacho y el niño de pecho de en medio de Judá, sin que os quede remanente alguno, 8 haciéndome enojar con las obras de vuestras manos, ofreciendo incienso a dioses ajenos en la tierra de Egipto, adonde habéis entrado para vivir, de suerte que os acabéis, y seáis por maldición y por oprobio a todas las naciones de la tierra? 9 ¿Os habéis olvidado de las maldades de vuestros padres, de las maldades de los reyes de Judá, de las maldades de sus mujeres, de vuestras maldades y de las maldades de vuestras mujeres, que hicieron en la tierra de Judá y en las calles de Jerusalén? 10 No se han humillado hasta el día de hoy, ni han tenido temor, ni han caminado en mi ley ni en mis estatutos, los cuales puse delante de vosotros y delante de vuestros padres.

11 Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo vuelvo mi rostro contra vosotros para mal, y para destruir a todo Judá. 12 Y tomaré el resto de Judá que volvieron sus rostros para ir a tierra de Egipto para morar allí, y en tierra de Egipto serán todos consumidos; caerán a espada, y serán consumidos de hambre; a espada y de hambre morirán desde el menor hasta el mayor, y serán objeto de execración, de espanto, de maldición y de oprobio. 13 Pues castigaré a los que moran en tierra de Egipto como castigué a Jerusalén, con espada, con hambre y con pestilencia. 14 Y del resto de los de Judá que entraron en la tierra de Egipto para habitar allí, no habrá quien escape, ni quien quede vivo para volver a la tierra de Judá, por volver a la cual suspiran ellos para habitar allí; porque no volverán sino algunos fugitivos. 

15 Entonces todos los que sabían que sus mujeres habían ofrecido incienso a dioses ajenos, y todas las mujeres que estaban presentes, una gran concurrencia, y todo el pueblo que habitaba en tierra de Egipto, en Patros, respondieron a Jeremías, diciendo: 16 La palabra que nos has hablado en nombre de Jehová, no la oiremos de ti; 17 sino que ciertamente pondremos por obra toda palabra que ha salido de nuestra boca, para ofrecer incienso a la reina del cielo, derramándole libaciones, como hemos hecho nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros príncipes, en las ciudades de Judá y en las plazas de Jerusalén, y tuvimos abundancia de pan, y estuvimos alegres, y no vimos mal alguno. 18 Mas desde que dejamos de ofrecer incienso a la reina del cielo y de derramarle libaciones, nos falta todo, y a espada y de hambre somos consumidos. 19 Y cuando ofrecimos incienso a la reina del cielo, y le derramamos libaciones, ¿acaso le hicimos nosotras tortas para tributarle culto, y le derramamos libaciones, sin consentimiento de nuestros maridos?

20 Y habló Jeremías a todo el pueblo, a los hombres y a las mujeres y a todo el pueblo que le había respondido esto, diciendo: 21 ¿No se ha acordado Jehová, y no ha venido a su memoria el incienso que ofrecisteis en las ciudades de Judá, y en las calles de Jerusalén, vosotros y vuestros padres, vuestros reyes y vuestros príncipes y el pueblo de la tierra? 22 Y no pudo sufrirlo más Jehová, a causa de la maldad de vuestras obras, a causa de las abominaciones que habíais hecho; por tanto, vuestra tierra fue puesta en asolamiento, en espanto y en maldición, hasta quedar sin morador, como está hoy. 23 Porque ofrecisteis incienso y pecasteis a la voz de Jehová, y no obedecisteis a la voz de Jehová, ni anduvisteis en su ley ni en sus estatutos ni en sus testimonios; por tanto, ha venido sobre vosotros este mal, como hasta hoy. 

