miércoles, abril 21, 2021

REFLEXIÓN 650. LA DESTRUCCIÓN DEL ENEMIGO Y LA LIBERACIÓN DE ISRAEL (PRIMERA PROFECÍA) La Parábola Del Pastor (ZACARÍAS 11).

Zacarías 11. La Parábola Del mal Pastor de ayer y hoy, en el pueblo de Dios. Vers. (1-2) La destrucción de Jerusalén. (3-9) Los elegidos de Dios serán apacentados; el resto, rechazado. (10-14) Los cayados Gracia y Ataduras son quebrados por el rechazamiento a Cristo. (15-17) Símbolo y maldición del pastor insensato.

*La irresponsabilidad de los pastores de Israel. definió la ruina de un pueblo. pero en contra posición de los malos pastores de Israel, surge la figura del buen Pastor. 

Jesús dice: YO SOY el buen pastor: el buen pastor su vida da por las ovejas." "Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen. Como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre, y pongo mi vida por las ovejas." Juan 10: 11,14,15.

1 Oh Libano, abre tus puertas, y consuma el fuego tus cedros. 2 Aúlla, oh ciprés, porque el cedro cayó, porque los árboles magníficos son derribados.  Aullad, encinas de Basán, porque el bosque espeso es derribado.

3 Voz de aullido de pastores, porque su magnificencia es asolada; estruendo de rugidos de cachorros de leones, porque la gloria del Jordán es destruida. 4 Así ha dicho Jehová mi Dios: Apacienta las ovejas de la matanza, 5 a las cuales matan sus compradores, y no se tienen por culpables; y el que las vende, dice: Bendito sea Jehová, porque he enriquecido; ni sus pastores tienen piedad de ellas. 6 Por tanto, no tendré ya más piedad de los moradores de la tierra, dice Jehová; porque he aquí, yo entregaré los hombres cada cual en mano de su compañero y en mano de su rey; y asolarán la tierra, y yo no los libraré de sus manos.

7 Apacenté, pues, las ovejas de la matanza, esto es, a los pobres del rebaño.  Y tomé para mí dos cayados: al uno puse por nombre Gracia, y al otro Ataduras; y apacenté las ovejas. 8 Y destruí a tres pastores en un mes; pues mi alma se impacientó contra ellos, y también el alma de ellos me aborreció a mí. 9 Y dije: No os apacentaré; la que muriere, que muera; y la que se perdiere, que se pierda; y las que quedaren, que cada una coma la carne de su compañera.

10 Tomé luego mi cayado Gracia, y lo quebré, para romper mi pacto que concerté con todos los pueblos. 11 Y fue deshecho en ese día, y así conocieron los pobres del rebaño que miraban a mí, que era palabra de Jehová. 12 Y les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo.  Y pesaron por mi salario treinta piezas de plata. 13 Y me dijo Jehová: Échalo al tesoro; ¡hermoso precio con que me han apreciado!  Y tomé las treinta piezas de plata, y las eché en la casa de Jehová al tesoro. 14 Quebré luego el otro cayado, Ataduras, para romper la hermandad entre Judá e Israel.

15 Y me dijo Jehová: Toma aún los aperos de un pastor insensato; 16 porque he aquí, yo levanto en la tierra a un pastor que no visitará las perdidas, ni buscará la pequeña, ni curará la perniquebrada, ni llevará la cansada a cuestas, sino que comerá la carne de la gorda, y romperá sus pezuñas. 17 ¡Ay del pastor inútil que abandona el ganado!  Hiera la espada su brazo, y su ojo derecho; del todo se secará su brazo, y su ojo derecho será enteramente oscurecido. (Zacarías 11).

1. Abre tus puertas. Hay mucha diferencia de opiniones en cuanto a la forma de interpretar el simbolismo del cap. 11. El lenguaje es sumamente figurado y el profeta da tan pocas explicaciones, que es imposible ser dogmático en cuanto a sus enseñanzas. En cuanto a la interpretación se han sostenido dos principales puntos de vista: (1) Que el pasaje es un anticipo del castigo que caería sobre los judíos por su rechazo de la conducción de Dios, especialmente del Mesías; (2) que el pasaje es un repaso de la historia de Israel presentado en forma de parábola, para amonestarles de lo que podría sobrevenirles por sus transgresiones futuras.  En el siguiente párrafo se presenta brevemente este último enfoque como una posible interpretación.  Sin embargo, la otra interpretación también es aceptable.

