Malaquías
3. Un Emplazamiento Ante El Tribunal (1-15). A. Una amonestación en cuanto al día del Juicio. Concerniente
al mensajero, la majestad y la gracia de Cristo. (1-6). B. Una acusación específica por el robo a Dios. Rebelión, sacrilegio
(7-12). C. Una acusación por
menospreciar a Dios. Infidelidad del pueblo (13-15).
Preparación Para El Día Del Juicio. Promesa de bendición para quienes teman a Dios. (16-18). A. Rescate de los que temen
al Señor (16-17). B. Aniquilación de
los que desprecian al Señor. Al final se sabrá la Diferencia entre los que sirven,
y no le sirven al Señor (18).
1 He Aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos. 2 ¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores. 3 Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia. 4 Y será grata a Jehová la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, y como en los años antiguos. 5 Y vendré a vosotros para juicio; y seré pronto testigo contra los hechiceros y adúlteros, contra los que juran mentira, y los que defraudan en su salario al jornalero, a la viuda y al huérfano, y los que hacen injusticia al extranjero, no teniendo temor de mí, dice Jehová de los ejércitos. 6 Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.
7 Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos? 8 ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. 9 Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. 10 Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; Y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. 11 Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. 12 Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos.
13 Vuestras palabras contra mí han sido violentas, dice Jehová. Y dijisteis: ¿Qué hemos hablado contra ti? 14 Habéis dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia de Jehová de los ejércitos? 15 Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios, y los que hacen impiedad no sólo son prosperados, sino que tentaron a Dios y escaparon.
16 Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová y para los que piensan en su nombre. 17 Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve.
18
Entonces os volveréis, y discerniréis la
diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no
le sirve (Malaquías 3).
1. Mi Mensajero. Dios contesta la última pregunta del capítulo
anterior afirmando categóricamente que viene para juzgar y hacer justicia. Para
la gente de los días de Malaquías este mensaje era una advertencia de que Dios
se ocuparía de sus pecados. Sin embargo, además de su mensaje de advertencia
para los judíos de los días de Malaquías, esta profecía también tiene importancia
mesiánica (ver com. Mar. 1: 2; DTG 132-133). Juan el Bautista fue el
"mensajero" que preparó "el camino delante" del Señor,
predicando el arrepentimiento (Isa. 40: 3-5; Mat. 3: 1-3;11: 10-11; Luc. 3:
2-14).
Vendrá súbitamente a su Templo. Es decir, al lugar santísimo para la obra del juicio
investigador (CS 478-479).
Ángel del pacto. Ver com, Hag. 1: 13. El Señor, o "ángel
[mensajero] del pacto", no es otro sino Cristo, la segunda persona de la
Deidad (ver com. Exo. 3: 2), y debe distinguírselo claramente del
"mensajero" antes mencionado en este versículo. Esta profecía acerca
del "ángel del pacto" no sólo se aplica al tiempo cuando Cristo vino
a su templo durante su primer advenimiento (ver DTG 132-133), sino también a
los sucesos que se relacionan con la terminación de la historia de la tierra y
el segundo advenimiento (ver. CS 477; PP 352).
2. ¿Quién podrá soportar? Cf. Joel 2: 11. Los judíos creían que el Mesías
venía para castigar a los paganos con juicio. Por el contrario, Malaquías
advierte a los judíos que ellos serían los primeros en sufrir el juicio (ver
Amós 5: 18).
Fuego purificador. Así como el fuego separa el metal de la escoria, así
Dios separa a los justos de los impíos mediante su juicio (ver com. vers. 1).
Jabón de lavadores. No es un verdadero jabón -el cual probablemente se
desconocía en la antigüedad- sino un álcali vegetal que se obtenía al quemar
ciertas plantas, y se lo usaba para lavar.
"Lejía de lavandero" (BJ).
3. Se sentará. Se repite el pensamiento previo (vers. 2) para darle énfasis.
Los hijos de Leví. Se menciona especialmente a los sacerdotes como los más responsables de conducir al pueblo en justicia mediante su ejemplo y enseñanza (Mal. 2:1-9; ver com. 2 Crón. 15:3). Afinará. El castigo de los "hijos de Leví" no sólo tenía el propósito de limpiar su alma liberándola del mal, sino también de promover la santidad haciéndolos idóneos para que ofrecieran "a Jehová ofrenda en justicia" (ver Rom. 12: 1; 2 Ped 3:18; DTG 133).
Ofrenda. Heb. minjah (ver com. cap. 1: 10).
4. Grata. Si los sacerdotes y el pueblo eliminaban el pecado,
recuperarían el favor divino (PR 521).
Días pasados. Los judíos pensaban que tiempos tales como los de
Abrahán, Moisés y David habían sido tiempos más o menos ideales.
5. Para juicio. En otras palabras: "He aquí el juicio". Esta
era la respuesta divina a la pregunta: "¿Dónde está el Dios de
justicia?"(cap. 2: 17).
Hechiceros. El desagrado divino se dirigía especialmente contra los que practicaban las artes mágicas paganas (Exo. 22: 18; Deut. 18: 10), por ejemplo, las artes que prevalecían en Babilonia (ver com. Dan. 2: 2). Adúlteros. Otro grupo sobre el cual recaía especialmente la condenación de Dios eran los culpables de inmoralidad, incluso los que se divorciaban ilegalmente (ver com. cap. 2: 14-16). ¡En qué forma impresionante se aplicaría esta misma condenación a miles de personas en la actualidad!