24 Y dijo Jeremías a todo el pueblo, y a todas las mujeres: Oíd palabra de Jehová, todos los de Judá que estáis en tierra de Egipto. 25 Así ha hablado Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, diciendo: Vosotros y vuestras mujeres hablasteis con vuestras bocas, y con vuestras manos lo ejecutasteis, diciendo: Cumpliremos efectivamente nuestros votos que hicimos, de ofrecer incienso a la reina del cielo y derramarle libaciones; confirmáis a la verdad vuestros votos, y ponéis vuestros votos por obra. 26 Por tanto, oíd palabra de Jehová, todo Judá que habitáis en tierra de Egipto: He aquí he jurado por mi grande nombre, dice Jehová, que mi nombre no será invocado más en toda la tierra de Egipto por boca de ningún hombre de Judá, ¿diciendo: Vive Jehová el Señor. 

27 He aquí que yo velo sobre ellos para mal, y no para bien; y todos los hombres de Judá que están en tierra de Egipto serán consumidos a espada y de hambre, hasta que perezcan del todo. 28 Y los que escapen de la espada volverán de la tierra de Egipto a la tierra de Judá, pocos hombres; sabrá, pues, todo el resto de Judá que ha entrado en Egipto a morar allí, la palabra de quién ha de permanecer: si la mía, o la suya.

29 Y esto tendréis por señal, dice Jehová, de que en este lugar os castigo, para que sepáis que de cierto permanecerán mis palabras para mal sobre vosotros. 30 Así ha dicho Jehová: He aquí que yo entrego a Faraón Hofra rey de Egipto en mano de sus enemigos, y en mano de los que buscan su vida, así como entregué a Sedequías rey de Judá en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, su enemigo que buscaba su vida. (Jeremías 44).

1. En la tierra de Egipto. Es probable que este mensaje de Dios llegara algunos años después de los sucesos que se relatan en el cap. 43 (ver com. cap. 44: 15). Sin duda los emigrantes de Judea se habían establecido en las tres ciudades que se mencionan.

Migdol. Se cree que corresponde con Tell el-Heir, lugar- situado a unos 10 km. al sur de Pelusio. Tafnes... Menfis. Ver com. cap. 2: 16. 

Patros. No era una ciudad, sino una región.  Era el nombre general que se aplicaba al Alto Egipto, o sea a la parte sur del país (ver. t. III, p. 83).

2. Habéis Visto Todo El Mal. Dios comienza con un llamado relacionado con la experiencia personal. En esta manera esperaba convencer a los judíos de que sus dificultades y angustias habían sido causadas por su apostasía y su abandono del culto verdadero (3).

4. Desde Temprano. Ver com. cap. 7: 13.

5. Su Oído. C.f. Isa. 55: 3; Jer. 7: 24; 25: 4.

8. Ofreciendo Incienso. Estas palabras insinúan que, además de persistir con las conocidas prácticas idolátricas de su propio país, participaban también del culto egipcio. Por el peligro de esa relación idolátrica con Egipto, Jeremías se había opuesto a todo plan de alianza con ese país.

9. Las Maldades De Sus Mujeres. La historia del pueblo de Dios muestra claramente que esas princesas reales contribuyeron mucho a la apostasía. Salomón introdujo la idolatría en buena medida por la influencia de sus esposas paganas (1 Rey. 11: 4-8). La reina madre de Asa ejerció esa misma influencia impía (1 Rey. 15: 9-13), y también la reina madre de Ocozías (2 Crón. 22: 1-4). Muchas mujeres de la casa real eran extranjeras de nacimiento y por eso se convirtieron en las principales promotores del culto idolátrico extranjero. Las esposas de los nobles y de otros ciudadanos siguieron su inicuo ejemplo.

10. Delante De Vuestros Padres. Cf.  Rom. 9: 4-5.

11. Yo Vuelvo Mi Rostro. Ver com.  Eze. 6: 2.

12. Volvieron Sus Rostros. Nótese el empleo de esta expresión. Dios había vuelto su rostro contra su pueblo (vers. 11), porque éste había vuelto su rostro para oponerse al consejo divino.

14. A La Cual Suspiran Ellos. Una indicación de que los exiliados todavía se aferraban a la esperanza de volver a su patria. En el vers. 28 se repite con más detalles la segura promesa de que habría algunos que escaparían.

15. Los Que Sabían. Sin duda los esposos habían consentido, tarde o temprano, en las prácticas de idolatría de sus mujeres (ver com. vers. 19).