Los vers. 1-3 se han entendido de diversas formas, entre ellas, las siguientes: (1) Que predicen una continuación del asolamiento transitorio que vendría antes de que se cumplieran las gloriosas perspectivas del cap. 10: 5-12. (2) Que representan una advertencia del castigo que inevitablemente resaltaría de una mayor desobediencia y apostasía. (3) Que son un lamento por la caída de Asiria y Egipto, cuya humillación se predijo (cap. 10: 11). (4) Que son un repaso de las desolaciones que ya habían ocurrido y de sus causas, como una advertencia para la generación de entonces.

Cedros. Con frecuencia las invasiones eran acompañadas de una desenfrenada destrucción de valiosos bosques.  Sin embargo, el cedro, el ciprés y la encina quizá se usan aquí para simbolizar a los caudillos prominentes o a las naciones mismas.

3. Aullido de pastores. Ver com. cap. 10: 3.

Gloria. Heb. gaon, quizá aquí la espesura que cubría las orillas del Jordán, y que una vez estuvo plagada de leones (ver com. Jer. 12: 5).

4. Apacienta. Dios ordena al profeta que como representante suyo cuide su grey.

De la matanza. Es decir, destinadas a la matanza.  Como no era atendida, ésta sería la suerte de la grey.

5. Compradores. Los malos pastores del vers. 3, que traficaban con ellas y sin embargo tenían la audacia de bendecir a Jehová por su buena suerte de hacerlo (vers. 5).  Cegados por su egolatría, no se consideraban culpables cuando maltrataban pecaminosamente a la grey.

6. Yo entregaré. Estos opresores serían entregados en las manos de otras naciones que, a su vez, los oprimirían. El Señor hace responsables a los dirigentes del trato que dan a los hijos de Dios (cf.  Isa. 10: 5-7, 12; ver com. Dan. 4: 17).

7. Gracia. Heb. no'am, "amistad", "bondad".  La palabra se relaciona con el vocablo ugarítico n'm , que significa "gracia", es decir en el sentido de "encanto" "belleza".  No'am aparece siete veces en el AT, y dos veces se ha traducido "gracia" (Zac. 11: 7, 10), "hermosura" (Sal. 27: 4), "luz' ["dulzura", BJ] (Sal. 90: 17), "suaves" (Prov. 15: 26), "limpias" ["suaves", BJ] (Prov. 16: 24) y "deleitosas" (Prov. 3: 17).  Como la rotura del cayado representaba el quebrantamiento del pacto (Zac. 11: 10), el cayado puede considerarse como un símbolo del pacto.

Ataduras. "Unión" (BJ).  Heb. jobelim, vocablo relacionado con jébel, que significa "cuerda" o "soga".  Por lo tanto, jobelim debe significar "unión".  Según el vers. 14, este cayado significa la hermandad entre Judá e Israel.

Dios entró en un pacto solemne con su pueblo (Exo. 19: 5-6; 24: 3-8).  Tenía el propósito de que los israelitas, como una nación santa y unida, fueran una bendición en el mundo (ver Gén. 12: 2; pp. 29-32).  Las dos varas simbolizaban los bondadosos propósitos de Dios para su pueblo.

8. Tres pastores. Es imposible aplicar con certeza este símbolo a individuos o cargos específicos.  Es mejor entender este texto en su enseñanza general, a saber: que Dios liberó a su pueblo de toda oposición y de sus dirigentes opresivos.  Hizo todo lo posible para que tuvieran éxito sus planes en cuanto a Israel (ver com.  Isa. 5: 4; Zac. 10: 3).

9. No os apacentaré. Dios decidió esto cuando el pueblo persistentemente rehusó aceptar su conducción (2 Rey. 18: 12; 2 Crón. 36: 14-16).

