Zacarías
8. La Restauración
Basada En La Obediencia: (1-8) La restauración de Jerusalén. Describen la
promesa de Dios de morar con su pueblo en una Jerusalén restaurada y plenamente
poblada. (9-15) Dios anima al pueblo a construir el templo, pues su favor
estará con ellos. (16-17) Les exige obras. (18-23) Promesa de gozo y
abundancia.
*Los vers.
4-15, describen a Jerusalén como podría haber sido a través de los siglos (ver
pp. 29-32/Ver Enlace Vers. 4).
Los vers. 16-17, ponen énfasis en las virtudes morales (ver com. Miq. 6: 8; pp. 29-30). Para que las promesas Divinas se concreten y sean posibles. Descritas en los siguientes versículos. Y Jerusalén sea una tierra deseable, juntamente con el Dios en quien creen. Pero… Maravillosos habrían sido los resultados si, al volver del exilio, los israelitas hubieran cumplido su glorioso destino. Toda la tierra habría estado preparada para el primer advenimiento de Cristo (ver pp. 31-32; PR 519-520).
1 VINO a mí palabra de Jehová de los ejércitos, diciendo: 2 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Celé a Sión con gran celo, y con gran ira la Celé. 3 Así dice Jehová: Yo he restaurado a Sión, y moraré en medio de Jerusalén; y Jerusalén se llamará Ciudad de La Verdad, y el monte de Jehová de los ejércitos, Monte de Santidad. 4 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Aún han de morar ancianos y ancianas en las calles de Jerusalén, cada cual con bordón en su mano por la multitud de los días.
5 Y las calles de la ciudad estarán llenas de muchachos y muchachas que jugarán en ellas. 6 Así dice Jehová de los ejércitos: Si esto parecerá maravilloso a los ojos del remanente de este pueblo en aquellos días, ¿también será maravilloso delante de mis ojos? dice Jehová de los ejércitos. 7 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí, yo salvo a mi pueblo de la tierra del oriente, y de la tierra donde se pone el sol; 8 y los traeré, y habitarán en medio de Jerusalén; y me serán por pueblo, y yo seré a ellos por Dios en verdad y en justicia.
9 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Esfuércense vuestras manos, los que oís en estos días estas palabras de la boca de los profetas, desde el día que se echó el cimiento a la casa de Jehová de los ejércitos, para edificar el templo. 10 Porque antes de estos días no ha habido paga de hombre ni paga de bestia, ni hubo paz para el que salía ni para el que entraba, a causa del enemigo; y yo dejé a todos los hombres cada cual contra su compañero. 11 Mas ahora no lo haré con el remanente de este pueblo como en aquellos días pasados, dice Jehová de los ejércitos.
12 Por que habrá simiente de paz; la vid dará su fruto, y dará su producto la tierra, y los cielos darán su rocío; y haré que el remanente de este pueblo posea todo esto. 13 Y sucederá que como fuisteis maldición entre las naciones, oh casa de Judá y casa de Israel, así os salvaré y seréis bendición. No temáis, mas esfuércense vuestras manos. 14 Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos: Como pensé haceros mal cuando vuestros padres me provocaron a ira, dice Jehová de los ejércitos, y no me arrepentí, 15 así al contrario he pensado hacer bien a Jerusalén y a la casa de Judá en estos días; no temáis.
16 ESTAS son las cosas que habéis de hacer: Hablad verdad cada cual con su prójimo; juzgad según la verdad y lo conducente a la paz en vuestras puertas. 17 Y ninguno de vosotros piense mal en su corazón contra su prójimo, ni améis el juramento falso; porque todas estas son cosas que aborrezco, dice Jehová.
18 Vino a mí palabra de Jehová de los ejércitos, diciendo: 19 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: El ayuno del cuarto mes, el ayuno del quinto, el ayuno del séptimo, y el ayuno del décimo, se convertirán para la casa de Judá en gozo y alegría, y en festivas solemnidades. Amad, pues, la verdad y la paz. 20 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Aún vendrán pueblos, y habitantes de muchas ciudades; 21 y vendrán los habitantes de una ciudad a otra, y dirán: Vamos a implorar el favor de Jehová, y a buscar a Jehová de los ejércitos. Yo también iré. 22 Y vendrán muchos pueblos y fuertes naciones a buscar a Jehová de los ejércitos en Jerusalén, y a implorar el favor de Jehová. 23 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: En aquellos días acontecerá que diez hombres de las naciones de toda lengua tomarán del manto a un Judío, diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros. (Zacarías 8).
1. Vino a mí palabra. Los vers. 1-8, describen la promesa de Dios de morar
con su pueblo en una Jerusalén restaurada y plenamente poblada.