Juran mentira. La LXX dice: "Los que juran falsamente por mi
nombre" (cf. Lev. 19: 12).
Defraudan... al jornalero. Dios exhorta a los que aparentan ser sus seguidores
a que sean justos, y hasta generosos, con los que dependen de su salario para
su sostén cotidiano (Deut. 24: 14-15; Sant. 5: 4).
Viuda... huérfano... extranjero. El Señor dispuso medidas especiales para proteger
los derechos de los que, en cualquier grado, son indefensos, impotentes o
desvalidos (Exo. 22: 21-22; Deut. 24: 17; 27: 19). Se les prohibía a los judíos
que se aprovecharan de los que eran "extranjeros" entre ellos.
6. No cambio. El Señor rechaza de plano la acusación de que pasa
por alto el mal (cap. 2:17). La santidad de Dios es eternamente constante e
inalterable (Núm. 23:19; Sant. 1:17). Precisamente porque Dios no cambia,
permanecerán sus propósitos eternos para su pueblo. Quizá él castigue,
discipline o corrija a los suyos, pero hace todo eso con el propósito de que se
arrepientan y sean salvos.
7. Os habéis apartado. Dios siempre había sido fiel a sus promesas (ver
com. vers. 6). Con todo, el pueblo no había sido leal con Dios, especialmente
en los diezmos y las ofrendas (vers. 8-9).
Volveos a mí. El meollo del mensaje del profeta (ver com. cap. 1:
1) no es pronunciar juicio sobre los pecadores, sino una exhortación al
arrepentimiento y a la fidelidad a Dios, acompañada con un solemne recordativo
de la historia pasada de Israel. "Volver" a Dios es arrepentirse del
pecado y efectuar una reforma completa de la vida. Este es el tema del libro de Joel (Joel 2:
12-13).
¿En qué? Otra vez (ver com. cap. 1: 2) el pueblo revela su
hipócrita justificación propia al formular preguntas a Dios. Ver p. 1144.
8. ¿Robará el hombre a Dios? ¡Qué lenguaje vigoroso! Sin andar con rodeos,
Malaquías maestra específicamente en qué forma el pueblo ha "robado"
a Dios: reteniendo "diezmos y ofrendas" que pertenecen al Señor (cf. Lev.
27: 30, 32; Núm. 18: 21; Neh. 10: 37-39).
Ofrendas. Algunos no alcanzan a comprender que es posible
"robar" a Dios en las "ofrendas" tanto como en los diezmos.
El que entiende sus obligaciones como mayordomo de lo que Dios le confía, dará
generosas ofrendas a Dios de acuerdo con sus posibilidades, "según haya
prosperado" (1 Cor. 16: 2).
9. Malditos sois. El contexto inmediato (ver. 11) permite inferir que
la "maldición" fue escasez en las cosechas y devastación de los campos
(cf. Hag. 1: 6; Mal. 2: 2). Automáticamente la "maldición" siguió a
la desobediencia, así como la bendición siguió a la obediencia (ver pp. 29-30).
No hay un terreno neutral: la conducta de un hombre es correcta o incorrecta, y
Dios es equitativo en su retribución.
La nación toda. La vigorosa condenación del profeta se refiere a
Judá como "la nación toda" y no como al pueblo de Dios. Es evidente
que todos robaban a Dios.
10. Todos los diezmos. O "el diezmo íntegro" (BJ). Esto implica
que si el pueblo pagaba diezmo, no entregaba un diezmo completo o justo. Asegurémonos
de no caer en la misma falta que cometía la gente de los días de Malaquías (cf.
1 Cor. 10: 6-10). El Dador de todo tiene derecho a esperar que le demos
honradamente el diezmo y también las ofrendas voluntarias que podamos.
Ventanas de los cielos. Cf. Gén. 7: 11; 8: 2. No sólo habrá lluvia en
abundancia que quitará todo temor de sequía, sino que a través de esa abertura,
por así decirlo, se derramará generosamente la bendición divina (ver Lev. 26:
3-5).
Bendición. No necesariamente una bendición material, aunque eso
parece resaltar aquí (ver com. vers. 11). En cuanto a las bendiciones materiales
que Dios se proponía prodigar sobre su pueblo, ver pp. 29- 30.
11. Al devorador. Probablemente se refiere a las langostas que
destruían tanto las cosechas (ver com. Joel 1: 4). Dios promete prosperidad
material a los que son fieles en pagar el diezmo.
12. Os dirán bienaventurados. Dios deseaba que su pueblo fuera tan ejemplo
viviente de los resultados de la obediencia (ver pp. 28-31).
https://elaguila3008.blogspot.com/2020/08/el-papel-de-israel-en-la-profecia-del.html
13. Vuestras palabras contra mí han sido violentas. O, "duras me resultan vuestras palabras"
(BJ). Cf. Jud. 15. La LXX dice: "Sobre mí hicisteis pesar las palabras
vuestras". El profeta contrasta aquí las impías murmuraciones del pueblo
(Mal. 3: 13-15) con la recompensa que recibirán los que son fieles a Dios
(vers. 16-18; ver p. 1144).