17. La Reina Del Cielo. Nombre con el cual generalmente se identifica a Ishtar, diosa de los asirios y los babilonios. Las ceremonias inmorales relacionadas con este culto despertaron la indignación de Jeremías, especialmente porque parece haber sido una parte importante de la idolatría que entonces se practicaba. Ishtar era la diosa madre, y equivalía a la diosa que los hebreos denominaban Astoret, y los cananeos, Astarté, cuyas estatuillas se encuentran en Palestina (ver t. 11, PP. 41, 318-3 1 g).

https://elaguila3008.blogspot.com/2020/10/religion-y-practicas-del-culto-de-los.html

Esta diosa de la fertilidad, de la maternidad, del amor sexual y de la guerra, era adorada con ritos sumamente inmorales y degradantes.  En esencia era la misma diosa que se adoraba con muchos nombres y en muchas formas, tales como la tierra-madre, la virgen-madre. Se identifica por lo general con Atargatis, la "gran madre" del Asia Menor, Artemisa (Diana) de Efeso, Venus, y otras. En varios de los nombres de la diosa madre-virgen figuraban elementos que significan "señora" o "dueña" tales como Nana, Innini, lrnini, Beltis. Algunos de los nombres que se le daban eran Belti, "mi dama" (equivalente exacto del término italiano madonna), Belit-ni, "nuestra señora", y "reina del cielo', nombre que se le daba a Ishtar cuando se la adoraba sobre los tejados de las casas como estrella matutina o vespertina, con una ofrenda de tortas, vino e incienso. Se conocía a Ishtar también como la madre misericordiosa que intercedía con los dioses en favor de los adoradores de ella. Algunos de esos nombres y atributos se aplican hoy a la Virgen María. Se cree que muchos de los cultos locales a la Virgen que subsisten en el antiguo mundo son la supervivencia moderna del culto de alguno de los diversos aspectos de la antigua diosa madre.

Judá... Jerusalén. Mucho antes del cautiverio el pueblo se había entregado a la idolatría.  Reformas como las de Ezequías y de Josías no habían sido permanentes.

19. Tortas. Ver com. cap. 7: 18. Sin consentimiento de nuestros maridos. Resentidas por las palabras condenatorias de Jeremías, las mujeres reaccionaron rápidamente en defensa propia afirmando que sus maridos habían sancionado su proceder.

22. Sin Morador. No debería considerarse que la desolación sería absoluta y total. Aquí se presenta apenas un cuadro patético de la tremenda desolación de Judá (ver com. 4:25).

23. Por Tanto, Ha Venido. El profeta desecha decididamente la defensa de los apóstatas. Les muestra que su aparente y cacareada prosperidad terminó en tragedia, y su tierra se tornó "en asolamiento, en espanto y en maldición, hasta quedar sin morador, como está hoy" (vers. 22).

25. Cumpliremos Efectivamente Nuestros Votos. Jeremías les asegura irónicamente que sus votos de contumaz desobediencia a la voluntad de Dios serán anulados por la decisión divina de que experimentarán angustia y muerte en Egipto (vers. 13).

26. Mi Grande Nombre. Es decir, Yahweh el Señor (Gén. 22: 16; Exo. 3: 15; ver com. Jer. 7:3). El nombre de Dios no sería "invocado más" por los apóstatas "en toda la tierra de Egipto", porque ellos le habían faltado el respeto y lo habían profanado, y porque serían "consumidos" del todo (Jer. 44: 27).

30. Faraón Hofra. Faraón egipcio conocido por los griegos como Apries, quien reinó unos 20 años (589-570 a. C.). Por causa de una revuelta de su ejército tuvo que ceder el trono a Ahmose, comandante del ejército, mejor conocido como Amosis, su nombre griego (ver t. 11, p. 93). Según una tradición, Jeremías murió apedreado a manos de los judíos en Egipto, porque condenó la conducta 534 de ellos; pero otras tradiciones afirman que el profeta fue llevado a Babilonia o a Judá por Nabucodonosor cuando invadió Egipto, en donde murió de muerte natural. (4CBA) Ministerio Hno. Pio 


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