2. Así ha dicho Jehová. Esta fórmula aparece diez veces en el cap. 8. La repetición certifica que la promesa divina era digna de confianza. En cada caso, con excepción de uno (vers. 3), se emplea la forma más completa: "Así ha dicho Jehová de los ejércitos".
Celéa Sión con gran celo. Cf. Joel 2: 18.
3. He restaurado. El hecho de que la restauración de la ciudad y del
templo estuviera entonces en marcha indicaba que Dios había vuelto para estar
con su pueblo (cap. 2: 10). Lo que se había alcanzado hasta entonces era sólo
el comienzo de lo que Dios se proponía hacer a favor de Jerusalén.
Verdad. Heb. 'émeth, "firmeza",
"integridad", "confiabilidad", "estabilidad",
"fidelidad", "verdad". "Fidelidad" (BJ). La LXX
traduce: "La ciudad verdadera".
Monte de Santidad. Aquí es sinónimo de Jerusalén (cf. Isa. 27: 13; 66:
20).
4. Aún han de morar. Los vers. 4-15 describen a Jerusalén como podría
haber sido a través de los siglos (ver pp. 29-32).
El
propósito de Dios era que el Israel restaurado aceptara el glorioso destino que
hacía mucho se había preparado para él. Si hubiese estado dispuesto a obrar en
armonía con los propósitos del cielo, hubiera podido disfrutar de la
prosperidad temporal y el poder espiritual que aquí se describen. Jerusalén
"podría haberse destacado en la gloria de la prosperidad, como reina de
los reinos, libre en la fuerza del poder dado por su Dios" (DTG 529-530).
Sin embargo, las promesas les fueron dadas con la "condición de que
obedecieran" (PR 519), e Israel no cumplió el propósito divino (ver pp.
32-35).
https://elaguila3008.blogspot.com/2020/08/el-papel-de-israel-en-la-profecia-del.html
Por la multitud de los días. La longevidad habría sido la recompensa de la
obediencia (cf. Gén. 15: 15; Exo. 20: 12; Deut. 4: 10; Sal. 91: 16; ver com.
Isa. 65: 20; p. 29). Una muerte prematura se consideraba como tan castigo por
el pecado (Sal. 55: 23).
5. Muchachos y muchachas. Indicio de un buen aumento de la población y de una
seguridad restaurada (Ose. 1: 10).
6. Maravilloso. Del Heb. pala', "ser extraordinario",
"ser maravilloso", "ser demasiado difícil" (Gén. 18: 14;
Deut. 17: 8; etc.). "Imposible" (BJ). Si se entiende así, aquí hay un
reproche por falta de fe. Si a Israel le faltaba la fe necesaria, lo que Dios
había proyectado hacer resultaría "demasiado difícil" para el Señor.
7. Yo salvo. Dios salvaría a su pueblo disperso y lo
"traería" (vers. 8) de nuevo a su propia tierra. Una vez más
"habitará" en paz y seguridad, y será "mi pueblo" (vers.
8).
Oriente. Las dos direcciones mencionadas en este versículo
pueden simbolizar una extensión universal (Sal. 50: 1; Mal. 1: 11; Mat. 8: 11).
8. Me serán por pueblo. Promesa de que el pacto se renovaría (cf. Jer. 31:
33).
9. Esfuércense vuestras manos. Exhortación a ser valientes (Juec. 7: 11; Isa. 35:
3).
En estos días. El tiempo que entonces era presente contrastaba con
el tiempo de "los profetas primeros" (cap. 7: 7). Los profetas a que
aquí se hace referencia, Hageo y Zacarías, reanimaron a los repatriados para
que echaran "el cimiento" del templo y lo edificaran (Esd. 6: 14; PR
419-424, 438).
10. Antes de estos días. Alusión al lapso de inactividad (Esd. 4) que siguió
a la colocación del primer fundamento del templo después del regreso del
cautiverio. No había "paga" porque la tierra no producía y prevalecía
una gran pobreza (Hag. 1: 11; 2: 17).
No
"hubo paz" debido a que los pueblos hostiles de la tierra se oponían
a la obra de la reconstrucción del templo (Esd. 4: 4). Las palabras "cada
cual contra su compañero" indican disensiones internas entre los Judíos
repatriados, además de la oposición externa.
11. No lo haré. La actitud de Dios cambió para con "el
remanente" debido a su nueva diligencia en la obra de restauración (Hag.
2: 18-19). "Como en aquellos días pasados" se refiere al lapso de
inactividad mencionado en el vers. 10.
12. Dará su fruto. Las cosechas quedarían a salvo de los enemigos (cf.
Lev. 26: 16) y así permanecería "su fruto" (cf. Lev. 26: 4-6).