Y dijisteis. "Y todavía decís" (BJ). Ver com. cap. 1:
2.
14. Por demás. Esto es, nada ganaremos. Sin duda el profeta los
condena porque lo poco que hacían para Dios emanaba de motivos egoístas.
15. Bienaventurados son los soberbios. Los murmuradores no estiman que los humildes y
mansos son "bienaventurados", o benditos por el Señor, sino creen que
los "soberbios" y arrogantes disfrutan de buena fortuna y bienestar
en el mundo (cf. Isa. 13: 11).
Tentaron a Dios. Es decir, los que pusieron a Dios a prueba y lo
provocaron con su impiedad. La LXX dice: "Resistieron a Dios".
16. Temían a Jehová. Malaquías trae un mensaje de esperanza y consuelo para los que todavía son fieles a Dios. Hay un gran contraste entre los inicuos quejosos ya mencionados (vers. 13-15) y los que son realmente justos. Libro de memoria. El profeta alienta a los que se esforzaban por hacer lo correcto, con el pensamiento de que Dios recuerda el servicio consagrado de los suyos (ver com. Dan. 7: 10).
17. Serán para mí. En el día cuando los pecadores de Israel comparezcan
ante el tribunal de la justicia divina, Dios promete reconocer su
"especial tesoro" y preservarlo de la suerte de los impíos.
Especial tesoro. Heb. segullah, "propiedad personal" (BJ), o
"posesión privada" (ver com. Exo. 19: 5; Deut. 7: 6; Sal. 135: 4; cf.
1 Ped. 2: 9).
Los perdonaré. Hay dos razones para que Dios sea misericordioso con
sus hijos fieles: son sus hijos (Juan 1: 12; Rom. 8: 14; Gál. 3: 26) y le
sirven como hijos obedientes (Sal. 103: 13; Apoc. 14: 12).
18. Discerniréis la diferencia. El profeta anticipa un tiempo cuando todo se
aclarará, un tiempo cuando las preguntas suscitadas por la gente de sus días
(caps. 2: 17; 3: 14) serán final y satisfactoriamente contestadas. Tanto en la
historia de Israel como en la vida individual de los israelitas, muchos sucesos
habían dado testimonio de que Dios trata en forma diferente a los justos y a
los impíos. Sin embargo, en el día del Señor se darán pruebas convincentes del
juicio y de injusticia de Dios (Sal. 58: 11). 4CBA
COMENTARIOS
DE EGW
*En los días de Malaquías, los
impenitentes preguntaban en son de burla: "¿Dónde está el Dios de
juicio?" Y recibieron la solemne respuesta: "Luego vendrá a su templo
el Señor, . . . el ángel del pacto. . . . ¿Y quién podrá sufrir el tiempo de su
venida? o ¿quién podrá estar cuando él se mostrará? Porque él es como fuego
purificador, y como jabón de lavadores. Y sentarse ha para afinar y limpiar la
plata: porque limpiará los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata;
y ofrecerán a Jehová ofrenda con justicia. Y será suave a Jehová la ofrenda de
Judá y de Jerusalem, como en los días pasados, y como en los años
antiguos."(Mal. 2: 17; 3:1-4.)
Cuando estaba por aparecer el
Mesías prometido, éste fue el mensaje del precursor de Cristo: Arrepentíos,
publicanos y pecadores; arrepentíos, fariseos y saduceos, "que el reino de
los cielos se ha acercado." (Mat. 3: 2.)
Hoy, en el espíritu y poder de
Elías y de Juan el Bautista, los mensajeros enviados por Dios recuerdan a un
mundo destinado al juicio los acontecimientos solemnes que pronto han de
suceder en relación con las horas finales del tiempo de gracia y la aparición
de Cristo Jesús como Rey de reyes y Señor de señores. Pronto será juzgado cada
uno por lo que haya hecho por medio del cuerpo. La hora del juicio ha llegado,
y a los miembros de su iglesia en la tierra incumbe la solemne responsabilidad
de dar aviso a los que están, por así decirlo, en la misma margen de la ruina
eterna. A todo ser humano que quiera escuchar en este vasto mundo, deben
presentarse claramente los principios que están en juego en la gran
controversia que se desarrolla, pues de ellos dependen los destinos de toda la
humanidad.
En estas horas finales del tiempo
de gracia concedido a los hijos de los hombres, cuando falta tan poco para que
la suerte de cada alma sea decidida para siempre, el Señor del cielo y de 529
la tierra espera que su iglesia se levante a obrar como nunca antes. Los que
han sido libertados en Cristo por un conocimiento de la verdad preciosa son
considerados por el Señor Jesús como sus escogidos, favorecidos por sobre todos
los demás en la tierra; y él espera de ellos que manifiesten las alabanzas de
Aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable. Las bendiciones tan
liberalmente concedidas deben ser comunicadas a otros. La buena nueva de la
salvación debe ir a toda nación, tribu, lengua y pueblo. PR 528,529
1-18. DEMOS A DIOS LO SUYO*
EL SEÑOR ha dado a su pueblo un
mensaje para este tiempo. Está en el tercer capítulo de Malaquías. ¿Cómo podría
el Señor presentar sus requerimientos de una manera más clara y enérgica que en
ese capítulo?
