El Salmo 105, describe la historia
de Israel, desde su pacto con Abraham hasta su entrada a la tierra prometida (Canaán).
1 Alabad a
Jehová, Invocad su nombre;
Dad a conocer sus obras en los pueblos.
2 Cantadle, cantadle salmos;
Hablad de todas sus maravillas.
3 Gloriaos en su santo nombre;
Alégrese el corazón de los que buscan a Jehová.
4 Buscad a Jehová y su poder;
Buscad
siempre su rostro.
5 Acordaos de las maravillas que él ha hecho,
De
sus prodigios y de los juicios de su boca,
6 Oh
vosotros, descendencia de Abraham su siervo,
Hijos
de Jacob, sus escogidos.
7 Él es Jehová
nuestro Dios;
En
toda la tierra están sus juicios.
8 Se acordó
para siempre de su pacto;
De la
palabra que mandó para mil generaciones,
9 La
cual concertó con Abraham,
Y de
su juramento a Isaac.
10 La
estableció a Jacob por decreto,
A Israel por pacto sempiterno,
11
Diciendo: A ti te daré la tierra de Canaán
Como
porción de vuestra heredad.
12
Cuando ellos eran pocos en número,
forasteros
en ella,
13 Y andaban de
nación en nación,
De un
reino a otro pueblo,
14 No
consintió que nadie los agraviase,
Y por
causa de ellos castigó a los reyes.
15 No
toquéis, dijo, a mis ungidos,
Ni
hagáis mal a mis profetas.
16
Trajo hambre sobre la tierra.
Y
quebrantó todo sustento de pan.
17
Envió un varón delante de ellos;
A José, que fue vendido por siervo.
18 Afligieron
sus pies con grillos;
En
cárcel fue puesta su persona.
19
Hasta la hora que se cumplió su palabra,
El dicho de Jehová le probó.
20
Envió el rey, y le soltó;
El
señor de los pueblos, y le dejó ir libre.
21 Lo
puso por señor de su casa,
Y por
gobernador de todas sus posesiones,
22
Para que reprimiera a sus grandes como él quisiese,
Y a
sus ancianos enseñara sabiduría.
23 Después entró Israel en Egipto,
Y
Jacob moró en la tierra de Cam.
24 Y multiplicó su pueblo en gran manera,
Y lo
hizo más fuerte que sus enemigos.
25 Cambió el corazón de ellos para que aborreciesen a su
pueblo, Para
que sus siervos pensasen mal.
26 Envió a su siervo Moisés,
Y a
Aarón, al cual escogió.
27 Puso en ellos las palabras de sus señales,
Y sus prodigios en la tierra de Cam.
28 Envió tinieblas que lo oscurecieron todo;
No fueron rebeldes a su palabra.
29 Volvió sus aguas en sangre,
Y mató sus peces.
30 Su tierra produjo ranas
Hasta en las cámaras de sus reyes.
31 Habló, y vinieron enjambres de
moscas,
Y piojos en todos sus términos.
32 Les dio granizo por lluvia,
Y llamas de fuego en su tierra.
33 Destrozó sus viñas y sus higueras,
Y quebró los árboles de su territorio.
34 Habló, y vinieron langostas,
Y pulgón sin número;
35 Y comieron toda la hierba de su país,
Y devoraron el fruto de su tierra.
36 Hirió de muerte a todos los
primogénitos en su tierra,
Las primicias de toda su fuerza.
37 Los sacó con plata y oro;
Y no
hubo en sus tribus enfermo.
38 Egipto se
alegró de que
salieran,
Porque
su terror había caído sobre ellos.
39 Extendió una nube por cubierta,
Y fuego para alumbrar la noche.
40 Pidieron, e hizo venir codornices;
Y los sació de pan del cielo.
41 Abrió la peña, y fluyeron aguas;
Corrieron
por los sequedales como un río.
42 Porque se acordó
de su santa
palabra Dada a Abraham su siervo.
43 SACÓ a su pueblo con gozo;
Con
júbilo a sus escogidos.
44 Les dio las tierras de las naciones,
Y las
labores de los pueblos heredaron;
45 Para que
guardasen sus
estatutos,
Y cumpliesen sus leyes. Aleluya.
*El Salmo 105, es un himno nacional de Israel (ver Sal. 78 y 106), en donde se narra
el trato de Dios con Israel desde los tiempos de Abrahán y de sus descendientes
hasta la conquista de Canaán. En él se
realza la relación del pacto entre Dios e Israel. En este himno se presenta a José como el
eslabón que une a Egipto con Canaán. La
antigua métrica de este himno se compone de una sucesión de alegres dísticos,
majestuosos en su sencillo paralelismo.
Los
vers. 1- 15 de este salmo son casi
idénticos a los vers. 8-22 del salmo registrado en 1 Crón. 16: 8-36, compuesto
por David para la ceremonia de la instalación del arca en Jerusalén. Es posible que las variaciones introducidas
en el salmo original se deban a su adaptación para el uso litúrgico en fecha
posterior.
Los
Sal. 105 y 106 son similares. Debe
estudiarse el Sal. 105 a la luz del consejo dado en 8T. 107- 166, TM 98 y NB
216.