13. Maldición. Cf. Jer. 24: 9.
Casa de Judá. El hecho de que se mencionen tanto la casa de Judá
como la de Israel, muestra que en la restauración debían participar
descendientes de las 12 tribus (cf. Jer. 50: 17-20, 33-34). Parece evidente que
habían regresado algunos de cada una de las 12 tribus (ver com. Esd. 6: 17).
Bendición. En cuanto al papel del Israel de la restauración,
ver pp. 29-32. (Enlace vers. 4).
14. No me arrepentí. Ver com. cap. 7: 13.
15. Hacer bien. Cf. Jer. 31: 28. El profeta contrasta el pasado con
el futuro.
16. Habéis de hacer. Las gloriosas promesas dependían de la obediencia.
Los vers. 16-17 ponen énfasis en las virtudes morales (ver com. Miq. 6: 8; pp.
29-30).
19. Ayuno. Volviendo a la pregunta original (cap. 7: 3, 5),
Dios declara que esos ayunos que conmemoraban calamidades previas se cambiarían
en ocasiones de gozo. Los ayunos de los meses "cuarto" y
"quinto" (Tammuz y Ab) sin dada conmemoraban la caída y la
destrucción de Jerusalén a manos de los babilonios (2 Rey. 25: 1-9; Jer. 52:
12-16); el del "séptimo" mes (Tisri), quizá el asesinato de Gedalías
y la huida a Egipto (2 Rey. 25: 22-26; Jer. 41: 1-2; cf. Zac. 7: 5); el del
"décimo" mes (Tebet), tal vez la ocasión cuando Nabucodonosor comenzó
el sitio contra Jerusalén (2 Rey. 25: 1-2; Jer. 52: 4).
20. Pueblos. La excelente condición de Israel había de ser tina
demostración para todas las naciones de los beneficios y resultados de un
sincero culto a Yahweh. Como corolario, muchas de esas naciones serían
inducidas a rendir culto a Jehová (ver pp. 30-31). https://elaguila3008.blogspot.com/2020/08/el-papel-de-israel-en-la-profecia-del.html
21. Vamos a implorar. Isaías describe este mismo movimiento (ver com. Isa.
2: 2-4).
22. Buscar a Jehová. Maravillosos habrían sido los resultados si, al
volver del exilio, los israelitas hubieran cumplido su glorioso destino. Toda
la tierra habría estado preparada para el primer advenimiento de Cristo (ver
pp. 31-32; PR 519-520).
23. Toda lengua. Aquí se representa un movimiento universal.
Tomarán. Un símbolo que destaca más los alcances del movimiento
misionero. Fue una verdadera tragedia que los israelitas se apartaran de su
"glorioso destino, y guardaran, egoístamente para sí lo que habría
impartido sanidad y vida espiritual a incontables multitudes" (PR 520).
Esta
lección es para el "Israel de Dios" (Gál. 6: 16). Ahora Dios está
realizando sus propósitos mediante su iglesia en la tierra (pp. 37-38). Los
miembros deben diseminar la luz de la verdad en todas las naciones (Apoc. 14:
6). La religión de Jesucristo debe ser tan atrayente en sus vidas que otros se
sientan inducidos a rendir su existencia al Salvador. La iglesia de Dios debe
constituirse ahora en tina bendición para el mundo (Zac. 8: 13). 4CBA
COMENTARIOS
DE (EGW).
3, 7-8, 12-13. AL PROCLAMAR las verdades del
Evangelio eterno a toda nación, tribu, lengua y pueblo, la iglesia de Dios en
la tierra está cumpliendo hoy la antigua profecía: "Florecerá y echará
renuevos Israel, y la haz del mundo se henchirá de fruto."(Isa. 27: 6.)
Los que siguen a Jesús, en cooperación con los seres celestiales, están
ocupando rápidamente los lugares desiertos de la tierra; y como resultado de
sus labores obtienen una abundante mies de preciosas almas. Hoy, como nunca
antes, la diseminación de la verdad bíblica por medio de una iglesia consagrada
ofrece a los hijos de los hombres los beneficios predichos siglos ha en la
promesa hecha a Abrahán y a todo Israel, a la iglesia de Dios en la tierra en
toda época: "Bendecirte he, . . . y serás bendición."(Gén. 12: 2.)
Esta promesa de bendición debiera
haberse cumplido en gran medida durante los siglos que siguieron al regreso de
los israelitas de las tierras de su cautiverio. Dios quería que toda la tierra
fuese preparada para el primer advenimiento de Cristo, así como hoy se está
preparando el terreno para su segunda venida. Al fin de los años de aquel
humillante destierro, Dios aseguró misericordiosamente a su pueblo Israel,
mediante Zacarías: "Yo he restituído a Sión, y moraré en medio de
Jerusalem: y Jerusalem se llamará Ciudad de Verdad, y el monte de Jehová de los
ejércitos, Monte de Santidad." Y
acerca de su pueblo dijo: "He aquí, . . . yo seré a ellos por Dios con
verdad y con justicia." (Zac. 8: 3, 7, 8.)