10. Quebré. Este símbolo representaba la ruptura del pacto (ver com. vers. 7).

11. Conocieron. Los audaces y escépticos del pueblo habían puesto en duda el cumplimiento de las amenazas divinas. 

Como ejemplo de una actitud tal, ver com.  Eze. 11:3. El cumplimiento de las predicciones comprobaba la integridad del mensaje divino.

12. Dadme mi salario. Zacarías habla en representación del Pastor principal, y se dirige a toda la grey de los israelitas y les pide su salario. La pregunta pone de relieve la enorme ingratitud del pueblo.  El profeta deja el pago de su salario de acuerdo con el sentido de justicia de ellos.

Treinta piezas de plata. Indudablemente se refiere a siclos, lo cual da un peso de 11,4 g, o sea 342 g en total (ver t. 1, p. 173). Esta pequeña suma reflejaba el mísero agradecimiento de los israelitas por lo que Dios había hecho por ellos. Treinta siclos era el precio de un esclavo (Exo. 21: 32); pero el siclo más antiguo tenía un peso diferente al que se usaba en el tiempo de Zacarías (ver t. 1, p. 173 y com.  Exo. 21: 32).

En cuanto al cumplimiento de los vers. 12 y 13 en la vida de nuestro Señor, ver com.  Mat. 27: 3-10.

13. Echalo al tesoro. No se da la razón ni se declara por qué la ofrenda se entregó a "la casa de Jehová".

14. Quebré. Se explica inmediatamente el significado de este acto simbólico (ver com. vers. 7).  En cuanto a la división del reino, ver 1 Rey. 11: 26-37; 12: 13-20.

15. Toma. Como el pueblo de Dios había rechazado al Buen Pastor, se le ordena a Zacarías (vers. 4) que se haga cargo de esa función y tome "los aperos" de un "pastor insensato" (Heb. 'ewil, "torpe", "inútil").

16. Comerá la carne. Una representación gráfico-simbólica de lo que le sucedió a Israel cuando rechazó la conducción de Dios, renunció a la protección divina, y la nación fue presa de naciones hostiles.

…Pastor que no visitará las perdidas, ni buscará la pequeña, ni curará la perniquebrada, ni llevará la cansada a cuestas, sino que comerá la carne de la gorda, y romperá sus pezuñas. Este hecho, ¿será semejante a lo que sucede ahora?

17. ¡Ay del pastor inútil que abandona el ganado! Hiera la espada su brazo, y su ojo derecho; del todo se secará su brazo, y su ojo derecho será enteramente oscurecido.

La espada. Solemne advertencia para los que desempeñan el liderazgo de la grey, para que no sean hallados infieles en la tarea que se les ha confiado.

Que solemne responsabilidad y privilegio de pastores que no viven a la altura del empleador. Dios el Señor”. (4CBA)

COMENTARIO DE EGW.

(Este capítulo 52. Está basado en San Juan 10:1-30).

El Divino Pastor. "YO SOY el buen pastor: el buen pastor su vida da por las ovejas." "Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen. Como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre, y pongo mi vida por las ovejas." Juan 10:11,14,15.

De nuevo Jesús halló acceso a la mente de sus oyentes por medio de las cosas con las que estaban familiarizados. Había comparado la influencia del Espíritu al agua fresca, refrigerante. Se había representado por la luz, fuente de vida y alegría para la naturaleza y el hombre. Ahora, mediante un hermoso cuadro pastoril, representó su relación con los que creían en él. Ningún cuadro era más familiar que éste para sus oyentes y las palabras de Cristo lo vincularon para siempre con él mismo. Nunca mirarían los discípulos a los pastores que cuidasen sus rebaños sin recordar la lección del Salvador. Verían a Cristo en cada pastor fiel. Se verían a sí mismos en cada rebaño indefenso y dependiente. El profeta Isaías había aplicado esta figura a la misión del Mesías, en las alentadoras palabras: "Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sión; levanta fuertemente tu voz, anunciadora en Jerusalem; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Veis aquí el Dios vuestro! . . . Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo cogerá los corderos, y en su seno los llevará.'* (Isaías 40:9-11).

