miércoles, febrero 10, 2021

REFLEXIÓN 567. EL LIBRO DEL PROFETA DANIEL (I. SECCIÓN HISTÓRICA) EL SUEÑO DE NABUCODONOSOR SOBRE LA GRAN IMAGEN (DANIEL 2).

Daniel 2. Es el sueño del rey de Babilonia, Nabucodonosor, quien pide a sus sabios, astrólogos. magos… que le muestren que soñó y su interpretación. Bajo amenazas de muerte, sino logran decirle su sueño… y honores y gloria si le dicen e interpretan.

El capítulo se divide así: Vers. (1-9) Nabucodonosor, afligido por que no puede recordar su sueño, se lo pide a los caldeos, con amenazas y promesas. (10-13) Estos reconocen su inhabilidad y son sentenciados a muerte. (14-16) Daniel logra obtener una tregua y pide tiempo (17-23) Daniel recibe sabiduría y se le revela el sueño y expresa gratitud. Bendice a Dios. (24-30) Haciendo detener el decreto, es traído ante el rey. Y le anticipa al rey, que el único que puede mostrarle e interpretar su sueño es Dios y que él, solo es un medio (31-35) Daniel Narra El sueño que vio el Rey (36-45) e interpreta el sueño (46-49) Nabucodonosor reconoce la grandeza de Dios. El Encumbramiento de Daniel y sus compañeros.

1 EN EL segundo año del reinado de Nabucodonosor, tuvo Nabucodonosor sueños, y se perturbó su espíritu, y se le fue el sueño 2 Hizo llamar el rey a magos, astrólogos, encantadores y caldeos, para que le explicasen sus sueños. Vinieron, pues, y se presentaron delante del rey 3 Y el rey les dijo: He tenido un sueño, y mi espíritu se ha turbado por saber el sueño 4 Entonces hablaron los caldeos al rey en lengua aramea: Rey, para siempre vive; di el sueño a tus siervos, y te mostraremos la interpretación

5 Respondió el rey y dijo a los caldeos: El asunto lo olvidé; si no me mostráis el sueño y su interpretación, seréis hechos pedazos, y vuestras casas serán convertidas en muladares 6 Y si me mostrarais el sueño y su interpretación, recibiréis de mí dones y favores y gran honra. Decidme, pues, el sueño y su interpretación 7 Respondieron por segunda vez, y dijeron: Diga el rey el sueño a sus siervos, y le mostraremos la interpretación 8 El rey respondió y dijo: Yo conozco ciertamente que vosotros ponéis dilaciones, porque veis que el asunto se me ha ido 9 Si no me mostráis el sueño, una sola sentencia hay para vosotros. Ciertamente preparáis respuesta mentirosa y perversa que decir delante de mí, entre tanto que pasa el tiempo. Decidme, pues, el sueño, para que yo sepa que me podéis dar su interpretación

10 Los caldeos respondieron delante del rey, y dijeron: No hay hombre sobre la tierra que pueda declarar el asunto del rey; además de esto, ningún rey, príncipe ni señor preguntó cosa semejante a ningún mago ni astrólogo ni caldeo 11 Porque el asunto que el rey demanda es difícil, y no hay quien lo pueda declarar al rey, salvo los dioses cuya morada no es con la carne. 12 Por esto el rey con ira y con gran enojo mandó que matasen a todos los sabios de Babilonia.

13 Y se publicó el edicto de que los sabios fueran llevados a la muerte; y buscaron a Daniel y a sus compañeros para matarlos. 14 Entonces Daniel habló sabia y prudentemente a Arioc, capitán de la guardia del rey, que había salido para matar a los sabios de Babilonia. 15 Habló y dijo a Arioc capitán del rey: ¿Cuál es la causa de que este edicto se publique de parte del rey tan apresuradamente? Entonces Arioc hizo saber a Daniel lo que había. 16 Y Daniel entró y pidió al rey que le diese tiempo, y que él mostraría la interpretación al rey.

17 Luego se fue Daniel a su casa e hizo saber lo que había a Ananías, Misael y Azarías, sus compañeros 18 para que pidiesen misericordias del Dios del cielo sobre este misterio, a fin de que Daniel y sus compañeros no pereciesen con los otros sabios de Babilonia. 19 Entonces el secreto fue revelado a Daniel en visión de noche, por lo cual bendijo Daniel al Dios del cielo 20 Y Daniel habló y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la sabiduría. 21 Él muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos. 22 Él revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la luz. 23 A ti, oh Dios de mis padres, te doy gracias y te alabo, porque me has dado sabiduría y fuerza, y ahora me has revelado lo que te pedimos; pues nos has dado a conocer el asunto del rey.

24 Después de esto fue Daniel a Arioc, al cual el rey había puesto para matar a los sabios de Babilonia, y le dijo así: No mates a los sabios de Babilonia; llévame a la presencia del rey, y yo le mostraré la interpretación. 25 Entonces Arioc llevó prontamente a Daniel ante el rey, y le dijo así: He hallado un varón de los deportados de Judá, el cual dará al rey la interpretación. 26 Respondió el rey y dijo a Daniel, al cual llamaban Beltsasar: ¿Podrás tú hacerme conocer el sueño que vi, y su interpretación? 27 Daniel respondió delante del rey, diciendo: El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos ni adivinos lo pueden revelar al rey.

28 Pero hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros días. He aquí tu sueño, y las visiones que has tenido en tu cama: 29 Estando tú, oh rey, en tu cama, te vinieron pensamientos por saber lo que había de ser en lo por venir; y el que revela los misterios te mostró lo que ha de ser. 30 Y a mí me ha sido revelado este misterio, no porque en mí haya más sabiduría que en todos los vivientes, sino para que se dé a conocer al rey la interpretación, y para que entiendas los pensamientos de tu corazón.

31 Tú, oh rey, veías, y he aquí una gran imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible. 32 La cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce33 sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido. 34 Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. 35 Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra.

36 Este es el sueño; también la interpretación de él diremos en presencia del rey. 37 Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad. 38 Y dondequiera que habitan hijos de hombres, bestias del campo y aves del cielo, él los ha entregado en tu mano, y te ha dado el dominio sobre todo; tú eres aquella cabeza de oro. 39 Y después de ti se levantará otro reino inferior al tuyo; y luego un tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra. 40 Y el cuarto reino será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y rompe todas las cosas, desmenuzará y quebrantará todo. 

41 Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de hierro, será un reino dividido; mas habrá en él algo de la fuerza del hierro, así como viste hierro mezclado con barro cocido. 42 Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, el reino será en parte fuerte, y en parte frágil. 43 Así como viste el hierro mezclado con barro, se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro. 

44 Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre, 45 de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación.

46 Entonces el rey Nabucodonosor se postró sobre su rostro y se humilló ante Daniel, y mandó que le ofreciesen presentes e incienso. 47 El rey habló a Daniel, y dijo: Ciertamente el Dios vuestro es Dios de dioses y Señor de los reyes, y el que revela los misterios, pues pudiste revelar este misterio. 48 Entonces el rey engrandeció a Daniel, y le dio muchos honores y grandes dones, y le hizo gobernador de toda la provincia de Babilonia, y jefe supremo de todos los sabios de Babilonia. 49 Y Daniel solicitó del rey, y obtuvo que pusiera sobre los negocios de la provincia de Babilonia a Sadrac, Mesac y Abed-nego; y Daniel estaba en la corte del rey. (Daniel 2).