Todos deben recordar que lo que
Dios exige de nosotros supera a cualquier otro derecho. Él nos da
abundantemente, y el contrato que él ha hecho con el hombre es que una décima
de las posesiones de éste sea devuelta a Dios. El confía misericordiosamente
sus tesoros a sus mayordomos, pero dice del diezmo: Es mío. En la proporción en
que Dios ha dado propiedad al hombre, el hombre debe devolverle un diezmo de
toda su substancia. Este arreglo preciso fue hecho por Jesucristo mismo.
Esta obra entraña resultados
solemnes y eternos, y es demasiado sagrada para ser dejada al impulso humano. No
debemos sentirnos libres para tratar este asunto como quisiéramos. En respuesta
a los requerimientos de Dios, deben apartarse reservas regulares como sagradas
para su obra.
Las Primicias. Además del
diezmo, el Señor exige las primicias de todas nuestras ganancias. Se las ha
reservado a fin de que su obra en la tierra pueda ser sostenida ampliamente. Los
siervos del Señor no han de verse limitados a una mísera pitanza. Sus
mensajeros no deben verse estorbados en su obra de presentar palabra de vida. A
medida que enseñan la verdad, deben tener recursos que invertir en el
adelantamiento de la obra que debe ser hecha al debido tiempo para ejercer la
influencia mejor y más poderosa para salvar. Deben realizarse acciones de 36
misericordia; debe ayudarse a los pobres y dolientes. Deben asignarse donativos y ofrendas para
este propósito. Esto debe hacerse especialmente en los campos nuevos, donde
nunca se ha enarbolado el estandarte de la verdad. Si todos los que profesan
ser hijos de Dios, tanto ancianos como jóvenes, cumpliesen su deber, no habría
escasez en la tesorería. Si todos pagasen fielmente el diezmo y dedicasen a
Dios las primicias de sus ganancias, habría abundante provisión de recursos
para la obra. Pero la ley de Dios no es respetada ni obedecida, y esto ha
ocasionado una necesidad apremiante.
Recordemos A
Los Pobres. Todo despilfarro debe ser suprimido de nuestra vida; porque el tiempo que tenemos
para trabajar es corto. En derredor nuestro, vemos necesidades y padecimientos.
Hay familias que necesitan alimentos, pequeñuelos que lloran por pan. Las casas
de los pobres carecen de los debidos muebles y ropa de cama. Muchos de ellos viven en tugurios, casi
completamente privados de las cosas necesarias. El clamor de los pobres llega
al cielo. Dios ve y oye. Pero muchos se
glorifican a sí mismos. Mientras que sus semejantes pasan hambre y miseria,
gastan mucho en sus mesas y comen más de lo necesario. ¡Qué cuenta tendrán que
dar pronto los hombres por el uso egoísta del dinero de Dios! Los que
desprecian las medidas que Dios dispuso para los pobres, encontrarán que no
sólo robaron a sus semejantes, sino también a Dios y malversaron sus bienes.
Todas Las Cosas
Pertenecen A Dios. Todo el bien que el hombre goza proviene de la
misericordia de Dios. El es el grande y bondadoso Dador. Su amor se manifiesta a todos en la abundante
provisión hecha para el hombre. Nos ha
dado un tiempo de gracia en que formar un carácter para las cortes
celestiales. Y si nos pide que
reservemos una parte de nuestras posesiones para él, no es porque necesite
algo. 37
El Señor creó todo árbol del Edén
agradable para los ojos y bueno como alimento, e invitó a Adán y Eva a
disfrutar libremente de sus bondades. Pero hizo una excepción. No debían comer
del árbol del conocimiento del bien y del mal.
Dios se reservó ese árbol como recuerdo constante de que era dueño de
todo. Así les dio oportunidad de demostrar su fe y confianza obedeciendo
perfectamente sus requerimientos.
Así también sucede, con las
exigencias de Dios para con nosotros. Pone sus tesoros en las manos de los
hombres, pero requiere que una décima parte sea puesta fielmente a un lado para
su obra. Requiere que esta porción sea entregada a su tesorería. Ha de serle
devuelta como propiedad suya; es sagrada y debe emplearse para fines sagrados,
para el sostén de los que han de proclamar el mensaje de salvación en todas
partes del mundo. Se reserva esta porción a fin de que siempre afluyan recursos
a su tesorería y se pueda comunicar la luz de la verdad a los que están cerca y
a los que están lejos. Obedeciendo fielmente este requerimiento, reconocemos
que todo lo que tenemos pertenece a Dios.
Sin Excusa. ¿No tiene el
Señor derecho a exigir esto de nosotros? ¿No dio acaso a su Hijo unigénito
porque nos amaba y deseaba salvarnos de la muerte? ¿Y no habrán de afluir a su
tesorería nuestras ofrendas de agradecimiento, para promover su reino en la
tierra? Puesto que Dios es el dueño de todos nuestros bienes, ¿no habrá de
impulsarnos la gratitud a él a presentarle ofrendas voluntarias y de
agradecimiento, en prueba de que lo reconocemos dueño de nuestra alma, cuerpo,
espíritu y propiedad? Si se hubiese
seguido el plan de Dios, estarían ahora afluyendo recursos a su tesorería;
abundarían los fondos que permitirían a los predicadores entrar en nuevos
campos, y podrían unirse obreros a los predicadores para enarbolar el
estandarte de la verdad en los lugares obscuros de la tierra.