David había cantado: "Jehová es mi pastor; nada me faltará." El Espíritu Santo había declarado por Ezequiel: "Y despertaré sobre ellas un pastor, y él las apacentará." "Yo buscaré la perdida, y tornaré la amontada, y ligaré la perniquebrada, y corroboraré la enferma." "Y estableceré con ellos pacto de paz." "Y no serán más presa de las gentes,. . . sino que habitarán seguramente, y no habrá quien espante."* (Salmos 23:1; Ezequiel 34:23, 16, 25,28).

Cristo aplicó estas profecías a sí mismo, y mostró el contraste que había entre su carácter y el de los dirigentes de Israel. Los fariseos acababan de echar a uno del redil porque 443 había osado testificar del poder de Cristo. Habían excomulgado a un alma a la cual el verdadero Pastor estaba atrayendo. Así habían demostrado que desconocían la obra a ellos encomendada, y que eran indignos del cargo de pastores del rebaño. Jesús les presentó el contraste que existía entre ellos y el buen Pastor, y se declaró el verdadero guardián del rebaño del Señor. Antes de hacerlo, sin embargo, habló de sí mismo empleando otra figura. Dijo: "El que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, mas sube por otra parte, el tal es ladrón y robador. Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es."

Los fariseos no percibieron que estas palabras iban dirigidas contra ellos. Mientras razonaban en su corazón en cuanto al significado, Jesús les dijo claramente: "Yo soy la puerta: el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. El ladrón no viene sino para hurtar, y matar, y destruir: yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia." Cristo es la puerta del redil de Dios. Por esta puerta todos sus hijos, desde los más remotos tiempos, han hallado entrada. En Jesús, como estaba presentado en los tipos, prefigurado en los símbolos, manifestado en la revelación de los profetas, revelado en las lecciones dadas a sus discípulos, y en los milagros obrados en favor de los hijos de los hombres, ellos han contemplado al "Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo," (Juan 1:29). Y por él son introducidos en el redil de su gracia. Se han presentado muchos otros objetos de fe en el mundo; se han ideado ceremonias y sistemas por los cuales los hombres esperan recibir justificación y paz para con Dios, y hallar así entrada en su redil. Pero la única puerta es Cristo, y todos los que han interpuesto alguna otra cosa para que ocupe el lugar de Cristo, todos los que han procurado entrar en el redil de alguna otra manera, son ladrones y robadores. Los fariseos no habían entrado por la puerta. Habían subido al corral por otro camino que no era Cristo, y no estaban realizando el trabajo del verdadero pastor. Los sacerdotes y gobernantes, los escribas y fariseos destruían los pastos vivos y contaminaban los manantiales del agua de vida. Las fieles palabras de la Inspiración describen a esos falsos pastores: "No 444 corroborasteis las flacas, ni curasteis la enferma: no ligasteis la perniquebrada, ni tornasteis la amontada, ni buscasteis la perdida; sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia."* (Ezequiel 34:4).

Durante todos los siglos, los filósofos y maestros han estado presentando al mundo teorías para satisfacer la necesidad del alma. Cada nación pagana ha tenido sus grandes maestros y sus sistemas religiosos que han ofrecido otros medios de redención que Cristo, han apartado los ojos de los hombres del rostro del Padre y han llenado los corazones de miedo a Aquel que les había dado solamente bendiciones. Su obra tiende a despojar a Dios de aquello que le pertenece por la creación y por la redención. Y esos falsos maestros roban asimismo a los hombres. Millones de seres humanos están sujetos a falsas religiones, en la esclavitud del miedo abyecto, de la indiferencia estólida, trabajando duramente como bestias de carga, despojados de esperanza o gozo o aspiración aquí, y dominados tan sólo por un sombrío temor de lo futuro.