1. Segundo año. En cuanto a la identificación del 2.º año del reinado de Nabucodonosor y la explicación de cómo los tres años del aprendizaje de Daniel (cap. 1: 5, 18) habían concluido antes del fin del 2.º año del rey, ver com. cap. 1: 18.

Tuvo. . . sueños. Quizá se usa el plural para indicar la pluralidad de sucesos vistos en el sueño. El singular aparece en los vers. 3-6, etc. Los registros de la antigua Mesopotamia cuentan de muchos sueños de reyes. En uno de ellos, Gudea -sacerdote y rey de la ciudad mesopotámica de Lagash en el tercer milenio a, C.- vio a un hombre que llevaba en la cabeza una corona real cuya estatura alcanzaba desde la tierra hasta el cielo.  Los antiguos consideraban los sueños con temor; pensaban que eran revelaciones de sus deidades y procuraban descubrir su verdadera interpretación.

El Señor en su providencia dio a Nabucodonosor este sueño. Dios tenía un mensaje para el rey de Babilonia. Había representantes de Dios en los palacios de Nabucodonosor mediante los cuales él podía comunicar un conocimiento de sí mismo. Dios no hace acepción de personas ni de naciones. Su propósito es salvar a tantos como lo deseen, de cualquier tribu o nación. Ansiaba tanto salvar a la antigua Babilonia como anhelaba salvar a Israel.

El sueño tenía el propósito de revelar Nabucodonosor que el decurso de la historia estaba ordenado por el Altísimo y sujeto a su voluntad. Al rey se le mostró la responsabilidad que le cabía en el gran plan del cielo, fin de que tuviese la oportunidad de cooperar voluntaria y eficazmente con el programa divino.

Las lecciones de historia dadas a Nabucodonosor habrían de instruir a las naciones y los hombres hasta el fin del tiempo. Otros cetros, además del de Babilonia, han regido los pueblos a lo largo de los siglos. A cada nación de la antigüedad Dios le asignó un lugar especial en su gran plan. Cuando los gobernantes y el pueblo no aprovecharon su oportunidad, su gloria fue abatida hasta el polvo. Las naciones de hoy debieran hacer caso de las lecciones de la historia pasada. Por encima de las fluctuantes escenas de la diplomacia internacional, el gran Dios del cielo está en su trono "silenciosa y pacientemente" cumpliendo "los designios y la voluntad de él" (PR 366). Al fin la estabilidad y la inmutabilidad vendrán cuando Dios mismo, al terminar el tiempo, establezca su reino que nunca será destruido (vers. 44; ver com. cap. 4-17).

Dios se allegó al rey Nabucodonosor por medio de un sueño porque, evidentemente, ése era el medio más efectivo para impresionarlo con la importancia del mensaje así impartido, para ganar su confianza y asegurar su cooperación. Como todos los antiguos, Nabucodonosor creía en los sueños como uno de los medios por los cuales los dioses revelaban su voluntad a los hombres. La sabiduría divina siempre busca a las personas donde están. Al comunicar hoy el conocimiento de su voluntad a los hombres, Dios puede usar medios menos espectaculares, pero que igualmente sirven para cumplir sus bondadosos propósitos.  Siempre adapta sus métodos para influir sobre los hombres de acuerdo con la capacidad de cada individuo y el ambiente de la época en la cual vive cada uno (ver com. cap. 4: 10).

Se perturbó. 0, "estaba perturbado". El verbo hebreo que se traduce así se usa también en Gén. 41: 8 y Sal. 77: 4. La vivencia de este sueño había impresionado muchísimo a Nabucodonosor

2. Magos. Heb. jartom, palabra tomada del egipcio (ver com. cap. 1: 20).

Astrólogos. Heb. 'ashshaf, palabra tomada del acadio (ver com. cap. 1:20).

Encantadores. Heb. mekashshefim, de una raíz que significa "usar encantamientos". Los babilonios los denominaban con la palabra análoga kashshapu. El mekashshef pretendía poder producir hechizos (ver com.  Exo. 7: 11). La ley mosaica castigaba con la pena de muerte a los que practicaban esta magia negra (Lev. 20: 27; cf. 1 Sam. 28: 9).

Caldeos. Heb. kaÑdim (ver com. cap. 1: 4).

3. Por saber el sueño. Aunque el rey había sido hondamente impresionado por el sueño, cuando despertó no pudo recordar los detalles (ver PR 361). Algunos han sugerido que Nabucodonosor no había olvidado su sueño y que estaba probando la supuesta habilidad de sus así llamados sabios. Pero parecería que el rey estaba demasiado afligido por el deseo de conocer el sueño y su interpretación como para usar esta ocasión a fin de probar a los que pretendían ser sus intérpretes.

4. Lengua aramea. Heb. 'aramith, "arameo". La familia real y la clase gobernante del imperio eran caldeos de la Mesopotamia meridional que hablaban arameo. Por lo tanto, no es extraño que los cortesanos del rey le hablaran en arameo y no en babilonio, la lengua de la población oriunda de Babilonia. Los arameos eran una rama importante de los pueblos semíticos, y su idioma comprendía muchos dialectos.

Desde este versículo hasta el fin del cap. 7 el relato está en arameo y no en hebreo como el resto del libro. En cuanto a las posibles razones para esto, ver p. 777.

Rey, para siempre vive. La fórmula babilónica encontrada en inscripciones contemporáneas reza aproximadamente así: "Que Nabu y Marduk den largos días y años eternos al rey mi señor". Compárese con 1 Sam. 10: 24; 1 Rey. 1: 31; Neh. 2: 3; Dan. 3: 9; 5: 10; 6: 21.

5. El asunto lo olvidé. Hoy los eruditos traducen esta expresión como "el asunto ha sido ordenado por mí", o como lo hace la BJ: "Tened bien presente mi decisión". La traducción de la RVR está apoyada por la LXX y por Rashi,* quien traduce 'azda' por "ha ido".  Cualquiera sea la traducción que se adopte, no hay duda de que Nabucodonosor no podía recordar los detalles del sueño (ver com. vers. 3).  El sueño le fue quitado al rey a propósito, para que los sabios no le diesen una falsa interpretación (ver FE 412).

Hechos pedazos. Literalmente, "desmembrados". Se les cortaría miembro por miembro (ver 2 Mac. 1:16; Josefa, Antigüedades xv. 8. 4). Una crueldad semejante era común en la antigüedad. Los babilonios y asirios eran notorios por la severidad y la barbarie de su castigo a los culpables.  Asurbanipal cuenta que cortó en pedazos a gobernantes rebeldes.

Muladares. Arameo newali, que por su semejanza con una raíz acadia algunos interpretan como "ruinas". Otros retienen el significado "muladar" o "montón de basura", e interpretan el significado de la cláusula como que las casas serían transformadas en "letrinas" (ver 2 Rey. 10: 27, VM). La LXX no apoya ninguna de las dos interpretaciones, sino que dice: "vuestras casas serán destruidas".