Es un plan trazado por el cielo
que los hombres devuelvan 38 al Señor lo que le pertenece; y esto se presenta
tan claramente que los hombres y mujeres no tienen excusa por no comprender ni
cumplir los deberes y responsabilidades que Dios les ha impuesto. Los que
aseveran que no pueden ver que tal es su deber, revelan al universo celestial,
a la iglesia y al mundo, que no quieren ver este requerimiento tan claramente
presentado. Piensan que si practicaran el plan del Señor, se privarían de sus
propios bienes. En la codicia de sus almas egoístas, desean tener todo el
monto, tanto el capital como el interés y usarlo para su propio beneficio.
Dios pone su mano sobre todas las
posesiones del hombre diciendo: Yo soy el dueño del universo, y estos bienes
son míos. El diezmo que habéis retenido lo reservaba para sostener a mis
siervos en su obra de explicar las Escrituras a los que moran en regiones
obscuras y no conocen mi ley. Al usar mi fondo de reserva para satisfacer
vuestros propios deseos, habéis privado vuestras almas de la luz que yo había
provisto para ellas. Habéis tenido oportunidad de manifestarme vuestra lealtad,
pero no lo habéis hecho. Me habéis
robado; habéis hurtado mi fondo de reserva. "Malditos sois con
maldición." (Mal. 3: 9.)
Otra Oportunidad.
El Señor es longánime y misericordioso, y da otra oportunidad a los que han
cometido esa iniquidad. "Tornaos a mí -dice,- y yo me tornaré a vosotros."
Pero ellos dijeron: "¿En qué hemos de tornar?" (Mal. 3: 7.) Han
dedicado sus recursos a servirse y glorificarse a sí mismos, como si fuesen
bienes que les pertenecieran, y no tesoros prestados. Sus conciencias
pervertidas se han endurecido y cauterizado a tal punto que no ven la gran
iniquidad que han cometido al obstaculizar tanto el camino que la causa de la
verdad ya no podía progresar.
Aunque emplea para sí los
talentos que Dios se reservó para publicar la salvación, para enviar las gratas
nuevas de un Salvador a las almas que perecen, el hombre finito pregunta, aun
39 mientras obstruye el camino por su egoísmo: "¿En qué te hemos
robado?" Dios contesta: "Los diezmos y las primicias. Malditos sois
con maldición, porque vosotros, la nación toda, riñe habéis robado." Todo
el mundo está empeñado en robar a Dios. Con el dinero que él les ha prestado,
los hombres se entregan a la disipación, a las diversiones, orgías, banquetes y
complacencias deshonrosas. Pero Dios dice: "Y llegarme he a vosotros a juicio."
(Vers. 8, 9, 5.) Todo el mundo tendrá
que dar cuenta en el gran día en que cada uno será sentenciado según sus obras.
La Bendición. Dios se
compromete a bendecir a los que obedecen sus mandamientos. "Traed todos
los diezmos al alfolí, y haya alimento mi casa; y probadme ahora en esto, dice
Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y vaciaré
sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Increparé también por vosotros
al devorador, y no os corromperá el fruto de la tierra; ni vuestra vid en el
campo abortará, dice Jehová de los ejércitos." (Vers. 10-12.).
Con estas palabras de luz y
verdad delante de sí, ¿cómo se atreven los hombres a descuidar un deber tan
claro? ¿Cómo atreven a desobedecer a Dios cuando la obediencia a sus
requerimientos significa que los bendecirá tanto en las cosas temporales como
en las espirituales, y la desobediencia significa recibir su maldición? Satanás
es el destructor. Dios no puede bendecir a los que se niegan a ser sus
mayordomos fieles. Todo lo que puede hacer es permitir a Satanás que realice su
obra destructora. Vemos que vienen sobre la tierra calamidades de toda clase y
de todo grado; ¿y por qué? El poder restrictivo del Señor no se hace sentir. El
mundo despreció la palabra de Dios. Vive como si no hubiese Dios. Como los
habitantes del mundo en el tiempo de Noé, se niegan a pensar en Dios. La
perversidad prevalece en un grado alarmante, y la tierra está madura para la
siega. 40
Los Que Se Quejan. "Vuestras palabras han prevalecido contra mí dice Jehová. Y dijisteis: ¿Qué hemos hablado contra ti? Habéis dicho: Por demás es servir a Dios; ¿y qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos tristes delante de Jehová de los ejércitos? Decimos pues ahora, que bienaventurados los soberbios, y también que los que hacen impiedad son los prosperados: bien que tentaron a Dios, escaparon." (Vers. 13-15.) Así se quejan los que retienen lo que pertenece a Dios. El Señor les dice que le prueben trayendo sus diezmos al alfolí, para ver si no derramará sobre ellos bendición. Pero albergan la rebelión en su corazón y se quejan de Dios; al mismo tiempo que le roban y disipan sus bienes. Cuando su pecado les es presentado, dicen: He tenido adversidades; mis cosechas han sido pocas; pero los malos prosperan. No vale la pena guardar el mandato del Señor.