Solamente el Evangelio de la gracia de Dios puede elevar el alma. La contemplación del amor de Dios manifestado en su Hijo conmoverá el corazón y despertará las facultades del alma como ninguna otra cosa puede hacerlo. Cristo vino para crear de nuevo en el hombre la imagen de Dios; y cualquiera que aleje a los hombres de Cristo los aleja de la fuente del verdadero desarrollo; los despoja de la esperanza, el propósito y la gloria de la vida. Es ladrón y robador. "El que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es." Cristo es la puerta y también el pastor. El entra por sí mismo. Es por su propio sacrificio como llega a ser pastor de las ovejas. "A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz: y a sus ovejas llama por nombre, y las saca. Y como ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. De todas las criaturas, la oveja es una de las más tímidas e indefensas, y en el Oriente el cuidado del pastor por su rebaño es incansable e incesante. Antiguamente, como ahora, había poca seguridad fuera de las ciudades amuralladas. Los merodeadores de las tribus errantes, o las bestias feroces que tenían sus guaridas entre las rocas, acechaban para saquear los 445 rebaños. El pastor velaba por su rebaño, sabiendo que lo hacía con peligro de su propia vida. Jacob, que cuidaba los rebaños de Labán en los campos de Harán, dice, describiendo su infatigable labor: "De día me consumía el calor, y de noche la helada, y el sueño se huía de mis ojos." (Génesis 31:40). Y fue mientras cuidaba las ovejas de su padre, cuando el joven David, sin ayuda, hacía frente al león y al oso, y arrebataba de entre sus colmillos el cordero robado.

Mientras el pastor guía su rebaño por sobre las colinas rocosas, a través de los bosques y de las hondonadas desiertas, a los rincones cubiertos de pastos junto a la ribera de los ríos; mientras lo cuida en las montañas durante las noches solitarias, lo protege de los ladrones y con ternura atiende a las enfermizas y débiles, su vida se unifica con la de sus ovejas. Un fuerte lazo de cariño lo une a los objetos de su cuidado. Por grande que sea su rebaño, él conoce cada oveja. Cada una tiene su nombre, al cual responde cuando la llama el pastor. Como un pastor terrenal conoce sus ovejas, así el divino Pastor conoce su rebaño, esparcido por el mundo. "Y vosotras, ovejas mías, ovejas de mi pasto, hombres sois, y yo vuestro Dios, dice el Señor Jehová." Jesús dice: "Te puse nombre, mío eres tú." "He aquí que en las palmas te tengo esculpida." (Ezequiel 34:31; Isaías 43:1; 49:16).

Jesús nos conoce individualmente, y se conmueve por el sentimiento de nuestras flaquezas. Nos conoce a todos por nombre. Conoce la casa en que vivimos, y el nombre de cada ocupante. Dio a veces instrucciones a sus siervos para que fueran a cierta calle en cierta ciudad, a tal casa, para hallar a una de sus ovejas. Cada alma es tan plenamente conocida por Jesús como si fuera la única por la cual el Salvador murió. Las penas de cada uno conmueven su corazón. El clamor por auxilio penetra en su oído. El vino para atraer a todos los hombres a sí. Los invita: "Seguidme," y su Espíritu obra en sus corazones para inducirlos a venir a él. Muchos rehúsan ser atraídos. Jesús conoce quiénes son. Sabe también quiénes oyen alegremente su llamamiento y están listos para colocarse bajo su cuidado pastoral. Él dice: "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen." Cuida a cada una como si no hubiera otra sobre la haz de la tierra. 446 "A sus ovejas llama por nombre, y las saca;. . . y las ovejas le siguen, porque conocen su voz." Los pastores orientales no arrean sus ovejas. No se valen de la fuerza o del miedo, sino que van delante y las llaman. Ellas conocen su voz, y obedecen el llamado. Así hace con sus ovejas el Salvador y Pastor. La Escritura dice: "Condujiste a tu pueblo como ovejas, por mano de Moisés y de Aarón." Por el profeta, Jesús declara: "Con amor eterno te he amado; por tanto te soporté con misericordia." El no obliga a nadie a seguirle. "Con cuerdas humanas los traje -- dice, -- con cuerdas de amor." (Salmos 77:20; Jeremías 31:3; Oseas 11:4).

No es el temor al castigo, o la esperanza de la recompensa eterna, lo que induce a los discípulos de Cristo a seguirle. Contemplan el amor incomparable del Salvador, revelado en su peregrinación en la tierra, desde el pesebre de Belén hasta la cruz del Calvario, y la visión del Salvador atrae, enternece y subyuga el alma. El amor se despierta en el corazón de los que lo contemplan. Ellos oyen su voz, y le siguen. Como el pastor va delante de sus ovejas y es el primero que hace frente a los peligros del camino, así hace Jesús con su pueblo. "Y como ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas." El camino al cielo está consagrado por las huellas del Salvador. La senda puede ser empinada y escabrosa, pero Jesús ha recorrido ese camino; sus pies han pisado las crueles espinas, para hacernos más fácil el camino.