8. Vosotros ponéis dilaciones. Literalmente, "compráis el tiempo".  Los sabios estaban ganando tiempo y sus repetidos pedidos despertaron la sospecha del rey de que estaban tratando de sacar algún provecho con la demora. No sabemos si ya en este momento el rey dudaba seriamente de la habilidad de los sabios para darle la información requerida. Toda la trama de su fe dependía de la creencia de que los dioses se comunicaban con los hombres a través de los varios medios representados por esos hombres. Su vacilación en cumplir inmediatamente con su pedido puede haber despertado primero las sospechas del rey de que se habían confabulado para aprovecharse de él. Si el sueño contenía una comunicación concerniente a una acción que debía tomarse en cierto momento favorable, la demora resultaría en una pérdida trágica. Algunas comunicaciones por medio de adivinaciones requerían que la acción fuese tomada en un momento preciso, por ejemplo, cuando se producía una conjunción específica de algunos planetas. Las expresiones "ponéis dilaciones" y "entre tanto que pasa el tiempo" (vers. 9), pueden referirse a tal momento que se suponía oportuno.

9. Una sola sentencia hay para vosotros. Arameo, "un decreto el vuestro". La palabra que se traduce "sentencia", puede ser también traducida "ley", o "castigo".

Que pasa el tiempo. Hasta que el rey se olvidara de todo el asunto o hasta que pudiesen inventar alguna forma de respuesta. "Tiempo" aquí puede también referirse al momento favorable para llevar a cabo la supuesta comunicación con un dios (ver com. vers. 8).

10. No hay hombre. Los caldeos se vieron obligados a reconocer su incapacidad para revelar el sueño. Dijeron al rey que pedía algo que excedía al poder humano, y que ningún rey jamás había hecho pedido tan poco razonable a sus súbditos.

Rey, príncipe ni señor. Literalmente, "rey, grande y poderoso". "Gran rey" (2 Rey. 18: 28) es un viejo título babilónico. Tales expresiones como "Gran rey, Poderoso rey, Rey de Asiria, [o de Babilonia]" son comunes en las inscripciones.

11. Difícil. Mejor que en la RVA que decía: "singular".

Dioses. Algunos encuentran aquí una insinuación de dos clases de dioses. Sugieren que esos sabios pretendían estar en comunicación con ciertos dioses, tales como deidades subordinadas que se suponía mantenían relación con los hombres, pero que los dioses superiores eran inaccesibles. En todo caso, los caldeos revelaron las limitaciones de su capacidad.

Otros sugieren que el plural 'elahin, "dioses", como el plural hebreo 'elohim (ver t. I, PP. 179-180), podría usarse en relación con una sola deidad, y que al igual que los otros politeístas, los caldeos reconocían a alguna deidad suprema. En cualquier caso, los caldeos admitieron francamente que reconocían una inteligencia superior, una mente o mentes maestras que tenían una sabiduría mucho más elevada que la de los seres humanos.  Esta confesión de fracaso proporcionó a Daniel una excelente oportunidad para revelar algo del poder del Dios a quien él servía y adoraba.

12. Mandó que matasen. La severidad del castigo no estaba fuera de tono con las costumbres de esos tiempos. Sin embargo, era un paso temerario del rey porque los hombres cuya muerte había ordenado constituían la clase más culta de la sociedad.

Babilonia. Quizá sólo la ciudad y no todo el reino de Babilonia.

13. Buscaron a Daniel. No se hubiera buscado a Daniel y a sus amigos si no hubiesen pertenecido ya a la profesión de los "sabios". Por eso, la opinión de que estaban todavía en el período de instrucción parecería no tener fundamento (ver com. cap. 1: 18). El hecho de que sólo hacía poco que habían concluido sus estudios es suficiente para explicar por qué no fueron llamados para interpretar el sueño. El monarca sólo habría llamado a los dignatarios de más alta categoría, exponentes de todo el conocimiento de su arte. Ni el rey ni los principales sabios pensaron en llamar a Daniel y sus tres amigos, así como los médicos especialistas de Babilonia, frente a una desconcertante enfermedad del rey, tampoco habrían consultado a inexpertos médicos recién graduados. Tampoco es necesario suponer que la educación de Daniel incluyó cursos de encantamiento y adivinación como algunos críticos modernos lo sugieren (ver com. cap. 1: 20).

14. Prudentemente. Arameo te'em, que también puede traducirse "entendimiento", o "discreción'. Daniel mostró gran tacto al presentarse ante su superior.

15. Apresuradamente. La LXX usa pikrós, que significa "amargo" o "áspero". Algunos eruditos también dan este mismo significado a la palabra aramea, mientras que otros insisten en que el original da la idea básica de urgencia.

16. Le diese tiempo. Una de las cosas que habían enfurecido al rey era que los sabios procuraban postergar su respuesta (ver com. vers. 8). Evidentemente el rey estaba aún perturbado por el sueño, y pudo haber estado contento ante la nueva perspectiva de encontrar una solución al misterio que le acosaba el alma. Ya que no se había consultado previamente a Daniel, el rey pudo haber pensado que era justo darle una oportunidad. En su relación con este joven cautivo judío, es evidente que Nabucodonosor había sido favorablemente impresionado por la sinceridad y habilidad de Daniel. La fidelidad previa de Daniel en las cosas pequeñas, ahora le abría las puertas a cosas mayores.

Interpretación. El pedido de Daniel era diferente del de los caldeos. Los sabios exigían que el rey les relatase el sueño. Daniel simplemente pidió tiempo y aseguró al rey que le daría la interpretación.

18. Pidiesen misericordias. Daniel y sus compañeros podían acercarse a Dios con fe vigorosa y confianza implícita porque, hasta donde ellos sabían y podían, estaban viviendo de acuerdo con su voluntad revelada (ver 1 Juan 3: 22). Sabían que estaban en el lugar donde Dios quería que estuvieran y que estaban

haciendo la obra que el cielo les había dado.  Si anteriormente hubieran claudicado en sus principios y hubiesen cedido a las tentaciones que continuamente les rodeaban en la corte real, no podrían haber esperado una intervención divina tan manifiesta en esta crisis. En contraste con esto véase lo ocurrido al profeta de Judá que perdió la protección divina por su temeraria desobediencia (1 Rey. 13: 11-32; ver com. 1 Rey. 13: 24).

19. Visión de noche. Arameo jezu, parecido al hebreo jazon (ver com. 1 Sam. 3: 1).

Bendijo Daniel. Al recibir la revelación divina, el primer pensamiento de Daniel fue dar la alabanza al Revelador de secretos; un digno ejemplo de lo que debieran hacer todos los que reciben grandes bendiciones del Señor.

Sobre el significado de la expresión "Sea bendito... Dios", ver com. Sal. 63: 4.

20. Nombre de Dios. La expresión se usa frecuentemente para indicar el ser, el poder y la actividad esencial de Dios. La palabra "nombre" se usa en la Biblia como sinónimo de "carácter".

Sabiduría. Los que tienen falta de sabiduría pueden recibirla de su verdadera fuente como respuesta a la oración de fe (Sant. 1: 5). Las jactanciosas pretensiones de los babilonios de que sus deidades poseían sabiduría y discernimiento resultaron falsas. Las deidades paganas continuamente chasquean a sus fieles.

21. El. El pronombre es enfático en arameo. El efecto puede ser mostrado en nuestras versiones si se traduce: "Es él quien muda", etc. (cf.  BJ, VM).