Dios no quiere que nadie ande
lamentándose delante de él. Los que así se quejan de Dios han atraído la
adversidad sobre sí mismos. Robaron a Dios, y su causa se vio estorbado porque
el dinero que debería haber afluido a su tesorería se dedicó a fines egoístas.
Fueron desleales a Dios al no seguir el plan prescrito por él. Cuando Dios los
prosperó y les pidió que le diesen su porción, sacudieron la cabeza y no
reconocieron que era su deber hacerlo. Cerraron los ojos de su entendimiento a
fin de no ver. Retuvieron el dinero del Señor, y trabaron la obra que él quería
que se hiciese. Dios no fue honrado por el uso dado a los bienes que él había
confiado. Por lo tanto, dejó caer la maldición sobre ellos, permitiendo que el
devorador destruyese sus frutos y trajese calamidad sobre ellos.
"Los Que
Temen A Jehová" En Malaquías 3: 16 se presenta
una clase de personas diferentes, una clase que se reunía, no para criticar a
Dios, sino para hablar de su gloria y de sus misericordias. Habían sido fieles
a su deber. Habían dado lo suyo al Señor. Daban testimonios 41 que hacían
cantar y regocijar a los ángeles celestiales. No tenían quejas que hacer contra
Dios. A los que andan en la luz y son fieles y leales en el cumplimiento de su
deber, no se les oye quejarse ni emitir críticas. Pronuncian palabras de valor,
esperanza y fe. Son los que se sirven a sí mismos, los que no dan a Dios lo
suyo, los que se quejan.
"Entonces los que temen a
Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito
libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que
piensan en su nombre. Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los
ejércitos, en el día que yo tengo de hacer: y perdonarélos como el hombre que
perdona a su hijo que le sirve. Entonces
os tornaréis, y echaréis de ver la diferencia entre el justo y el malo, entre
el que sirve a Dios y el que no le sirve." (Vers. 16-18.)
La recompensa de la generosidad expresada con toda el alma consiste en que la mente y el corazón son puestos en comunión más íntima con el Espíritu.
El hombre que sufrió desgracias y
se endeudó, no debe tomar la parte del Señor para cancelar sus deudas con sus
semejantes. Debe considerar que se lo está probando en este asunto y que al
usar para sí la parte del Señor roba al Dador. Es deudor a Dios por todo lo que
tiene, pero llega a ser doblemente deudor cuando emplea el fondo del Señor para
pagar lo que debe a seres humanos. Frente a su nombre se escriben en los libros
del cielo las palabras: "Infidelidad a Dios." Tiene que arreglar una
cuenta con Dios por haberse apropiado los recursos del Señor para su propia
conveniencia. Y en su manejo de otros asuntos manifestará la misma falta de
principios que reveló al apropiarse indebidamente de los recursos de Dios. Ello
se verá en todo lo relacionado con sus propios negocios. El hombre que roba a
Dios cultiva rasgos de carácter que le impedirán ser admitido en la familia de
Dios en el cielo. 42
Un empleo egoísta de las riquezas
demuestra que uno es infiel a Dios e incapacita al administrador de los
recursos para el cometido superior del cielo.
Hay por doquiera canales por los
cuales podría fluir la benevolencia. Se producen constantemente necesidades,
hay misiones que se ven estorbadas por falta de recursos. Deberán ser
abandonadas a menos que los hijos de Dios se despierten y comprendan el verdadero
estado de cosas. No esperéis hasta el momento de la muerte para hacer vuestro
testamento, porque debéis disponer de vuestros recursos mientras vivís. 3JT 35-42
EL SOSTÉN DEL EVANGELIO. El Señor ha hecho depender la
proclamación del Evangelio de las labores y donativos voluntarios de todo su
pueblo. El que proclama el mensaje de
misericordia a los hombres caídos tiene también otra obra que hacer, a saber,
la de presentar a la gente el deber de sostener la obra de Dios con sus recursos. Debe enseñarle que una porción de sus
recursos pertenece a Dios, y ha de ser dedicada de una manera sagrada a su
obra. Y debe presentar esta lección,
tanto por su ejemplo como por sus preceptos; debe cuidar de que, por su propia
conducta, no reduzca la fuerza de su enseñanza.
Aquello que ha sido puesto aparte según las Escrituras
como perteneciente al Señor, constituye la renta del Evangelio, y ya no es
nuestro. No comete menos
que un sacrilegio el hombre que saca de la tesorería de Dios para servirse a el
mismo, o a otros en sus negocios seculares.
Algunos han sido culpables de sacar del altar de Dios lo que le había
sido dedicado especialmente. Todos deben
considerar este asunto en la debida luz.
Cuando se halle en estrecheces, no tome nadie dinero consagrado a
propósitos religiosos para emplearlo para su propio beneficio, acallando su
conciencia con decir que lo devolverá en algún tiempo futuro. Mucho mejor será reducir los gastos para que
correspondan a los ingresos, restringir las necesidades y vivir dentro de los
recursos de uno, que emplear el dinero del Señor para fines seculares.
