jueves, octubre 07, 2010

138. “Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; mas no se apresure tu alma para destruirlo.”


Prov. 19:18 dice:
“Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; mas no se apresure tu alma para destruirlo.” El texto original hebreo no menciona la posibilidad de castigar el hijo al punto de matarlo. Al contrario, el mensaje es: “castiga a tu hijo mientras hay esperanzas, porque si no lo haces serás responsable por su muerte”. El verbo castigar, en hebreo yassér, incluye tanto la idea de instrucción como de reprensión. Mediante la instrucción tú plantas la semilla del conocimiento en la vida de tu hijo. A través de la reprensión, quitas las hierbas malas que aparecen espontáneamente.

Enseñar es una experiencia fascinante. En las últimas vacaciones viajé acompañado de mi nietita de un año y medio. Era impresionante verla repitiendo las palabras. Los tíos trataban de enseñarle algo nuevo, y ella se mostraba ávida de aprender. Personalmente me gusta enseñar. Es como si uno se dividiera en mil pedacitos para vivir en el corazón de las otras personas. Pero enseñar es tan solo la mitad del proceso educativo. La otra mitad, tan importante como la primera, es la reprensión, o el castigo, como lo llama la Biblia. Aquí no se habla necesariamente del castigo físico, aunque desde el punto de vista bíblico, tenga lugar en la educación. La idea del texto es llamar al niño al buen camino cuando, llevado por los instintos, se acerca peligrosamente al precipicio.

La tendencia moderna de excluir el castigo en la formación del niño es temeraria y puede ser fatal. ¿Qué harías tú si tu hijito se acercara al abismo? Dialogarías, ¿verdad? Correcto. Pero, ¿y si insiste? Continuarías dialogando. Muy bien. ¿Y si él continuara insistiendo en acercarse al precipicio? ¿Lo sacarías de allí? La vida está llena de precipicios y abismos morales, que no son solamente peligros físicos. Son peligros que tienen consecuencias eternas.

Por tanto, no te mantengas en silencio, no falles, no dejes de cumplir con tu deber. Disciplina, instruye y reprende. Muestra el camino y llama la atención cuando sea necesario. No es suficiente con ser padre. Tienes que disciplinar. Disciplinar es amar. Corregir es ser responsable. En esa tarea tú no estás solo. El Dios que te dio a tus hijos como un regalo de amor, sabrá orientarte en la educación de los mismos.  Que Dios te bendiga, y recuerda: “Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; mas no se apresure tu alma para destruirlo”.

Alejandro Bullón

3 comentarios:

  1. yelisa camargo
    29 enero, 2014 de 20:57

    En nuestro hogar seguimos lo que Dios prescribe en la Biblia sobre la disciplina de nuestros hijos , tenemos cuatro , dos varones y dos hembras , estas ùltimas Yesenia y Daisy tienen 13 y 15 años de edad en cuanto a Juanito y Wilmer tienen 10 y 12 años .

    Justo antiyer mi esposo tuvo que zurrarle las nalgas a Daisy por haber faltado al colegio durante cinco dias seguidos , nos enteramos de que no habia ido al colegio por la hija de una vecina nuestra .

    Cuando Daisy llegò a la casa su padre agarrò una de las dos varas flexibles de madera de rattan con las que disciplina corporalmente a nuestros hijos , agarrò a Daisy por un brazo la llevo pal cuarto donde yo lavo la ropa y alli le zurrò las nalgas tan duro con ella que aùn se pueden ver las marcas que la vara le dejò estampadas en la piel de su pompis , pues aùn no desaparecieron del todo .

    La gente dirà lo que quiera pero los azotes con la vara sobre las nalgas escarmientan de raiz cualquier maldad cometida por muy grave que sea .

    Si todos los padres que se dicen Cristianos obraran conforme a lo que Dios prescribe en la Biblia sobre como disciplinar a los hijos malcriados no pasarian las cosas que pasan hoy en dia .

    Mi esposo dice que cuanto mas intenso sea el dolor que las nalgas reciban por la acciòn de la vara mas eficaz resulta la correccion al tiempo que previene la repeticiòn de la maldad en el futuro y esa es la pura verdad .

    Yelisa Camargo

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    1. Ojo con solo tomar literalmente lo que dice la biblia al respecto de la educación de los hijos. Entendido bien es saludable pero.... castigar a los hijos como marcarle el cuerpo, se está mostrando más la ira del padre, que una manera de corregirlo. Eso no da resultados permanentes, solo obedecerá mientras se de la disciplina física. Y luego volverá a lo mismo.
      Lo mejor es primero calmarse y luego conversar con el hijo e hija, y si se arrepiente y reconoce que estuvo mal su comportamiento, esta demás el castigo físico. Dios también nos perdona cuando le pedimos perdón.
      Recuerden: Que su hija haya tomado esa actitud muestra que las cosas en casa no están bien… “no confía en ustedes, mas confía en la amiga” Hablen mas con sus hijos; el castigo físico debe ser la última opción, luego de haber orado mucho y conversado con sus hijos.
      Y la educadora Ellen White. Dice en el libro “la conducción del niño”: habla de la disciplina en varios capítulos. Sería conveniente y necesario leer también ese libro. De lo contrario la buena intención que quieren lograr con la formación de sus hijos se puede estropear. Dios los ayude y guie…

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