Tiempos y las edades. Las dos palabras son casi sinónimos. La segunda puede referirse a un punto de tiempo más específico; la primera da más la idea de un período.

Quita reyes. Aquí está revelada la verdadera filosofía de la historia humana. En último término, los reyes y gobernantes están bajo la dirección y el control de un Potentado todopoderoso (ver Ed 169; com. vers. 1 y com. cap. 4: 17).

A los sabios. El Señor se deleita en conceder sabiduría a los que la usarán correctamente. Hizo esto en favor de Daniel y lo hará en beneficio de todo aquel que confíe plenamente en él.

22. El revela. Dios se revela en la naturaleza (Sal. 19), en las vivencias personales, por medio del don profético y otros dones del Espíritu (1 Cor. 12), y en su Palabra escrita.

Lo profundo. Las cosas que están más allá de la comprensión humana hasta su revelación.

Tinieblas. Lo que el hombre no puede ver no está escondido para la vista de Dios (Sal. 139: 12; 1 Juan 1: 5).

23. Te alabo. El pronombre es enfático en el arameo. En el original se lee como sigue: "A ti, oh Dios de mis padres, doy gracias".

Lo que te pedimos. Aunque el sueño había sido revelado a Daniel, él no se atribuye todo el mérito, sino que incluye a sus compañeros, que oraron con él.

24. No mates a los sabios. La primera preocupación de Daniel fue la de rogar por los sabios de Babilonia para que la sentencia que pesaba sobre ellos fuese anulada.  No habían hecho nada para ganar el indulto, pero se salvaron por la presencia de un hombre justo entre ellos. A menudo ha ocurrido esto. Los rectos son la "sal de la tierra". Tienen la cualidad de preservar. Debido a la presencia de Pablo en el barco, los marineros y todos los que estaban a bordo se salvaron (Hech. 27:24).  Los impíos no saben cuánto deben a los justos. Sin embargo, cuán a menudo los malos ridiculizan y persiguen precisamente a aquellos a quienes debieran agradecer por la preservación de su vida.

25. Prontamente. Posiblemente por la gran alegría de que el secreto hubiese sido revelado. Ahora podría verse libre de la sangrienta tarea de ejecutar a todos los sabios, misión para la cual sin duda no tenía ánimo.

He hallado. Arioc parece atribuirse un mérito que no merecía, porque su declaración parece implicar que tras grandes esfuerzos de su parte había descubierto a alguien que podría interpretar el sueño. Sin embargo, Arioc puede no haber sabido de la entrevista de Daniel con el rey (vers. 16). En este caso su declaración sería la forma natural de anunciar el descubrimiento.

26. Beltsasar. En cuanto al significado de este nombre y la razón por la cual le fue dado a Daniel, ver com. cap. 1: 7. En presencia de Nabucodonosor, Daniel naturalmente asumió su nombre babilónico.

27. Ni sabios... pueden. Daniel no tenía ningún deseo de exaltarse sobre los sabios. Al contrario, deseaba hacer ver al rey la futilidad de confiar en sus sabios cuando necesitaba consejo y ayuda. Esperaba que el rey volviera los ojos hacia el gran Dios celestial, el Dios a quien Daniel adoraba, el Dios de los hebreos, cuyo pueblo había sido vencido por el rey.

Astrólogos, ni magos. Ver com. cap. 1: 20.

Adivinos. Arameo, gazerin, de una raíz que significa "cortar", "determinar". De ahí que el significado que se acepte generalmente sea: "los que deciden", o "los que determinan [el destino]". Por la posición de las estrellas, por varios artificios de cómputo y adivinación, esos adivinos pensaban que podían determinar el futuro (ver com. cap. 1: 20).

28. En los postreros días. Ver com.  Isa. 2: 2. El mensaje del sueño era para la instrucción de Nabucodonosor así como la de los gobernantes y pueblos hasta el fin del tiempo (ver com. vers. 1). El bosquejo de la profecía nos lleva desde el tiempo de Nabucodonosor (ver com. vers. 29) hasta el fin del mundo y la segunda venida de Cristo (vers. 44-45). Nabucodonosor anhelaba conocer el futuro que presentía tenebroso (ver SL 34). Dios le reveló el futuro, no para satisfacer su curiosidad sino para despertar en su mente un sentido de responsabilidad personal para con el plan celestial.

29. En lo por venir. En este sueño se representan acontecimientos futuros que comienzan en el tiempo de Daniel y Nabucodonosor y que se extienden hasta el fin del mundo.

30. Para que se dé a conocer al rey. Esta cláusula dice literalmente, "sino para que la interpretación al rey hagan saber". La tercera persona del plural parece tener un uso impersonal. La LXX probablemente da el significado más simple del pasaje: "Empero, este misterio no me ha sido revelado por razón de la sabiduría que esté en mí más que en todos los vivientes, sino para que la interpretación sea hecha al rey, para que tú puedas saber los pensamientos de tu corazón". La traducción de la RVR, en esencia, dice lo mismo.

31. Imagen. Arameo tsélem, "una estatua", palabra que corresponde al Heb. tsélem, que también puede traducirse "estatua". En cada caso menos uno (Sal. 39: 6, donde se lo traduce "sombra") la RVR traduce tsélem como "imagen", aunque estatua sería una traducción correcta en varios casos, tales como 2 Rey. 11: 18; 2 Crón. 23: 17; Amós 5: 26.

Cuya gloria era muy sublime. O, como en la LXX, "cuya apariencia era extraordinaria".

Terrible. O, "espantoso". La palabra ocurre nuevamente en Dan. 7: 7, 19.

32. Oro fino. Es decir, "oro puro".

Bronce. O, "cobre" (ver com. 2 Sam. 8: 8; 1 Rey. 7: 47).

33. Piernas. La palabra que se traduce así parece aquí referirse a la parte inferior de las piernas. La palabra traducida "muslos" (vers. 32) se refiere a la parte superior de las caderas.  Estas palabras no indican con claridad en qué punto de la pierna ocurre el cambio de bronce a hierro.

Barro cocido. Arameo jasaf. Examinando idiomas afines, podría deducirse que jasaf designa un vaso de barro o un pedazo del mismo y no la arcilla de la cual están formados estos objetos. La palabra que significa "arcilla", en arameo tin, está en los vers. 41, 43, en relación con jasaf, y allí se traduce "barro cocido".  Por lo tanto, parece mejor traducir jasaf en el vers. 33 por "barro moldeado" o "de alfarería", y no simplemente "barro".

34. Fue cortada. O, sacada de una cantera, o "extraída".

No con mano. Es decir, sin la ayuda de instrumentos humanos.

35. Tamo. Para tener una descripción de cómo se llevaba a cabo la trilla en las antiguas tierras orientales, ver com. Rut 3: 2; Mat. 3: 12. Ya que la Inspiración no da un significado especial al "tamo" y al "viento" que se lo lleva (ver com. Mat. 13: 3) es mejor considerarlos como simples detalles que se agregan para completar el cuadro. En cuanto a la descripción de la era como ilustración común, ver com. Sal. 1: 4 (cf. Mat. 13: 3; ver t. III, p. 11-29).