Dios ha dado indicaciones
especiales acerca del uso del diezmo. Él
no se propone que su obra quede 237 estorbada por falta de recursos. A fin de que no se haga la obra al azar ni se
cometan errores, él ha presentado muy claramente nuestro deber acerca de estos
puntos. La porción que Dios se ha
reservado no ha de ser dedicada a ningún otro propósito que el especificado por
él. No se sienta nadie libre para
retener su diezmo, a fin de emplearlo según su criterio. No se ha de emplear para uso propio en caso
de emergencia, ni debe dársele la aplicación que parezca conveniente, ni
siquiera en lo que pueda considerarse como obra del Señor.
EL EMPLEO DEL
DIEZMO. El predicador debe, por precepto y ejemplo, enseñar a la gente a
considerar el diezmo comió sagrado. No
debe creer que puede retenerlo y emplearlo según su propio criterio porque sea
predicador. No le pertenece. No tiene libertad de dedicar a sí mismo
cuanto le parezca debido. No debe
prestar apoyo a los planes que tiendan a distraer de su uso legítimo los
diezmos y ofrendas dedicados a Dios. Han
de ser puestos en la tesorería del Señor, y tenidos por sagrados para su
servicio, según la indicación divina.
Dios desea que todos sus
mayordomos sigan exactamente las disposiciones divinas. No han de trocar los planes de Dios haciendo
algún acto de caridad, o dando algún donativo o alguna ofrenda, cuando y como
les parezca bien a los agentes humanos.
Es un método muy deficiente para los hombres tratar de mejorar el plan
de Dios, e inventar un cambio, sacando a luz sus buenos impulsos en ésta o es
otra ocasión y oponiéndolos a los requisitos de
Dios. Dios pide a todos que
apoyen con su influencia el arreglo que él hizo. Él ha dado a conocer su plan; y todos 238 los
que quieran cooperar con él deben llevarlo a cabo, en vez de atreverse a
intentar mejorarlo.
El Señor instruyó así a Moisés
acerca de Israel: "Tú mandarás a
los hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas, molido, para la
luminaria, para hacer arder continuamente las lámparas."*Éxodo 27:20. Esta
había de ser una ofrenda continua, a fin de que la casa de Dios estuviese
debidamente surtida de lo que era necesario para su servicio. Su pueblo de hoy ha de recordar que la casa
de culto es propiedad del Señor, y que ha de ser escrupulosamente cuidada. Pero los fondos para esta obra no han de
provenir del diezmo.
Me ha sido dado un mensaje muy
claro y definido para nuestros hermanos.
Se me ordena que les diga que están cometiendo un error al aplicar el
diezmo a diversos objetos, que, aunque buenos en sí, no son el objeto al cual
el Señor dijo que debe aplicarse. Los
que hacen tal uso del diezmo se apartan del arreglo del Señor. Dios juzgará estas cosas.
El uno razona que el diezmo puede
aplicarse a fines escolares. Otros
razonan que los colportores deben ser sostenidos por el diezmo. Pero se comete un gran error cuando se aparta
el diezmo del objeto al que ha de ser dedicado, a saber, el sostén de los
predicadores. Debiera haber ahora en el
campo cien obreros bien calificados donde hay tan sólo uno.
UNA OBLIGACIÓN
SOLEMNE. El diezmo es sagrado, reservado por Dios para sí. Ha de ser traído a su
tesorería para ser empleado en el sostén de los obreros evangélicos en su
obra. Durante 239 mucho tiempo el Señor
ha sido robado porque había quienes no se daban cuenta de que el diezmo es la
porción reservada por Dios. Algunos han
estado descontentos, y han dicho: "No pagaré más mi diezmo; porque no
tengo confianza en el modo en que se manejan las cosas en el centro de la
obra." Pero ¿robaréis a Dios porque os parezca que, la dirección de la obra no
es correcta? Presentad vuestras quejas,
clara y abiertamente, con el debido espíritu, a quienes incumba. Enviad vuestras peticiones para que se
ajusten y pongan las cosas en orden; pero no os retiréis de la obra de Dios, ni
os demostréis infieles, porque otros no estén haciendo lo recto.
Leed con cuidado el tercer
capítulo de Malaquías, y ved lo que Dios dice acerca del diezmo. Si nuestras iglesias quieren basarse
firmemente en la Palabra del Señor, y ser fieles en pagar su diezmo a su
tesorería, más obreros serán animados a emprender la obra ministerial. Habría más hombres que se dedicarían al
ministerio si no se les hablase de la tesorería exhausta. Debiera haber abundante provisión en la
tesorería, y la habría si corazones y manos egoístas no hubiesen retenido los
diezmos, ni los hubiesen empleado para sostener otros ramos de trabajo.
Los recursos reservados por Dios
no se han de emplear de tal modo azaroso.
El diezmo pertenece al Señor, y los que estorban sus planes serán
castigados con la pérdida de su tesoro celestial, a menos que se
arrepientan. No siga siendo Impedida la
obra por haber sido distraído el diezmo en varios conductos diferentes de aquel
al cual el Señor dijo que debía ir. Ha de hacerse provisión para estos otros
ramos de trabajo, los cuales han de ser sostenidos, pero no por el diezmo. Dios no ha cambiado; el diezmo ha de ser 240
usado todavía en el sostén del ministerio. El abrir nuevos campos requiere más ministros
eficientes de los que tenemos ahora, y debe haber recursos en la tesorería.