El mismo ha soportado todas las cargas que nosotros estamos llamados a soportar. Aunque ascendió a la presencia de Dios y comparte el trono del universo, Jesús no ha perdido nada de su naturaleza compasiva. Hoy el mismo tierno y simpatizante corazón está abierto a todos los pesares de la humanidad. Hoy las manos que fueron horadadas se extienden para bendecir abundantemente a su pueblo que está en el mundo. "No perecerán para siempre, ni nadie las arrebatará de mi mano." El alma que se ha entregado a Cristo es más preciosa a sus ojos que el mundo entero. El Salvador habría pasado por la agonía del Calvario para que uno solo pudiera salvarse en su reino. Nunca abandona a un alma por la cual murió. A menos que sus seguidores escojan abandonarle, él los sostendrá siempre. En todas nuestras pruebas, tenemos un Ayudador que 447 nunca nos falta. Él no nos deja solos para que luchemos con la tentación, batallemos contra el mal, y seamos finalmente aplastados por las cargas y tristezas. Aunque ahora esté oculto para los ojos mortales, el oído de la fe puede oír su voz que dice: No temas; yo estoy contigo. Yo soy "el que vivo, y he sido muerto; y he aquí que vivo por siglos de siglos."* (Apocalipsis 1:18).

He soportado vuestras tristezas, experimentado vuestras luchas, y hecho frente a vuestras tentaciones. Conozco vuestras lágrimas; yo también he llorado. Conozco los pesares demasiado hondos para ser susurrados a ningún oído humano. No penséis que estáis solitarios y desamparados. Aunque en la tierra vuestro dolor no toque cuerda sensible alguna en ningún corazón, miradme a mí, y vivid. "Porque los montes se moverán, y los collados temblarán; mas no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz vacilará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti." * (Isaías 54:10).

Por mucho que un pastor pueda amar a sus ovejas, Jesús ama aún más a sus hijos e hijas. No es solamente nuestro pastor; es nuestro "Padre eterno." Y él dice: "Y conozco mis ovejas, y las mías me conocen. Como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre." ¡Qué declaración! Es el Hijo unigénito, el que está en el seno del Padre, a quien Dios ha declarado ser "el hombre compañero mío;'* (Zacarías 13:7). Y presenta la comunión que hay entre él y el Padre como figura de la que existe entre él y sus hijos en la tierra. Jesús nos ama porque somos el don de su Padre y la recompensa de su trabajo. Él nos ama como a hijos suyos.

Lector, él te ama a ti. El Cielo mismo no puede otorgar nada mayor, nada mejor; por tanto, confía. Jesús pensó en todas las almas de la tierra, que estaban engañadas por los falsos pastores. Aquellas a quienes él anhelaba reunir como ovejas de su prado estaban esparcidas entre lobos, y dijo: "También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también me conviene traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor." "Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar." Es decir, mi Padre os ama tanto, que me ama aún más porque doy mi vida para redimiros. Al hacerme vuestro substituto y fiador, mediante la entrega de mi vida, 448 tomando vuestras obligaciones, vuestras transgresiones, se encarece el amor de mi Padre hacia mí. "Pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, mas yo la pongo de mí mismo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar."

Mientras, como miembro de la familia humana, era mortal, como Dios, era la fuente de la vida para el mundo. Hubiera podido resistir el avance de la muerte y rehusar ponerse bajo su dominio; pero voluntariamente puso su vida para sacar a luz la vida y la inmortalidad. Cargó con el pecado del mundo, soportó su maldición, entregó su vida en sacrificio, para que los hombres no muriesen eternamente. "Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores.... Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados: el castigo de nuestra paz sobre él; y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino: más Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros."* (Isaías 53:4-6). DTG 442-448

Ministerio Hno. Pio


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