36. Diremos. El plural puede indicar que Daniel incluía a sus compañeros con él. Ellos se le habían unido en ferviente oración para que la interpretación fuese revelada, y Daniel puede haber querido reconocer la participación que les cupo en el asunto (vers. 17-18).

37. Rey de reyes. El mismo título se encuentra en la inscripción del rey persa, Ariaramnes, contemporáneo de Nabucodonosor.

El Dios del cielo te ha dado. En sus inscripciones Nabucodonosor atribuye su éxito como rey a su dios Marduk, pero Daniel en forma cortés corrige esta idea equivocada. Afirma que es el Dios del cielo quien le ha dado tal poder.

Reino. El territorio que Nabucodonosor gobernaba había tenido una larga y variada historia y había estado bajo el gobierno de diferentes pueblos y reinos. De acuerdo con el Génesis, la ciudad de Babilonia fue parte del reino fundado por Nimrod, bisnieto de Noé (Gén. 10: 8-10). Varias ciudades-estados existieron en los valles del Tigris y del Eufrates en una época muy antigua. Más tarde algunos Estados se agruparon en varios reinos sumerios. Después del primer período de dominación de Sumer, vino el reino de Akkad, con sus grandes reyes semitas, Sargón I y su hijo Naram-Sin. Sin embargo, estos semitas fueron a su vez reemplazados por varias naciones, como los guti, los elamitas y los sumerios. Ellos a su vez dieron lugar a los semitas que fundaron el antiguo Imperio Babilónico, que floreció en época de los últimos patriarcas. El imperio amorreo del cual Hammurabi fue el rey más importante, llegó a incluir toda Mesopotamia y se expandió hasta Siria, como el imperio acadio de Sargón I. Más tarde Mesopotamia fue tomada por los horeos y casitas, y Babilonia llegó a ser menos importante que los poderosos imperios de los hititas y de los egipcios. Entonces, en el norte de Mesopotamia, se levantó otro poder mundial, el imperio asirio, que nuevamente unió Mesopotamia y el Asia occidental con el Mediterráneo. Después de un período de dominación asiria, Babilonia logró otra vez su independencia bajo el gobierno de los caldeos, y tomó nuevamente la dirección del mundo. Nabopolasar (626-605 a. C.) fue el fundador de lo que se llama el Imperio Caldeo o Neobabilónico, el cual tuvo su edad de oro en los días del rey Nabucodonosor (605-562 a. C.) y duró hasta que Babilonia cayó en manos de los medos y los persas en el año 539 (ver t. II, PP. 94-96; t. III, PP. 47-52).

38. Bestias del campo. Ver Jer. 27: 6; 28: 14; cf. Gén. 1: 26. Una representación apropiada del dominio de Babilonia en tiempos de Nabucodonosor. La manera en que los antiguos reyes incluían el mundo animal en la esfera de su dominio se ilustra con una declaración de Salmanasar III: "Ninurta y Palil, que aman mi sacerdocio, me han dado todas las bestias del campo".

El siguiente pasaje de la así llamada inscripción de East India House (Casa de la India Oriental) es típica de la evidencia arqueológica que atestigua la descripción hecha por Daniel de las conquistas de Nabucodonosor:

"En su [de Marduk] excelso servicio he atravesado países lejanos, montañas remotas desde el Mar Superior [Mediterráneo] hasta el Mar Inferior [golfo Pérsico], sendas escarpadas, caminos obstruidos, donde el paso se ve impedido, [donde] no hay lugar para poner el pie, [también] rutas no trazadas, [y] caminos desiertos. A los desobedientes subyugué; capturé a los enemigos, establecí justicia en la tierra; exalté al pueblo; a los malos y malvados alejé de la gente".

Tú eres aquella cabeza. Nabucodonosor era la personificación del Imperio Neobabilónico. Las conquistas militares y el esplendor arquitectónico de Babilonia se debían, en gran medida, a sus proezas.

Oro. Para embellecer la ciudad de Babilonia se había usado oro en abundancia. Herodoto describe con profusión de términos el resplandor del oro en los templos sagrados de la ciudad. La imagen del dios, el trono sobre el cual estaba sentado, la mesa y el altar estaban hechos de oro (Herodoto i. 181, 183; iii. 1-7). El profeta Jeremías compara a Babilonia con una copa de oro (Jer. 51: 7). Plinio describe las vestimentas de los sacerdotes como entretejidas con oro. Nabucodonosor sobresalía entre los reyes de la antigüedad. Dejó a sus sucesores un reino grande y próspero, como podemos entresacar de la siguiente inscripción: "[Desde] el Mar Superior [hasta] el Mar Inferior (una línea destruida)... que Marduk, mi señor, me ha confiado a mí, yo he hecho... la ciudad de Babilonia a la delantera de entre todos los países y toda habitación humana; su nombre yo he [hecho o elevado] el [sumamente digno de] alabanza entre las ciudades sagradas... Los santuarios de mis señores Nebo y Marduk (como) sabio (gobernante)... siempre...

"En ese tiempo, el Líbano (la-ab-na-a-nu), la montaña [de cedro], el frondoso monte de Marduk, el olor del cual es dulce, los al[tos] cedros de los cuales, [su] pro[ducto], otro dios [no ha deseado, que] ningún otro rey ha cor[tado(... mi nabu Marduk [había deseado] como adorno apropiado para el palacio del gobernante del cielo y la tierra, (este Líbano) sobre el cual un enemigo extranjero estaba dominando y robando (le) sus riquezas; su pueblo estaba esparcido, había huido lejos (a la región lejana). (Confiando) en el poder de mis señores Nebo y Marduk, organicé [mi ejército] [para una expedición] al Líbano. Yo hice feliz a ese país erradicando a su enemigo por doquiera (lit. abajo y arriba). Todos sus habitantes esparcidos llevé de vuelta a sus poblaciones (lit. junté y reinstalé). Lo que ningún rey anterior había hecho (yo conseguí): corté a través de las empinadas montañas, partí rocas, abrí pasajes y (así) construí un camino derecho para (el transporte de los) cedros. Yo hice que el Arahtu flo[tase] (hacia abajo) y llevase a Marduk, mi rey, imponentes cedros; altos y fuertes, de preciosa hermosura y de excelente calidad oscura, el rendimiento abundante del Líbano, como (si fuera) tallos de cañas (llevados por) el río. Dentro de Babilonia [almacené] madera de morera. Hice que los habitantes del Líbano vivieran juntos con seguridad y no permití que nadie los molestara. Para que nadie les hiciera daño [a ellos] yo eri[gí allí] una estela (que) me (muestra) (como) rey eterno" (Ancient Near Eastern Texts, p. 307).

39. Otro reino inferior. Como la plata es inferior al oro, el Imperio Medo-Persa fue inferior al Neobabilónico.

Algunos comentadores han explicado que el término "inferior" significa "más abajo en la imagen", o "debajo". La expresión significa correctamente, "hacia abajo", "hacia la tierra", pero en este versículo Daniel no habla de la posición relativa de los metales, sino de las naciones. Al contrastar los dos reinos, encontramos que, aunque el segundo fue más extenso, ciertamente fue inferior en lujo y magnificencia. Los conquistadores medos y persas adoptaron la cultura de la compleja civilización babilónica, porque la suya estaba mucho menos desarrollada.