A aquellos que salen como
predicadores les incumbe una solemne responsabilidad, que es extrañamente
descuidada. A algunos les gusta predicar,
pero no dedican labor personal a las iglesias.
Hay gran necesidad de instrucción acerca de las obligaciones y deberes
hacia Dios, especialmente acerca de pagar honradamente el diezmo. Nuestros predicadores se sentían tristemente
agraviados si no se les pagase puntualmente por su trabajo; pero ¿quieren ellos
considerar que debe haber alimento en la tesorería de Dios para sostener a los
obreros? Si ellos dejan de cumplir con
todo su deber en educar a la gente a ser fiel en pagar a Dios lo suyo, habrá
déficit de recursos en la tesorería para llevar a cabo la obra del Señor.
El sobreveedor de la grey de Dios
debe desempeñar fielmente su deber. Si
él asume la actitud de que, porque no le agrada, lo dejará para que lo haga
otro, no es un obrero fiel.
Lea en Malaquías las palabras en
que el Señor acusa a su pueblo dé haberle robado al retener los diezmos. El
poderoso Dios declara: "Malditos
sois con maldición."*Mal. 3:9. Cuando el que ministro en palabra y
doctrina ve que la gente sigue una conducta que le reportará maldición, ¿cómo
puede descuidar su deber de darles instrucción y amonestación? A cada miembro de la iglesia debe enseñársele
a ser el en cuanto a pagar honradamente el diezmo. "Testimonies for the
Church," tomo 9, págs. 246-251 241. OE 239
UN DIEZMO FIEL. Cooranbong, Australia, 10 de septiembre de 1896. Muchos presidentes de asociaciones de estado no atienden aquello que es su trabajo: ver qué los ancianos y los diáconos de las iglesias hagan su obra en ellas, tratando de que entre un diezmo fiel en la tesorería. Malaquías ha especificado que la condición de la prosperidad consiste en traer a la tesorería de Dios aquello que pertenece al Señor. Este principio necesita ser presentado con frecuencia ante los hombres que son descuidados en su deber para con Dios, y que son flojos y laxos en traer sus diezmos, dones y ofrendas a Dios. "¿Robará el hombre a Dios?" "¿En qué te hemos robado?" es la pregunta formulada por los mayordomos infieles. La respuesta se formula de manera sencilla y positiva: "Los diezmos y las primicias malditos son con maldición, porque vosotros, la nación toda me habéis robado. Traed todos los diezmos al alfolí, y halla alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde". Leed por favor todo este capítulo, y considerad si se pueden hablar palabras más claras y positivas que éstas. Son tan positivas que nadie que desee comprender todo su deber para con Dios, necesita cometer un error en este asunto. Si los hombres ofrecen alguna excusa para explicar por qué 311 no cumplen con su deber, es porque son egoístas, y porque no tienen el amor y el temor de Dios en sus corazones. TM 310
5TS 168
1. CS 477; PR 516
1-3. DTG 133
1-4. PR 528
2. PP 352; 2T 459
2-3. CS 679; 1JT 475; MeM 94
2-4. CS 478
3. CRA 57; 1JT 115; 2JT 187, 189; NB
68;PP 122; 1T 355; 2T 269, 317; 3T 417;4T 221; TM 453
3-4. 1JT 426
5. CMC 134, 149; CS 478; 3JT 39; MM
92;PR 482; PVGM 351; 2T 157, 159; 4T 490
6-7. TM 311
7. CMC 94; 1JT 43; 3JT 38; PP 161;
PR 521; 4T 208; Te 116
7-8. PVGM 130
7-12. PR 522; 6T 446
8. CMC 79, 90, 100, 263; COES
156; ECFP 40; Ed 138; HAp 271; 1JT 338,
511,550, 556, 558; 2JT 331; PP 531; 2T 653;4T 474; 5T 643; 4TS 70
8-9. CMC 53, 97; HAp 273; 1JT
175;PVGM 352; 1T 221; 2T 59
8-10. CMC 71, 82, 87, 95; 1JT 374;
3T 510;TM 310, 312
8-11. 1T 222
8-12. 3JT 39; 3T 409
9. CMC 90; 3JT 38; MJ 304; OE 240
9-10. 5T 275
10. CH 374; CMC 43, 80, 88, 94, 211,
313;Ed 134; HAp 272; 2JT 41; MJ 305; PP 569; 2T 576, 601; 5T 643; 9T 251; TM 57
10-12. Ed 136; PVGM 130; 5T 153
11. CMC 94; PP 566; 5TS 166
11-12. 1JT 374; TM 313
13-14. 5T 287
13-15. 3JT 40
13-18. TM 280
14. 2JT 504; SC 245; SR 60
16. CC 102; CMC 92; CS 535; MJ 345;
PE 114; PVGM 385
16-17. CM 258; 2JT 242; MeM 213; SC
265; 4T 330; TM 79
16-18. 3JT 41
17. CS 692; HAp 478; 2JT 24, 125; PE
70; PVGM 104, 265; SC 234, 330; 5T 408; TM 237; 5TS 171
18. CMC 134; COL 58; CS 697; Ev
430-431, 449; 3JT 131, 251, 284, 358; MC 135; PP 355; SC 49, 326; 2T 125; 5T
227; TM 270, 274
Ministerio
Hno. Pio
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