(3CBA)
ALABAD A JEHOVÁ. El amor de Dios demostrado en la historia de Israel
demanda un pleno reconocimiento: tal es el tema de este salmo. Todas las
naciones deben conocer las "maravillas" de Dios y su "santo
nombre" (vers. 3), sus "prodigios" y sus "juicios"
(vers. 5). Este salmo comienza con un
tono misionero. Israel fue salvado gracias al poder de Dios, y sólo así seremos
salvados nosotros.
Acordaos Cf. Deut. 32:
7.
De las Maravillas. Principalmente se refiere a los milagros hechos en
Egipto, a los cuales se dedica buena parte del salmo (cf. Exo. 6: 6; 7: 4).
*Acordarse de las bendiciones de Dios, hará que
nuestra fe, siempre esté robustecida y firme. Nunca debemos olvidar a quien pertenecemos.
Si lo olvidaste pues recuerda: Somos propiedad de Dios, por creación y redención.
Regístralo hoy en tu mente.
PARA ISRAEL no olvidar las maravillas de Dios en toda su
historia, haría que las bendiciones permanecerían en ellos.
El
salmista comienza con Abraham, propiamente porque es con quien se inicia y se
convergen dos pactos: El pacto de la gracia y el pacto antiguo, que se concretaría
con sus descendientes a través de los siglos hasta la llegada del Mesías. En la
que se retomaría el pacto de la gracia; en la persona del Salvador.
El
pacto antiguo es propiamente el pacto con un pueblo peculiar, para que fuera el
guardián de los principios de Dios. De otra manera desaparecerían de la mente humana.
Por eso les da su ley escrita, para que no lo olvidarán. En otras palabras, el pacto
antiguo, donde estaban estipuladas y simbolizadas la ley de Dios y la fe en el mesías
venidero por medio de las leyes ceremoniales.
No serian un
fin en sí mismo; Solo serían temporales.
Hasta
el sacrificio de Jesús como cordero pascual.
Mat. 27:51.
Mat. 27:51.
En el
pacto de la gracia está, también la ley de Dios y la fe en los méritos de
Jesús. Jer. 31:31; Mat. 26:28; Heb. 10:16-25.
ASÍ COMO LA BIBLIA
PRESENTA DOS LEYES, una inmutable y eterna, la otra provisional y temporaria,
así también hay dos pactos.
El pacto de la gracia se
estableció primeramente con el hombre en el Edén, cuando después de la caída se
dio la promesa divina de que la simiente de la mujer heriría a la serpiente en
la cabeza. Este pacto puso al alcance de
todos los hombres el perdón y la ayuda de la gracia de Dios para obedecer en lo
futuro mediante la fe en Cristo. También
les 387 prometía la vida eterna si eran fieles a la ley de Dios. Así recibieron
los patriarcas la esperanza de la salvación.
Este mismo pacto le fue renovado
a Abrahán en la promesa: "En tu simiente serán benditas todas las gentes
de la tierra." (Gén. 22: 18.) Esta promesa dirigía los pensamientos hacia
Cristo. Así la entendió Abrahán. (Véase
Gál. 3: 8, 16), y confió en Cristo para obtener el perdón de sus pecados. Fue esta fe la que se le contó como
justicia. El pacto con Abrahán también
mantuvo la autoridad de la ley de Dios.
El Señor se le apareció y le dijo: "Yo soy el Dios Todopoderoso;
anda delante de mí, y sé perfecto." El testimonio de Dios respecto a su
siervo fiel fue: "Oyó Abrahán mi voz, y guardó mi precepto, mis
mandamientos, mis estatutos y mis leyes," y el Señor le declaró:
"Estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu simiente después de ti en sus
generaciones, por alianza perpetua, para serte a ti por Dios, y a tu simiente
después de ti." (Gén 17: 1, 7; 26: 5.)
Aunque este pacto fue hecho con
Adán, y más tarde se le renovó a Abrahán, no pudo ratificarse sino hasta la
muerte de Cristo. Existió en virtud de
la promesa de Dios desde que se indicó por primera vez la posibilidad de
redención. Fue aceptado por fe: no
obstante, cuando Cristo lo ratificó fue llamado el pacto nuevo. La ley de Dios fue la base de este pacto, que
era sencillamente un arreglo para restituir al hombre a la armonía con la
voluntad divina, colocándolo en situación de poder obedecer la ley de Dios. PP/EGW
*DIOS USÓ MEDIOS, para lograr
sus propósitos; para preparar un pueblo para la llegada del Mesías. Levantó a Isaac,
Jacob, José, Moisés y sus colaboradores que los conducirían a través del
desierto rumbo a la tierra prometida. Dios los había bendecido tanto, que a su salida
de Egipto era como 600 mil, de solo 70 al inicio.
Dt. 10:22; Ex. 12:37.
Israel entraría a Canaán, y lograrían sus expectativas máximas.
Pero en el camino, muchos quedaron lejos de entrar, porque dejaron de recordar
y olvidaron y se detuvieron y volvieron a las costumbres de los pueblos que
viven en rebelión contra Dios. Y ese es el tema del Salmo siguiente.
“En medio de las preocupaciones de los últimos días,
sería bueno que recordáramos las bendiciones que Dios ha derramado sobre su
pueblo a través de todas las generaciones, y ordenáramos nuestra vida en forma
consecuente”. 3CBA
Ministerio
Hno. Pio
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