Este segundo reino de la profecía de Daniel es llamado a veces Imperio Medo-Persa, porque empezó como una combinación de Media y Persia. Incluía el más antiguo Imperio Medo y las adquisiciones más recientes del conquistador persa Ciro. El segundo reino no puede ser el Imperio Medo solamente, como algunos sostienen, lo que convertiría a Persia en el tercer reino. El Imperio Medo fue contemporáneo del Imperio Neobabilónico, no su sucesor. Media cayó ante Ciro el persa antes de que cayera Babilonia. El hecho de que después de la muerte de Belsasar, Darío de Media "vino a ser rey sobre el reino de los caldeos" (cap. 9: 1) no significa que hubiese un imperio medo independiente después del babilónico y antes de que los persas tomaran el mando (ver t. III, PP. 48-58, 97-99). Darío de Media reinó en Babilonia por permiso del verdadero conquistador, Ciro (ver Nota Adicional del cap. 6), cosa que Daniel seguramente sabía. El libro de Daniel se refiere varias veces a la nación que conquistó a Babilonia, a la cual Darío representaba, como la de "los medos y los persas" (ver com. cap. 5: 28; 6: 8, 28), y en otras partes representa a ese imperio dual como una sola bestia (ver com. cap. 8: 3-4).

No es claro el origen de los medos y los persas, pero se cree que alrededor del año 2000 a. C. varias tribus arias, encabezadas por los madai (medos), empezaron a emigrar de lo que ahora es el sur de Rusia y se establecieron en lo que más tarde fue el norte de Persia, donde aparecen por primera vez en la historia en el siglo IX (ver com. Gén. 10: 2; t. III, PP. 52-53). Entre esos arios estaban también los persas que se establecieron en los montes Zagros en la frontera con Elam, hacia fines del siglo IX a. C. Probablemente ya en 675 a. C. su gobernante se estableció como rey de la ciudad de Ansán. Allí él y sus descendientes reinaron en relativa oscuridad. Al comenzar el siglo VI a. C. eran vasallos del rey medo y gobernaban un Estado fronterizo relativamente insignificante en el gran Imperio Medo, que se extendía desde la parte oriental de Asia Menor, por el norte y este del Imperio Babilónico (ver mapa frente a p. 417; t. III, pp. 52- 53).

Ciro, que había llegado a ser rey de Persia siendo vasallo de Media, derrotó a Astiages de Media en el año 553 ó 550 a. C.Así los persas que anteriormente estaban subordinados a los medos, llegaron a tener el poder dominante en lo que había sido el Imperio Medo. Puesto que los persas gobernaron desde el tiempo de Ciro en adelante, se los menciona corrientemente como Imperio Persa. Pero el prestigio más antiguo de Media se reflejaba en la frase "Medos y Persas" que se aplicaba a los conquistadores de Babilonia en el tiempo de Daniel y aún más tarde (Est. 1: 19 etc). La posición honrosa de Darío de Media después de la conquista de Babilonia demuestra el respeto de Ciro para con los Medos, aun cuando el mismo tenía realmente el poder (ver t. III, pp. 52-55, 97-99).

Años antes, bajo la inspiración profética, el profeta Isaías había descrito la obra de Ciro (Isa. 45: 1).  Este conquistador de Media pronto derrotó a las tribus vecinas y gobernó desde el Ararat al norte hasta el sureste de Babilonia y el golfo Pérsico al sur.  Para completar su imperio, derrotó al rico Creso de Lidia en el año 547 a. C. y tomó Babilonia mediante una estratagema en el año 539 a. C. (ver t. III, pp. 53-58).  Ciro reconoció que el Señor le había dado todos esos reinos (2 Crón. 36: 23; Esd. 1: 2). En cuanto a las profecías paralelas referentes a este imperio, ver com. cap. 7: 5; 8: 3-7; 11: 2.

Tercer reino. El sucesor del Imperio Medo-Persa fue el Imperio "Griego" (más propiamente Macedónico o Helenístico) de Alejandro y sus sucesores (ver cap. 8: 20-21).

La palabra hebrea que significa Grecia es Yawan (Javán), nombre de uno de los hijos de Jafet. Se menciona a Javán en la genealogía inmediatamente después de Madai, progenitor de los medos (ver com. Gén. 10: 2). Alrededor del tiempo cuando los israelitas estaban estableciéndose en Canaán, esas tribus indoeuropeas más tarde llamadas griegos estaban emigrando en olas sucesivas a la región egea (la Grecia continental, las islas y costas occidentales del Asia Menor), conquistando o expulsando a los habitantes mediterráneos anteriores. Estos desplazamientos estuvieron relacionados con la migración de los Pueblos del Mar (que incluían a los filisteos) a las costas orientales del Mediterráneo (ver t. II, pp. 29, 35-36). Los griegos jónicos se encontraban en Egipto en la época de Psamético I (663-610 a. C.) y en Babilonia durante el reinado de Nabucodonosor (605-562 a. C.) como lo afirman registros escritos.

Grecia estaba dividida en pequeñas ciudades-estados que tenían un idioma común pero poca acción unificada. Al pensar en la Grecia antigua, pensamos principalmente en la edad de oro de la civilización griega bajo el liderazgo de Atenas, en el siglo V a. C. Este florecimiento de la cultura griega siguió al período de mayor esfuerzo unido de las ciudades-estados autónomas, la exitosa defensa de Grecia contra Persia, alrededor del tiempo de la reina Ester. En cuanto a las guerras médicas, ver com. cap. 11: 2; también t. III, pp. 61-64.

La "Grecia" del cap. 8: 21 no se refiere a las ciudades-estados autónomas del período de la Grecia clásica, sino al posterior reino macedónico que venció a Persia. Macedonia, una nación consanguínea situada al norte de Grecia propiamente dicha, conquistó las ciudades griegas y las incorporó por primera vez a un Estado fuerte y unificado. Alejandro Magno, después de haber heredado de su padre el recién agrandado reino grecomacedónico se puso en marcha para extender la dominación macedónica y la cultura griega hacia el oriente y venció al Imperio Persa. La profecía representa al reino de Grecia como un reino que vendría después de Persia, porque Grecia nunca se unió para formar un reino hasta la formación del Imperio Macedónico que reemplazó a Persia como principal poder del mundo de ese tiempo (en cuanto a las profecías paralelas ver com. cap. 7: 6; 8: 5-8, 21-22; 11: 2-4).

El último rey del Imperio Persa fue Darío III (Codomano), que fue derrotado por Alejandro en las batallas de Gránico (334 a. C.), Iso (333 a. C.), y Arbela o Gaugamela (331 a. C.). Hay explicaciones sobre el período de Alejandro y las monarquías helenísticas en com. cap. 7: 6; ver también el artículo histórico sobre el período intertestamentario en el t. V.

Bronce. (Ver com. 2 Sam. 8: 8). Los soldados griegos se distinguían por su armadura de bronce.  Sus cascos, escudos y hachas de batalla eran de bronce. Herodoto nos dice que Psamético I de Egipto vio en los piratas griegos que invadían sus costas el cumplimiento de un oráculo que predecía a "hombres de bronce que salen del mar" (Herodoto i. 152, 154).