Estas promesas les eran hechas a
condición de que obedecieran. No debían repetirse los pecados que habían
caracterizado a los israelitas antes del cautiverio. El Señor exhortó a los 520
que estaban reedificando: "Juzgad juicio verdadero, y haced misericordia y
piedad cada cual con su hermano: no agraviéis a la viuda, ni al huérfano, ni al
extranjero, ni al pobre; ni ninguno piense mal en su corazón contra su
hermano." "Hablad verdad cada cual con su prójimo; juzgad en vuestras
puertas verdad y juicio de paz."(Zac. 7: 9, 10;8: 16.) Ricas eran las
recompensas, tanto temporales como espirituales, que se prometían a quienes
pusieran en práctica estos principios de justicia. El Señor declaró:
"Habrá simiente de paz; la vid dará su fruto, y dará su producto la tierra,
y los cielos darán su rocío; y haré que el resto de este pueblo posea todo
esto. Y será que como fuisteis maldición entre las gentes, oh casa de Judá y
casa de Israel, así os salvaré, y seréis bendición."(Zac . 8: 12, 13).
Mediante el cautiverio babilónico los
israelitas quedaron eficazmente curados del culto a las imágenes talladas.
Después de su regreso, dedicaron mucha atención a la instrucción religiosa y al
estudio de lo que había sido escrito en el libro de la ley y en los profetas
concerniente al culto del Dios verdadero. La reconstrucción del templo les
permitió seguir con todos los servicios rituales del santuario. Bajo la
dirección de Zorobabel, Esdras y Nehemías, se comprometieron repetidas veces a
cumplir todos los mandamientos y estatutos de Jehová. Los tiempos de
prosperidad que siguieron evidenciaron ampliamente cuán dispuesto estaba Dios a
aceptarlos y perdonarlos; y sin embargo, con miopía fatal, se desviaron vez
tras vez de su glorioso destino, y guardaron egoístamente para sí lo que habría
impartido sanidad y vida espiritual a incontables multitudes. PR 519-520
*13. En menos de un mes después que se
reanudara el trabajo en el templo, los constructores recibieron otro mensaje
alentador. El Señor mismo envió estas instancias por su profeta: "Pues
ahora, Zorobabel, esfuérzate, dice Jehová; esfuérzate también Josué, . . . y
cobra ánimo, pueblo todo de la tierra, dice Jehová, y obrad: porque yo soy con
vosotros, dice Jehová de los ejércitos." (Hag. 2: 4.)
A Israel acampado al pie del
Sinaí el Señor había declarado: "Habitaré entre los hijos de Israel, y
seré su Dios. Y conocerán que yo soy Jehová su Dios, que los saqué de la tierra
de Egipto, para habitar en medio de ellos: Yo Jehová su Dios." (Exo. 29:
45, 46.) Y ahora, a pesar de que repetidas veces "fueron rebeldes, e
hicieron enojar su espíritu santo" (Isa. 63: 10), el Señor les extendió
una vez más la mano para salvarlos, mediante los mensajes de su profeta. En
reconocimiento de la cooperación que daban a su propósito, les renovó su pacto
y promesa de que su Espíritu habitaría entre ellos, y les recomendó: "No
temáis."
Hoy también el Señor declara a
sus hijos: "Esfuérzate, . . . y obrad: porque yo soy con vosotros."
El creyente tiene siempre en el Señor a un poderoso auxiliador. Tal vez no
sepamos cómo nos ayuda; pero esto sabemos: Nunca falta su ayuda para aquellos
que ponen su confianza en él. Si los cristianos pudieran saber cuántas veces el
Señor ordenó su camino, para que los propósitos del enemigo acerca de ellos no
se cumplieran, no seguirían tropezando y quejándose. Su fe se estabilizaría en
Dios, y ninguna prueba podría moverlos. Le reconocerían como su sabiduría y
eficiencia, y él haría que se cumpliese lo que él desea obrar por su medio.
LAS FERVIENTES SÚPLICAS y palabras de
aliento dadas por medio de Ageo fueron recalcadas y ampliadas por Zacarías, a
quien Dios suscitó al lado de aquél para que también instara a Israel a cumplir
la orden de levantarse y edificar. El primer 423 mensaje de Zacarías expresó la
seguridad de que nunca deja de cumplirse la palabra de Dios, y prometió
bendiciones a aquellos que escuchasen la segura palabra profética. PR 422, 423
16. MeM 240; PR 520
Ministerio
Hno. Pio
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