El Salmo 117, Pide a todo
el mundo a alabarlo.
Por su misericordia sobre su pueblo,
y su fidelidad eterna.
Amen.
1 ALABAD a Jehová, naciones todas;
Pueblos
todos, alabadle.
2
Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia,
Y la
fidelidad de Jehová es para siempre.
Aleluya.
*EL
Sal. 117 es una invitación a todas las naciones a que alaben al Señor por la
misericordiosa bondad que manifiesta a su pueblo. A pesar de su elevado tema, es el más corto
de los salmos.
"Antes de salir del aposento alto, el Salvador entonó con sus discípulos un canto de alabanza. Su voz fue oída, no en los acordes de alguna endecha triste, sino en las gozosas notas del cántico pascual", o sea el salmo 117 (DTG 626,627).
"Antes de salir del aposento alto, el Salvador entonó con sus discípulos un canto de alabanza. Su voz fue oída, no en los acordes de alguna endecha triste, sino en las gozosas notas del cántico pascual", o sea el salmo 117 (DTG 626,627).
En la
LXX, el "aleluya" con el cual concluye el Sal. 116 es la introducción
del Sal. 117; y el "aleluya" final del Sal. 117 da comienzo al Sal. 118.
1. Naciones todas. En
esta gloriosa invitación para alabar al Señor no se omite tribu o nación
alguna. Pablo cita las palabras de este
versículo para mostrar que en Cristo la misericordia de Dios se ha extendido
tanto a los gentiles como a los judíos (Rom. 15: 11).
2. Misericordia. Heb. jésed, "amor divino"
Ha engrandecido. Heb. gabar, "ensalzar".
Fidelidad. Heb. 'émeth, voz que sugiere "firmeza",
"confiabilidad", "estabilidad", "lealtad" y
también "verdad". Estos
atributos divinos son tan eternos como Dios mismo.
En medio de la inestabilidad e inseguridad humanas, el hijo de Dios puede descansar seguro en el amor de Dios.
En medio de la inestabilidad e inseguridad humanas, el hijo de Dios puede descansar seguro en el amor de Dios.
Aleluya. O sea, "Alabad a Jehová". 3CBA
¿Cuál Es La Razón Que Encuentras Para
Alabar A Dios?
¿O No Encuentras Nada?
Los que
alaban a Dios hoy, voluntariamente están en mejor posición ante los que no lo
hacen. Porque lo hacen como consecuencia natural. Porque experimentaron Y
Reconocieron la misericordia de Dios en sus vidas.
Sabes
la única razón para alabar a Dios, para mí; es que existo. Y existo porque Dios
se complació en traerme a la vida. De millones de células que intentaron llegar
a la meta, fui yo, el ganador. Sabes a que me refiero, ¿verdad? Me refiero a la
concepción.
Tu que
lees esta reflexión; también tuviste la misma experiencia que yo; porque eres
un ganador
y por eso estas aquí.
y por eso estas aquí.
Y todo
lo que he visto en mi vida. Como su misericordia, me ha sostenido. Cómo cuido,
cuando me formaba en el vientre de mi madre. De cómo cuando tuve un accidente
mortal, a los 3 años aprox. Cuando todos me daban por muerto. Volví a la vida. De
cómo, cuándo andaba por lugares tenebrosos en mi juventud, me cuidó. Y de cómo, cuándo nací con problemas con
las fosas nasales casi pegada a mi rostro; con estrabismo, como lentamente Dios
me fue sanando. En mi juventud ya no había rastros de todos esos defectos. Y la
misericordia de Dios continua… ¡Por eso
lo alabo...!
Sin ánimo de dar una idea equivocada. Nadie me contó de la gracia de Dios. ¡yo la experimenté!
¡Lo conozco por experiencia! Por lo dicho.
Sin ánimo de dar una idea equivocada. Nadie me contó de la gracia de Dios. ¡yo la experimenté!
¡Lo conozco por experiencia! Por lo dicho.
Pero viendo el futuro. Los que no alaban a Dios, voluntariamente lo harán
en aquel día del juicio divino, cuando las evidencias de su amor sean
innegables; todos se postrarán. No lo hacen por amor; lo hacen por la fuerza de
los argumentos divinos.
“LA HISTORIA DEL PECADO atestiguará
durante toda la eternidad que con la existencia de la ley de Dios se vincula la
dicha de todos los seres creados por él.
En vista de todos los
hechos del gran conflicto, todo el universo, tanto los justos como los
rebeldes, declaran al unísono: "¡Justos y verdaderos son tus caminos, oh
Rey de los siglos!" CS 729.
¿Lo Crees?
¡Más Vale Que Lo Creas!
¡Más Vale Que Lo Creas!
Por eso hoy, Alábalo y honrarlo, voluntariamente; reconociéndolo como
el Señor de tu vida. Amen.
Ministerio Hno. Pio
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