Dominará sobre toda la tierra. La historia registra que el dominio de Alejandro se extendió sobre Macedonia, Grecia y el Imperio Persa. Incluyó a Egipto y se expandió por el oriente hasta la India. Fue el imperio más extenso del mundo antiguo hasta ese tiempo. Su dominio fue "sobre toda la tierra" en el sentido de que ningún poder de la tierra era igual a él, y no porque cubriese todo el mundo, ni aun toda la tierra conocida en ese tiempo. Un "poder mundial" puede definirse como aquel que está por encima de todos los demás, invencible; no necesariamente porque gobierne a todo el mundo. Las afirmaciones superlativas eran comúnmente usadas por los reyes de la antigüedad. Ciro se denomina a sí mismo "rey del mundo... y de los cuatro bordes [regiones de la tierra]". Jerjes se autodenominó: "el gran rey, el rey de reyes... el rey de este grande y vasto mundo".

40. Cuarto reino. Esta no es la etapa posterior cuando se dividió el imperio de Alejandro, sino el siguiente imperio que conquistó al mundo macedónico. En otra referencia Daniel representa a las monarquías helenísticas, las divisiones del imperio de Alejandro, con los cuatro cuernos del macho cabrío que simboliza a Grecia (cap. 8: 22), no con una bestia separada (compárese con las cuatro cabezas del leopardo; ver com. cap. 7: 6).

Es evidente que el reino que sucedió a los restos divididos del Imperio Macedónico de Alejandro fue lo que Gibbon ha llamado muy adecuadamente la "monarquía de hierro" de Roma, aunque no era monarquía en el tiempo en que llegó a ser el principal poder del mundo. Mucho antes de la tradicional fecha de 753 a. C., Roma había sido establecida por tribus latinas que habían venido a Italia en oleadas sucesivas alrededor del tiempo en que otras tribus indoeuropeas se habían establecido en Grecia. Desde aproximadamente el siglo VIII a. C. hasta el V a. C. la ciudad-estado latina fue gobernada por reyes etruscos vecinos. La civilización romana fue muy influida por los etruscos, que vinieron a Italia en el siglo X a. C., y especialmente por los griegos que llegaron dos siglos más tarde.

Por el año 500 a. C. el Estado romano se convirtió en república, y siguió siéndolo por casi 500 años. En 265 a. C. toda Italia estaba bajo el domino romano. En 200 a. C.  Roma salió victoriosa de la lucha a muerte que había sostenido con su poderosa rival del norte de África, Cartago (originalmente una colonia fenicia). Desde entonces Roma se hizo dueña del Mediterráneo occidental y era más poderosa que cualquiera de los Estados del oriente, aunque aún no se había enfrentado con ellos. 

Desde entonces Roma primero dominó y luego absorbió, uno tras otro, a los tres reinos que quedaron de los sucesores de Alejandro (ver com. cap. 7: 6), y así llegó a ser el siguiente gran poder mundial después del de Alejandro. Este cuarto imperio fue el que más duró y el más extenso de los cuatro, pues en el siglo II d. C. se extendía desde Inglaterra hasta el Eufrates. En cuanto a una profecía paralela,    ver com. cap. 7: 7.

Desmenuza. Todo lo que se ha podido reconstruir de la historia romana confirma esta descripción. Roma ganó su territorio por la fuerza o por el temor que infundía su poderío armado.  Al principio intervino en conflictos internacionales en una lucha por sobrevivir contra su rival, Cartago, y se vio así envuelta en una guerra tras otra. Después, aplastando a un adversario tras otro, llegó a ser finalmente la agresiva e irresistible conquistadora del mundo mediterráneo y de Europa Occidental. Al principio de la era cristiana, y un poco más tarde, el poder de hierro de las legiones romanas respaldaba a la Pax Romana (la paz de Roma). Roma era el imperio más grande y más fuerte que el mundo había conocido hasta entonces.

41. Dedos. Aunque menciona a los dedos, Daniel no llama específicamente la atención a su número. Declara que el reino sería dividido (ver 1T 361). Muchos comentadores han sostenido que los dedos, que se da por sentado que eran diez, corresponden con los 10 cuernos de la cuarta bestia del cap. 7 (ver com. cap. 7: 7).

Barro cocido. Ver com. vers. 33. Roma había perdido su tenacidad y fuerza férreas, y sus sucesores eran manifiestamente débiles, como la mezcla de barro con hierro.

42. En parte fuerte. Esos reinos bárbaros diferían grandemente en valor militar, como lo dice Gibbon al referirse a "las poderosas monarquías de los francos y los visigodos, y los reinos subordinados de los suevos y burgundios".

Frágil. Literalmente, "quebradizo":

43. Por medio de alianzas humanas. "Por simiente humana" (BJ). Muchos comentadores aplican esto a los matrimonios entre miembros de la realeza, aunque la intención de la declaración puede ser más amplia. La palabra traducida "humanas" es 'enash, "humanidad". "Simiente" significa descendientes. Por esto puede tratarse también de una indicación general de migraciones de la población, pero que mantenían fuertes vínculos de nacionalismo. En el manuscrito quisiano de la LXX aparecen distintas variantes respecto al texto masorético. Los vers. 42-43 dicen: "Y los dedos de los pies, una cierta parte de hierro y otra cierta parte de alfarería, una cierta parte del reino será fuerte y una cierta parte será quebrada. Y como viste el hierro mezclado con obra de alfarería, habrá mezclas entre generaciones de hombres, pero ellos no pensarán lo mismo, ni se amistarán unos con otros como es imposible mezclar hierro con arcilla". La traducción de Daniel hecha por Teodoción, que prácticamente desplazó a la traducción griega, conocida como la LXX, tiene más parecido con el texto masorético, pero muestra también variantes: "Y los dedos de los pies, una cierta parte de hierro y una cierta parte de barro, una cierta parte del reino será fuerte y de él [una parte] será quebrada. Porque viste el hierro mezclado con la alfarería, habrá mezcla en la simiente de hombres y no se pegarán éste con aquél así como el hierro no se mezcla con la alfarería".

Es difícil evaluar en forma definida la autoridad de la LXX. Por eso es imposible que sepamos hasta qué punto las traducciones arriba citadas han conservado las palabras originales de Daniel. Sin embargo, los papiros de Chester Beatty, en la sección de Daniel que está fechada a principios del siglo III d. C., contienen la versión de los Setenta (MS quisiano) y no la traducción de Teodoción.

No se unirán. La profecía de Daniel ha soportado y soportará la prueba del tiempo. Algunas potencias mundiales han sido débiles, otras fuertes. El nacionalismo ha continuado con vigor. Las tentativas de convertir en un imperio único y grande las diversas naciones que surgieron del cuarto imperio han terminado en el fracaso. Ciertas secciones se han unido transitoriamente, pero la unión no resultó ni pacífica ni permanente.

Ha habido también muchas alianzas políticas entre las naciones. Estadistas de amplia visión por diversos medios han tratado de realizar una federación de naciones que se desempeñara eficazmente, pero todas esas tentativas se han frustrado.

La profecía no declara específicamente que no podría haber una unión transitoria de varios elementos, por medio de la fuerza de las armas o de una dominación política. Sin embargo, afirma que si se intentase o se lograse formar tal unión, las naciones que la integrasen no se fusionarían orgánicamente, y continuarían sus recelos mutuos y hostiles. Una federación formada sobre tal fundamento está condenada a la ruina. El éxito pasajero de algún dictador o de alguna nación no debe señalarse como el fracaso de la profecía de Daniel. Al fin Satanás podrá formar una unión transitoria de todas las naciones (Apoc. 17: 12-18; cf. Apoc. 16: 14; CS 682), pero la confederación será efímera, y en poco tiempo los elementos que formen esa unión se volverán uno contra el otro (CS 714; PE 290).

44. Levantará un reino. Muchos comentadores han tratado de hacer de este detalle de la profecía una predicción del primer advenimiento de Cristo y de la posterior conquista del mundo por el Evangelio. Pero este "reino" no debía coexistir con ninguno de aquellos cuatro reinos; debía suceder a la fase del hierro y barro mezclados, que aún no había llegado cuando Cristo estuvo en la tierra. El reino de Dios estaba aún en el futuro en ese tiempo, como el Señor dijo claramente a sus discípulos en la última cena (Mat. 26: 29). Ha de ser establecido cuando Cristo venga en el día final para juzgar a los vivos y a los muertos (2 Tim. 4: 1; cf. Mat. 25: 31-34).

45. Piedra. Arameo 'ében, palabra idéntica al Heb. 'ében, "piedra", término usado para referirse a losas, piedras para tirar con honda, piedras talladas, vasijas de piedra, piedras preciosas. La palabra "roca", que se usa frecuentemente con referencia a Dios (Deut. 32: 4, 18; 1 Sam. 2: 2; etc.), proviene del Heb. tsur y no de  'eben. No puede afirmarse que haya una relación necesaria entre el símbolo que usó Daniel para el reino de Dios y la figura de una roca o piedra en otras referencias. "interpretación dada por Daniel es suficiente por sí misma para identificar el símbolo.

No con mano. Este reino tiene origen sobrehumano. Ha de ser fundado, no por las hábiles manos de los hombres, sino por la poderosa mano de Dios.

46. Se postró sobre su rostro. Señal de respeto y reverencia. Tales expresiones de respeto se encuentran en el AT (Gén. 17: 3; 2 Sam. 9: 6; 14: 4).

Se humilló. Arameo seqid, "rendir homenaje", "postrarse". Según el pensamiento antiguo, la verdadera forma de adorar o rendir homenaje era postrándose (ver t. II, frente a la p. 33, donde hay una ilustración de un suplicante postrado delante de un rey). En todo el cap. 3 se usa seqid para describir la adoración de la imagen de oro, ordenada por el rey pero rechazada por los hebreos. Las palabras que se traducen "presentes" e "incienso" combinadas con la palabra que significa "ofrecer", también inequívocamente implican adoración. No se nos dice si Daniel permitió esos actos sin protestar. El registro sólo dice que Nabucodonosor mandó que se ofreciesen presentes e incienso a Daniel, pero no dice si eso se llevó a cabo. Daniel puede haber llamado la atención, con todo tacto, a lo que ya había afirmado positivamente, que la revelación provenía del Dios del cielo y que él no la había recibido debido a que su inteligencia fuera superior (ver com. vers. 30).

Considerando la protesta de Pedro ante la adoración de Cornelio (Hech. 10: 25-26), la forma en que Pablo y Bernabé impidieron que los adoraran los habitantes de Listra (Hech. 14: 11-18) y el reproche que le hizo el ángel a Juan cuando éste cayó a sus pies para adorarle (Apoc. 19: 10), muchos creen que no es probable que Daniel hubiera permitido que el rey lo adorase. Otros razonan que, en vista de que Dios acepta la sinceridad del motivo cuando los hombres obedecen los dictados de su conciencia, Daniel puede haber sido inducido a no impedir eso en esa ocasión. Muchos comentadores siguen la sugestión de Jerónimo de que Nabucodonosor no estaba adorando a Daniel, sino que a través de Daniel estaba adorando al Dios de Daniel. También llaman la atención a la narración de Josefo quien relata cómo Alejandro se inclinó ante el sumo sacerdote judío, y cuando Parmenión (o Parmenio), el general del rey, preguntó acerca del significado de este acto, Alejandro contestó: "No lo adoré a él, sino a ese Dios que lo ha honrado con su sumo sacerdocio" (Antigüedades, xi. 8. 5). Sin embargo, una interpretación estricta del segundo mandamiento del Decálogo, desaprueba muy seriamente todos los actos tales.

Hasta ese momento Nabucodonosor conocía poco del Dios verdadero, y aún menos de la manera como se lo debía adorar. Hasta allí su conocimiento de Dios estaba limitado a lo que había visto del carácter divino reflejado en la vida de Daniel y lo que Daniel le había dicho de Dios. Es muy posible que Nabucodonosor, al ver en Daniel el representante vivo de "los dioses cuya morada no es con la carne" (vers. 11), tuviera la intención de que los actos de adoración que dispuso para Daniel fueran para honrar al Dios de Daniel. Sin duda, por su limitado conocimiento del verdadero Dios, Nabucodonosor estaba haciendo lo mejor que sabía en esa ocasión para expresar su gratitud y honrar a Aquel cuya sabiduría y cuyo poder habían sido demostrados en forma tan impresionante.

Presentes. La palabra hebrea que corresponde con la aramea que se usa acá, generalmente indica una ofrenda incruenta (ver com. cap. 9: 21).

47. El Dios vuestro es Dios de dioses. La expresión está en grado superlativo. Nabucodonosor, que llamaba a su dios patrono Marduk "señor de dioses", aquí reconoce que el Dios de Daniel es infinitamente superior a cualquiera de los así llamados dioses de los babilonios.

Señor de los reyes. Es evidente que Nabucodonosor sabía que ése era un título que se le aplicaba a Marduk en el relato babilónico de la creación. El mismo, en cada fiesta de Año Nuevo, recibía de Marduk otra vez su reinado. Además se le puso su nombre debido a Nabu, hijo de Marduk, el escriba que escribió las Tablillas del Destino.

Nabucodonosor era hombre de inteligencia y sabiduría superiores, como lo revelan los planes que dispuso para la enseñanza profesional de los funcionarios de la corte (cap. 1: 3-4) y su habilidad para justipreciar su "sabiduría e inteligencia" (vers. 18-20). Aunque fuera imperfecto el concepto que Nabucodonosor poseía del verdadero Dios, ahora tenía una prueba irrefutable de que el Dios de Daniel era infinitamente más sabio que los sabios o que los dioses de Babilonia. Algunos hechos posteriores habrían de convencer al rey Nabucodonosor respecto a otros atributos del Dios del cielo (ver com. cap. 3: 28-29; 4: 34, 37; ver también p. 779).

48. Jefe supremo de todos los sabios de Babilonia. Mejor, "principal prefecto". Daniel no interpretó el sueño para obtener alguna recompensa del rey. Su único propósito era ensalzar a Dios ante el rey y ante todo el pueblo de Babilonia.

49. Daniel solicitó. Daniel no quedó embriagado por los grandes honores que le habían sido otorgados. Recordó a sus compañeros. Habían compartido la oración (vers. 18); también compartieron la recompensa. Corte del rey. Literalmente, "puerta del rey". La traducción de la RVR es apropiada, pues era el lugar donde los reyes juzgaban y se reunían con sus consejeros (ver com. Gén. 19:1). 4CBA/Ministerio Hno. Pio

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